REPÚBLICA BOLIVARIANA DE VENEZUELA MINISTERIO DEL PODER POPULAR PARA LA DEFENSA UNIVERSIDAD NACIONAL EXPERIMENTAL POLITÉCNICA DE LA FUERZA ARMADA UNEFA-EXTENSION CAGUA CARRERA: Educación Integral SECCIONES: EI-502 ASIGNATURA: DIDÁCTICA UNIDAD I DIDACTICA: DEFINICION, OBJETO, ORIGEN, EVOLUCION Y FINALIDAD DE LA DIDACTICA La aparición de una Disciplina es consecuencia del planteamiento de determinadas cuestiones sobre un tema en concreto. Los distintos campos del conocimiento se han cultivado antes de que existieran técnicos, ingenieros y licenciados y, por tanto, comenzó a enseñarse mucho antes de que existiera el espacio disciplinar de la enseñanza, es decir, la didáctica. Desde el punto de vista etimológico, y si nos remontamos a los tiempos más antiguos, los ámbitos de Studio de la didáctica han sido desde siempre la enseñanza y la instrucción. El término didaktika deriva del verbo griego didaskao (enseñar, enseño), que significa literalmente <<lo relativo a la enseñanza, a la actividad instructiva>>. Por tanto, y de acuerdo con esta acepción, se podría definir la didáctica como la ciencia o el arte de enseñar. Antecedentes y nacimiento de la didáctica Ya en la Grecia clásica los diálogos socráticos fueron las primeras contribuciones a la labor formativa y didáctica, así como las aportaciones de Platón en La República y en la Carta VII. Sin embargo, desde la perspectiva histórica, se considera a los sofistas los iniciadores de la técnica didáctica. El nacimiento de la didáctica tal y como hoy se concibe se debe a San Agustín (354-430), cuyo De Magistro constituye un auténtico tratado sobre esta disciplina. Otra figura importante fue San Isidoro (hacia 560-636), quien en sus Etimologías, el principal texto de la Edad Media sobre didáctica, concedió un valor fundamental a los contenidos que se deben aprender y en los que se apoya el proceso de la enseñanza. Por último aunque bastante más tarde, encontramos a H. de S. Víctor (1096-1141), quien, en Eruditio Didascalia, destacó el enciclopedismo de los conocimientos y estructuró los contenidos en cuatro ciencias básicas: teóricas, prácticas, mecánicas y lógicas. En esta misma obra se ocupó de cómo mejorar las condiciones de estudio. Santo Tomás de Aquino y Luis Vives Una de las aportaciones más interesantes al desarrollo de la didáctica se debe santo Tomás de Aquino (1225-1274), uno de los grandes pensadores de todos los tiempos. A lo largo de su obra, y especialmente en De Magistro, Santo Tomás abordó la mayor parte de los temas didácticos. También el filósofo R. Llull (1235-1315) dedicó parte de su obra a este tema. En El Félix de las Maravillas y Doctrina pueril, destacó el aprendizaje de las lenguas y de las ciencias de la naturaleza como fundamental para la adquisición de una cultura básica. Anticipándose a lo que hoy son las didácticas especiales, puso los cimientos del aprendizaje por el descubrimiento. Posteriormente, L. Vives (1492-1540) contribuyó con aportaciones básicas a la construcción de esta disciplina. En sus obras Tratado de la enseñanza (quizás el primer manual de didáctica), De Disciplinis y Exercitatis linguae latinae, se observa su profundo planteamiento de la problemática didáctica. Las aportaciones de Ratke y Comenius Otras aportaciones fundamentales se deben a N. Ratke (1571-1635) y Johan Amos (1592-1670), más conocido por su nombre latino, Comenius, considerado el verdadero padre de la didáctica. N. Ratke creía que a través de la didáctica se podía conseguir enseñar, en poco tiempo y a cualquier edad, latín, hebreo y griego, por lo que fue el iniciador de la enseñanza plurilingüe. Su método de enseñanza se basaba en la observación, y su didáctica en el método natural, con el que propugnaba el aprendizaje a través de la experimentación y el pensamiento inductivo. J. A. Comenius publicó en 1657 su Didáctica Magna, en la que estableció las bases de una teoría de la enseñanza o del arte de enseñar. Entre los aspectos didácticos más destacables de la obra de Comenius, se encuentran el estudio del docente, la visión integral del alumno, la concepción cíclica de la enseñanza, el estudio del proceso de enseñanza/aprendizaje, la delimitación del curriculum, el estudio de los recursos didácticos, la creación de instrumentos didácticos y el estudio de la escuela materna. La obra de Rousseau y Herbart La obra de J. J. Rousseau (1712-1778) representa al naturalismo pedagógico, en el que se da una especial importancia a la educación natural, el desarrollo espontáneo del sujeto, el individualismo, los errores de la sociedad y los defectos de la escuela y de la enseñanza. Estos planteamientos relacionan la obra de J. J. Rousseau con las utopías pedagógicas y de la desescolarización, cuyos antecedentes se encuentran en Platón y T. Moro, y que retomó posteriormente I. Illich. En su obra Emilio, J. J. Rousseau también se preocupó de las cuestiones didácticas, en temas como las actividades, la curiosidad que lleva al descubrimiento, la instrucción cualitativa, el trabajo como derecho y deber o la observación directa. Otros pensadores importantes para la didáctica fueron J. H. Pestalozzi (1746-1827), J. E Herbart (1776-1841) y O. Willman (1839-1920). En Cómo Gertrudis enseña a sus hijos (1801), J. H. Pestalozzi argumentaba que el objetivo de la instrucción es lograr una intuición clara de lo verdadero, recto y bueno. Su método se basaba en la intuición y en el entendimiento progresivo, desde lo fácil hasta lo difícil, y desde lo simple hasta lo complejo. El fin de la educación era conseguir en cada niño el desarrollo integral de sus capacidades. Su enseñanza partía de la observación directa y de la experiencia como base de la intuición, por lo que puede considerarse una enseñanza activa que se mostraba contraria a la memorización. J. F. Herbart buscó las raíces de la pedagogía en otras disciplinas como la filosofía y la psicología. Fue el iniciador de la didáctica pedagógica como instrucción educativa y de la instrucción como construcción mental personal. Para J. F. Herbart, la instrucción constituye el más importante de los medios educativos, y su finalidad principal es despertar la curiosidad. Se pronunció en contra de la utilización de los castigos y consideró que la enseñanza debe despertar el interés de los alumnos. Desde el punto de vista didáctico, fue el creador de los grados formales o fases de toda enseñanza: claridad, asociación, sistematización y aplicación, lo cual podría considerarse como un diseño de instrucción. Por su parte, O. Willman, discípulo destacado de J. E Herbart, ejerció una gran influencia en las teorías didácticas de la primera mitad del siglo XX a través de su Didáctica o teoría de la formación humana. La didáctica en la actualidad Desde la década de 1920 y hasta fines de siglo, las diferentes perspectivas y autores se engloban en dos grandes referentes: los autores de la Escuela Nueva Europea y la aportación de J. Dewey, junto con los planes Dalton y Winetka de la escuela estadounidense. En esta etapa contemporánea hay que mencionar el desarrollo de las ciencias de la educación, particularmente de la psicología evolutiva, la biología y la sociología, así como el predominio del método experimental, el desarrollo de la tecnología educativa, la crisis del curriculum y la continua presencia de planteamientos humanistas, alternativos y cualitativos. Autores como A. Ferriére, E. Claparéde, J. Dewey, M. Montessori, O. Decroly, C. Frei-net, P. Freiré, J. Piaget, B. F. Skirmer, D. P. Ausu-bel, J. Bruner, R. M. Gagné, R. W. Tyler, L. S. Vigotski o I. Pavlov, entre otros muchos, han contribuido desde diferentes planteamientos y tendencias a cimentar el edificio pedagógico y didáctico más actual. Junto a ellos, otros autores, tal vez no tan determinantes, como A. Schmieder, R. Titone, K. Stócker, B. Bloom y G. Landsheere, entre otros, han hecho interesantes aportaciones a la materia. En la actualidad los campos de la didáctica y del curriculum se intercalan, identifican y superponen, según las diferentes tendencias y enfoques. Las visiones crítica y sociocrítica se contraponen, en parte, a los planteamientos más oficiales para devolver el sentido crítico, reflexivo, innovador y autónomo al quehacer didáctico y pedagógico. Autores como M. Apple, A. D. Schón, L. Stenhouse, T. S. Popkewitz, A. Tom, A. Díaz Barriga, J. Gimeno, M. Fernández, A. Pérez Gómez, W. Carr, S. Kemmis, J. Habermas, H. Giroux y otros representan las diversas tendencias y enfoques de esta disciplina, a cuyo desarrollo han contribuido con sus controversias y polémicas didácticas y curriculares. Definición y concepción de la didáctica Un criterio de acercamiento a la definición de didáctica consiste en considerar las que han ofrecido diferentes autores. J. A. Come-mus, en su Didáctica Magna, la definió como el artificio universal para enseñar todo a todos los hombres. Para O. Willman la didáctica es la teoría de la adquisición de lo que posee el valor formativo; es decir, la teoría de la formación humana. Con posterioridad, diferentes autores como R. Titone, K. Stócker, }. Fernández Huerta, Ferrández, J. Gimeno, A. Pérez o M. Plá han ofrecido interesantes definiciones de la didáctica. Los calificativos que predominan en estas definiciones son los siguientes: En cuanto a la didáctica: ciencia, teoría, tecnología, técnica, arte. Respecto a su contenido semántico: enseñanza, aprendizaje, instrucción, comunicación de conocimientos, sistema de comunicación, procesos de enseñanza/aprendizaje. En relación con su finalidad: formación, instrucción, instrucción formativa, desarrollo de facultades, creación de cultura. Estos rasgos, aquí descontextualizados, son limitados. Otra cuestión es a qué se refiere cada uno de ellos, lo que sólo se puede saber a través del análisis epistemológico semántico y del concepto personal que tenga cada autor. En la actualidad, la aparición de los enfoques alternativos y la irrupción del concepto de curriculum y las teorías curriculares que han inundado la rica tradición didáctica europea desde ■ el mundo anglosajón han ampliado considerablemente el campo de te didáctica, por lo que resulta más difícil concretar una definición. La que describe mejor su significado es te siguiente: «la didáctica es una disciplina y un campo de conocimiento que se construye, desde la teoría y la práctica, en ambientes organizados de relación y comunicación intencionadas, donde se desarrollan procesos de enseñanza y aprendizaje para la formación del alumnado». Conviene insistir en el valor aproximado, hipotético y temporal de cualquier definición, y así, hoy en día, se debe valorar cada vez más, y desde la práctica, el aspecto artístico de la didáctica. Revisando las definiciones proporcionadas por los distintos autores, se percibe una clara coincidencia en la consideración de la didáctica como una disciplina normativa, que sirve para planificar, regular y guiar la práctica de la enseñanza. La didáctica como conocimiento académico y profesional De este planteamiento normativo se deriva la concepción de la didáctica como una tecnología, en el sentido de que aprovecha técnicamente el conocimiento científico. De ahí que muchos autores hablen de la didáctica en su doble dimensión: normativa y explicativa, lo que supone una aproximación a su concepción como ciencia y tecnología. Frente a esta concepción positivista e incluso tecnocrática de la didáctica, aparecen nuevas perspectivas que consideran la práctica didáctica como el motor de arranque del conocimiento didáctico. Los nuevos enfoques para construir el conocimiento didáctico contemplan su vertiente práctica y consideran la enseñanza como una actividad social, al mismo tiempo que postulan la autonomía en la acción didáctica del profesorado. En esta línea se encuentran los trabajos de W. Carr y S. Kem-mis, J. Gimeno, A. Pérez Gómez, H. Giroux, S. Grundy, L. Stenhouse, J. Contreras, etcétera. En líneas generales, se trata de valorar mucho más la autonomía del profesorado y de la institución educativa para, a través de la práctica, transformar la realidad y elaborar el conocimiento. Se trata, por tanto, de partir de la práctica para llegar a la teoría, de la capacitación y la autonomía de acción del profesorado para abordar la conceptualización y determinación académicas de la didáctica. En definitiva, hay que intentar construir un conocimiento didáctico académico que ofrezca una visión integrada de los saberes teóricos y de la práctica educativa. En esta línea se pronuncian D. J. Clandinin, F. M. Cornelly, W. Carr y S. Kemmis, J. Contreras, etcétera. Para terminar este complejo pero vital apartado, se puede decir con J. Contreras que el cometido de la didáctica debe ser el de establecer teorías sobre la práctica educativa y sus problemas que faciliten la construcción personal del conocimiento profesional. Este conocimiento será en parte experiencia (personal y práctico), en parte teórico; en parte, producto de la actividad cotidiana de la enseñanza y, en parte, de las necesidades y exigencias institucionales y sociopolíticas. Sin embargo, junto a estas reflexiones y cuestiones, hay que referirse a la visión académica de la didáctica como espacio de conocimiento disciplinar en la universidad y a sus relaciones y dependencias con las ciencias sociales y de la educación. La didáctica como ciencia social El conocimiento científico social tiene como misión más importante la comprensión de los fenómenos que se producen en la sociedad, ya que su función es entender los hechos racionalmente, pero también comprender los significados y símbolos de la cultura de la que emergen. Desde la perspectiva de ciencia humana y social, la didáctica se caracteriza por llevar a cabo las siguientes acciones: Dar prioridad a la práctica educativa. Desarrollar la teoría a partir de la práctica. Desarrollar un conocimiento histórico, ya que toma en cuenta el pasado, el presente y el futuro. Tomar conciencia de la complejidad de todo lo que relaciona la escuela, la enseñanza y el aprendizaje. La didáctica es una ciencia social cuyo objetivo prioritario es comprender determinadas actividades sociales, como son enseñar y aprender, ya que la enseñanza formal tiene lugar dentro de un sistema institucional y éste se inscribe, a su vez, en el marco de un sistema sociocultural y político más amplio. El carácter de ciencia social de la didáctica le viene dado por el objeto que estudia, una acción social comunicativa, por el contexto en el que se desarrollan los procesos de enseñanza/aprendizaje, por los métodos y técnicas de investigación que usa y por la utilidad del conocimiento elaborado. En tanto que ciencia social, la didáctica aporta el conocimiento de los procesos, estrategias y mecanismos por los que se realiza la selección, organización, transmisión y adquisición de la cultura y, por lo tanto ayuda a comprender los procesos de integración social. La didáctica entre las ciencias de la educación El concepto de pedagogía ha sido sustituido por el de ciencias de la educación como consecuencia del proceso de diferenciación de las disciplinas pedagógicas, pero aún quedan muchas dudas y confusiones a la hora de ubicar cada disciplina. En el desarrollo de las ciencias, como si se tratase del descubrimiento de la formación del sistema solar, nuevas disciplinas —planetas y satélites— han ido apareciendo a medida que los instrumentos y los resultados de la investigación han aportado nuevas conclusiones. La realidad es que las diferentes clasificaciones de las ciencias no solían incluir las ciencias de la educación. La tenacidad, proliferación y persistencia de las teorías son los criterios que se siguen para determinar nuevos núcleos científicos o sus ámbitos más destacables. Analizando en detalle múltiples clasificaciones, pero fundamentalmente las realizadas por didáctas, queda de manifiesto que, aun partiendo de criterios y enfoques diferentes, siempre abordan los mismos núcleos científicos: el ámbito pedagógico, el envolvente o condicionante y el disciplinar. Objeto de estudio y de intervención de la Didáctica: el proceso de enseñanza aprendizaje El objeto material de la Didáctica es el estudio del proceso de enseñanzaaprendizaje. Y su objeto formal consiste en la prescripción de métodos y estrategias eficaces para desarrollar el proceso mencionado. Muchos autores consideran que el objeto de la Didáctica es –simplemente– la enseñanza o bien, como objeto formal, la instrucción educativa (Oliva, 1996, 58). En algunos casos, a ello añaden otros elementos, como Benedito (1987, 10), quien apunta también como el contenido semántico que es objeto de la Didáctica: la enseñanza, el aprendizaje, la instrucción, la comunicación de conocimientos, el sistema de comunicación, los procesos de enseñanza-aprendizaje. Pero esta manera de formular el objeto de la Didáctica no es en el fondo muy distinta del proceso de enseñanza-aprendizaje. A este respecto, nos dice Estebaranz (1994, 69): “Hoy nos planteamos la pregunta ¿cuál es el objeto de la Didáctica? ¿es la teoría y tecnología de la enseñanza? ¿o del currículum? ¿o es que hablamos de una misma cosa desde distintas perspectivas?”. Efectivamente, se ha constatado que no se habla de cosas distintas, aunque haya sus matices. Ferrández (1984) distingue el objeto material del formal. Destaca la enseñanza, con sus elementos representados en las caras de un tetraedro: discente, docente, método, materia. Como objeto formal se explicita "la actividad mecánica, semántica o sintáctica del docente-discente, con matriz bidireccional, que emplea el método más adecuado a cada acto didáctico" (Fernández, 1984, 239). En el proceso de enseñanza-aprendizaje habrá que considerar estos elementos: la relación docente-discente, método o conjunto de estrategias, materia o contenido del aprendizaje... y el entorno sociocultural, en su dimensión más próxima. A la que habría que añadir los elementos culturales propios de la comunidad en la que esté incardinada la escuela. Fernández coincide así, con los elementos fundamentales para tomar las decisiones relativas a la elaboración del currículum según Schwab (1978), que son: alumno, profesor, entorno y materia. Lo importante será la relación entre la enseñanza por una parte, y el aprendizaje por otra. Se repite hasta la saciedad que no tendría sentido la enseñanza si no provocase el aprendizaje. Pero también se debe reconocer que el grado de efectividad de la primera es tal que no siempre se puede asegurar que la enseñanza sea la causa de todos los aprendizajes. Finalidades de la Didáctica La Didáctica presenta una doble finalidad, tal como han puesto de manifiesto la mayoría de los autores, especialmente Zabalza (1990, 54), Bolívar (1995, 110) o Uljens (1997, 112). La primera finalidad, como ciencia descriptivo-explicativa, representa una dimensión teórica. La segunda, como ciencia normativa, es su aspecto práctico aplicado y consiste en la elaboración de propuestas para la acción. La teoría y la práctica se necesitan mutuamente en el caso de la Didáctica. Sería inimaginable la una sin la otra. Finalidad teórica Como todas las ciencias, trata de adquirir y aumentar el conocimiento cierto, aquello que sabemos sobre su objeto de estudio, que es el proceso de enseñanzaaprendizaje. Trata de describirlo mejor y de explicarlo e incluso interpretarlo. Para la descripción, es preciso acercarse sin prejuicios al objeto de estudio, mezclarse con él, verlo de cerca y obtener sobre el mismo diferentes puntos de vista. Para la interpretación, sin embargo, también habrá que distanciarse, reflexionar sobre las causas de los hechos y tratar de establecer, cuando se pueda, generalizaciones, aunque esto último no es nada fácil. Decir cómo se constituye y cómo debería ser analizado el proceso didáctico no es lo mismo que decir qué finalidades tiene la enseñanza. Tampoco equivale a decir de qué manera debería llevarse a término el proceso de enseñanza-aprendizaje. La descripción ni proporciona finalidades educativas, ni sugiere qué métodos deben usarse. Ésta será la finalidad práctica que veremos a continuación. Finalidad práctica Regular, dirigir en la práctica el proceso de enseñanza-aprendizaje es la otra finalidad. Se trata de elaborar propuestas de acción, intervenir para transformar la realidad. Es una dimensión eminentemente práctica y normativa. Lo cual no quiere decir que las decisiones no deban estar fundamentadas en criterios científicos, sino más bien que las propuestas para la acción deben ser realistas y adaptadas a cada situación determinada, posiblemente irrepetible. Se trata de intervenir para dirigir procesos, mejorar condiciones de aprendizaje, solucionar problemas, obtener la formación, la instrucción formativa en la línea de conseguir la educación global, el desarrollo de facultades Como finalidad práctica, en definitiva, se trata de intervenir en el proceso para provocar en el alumnado su formación intelectual. Esta formación debe comprender igualmente de forma indisoluble dos aspectos. El primero, la integración de una cultura concreta. Y el segundo, el desarrollo cognitivo individual necesario para poder progresar en el aprendizaje de conceptos, procedimientos y actitudes. Sobre todo en el aprendizaje de procedimientos o algoritmos para obtener el deuteroaprendizaje, es decir: para aprender a aprender. Se trata de la formación de las estructuras cognitivas y del perfeccionamiento de las funciones mentales superiores. Destacando entre las estrategias cognitivas la comprensión, memoria, clasificación, solución de problemas, flexibilidad, análisis, síntesis, toma de decisiones, pensamiento crítico, creatividad... No basta con transmitir la cultura solamente, sino que se debe enseñar a utilizar consciente e inteligentemente las posibilidades de cada uno en su propio aprendizaje. No se trata de enseñar un día una verdad, sino enseñar a cómo proceder para descubrir siempre la verdad. Consolidando estrategias que se adapten a cada situación contextual y que permitan al individuo manejar los recursos disponibles a fin de adueñarse de la situación, comprenderla, intervenir, resolverla. En definitiva, elaborar los propios conocimientos, decidir por sí mismo las pautas de conducta a elegir racionalmente. Lo cual requiere conocerse a sí mismo, conocer las técnicas de aprendizaje, estudio e intervención en función de la realidad. Con la integración de la cultura apuntada en primer lugar, se incluye la consideración y toma de posición personal. Incluye tanto el conocimiento de un conjunto de datos, como también los hábitos, valores, actitudes ante la vida o patrones de conducta. Resumiendo, asimilar formas de pensar, sentir y actuar. Todo ello, cultura básica y desarrollo de las competencias necesarias para acrecentarla, constituyen la formación intelectual, objetivo que debe conseguir la actividad didáctica. La articulación interna de la didáctica La función de la didáctica es potenciar el conocimiento para mejorar la práctica. Se puede abordar desde la perspectiva conceptual, como campo de investigación y como campo de intervención práctica. Su objetivo es el estudio del proceso de enseñanza/aprendizaje para producir un aumento del saber del sujeto y el perfeccionamiento de su entendimiento. Se llamará didáctica general cuanto más teórico y global sea el análisis y desarrollo del espacio disciplinar que le es propio. El espacio propio de la didáctica general engloba los siguientes apartados: - La enseñanza: teorización, modelos, metodologías, etcétera. - La elaboración de normativas y directrices flexibles para los procesos de enseñanza/aprendizaje a partir de la práctica o de la teoría. - La aplicación creativa o artística de métodos, técnicas y actividades de enseñanza/aprendizaje en diferentes ámbitos escolares. - El planteamiento de los modelos y diseños curriculares más apropiados para potenciar la autonomía del profesorado. - El análisis, la discusión y la elección de los contenidos curriculares, sus implicaciones y el momento y profundidad de su aplicación. - Los medios, recursos e instrumentos al servicio del proceso didáctico. - La ecuación del profesorado, del alumnado y de la institución en un doble sentido, instructivo y formativo, y teniendo presente la finalidad formativa del proceso. - El vasto campo de la profesión y del a formación del profesorado para adquirir capacitación y autonomía. - El ámbito de la motivación, del aprendizaje, de la comunicación y de las relaciones entre personas. En definitiva, la didáctica es la única ciencia o disciplina que trata globalmente los procesos de enseñanza/aprendizaje como un sistema de comunicación y relación con múltiples implicaciones personales, institucionales y sociales. Bibliografía Manual de la Educación. Grupo Océano. 2008. España. BENEDITO, V. (1986): Aproximación a la Didáctica. Barcelona: PPU. BENEDITO, V. (1987): Introducción a la Didáctica. Fundamentación teórica y diseño curricular. Barcelona: Barcanova. BOLÍVAR, A. (1995): El conocimiento de la enseñanza. Granada: FORCE. COMENIO, J.A. Didáctica Magna. Madrid: Reus, 1922, Madrid: Akal, 1986. CORRELL, W. (1969). El aprender. Barcelona: Herder. EISNER, E.W. (1982): Cómo preparar la reforma del currículo. Buenos Aires: Ateneo. ESCUDERO, J.M. (1981): Modelos didácticos. Barcelona: Oikos-Tau. ESTEBARANZ, A. (1994): Didáctica e innovación curricular. Sevilla: Publicaciones de la Universidad de Sevilla. FERNÁNDEZ HUERTA, J. (1960): “El objeto de la Didáctica”. 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