TEMA 4: La personalidad del arte japonés en la era cortesana de Heian (794-1185/1192) 1. Historia, religión y cultura. 1.1. Evolución histórica del Japón durante el periodo Heian. A. El inicio del periodo: la creación de la ciudad de Heian en 794 La creación de la nueva capital de Heian en el año 794 marca el inicio de periodo denominado Heian. La fundación de esta ciudad respondió a unas determinadas causas políticas. Como ya se explicó con anterioridad, durante el periodo Nara se había producido un paulatino aumento del poder de las grandes familias del Japón y, sobre todo, de los templos budistas en especial de los pertenecientes a las llamadas 6 Sectas de Nara que tenían sus monasterios principales en dicha ciudad Su poder fue tan significativo que incluso los monjes comenzaron a interferir en el gobierno y administración del Estado. Ante esta situación, cuando el emperador Kammu accedió al trono en el año 781, con el fin de evadir la influencia de los religiosos budistas, decidió abandonar Nara y crear una nueva capital. Primero se fundó la ciudad de Nagaoka en el año 784. Sin embargo el inadecuado emplazamiento de esta ciudad le llevó trasladar la capital a un nuevo lugar, más amplio que permitiera la expansión y mejor comunicado, donde se levantó Heian-kyo (la capital pacífica) que fue inaugurada en el año 794. Esta nueva ciudad (actual Kioto), que siguió el mismo esquema distributivo de Nara, se convirtió en la capital imperial de Japón hasta el año 1866. B. Ascenso y consolidación en el poder de la familia Fujiwara (finales del siglo VIII- Mediados del siglo XI) Un fenómeno fundamental en esta etapa fue el progresivo reforzamiento de las grandes familias de Japón. Dicho proceso que hunde sus raíces en la política de colonización de nuevas tierras iniciada en el periodo precedente, se potenció a causa de las constantes amenazas de los pueblos de Ebisus y Ainus, ubicados en el Norte y Este del país que realizaban constantes incursiones hacia el Sur. Para evitar estas invasiones, el poder imperial favoreció la colonización de tierras fértiles del Norte y Este de Japón, con la promesa de eximir de impuestos a quienes las ocuparan y defendiesen los territorios de las "amenazas bárbaras". Este hecho originó la aparición y expansión de diversas familias de campesinos-guerreros, tales como la Taira (o Heike) y Minamoto que luego tendrán un significativo papel en el desarrollo de la historia japonesa. No obstante, en esta etapa, de todas las familias poderosas de Japón destacó sin duda la llamada familia Fujiwara. Esta familia tenía una larga tradición ya que era la antigua familia Nakatomi, denominada Fujiwara desde el año 645. Su poder se sustentaba en sus grandes riquezas y, sobre todo, en sus amplias explotaciones y posesiones territoriales. A ellos se añadió sus especiales dotes diplomáticas y su inteligencia que se manifestó en su sistemática y hábil política de entroncamiento con la familia imperial (clan Yamato) mediante matrimonios. Ya en el año 858, la cabeza del clan Fujiwara se caso con la hija del emperador Saga. Cuando dicho emperador murió heredó el trono su nieto Seiwa que, al ser menor de edad, tomó como regente a su padre, jefe del clan Fujiwara. A partir de entonces fue muy frecuente que los regentes de los soberanos menores de edad fueran de la familia Fujiwara. Asimismo muchos príncipes imperiales se casaron con miembros femeninos de la familia Fujiwara. En fin, esta política permitió a leste clan controlar la corte del emperador y hacerse con los resortes del poder. Además los Fujiwara maniobraron sutilmente, sin ninguna violencia, mediante, sus maquiavélicas estratagemas, para eliminar a sus oponentes con el fin de obtener todos los cargos políticos más importantes de la nación. Bajo la autoridad de esta familia reinó la paz y mejoró la suerte del pueblo llano (eso sí, dentro de unos límites). Pero sobre todo, bajo su dominio, la cultura cortesana de Japón floreció sobre manera Los Fujiwara destacaron por su refinamiento, sensibilidad y exquisitez. Eran auténticos estetas: músicos, poetas y letrados, pintores y calígrafos. Su buen gusto, esencialmente japonés, impregnó todas las manifestaciones culturales y costumbres de la época, incluidas las artes del protocolo y los hábitos sociales. C. Aparición de nuevas fuerzas de poder. Crisis e inestabilidad (mediados del siglo XI - mediados del siglo XII) No obstante, la familia Fujiwara no será única que marcó la historia de Japón durante el periodo Heian. Con el tiempo y ya desde el siglo X, poco a poco, van a destacarse dos familias: la Taira y la Minamoto. En efecto, estos clanes compuestos por campesinos guerreros comenzaron a mostrase cada vez más arrogantes ante la corte imperial. Su poder se asentaba, en primer lugar, en sus amplios dominios territoriales (shoen), productos de la colonización de nuevas tierras, que se extendían cada vez más y que, alejados de Heian, funcionaban como estados independientes dentro del mismo Estado; en segundo lugar, en sus ejércitos cada vez más numerosos y bien entrenados por sus continuas luchas con los "bárbaros”, que contrastaban cada vez más con los débiles y ociosos ejércitos de la familia imperial y de los Fujiwara. Este poder, que se hizo cada vez más evidente en el curso de los siglos XI y XII, llevó a que la familia imperial se viera obligada a otorgarles puestos de responsabilidad en la administración y gobierno. A esto se añadió la progresiva decadencia de los Fujiwara. Por una parte, este clan se había hecho demasiado extenso y no tardaron a producirse disensiones en su seno, lo cual fue aprovechado por los clanes Taira y Minamoto. De hecho, ya finales del siglo XI, casi la mitad de los cargos gubernamentales, en otro tiempo en manos de los Fujiwara, pasaron a los Minamoto. Por otra en el año 1068, llegó al poder un nuevo emperador que no estaba emparentado con los Fujiwara. Este soberano, Go-Sanjo-Tenno, intentó acometer algunas medidas encaminadas a consolidar el poder imperial. Con la intención de escapar de las intrigas de la corte, abdicó en su hijo (1072) y se retiró a un monasterio, estableciendo una especie de gobierno oculto o paralelo que le permitiera ejercer una autoridad más eficaz. Esta práctica de los emperadores-retirados pasó a ser una costumbre habitual (hubo ocasiones las que existieron hasta 5 emperadores a la vez, que desde luego no gobernaban con común acuerdo). A estas fuerzas además (familias Taira y Minamoto, familia Fujiwara y emperadores-retirados), se sumó otra: los grandes monasterios budistas. En efecto, ante la inestable situación de gobierno, los monasterios sintieron amenazadas sus posesiones y entraron en los juegos de intrigas en torno al poder, reuniendo además tropas formadas por monjesguerreros para defender mejor sus intereses. En fin, hasta mediados del siglo XII, Japón vivió una época de gran inestabilidad y crisis, de juegos basculantes de poder, que fundamentalmente fue sufrida por el pueblo que estaba desatendido, y que vivió muy directamente los conflictos y luchas armadas entre los distintos sectores. D. Enfrentamiento entre las familias Taira y Minamoto (segunda mitad del siglo XII) En el decurso de la etapa anterior pronto se manifestó que el sector más fuerte de la política japonesa era el conformado por las familias Taira y Minamoto. Viéndose entonces como enemigos naturales, ambos clanes rivales iniciaron una confrontación bélica con el fin de conseguir el poder absoluto. El primer enfrentamiento se produjo a partir de los años 1159-1160. Esta primera lucha se saldó con la victoria de los Taira. El jefe de este clan, Taira Kiyomori, fue nombrado Canciller del Imperio, pero su severidad y su política de ejecuciones atrajeron sobre él la repulsa de gran parte de la población. El segundo enfrentamiento tuvo lugar en 1180 y terminó también con la victoria Taira. Tras este conflicto se desencadenaron unos años nefastos para Japón. La sequía y el hambre azotaron las regiones centrales del país e Heian se convirtió en un escenario de incesantes turbulencias. La guerra se reanudó en 1183. En este caso los Minamoto vencieron en todos los frentes. En el año 1185, los hermanos Yoritomo y Yoshitsune, jefes del can Mimanoto, obtuvieron la victoria clave que supuso el fin de los Taira y el definitivo ascenso de su clan al poder. E. El fin del periodo: la victoria de Minamoto Yoritomo, primer Shogun del Japón (1192) Pero aquí no se acabaron los enfrentamientos ya que pronto surgió la rivalidad entre los dos hermanos Minamoto. Ante la fuerza y amenazas de Yoritomo, su hermano Yoshitsune se vio obligado a refugiarse en el seno de la familia Fujiwara que se había instalado en el extremo Norte de Japón. Esta circunstancia proporcionó a Yoritomo una magnífica oportunidad para enfrentarse con los Fujiwara y acabar definitivamente con su extinto poder. En el año 1189 obtuvo la victoria y Yoshitsune, desesperado se quitó la vida. Yoritomo se convirtió entonces en el señor más poderoso del país. El emperador (que era un mera figura decorativa) le nombró "Generalísimo contra los bárbaros" o, lo que es lo mismo, SHOGUN. Yoritomo estableció una dictadura militar (Bakufu) que tuvo su sede en la ciudad de Kamakura y a partir de 1192, con la ayuda de los primeros y auténticos samurai, intentó dar de nuevo unidad al país, inaugurando un nuevo periodo de la historia japonesa conocido con el nombre de Kamakura. 1.2. Aspectos religiosos. 1.2.1. Notas generales sobre el desarrollo del budismo en el periodo Heian A. Las sectas Tendai y Shingon En su política encaminada a contener la influencia de las llamadas 6 Sectas de Nara el emperador Kammu quiso renovar el budismo japonés introduciendo nuevas sectas. Para ello envió a China religiosos disidentes que trajeron al país nuevas doctrinas. Entre estos monjes destacaron Saicho y Kukai. Saicho (767-822) regresó a Japón en el 805, fundado en el monte Hiei un monasterio, con el patrocinio imperial, donde enseñó las doctrinas de la secta Tendai. Kukai (774-835) llegó a Japón en el 806 y se estableció en Takao, lugar desde el cual proclamó las enseñanzas de la secta Shingon. Ambas sectas tenían varios puntos en común. Por una parte las dos doctrinas propugnaban el sincretismo parcial del budismo con el ritual y creencias sintoístas. Por otra, ambas sectas tenían un carácter esotérico, hermético, y daban una gran importancia al rito, al ceremonial religioso y a la recitación de mantras o fórmulas secretas acompañados de mudras, así como a la meditación y a la ascesis. No obstante tenía claras diferencias. La secta Tendai estaba basada en tres textos fundamentales: el Sutra del Loto, el Sutra del Nirvana y el tratado de la Gran Virtud de la Sabiduría. La secta Shingon se apoyaba en el estudio y meditación del Mandala de los Dos mundos y propugnaba una especie de panteísmo en el que la totalidad del universo era una manifestación o una emanación del Gran Buda Solar. B. El culto al Buda Amida. la secta Jodo-shu. Las sectas anteriores, sin embargo, fueron poco a poco perdiendo su fuerza ante la penetración de otra secta que será muy popular en Japón: la Secta Jodo-shu. Esta doctrina, procedentes de China, fue predicada por el monje Eshin (9421017). Se basaba en la veneración del Buda Amida, Buda misericordioso que prometía el renacimiento de sus fieles en el Paraíso Occidental o Tierra Pura, donde en un clima de paz y felicidad podrían alcanzar personalmente y mediante su esfuerzo el Nirvana. La práctica de esta secta era muy simple: había que depositar la fe en Amida y recitar la invocación Namu Amida Butsu (Nembutsu). Obviamente por proponer una práctica accesible a todos, incluso a los más desheredados, esta secta se expandió con suma rapidez. 1.3. Aspectos culturales. 1.3.1. Máximo desarrollo y refinamiento alcanzados por la cultura japonesa tras su independencia de China y bajo la guía de los Fujiwara. El periodo Heian se va a caracterizar por un cierto desapego de la cultura china. Aunque no se rompieron totalmente los contactos con China, las relaciones fueron mucho menos densas y, de hecho, la última embajada oficial japonesa al continente tuvo lugar en el año 838. Conscientemente los intelectuales japoneses comenzaron a potenciar los valores nativos con el fin de preservar la cultura nacional. Gracias a esta independencia buscada y a la guía de los Fujiwara, la cultura japonesa va a florecer y van a surgir frutos personales, originales, netamente japoneses. 1.3.2. La literatura. La personalidad japonesa se aprecia en el campo de la literatura, donde los Fujiwara ejercieron su dominio. A parte de resaltar el enorme desarrollo de la poesía, práctica habitual en la corte (caso de La antología Kokin-shu.) destacaremos la aparición de dos géneros literarios: el relato unitario en prosa, Cuento o Novela (monogatari), y el Diario (Nikki). A. La aparición del monogatari. El monogatari o relato unitario tiene su arranque en la poesía. Habitualmente en las antologías, los poemas aparecían introducidos por preámbulos en prosa que precisaban las condiciones de la composición. Con el tiempo estos preámbulos se fueron desarrollando, a modo de pequeños cuentos, como fue el caso, por ejemplo, de los Cuentos de Ise (segunda mitad del siglo IX) que constituyen breves relatos que servían para engastar las poesías. Ya a finales del IX- comienzos del X se crearon los relatos unitarios independientes. Tal es el caso del Relato del cortador de bambúes que reúne siete cuentos con una única protagonista la princesa Luna exiliada en la Tierra. En fin, todo este tipo de relatos desembocó en la obra cumbre del periodo Heian y en general de toda literatura japonesa que es el Genji-monogatari, obra de la dama de la familia Fujiwara Murasaki Shikibu, redactada en la primera década del siglo XI. Compuesta por 54 libros (2000 páginas en las ediciones actuales) narra las aventuras y desventuras del príncipe imperial Genji (paradigma del cortesano de la época) y de su hijo Kaoru. En torno a estos dos personajes (durante 75 años y 4 generaciones) se realiza un retrato magnífico de la sociedad del periodo Heian, bajo la tutela de los Fujiwara. Es un documento histórico impresionante y fuente de conocimiento para cualquier aspecto de esta época Como obra literaria es magnífica por las siguientes características: perfecto desarrollo de la trama, totalmente coherente, sin ningún tipo de lapsus, espléndido tratamiento de los personajes (especialmente de los femeninos), llenos de matices y en lo que no se cae en la simplificación, y gran dominio del lenguaje y de la expresión, íntima, contenida, sencilla y de una depurada belleza. Aparte de estas obras destacan en el periodo otros relatos como: Sagoromo monogatari, el Relato del Cambio y el Relato del Consejero. B. La aparición del Nikki. Otro género de interés es el Nikki o conjunto de notas, observaciones de carácter intimista, presentadas a modo de diario. En este género la mujer desarrolló un papel fundamental y de hechos la mayoría de los autores de los Nikki son mujeres. Destacan el Diario de Tosa (siglo X) y el Libro de almohada, obra de la dama Sei -Shonagon (competidora de Murasaki Shikibu) de comienzos del XI.