PONENCIA ECONCUENTRO DOCENTES CATÓLICOS ÁREA TEMÁTICA: 4. LA COMUNICACIÓN HUMANA Y LA DOCENCIA. Comisión: La comunicación y su relación con otros fenómenos psicológicos. Los medios audiovisuales en la construcción de la subjetividad. Su importancia en el ámbito de la cultura. TÍTULO: DEL ZOON PLITIKÓN A LA RES- PÚBLICA AUTORAS: Lic. María Cecilia Acosta [email protected] – Lic. Martha Córdoba [email protected]– Departamento Académico de Humanidades - Universidad Nacional de La Rioja. RESUMEN Aristóteles define al hombre en tanto zoon ploitikón, (hombre social). Por lo tanto, el hombre (ciudadano) alcanza el bien último en el ámbito de la vida social. En Ética A Nicómaco, la vida en sociedad forma parte de la ética, es decir, que el ejercicio de la vida pública tiene una correspondencia con el ejercicio de la privada, porque ambos conducen a la felicidad. También la poiesis griega, prima sobre la praxis, sobre el respeto a la libertad humana encaminada a la propia perfección como persona. De este modo, por la primacía de la poiesis, las decisiones del gobierno, de una familia, la opción vocacional o la determinación sobre la vida de una persona dependen no tanto de ella misma, sino de la utilidad real y subjetiva que un acto proporcione. Con el paso del tiempo, esta concepción social o política cambia, con Maquiavelo y posteriormente sistematizada por Hobbes: se origina la escisión entre el ejercicio de la ética y el ejercicio de la vida pública. La ética y la autorrealización del hombre en la Edad Moderna pasa fundamentalmente por un esfuerzo personal y privado. Actualmente, la presencia de una mentalidad tecnologizada, que es una forma mentis de nuestras culturas, parece tener alcance universal. Sostenemos que actualmente, nuevamente se está produciendo una correspondencia entre el ejercicio de la vida privada y la pública, con de los medios masivos de comunicación y las TICs. Dichos medios son cuasi determinantes para la exposición de la vida privada, pero no ya con un fin ético, sino como cosificación y enajenación del hombre, pasando a ser una res pública, es decir, una cosa pública. Esto responde a la pérdida de fundamento y a un nihilismo cada vez más extendido, una de cuyas manifestaciones es el trágico agnosticismo funcional que parece inundarlo todo. Una de las salidas estará entonces, en vivir una auténtica praxis cristiana que nos permita ser plenamente humanos. INTRODUCCIÓN El problema que abordamos en la presente ponencia se refiere a la enajenación del hombre contemporáneo hacia sí mismo, promovido por los medios masivos de comunicación y el uso indiscriminado de Internet. Para ello trabajamos la noción ética y política de Aristóteles. En segundo lugar tratamos la escisión que se produce en el proceso de subjetivación en la Edad Moderna, como condición para que el hombre se conciba a sí mismo de manera dual. En tercer lugar trabajamos autores contemporáneos que trabajan el problema de la sociedad del s. XX y finalmente sostenemos como posibilidad de superación de la enajenación humana, el encuentro del hombre consigo mismo desde la filosofía cristiana. DESARROLLO Aristóteles: el hombre ético en unidad socio política Aristóteles concibe su filosofía política como parte de su ética, ya que este filósofo no puede pensar al hombre fuera del ámbito de la polis, es por ello que concebir al hombre en tanto zoon ploitikón, aparece como una concepción bastante lógica porque aún no existía el corte entre el ámbito de lo público y privado. Por lo ante dicho, es que está ampliamente aceptado que la traducción del término zoon politikón más correcta, no es hombre político, sino hombre social. Pero también Aristóteles concibe al hombre como animal con logos, es decir, racional; y esto es lo propiamente humano en cuanto sólo los hombres poseen la noción de lo bueno y lo malo, lo justo y lo injusto y sobre estos pilares básico se asienta la construcción teórica de la visión ético política de Aristóteles: el hombre social, pero no de cualquier manera, es de manera racional. Aristóteles en la Política trabaja bajo el paraguas de la noción de polis, que es una comunidad por naturaleza; en términos contemporáneos, diríamos que para nuestro pensador el paraguas desde donde le es posible pensar al hombre es dentro de la Nación - Estado. Por otro lado, no es posible vivir fuera de la sociedad ya que el hombre se concreta en tanto hombre, dentro y con ella, porque no sólo esa estructura social le sirve al hombre para alcanzar la felicidad, sino que también debe contribuir a construirla y sostenerla con el ejercicio de la vida ciudadana. Desde la perspectiva política que estamos trabajando, la justicia es una virtud social vectorial dentro de la polis como posibilitadora de una vida feliz y es justamente tarea del ciudadano, en ejercicio de la política (legislador), quien debe apuntar sus actividades al logro de ella. La sociabilidad humana se realiza completamente dentro del campo de lo político, en el que se despliegan las virtudes fundamentales: la justicia, la prudencia intelectual (phrónesis) y la amistad (philia), las cuales son garantías de la cohesión social y facilitadoras de la felicidad. El hombre (ciudadano) alcanza el bien último en el ámbito de la vida social, en términos aristotélicos: “El telos de la polis es el eu zen, la vida bella y feliz”, es decir, una vida en la que es posible el ejercicio pleno de la areté, cuya caracterización la encontramos en la Ética a Nicómaco como término medio entre dos extremos y tiende al centro. En la misma obra, Aristóteles sostiene que la vida en sociedad forma parte de la ética, lo que significa sostener que el ejercicio de la vida pública tiene una correspondencia con el ejercicio de la privada, porque ambos conducen a la felicidad. También la poiesis griega, prima sobre la praxis, sobre el respeto a la libertad humana encaminada a la propia perfección como persona. De este modo, por la primacía de la poiesis, las decisiones del gobierno, de una familia, la opción vocacional o la determinación sobre la vida de una persona dependen no tanto de ella misma, sino de la utilidad real y subjetiva que un acto proporcione. La Modernidad: Aparece la dualidad entre lo privado y lo público Tomamos a Maquiavelo que si bien es un pensador que cronológicamente lo deberíamos ubicar a fines de la Edad Media, sienta las bases del pensamiento político de la modernidad y constituye un corte transversal no sólo como mero teorizador de la ciencia política, sino también representa un corte antropológico, esto es, el hombre tiene la posibilidad de ejercer dos vidas: una política y otra privada. La primer vida sin responsabilidad ética alguna y la segunda con una responsabilidad personal y privada. Se origina la escisión entre el ejercicio de la ética y el ejercicio de la vida pública. La ética y la autorrealización del hombre en la Edad Moderna pasa fundamentalmente por un esfuerzo personal y privado. La primera consideración consiste en la separación bien conocida que realiza entre ética y política, que escrito de este modo no difiere de lo dicho en los manuales de uso escolar. Esta separación es más importante de lo que aparenta ser, desde nuestra perspectiva aparece una nueva antropología signada por la aparición de un hombre dual: un hombre público y un hombre privado. La concepción política de Maquiavelo está atada a las circunstancias para adaptarse, modificarlas o adelantarse a ellas, teniendo presente el ejercicio del poder. La organización social es una construcción humana, artificial que se denomina Estado; la política se aleja de la ética y se constituye en objeto de conocimiento, es decir, como ciencia separada. El ejercicio de la vida pública ya no estará orientado a la virtudes, que hemos mencionado más arriba, sino que un acto será realizado o no según el fin que se persiga, es decir, si conviene o no y no posee ningún valor moral: toda la actividad pública está sellada por la utilidad. Otra consecuencia del pensamiento maquiavélico, es la noción de el político y el ciudadano, es decir, ya no es el ciudadano que dentro de su ejercicio ético que practica la vida política, sino que se produce una ruptura a dos figuras sociales, con sus roles claramente identificados y definidos. Todo el andamiaje del pensamiento de Maquiavelo pone de relieve valores que distan de la areté griega, la nueva virtu pasa por el éxito, la eficacia, la previsión, la flexibilidad, el saber aprovechar las ocasiones, el arte de la guerra, la utilidad, la adquisición, ejercicio y conservación del poder y la planificación. El problema del hombre contemporáneo: la enajenación El estudio de la complejidad del hombre del sigo XX ha sido un tema filosófico recurrente de la filosofía del siglo anterior. En el entrecruzamiento de los conflictos antropológicos aparece la enajenación como tema a reflexionar. En este sentido, el cuerpo de la obra de Erich Fromm queda vertebrado desde el problema de la enajenación humana, cosa que él mismo afirma en escritos de sus últimos años. En Miedo a la Libertad, realiza una distinción respecto del Yo: es posible que exista una construcción del Yo de una manera genuina, es decir con una relación equilibrada con el mundo exterior y una construcción del Yo enajenada que se encuentra marcada por el desequilibrio en su relación consigo mismo y también con el medio. Así el hombre queda subsumido a distintos mecanismos de evasión por los cuales no asume su libertad. Afirma que el hombre moderno cree que sus acciones están motivadas por el interés personal, pero que en realidad no son sus intereses, ya que dichos intereses se centran en la noción del yo social que está constituido por el papel que se espera deberá desempeñar el individuo, entonces los supuestos intereses personales, no son más que el disfraz del mandato social internalizado como propio. Como parte de la sociedad se siente aislado e insignificante, tales sentimientos se ven acrecentados por las relaciones sociales, ya que la relación concreta de un individuo con otro ha perdido su carácter directo y humano, asumiendo un espíritu de instrumentalidad y de manipulación. En todas las relaciones sociales y personales la norma está dada por las leyes de mercado. El carácter de extrañamiento se da no sólo en las relaciones económicas sino también en las personales, éstas toman el aspecto de relaciones entre cosas, en lugar de relaciones entre personas. Este fenómeno de extrañamiento e instrumentalidad alcanza al hombre en su relación consigo mismo. El valor más importante dentro de la sociedad es el éxito, es decir, que la construcción del Yo pasa por el éxito y para ser exitoso, hay que utilizar las estrategias del mercado para nosotros mismos, es decir, que no sólo tendemos a tener una relación enajenada con los demás, sino que también la tenemos con nosotros mismos ya que debemos ser consumidos como un objeto más. Tal como ocurre con todas las mercancías, al mercado es al que le corresponde fijar el valor de las cualidades humanas, entonces el éxito de una persona depende que sus cualidades tengan valor de mercado, por lo tanto, cada uno cree que su propio valer se determina según la popularidad y el valor de mercado que obtenga; la propia confianza depende del éxito de la propia personalidad. La concreción del hombre como res pública Actualmente, la presencia de una mentalidad tecnologizada, que es una forma mentis de nuestras culturas, parece tener alcance universal. Sostenemos que nuevamente se está produciendo una correspondencia entre el ejercicio de la vida privada y la pública, a través de los medios masivos de comunicación y las TICs. Dichos medios son cuasi determinantes para la exposición de la vida privada, pero no ya con un fin ético, sino como cosificación y enajenación del hombre, pasando a ser una res pública, es decir, una cosa pública. Esto responde a la pérdida de fundamento y a un nihilismo cada vez más extendido, una de cuyas manifestaciones es el trágico agnosticismo funcional que parece inundarlo todo. Retomando los tres vectores que trabajamos en los apartados anteriores, detectamos que con el uso que hay de los medios sociales de comunicación y las tics (por ejemplo, redes sociales) se produce un regreso a la correspondencia entre el ejercicio de la vida pública y el de la privada, pero ya no con una responsabilidad ética que incluye los dos aspectos del actuar propiamente humano (social y racional), como pensaba Aristóteles. Sino que tal correspondencia de lo público y lo privado puede ser leída desde las categorías de Maquiavelo, en tanto ha desaparecido la responsabilidad ética, pero no circunscripto al ejercicio de la vida política, como sostenía Maquiavelo, sino a toda la dimensión humana. Dicha desaparición tiene como anclaje las relaciones enajenadas y el uso de las reglas de mercado en la relación no sólo con los demás sino también con nosotros mismos, es decir, como una cosa consumible y pública. Este nuevo encuentro de lo público a lo privado, marca un nuevo corte antropológico, es decir que la construcción de la subjetividad (en términos de Fromm del Yo), está signada por la noción de instrumentalidad y concretada a través de los medios masivos de comunicación y las TICs. Vivir cristianamente: Una de las salidas estará entonces, en vivir una auténtica praxis cristiana que nos permita ser plenamente humanos; ante tantos bombardeos del mundo exterior hacia la intimidad de la persona que ha de situarse en el mundo desde su humanidad como ser cristiano surgen preguntas tales como: ¿Cómo encontrarse consigo mismo? ¿Cómo conservar la identidad como ser individual que vive en sociedad con otros hombres que son su prójimo? ¿Cómo encontrar, en definitiva su felicidad en una comunión con los demás apuntando a lograr la felicidad del grupo al que pertenece, sin traicionar los principios sobre los que se asientan sus creencias? ¿Cómo vivir cristianamente sin caer en el riesgo de ser extraño en su propio grupo? Podríamos tomar como punto de partida la Doctrina Social de la Iglesia Católica: ¿Qué es esto? La Doctrina Social de la Iglesia católica es un conjunto de normas y principios referentes a la realidad social, política y económica de la humanidad basado en el Evangelio y en el Magisterio de la Iglesia Católica. Es un cuerpo doctrinal renovado, que se va articulando a medida que la Iglesia en la plenitud de la Palabra revelada por Jesucristo y mediante la asistencia del Espíritu Santo, lee los hechos según se desenvuelven en el curso de la historia No es una propuesta técnica para solucionar los problemas prácticos, sino más bien una doctrina moral, que surge del concepto cristiano de hombre y de su vocación al amor y a la vida eterna. Es una categoría propia. La Doctrina Social, además de dirigirse de forma primaria y específica a los hijos de la Iglesia, tiene un destino universal. La luz del Evangelio, que la doctrina social refleja sobre la sociedad, ilumina a todos los hombres: todas las conciencias e inteligencias son capaces de captar la profundidad humana de los significados y de los valores expresados en esta doctrina, así como la carga de humanidad y humanización de sus normas de acción. La vida del hombre como cristiano parte de entender que está llamado a superar, de igual modo, los dualismos, en el fondo maniqueos, y los reduccionismos, reflejo reiterado de concepciones monistas y de absolutizaciones de lo que sólo es relativo. Excluye tanto la imposición a todos, incluso por la coacción legal, de las normas morales de la Iglesia relativas a la vida social, como la eliminación de cualquier intervención de la Iglesia o de los católicos, inspirada por la fe, en los diversos campos de la vida pública. Los dualismos entre creación-salvación, proceso histórico-consumación escatológica, dimensión individual o social, conversión personal o cambio de estructuras, amor a Dios o amor al hombre, acción de Dios esfuerzo transformador del hombre,..., son contrarios a una verdadera identidad cristiana y eclesial e impiden afrontar, con verdad y con fuerza, la misión cristiana en el mundo. Estos dualismos conducen a la privatización de la fe, a la huida del servicio al hombre y al mundo, a la incapacidad para animar moralmente a nuestra sociedad según el designio de Dios. Y todo reduccionismo lleva consigo el ceder a la tentación del poder y el privar al Evangelio de toda instancia crítica que libere al hombre de sus esclavitudes. El dualismo opera una división dentro de la unidad indivisible de Dios y de su plan de salvación. Por esta razón no podemos separar la vocación del hombre a la salvación de su llamada al cuidado de la Naturaleza y al desarrollo de la historia. Cuando entra la salvación de Cristo en las realidades temporales no entra como en realidades extrañas, aun cuando estas realidades no alcancen su plenitud más que a través de un proceso de liberación y de renovación. La fe cristiana lleva, además, a la afirmación del hombre y su valor absoluto y a la exaltación más radical y plena de la dignidad inviolable de la persona humana. El reconocimiento efectivo de la dignidad de la persona humana es subrayado en la Instrucción como el fundamento y valor supremo de la convivencia y del ordenamiento sociales. Este es el punto de partida para la colaboración de los cristianos con los conciudadanos que, aún no compartiendo nuestra fe en el Dios de Jesucristo, reconocen también la persona humana como el origen y fin de la vida social. En consecuencia, los cristianos podemos y debemos colaborar con todos los hombres "apoyados en la convicción de que, en último término, Dios mismo, al crear al hombre con su Palabra y Sabiduría, puso en él semillas de verdad y de bien que no dejan de fructificar gracias a la acción del Espíritu" Si el cristiano se compromete a respetar los principios de respeto por la dignidad humana, tendencia hacia el bien común, protección a sus semejantes, la participación social lo llevara a encontrar su plenitud en la tarea de promover una sociedad conforme a los designios de Cristo pero que le permita ser él mismo, encontrarse con su propia identidad y vivir con los demás condenando a toda forma de atentado contra la vida humana: aborto-incluso en caso terapéutico-, eutanasia, genocidio, homicidio, suicidio, etc. Y promoviendo que la persona tenga todas las condiciones necesarias para vivir: educación, trabajo, alimentación, salud, etc. El hombre podrá dilucidar cual es su lugar en el mundo en tanto ser activo constructor de su entorno, tenderá a dominar el mundo entendiendo que su condición de humano le posibilita aprovechar lo que la ciencia y la técnica el ofrece para conocer mas, reinar sobre la naturaleza desde una concepción humanística y obrar conforme a su conciencia. CONCLUSIÓN El objetivo de esta ponencia no ha sido reconstruir una historia, sino observar momentos en que, según nuestro criterio, se han producido cortes antropológicos que han desembocado en la cosificación humana, ya no de otro que cosifica a un tercero sino de la propia cosificación y en tal momento una nueva identificación entre lo público y lo privado, pero no ya con la intención de una vida plena y feliz, sino desde la exposición sin mediar responsabilidad alguna. La noción de Maquiavelo que en el ámbito de lo público no existía responsabilidad ética ha empapado el ámbito de lo privado, quedando la responsabilidad ética limitada a manuales escolares. Queda, entonces como obligación cristiana trabajar en pos de recuperar la naturaleza humana. BIBLIOGRAFÍA Acosta, María Cecilia (2004). La resemantización de los conceptos de enajenación y represión en Erich Fromm y Herbert Marcuse. Informe final proyecto investigación. Universidad Nacional de Cuyo. Aristóteles (1985). Gran Ética. Barcelona: Sarpe. -------------- (1993). Política. Barcelona: Altaya. -------------- (2006). Ética a Nicómaco. Buenos Aires: Gradifco. Fromm, Erich (1985) El miedo a la libertad. Barcelona: Planeta-Agostini. ------------------ (1993) El amor a la vida. Barcelona: Altaya. Maquiavelo, Nicolás (1993). El príncipe. Barcelona: Altaya. Doctrina Social de la Iglesia Católica. Comisión Permanente de la Conferencia Episcopal Española: Los católicos en la vida pública. Biblioteca Electrónica Cristiana: La ética cristiana: camino de la vida personal y social.