OBSERVATORIO CULTURAL Nº2 EDICIÓN Sección de Estudios Observatorio Cultural ............. Nº2 OBSERVATORIO CULTURAL En este número: LA INFLUENCIA DEL NIVEL SOCIOECONÓMICO EN EL CONSUMO CULTURAL EN CHILE, Modesto Gayo LEER, NAVEGAR Y OBSERVAR: LECTURAS DE GÉNERO AL CONSUMO CULTURAL, Sonia Montecino Aguirre CULTURA EN EL DESIERTO, Carlos González Riffo 1 SECCIÓN DE ESTUDIOS - CONSEJO DE LA CULTURA Río Loa EDITORIAL El consumo cultural es un concepto de difícil definición, debido a que contiene diversas significaciones: desde aquellas que lo restringen a un acto de mercado de determinados bienes –donde entra en juego la propiedad intelectual– hasta las que lo ven como una práctica activa de apropiación simbólica, de resignificación y construcción de identidades, en una sociedad permanentemente tensionada por la desigualdad (como es el caso de la sociedad chilena). Tocopilla Salar de Miraje En su artículo para Observatorio Cultural nº 2, Modesto Gayo nos propone reflexionar acerca de las complejidades de la desigualdad en el consumo cultural, reconociendo su existencia generalizada en la sociedad chilena pero también explorando las particularidades que cada disciplina artística posee en el momento de comprender las dinámicas de exclusión a la participación ciudadana en el campo cultural. En una línea similar, Sonia Montecino proyecta la lectura de los datos sobre consumo cultural a través del lente de las desigualdades de género. En este sentido, las diferencias socialmente construidas entre hombres y mujeres se reproducirían por medio de idearios y estereotipos asociados a la oposición de los espacios público y privado, y que tienen un correlato en el consumo cultural de los habitantes de Chile. Antofagasta d Atac ................................................................................................ Jefe Sección de Estudios: Matías Zurita Prat Coordinador Observatorio Cultural: Simón Palominos Mandiola Editor Observatorio Cultural: Cristóbal Bianchi Geisse Paposo Contacto: [email protected] Observatorio Cultural nº2, Junio 2011, Valparaíso, Chile. Taltal 2 Chacance Desi Esperamos que Observatorio Cultural continúe siendo un espacio de reflexión sobre la cultura en Chile y una herramienta para mirar una parte de la realidad de nuestro país. Diseño y diagramación: Aracelli Salinas Vargas Corrección de textos: Cristina Varas Largo Río San S Mejillones El tercer artículo, de Carlos González, nos convoca a examinar con mayor detalle y experimentar con intensidad la extensión del paisaje nortino, permitiéndonos ver diferentes escenarios simbólicos que forman parte de la diversidad cultural de la Región de Antofagasta y de nuestro país. La exploración de las desigualdades en el campo cultural constituye una tarea esencial para comprender las matrices que dan origen a identidades y subalternidades. Por lo tanto, mediante las propuestas de los investigadores que colaboran en la presente edición de Observatorio Cultural, invitamos a nuestros lectores a complementar sus lecturas sobre un objeto complejo, como es el consumo cultural, que exige una mirada transdisciplinar y detallada, que permita observar las sutilezas de cada proceso y la riqueza cultural de cada escenario. Quillagu ua Salvador OBSERVATORIO CULTURAL Nº2 Río Loa ÍNDICE Salar de Ascotán Inacaliri Río Salado Bolivia 09 LEER, NAVEGAR Y OBSERVAR: LECTURAS DE GÉNERO AL CONSUMO CULTURAL, Sonia Montecino Aguirre 12 CULTURA EN EL DESIERTO, Carlos González Riffo 14 Reseña: EMPRENDIZAJES EN CULTURA, Jaron Rowan 16 Reseñas audiovisuales: ...A VALPARAÍSO; ¡COPIAD, MALDITOS! 18 VÍNCULOS Y SITIOS DE INTERÉS Linzor El Tatio Calama Salar de Atacama ierto 04 LA INFLUENCIA DEL NIVEL SOCIOECONÓMICO EN EL CONSUMO CULTURAL EN CHILE, Modesto Gayo de cama Salar Punta Negra Argentina 3 SECCIÓN DE ESTUDIOS - CONSEJO DE LA CULTURA La influencia del nivel socioeconómino en el consumo cultural en Chile MODESTO GAYO Doctor en Ciencia Política. Académico de la Universidad Diego Portales. La relación entre cultura y clase social1 L a conocida tesis sobre la estructuración clasista del consumo cultural, enraizada de forma particularmente reconocida en la obra de Pierre Bourdieu (1979), ha sido investigada con profusión. De esta literatura podemos derivar la robustez de la relación entre los patrones de participación y gustos culturales y la pertenencia de clase (Bennett et al., 2009). Lo mismo es válido para el caso chileno, en donde hay investigación que, usando los datos recogidos por el Consejo de la Cultura en los años 2004 y 2005, muestra que estas diferencias son muy importantes (Gayo et al., 2009). Si atendemos a los datos de la Segunda ENPCC realizada por el Consejo de la Cultura, obtenemos también una imagen de desigualdad de acuerdo al grupo socioeconómico de pertenencia, es decir, las personas realizan actividades culturales con 1 Este estudio se hizo en el marco del proyecto FONDECYT número 1100523, titulado “La desigualdad cultural y sus determinantes. Un estudio sobre el gusto y la participación cultural en Chile”. 4 base en los capitales económicos y educativos que poseen. Por supuesto, esto es independiente de que haya otros factores que también afectan al mismo fenómeno aquí tratado. Sin embargo, la desigualdad tiene perfiles asimétricos: no siempre se da con la misma intensidad y varía su dirección. En el primer caso, en lo que afecta a su intensidad o al grado en que se produce, podemos ver en el Gráfico 1 la magnitud de las diferencias. Los valores representados por las líneas son el producto de dividir el porcentaje de cada uno de los grupos socioeconómicos por el correspondiente al grupo E, y ello se hizo para todas las actividades culturales propuestas, tomando las que tenían una razón de 2 cuando el numerador de la división era el ABC1. Esto significa que incluimos aquellas en las que existe una diferencia particularmente grande a favor de los grupos que acumulan más educación y recursos económicos. En otras palabras, en torno a estas prácticas se establecerían las mayores brechas entre las clases sociales. En orden de intensidad, de mayor a menor, tendríamos: el cine, las exposiciones de artes visuales, los museos, internet, la lectura de libros, y la danza junto a la lectura de libros de autoayuda. Si atendemos a la jerarquía que encontramos OBSERVATORIO CULTURAL Nº2 en función del indicador aplicado, sorprenden varios de los hallazgos. Antes que ningún otro, es interesante observar que el cine se muestra como una actividad muy exclusiva, la más discriminante, cuando comúnmente está en las mentes de muchos como una de las prácticas más democráticas o integradoras. Sin embargo, no es la práctica más distintiva. Por el contrario, el cine es concebido normalmente como una actividad relativamente democrática, en el sentido de interclasista o en donde la mayoría de la población, casi independientemente de su condición socioeconómica, puede encontrarse. Estos datos nos muestran que no es así, y posiblemente la visión que tenemos se debe a que la asistencia al cine no la tenemos asociada a una práctica que exige una disposición estética, corporal o intelectual particularmente refinada. Esto significa que eventualmente, a igualdad de ingresos, el encuentro interclase sería probablemente efectivo o más intenso. En un sentido complementario, este es un caso de expresión cultural en el cual las diferencias se deben en buena medida a la presencia de una barrera de acceso principalmente económica. Entonces, desde un punto de vista económico, el cine no es una actividad tan democrática o accesible como pudiéramos pensar. No depende solo o principalmente del gusto2. Un patrón también favorable al ABC1, pero con una intensidad de la diferencia mucho menor entre los distintos grupos socioeconómicos, es el que encontramos para la danza. Si adoptamos la posición de identificar a la misma con las bellas artes o las expresiones artísticas más elevadas, no cabe duda de que nos topamos con la sorpresa de que las razones de los porcentajes muestran unas distancias entre las clases sociales mucho menores. Si aceptamos que la danza, al igual que la pintura, la escultura, la música clásica, entre otras actividades, es un ejemplo de alta sofisticación y legitimidad en el mundo del arte, constatamos que ello no viene acompañado 2 Aquí nos estamos refiriendo a la asistencia al cine, y no incluimos en nuestra reflexión, ni en los datos ofrecidos, el visionado de películas, pues es claro que los grupos con menos recursos también acceden de forma importante a través del arriendo de las mismas y de la televisión abierta y por cable, además de la compra de productos de venta ilegal. Gráfico 1. Razón de porcentajes para cada actividad tomando como categoría de referencia al grupo socioeconómico E. Valores por encima de 2. D E ABC1 C2 C3 14 ............................................................................................... 12 ............................................................................................... 10 ............................................................................................... 8 ............................................................................................... 6 ............................................................................................... 4 ............................................................................................... 2 ............................................................................................... USA INTERNET VA AL CINE VISITA MUSEOS VISITA EXPOSICIONES DE ARTES VISUALES ASISTE A ESPECTÁCULOS DE DANZA LEE LIBROS LEE LIBROS DE AUTOAYUDA 0 5 SECCIÓN DE ESTUDIOS - CONSEJO DE LA CULTURA de los más elevados niveles de desigualdad, al menos en los términos que la encuesta recoge, de asistencia a estos espectáculos. En consecuencia, si todo ello es así, podemos llegar a observar la imagen invertida de lo que la tradición de los estudios sobre clase y cultura nos dicen, es decir, en nuestro caso, actividades con menos estatus cultural y aparentemente más incluyentes están asociadas a desigualdades de clase más notorias que otras que han llegado a ser parte de lo que podríamos entender como el cuerpo intelectual y la tradición de la alta cultura. Adicionalmente a lo ya tratado, es importante destacar aquellos valores que mostraban la relación inversa en las razones calculadas, es decir, una mayor preferencia o participación cuanta menor disponibilidad de recursos. Este patrón se da de forma particularmente significativa en tres actividades: la lectura de cuentos y de libros religiosos, y la descarga de música a través de internet (ver gráfico 2). 2. Cifras e imágenes parciales: más allá de la desigualdad La desigualdad es una imagen parcial, y lo es porque la misma está acompañada de patrones que son similares independientemente del grupo socioeconómico al que pertenezcan las personas. A este respecto, el Gráfico 3 nos muestra cómo el trazo de las líneas de porcentajes es muy parecido entre todas ellas. Por tanto, la participación en actividades culturales tiene mucho que ver con la naturaleza de cada una de ellas y no solo con la disponibilidad de recursos. Por esta razón, es clave entender estas diferencias cuando pensamos en que aumente el consumo cultural, pues el techo participativo de cada una de las alternativas culturales puede ser muy distinto, y ello por razones que también varían entre las actividades. Además, como apuntábamos en la sección previa, la desigualdad muestra grados muy distintos. En este sentido, existe un amplio conjunto de actividades en torno a las cuales las diferencias Gráfico 2. Razón de porcentajes para cada actividad tomando como categoría de referencia al grupo socioeconómico E. Valores por debajo de 0,5. D E ABC1 C2 C3 1,4 ............................................................................................... 1,2 ............................................................................................... 1,0 ............................................................................................... 0,8 ............................................................................................... 0,6 ............................................................................................... 0,4 ............................................................................................... 0,2 ............................................................................................... 0 6 LEE CUENTOS LEE RELIGIOSOS USA INTERNET PARA BAJAR MÚSICA OBSERVATORIO CULTURAL Nº2 DI AR IO S LIB RO S NO VE LA S CU EN TO S AU TO AY UD RE A LIG IO SO MU S SIC AL NO TIC IAS OP IN IÓ N DE PO RT IVO IN SE O S BIB MU LIO TE CA EX S P. A RT E SV DA ISU NZ A A ID EO /V CI NE DV D MÚ IN T RA DI O ER NE T SIC A LE S TE RN ET ,C IN OM TE UN RN IC ET AR ,S SE E RV IN TE IC IO RN S ET ,B AJ IN AR IN TER MÚ FO NE SIC RM T, B A AC U S IÓ CA N R Gráfico 3. Porcentaje de acceso o preferencia de actividades según grupo socioeconómico. TV 100 ................................................................................................................................................................... 90 ................................................................................................................................................................... 80 ................................................................................................................................................................... 70 ................................................................................................................................................................... 60 ................................................................................................................................................................... 50 ................................................................................................................................................................... 40 ................................................................................................................................................................... 30 ................................................................................................................................................................... 20 ................................................................................................................................................................... 10 ................................................................................................................................................................... 0 ................................................................................................................................................................... ABC1 C2 son más suaves o moderadas. De este modo, tendríamos la radio, la televisión, la música, las bibliotecas, la lectura de diarios y de novelas, los programas de radio musicales, de noticias, de opinión y deportivos. Si bien es en parte una cuestión de grado, son estas actividades en las que confluimos las que forman la materia con la que construimos un mundo cultural que compartimos y nos hace sentir miembros de una misma unidad social. Si se quiere, es sobre todo gracias a esta menor diferencia o mayor igualdad que estamos vinculados de forma más cohesionada o amplia a esa entidad simbólica a la que normalmente entendemos como nuestra sociedad. C3 D E 3. Los límites de los instrumentos La encuesta como instrumento para obtener información sobre las personas no nos permite avanzar hacia un entendimiento de las motivaciones o de la subjetividad asociada al consumo. Esto siempre ha sido obtenido mayormente por otras vías, las que por lo común son englobadas en los estudios de naturaleza “cualitativa”. Por tanto, mirando estos datos podemos observar patrones, pero poco podemos saber con precisión sobre las motivaciones subjetivas que están detrás de aquellos. No obstante, del análisis previo podemos derivar que los recursos de los que disponen los individuos influyen fuertemente, aunque de manera parcial y asimétrica, en su consumo cultural. 7 SECCIÓN DE ESTUDIOS - CONSEJO DE LA CULTURA Una segunda dificultad tiene que ver con la interpretación de la información que estamos recogiendo. A modo de ejemplo, como hemos sostenido previamente, pudiera sorprender que la danza sea una de las actividades en las que haya menos diferencias, dentro del grupo de aquellas para las cuales encontramos que el grupo ABC1 propende a practicarla más. Si aceptamos dicha sorpresa, deberíamos preguntarnos si efectivamente es así o, en otras palabras, qué entienden los encuestados por la asistencia a ver estos espectáculos. ¿O no nos plantea dudas que la danza diferencie menos que acudir al cine o practicar la lectura de libros? En tercer lugar, es muy importante distinguir entre las preguntas en las que se ofrece al encuestado la posibilidad de evaluar o decidir sobre todas las alternativas, de aquellas relacionadas con las preferencias o la elección de algunas entre un conjunto más numeroso, pues las diferencias pueden deberse más a eso que a una distancia real en términos absolutos. Por ejemplo, podemos preguntarnos en el caso de la lectura de novelas y cuentos: ¿Leen más cuentos las personas de estrato bajo que las que tienen un alto nivel económico? Más bien, pareciera que los primeros prefieren los cuentos a las novelas, frente a lo contrario para los segundos. Por tanto, es fundamental tener a nuestra disposición un cuestionario o una batería de preguntas que genere las mínimas dudas posibles, y ello enfrenta la dificultad de hacer este trabajo homogéneo desde el punto de vista de la realidad socioeconómica de los encuestados. posible simplemente dar esta inequidad por supuesta, pues es asimétrica según actividad y la naturaleza de sus bases es variable. Es por ello que un entendimiento apropiado de la desigualdad socioeconómica en su dimensión cultural es un fenómeno complejo cuyo abordaje desde la política pública requiere la fineza que solo puede proveer una comprensión adecuada de las diferencias de acceso y de las motivaciones diferenciadas. Pero no es suficiente con insistir una vez tras otra en las desigualdades. También hay espacio para prácticas con respecto a las cuales hay grados relativamente importantes de similitud inter-clase. Esto no debe obviarse, pues es en torno a ellas donde sucederá el encuentro simbólico que permite que en una misma sociedad gran parte de sus miembros puedan identificarse con lo mismo, cuya realización motiva y hace sentido a personas que viven en realidades socioeconómicas muy dispares. Las prácticas culturales tienen esa doble cara, diferencian e igualan, distancian y aproximan, crean identidad e individualidad y contribuyen a formar grupos y a cohesionar colectividades. Los decisores políticos deben ser conscientes de esta ambigüedad, pues las sociedades actuales, y muy posiblemente muchas de las que nos precedieron, exigen la convivencia de ambas dimensiones. ......................................................... Bibliografía Bennett, Tony; Savage, Mike; Silva, Elizabeth; Warde, Alan; Gayo-Cal, Modesto; y Wright, David (2009): Culture, Class, Distinction, Routledge. 4. Conclusiones Bourdieu, Pierre (1979): La distinction, Paris, les Éditions de Minuit. La desigualdad cultural sigue estando fuertemente asociada a la clase social de pertenencia. Esto sucede en Chile, y es un patrón muy generalizado a nivel internacional. Sin embargo, no es Gayo, Modesto; Teitelboim, Berta; y Méndez, María Luisa (2009a): “Patrones culturales de uso del tiempo libre en Chile. Una aproximación desde la teoría bourdieuana”, revista Universum, año 24, nº 2: pp. 42-72. 8 OBSERVATORIO CULTURAL Nº2 Leer, navegar y observar Lecturas de género al consumo cultural SONIA MONTECINO AGUIRRE Antropóloga y escritora. Doctora en Antropología por la Universidad de Leiden, Holanda. Profesora Titular del Departamento de Antropología. Titular de la Cátedra Género de la Unesco, Vicerrectora de Extensión, Universidad de Chile. U na mirada desde la antropología del género a la última Segunda Encuesta Nacional de Participación y Consumo Cultural arroja algunas preguntas sobre los modos en que mujeres y hombres acceden, por un lado, y prefieren, por otro, a determinados espacios de la producción de bienes simbólicos. Si entendemos el género como un constructo social que define ciertos atributos femeninos y masculinos asociados a las mujeres y a los hombres, respectivamente, y que estos se vincularán a un sistema de diferencias que generan valoraciones dentro de la escala social, resulta interesante conocer las formas en que esas diferencias operan en el consumo de bienes culturales. La encuesta entrega información en tres ámbitos de la circulación de la cultura: el relacionado con la asistencia a espectáculos (cine, danza, conciertos, artes visuales y teatro); el de los medios de comunicación (internet, televisión, radio, diarios) y el de la lectura de libros. El primero ligado al espacio público, extradoméstico, que podríamos entender como el “afuera”, el presencial; el segundo, a un consumo que atraviesa la vida cotidiana y que puede efectuarse tanto en el mundo doméstico como en espacios laborales (la televisión es quizás el más “interno”, siendo la radio, los diarios y el internet medios compartidos), y el tercero, de la lectura, que supone un espacio y un tiempo “íntimos”. Como sabemos, los espacios público y privado (en el sentido de doméstico) tienen claras connotaciones de género, asignándose tradicionalmente el primero a lo masculino y el segundo a lo femenino, aun cuando hayan variado los tránsitos de hombres y mujeres en ellos a partir del trabajo remunerado de las últimas. En ese sentido podríamos decir que los datos de la encuesta muestran algunas de estas asociaciones, como por ejemplo que los hombres frecuenten más el cine, los conciertos y las exposiciones de artes visuales. Es decir, ellos aparecen más proclives a consumir bienes culturales que se despliegan en los espacios públicos y que suponen la interacción entre personas y el desplazamiento a lugares más allá del ámbito laboral y privado. Por otro lado, y de manera inversa, las mujeres optan por la lectura de libros (preferentemente novelas), por una acción que supone un tiempo para estar consigo mismas, tranquilas, inmóviles, sentadas o acostadas: la lectura supone la introspección y el diálogo silencioso entre el lector o la lectora y la escritura y un tiempo de gozo personal, en una íntima relación con los imaginarios literarios. A diferencia de los espectáculos y de las exposiciones, la lectura de libros, en general, es solitaria e implica un tiempo de dedicación prolongado, una ligazón de la persona con la obra de días, a veces de semanas. Así emerge una distinción 9 SECCIÓN DE ESTUDIOS - CONSEJO DE LA CULTURA entre los consumos simbólicos que se vinculan a la circulación pública y privada de los bienes culturales con una connotación de género donde la oposición interior/exterior: femenino/masculino se expresa en actividades que se desarrollan fuera o dentro de los espacios domésticos. Algo distinto ocurre con aquellos consumos ligados a las comunicaciones masivas que se realizan preferentemente en lo privado. Hombres y mujeres, sin grandes diferencias, ven televisión, escuchan radio y música y leen diarios; sin embargo, no comparten del mismo modo el uso de internet. Internet abre un nuevo espacio, una nueva “plaza pública” que permite conectarse con redes sociales, informarse y participar de una serie de consumos culturales, entre otras cosas. Las distancias entre el acceso de hombres y mujeres a estas fuentes son relevantes (casi siete puntos) y nos hablan de la segregación de la que ellas son objeto en la democratización de la circulación de bienes culturales que suponen. Podríamos decir que esa democratización no alcanza aún a un amplio sector de mujeres, abriendo una brecha importante de desigualdades de género. Una mirada más amplia pone de manifiesto que estas desigualdades no solo se expresan en el uso de internet, sino que son también generacionales y de clase (los jóvenes más que los adultos mayores y los sectores altos y medio más que los bajos). Si nos adentramos ahora en los “gustos” –en el sentido que Bourdieu le otorga– y en el tipo específico de participación femenina y masculina, las distinciones son claras. Así, dentro de los espectáculos y actividades que implican lo “público”, los hombres se inclinan por asistir a espectáculos de danza clásica, folclórica, a conciertos de música rock y a exposiciones de fotografía, mientras que las mujeres optan por los conciertos de música romántica, exposiciones de pintura, el teatro y la danza moderna. Respecto al cine, las tendencias masculinas se orientan a las películas de acción y las de las mujeres a las de humor, suspenso, románticas. Se vislumbran acá ciertos estereotipos de género muy tradicionales, sobre todo los relacionados con el tipo de música: los hombres en lo “duro” y las 10 mujeres en lo “amoroso”, lo que tiene un correlato en el tipo de filmes que prefieren, aún cuando en este caso, ellas presentan una mayor amplitud en los gustos. De esta manera, los atributos asociados a lo femenino: pasividad, afectividad y a lo masculino: actividad, fuerza, se reproducen en los gustos por consumir determinados bienes que representan una y otra vez las diferencias de género. Algo similar sucede con la lectura, donde las mujeres se inclinan por las novelas, los cuentos y la autoayuda, mientras que los hombres lo hacen por la historia, biografías, religión, tecnologías. De este modo, el universo literario de la ficción, de la fabulación de mundos y de la necesidad de encontrar caminos para aliviar los problemas derivados de la subjetividad son femeninos, mientras que lo “real”, lo históricobiográfico, los temas existenciales y las “ciencias” son materias masculinas. De los datos anteriores, no es difícil colegir que la distribución por género de estas preferencias muestra una topografía –tránsitos espaciales público/ privado– correspondiente a lo que los mandatos sociales adscriben a lo masculino y a lo femenino, sobre todo en los aspectos donde las brechas son más evidentes: más hombres en espectáculos públicos y accediendo al ciberespacio, más mujeres en lo privado de la lectura. Al respecto de esta topografía, las mujeres, más que los hombres, aducen razones de falta de tiempo y dinero para participar en el consumo de bienes simbólicos que se producen en los espacios públicos. ¿Qué significa esta carencia de tiempo y dinero? Por cierto, la encuesta no se internó en esta interrogante ni en otras más cualitativas. Si consideramos que nuestro país ostenta la más baja participación de América Latina y otros países con los que nos gusta compararnos (como los de la OCDE) de mujeres en el mercado del trabajo, podemos comprender que existe una falta real de dinero para poder disfrutar de los espectáculos pagados como los conciertos o el cine. De esa manera, no es difícil comprender que ellas se “replieguen” a espacios de consumo que no impliquen gastos y, por tanto, que su desplazamiento a lo “público” de la circulación cultural sea menor que la de los hombres. De este modo, las razones estructurales que colocan a las mujeres en OBSERVATORIO CULTURAL Nº2 desventaja frente a los hombres se manifiestan con nitidez en esta dimensión de las diferencias en cuanto a participación en la distribución de los productos simbólicos. Esta dimensión estructural, entonces, influye en el movimiento de las mujeres hacia lo público, pero también en su posibilidad de gozar más ampliamente de otros consumos que no lo implican como el de internet. El contar con dinero para acceder a ese bien es un ejemplo que, como dijimos, se asocia también a una desigualdad generacional y de clase. Pero, también las mujeres aducen razones ligadas a la falta de tiempo para desplazarse a espectáculos y exposiciones. Esto nos remite a las formas en que se reparte el tiempo de ocio. Hace un tiempo el Instituto Nacional de Estadísticas (INE) puso de manifiesto que eran las mujeres las que gozaban de menos momentos para ello, pues sus responsabilidades en el ámbito doméstico, ya sea que tuvieran un trabajo remunerado o no, lo impedían. Estos datos proporcionados por el INE colocaron en el tapete la distribución desigual de las tareas domésticas, mostrando cómo se mantienen en nuestro país las antiguas pautas de género que proponen a las mujeres como artífices principales de la reproducción del orden privado. De este modo, si pensamos que el goce de los consumos culturales está relacionado con los tiempos libres de las personas, es obvio que las mujeres tendrán menos posibilidades de acceder a ellos, ya no solo por razones económicas, sino de la “economía doméstica”, que las obliga a permanecer más tiempo en el espacio del hogar. Podemos suponer, desde esta perspectiva, que las mujeres de los sectores más pobres están aún en mayores desventajas que las de los sectores medio y altos que cuentan con mayores recursos de dinero y tiempo. Así, la perspectiva de género nos confronta a una realidad en la cual se combinan elementos económicos y sociales para producir una diferenciación en los modos en que hombres y mujeres se apropian, dialogan y participan de los bienes simbólicos. Por un lado, emerge una clara continuidad con las asociaciones espaciales clásicas para lo femenino y masculino que contribuyen a la segmentación de género, y por el otro, el correlato económico de ello que impide un igual acceso al trabajo remunerado para hombres y mujeres. Este elemento es clave no solo porque implica la reproducción de la oposición hombres en la esfera pública / mujeres en la esfera doméstica, sino porque, además, las mujeres que logran insertarse en la primera ostentan niveles de desigualdad salarial por todos conocidos. Podríamos decir entonces que las mujeres, en general, son más pobres que los hombres, y que ello incide en las formas de acceso a los productos culturales. El otro ámbito importante de desentrañar, más allá de esa precariedad estructural, son los contenidos de aquellos bienes que las mujeres eligen, pero también los modos concretos de su consumo, así como el de los hombres. Por ejemplo, cuándo y dónde leen, cuándo y cómo ven televisión, escuchan radio o música; precisiones que sin duda arrojarían rasgos claves a la hora de comprender y visualizar las diferencias y desigualdades. Lo mismo vale para todos aquellos aspectos ligados a las operaciones de lectura de los consumos culturales, las reelaboraciones, interpretaciones y significados que hombres y mujeres otorgan a las representaciones y los sentidos para su construcción de género. Una indagación cualitativa, que se adentre en el impacto de los modelos simbólicos que se consumen daría señales relevantes para un estudio en profundidad sobre la participación de hombres y mujeres como receptores activos de los productos culturales. Por ahora, esta encuesta nos muestra las facetas tradicionales de la segregación de género, e ilustra las desigualdades entre hombres y mujeres, pero sobre todo interpela un debate sobre unas diferencias que señalan que aún falta mucho camino para una democratización efectiva de la circulación de los bienes simbólicos. Las diferencias de género entrañan otras, como las de clase y generación, que deben encararse de manera conjunta para producir una sociedad más equitativa y una cultura compartida. 11 SECCIÓN DE ESTUDIOS - CONSEJO DE LA CULTURA Cultura en el desierto: experiencias y desafíos CARLOS GONZÁLEZ RIFFO Investigador del arte virreinal. Ex consejero regional del Consejo Nacional de la Cultura y las Artes. Chile: diversidad cultural C hile es un espacio de diversidad cultural de mil expresiones que se han ido gestando desde tiempos milenarios, con las formas de vida ancestrales, hasta el presente, con las nuevas expresiones culturales que podemos conocer en el convulsionado siglo XXI. La cultura es, pues, tan diversa y única como somos los seres humanos, es una construcción del hombre que busca siempre comunicarse, expresarse, relacionarse y proyectarse. Adentrarse en el conocimiento de las manifestaciones culturales es sin duda descubrir la diversidad, la capacidad de crear, de adaptarse, de plasmar las diferentes realidades en el arte, es revelar formas de vida. Cómo no asombrarse en Chile con los asentamientos humanos situados en el norte del país, capaces de generar cultura en tiempos tan tempranos, como es el caso de los enigmáticos chinchorros de la costa ariqueña, con su modo tan especial de concebir la muerte materializada en técnicas complejas de momificación. O los chamanes likan-antai, estos hombres de las alturas de la puna andina en el desierto El Loa y más arriba, que por medio de alucinógenos aspirados en las famosas tablas de rapé se comunicaban con otros mundos espirituales en arranques de éxtasis y convulsiones. O los artífices diaguitas que imprimieron su sello estético con sus laboriosas 12 manos en multitud de ceramios hechos con gredas amasadas, cocidas y pintadas como una obra de producción única sin saber que dejarían huellas hasta nuestros días. Un territorio tan diverso en sus manifestaciones culturales nos aporta, sin duda, los elementos identitarios suficientes para despertar el amor a la tierra, a la gente y a sus costumbres. Nos proporciona una fuente inagotable para la investigación, la producción literaria y la difusión a todos los habitantes que necesitan conocer de manera imperiosa sus raíces culturales, es decir, qué es lo propio y distintivo en medio de un mundo globalizado, amplio y accesible. Antofagasta: mar, desierto y mineral La Región de Antofagasta es heredera de una larga historia que se inicia con la última época glacial de Atacama, cuando llegan los primeros cazadores y recolectores hace unos once mil años. Estos grupos fueron los primeros en poblar la región, logrando adaptarse a la variedad de climas y de paisajes geográficos escasos de fauna, de vegetación y de aguas. Estos primeros habitantes, cazadores de vicuñas y de guanacos, dieron origen a diversas etnias entre las que destacan los likan-antai OBSERVATORIO CULTURAL Nº2 (atacameños), que imponen su señorío en la zona, después de concentrarse en el oasis de San Pedro de Atacama. Son los llamados pueblos precordilleranos, característicos en la región, como también los pueblos costeños de antigua data en el litoral junto a los pueblos pampinos del siglo XIX, que en su conjunto constituyen lo propio, originan la historia, dan sentido de pertenencia y aportan identidad a este territorio. A este lugar me trajeron “los caminos de la vida”, específicamente al desierto El Loa, famoso por ser el más árido del mundo, ¡qué contraste! Yo había crecido mirando el mar y sintiendo el olor de los árboles después de las lluvias estacionales, había recorrido diversas latitudes plasmadas de bellezas arquitectónicas y de paisajes exquisitos, visto diversas razas y formas de vida, pero, en fin, había algo nuevo que conocer y vivir. Descubrí que el desierto no era tan desierto, veo colores, destellos de estrellas, la luz de la luna, el dominio del sol, el silencio de las noches, la majestuosidad de los volcanes, las piedras de las canteras, lo sagrado del río más largo de Chile, el silbido de los vientos, el mármol de la montaña, el verdor de las quebradas, los manzanos y perales en flor, el azul intenso del cielo, la belleza de las lagunas, el volar de los flamencos, el sonido de las bandas que siguen al santo de su devoción como rompiendo lo invariable del paisaje ancestral, he visto arte y tradiciones culturales, he compartido con su gente de ingenua fe, y con todo ello pude descubrir que era un lugar único, diverso y hermoso tanto o más como los que recorrí. Es así que mi primer estudio en la provincia El Loa lo dediqué a los bailes religiosos, ya que constituyen un patrimonio inmaterial de primer orden en el lugar, además de aportar identidad y de ser bien recibidos por niños, jóvenes y adultos. Fruto de la investigación, pude publicar con el aporte del gobierno regional y de la empresa privada local Ritmos de la tierra. Danzas cósmicas1” , donde se analiza el hecho religioso de los bailes desde la 1 La edición de este libro fue financiada con recursos del 2% FNDR cultura y aprobados por el CORE, II Región de Antofagasta. 1ª edición, abril 2007. Solo en Biblioteca Nacional. Es un análisis multidisciplinario del baile religioso, presente en la provincia El Loa en cuanto constructor de identidad en la población. historia andina, la antropología y la teología. Fue una experiencia interesante pues el texto fue distribuido a todos los establecimientos educacionales de la provincia y esperado con especial interés, al no existir un texto oficial que recogiera esta realidad. Más tarde, teniendo un conocimiento más profundo de la zona y sus alrededores, pude preparar la publicación de otro estudio para Calama, Arte virreinal en el desierto El Loa2 , que recoge una selección de objetos desde el siglo XVII a la primera mitad del XIX, y dar a conocer el barroco del desierto evangelizado desde el siglo XVI. La madera policromada, las telas cusqueñas, el oro y la plata manufacturados, todo al servicio de la fe, según la idea de la contrarreforma. Este proyecto registra objetos de las tres iglesias más importantes de los pueblos precordilleranos del Loa: San Francisco de Chiu-Chiu, San Lucas de Toconao y San Pedro de San Pedro de Atacama. En el año 2010, la obra fue encapsulada con motivo del Bicentenario de la República en Antofagasta. Con todo, creo necesario incentivar, promover y fortalecer la línea investigativa en la región, tan inmensa como el desierto mismo, que dará sustento, serio y formal, al desarrollo cultural. La vida académica de la región debiera incluir especialidades de áreas afines como la antropología, arqueología, historia, historia del arte, museología, conservación, entre otras, con el fin de contar con profesionales locales en los distintos ámbitos del quehacer cultural, por lo demás escaso en el espacio geográfico regional. Cada día hay nuevos desafíos que enfrentar, a fin de sumar voluntades, tocar puertas, investigar y elaborar, para continuar indagando en las manifestaciones más altas del ser humano, expresadas en su acervo cultural. 2 Este libro fue editado con fondos del 2% FNDR cultura y de la empresa privada de la provincia El Loa, Proloa. Es un texto que recoge una selección del arte barroco presente en tres iglesias andinas del desierto regional, fruto de cinco años de investigación y de acopio por medio de fichas de los objetos con función ritual en estas comunidades de la precordillera. 1ª edición, mayo 2010. Solo en los establecimientos de educación pública de la Provincia El Loa, Región de Antofagasta. 13 SECCIÓN DE ESTUDIOS - CONSEJO DE LA CULTURA Reseña Emprendizajes en cultura Jaron Rowan Cristóbal Bianchi Doctor en Estudios Culturales Observatorio Cultural - Sección de Estudios La reciente importación e instalación de políticas y programas relacionados con el desarrollo de las industrias creativas en Chile traza una frontera que extiende las discusiones sobre el campo cultural. Se separan, al menos, dos aguas antes difusas. La cultura ya no es solo un “derecho”, sino que también puede ser entendida como un “recurso”. Así, el incipiente desarrollo de las industrias creativas en Chile sitúa a la cultura no solo como un factor central en la producción de riqueza sino que, además, permite formular preguntas acerca de las formas en las cuales los agentes culturales pueden y deben responder a este nuevo estatus, modelo y política. Frente a estas preguntas, la lectura de Emprendizajes en cultura resulta ilustrativa, si interesa conocer en detalle las dinámicas, brechas e impacto del emprendimiento cultural en España en los últimos 20 años. Jaron Rowan (Londres, 1978) describe y contextualiza la emergencia de la industria creativa en Europa, para luego señalar las brechas y deficiencias asociadas al modelo. En sus inicios en los años 80 y 90, la naturaleza intangible y creativa de la cultura permitió percibir a las industrias creativas como un paradigma nuevo con alto valor agregado que podía reemplazar a la “industria pesada” que ya no respondía a los criterios de agilidad del mercado competitivo. Así, muchas ciudades europeas iniciaron un proceso de reinvención, invirtiendo altas sumas en infraestructura para valorizar su patrimonio y promover, entre otras cosas, el turismo cultural. Este proceso encareció el precio del suelo y desarticuló comunidades tradicionales (Rowan 2010). Del mismo modo, artistas y creativos, los trabajadores y trabajadoras de la cultura, no estuvieron ajenos a esta proceso (y entusiasmo), y comenzaron a desarrollar microempresas, facturar, hacerse agentes autónomos e independientes, incitados por los innovadores modelos de producción culturales más livianos, flexibles y pequeños. Nace, entonces, la figura del emprendedor cultural como agente económico: un personaje freelance y microempresario, ajustado al riesgo y la estructura del mercado, multitask, que puede hacerse rico desde el garaje de su casa, manteniendo su autonomía y sentimiento de propiedad, lejos de las artes y las empresas tradicionales. 14 OBSERVATORIO CULTURAL Nº2 Las investigaciones de Rowan, no obstante, con especial detención en el caso andaluz, hacen visibles las paradojas de una gran variedad de proyectos de emprendimiento que, después de años de inversión y trabajo, han mantenido los problemas anteriores, cuando los agentes culturales vivían en los márgenes de la economía. Es decir, continúan la precariedad e inestabilidad laboral, la baja facturación, el estrés, la ansiedad y la auto-explotación. Se observa, entonces, el embrollo del emprendimiento en cultura: “la gran mayoría de los «emprendedores culturales» no lo son ni por razones ideológicas, ni por vocación empresarial. Se embarcan en este tipo de aventura básicamente por tres razones: a) la búsqueda de salidas a una situación económico-laboral muy precaria; b) debido a los contratos con las administraciones públicas o por una facturación de cierta envergadura; y c) en razón de algún plan local o autonómico de incentivo al emprendizaje” (Rowan 2010, p. 51). El libro concluye dirigiendo el interés hacia una serie de proyectos que han adoptado modos alternativos de aprendizaje basados en modelos abiertos de colaboración y formas diferentes de negocios. Rowan las define como “pro-común”, y buscan revertir las lógicas tradicionales y reduccionistas del emprendimiento. Emprender en este caso estaría vinculado a una inversión inicial con el objetivo de tener un proyecto personal gratificante, donde es posible lograr un equilibro entre negocio, preocupación social y política. Los casos emblemáticos pasan, por ejemplo, por revertir estrategias tales como las que buscan limitar el acceso a bienes esperando aumentar su valor como “obras únicas”. El autor dispara con lucidez: “Dicho de otro modo, las formas al uso se basan en la generación de una falsa noción de escasez sobre bienes que son abundantes. En este sentido, las industrias creativas han desarrollado una relación parasitaria con las cuencas creativas” (p. 171). Estas formas se refieren al desarrollo, por ejemplo, de modelos colaborativos como el software libre –Linux, Firefox– y trabajos bajo licencia Creative Commons, prácticas que en definitiva permiten realizar transformaciones desde el interior del emprendizaje, con especial cuidado en los contextos en que se insertan. En definitiva, con el advenimiento, entonces, de las políticas relacionadas con la industria creativa en Chile, se hace necesario conocer la experiencia de otros países, para mirar con inteligencia y precaución el camino a seguir al momento de destacar el valor de la cultura en la producción de riqueza, sin considerar la potencial exclusión de los agentes culturales de la misma. Referencia Emprendizajes en cultura: Discursos, instituciones y contradicciones de la empresarialidad cultural Traficantes de Sueños, Madrid, 2010 199 páginas Comprar el libro Descargar libro completo en PDF (licencia Creative Commons) 15 SECCIÓN DE ESTUDIOS - CONSEJO DE LA CULTURA Reseñas audiovisuales …A Valparaíso (1962) Dirigido por Joris Ivens 27 minutos, francés, subtítulos en español Guión: Chris Marker Asistencia de cámara: Patricio Guzmán Subtítulos: Ricardo Greene Trabajo que muestra la vida cotidiana en el puerto, adentrándose en sus significaciones más profundas. El director holandés Joris Ivens propone una mirada no solo poética sino que también política. Utilizando elementos constitutivos de la ciudad como el mar, el viento, los marinos, sus cerros y los ascensores, el autor revisa el pasado glorioso de Valparaíso y denuncia sus problemas más agudos: la desigualdad social, la lucha por los derechos y el anhelo de justicia. Ver video 16 OBSERVATORIO CULTURAL Nº2 ¡Copiad, malditos! (2011) Dirigido por Stéphane M. Grueso 57 minutos, español Documental editado íntegramente bajo la licencia Creative Commons y estrenado en abril de 2011 en España. A través de entrevistas y estudios de caso, se discuten los desafíos éticos y derechos públicos relacionados con la propiedad intelectual en el contexto de la revolución digital. En él pueden conocerse las nuevas aplicaciones y problemáticas legales que enfrenta el uso de licencias copyright y derechos de autor. Ver video Descargar video en diferentes formatos 17 SECCIÓN DE ESTUDIOS - CONSEJO DE LA CULTURA Vínculos y sitios de interés Salar de Ascotán Inacaliri Río Salado ........................................................................................................................................... Bolivia Linzor El Tatio ma DICTIONARY OF WAR Sitio interdisciplinario que utiliza la práctica y la metáfora de la guerra para conocer cómo ésta se ha transformado después de la guerra fría junto con el advenimiento del terrorismo, las nuevas tecnologías y la crítica cultural. PROYECTO ZERO Proyecto de la Facultad de Educación de la Universidad de Harvard, que tiene como objetivo entender y relacionar aprendizaje, pensamiento y creatividad en las artes, humanidades y diversas disciplinas científicas, tanto a nivel institucional como individual. Salar de Atacama 10x15 Revista on line y mensual dedicada a la fotografía contemporánea. TRAFICANTES DE SUEÑOS Colectivo español, distribuidora y proyecto editorial autogestionado que publica bajo licencia Creative Commons y copyleft. Desde los años 90 se han constituido como un lugar de encuentro de movimientos sociales alternativos. Sugerimos revisar los títulos de su librería. REVISTA INTEMPERIE Negra Revista on line que promueve el teatro y la literatura chilena con entrevistas, artículos, reseñas y diversa información actualizada. Argentina 18 Río Loa OBSERVATORIO CULTURAL Nº2 FUTUREEVERYTHING Tocopi Portal británico definido como un espacio para proyectos de innovación digital que combina creatividad, participación y nuevas tecnologías. Desarrollan una serie de actividades tales como un festival de arte, música e ideas, además de un premio internacional para proyectos que integran arte, innovación social, software y tecnologías que “traen el futuro al presente”. Salar d Miraje PUEBLO NUEVO (NETLABEL) Sello virtual o net-label que publica y fomenta música chilena y extranjera de raíz electrónica, además de prácticas artísticas relacionadas con el uso de tecnologías digitales como música, gráfica, net-art, fotografía, entre otras. KICKSTARTER Mejillones Emblemático proyecto de financiamiento colectivo o crowfunding en el cual se ofrece la posibilidad a las empresas públicas, privadas y la ciudadanía de contribuir con cualquier monto a un proyecto cultural. Existen varios modelos, en el caso de Kickstarter el gestor y artista proponen un proyecto concreto que necesita financiamiento. ......................................................................................................................... Antofaga Conoce más de los proyectos de la Sección de Estudios: Haz tu tesis en cultura 2011 Reportes estadísticos 1-3 (danza, libros y lectura, patrimonio material) Observatorio Cultural nº1 ........................................................................................................................ Nota: Observatorio Cultural agradece las sugerencias para esta sección a los siguientes miembros del Consejo de la Cultura: María Jesús Chaparro, Claudia Toro, Valentina Serrati, Felipe Mujica, Soledad Hernández, Magdalena Novoa, José Domingo Rivera y Felipe Coddou. La invitación está abierta para recibir información de otros sitios y vínculos de interés. Por favor escribir a: [email protected] Paposo Taltal 19 19 SECCIÓN DE ESTUDIOS - CONSEJO DE LA CULTURA Sección de Estudios Observatorio Cultural 20