EL DESASTRE DE ANNUAL

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EL DESASTRE DE ANNUAL
Presentación
Sucedió entre el 22 de Julio y el 9 de Agosto de 1921. Fue una grave derrota militar española
ante los rifeños comandados por Abd-el-Krim, cerca de la localidad marroquí de Annual.
La crisis política que provocó socavó los carcomidos cimientos del régimen de la Restauración
y los problemas generados por la derrota fueron causa directa del golpe de Estado y Dictadura
de Miguel Primo de Rivera (a partir de septiembre de 1923).
Antecedentes
El objetivo del general Manuel Fernández Silvestre era llegar a la bahía de Alhucemas, centro
de operaciones de las tribus rifeñas más belicosas y enemigas de la presencia española en el Rif.
Para ello preparó una progresión temeraria desde Melilla, estableciendo posiciones (“blocaos”
de entre 100 y 200 efectivos) y comprando voluntades de los cabecillas de las tribus (cabilas) a
base de dinero y regalos, pero sin desarmar a sus gentes. Se crearon así 144 puestos en 130
kilómetros que abarcaba la línea española desde Melilla hasta Annual. De esa forma diseminaba
su fuerza militar creando unas bases demasiado débiles y mal abastecidas (especialmente de
agua), aunque bien posicionadas.
Annual se convirtió en campamento base en mayo de 1921. Desde allí, Silvestre tomó Sidi Dris
(junto a la costa) y Afrau. El alto de Abarrán fue tomado más tarde, pero lo defendió con pocos
efectivos, contando con adhesiones locales muy poco seguras. El 1 de junio se perdió la
posición, asesinando los rifeños al pequeño contingente español, excepto al teniente de artillería
Diego Flomesta Moya, para que les enseñara a manejar los cañones; éste se negó, dejándose
morir de hambre en cautividad (ocurrió un mes más tarde).
El posterior ataque de Abd-el-Krim (líder de la tribu de los Beniurriagel) a Sidi-Dris no tuvo
éxito. Sin embargo, ganó adeptos, prometiendo un gran botín y exhortando a la guerra santa o
yihad.
Silvestre no se percató del peligro y tomó Igueriben el 7 de junio de 1921, siendo ésta la
posición más adelantada.
El desastre
Abd-el-Krim ordenó el ataque a toda la línea española, recibiendo el apoyo de las cabilas que se
habían declarado amigas de España. Con toda la fuerza reunida toma Igueriben el 22 de julio,
asesinando a las tropas españolas de la manera más cruel.
Las fuerzas rifeñas comenzaron a concentrarse en las proximidades de Annual, campamento
base del avance español, que contaba con 5.000 hombres (2.000 de ellos, Regulares, es decir,
indígenas marroquíes al servicio del mando español). Silvestre comprendió que la escasa
munición y víveres, así como la ausencia de agua, hacían imposible organizar una resistencia.
Un mensaje de radio le decía que llegarían refuerzos desde Tetuan. Sin embargo, Silvestre
comunicó su decisión de emprender la retirada con la idea de llegar a Dar-Drius (más fácilmente
defendible). Se prepararon dos convoys (el primero, formado básicamente por mulos con la
impedimenta).
En el ínterin, las tropas policiales indígenas, que protegían las crestas del desfiladero por el que
había de ir la retirada, se pasaron al enemigo. Al poco de iniciarse la salida, comenzaron los
disparos desde los altos y, con ellos, la desbandada general. Los mandos no pudieron hacerse
con la situación, y no pocos de ellos huían de las balas, desatendiendo sus responsabilidades. Al
mantenerse algunas posiciones elevadas en la angostura del sur del desfiladero, el desastre no
fue todavía mayor, ya que esos puntos no pudieron ser tomados por las cabilas, en cuyo caso la
masacre fusilera hubiera sido total.
Silvestre murió en circunstancias indeterminadas. Posiblemente se suicidó en su tienda de
campaña. Alguna fuente afirma que dijo antes de morir a sus tropas en estampida: ¡Huid, huid,
que viene el coco!
En total, en 4 horas de desbandada murieron 2.500 soldados y otros 1.500 murieron al ser
asaltadas sus posiciones. Abd-el-Krim hizo unos 500 prisioneros, de los que quedarán 326 para
negociar un rescate, que tendrá lugar finalmente el 27 de enero de 1923 (año y medio después)
por mediación del empresario vasco Horacio Echevarrieta. La liberación costó 80.000 duros de
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plata. Eso llevó a Alfonso XIII a pronunciar la desafortunada frase: ¡Qué cara nos sale la carne
de gallina!
Asedio de Monte Arruit
El General Navarro, segundo en el mando, se colocó al frente del resto de la riada humana, que
ya no era una fuerza combatiente. Su intención era llegar a Dar-Drius, pero antes se producirán
nuevas deserciones de oficiales y estampidas de sus tropas. En tan penosa retirada, el
Regimiento de Caballería de Alcántara, dirigido por Fernando Primo de Rivera (hermano del
futuro dictador), protegió la retirada con sucesivas cargas contra las tropas rifeñas (algunas de
ellas a sable), diezmándose, de manera que perdió el 80% de sus efectivos, que sumaban en total
unos 700 jinetes.
Navarro llegó a Monte Arruit desde Dar-Drius tras 6 días de agotadora marcha. Poco después
caía Nador, cuyo contingente fue respetado, y más tarde Zeluán, donde los rifeños, tras la
rendición de sus defensores el 3 de agosto, asesinaron a la tropa y quemaron vivos a los
oficiales.
En Monte Arruit, fuego de granada hiere a Fernando Primo de Rivera en el brazo, y la gangrena
acaba con su vida. La fuerza de Monte Arruit (unos 3.000 hombres) estaba desmoralizada y
asaltada por el pánico. El fuerte estaba rodeado y no había agua. Los suministros aéreos no
caían en el sitio adecuado. Las aguadas (ir a por agua a un arroyo cercano) costaban sangre casi
siempre. En vista de la situación, el general Berenguer (Alto Comisionado para el Marruecos
Español) autorizó al general Navarro a rendirse. Esto ocurrió el 9 de agosto. Una vez que los
españoles entregaron las armas, los rifeños se lanzaron a una nueva masacre, degollando a casi
la totalidad del contingente: sólo 60 sobrevivieron (entre ellos, sorprendentemente, el general
Navarro), que se sumarán al canje posterior. Los cadáveres, resultado de la traicionera masacre,
quedaron insepultos, como pasto para los buitres.
Los pequeños restos de tropa que se dirigían a Melilla desde la línea española de blocaos,
asaltadas una tras otra, fueron hostigados hasta el último momento.
El desastre llevó a tropas Regulares a sumarse a la yihad pregonada por Abd-el-Krim. La
rendición en Dar Quebdana llevó al mismo resultado: el descuartizamiento general del
comandante y de su tropa.
Balance
Es difícil saber exactamente cuántas bajas sufrió el ejército español, ya que las cifras de
soldados se hinchaban para recibir más soldadas y más suministros (la corrupción en el ejército
español estaba generalizada).
Aunque las cifras del informe Picasso hablan de 13.363 muertos y desaparecidos (2.390
indígenas de Regulares), es más probable que la suma se sitúe realmente en torno a los 10.000,
frente a 1.000 bajas rifeñas. A esto hay que sumar la destrucción de infraestructuras y
equipamientos (líneas férreas y telegráficas, hospitales y escuelas, etc), construidos con el
dinero y esfuerzo español a lo largo de 12 años.
Epílogo
Al desastre militar siguió la crisis política: El gobierno de Allendesalazar dimitió en agosto de
1921. Siguió un gobierno de concentración formado por Maura, que encargó al general Picasso
que hiciese un informe para delimitar responsabilidades. El gobierno Maura cayó en marzo de
1922. Siguieron los gobiernos de Sánchez Guerra y García Prieto. Se exigió una comisión para
delimitar responsabilidades políticas, que apuntaban incluso al rey Alfonso XIII (que admiraba
al general Silvestre y pudo haberle inducido a tomar esa iniciativa temeraria). Antes de que el
Pleno de las Cortes debatiera el informe de la comisión, el general Miguel Primo de Rivera,
Capitán General de Cataluña, dio un golpe de Estado el 13 de septiembre de 1923, poniendo fin
a la deriva política.
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