EL TELÉGRAFO

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EL TELÉGRAFO
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IGNACIO CANTÓ SALINAS
Septiembre 2004
NOTA DEL ALUMNO.
Cuando me planteé la redacción de un trabajo para la signatura de
redes dudaba en el tema a elegir, viendo los trabajos presentados por
mis compañeros en años anteriores se me hacía difícil pensar en un tema
nuevo que todavía no se hubiera tocado.
Leer títulos como
UMTS, ADSL, GPRS, etc, digamos que me
asustaba un poco en el sentido de que no sabia si iba a ser capaz de
contar nada nuevo, ¿nuevo en que sentido? por que, como Yo, mis
compañeros no hacían más que poner en conocimiento de quien los
escuchara información, que no por ser más "joven" por eso era mejor.
Entonces llegué a la conclusión de que mi trabajo iba a ser de algo de
comunicación pero "viejo", en el mejor sentido de la palabra, pero no por
ello conocido, haría mi trabajo sobre algo que tuviera que ver con la
comunicación y con las redes. Pensando se me ocurrió que, ¿qué mejor
homenaje a la comunicación humana que hablar sobre el telégrafo?, que
bajo desde mi punto de vista fue el primer instrumento de comunicación
a distancia de la era moderna.
INTRODUCCIÓN.
La palabra telégrafo proviene de las palabras griegas tele que
significa lejos y grapho, escribir. Su significado es "escribir a distancia".
Con el desarrollo de la civilización y de las lenguas escritas surgió
también la necesidad de comunicarse a distancia de forma regular, con el
fin de facilitar el comercio entre las diferentes naciones e
imperios,también ¿cómo no? influyo el arte de la guerra, ¿de dónde sino
saldría en el futuro la red de redes?
De los diferentes tipos de servicios de comunicación de la
antigüedad, el más notable fue el sistema de relevos del Imperio persa.
Jinetes a caballo transportaban mensajes escritos de una estación de
relevos a otra. Basándose en este sistema, los romanos desarrollaron su
propio sistema de postas. En Extremo Oriente también se emplearon
sistemas similares.
Cuando se pone en marcha la red telegráfica, no existe alternativa
posible al telégrafo en términos de velocidad de la transmisión de la
información. A pesar de la modernización del correo a la que se había
llegado, comparando ambos sistemas las ventajas de telégrafo resultan
indiscutibles. Por eso el telégrafo, tanto en sus versiónes hidráulica, óptica
como eléctrica, nació amparado y justificado por las necesidades de
información de los aparatos de poder, ya fuera la Corte, el Estado en su
dimensión político-administrativa y como ejecutor de la autoridad con su
componente de orden público o la institución militar. No es, pues, de
extrañar que fuera el Estado quien tomará la iniciativa técnico-financiera
en la construcción de las redes telegráficas.
ORÍGENES Y EVOLUCIÓN.
La telegrafía tiene orígenes muy antiguos. Sus antecedentes más
remotos se encuentran en los redobles de tambores y en las señales de
humo.
Entre los soldados romanos, los mensajes se enviaban a través de
los bruñidos escudos que reflejaban la luz del día, los cuales eran movidos
en determinadas posiciones.
En Argelia, hace aproximadamente mil años, se comunicaban a
través de espejos en cuya superficie se reflejaba la luz solar, práctica que
aún podemos ver en los juegos de los niños.
Uno de los sistemas de comunicación por señales más originales y
característicos de la antigua Grecia era el telégrafo hidráulico. Este
dispositivo que, según los historiadores, fue inventado por el cartaginense
Eneas, consistía en dos cilíndricos idénticos (uno servía de transmisor y el
otro de receptor) perfectamente conectados y colocados en dos colinas
separadas entre sí. Ante la señal, la persona al cargo del equipo de
transmisión soltaba una válvula que llenaba de agua los tubos, y a partir
de ahí se enviaba el mensaje que era recibido en unos recipientes por la
persona encargada del equipo transmisor.
En el telégrafo hidráulico, el papel que desempeña el receptor es
pasivo: se limita a recibir los mensajes, pero no puede hacer nada en caso
de tener duda acerca de los mismos. Fue Polibio el que, en el siglo IV
a.d.C, ideó un sistema en el que, mediante el uso de una serie de
antorchas colocadas en el lado del receptor, éste podía comunicarse con el
emisor. Así, cuando el transmisor enviaba su mensaje, el receptor lo
recibía y emitía, a través de las antorchas, una señal de confirmación al
transmisor cuando no tenía duda acerca del mensaje recibido; en caso de
duda, le enviaba una solicitud de volver a retransmitir.
Al principio, cuando el alcance requerido por el sistema hidráulico
era mayor que el permitido por la tecnología, se realizaba la comunicación
por etapas, cubriendo distancias cortas y repitiendo los mensajes hasta
que llegarán a su destino. En este sistema, Polibio también introdujo una
modificación. Ésta consistía en la introducción de repetidores, cada uno de
las cuales desempeñaba el papel de receptor, por una parte, con todas las
funciones que éste tiene asociadas y, por la otra, el de transmisor hacia la
siguiente etapa, también con cada una de las funciones que tiene asociado
un transmisor. Este sistema facilitaba al receptor la toma de decisiones
acerca del mensaje transmitido.
En la Francia de finales s.XVIII se recibía el primer telegrama optico,
en cuyo texto se anunciaba la toma por parte del ejército republicano
francés de las plazas fuertes de Landrecies y Condé. La noticia había sido
transmitida hasta París desde la ciudad de Lille, a través de una línea de
telegrafía óptica de 230 kilómetros, montada sobre 22 torres, la última
de las cuales estaba ubicada en la cúpula del Louvre.
Claude Chappe había concebido en 1790 un sistema de señales
ópticas, a través de las cuales y del correspondiente código, se podían
transmitir signos alfabéticos y numéricos a distancia. En la perfección de
su sistema contó Chappe con la inestimable ayuda de Abraham Louis
Breguet, relojero suizo que residía en París, quien incorporó algunos
dispositivos al primitivo prototipo de Chappe. El éxito de esta primera
línea posibilitó la creación de una completa red de telegrafía óptica en
Francia, bajo la dirección de Chappe hasta su muerte en 1805. El telégrafo
óptico encontró su máximo desarrollo en la Francia napoleónica, las
necesidades militares del Imperio obligaban a una rápida transmisión de
las noticias, cuando a mediados del siglo XIX apareció la telegrafía
eléctrica, en Francia el entramado de las líneas de la telegrafía óptica
alcanzaba casi los 5.000 kilómetros.
España no fue ajena a esta corriente. Cronológicamente el primer
ensayo corresponde al del profesor del Observatorio Astronómico de
Madrid, Salvador Ximénez Colorado. En 1799, Josef Fornell presentaba a
la Corte "un método para transmitir las noticias con brevedad", sistema
basado en un panel rectangular en el cual se movían horizontal y
verticalmente 11 bolas o faroles, forrados con lienzo. El Ministro de Estado
Mariano Luis de Urquijo remitió el proyecto a Agustín de Betancourt, que
estaba desarrollando su propio sistema de telegrafía. El informe redactado
por Betancourt criticaba el sistema de Fornell por la dificultad de su uso, la
lentitud y el riesgo frecuente de averías provocadas por el viento.
Agustín de Betancourt conoció las dos principales versiones del
telégrafo óptico: la francesa y la inglesa. Sus dudas ante la efectividad de
ambos sistemas le indujeron a idear un nuevo tipo de telégrafo,
presentándolo ante la Academia de Ciencias del Instituto de Francia. A
pesar de los elogios y respaldos conseguidos, la oposición frontal de
Chappe, entonces en la Jefatura de los Telégrafos franceses, hizo
imposible que Francia adoptase el sistema ideado por Betancourt.
El sistema suponía un avance considerable respecto al de Chappe,
tanto en velocidad de transmisión como en la seguridad a la hora de
captar los mensajes de una torre a otra.
Vuelto Betancourt a España, consiguió de Carlos IV una Real Orden,
por la que se aprobaba el Proyecto para la instalación del telégrafo óptico
en España. Posiblemente el tramo Madrid-Aranjuez fue el único que se
construyó en esas fechas, entrando en funcionamiento a partir de agosto
de 1800. En los primeros años del siglo XIX funcionó en Cádiz un telégrafo
óptico de carácter estrictamente militar, creado por Francisco Hurtado,
teniente coronel de Ingenieros. El sistema de tipo semafórico, muy
parecido al que luego utilizaron los ferrocarriles, se instaló a partir de
1805 en cuatro líneas, que unían Cádiz con Sanlucar de Barrameda,
Medina Sidonia, Chiclana y Jerez, algunas de las cuales se mantuvieron en
funcionamiento hasta 1820.
La crisis del Antiguo Régimen, sobre todo en su vertiente
hacendística, fue un lastre considerable para la expansión de la red
telegráfica. Un nuevo intento surge a principios de la década de 1830,
Juan José Lerena, teniente de navío, fue encargado, de instalar una red de
telegrafía óptica entre Madrid y los Sitios Reales con cuatro estaciones:
Torre de los Lujanes en Madrid, cerro de los Angeles, cerro de Espartinas
en Valdemoro y "Monte Parnaso" en Aranjuez. Su uso quedaba reservado
a la familia real. En años posteriores se siguió construyendo la red del
telégrafo óptico: el 24 de julio de 1832, la línea Madrid-San Ildefonso, con
torres intermedias en el Puerto de Navacerrada y en Hoyo de Manzanares;
en marzo de 1834, la línea Madrid-Carabanchel de Arriba; en julio de
1834, la de San Ildefonso-Riofrío, y el 28 de agosto de 1.834 se iniciaba la
de Madrid-El Pardo.
Este primer núcleo, proyectado como el embrión de la futura red de
telegrafía óptica en España, no pasó de tal estadio. En 1836, la crisis
política y hacendística imposibilitaron la continuidad del proyecto de
Lerena.
Habrá que esperar a la década de 1840 para que la instalación de
las líneas telegráficas ópticas registre un nuevo impulso. De las
numerosas líneas previstas sólo se construyeron tres, que enlazaban la
capital con Irún, Cádiz y La Junquera. La primera de ellas, conocida como
la línea de Castilla, comenzó a construirse en 1844 entrando en
funcionamiento el 2 de octubre de 1846. A través de sus 52 torres, unía
Madrid con la frontera francesa y con Valladolid, Burgos, Vitoria y San
Sebastián. La segunda línea, la de Cataluña por Valencia, sólo funcionó
plenamente a partir de 1849 en el tramo entre Madrid y Valencia a través
de 30 torres. También funcionaron los ramales Valencia-Castellón,
Barcelona-Tarragona, Barcelona-La Junquera y Tarancón-Cuenca. Por
último, la tercera línea construida fue la de Andalucía que, a través de sus
59 torres, comenzó a funcionar por tramos, el de Madrid-Puertollano lo
hizo en junio de 1850, hasta su conclusión en febrero de 1853. Esta
última línea tenía torres en varias capitales intermedias, Toledo, Ciudad
Real, Córdoba y Sevilla, además de en Jerez de la Frontera y Aranjuez,
siendo el tramo Madrid-Aranjuez el de mayor frecuencia de uso por las
prolongadas estancias de la Corte en esta ciudad. La casi simultánea
instalación de la red de telegrafía eléctrica hizo que el telégrafo óptico
tuviera una vida muy corta, así la línea Madrid-Irún dejo de funcionar en
1855 y la de Cádiz, la última en ser desmontada, en 1857.
En realidad, la invención del telégrafo podría haber tenido lugar un
siglo antes, ya que desde hacía mucho tiempo se sabía de la posibilidad
existente de transmitir mensajes a través de la electricidad, pero a los
pensadores de ese siglo les faltó imaginación y no pudieron darse cuenta
que la transmisión debía realizarse utilizando un código de señales.
El origen de la telegrafía eléctrica se ubica en aquella botella de
Leiden que utilizó el físico inglés Stephen Gray para transmitir a través de
un pequeño cable una corriente eléctrica, a una distancia aproximada de
300 metros.
En el año 1753, ocho años después del descubrimiento de la botella
de Leiden, una carta anónima fue enviada a la revista Scott's, la cual
decía: "Aquellos que disponen de alguna experiencia en electricidad saben
que la energía eléctrica puede ser transportada de un lugar a otro por
medio de conductores".
En su parte final, anunciaba: "Tendamos, pues, horizontalmente, entre
dos puntos determinados, una red de hilos metálicos, en igual número al
de las letras del alfabeto, paralelos entre sí".
Esta idea, que pretendía la necesidad de tender varios hilos
metálicos, no era una solución apropiada, porque la lentitud de
transmisión sería tremenda.
El mismo error fue cometido por Ampere setenta años más tarde, al
pensar que para el telégrafo eran necesarios "tantos hilos metálicos y
tantas agujas magnéticas como letras hay".
En 1812, Sommering construyó un telégrafo eléctrico de
características similares a la idea de Ampere. Tenía 35 circuitos diferentes
y transmitía el mensaje letra por letra. Esto hacía que la lentitud de
transmisión fuera enorme, motivo que hizo desaparecer por completo y en
muy poco tiempo a su invento.
Charles Wheatstone y William Cooke lograron construir un telégrafo
eléctrico más funcional, el mismo que se instaló en el Reino Unido de la
Gran Bretaña en 1836 y fue utilizado por el ferrocarril que corría de
Londres a Blackwall.
Era evidente que el descubrimiento del telégrafo eléctrico maduraba
notablemente, faltando muy poco para que este sistema de comunicación
se hiciera realidad.En el siglo XIX tuvieron lugar dos descubrimientos que
fueron trascendentales en ese aspecto. Uno fue el electroimán y el otro, el
relé de Morse, que permitió que circuitos independientes sucesivos
transmitieran una señal a distancias indefinidas.
Sin embargo, aún era imperfecto y sus cinco líneas de alambre
hacían costoso el servicio. Sus inventores lograron reducir finalmente las
líneas de alambre, primero a dos y luego a una sola.
El telégrafo moderno, que empezó a usarse a partir de 1837, es un
aparato que transmite mensajes codificados a larga distancia mediante
impulsos eléctricos que circulan a través de un cable conductor.
Un esquema del telégrafo se puede ver al final de este párrafo. Se
trata de una batería que tiene una de sus terminales conectada a un
extremo de un manipulador o llave, que al accionarlo cierra el circuito
eléctrico. La otra terminal de la batería se conecta a tierra. El otro
extremo del manipulador se conecta al cable que se unirá a la otra
estación del telégrafo, en donde el cable se conecta a un electroimán. Un
extremo de la batería del electroimán se conecta a tierra; de esta manera
se cierra el circuito eléctrico. Al cerrar el circuito bajando el manipulador,
la bobina se acciona y se vuelve un electroimán y atrae a un estilete que
puede imprimir una marca en una hoja de papel que gira, este es el
sistema que por cierto usan las primeras impresoras, llamadas de agujas.
En lugar del estilete se puede colocar algún dispositivo que produzca
sonido.Es así como se puede transmitir una señal de un extremo al otro
del sistema.
La persona que le dio gran impulso fue el estadounidense Samuel
Morse , quien inventó un código que lleva su nombre. Este código consiste
en una combinación de puntos y rayas, en donde la duración del punto es
una unidad y la de la raya es de tres unidades. Cada letra o número es
una combinación predeterminada de puntos y rayas. La transmisión de
una unidad significa que durante ese tiempo el manipulador está
conectado, cerrando el circuito eléctrico.
Signo Código
A
*B
-***
C
-*-*
D
-**
E
*
F
**-*
G
--*
H
****
I
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Signo Código
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9
----*
.
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--**-?
**--**
Código Morse
El primer modelo telegráfico que desarrolló el inventor fue
presentado en el año 1835. En 1938, realizó una demostración de su
aparato en la Universidad de Nueva York, transmitiendo el primer
mensaje: "Atención, Universo".
En el transcurso de los experimentos con dicho instrumento, Morse
descubrió que las señales sólo podían transmitirse correctamente a unos
32 Km. Más allá las señales se hacían demasiado débiles como para poder
registrarlas. Morse y sus colaboradores desarrollaron un aparato de relés
que podía acoplarse a la línea telegráfica a unos 32 Km. de la estación
emisora de señales a fin de repetirlas automáticamente y enviarlas a otros
32 Km. más allá. El relé estaba formado por un conmutador accionado por
un electroimán. El impulso que llegaba a la bobina del imán hacía girar un
armazón que cerraba un circuito independiente alimentado por una
batería. Este mecanismo lanzaba un impulso potente de corriente a la
línea, que a su vez accionaba otros relés hasta alcanzar el receptor.
Algunos años después de que Morse hubiera desarrollado su equipo
receptor y lo hubiera exhibido de forma satisfactoria, los operadores
telegráficos descubrieron que resultaba posible diferenciar entre los
puntos y las rayas por el simple sonido, cayendo en desuso el aparato de
registro de Morse. Sin embargo, los demás principios básicos del sistema
Morse siguieron utilizándose en los circuitos de telegrafía por hilo.
Morse trabajó mucho para construir una línea telegráfica
prolongada, pero para conseguirlo necesitaba que el Congreso de su país
aprobara un presupuesto de 30,000 dólares, los cuales serían destinados
a construir una línea telegráfica de 60 Kilómetros de longitud..El viernes
24 de mayo de 1844 la línea fue inaugurada y se transmitió el primer
telegrama de la historia. El mensaje fue escogido por la hija de un amigo
de Morse, Annie Ellsworth y consistió en la famosa cita bíblica de Números
23, 23: "¡Qué cosas trae Dios!"
Con el desarrollo del telégrafo eléctrico se dispuso, por primera vez
en la historia del Humanidad, de un sistema de telecomunicaciones que, a
diferencia de los telégrafos ópticos que lo precedieron, estaba disponible
24 horas al día, independientemente de las condiciones climatológicas.
El telégrafo se utilizó primero para transmitir mensajes a distancias
relativamente cortas, digamos dentro de una ciudad. Al transcurrir el
tiempo hubo necesidad de aumentar la distancia de operación. De
hecho,como ya he comentado, muchos inventores como Morse, Charles
Wheatstone y otros, mejoraron y ampliaron los sistemas telegráficos,
debido al valor monetario que representaba transmitir las noticias acerca
de los precios de las mercancías, y para difundir diferentes sucesos. Las
noticias significaban dinero y el telégrafo eléctrico permitió obtenerlas con
rapidez.
En España tenemos a un pionero de la telegrafía: el médico
Francisco Salvá, en 1804, utilizó la pila de Volta para transmitir mensajes
a un kilómetro de distancia. Y antes, en 1795, había descrito lo que más
tarde sería la telegrafía sin hilos de Marconi.
El 1º de marzo de 1855 se abrió al servicio público la única línea de
telegrafía eléctrica existente en esa fecha, que unía Madrid con Irún.
Desde el año anterior en que comenzó a funcionar sólo lo hizo para
transmitir los despachos oficiales y los del propio servicio telegráfico. Una
de las causas que aceleró la apertura al servicio público de esta línea,
además de las lógicas demandas de los sectores comercial y financiero,
fueron los acuerdos suscritos con Francia, el 24 de noviembre de 1854 y
31 de enero de 1855, en los que se sentaron las bases de la
correspondencia telegráfica internacional privada.
Hacia mediados de siglo se presentó la necesidad de ampliar la red
telegráfica entre Europa y América. Fue gracias al gran talento de uno de
los más eminente físicos de la época, el inglés William Thomson, lord
Kelvin, que se hicieron los estudios necesarios para instalar en 1866 el
primer cable trasatlántico que conectó a Wall Street en Nueva York con la
City en Londres.
El desarrollo del telégrafo creó la necesidad de contar con
electricistas hábiles, por lo que se crearon escuelas técnicas y superiores
de las que regresarían los que posteriormente se llamarían ingenieros
electricistas. Los diferentes problemas técnicos que se presentaron en el
tendido de los cables, en el mejoramiento de los equipos telegráficos, y en
el desarrollo de la teoría de la transmisión de señales fueron materia de
investigación en departamentos científicos de las universidades
Dado que la telegrafía resultaba demasiado costosa para poder
implantarla con carácter universal, se desarrollaron diferentes métodos
para enviar varios mensajes simultáneamente por una misma línea. En la
telegrafía dúplex, el primer avance de este tipo, se puede transmitir un
mensaje simultáneo en ambas direcciones entre dos estaciones. En la
telegrafía cuádruplex, inventada en 1874 por Thomas Edison, se
transmitían dos mensajes simultáneamente en cada dirección. En 1915 se
implantó la telegrafía múltiple que permitía el envío simultáneo de ocho o
más mensajes.
Actualmente en la Era de las comunicaciones el uso del telégrafo
ha desaparecido prácticamente en su totalidad y el código Morse ha
dejado de ser utilizado en las comunicaciones.
El 31 de enero de 1997, la Guardia Costera Francesa transmitió su
último y poético mensaje en el código: "Atención todos. Este es nuestro
último grito antes de nuestro silencio eterno".
BIBLIOGRAFÍA Y U.R.L. CONSULTADOS:
-Las comunicaciones en la construcción del Estado contemporáneo en
España. 1700-1936.
Martínez Lorente, G. y Otero Carvajal, L.E
-Las primeras redes de datos.
Gerard J. Holzmann y Björn Pehrson
-http://webs.sinectis.com.ar/mcagliani/htelegrafo.htm
-http://www.geocities.com/kasen667/el_telegraf.html
-http://www.fundacion.telefonica.com/museo/educa/recur/invent/8.html
-http://www.fundacion.telefonica.com/museo/nave/prin/nave/sup/6.htm
-http://icarito.latercera.cl/especiales/medios/telegrafo.htm
-http://es.wikipedia.org/wiki/C%C3%B3digo_Morse
-http://www.infonegocio.com/oleguervm/CW.htm
-http://aula.elmundo.es/aula/noticia.php/2001/10/15/aula1014071.html
-http://www.radiocentro.com.mx/grc/homepage.nsf/grc/redam.nsf
-http://www.rrppnet.com.ar/hiscomunicacion.htm
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