"LA INVESTIGACIÓN DE OPINIÓN PÚBLICA:

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"LA INVESTIGACIÓN DE OPINIÓN PÚBLICA:
SU NATURALEZA Y ALCANCE”
Por Sebastián Sancari
A lo largo del presente trabajo nos abocaremos al análisis de la influencia de las
encuestas de opinión en el proceso político. ¿En qué medida influyen en el proceso político?
¿en qué medida alteran el proceso decisional de la opinión pública?. Estos problemas son
los que guiarán nuestra investigación.
Consideramos que aquella relación subyace en cualquier análisis de opinión pública.
Basta con sólo repasar la bibliografía estudiada durante el transcurso de nuestro curso para
cerciorarnos de ello.
No debemos desconocer que existen diversos tiempos en el proceso político. Sin
duda, las encuestas ejercen una mayor trascendencia en épocas electorales. Y es en esos
momentos en donde se pone a prueba su grado de confiabilidad.
Por otra parte, es de vital importancia aclarar que las encuestas constituyen sólo una
parte del proceso político. Y que ellas sólo nos importarán en tanto sean difundidas a través
de los medios masivos de comunicación.
Los productores y difusores de encuestas usualmente son vistos como "expertos" de
la política, con una notable capacidad de influencia en la opinión pública.
En este amplio campo, hemos optado por poner el énfasis en el tópico concerniente
a la influencia de la investigación sobre los procesos de formación de opinión. No pocas
veces desde determinados ámbitos académicos se supone un proceso creciente de
manipulación de la opinión pública -desde los medios masivos de comunicación- mediante la
utilización de investigaciones sobre la opinión pública.
Ahora bien, es factible considerarlas ya sea como un medio de comercio y, a su vez,
de manipulación de la opinión pública o como valiosas herramientas científicas de
inestimable aporte a las ciencias sociales. Dado que, entre otros motivos, la investigación
sobre la opinión pública estuvo en su origen ligada a los medios gráficos y a las agencias de
publicidad, la incursión de docentes universitarios en esta área no ha sido frecuentemente
bien recibida en sus ámbitos de origen. De este modo, considero se tiende a perder de vista
su profundo aporte teórico-práctico al campo de las ciencias sociales.
El trabajo será abordado desde un punto de vista teórico. Puesto que esta temática
tiene marcadas vetas normativo-filosóficas.
Realizados estos comentarios iniciales, pasaremos ahora a precisar el alcance que le
daremos aquí al término "opinión pública".
2
EN BUSCA DE UNA DEFINICIÓN DE OPINIÓN PÚBLICA
¿Cómo podemos definir los alcances del término "opinión pública"?.
1
En relación a
este problema debemos guardar especial cautela. Tal es su nivel de complejidad que incluso
algunos autores se han dedicado a recolectar definiciones de OP (por ejemplo, Harwood
Chils en 1965 encontró cincuenta definiciones en la literatura existente).
Si bien no es nuestro propósito realizar una tarea exhaustiva en este sentido,
intentaremos encontrar algún parámetro en el campo de las definiciones en base al cual
poder elaborar nuestro trabajo.
Podemos establecer algunas diferencias entre el concepto de opinión pública
subyacente en el siglo XIX y el propio del siglo XX. Como nos indica Vincent Price, el
concepto de opinión pública como tal es un producto de la Ilustración. El autor sostiene que
esa combinación de "público" y "opinión" en una expresión única fue utilizada para referirse
a juicios colectivos fuera de la esfera de gobierno que afecten a la toma de decisiones
políticas. Es por ello que el debate no sólo es racional sino que también es "público" porque
tiende al alcance del bien común.
Elizabeth Noelle-Neumann encuentra que Rousseu fue el primer autor que utilizó, a
mediados del Siglo XVIII, el término "opinión pública". En el sentido de guardiana de la
moralidad y de las tradiciones. 2
De este modo, encontramos que el concepto de OP utilizado en el Siglo XIX se
presenta como universalista -algo común a las opiniones de las sociedades en un momento
1
En adelante abreviaremos este término con "OP".
2
Dice la autora: "Rousseau capta más claramente que nadie antes que él el aspecto esencial de la opinión
pública...: representa una transacción entre el consenso social y las convicciones individuales. El individuo se ve
obligado a buscar una solución intermedia, obligado por el 'yugo de la opinión' y por su naturaleza vulnerable,
que le hace depender del juicio ajeno y resistirse a la separación y al aislamiento". (pág. 118) Y este es un tópico
que, según su análisis, la teoría democrática clásica no tuvo en cuenta: el miedo del gobierno y del individuo a la
opinión pública.
3
dado- y prescriptivo -la unión pública aparece como un bien democrático más que como una
categoría de análisis-.
El advenimiento del presente siglo trajo aparejado un cambio en el concepto de OP.
Y esto se debe, fundamentalmente al desarrollo de la medición psicológica y,
especialmente, al avance -en E.U.A.- de técnicas cuantitativas para medición de actitudes.
Price nos brinda una buena síntesis al respecto: "Los años treinta representaron un
importante giro en el pensamiento respecto a la opinión pública, marcado por un alejamiento
general del punto de vista que lo consideraba como un fenómeno colectivo,
supraindividual....hacia una perspectiva más individualista que lo considera como un
conjunto de opiniones dentro de una población designada". 3
De modo que en esta nueva conceptualización predominan componentes
descriptivos y particularistas.
Las técnicas de investigación sociológica han transformado a la OP en un segmento
de la población que tiene opiniones medibles con respecto a una determinada cuestión.
A su vez, en tanto en la concepción decimonónica la OP aparecía como una
configuración urbana; esto es, la ciudad como teatro de lo público ya sea en la sociedad
burguesa o en las plazas, por ejemplo. En el Siglo XX tiende a instalarse en las imágenes a
domicilio.
Ahora bien, hemos establecido un piso básico desde el cual poder comprender mejor
las variaciones en el concepto de OP. Pero, ¿como definiremos aquí a la opinión pública?.
Para realizar esta tarea nuestro basamento serán algunos elementos analizados en el
seminario.
Como hemos visto, a partir de la veloz expansión de las técnicas de medición
cuantitativas ha cambiado la percepción del término OP. Pero no por ello el concepto ha
dejado de presentársenos ambiguo y susceptible de infinitas interpretaciones.
3
Vincent Price: "La Opinión Pública". Ediciones Paidós; Barcelona, 1992. Pág. 65.
4
Consideramos que una adecuada aproximación en el terreno de las definiciones de
una teoría de la OP sería la estudiada en el seminario: la OP es más bien un referente
empírico. Más que ideas son hechos de carácter institucional. Vale decir, datos (el objeto de
investigación son personas que emiten opiniones en el marco de una relación dialógica con
el investigador) que se insertan en un determinado contexto. Los datos no tienen relevancia
si no contamos con una o más teorías que nos ayuden en la tarea hermeneútica de
interpretación. Aquí la teoría de la OP importa teorías generales de otras disciplinas (por
ejemplo, de la economía, la teoría del actor racional). Por tanto, esta teoría es una ciencia
de hechos institucionales. Este hecho es un acto de habla en un contexto de significación
institucional. Dado que para obtener y procesar datos debemos forzosamente recortar la
realidad, el objeto de nuestros conocimientos no son los datos sino las interpretaciones que
de ellos hacemos.
No resulta difícil reconocer, entonces, que las encuestas -con todo el bagaje
ideológico que entrañan- ocupan un lugar de privilegio en la escena pública.
4
Es en este
punto en donde retornamos a la pregunta inicial: ¿en qué medida alteran el proceso
decisional de la opinión pública?. Sería dificultoso estudiar los alcances de este interrogante
sin remitirnos primero a una revisión de las principales teorías sobre la opinión pública. Este
será el material del próximo apartado.
4
No obstante, es necesario remarcar que OP y encuestas de opinión no son sinónimos.
Las encuestas
ciertamente no son la única expresión legítima de la OP. Esta también puede manifestarse por medio de
protestas, cartas al director de diarios, entrevistas directas con los decisores políticos, etc.
5
INTERPRETACIONES DE OP
Si estudiamos alguna de las diversas interpretaciones acerca del carácter de la OP,
veremos cómo la visión que se tenga de los patrones de comportamiento de los ciudadanos
influirá en la perspectiva que se tenga en referencia a la influencia de las encuestas sobre
los procesos de formación de la OP.
Antes de pasar a considerarlas, es necesario señalar que no es nuestra intensión
discutir, al menos en este trabajo, todos los enunciados de estas teorías, sino que
consideramos pertinente tomar aquellos tópicos que resulten de especial interés en función
de la temática elegida.
Decimos, entonces, que podemos detectar la existencia de tres grandes líneas
analíticas. En una primera aproximación esbozaremos sus postulados principales para luego
analizar cuáles son las inferencias con respecto al tema de la influencia de las encuestas y
de su función de manipulación o educación de la OP que de sus teorías se derivan.
1) Teoría del actor racional (o teoría afirmativa de la OP)
2) Teoría realista (o teoría negativa de la OP)
3) Teoría culturalista
1) Subyace a esta teoría una concepción racionalista de la OP que encuentra sus
fuentes en el liberalismo clásico. La OP es, de este modo, el agregado de una serie de
opiniones particulares que contribuyen a la generación de un consenso racional.
Renwick Monroe
5
proporciona siete presupuestos fundamentales que subyacen a
esta teoría: (las cuatro primeras constituyen su núcleo)
a) Los actores persiguen objetivos.
5
Monroe Renwick, K.: “The theory of racional action: Its origins and usefulness for political science”. En
Monroe Renwick, K. (Ed.): “The economic approach to politics. A critical reassessment of the theory of rational
action”. N. York, Harper Collins Publishers, 1991, págs. 1-31.
6
b) Esos objetivos reflejan el propio interés percibido por los actores.
c) El comportamiento es el resultado de un proceso que implica una elección
consciente.
d) El individuo es el actor básico en una sociedad.
e) Los actores poseen órdenes de preferencia que son estables y
consistentes.
f) Dadas determinadas opciones, los actores eligen la alternativa que les
proporciona la máxima utilidad esperada. 6
g) Los actores poseen información exhaustiva tanto de las alternativas
disponibles como de las probables consecuencias de sus elecciones.
En el marco de esta teoría, Benjamin Page y Robert Shapiro brindan seis
proposiciones generales con respecto a la OP. Ellos sostienen que:
Una sociedad entendida como colectividad posee preferencias genuinas para la
mayor parte de los problemas políticos. A su vez, la OP rebela más estabilidad que cambio.
Estos estados de opinión colectiva son medibles a través de los estudios de
investigación (encuestas).
Forman patrones coherentes que nos permiten caracterizar ciertos rasgos propios de
una sociedad.
Cuando la OP cambia, estos cambios no son caprichosos o inexplicables sino que
siguen claros patrones. La OP varía en respuesta a eventos objetivos y externos. Es decir,
conforme a cambios en la realidad que afectan los costos y beneficios de las alternativas
6
Los puntos a) y f) se relacionan con dos elementos resaltados por Almond: el "individualismo metodológico",
desde el que se sostiene que todo fenómeno social se deriva de las acciones y comportamientos de los
individuos. Y, en segundo término, una concepción que considera que los actores políticos -votantes, políticos,
burócratas- son maximizadores de intereses materiales y que, por tanto, buscan beneficios bajo la forma de
votos, cargos públicos o poder, al menor costo.
7
políticas. Es por ello que ese cambio en la OP se produce de una manera regular y
entendible.
2) Esta línea argumental
señala (remitiéndose a Aristóteles) que no existe una
relación automática entre conocimiento y acción. Se centra no en "la" OP sino en "las"
opiniones públicas, entendidas como opiniones divergentes entre sí. De este modo, la
realidad es algo objetivo que está más allá de los métodos.
-La OP es vista simplemente como una agregación de opiniones individuales. El
individuo cuando es iluminado por el foco de las técnicas de investigación de OP presenta
pasiones, prejuicios y presuposiciones ideológicas que trae consigo. El hecho que no exista
una clara distinción entre lo que la gente dice y lo que hace, convierte en altamente
sospechoso al dato.
-La OP es inestable y esencialmente impredecible. Las opiniones son cambiantes y
fugaces.
-El público es por definición ignorante, poco formado. Y esto se debe a la carencia no
tanto de conocimientos como de oportunidades de deliberación.
-La intolerancia en las sociedades contemporáneas es la regla. Por ello, no es
conveniente utilizar conceptos como el de "formación colectiva de las preferencias".
Existen no pocas investigaciones que concluyen que la OP presenta alguno de estos
caracteres. Por ejemplo, en 1956, los autores de la escuela de Michigan, Angus Campbell y
Philip Converse (entre otros) en "El Voto Americano" sostuvieron que la mayoría del
electorado norteamericano no era capaz de ponderar ni sus objetivos ni la pertinencia de las
opciones elegidas en función de alcanzar esos objetivos.
8
3) Como bien sostiene Gabriel A. Almond, la misma teoría del actor racional expresa
un tipo de cultura.7 John W. Kingdon8 también sostiene que el propio interés (self-interest)
no es en sí mismo evidente sino que se encuentra socialmente construido.
La importancia de las normas y los valores como factores de integración social ya
era un tema central en la obra de Durkheim. Durante el presente siglo, las dimensiones
mentales, morales y actitudinales estaban en el centro del discurso de las ciencias sociales
en los 50s y 60s. (entre los autores más destacados, podemos citar a Talcott Parsons, quien
indicó que la acción social tenía una íntima conexión con sentimientos, creencias y valores).
Luego de este período el foco pasará por la teoría del actor racional; esta irrupción se debe
en gran medida al trabajo de Downs. Por ello, Almond denomina a los 50s y 60s como "la
era pre-Downiana".
Aaron Wildavsky afirma que los seres humanos no eligen lo que quieren sin más. La
formación de preferencias entraña un proceso más complejo que el basado en el propio
interés racional. Aquellas combinaciones que no son socialmente viables son descartadas.
Como sostiene Wildavsky, la teoría cultural, a diferencia de la del actor racional, se
basa en la premisa que las preferencias son endógenas -es decir, intrínsecas a las
organizaciones sociales-. Por ello, surgen de la interacción social en defender u oponerse a
diferentes estilos de vida. Cuando los individuos toman decisiones importantes, estas
elecciones son de tipo cultural.
Las dimensiones de la teoría cultural de Wildavsky -número y variedad de
prescripciones y fuerza de cohesión del grupo- se basan en la respuesta a dos preguntas:
¿quién soy? y ¿qué debo hacer?
Ronald Inglehart, basa su análisis en la premisa que cada sociedad tiene hábitos
culturales propios. Y que incluso éstos pueden tener más peso que factores de tipo
económico. Existen, según el autor, determinados indicadores básicos de cultura política:
7
En términos de Wildavsky sería un tipo de cultura competitiva e individualista.
8
Kingdon: "Politicians, Self-Interest, and Ideas".
9
satisfacción de vida; satisfacción política; confianza interpersonal; y conformidad con el
orden social existente. Por tanto, estos factores culturales poseen una íntima relación con el
grado de durabilidad de las instituciones democráticas.
Por último, no podemos dejar de considerar la teoría de la espiral del silencio de
Elizabeth Noelle-Neumann, en la cual la autora señala la vital importancia que ejerce la
dimensión social sobre el individuo. Esta teoría se basa en cuatro supuestos: la sociedad
amenaza a los individuos desviados con el aislamiento; los individuos experimentan un
continuo miedo al aislamiento; este miedo al aislamiento hace que los individuos intenten
evaluar continuamente el clima de opinión; y los resultados de esta evaluación influyen en el
comportamiento del público, especialmente en la expresión pública o el ocultamiento de las
opiniones.
Desde luego, cada una de estas teorías no constituyen estancos separados. Sólo
resaltan determinados factores en su análisis sin negar, en muchos casos, la presencia de
elementos de las otras teorías.
Ahora sí estamos en condiciones de abordar con mayor basamento un análisis
acerca de la influencia de las encuestas en la OP. De ello nos encargaremos en la próxima
sección.
10
TEMA DE DEBATE: LA INFLUENCIA DE LAS ENCUESTAS DE OP
Hemos tenido que recorrer este camino para llegar a un tópico de especial interés
para nuestros fines: el rol que ejercen las encuestas, a través de los medios masivos de
comunicación, en la ciudadanía.
Se puede apreciar claramente que, de las tres grandes líneas argumentales que
hemos analizado en la sección anterior, se derivan distintas concepciones en referencia al
rol ejercido por los medios de comunicación, en general, y por las encuestas, en particular.
Los sostenedores de la teoría del actor racional reconocen que las preferencias de
los individuos a menudo son elaboradas en el marco de una estructura social que implica
una división especializada del trabajo y un amplio ámbito comunicacional. Pero aún cuando
a los individuos se les brinde una información distorsionada, la opinión pública como
colectividad puede actuar racionalmente ante circunstancias objetivas como eventos
nacionales o internacionales, ideas o descubrimientos.
Si los individuos se encuentran mal informados ello no depende ni de su falta de
discernimiento ni de su amplia volatibilidad. Page y Shapiro argumentan que la OP
usualmente responde a eventos exhibidos por los medios, mediatizados. El ciudadano
común siempre actúa en base a una lógica de costo-beneficio.
Al respecto, los autores señalan que los altos costos de obtener y procesar
información política detallada, sumado al bajo beneficio que proporciona esa tarea y a la
existencia de formas más atractivas de utilizar el tiempo y la energía, conducen a que gran
parte de la OP delegue su propia capacidad interpretativa de las noticias a agentes
confiables, para ellos, que realizan esa función.
A partir de aquí los autores elaboran dos conceptos: educación y manipulación.9
9
Page And Shapiro: "The Rational Public (fifty years of trends in americans' policy preferences)". University
Chicago Press, 1992.
11
Se educa al público cuando determinados individuos o instituciones influyen en la OP
proveyéndole información política útil y correcta.
Hay manipulación cuando los gobernantes u otros distorsionan información, o la
brindan parcialmente de una manera consciente e intencional.
Para estos autores, el proceso de educación política de la OP parte desde las
escuelas y universidades10, pasando por los expertos -a través de libros populares u
artículos de fondo-; en menor medida, políticos y agentes gubernamentales -por ejemplo, las
televisaciones de los debates parlamentarios brindan una excelente oportunidad para la
educación directa del público-; y otras influencias, como los movimientos sociales. Ello
confluye en un proceso de deliberación colectiva descentralizado que produce que la OP
actúe racionalmente. 11
Por otro lado, ellos consideran que hay muchos indicadores en relación a que el
proceso de deliberación colectiva no siempre funciona bien: la discusión acerca de las
alternativas puede que sólo ocurra después de que los temas y problemas estén en la
agenda. Por ejemplo, los autores señalan que en EE.UU. hay temas como el de la
redistribución o el de los derechos humanos internacionales que no reciben gran atención
por parte de los medios masivos de comunicación. De modo que la cantidad de atención
que éstos le brinden a un tema posee un poderoso efecto en cuán importante la OP lo
considere.
No obstante ellos concluyen que la propensión a la manipulación de la OP
estadounidense acaece con mayor frecuencia en temas de política exterior. Siendo menor
10
Si bien Page y Shapiro sostienen que un mayor nivel de educación permite al individuo perfeccionar la
racionalidad de sus decisiones, ellos destacan que la información a la que hacen referencia es aquella
proporcionada a través de los medios masivos de comunicación.
11
Con claras reminiscencias de la "mano invisible" de Smith, afirman: "...la sabiduría colectiva puede emerger a
pesar de una considerable ignorancia o incertidumbre individual, a través de la simple agregación estadística de
las opiniones individuales...este sistema de información contribuye a la deliberación colectiva, en la cual el
público como una colectividad razona sobre de la política, y la OP se convierte en algo más que la suma de las
partes individuales." (págs. 362 y 363)
12
en los asuntos internos, producto directo de la existencia de una mayor variedad de fuentes
de información.
Encontramos una postura cercana a la visión realista en Benjamín Ginsberg debido a
que el sostiene que la OP es altamente influenciable. Y que, en especial, las encuestas
ocupan un rol central en el proceso de domesticación de la OP.
En su exposición, Ginsberg expresa que las encuestas producen un cambio en la
naturaleza de la OP. Todas las potencialidades que la convertirían en un poderoso grupo se
transforman en un manejable fenómeno individual. Las encuestas domestican a la OP
porque elevan a la discusión pública temas seleccionados por las élites que formulan las
preguntas, antes que temas provenientes de ella misma (de la OP) y de ser un movimiento
espontáneo se convierte en una respuesta parcializada a un conjunto de alternativas
propuestas por la élite. En este sentido, señala que las encuestas contienen formularios que
son de interés de los clientes y patrocinadores de las mismas -diarios, candidatos políticos,
agencias gubernamentales, corporaciones de negocios, etc.-. Y frecuentemente se las utiliza
como un medio para promover sus propios intereses.
De este modo, una de las consecuencias fundamentales de este proceso es que
merma la importancia de los grupos de presión de masas (especialmente, las uniones de
trabajadores).
La OP, siguiendo esta línea analítica, es pasiva y sólo se limita a responder -de una
manera bastante dudosa- (no hay una relación directa entre lo que se dice y lo que se hace)
un cuestionario previamente estructurado. Por ello, las encuestas también cumplen una
función pacificadora de la OP, al neutralizar en la gran masa a los individuos con opiniones
más radicalizadas. Entonces, la OP pasa a configurarse como una entidad no ya
impredecible sino maleable y dócil.
Por otra parte, y a diferencia de Page y Shapiro que sostenían que la OP ciertamente
ejerce influencia sobre los gobernantes, Ginsberg asegura que las encuestas son un
13
instrumento mediante el cual los gobernantes extraen la información que quieren obtener de
la OP. Por tanto, el rol de la OP es pasivo ("mayoría silenciosa").
Finalmente, el autor señala que el efecto más importante que las encuestas tienen en
la OP no es tanto que afectan sus creencias y conocimientos sino que producen una
acumulación y traslación de las creencias individuales privadas en OP. Y que se pasa a
utilizar como sinónimos los términos OP y encuestas de opinión. 12
Desde una perspectiva centrada en los determinantes culturales de una sociedad en función de sus elecciones- el proceso educativo, de transmisión de conocimientos e
informaciones tiene una considerable importancia. Pues, si bien la OP adopta sus
decisiones en base a sus creencias y valores, el caudal informativo cuali-cuantitativo que
recibe juega un rol central en la formación de éstas.
Noelle-Neumann, en referencia a la influencia de los medios de comunicación sobre
la OP, sostiene: "La influencia real de los medios es mucho más compleja, y muy diferente
del modelo de la conversación individual. Walter Lippman nos lo enseñó mostrando que los
medios graban los estereotipos mediante innumerables repeticiones, y que éstos sirven de
ladrillos del "mundo intermedio", de la pseudo-realidad que surge entre la gente y el mundo
objetivo exterior. Esta es la consecuencia de la 'función del agenda-setting de Luhmann', la
selección de lo que debe ser atendido por el público, de lo que debe considerarse urgente,
de los asuntos que deben importar a todos...Además, los medios influyen en la percepción
individual de lo que puede decirse o hacerse sin peligro de aislamiento". 13
En otro apartado, la autora concluye que "la única opinión que puede llevar a cabo la
función latente de mantener la cohesión social es la aceptada y aprobada emocionalmente
12
Ginsberg reconoce que si bien las encuestas contribuyen a democratizar más al sistema político desactivan el
potencial de la OP.
13
Elizabeth Noelle-Neumann: "La Espiral del Silencio. Opinión Pública: nuestra piel social". Ed. Paidós;
Barcelona, 1995. Pág. 205. También recordamos lo dicho por autores como Wildavsky o Kingdon en relación a
que, en el proceso de formación de preferencias, aquellas combinaciones que no son socialmente viables son
marginadas.
14
por la población. Desde este punto de vista, las discusiones públicas a menudo son una
parte “no la totalidad del proceso de la opinión pública".
14
En la siguiente sección
analizaremos en detalle todo lo expuesto y sus implicaciones.
Podemos apreciar que ninguna de las tres macro-visiones niega la capacidad de
influencia de las encuestas y, a través de ellas, de los medios de comunicación en la OP.
Desde luego, para algunos el proceso conduce a una racionalidad colectiva, mientras que
otros sostienen que la OP es volátil, maleable y que, incluso, sus valores y creencias son
moldeadas por las élites.
La credibilidad de las encuestas se deriva, en gran medida, de la percepción del
público de que son elaboradas científicamente y que, en menor medida, los medios masivos
de comunicación y los auspiciantes son objetivos.
Herbert Asher,15 sostiene que las encuestas se utilizan cada vez con mayor
frecuencia en EE.UU., no sólo para informar a los ciudadanos acerca de los pensamientos
de sus compatriotas y los de otras naciones, sino que también son utilizadas para
convencerlos y manipularlos de una manera conveniente para los auspiciantes de las
mismas. Desde luego, hay diferentes tipos de encuestas y con diversos fines; en tal sentido
el trabajo de Asher es didáctico. Por ejemplo, existen encuestas que si bien están diseñadas
de una manera científica, su fin es el de promover una posición determinada. O aquellas
realizadas por los medios de comunicación entre su audiencia para que ésta exprese juicios
sobre un determinado asunto (Asher las denomina "pseudo-encuestas")
Las encuestas ocupan un rol protagónico en el proceso político y esto se debe al
papel de los medios de comunicación para su difusión y apoyo económico. Amén de la
enorme influencia que tiene en la OP la propia interpretación de los medios. 16
14
Noelle-Neumann. Op. Cit. Pág. 293.
15
"Polling and the Public (what every citizen should know)". Congressional Quarterly Inc.; Washington, D.C.,
1995.
16
En este sentido, Price señala que "...los medios de comunicación son algo más que los portadores del debate
público. Además de proporcionar los canales a través de los que los actores cruzan sus mensajes, los medios de
15
Cuando los medios auspician una encuesta más que informar acerca de un hecho
objetivo lo elaboran, es decir, crean la noticia. Este es un papel que ha sido adecuadamente
destacado por autores como Price, Noelle-Neumann, Grinsber y Asher: los medios masivos
de comunicación pasan a ocupar un lugar destacado en la formación de la agenda pública,
por el simple hecho de promover una encuesta o una investigación especial sobre un
determinado tema que aún no se encuentra en el foco de la discusión pública.17 En
Argentina, los ejemplos en tal sentido no son escasos. Por ejemplo, la fuerte polémica que
se generó durante buena parte del año 1994 a raíz de una investigación de un matutino
(Página /12) sobre los manejos internos del mercado central. 18
Consideramos que los tiempos en los cuales se realizan las encuestas son decisivos
en función de su peso en el proceso político. En tal sentido, sostenemos que los períodos
pre-eleccionarios son críticos. Como acertadamente señala Oscar Landi: "...en medio de una
campaña electoral los resultados de las encuestas sobre las orientaciones de voto colaboran
en la definición de cierta franja indecisa del electorado que vota a ganador. Y orientan en
determinada dirección los apoyos financieros a los candidatos: empresarios y grupos
económicos, siempre dispuestos a apostar a varios números de entrada, redefinen
élite promulgan sus propios puntos de vista a través de análisis políticos partidistas y a través de apoyos
editoriales a políticas y candidatos". (Price, op. cit., pág. 109)
17
Murray Edelman en su fundamental trabajo "La construcción y uso de los problemas sociales" afirma que,
alternativamente, condiciones aceptadas como evitables o
no problemáticas pueden llegar a verse como
problemas, y condiciones perjudiciales pueden no ser definidas en absoluto como cuestiones políticas. Y que los
problemas entran en el discurso y por lo tanto en la existencia como refuerzos de las ideologías, no simplemente
porque están allí o porque son importantes para el bienestar. A su vez, sostiene que los distintos usos del
lenguaje "crean" diferentes realidades. Por ello, el lenguaje es vital para la maniobra política y para la
construcción de la subjetividad.
18
Estas investigaciones no tuvieron un efecto directo sobre el comportamiento electoral. Este caso (llamado el
"caso Pierri", dado que el principal investigado era el diputado justicialista Cesar Pierri) trae a colación el hecho
que, si bien los medios pueden fijar los temas de la agenda pública, difícilmente logren orientar los votos de la
OP.
16
posteriormente el rumbo de sus aportes hacia el que más probablemente accederá al
Estado." 19
Así mismo, es en estas épocas en donde se juega la credibilidad de las empresas
encuestadoras. En Argentina ha sido muy fuerte un estigma: el denominado "efecto
Otaegui", en relación a un encuestador de un programa político televisivo que erró su
pronóstico en más de veinte puntos.
Usualmente, se reconoce que el dato se torna dudoso por diferentes factores, entre
ellos la falta de veracidad en las respuestas, la incapacidad de la gente para entender
determinado tipo de preguntas, la tendencia por parte de los investigadores de transmitir sus
propias opiniones sobre un determinado asunto, la existencia de una pluralidad de
significados en la población que produce que ciertas palabras utilizadas en las preguntas
sean interpretadas de manera disímil, la tendencia de la gente de contestar por inercia, sin
información, etc. 20
Sin embargo, desde el punto de vista metodológico las encuestas, en general,
poseen un alto grado de confiabilidad. Mediante la utilización de métodos estadísticos cada
vez más sofisticados. Pero tanto la OP como los candidatos políticos -si se sienten
desfavorecidos por ellas- reniegan de su influencia. En cada ocasión en que la gente es
consultada acerca del grado de influencia que tienen las encuestas en su toma de
decisiones políticas, parecería demostrarse la poca relevancia de las encuestas. En EE.UU.
en 1948 el "Chicago Daily Tribune" publicó en primera plana, en vísperas de las elecciones
presidenciales, el siguiente titular: "Dewey Defeats Truman" (Dewey vence a Truman). Este
magno error fué utilizado en EE.UU. como una de las muletillas de la última campaña del
candidato republicano Bob Dole para cuestionar el nivel de confiabilidad de los pronósticos
pre-electorales.
19
Landi: "Devórame Otra Vez (qué hizo la televisión con la gente. Qué hace la gente con la televisión)". Ed.
Planeta; Bs. As., 1992.
20
Daniel Yankelovich: "Coming to Public Judgment" pág. 21 y 22.
17
Por otro lado, y en relación al tema de la racionalidad de la OP, creemos que ella no
debe ser subestimada. Ciertamente, gran parte de la OP a menudo presenta claros signos
de desinformación y/o desinterés por los asuntos públicos, y ellos son elementos que
avalarían visiones más realistas de OP. Pero, por otro lado, existen determinados patrones
de comportamiento que la tornan medible y estable. La OP actúa, en no pocas ocasiones,
conforme a eventos objetivos que afectan sus costos y beneficios. 21
Dado este cuadro de situación, rebela que la tarea de intentar encontrar modelos
interpretativos de la OP es siempre difícil.
Un buen acercamiento en tal sentido es el estudio de Daniel Yankelovich.
22
Él
reconoce, -tal como lo postula la teoría realista- que el público ni es ideológico (en términos
de Converse) ni está bien informado. Sino que, más bien, es pragmático. Pero -el autor se
pregunta- ¿eso significa que la OP es intrínsecamente inferior a las muy bien informadas
opiniones de los expertos?. Yankelovich responde categóricamente que no.
23
Para él, el
criterio de clasificación pasa por el grado de consistencia, volatibilidad y responsabilidad en
las opiniones. 24 En la próxima sección nos ocuparemos de brindar nuestras propias
conclusiones acerca de las encuestas de opinión pública y su grado de influencia en la OP.
21
En Argentina, se podría señalar como ejemplo el caso del denominado "voto cuota" menemista. La falta de un
clima social propenso a un cambio del Plan de Convertibilidad influyó, entre otros factores, en que ninguno de
los principales candidatos opositores de las elecciones presidenciales de 1995 manifestase explícitamente su
rechazo al mismo (esta relación es sólo como un supuesto, dado que un profundo estudio demandaría otra
investigación, pues también se podría suponer, desde una visión culturalista, que la estabilidad era ponderada
como un valor en sí mismo).
22
Yankelovich. Op. Cit.
23
Él abandona al término OP y distingue entre "opinión masiva" (inconsistente, volátil e irresponsable) y "juicio
público" (lo opuesto). Y concluye que en EE.UU. abundan las "opiniones masivas" en relación a la política
exterior. Esto se relaciona con Page y Shapiro, cuando sostenían que el público norteamericano era más
manipulable en asuntos externos que en internos.
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Cuando analizábamos algunos aspectos de las visiones culturalistas, allí se sostenía que la gente podía estar
poco informada y sin embargo poseer opiniones estables sobre algún tema. Es necesario aclarar que esto no
tiene, en nuestra opinión, relación con el análisis de Yanquelovich, pues para éste el papel que cumple el
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REFLEXIONES FINALES
Cuando comenzamos el trabajo sostuvimos que necesitábamos teorías que nos
ayudaran a interpretar ese hecho institucional que es la OP. Y que para lograr un mejor
estudio acerca de la influencia de las encuestas en el proceso político debíamos remitirnos
antes a alguna de las principales teorías de la OP.
Retomemos la pregunta inicial, ¿en qué medida influyen en el proceso político?.
Gallup sostuvo que los resultados de las encuestas eran un mandato del pueblo que debía
ser seguido por los líderes políticos porque representaban lo que aquel quería. A su vez,
encontramos que, en general, los defensores de la teoría del actor racional -Page y Shapirotienden a destacar la función educacional de las encuestas, tanto para las élites como para
el público en general.
Como ya sostuvimos anteriormente, el conjunto de la población no es equivalente al
resultado de las encuestas de opinión. Además, resulta difícil refutar visiones como la de
Ginsberg en relación al papel domesticador e influenciador de las élites a través de la
elaboración de encuestas de opinión. Generalmente, el entrevistado debe responder a un
conjunto de preguntas previamente estructuradas.
Por otra parte, consideramos que si sólo se le presta atención a los resultados de las
encuestas estaremos ignorando el proceso de formación de opiniones.
Como vimos, los tiempos en los cuales se dan a conocer los resultados de una
encuesta, el medio y la empresa de comunicación elegidos para hacerlo, la manera en como
se presentan los datos, entre otros factores, constituyen importantes indicadores a tener en
cuenta en cualquier análisis.
A lo largo del trabajo, sostuvimos que las encuestas ocupan un rol fundamental en el
proceso político.
conocimiento, la información de las consecuencias de los juicios emitidos por la población es fundamental en
función de la responsabilidad con la que éstos son expedidos.
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Basándonos en nuestro material de estudio, como una primera aproximación al tema,
podemos identificar analíticamente dos dimensiones de influencia de las encuestas en el
proceso político:
* A los actores de la política. 25
* Al público. 26
Que las encuestas influyen sobre los actores de la política es un hecho no sólo
reconocido por la amplia mayoría de los autores estudiados sino que también se puede
apreciar empíricamente la interrelación entre consultoras políticas y determinados actores
de la política.27 Y esta recíproca influencia e interrelación se incrementa en períodos
eleccionarios -en el apartado anterior analizamos la importancia que los actores de la
política le otorgan a los resultados de las encuestas-. En definitiva, como usualmente indican
los mismos consultores, los actores de la política -en especial, los candidatos- generalmente
no buscan pronósticos sino herramientas para adoptar decisiones que les permitan alterar
en su favor los resultados ya obtenidos. 28
Ahora bien, el tema adquiere mayor complejidad cuando se trata de establecer el
grado de influencia que tienen las encuestas sobre el público. En este sentido, coincidimos
con Enrique Zuleta Puceiro cuando afirma que "...las encuestas influyen -y de un modo cada
vez más claro y terminante- tanto en el comportamiento del electorado cuanto en otros
aspectos decisivos del proceso político". Pero el autor reconoce que "...estamos muy lejos
25
En el sentido otorgado por Price. Es decir, aquellas personas que intentan hacer variar la conducta del
colectivo (miembros de la prensa incluidos).
26
En un sentido amplio, que englobaría, siempre siguiendo a Price, al público atento y al público como
espectador.
27
Para un análisis más detallado de esta relación resulta interesante el trabajo de Guillermo Sunkel "Usos
Políticos de las Encuestas de Opinión Pública" (FLACSO, Santiago, Marzo 1992).
28
Sergio Crivelli: "Publicidad: política y televisión". Diario "La Prensa". 15/7/87.
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todavía de contar con leyes que expliquen de un modo universal el sentido preciso de esta
influencia". 29
Paradógicamente, son los actores de la política -férreos consumidores de encuestaslos que intentan regular con mayor convicción la difusión de las encuestas en épocas preelectorales. Pero estos intentos de regulación son vanos. Pues aún no se sabe con precisión
cuáles son los efectos que las encuestas tienen sobre los indecisos. 30
Esta falta de certeza fue brillantemente caricaturizada por el dibujante Dennis
Renault a través de cuatro secuencias en donde aparece un hombre realizando la siguiente
reflexión: a) "las encuestas de opinión pública definitivamente no influencian a los votantes";
b) "admito que las encuestas de opinión sí influencian a los auspiciantes de las
campañas..."; c) "...y los gastos en las campañas sí influencian a los votantes..."; d) (en
letras de menor tamaño) "cualquiera puede cambiar su opinión". 31
El análisis de todo lo expuesto nos conduce a pensar que las encuestas son
utilizadas con mayor frecuencia para alterar el proceso decisional del público que para
informarlo acerca de sus preferencias.
Finalmente, nos queda por reflexionar sobre un tópico reflejado por ESOMAR, a
saber: "Aunque hubiera alguna influencia directa de los sondeos en el comportamiento de
los votantes, no está nada claro en qué dirección tal influencia ha funcionado.
Tradicionalmente, hay dos teorías probables: adherirse al partido ganador (el efecto de
29
Zuleta Puceiro: "La Difusión de Encuestas Electorales (materiales para un debate)".
30
ESOMAR (European Society For Opinion And Marketing Research) en "Cómo Interpretar y Publicar los
Resultados de las Encuestas", se pronuncia en igual sentido: "A pesar de las muchas investigaciones realizadas
sobre este punto no hay ninguna prueba concluyente disponible en este momento que asegure que los sondeos
antes de las elecciones influyen directamente en el comportamiento del votante". (subrayado del original)
31
Citado en el trabajo de Asher (op. cit., pág. 129)
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seguir la moda 'bandwaggon effect') o apoyar al perdedor (el efecto del que está perdiendo:
'underdog effect')..." 32
La teoría de la espiral del silencio ha gozado de un gran potencial explicativo al
asegurar que, dado el miedo a permanecer aislado, se tiende a seguir el carro del ganador.
Cabe meditar hasta qué punto aquel planteo de ESOMAR, e incluso la teoría de la
espiral del silencio, tienen vigencia en sociedades, como la nuestra, en donde cunden climas
de despolitización y segmentación, en el marco de una cultura narcisista y en donde se rinde
culto a la diferencia y al aislamiento.
32
ESOMAR, op. cit. pág. 38
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