LA INCAPACIDAD PARA ASUMIR LAS OBLIGACIONES CONYUGALES ESPAÑOLA

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BOLETÍN
DE LA FACULTAD DE DERECHO,
núm. 12,1997
LA INCAPACIDAD PARA ASUMIR
LAS OBLIGACIONES CONYUGALES
EN LA JURISPRUDENCIA RECIENTE DE LA ROTA
ESPAÑOLA
MARÍA TERESA REGUEIRO GARCÍA
SUMARIO: 1. Introducción.—2. Fuentes.—2.1. Con anterioridad al Código
de 1983.—2.2. El iter de esta figura en el Código de 1983.—3.Descñpción de
esta figura de nulidad.—3.1. Sus diferencias con las otras figuras del canon
1095.—3.2. Su conexión con las otras figuras del canon 1095.—3.3. Algunas precisiones que deben hacerse a esta figura.—3.4. Teorías para la explicación de esta figura.—4. Perpetuidad y temporalidad de la incapacidad.—
4.1. Origen.—4.2. Perpetuidad de la incapacidad.—5. Causa Psíquica.
Gravedad y certeza de la incapacidad.—5.1. Causa psíquica.—5.2. Gravedad. Posiciones en la Rota española.—5.3. Certeza de la incapacidad.—
5.4. Intervención de los peritos.—6. Relatividad de la incapacidad.—6.1. La
cuestión.—6.2. Unipersonalidad o bipersonalidad.—6.3. Fundamentos de la
incapacidad relativa.—6.4. Argumentos de la incapacidad absoluta.—
7. Obligaciones matrimoniales.—7.1. La nueva visión del matrimonio. Sus
obligaciones.—7.2. Las obligaciones matrimoniales en el ordenamiento y en
la jurisprudencia de la Rota española.—7.3. Caracteres de esas obligaciones.—7.4. Algunas cuestiones particulares.—8. Relación con otras figuras
de nulidad.—9. Las obligaciones en el ordenamiento civil.—10. Conclusión
1.
INTRODUCCIÓN
Dentro del campo de lo h u m a n a m e n t e posible se dan excepciones. Solemos hablar en general de incapacidad cuando la persona
por su edad, falta de desarrollo psíquico, inmadurez, regresión o
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MARÍA TERESA REGUEIRO GARCÍA
cualquier otra afección no puede hacer lo que otras hacen o pueden
hacer.
Aunque la falta de uso de razón, como es lógico, siempre se había
tenido como causa de nulidad, las restantes incapacidades de origen
psíquico que pueden dar lugar a una nulidad del matrimonio han
tenido un reconocimiento tardío y desigual dentro del ordenamiento
canónico, adelantándose la jurisprudencia y la doctrina. Actualmente las nulidades tramitadas por esta causa son de las más habituales,
y dentro de ellas tiene especial relevancia el incumplimiento de las
obligaciones conyugales, cuyo desarrollo reciente, en el último quinquenio, en el Tribunal de la Rota de la Nunciatura de Madrid es el
objeto de este trabajo.
Existe un axioma basado en la condición natural de las cosas,
según el cual «ad impossibilia nemo tenetur». Nadie puede obligarse
a lo que no es capaz de hacer; nadie puede tomar compromisos válidos cuando, a pesar de querer no puede cumplirlos. Una persona
puede tener un conocimiento estimativo-valorativo del acto que realiza y una voluntad de ponerlo en práctica y ser al mismo tiempo
incapaz absolutamente, de realizarlo.
En estos casos, el consentimiento matrimonial podrá ser acto
perfecto en cuanto acto humano al contar con los elementos adecuados intelectivo-volitivos, pero no será un verdadero acto del consentimiento matrimonial bien sea porque no hay capacidad para asumir
un compromiso verdaderamente conyugal, o porque se es incapaz
de realizcir ese compromiso.
2.
2.1.
FUENTES
CON ANTERIORIDAD AL CÓDIGO DE 1983
En el Decreto de Graciano se incluye el texto «Ñeque furiosus»,
atribuido al pontífice Fabiano, donde se indica que «ñeque furiosus,
ñeque furiosa matrimonium contrahere possunt». La glosa establece
el principio de que la «amencia» antecedente es causa invalidante
260
LA INCAPACIDAD PARA ASUMIR LAS OBLIGACIONES CONYUGALES..
del vínculo; esta incapacidad por amencia se basa en la carencia de
uso de razón.
Sin embargo conviene mencionaír que Santo Tomás exigía para el
matrimonio u n a discreción de juicio, mayor que el simple uso de
razón, es decir mayor para asumir obligaciones futuras, que para consentir un acto de presente. Por lo tanto, y por la naturaleza de estas
obligaciones conyugales, la capacidad intelectiva para contraer matrimonio requiere una discreción de juicio mayor que aquella que pueda
tener un niño al que se reconoce uso de razón; esta tesis es opuesta a
la de Sánchez y acabará prevaleciendo sobre ella, de tal manera que la
tesis tomista constituye el germen de las teorías más modernas que
diferencian la discreción de juicio del uso de razón, considerando
aquélla en el campo de las obligaciones matrimoniales ^
La jurisprudencia fue admitiendo criterios referentes a la capacidad de conocer y de querer, referidas al contrato matrimonial, hasta
que en 1941 u n a sentencia rotal C. Wynem abordó la exigencia de u n
conocimiento estimativo del matrimonio como requisito de capacidad intelectivo-volitiva, que fue reafirmado en la conocida sentencia
C. Felici de 3-12-57.
El Concilio Vaticano II, por su parte, señaló una nueva orientación hacia u n a concepción más personalista del matrimonio, considerándolo como «íntima comunidad de vida y amor» y ello conllevó
u n a mayor valoración jurídica de la relevancia del objeto del matrimonio en el plano del consentimiento, es decir se equiparó, sino
superó, la importancia del matrimonio in facto esse al in fieri.
El capítulo de nulidad por incapacidad para el objeto del matrimonio no tenía cobertura legal en el Código de 1917, por lo que fue
preciso que la doctrina y la jurisprudencia le fueran dando entrada,
debido a las necesidades teóricas y prácticas, basándose en el Derecho Natural y en los principios del Derecho Romano «ad impossibilia nemo tenetur; impossibilium nuUa obligatio est» (D. 50, 17, 185).
De todas maneras en este Código se conectaba este problema esencialmente con los cánones 1081 y 1082. Así el primero señalaba: «El
' SouTO; Derecho Eclesiástico del Estado. Marcial Pons. Madrid 1992. Pp.
456-457.
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matrimonio lo produce el consentimiento entre personas hábiles
según Derecho, legítimamente manifestado; consentimiento que por
ninguna potestad humana puede suplirse». Y en su apartado segundo: «el consentimiento matrimonial es el acto de la voluntad por el
cual ambas partes dan y aceptan el derecho perpetuo y exclusivo
sobre el cuerpo en orden a los actos que de suyo son aptos para
engendrar la prole»; es decir el objeto viene situado en el ius in corpus.En el segundo de los cánones citados, el 1082, se determinaba el
grado de conocimiento que los cónyuges habían de tener acerca del
matrimonio y su objeto.
La primera sentencia que declaró nulo un matrimonio por incapacidad para asumir las obligaciones conjaigales fue la de 20-1-40 de
la Rota Romana, ponente Teodori. La tendencia se apuntaba en
algunas sentencias, aunque no mostraban con claridad una orientación marcada; pero la que fijó los términos y conceptos, apoyándose
en la autoridad doctrinal de Jemolo ^ y Huizing ^ fue la rotal de 252-69 C. Anné; en la misma se afirma que «el ius ad consortium vitae»
forma parte del objeto formal del consentimiento matrimonial y en
consecuencia si el contrayente es incapaz de ello, el matrimonio es
nulo. El 6-10-69 se confirma esta tendencia con una sentencia coram
Pompedda y en la Rota española hay que mencionar el decreto
coram Panizo de 13-11-78.
A partir de esa fecha, la Doctrina se fijó en esta figura, previendo
su futura inclusión en el Código vigente ^ y la Jurisprudencia la
incluyó en las sentencias, aunque con variaciones sobre los planteamientos y requisitos ^.
^ JEMOLO; II matrimonio nel diritto canonico.Mediolani 1941.
^ HUIZING; Schema de Matrimonio. Roma 1963.
^ NAVARRETE; Incapacitas assumendi onera uti caput autonumun nuUitas
matrimonii. Periódica 1972.
NAVARRETE; Perturbazione psichiche e consenso matrimoniale nel diritto
canónico. Roma 1976.
AzNAR GIL; La incapacitas assumendi obligationes matrimonii essentiales en
la futura codificación. REDC 38.1982.
AzNAR GIL; El nuevo derecho matrimonial canónico. 2.* Ed. Salamanca 1985.
^ Serrano; Nulidad y matrimonio. Salamanca 1981.
GARCÍA FAILDE; Algunas Sentencias y Decretos. Salamanca 1981.
PANIZO ORALLO; Nulidades de matrimonio por incapacidad. Salamanca 1982.
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LA INCAPACIDAD PARA ASUMIR LAS OBLIGACIONES CONYUGALES.
2.2.
EL ITER DE ESTA FIGURA EN EL CÓDIGO DE 1983
Desde sus inicios,en el esquema de reforma del Código se introdujo este nuevo capítulo de nulidad:incapacidad para asumir las
obligaciones conyugales, aunque su redacción sufrió notables modificaciones.
Así en una primera redacción se consideraba incapaces a quienes no pudieran asumir los derechos o cumplir las obligaciones
esenciales del matrimonio, lo que era de considerable amplitud
puesto que se contemplaba el hecho pero no la causa. En la siguiente redacción se delimitaba la causa como una grave anomalía psicosexual, con lo que se efectuaba una limitación a un determinado
tipo de anomalías, que además debían de ser graves ^. La tercera
redacción quedó textualmente así: «son incapaces quienes por una
grave anomalía psíquica no pueden asumir las obligaciones esenciales del matrimonio», con lo que se ampliaba la incapacidad a
toda la esfera del psiquismo, pero con la nota de gravedad, lo que
suponía una forma clínica de psicopatología, es decir una enfermedad en sentido estricto.
En la última revisión de todo el proyecto de Código, presidida
por S.S. Juan Pablo II, se eliminó la expresión grave anomalía psíquica por la actual «causas de naturaleza psíquica» ^, con lo que
quedó redactado así el canon 1095 n.° 3: «Son incapaces de contraer matrimonio... quienes no pueden asumir las obligaciones esenciales del matrimonio por causas de naturaleza psíquica». Cabe
resaltar que inversamente, el n.° 2 cambió su redacción primitiva
que decía «debida discreción de juicio» por «grave defecto de discreción de juicio».
Con esto, el canon quedó complementado en sus puntos 1.° y 2.°
de la siguiente manera: «Son incapaces para contraer matrimonio:
^ AzNAR GIL; Las causas de nulidad matrimonial por incapacidad psíquica
(can. 1095, 3.°) según la jurisprudencia rotal. Revista Española de derecho
Canónico. Vol. 44, 1987, n.° 123. Pp. 482-483.
' GUTIÉRREZ MARTÍN; La incapacidad para contraer matrimonio. Salamanca 1987.
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MARÍA TERESA REGUEIRO GARCÍA
1 ° Quienes carecen de suficiente uso de razón.
2° Quienes tienen un grave defecto de discreción de juicio acerca de los derechos y deberes esenciales del matrimonio que mutuamente se han de dar y aceptar».
Puede observarse que la ordenación de estos tres capítulos de
nulidad en este canon ha seguido precisamente el orden cronológico
de aparición en la jurisprudencia.
Concluimos este apartado resumiendo que este canon es fruto de
la jurisprudencia rotal, del avance de las ciencias psicológicas y
antropológicas, así como de la influencia de la nueva consideración
del matrimonio por el Concilio Vaticano II.
3.
3.1.
DESCRIPCIÓN DE ESTA FIGURA DE NULIDAD
SUS DIFERENCIAS CON LAS OTRAS DOS FIGURAS DEL
CANON 1095
Con todo lo anteriormente expuesto podemos decir que el canon
1095 n.° 1 y 2 se refiere a los componentes «cognitivo-deliberativovolitivo» del acto psicológico humano del consentimiento matrimonial, con relación directa a la dimensión racional y libre de los contrayentes como sujetos activos del matrimonio «in fieri».
Sin embargo el n.° 3 se refiere al componente capacidad de asumir, en su dimensión de cumplir dentro del matrimonio «in facto
esse». Esta capacidad se refiere a la dimensión relacional de los contrayentes tomados como sujetos activos y pasivos del matrimonio «in
facto esse», que han de realizar como verdadera relación la comunidad de vida. Hay que mencionar que la incapacidad de asumir debe
darse en el momento de la celebración del matrimonio «in fieri».
No asume el contrayente la obligación porque de acuerdo con la
antigua regla del derecho romano tomada del Libro VII del Digesto
de Celso Publio Juvenio «impossibilium nuUa obligatio est». Asimis264
LA INCAPACIDAD PARA ASUMIR LAS OBLIGACIONES CONYUGALES...
mo debemos citar la conocida regla de derecho «nemo potest ad
impossibile obligari» (Regla n.° 6 «De Reg. lur.» in Sexto) . Es postulado de Derecho Natural que para quién es incapaz de cumplir el
objeto sobre el que pactó, tal pacto no puede ser válido.
En general, en las sentencias que hemos revisado de la Rota
española se produce una clara distinción entre el n.° 2 y el n.° 3 de
este canon, como por ejemplo en un decreto ratificatorio C. Panizo
que refiriéndose a este último supuesto dice: «aun suponiendo que
pudiera conocer críticamente y querer autónomamente el matrimonio que contrae, no estaría en condiciones de asumir, de cumplir, de
tomar para si, de comprometer eficazmente su persona con las obligaciones que esencialmente conforman el matrimonio en cuanto tal.
No queremos decir con esto que ese contrayente no sea capaz de
acto humano o de un discernimiento suficiente sobre lo que ha de
hacer, sino que no puede llevar a cabo, por falta de posibilidades a
causa de las precarias condiciones de su psiquismo, la íntima comunidad de vida y de amor conjoigal en que consiste el matrimonio» ^.
3.2.
SU CONEXIÓN CON LAS OTRAS DOS FIGURAS DEL
CANON 1095
Las tres figuras del canon 1095 son distintas, si bien están muy
conexas entre si, por lo que no faltarán situaciones en las que resulte
difícil delimitar en cual de ellas deba enmarcarse la situación concreta. Las dos primeras se centran en el acto psicológico mismo de
elaborar el consentimiento; en las capacidades de entender-querervalorar el matrimonio. La tercera modalidad se focaliza sobre todo
en el matrimonio «in facto esse» en cuanto estado permanente de
vida en común con otra persona heterosexuada. Es decir, que la previsión legislativa se proyecta sobre el objeto mismo del pacto matrimonial: la relación jurídica que emerge de la libre voluntad de los
contrayentes, relación que por ser jurídica, crea unos derechos y
unas obligaciones entre los contrayentes.
C.
PANIZO
19-11-93. Tribunal de la Rota española.
265
MARIA TERESA REGUEIRO GARCÍA
La confusión entre el apartado 2.° y el 3.° del canon 1095 proviene de
que en muchas ocasiones no es capaz de asumir las obligaciones conyugcJes quien tiene afectada la discreción de juicio, pero es por diferente
razón: éste no puede responsabilizarse, aquél no puede cumplirlas.
Con todo, queremos señedar la existencia de sentencias en la Rota
madrileña que mezclan ambos conceptos exponiendo que: «incapaz
para asumir estas obligaciones es el que no puede cumplirlas y el que
no puede valorarlas. Este es incapaz por falta grave de discreción de
juicio. Aquel por no poder cumplirlas. «Con lo que nulidades que en
primera instancia han sido declaradas por «incapacidad para asumir
las obligaciones conyugciles» quedan afirmadas en ésta, pero con una
mezcla de términos de los puntos 2.° y 3.° del canon, pues se da la nulidad por «incapacidad del esposo para asumir las obligaciones esenciales del matrimonio al tener falta grave de discreción de juicio» ^.
La incapacidad que aquí se trata es exclusivamente la matrimonial, quedan intactas las valoraciones en tomo a otras proyecciones
del ser humano, lo que ha de quedar claro para evitar actitudes
desorientadoras. La incapacidad a que se hace referencia es para
establecer y sostener el matrimonio como «íntima comunidad de
vida y de amor conyugal» (Cons. G e S. n.° 48), o «el consorcio total
de vida entre un varón y una mujer, ordenado por su propia índole al
bien de los cónyuges y a la procreación y educación de la prole»
(Canon 1055.1).
3.3.
ALGUNAS PRECISIONES QUE DEBEN HACERSE A ESTA
FIGURA:
a) La nulidad se asienta sobre una incapacidad y no sobre el
mero incumplimiento de las obligaciones. Este incumplimiento
puede presentar relevancia en línea probatoria deductiva.
b) La causa psíquica no es la causa de la nulidad, sino el origen
fáctico de la imposibilidad de cumplir, que es la causa directa de la
^ C. GIL DE LAS HERAS 22-10-93. Tribunal de la Rota española.
266
LA INCAPACIDAD PARA ASUMIR LAS OBLIGACIONES CONYUGALES...
nulidad ^^. El residenciar la nulidad en las causas de naturaleza psíquica en vez de en la incapacidad generada por las mismas puede
d a r lugar a situaciones de inseguridad jurídica, ya que lo que el
órgano juzgador tiene que sopesar es el grado de incapacidad no el
de la entidad de la alteración psíquica.
c) Señalemos que los contrayentes no solo son causas eficientes
del matrimonio «in fieri» (del consentimiento) sino también causa
material del mismo; lo que es lo mismo el objeto y contenido de ese
consentimiento como dice el canon 1057, parr. 2: «El consentimiento matrimonial es el acto de la voluntad, por el cual el varón y la
mujer se entregan y aceptan m u t u a m e n t e en alianza irreversible
para constituir matrimonio».
Si los contrayentes quedan afectados en el momento constitutivo
del matrimonio, bajo ese doble aspecto de «agente» y de «objeto» del
acto, se sigue que la capacidad de los contrayentes tiene que ser considerada, en ese momento, bajo ese mismo doble aspecto: capacidad
jurídica de realizar el consentimiento y capacidad jurídica de cada
uno de los contrayentes, objeto apto del propio consentimiento.
d) Parte de la doctrina criticó que se cargase el acento más en
la causa que en la incapacidad, señalándose que no debió de indicarse el origen: «por causa psíquica», que es el objeto de la tramitación
procesal, manifestando que hubiese sido mejor afirmar solo la relevancia jurídica de la incapacidad.
3.4.
TEORÍAS PARA LA EXPLICACIÓN DE LA NATURALEZA
DE LA FIGURA
a)
Equivale a u n vicio o defecto de consentimiento.
Se señala que subyace en esta causa u n principio de derecho
natural («ad impossibilia nemo tenetur») ^^ por lo que el legislador
^*^ ViLADRiCH; Código de Derecho Canónico. Edición bilingüe y anotada, 4°
Ed. EUNSA. Pamplona 1987. P. 657.
11 C. PANIZO 4-10-94. Tribunal de la Rota española.
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MARÍA TERESA REGUEIRO GARCÍA
lo incluyó en el capítulo del consentimiento matrimonial del nuevo
Código. La incapacidad no depende de lo que prohiba la ley,sino de
la misma condición natural de las cosas ^ . En las sentencias de la
Rota española habitualmente viene mencionada como un defecto de
consentimiento ^^.
Cabría apuntar que se trata más bien de defecto que de vicio de
consentimiento, porque el consentimiento es un todo en el que el
elemento subjetivo y el objetivo han de integrarse. Este defecto proviene de una inhabilidad interna del contrayente ^^.
Hay autores que aún precisan más, señalando que la imposibilidad de asumir no es exactamente equivalente a imposibilidad de
cumplir, porque la intención del legislador ha sido radicar la nulidad
en una incapacidad para consentir y no en un impedimento ni en un
defecto respecto al objeto. Por lo tanto la causa psíquica produce la
nulidad a través del juicio del Tribunal sobre la capacidad del cónyuge para asumir las obligaciones, y no porque opere directamente
como circunstancia personal que inhabilite, como impedimento, sin
referencia al consentimiento ^^.
b) La incapacidad constituye un impedimento dirimente de
naturaleza psicológica.
Se manifiesta que no afecta a la existencia de un consentimiento
suficiente ^^, aunque algunos autores lo matizan diciendo que, a diferencia de otros impedimentos, si influye en el consentimiento ^^.
^^ PANIZO; Las impotencias psíquicas y el matrimonio en Derecho Canónico. Revista Jurídica de Cataluña, n.° 3, 1987. P. 773.
1^ Ver como ejemplo C. ALONSO 5-2-93 o C. PANIZO 7-7-92. Tribunal de la
Rota española.
^^ GARCÍA FAILDE; Manual de psiquiatría forense canónica. Salamanca
1987. P. 91.
15 LÓPEZ ALARCÓN-SÁNCHEZ ABRIL; La incapacidad para asumir como defecto
del consentimiento matrimonial en Curso de Derecho Matrimonial y Procesal
canónico para profesionales del foro, Tomo X. Salamanca 1992. Pp. 293-295.
1^ GONZÁLEZ DEL VALLE; Derecho Canónico Matrimonial (según el Código
de 1983). Pamplona 1983. Pp. 93-94.
'^ FUMAGALLI; II matrimonio canónico dopo il Concilio. Capacita e consenso. Milán 1978. P. 219.
268
LA INCAPACIDAD PARA ASUMIR LAS OBLIGACIONES CONYUGALES...
En esta posición se planteó la cuestión de si esta incapacidad no
debería insertarse en la línea del impedimento de impotencia.
Parte de la doctrina es contraria a este último posicionamiento,
debido al deseo de no generalizar este impedimento, haciéndole perder en Derecho Canónico su sentido preciso y estricto de incapacidad para la cópula conyugal. Por otra parte los impedimentos dirimentes son verdaderas prohibiciones y no incapacidades, aunque
esta pueda ser la base de la prohibición. El impedimento operando
como tal conduciría a la nulidad «vía legis» no «vía incapacitatis»,
porque una cosa es la razón legal y otra la razón en que se apoya.
Dado que este capítulo hay que relacionarlo con el momento constitutivo del matrimonio, cabe preguntarse a cual de los tres componentes estructurales del mismo (capacidad, consentimiento y forma) debe
atribuirse: Sin necesidad de entrar en la forma, con la que no tiene
relación, la incapacidad de que hablamos no es, para los defensores de
esta opinión, encuadrable en el consentimiento, ya que no es un defecto ni un vicio (aunque eso no obsta para que la misma conlleve indirectamente, como a continuación diremos, una falta de consentimiento);
hay que decir que esta incapacidad conforma uno de los presupuestos
esenciales del consentimiento como lo es la persona que le da existencia; nos encontraríamos pues frente a un componente matrimonial que
en sentido propio se llama técnicamente «impedimento dirimente» y
que de acuerdo con el canon 1073 inhabilita a la persona para contraer
validamente ^^; es decir, para algunos autores, se trataría de un impedimento dirimente de naturaleza psicológica que incapacita a la persona.
4.
4.1.
PERPETUIDAD Y TEMPORALIDAD DE LA INCAPACIDAD
ORIGEN
La incapacidad de asumir tiene que existir en el momento de
celebrarse el matrimonio, puesto que en ese momento se asumen o
1^ FoRNÉs; Código de Derecho Canónico. Edición bilingüe y anotada, 4."
Ed. EUNSA. Pamplona 1987. P. 637.
269
MARÍA TERESA REGUEIRO GARCÍA
no las obligaciones conyugales, ya que como señala el Decano de la
Rota de la Nunciatura «para nosotros lo verdaderamente importante
es que el contrayente celebre el matrimonio con una potencialidad
psíquica que, aunque no inmediatamente después, luego se descargue produciendo en él el efecto de imposibilitarle el cumplimiento
de la obligación esencial que se trate» ^^. Esta incapacidad de asumir se deriva de la incapacidad de cumplir, que tiene que existir en
el momento de la prestación del consentimiento. Frecuentemente se
señala que ha de ser antecedente, pero en realidad la antecedencia
solo es el modo habitual de demostrar la simultaneidad ^^.
Sin embargo en este punto la doctrina mantiene discrepancias
conforme se expone a continuación, según se defienda que la incapacidad tenga que ser perpetua o no.
Para una parte de la doctrina, la que no requiere la perpetuidad
de la incapacidad, ésta puede no ser manifiesta sino que basta con
que sea latente en el momento de contraer y puede aparecer después
de celebrado el matrimonio. Sin embargo se señala que no se debe
caer en el tópico de decir que la anomalía es congénita sin la debida
comprobación, ya que no es lo mismo la predisposición que la existencia real de dicha anomalía.
En la Rota española encontramos sentencias como la C. Alonso
de 14-7-94 donde se dice: «la incapacidad tiene que existir en el
momento de la prestación del consentimiento; pero puede existir en
ese momento aun cuando en ese momento aún no ejerza su eficacia
incapacitante de hecho, es decir, aunque la acción de la perturbación
proveniente de esa causa no se ejerza a partir de ese mismo momento» ^^. Otros ponentes son más obscuros en su expresión y señalan
que: « la imposibilidad debe ser anterior o exista al menos en el
momento del matrimonio, proyectándose sobre la relación conjoigal
desde sus inicios» ^^.
'^ C. GARCÍA FAILDE 23-1-93. Tribunal de la Rota española.
^^ GONZÁLEZ DEL VALLE; Derecho Canónico Matrimonial (según el Código
de 1983). Pamplona 1983.P. 147.
2^ C. ALONSO 4-7-94. Tribunal de la Rota española.
22 c. PANIZO 18-11-93.Tribunal de la Rota española.
270
LA INCAPACIDAD PARA ASUMIR LAS OBLIGACIONES CONYUGALES...
La Psiquiatría ha señalado que algunas perturbaciones mentales, como la esquizofrenia y la paranoia, tienen una evolución, de
modo que en sus estados iniciales no aparentan síntomas externos,
pero están ya actuando sobre la personalidad. En estas situaciones
es difícil conocer si el perturbado no podía dar un consentimiento
válido en el momento de la boda o asumir las obligaciones conyugales y será tarea del tribunal su determinación. No podemos dejar
de mencionar en este sentido una sentencia de la Rota española c.
Panizo de 4-7-81, en la que dicta que la persona, que había sufrido
una explosión esquizofrénica después de su matrimonio,puede
considerarse capaz por la vía de la discreción de juicio, pero no
por la del cumplimiento de las obligaciones matrimoniales.
En este mismo Tribunal nos encontramos con resoluciones que
afectan a matrimonios con muchos años de convivencia; aunque se
demuestre que en la actualidad se está incapacitado para cumplir
las obligaciones conyugales, el problema principal radica en la
demostración de su existencia en el momento del matrimonio,
momento ya lejano en el tiempo. Si esto se logra, a través del adecuado peritaje o de las declaraciones de los testigos, la nulidad se
da, aunque insistimos en que la Rota española exige que se de la
causa psíquica en el momento del matrimonio, no que aparezca
mucho después ^^.
En este apartado hay que hacer mención de una cuestión de
gran tradición en la doctrina canónica matrimonial: los intervalos
lúcidos de las enfermedades mentales y la validez del consentimiento otorgado durante los mismos. Aunque la moderna Psiquiatría los
niega, la doctrina canónica ha admitido la validez del matrimonio
in fieri en esos periodos. Sin embargo en relación con el matrimonio in facto esse la situación es distinta: una vez haya pasado el
periodo lúcido, el cónyuge seguirá afectado del trastorno psíquico
2^ Ver como sentencias en las que se da la nulidad:
C. ALONSO 22-6-94. Tribunal de la Rota española.
C. ALONSO 22-10-93.Tribunal de la Rota española.
C. GIL DE LAS HERAS 10-1 l-92.Tribunal de la Rota española.
C. PANIZO 6-10-93.Tribunal de la Rota española.
Ver como sentencias en las que no se da la nulidad:
C. GIL DE LAS HERAS 21-1-93.Tribunal de la Rota española.
C. GIL DE LAS HERAS 2-1 l-93.Tribunal de la Rota española.
271
MARÍA TERESA REGUEIRO GARCÍA
que le impide asumir las obligaciones conyugales y por tanto sigue
siendo incapaz ^^.
4.2.
PERPETUIDAD DE LA INCAPACIDAD
Se dice que una incapacidad es perpetua cuando por medios lícitos no puede ser corregida de forma probable, aunque es posible.
Las obligaciones del matrimonio son perpetuas, pero la incapacidad de cumplirlas puede serlo o no, según que pueda conseguirse
este cumplimiento en un tiempo prudencial por medios lícitos.
Algunos autores ^^ y sentencias entienden que es suficiente una
incapacidad temporal, aunque consideran que no basta con que no
se pueda cumplir por algunos breves espacios de tiempo, como señala el Decano de la Rota española, García Failde ^^, ya que entienden
que esta incapacidad tiene su origen en la misma condición natural
de las personas, expresándose de igual manera el auditor del mismo
Tribunal Mons. Panizo ^'^.
Se aduce la doctrina sobre la distinción de las obligaciones en positivas y negativas. Las primeras obligan a realizar un acto; las segundas
lo prohiben. Pero mientras las primeras no obligan a realizar el acto en
todo momento, las segundas obligan a omitirlo en todo momento. Las
primeras obligan «semper sed non pro semper», o sea obligan siempre
pero no en todo momento, y las segundas «semper et pro semper».
^^ RUANO; La incapacidad para asumir las obligaciones esenciales del
matrimonio por causas psíquicas, como capítulo de nulidad. Barcelona 1989.
P. 238-239.
2^ LÓPEZ ALARCÓN-NAVARRO VALLS; Curso de Derecho Matrimonial canónico
y concordado.2.'' Ed. Madrid 1987. P. 164. MARTINEZ VALLS; Algunos aspectos
del canon 1095 n.° 3 en Curso de Derecho Matrimonial y Procesal Canónico
para profesionales del foro. Tomo X. Salamanca 1992. Pp. 268-282.
^^ GARCÍA FAÍLDE; La nulidad matrimonial hoy. Ed. Bosch. Barcelona 1914.
Pp. 210-211.
^' PANIZO; La incapacidad psíquica necesaria para el matrimonio. Revista
Española de Derecho Canónico. 1987, n.° 123. P. 462.
272
LA INCAPACIDAD PARA ASUMIR LAS OBLIGACIONES CONYUGALES.
Pues bien, según esta tendencia doctrinal, ninguna obligación esencial
del matrimonio, sea afirmativa o negativa, exige que la incapacidad de
cumpliría tenga que ser, para que resulte inválido el matrimonio, perpetua. Si consideramos esta incapacidad u n defecto de consentimiento, bastará con que esté presente en el momento de su prestación.
Por contra, hay autores y sentencias, como ejemplo las del auditor
de la Rota española Gil de las Heras ^^, que mantienen la opinión de
que la causa ha de ser perpetua, es decir incurable por medios lícitos ^^,
por analogía al impedimento de impotencia coeundi, que por imperativo legal tiene que ser perpetuo, señalcindo que (y citamos una de sus
sentencias) «en uno y otro caso se trata de incapacidad del contrayente
para asumir las obligaciones esenciales del matrimonio; sería ilógico
que la incapacidad tenga que ser antecedente y perpetua en un caso y
no tenga que serlo en el otro» •'*^, exponiendo además que la jurisprudencia rotal sustituye a la ley por vacío de ésta ^^. Aunque este mismo
ponente hace una salvedad muy importante en una sentencia respecto a
las obligaciones negativas, ya que manifiesta que en este caso (infidelidad por homosexualidad) no se requiere la perpetuidad ^^.
Esta corriente, que exige la perpetuidad, diferencia, en este punto, la
incapacidad de asumir de la falta de discreción de juicio en la que es
suficiente con que se de el defecto en el momento de contraer, independientemente de que sea curable o no. Por lo tanto y en relación con el
punto anterior, no admite que la incapacidad esté virtuaknente solo en
potencia en el momento de celebrarse el matrimonio, ya que no produciría la incapacidad de cumplir en los primeros tiempos del matrimonio.
La imposibilidad de cumplir no proviene de que la obligación en
si misma sea imposible de cumplir, sino de que el contrayente no
pueda cumplir o si se prefiere de que la obligación es para el contrayente imposible de cumplir.
^^ GIL DE LAS HERAS; La incapacidad para asumir las obligaciones esenciales del matrimonio (su tratamiento en los tribunales eclesiásticos españoles),
lus Canonicum Vol. 53, 1987. Pp. 263-264.
^^ C. GIL DE LAS HERAS 4-3-93. Tribunal de la Rota española.
^^ C. GIL DE LAS HERAS 2-11-93. Tribunal de la Rota española.
^^ C. GIL DE LAS HERAS 20-11-92. Tribunal de la Rota española.
^2 c. GIL DE LAS HERAS 4-12-92. Tribunal de la Rota española.
273
MARÍA T E R E S A R E G U E I R O GARCÍA
Y no se trata de dificultad ordinaria, sino de verdadera imposibilidad, aunque hay que reconocer que en la práctica se difuminan
con frecuencia los límites entre difícil e imposible.
Los que exigen que la imposibilidad sea perpetua también exigen
que no haya excepciones, los que se limitan a que sea temporeJ se contentan con que sea una dificultad máxima, que a veces puede ser
superada, estimando que la imposibilidad moral equivale en la práctica a máxima dificultad de cumplir ^^ (o lo que es lo mismo, el sujeto
moralmente no tiene capacidad de superar lo que le impide cumplir).
CAUSA P S Í Q U I C A . GRAVEDAD Y CERTEZA DE LA
INCAPACIDAD
5.1.
CAUSA PSÍQUICA
Como se menciona en el canon 1095 n.° 3, la causa de la incapacidad queda circunscrita al campo de lo psíquico, entendido como
opuesto a lo físico, corporal o somático.
Esta dicción legal «causas de naturaleza psíquica» es globalizante
ya que abarca más que las situaciones patológicas, que han sido descritas por el auditor Gil de las Heras en diferentes publicaciones ^'*.
Así observamos que cuando el legislador quiere referirse a situaciones de verdadera enfermedad, aplica el vocablo adecuado (morbum),
bien sea para enfermedad orgánica (c. 1558. 3) bien sea para la
mental (c. 1680) ^^. La doctrina entiende en un sentido amplio estas
^^ GARCÍA FAÍLDE; La nulidad matrimonial hoy. Ed. Bosch. Barcelona 1994.
P. 192.
^'^ GIL DE LAS HERAS; Neurosis, psicopatías e inmadurez afectiva (su tratamiento jurisprudencial en los tribunales eclesiásticos españoles). lus Canonicum XXVIII, n.° 55, 1988. Pp. 231-291. La esquizofrenia y la incapacidad para
asumir las obligaciones conyugales (su tratamiento en los tribunales eclesiásticos españoles). lus Canonicum XXX, n.° 59, 1990. Pp. 185-198.
^^ CALVO TOJO; Revista Española de Derecho Canónico Vol. 49, juliodiciembre 1992, n.° 133. P. 778.
274
LA INCAPACIDAD PARA ASUMIR LAS OBLIGACIONES CONYUGALES...
causas psíquicas, de modo que comprenden también el elemento
moral, como el hábito o el vicio radicalmente inherente a la persona.
Por lo tanto, toda posible modalidad, no solo psicopatológica,
sino anomalías, (que vienen recogidas en sentencias de nuestro Tribunal) como la homosexualidad ^^, toxicomanías ^^, alteraciones de
la personalidad ^^, hábitos radicalmente adquiridos, costumbres
arraigadas ^^, tendencias recibidas de una mala educación o de una
desviada formación moral ^^ pueden dar lugar a una incapacidad
para el matrimonio. Ya que el canon abarca únicamente lo psíquico,
pero recalcamos que todo lo psíquico.
Conviene aclarar que no todo síndrome psicopatológico conlleva,
siempre y por si mismo, la nulidad del matrimonio por esta causa,
ni un desorden menos severo del psiquismo carecerá siempre de
entidad suficiente para provocar la incapacidad.
Por otra parte no debe descuidarse que los conceptos «anomalía»
y «anomalía psíquica» resultan de gran ambigüedad en psicología y
psiquiatría, confundiéndose muchas veces en el foro canónico con
enfermedad mental.
5.2.
GRAVEDAD. POSICIONES EN LA ROTA ESPAÑOLA
Como algunos autores y jurisprudencia hacen mención de la
necesidad de una causa grave entendemos que deben referirse a que
realmente incapacite. Si no incapacita no tendrá relevancia para el
tema que estamos tratando y si incapacita por fuerza tiene que ser
grave por las importantes consecuencias que tiene. Es decir, estamos
de acuerdo con el profesor Viladrich cuando señala que exigir que la
causa incapacitante sea grave es una tautología '*^.
^^ C. ALONSO 2-7-94. Tribunal de la Rota española.
^^ C. PANIZO 4-10-94. Tribunal de la Rota española.
^^ C. ALONSO 29-11-93. Tribunal de la Rota española.
^^ C. GIL DE LAS HERAS 18-11-93. Tribunal de la Rota española.
'^^ C. GARCÍA FAILDE 23-1-93. Tribunal de la Rota española.
'*' VILADRICH; Código de Derecho Canónico. Edición bilingüe y anotada, 4°
Ed. EUNSA . Pamplona 1987. P. 658.
275
MARÍA TERESA REGUEIRO GARCÍA
En este apartado sobre la necesidad o no de una anomalía psicopatológica grave conviene recordar lo expuesto más arriba referente a las
vicisitudes de la redacción de este nuevo canon: se modificó la dicción
«por grave anomalía psíquica» por la actual. Los términos «por causa
de naturaleza psíquica» interpretados a tenor del canon 17 no significan causas de naturaleza psicopatológica, ya que éste indica que: «Las
leyes eclesiásticas deben entenderse según el significado propio de las
palabras, consideradas en el texto y en el contexto; si resultase dudoso
y obscuro se ha de recurrir a los lugares parcdelos cuando los haya, al
fin y circunstancias de la ley y a la intención del legislador». El hecho
es que en este canon, en la revisión última reaJizada por el Sumo Pontífice, se modificó el texto que había obtenido cuatro votos contra tres y
decía «por grave anomalía psíquica» (a su vez sustituto del primero
«anomalía psicosexual») suprimiendo la referencia a una causa morbosa y dejándola en una «causa de naturaleza psíquica».
Hay que mencionar también las alocuciones de S.S. Juan Pablo 11
ante la Rota Romana el 5-2-87 y el 25-1-88, donde hace referencia a
«seria forma de anomalía» o «las formas más graves de psicopatología»
que ataquen la libertad sustancial, para que pueda darse la incapacidad.
En este punto hay discrepancias: los que opincín que el Papa ha querido darle al n.° 3 del canon 1095 una interpretación restrictiva, a tenor
del canon 16, que en su párrafo 1 indica que «interpretan adecuadamente las leyes el legislador y aquel a quien éste hubiese encomendado
la potestad de interpretarlas adecuadamente»; y otros (como los ponentes de la Rota española García Faüde y Panizo) ^^ que opincín lo contrario: si hubiese querido ese carácter lo hubiese dicho claramente, por lo
que ni corrige, ni modifica ni restringe las normas canónicas. Además
señalan que en el apartado 1.° de ese canon emplea el adjetivo suficiente
y en el 2.° el de grave, mientras que en el 3.° no utiliza ninguno.
En la Rota de la Nunciatura también existen opiniones divergentes.
Por una parte Gil de las Heras manifiesta en sus sentencias la necesidad de que « la incapacidad debe ser producida por una causa de naturaleza psíquica. Esta causa, anomalía psíquica en sentido amplio, debe
'*^ PANIZO; La capacidad psíquica necesaria para el matrimonio. Revista
Española de Derecho Canónico, vol. 44, 1987, n.° 123. P. 442. GARCÍA FAÍLDE; La
nulidad matrimonial hoy. Ed. Bosch. Barcelona 1994. P. 206.
276
LA INCAPACIDAD PARA ASUMIR LAS OBLIGACIONES CONYUGALES.
ser grave» ^^ o también señcJa «que afecte gravemente a las facultades
superiores de las personas» ^*. Frente a esto nos encontramos al resto
de los ponentes que dicen: «en las causas psíquicas h a de probarse no
tanto la gravedad de la misma anomalía psíquica como el grado de
imposibilidad para las obligaciones derivadas de la misma» ^^, ya que,
y citamos textualmente, «lo que realmente interesa al orden jurídico no
es tanto el diagnóstico o la gravedad de la causa de la incapacidad,
cuanto el efecto real, grave y profundo que dicha causa produce en el
psiquismo del sujeto que la padece. Si tal efecto implica u n a verdadera
imposibilidad de asumir-cumplir, la gravedad de la causa, desde u n
punto de vista jurídico, vendría ineludiblemente reconocida» ^^; es
decir «cuando el Código estructura normativamente esta incapacidad
se sitúa en u n a línea estrictamente jurídica y no psiquiátrica, aunque
en las bases de la incapacidad se hayan de tener en cuenta aspectos o
coordenadas psicológicas o psiquiátricas» 4^; asimismo el ponente
Alonso dice: « las anomalías de orden psíquico no se reducen a las más
graves, sino que basta que afecten a la persona en áreas de su personalidad directamente implicadas en el matrimonio» ^^ o García Failde
que indica en u n a de sus resoluciones: « causa de natureileza psíquica
no es necesariamente causa de naturaleza patológica» ^^.
5.3.
CERTEZA DE LA INCAPACIDAD
Señalamos que la incapacidad ha de ser cierta y como se señala por
los Ponentes de la Rota española debe «comprobarse que n o se trata de
una más o menos dificultad para asumir/cumplir obligaciones esenciales del matrimonio» ^^, «puesto que ha de tratarse de una verdadera
imposibilidad, al menos moral, de la persona concreta, habida cuenta
43 C. GIL DE LAS HERAS 23-10-93. Tribunal de la Rota española.
^'^ C. GIL DE LAS HERAS 10-1 l-92.Tribunal de la Rota española.
'^^ C. PANIZO 4-2-93. Tribunal de la Rota española.
'^^ C. PANIZO 19-11-93. Tribunal de la Rota española.
47 C. PANIZO 14-1-93. Tribunal de la Rota española.
48 C. ALONSO 29-11-93. Tribunal de la Rota española.
49 c . GARCÍA FAILDE 23-1-93. Tribunal de la Rota española.
5° C. ALONSO 4-7-94.Tribunal de la Rota española.
277
MARÍA TERESA REGUEIRO GARCÍA
de sus condiciones personales y potencialidades. Del mismo modo las
meras limitaciones tampoco implican una incapacidad verdadera de la
persona; unas posibilidades limitadas son posibilidades y lo que realmente configura una incapacidad es la imposibilidad» ^^ Pero, añadimos nosotros, es suficiente la certeza moréJ, ya que de acuerdo con el
canon 1608.1 «para dictar cualquier sentencia, se requiere en el ánimo
del juez certeza moral sobre el asunto que debe dirimir».
No es suficiente que se haya probado la existencia objetiva, en el
momento del matrimonio, de la anomalía psíquica, por no ser ese el
factor que de manera directa e inmediata genera la nulidad. Es necesario comprobar el nexo causal entre ese factor de índole psíquica y
el grado de capacidad de asunción de las obligaciones conyugales.
Esta valoración es de incumbencia irrenunciable del órgano jurisdiccional, ya que estimamos que la sola acreditación de u n a causa de
naturaleza psíquica p o r grave y patológica que sea, no puede concluir con la nulidad.
El ponente Gil de las Heras menciona que «para la validez del
matrimonio se requiere poder cumplir las obligaciones con el minim u n necesario, no se exige el cumplimiento perfecto de las mismas.
A veces los psiquiatras y psicólogos hablan de incapacidad porque
no se da el cumplimiento pleno, satisfactorio» ^^.
No podríamos terminar este apartado sin mencionar lo que señala Panizo en u n a de sus sentencias.»Las personas h a n de presumirse
normales mientras n o se demuestre lo contrario: más aun, en virtud
del ius connubi, nadie puede ser declarado legítimamente incapaz
sin serlo procesalmente» ^^.
5.4.
INTERVENCIÓN
DE LOS
PERITOS
La causa de naturaleza psíquica ha de ser dictaminada por los
especialistas en psicología o psiquiatría. El canon 1574 dice: «Se ha
51 C. PANIZO 7-7-92. Tribunal de la Rota española.
52 c. GIL DE LAS HERAS 10-11-92. Tribunal de la Rota española.
53 C. PANIZO 3-3-93. Tribunal de la Rota española.
278
LA INCAPACIDAD PARA ASUMIR LAS OBLIGACIONES CONYUGALES.
de acudir al auxilio de peritos siempre que, por prescripción del
derecho o del juez, se requiera su estudio y dictamen, basado en las
reglas de una técnica o ciencia, para comprobar un hecho o determinar la verdadera naturaleza de una cosa». Y el 1680: «En las causas
de impotencia o falta de consentimiento por enfermedad mental, el
juez se servirá de uno o varios peritos, a no ser que, por las circunstancias, conste con evidencia que esa pericia resultara inútil; en las
demás causas, debe observarse lo que indica el canon 1574». Con
todo, debemos mencionar que no deja de extrañar que en el canon
1680 se haga referencia a enfermedad mental, cosa que no ocurre en
el 1095 n.° 3.
Pero ahí termina el cometido de estos especialistas, que es de
carácter eminentemente técnico (diagnóstico, etiología, tiempo de
aparición, y repercusiones en el área relacional y razón de sus
conclusiones). Una sentencia de la Rota madrileña indica que «en
este tipo de causas la prueba pericial psiquiátrica es una de las
más relevantes y cualificadas, aunque no la única que debe ser
tenida en cuenta por el juez para dictar sentencia» ^^; así hemos
costatado que se realizan en algunos procesos otras pruebas médicas, además de las confesiones de los interesados y testigos. Lo
que si debe suceder es, como dice Gil de las Heras, « que la prueba pericial deberá estar respaldada por el resto de las pruebas en
autos» ^^.
El veredicto acerca de si esa alteración del psiquismo alcanza nivel
de incapacidad para matrimoniar,o sea una insania in re uxoria ^^, es
atribución exclusiva del órgano judicieil ^^. Es tema jurídico y, como
tal, solo a los juzgadores está reservado y no es tema sencillo ya que
han de penetrar en un terreno en el que las propias escuelas de la
ciencia psíquica no son coincidentes ni en sus conclusiones ni en sus
métodos de trabajo.
S'* C. PANIZO 3-3-93. Tribunal de la Rota española.
55 c. GIL DE LAS HERAS 18-11-93. Tribunal de la Rota española.
5^ González del Valle ; Derecho Canónico Matrimonial (según el Código de
1983). Pamplona 1983. P. 145.
5' REINA, V.; El consentimiento matrimonial. Sus anomalías y vicios como
causa de nulidad. Barcelona 1974. Pp. 52-53; Lecciones de Derecho Matrimonial. Barcelona 1983. P. 73.
279
MARÍA T E R E S A R E G U E I R O GARCÍA
6.
6.1.
RELATIVIDAD DE LA INCAPACIDAD
La cuestión
La incapacidad relativa hace referencia a la de un matrimonio
concreto, por lo que las hipótesis de incapacidad relativa serán tantas cuantos tipos de matrimonios. Esta denominación peca de
ambigua, por lo que se ha propuesto denominarla incapacidad
relacional ^^.
Los defensores de la incapacidad absoluta piden que la causa de
la que proviene revista tal gravedad, que haga al contrayente incapaz
de cumplir las obligaciones con cualquier otro cónyuge, mientras
que los de la relativa considerarán suficiente que esa causa tenga la
entidad necesaria para producir la incapacidad en el matrimonio
concreto que se trate. Es decir la imposibilidad de cumplir concretamente dentro de la relación de la pareja matrimonial, ya que con
otro cónyuge podría no ocurrir. Como señala Panizo en una de sus
resoluciones: «Si la imposibilidad existe y es demostrada nos parece
del todo secundario el precisar si esa imposibilidad se da con todo
otro posible contrayente o solamente con el contrayente cuyo matrimonio se cuestiona» ^^.
Estos últimos consideran que el matrimonio sobre el que ha de
pronunciarse el juez es siempre un matrimonio determinado y no
uno abstracto; de ahí que la incapacidad que en cada caso tiene
que averiguar el juez sea la de un hombre y una mujer en concreto.
El matrimonio puede hacer de contención, compensación o neutralización o por el contrario de desencadenante o detonante de la
patología larvada, que el paciente llevó al matrimonio; es decir, en
muchos casos, tiene un influjo decisivo la personalidad del otro
cónyuge.
^* AZNAR GIL. Acebal Lujan; Jurisprudencia matrimonial de los Tribunales
Eclesiásticos españoles. Salamanca 1991. P. 168.
5^ C. PANIZO 7-7-92. Tribunal de la Rota española. Ver también C. ALONSO
5-2-93. Tribunal de la Rota española.
280
LA INCAPACIDAD PARA ASUMIR LAS OBLIGACIONES CONYUGALES.
6.2.
Vnipersonalidad o bipersonalidad de la incap€icidad
La incapacidad relativa puede ser unipersonal o bipersonal,
según se de en uno solo de los cónyuges en relación con el otro o en
ambos en su relación mutua. La primera no necesita para ser verdadera incapacidad que el otro sea también incapaz; y si es bipersonal
no es la suma de la de uno y otro. Puede ocurrir que ambos cónyuges sean de características tan encontradas, que al relacionarse el
uno con el otro haga intolerable su vida en común; entonces puede
hablarse de incapacidad relativa del primero respecto al segundo y
de incapacidad relativa del segundo respecto al primero, bien entendida que se trata de dos incapacidades y no de una sola incapacidad,
que «sea suma de dos incompletas» ^^ y resulte como suma de
sumandos de uno y de otro.
Otras veces la posible causa originante existe en uno solo de los
contrayentes, pero, tal como se expresa García Failde, «el que en tal
caso la incapacidad sea de uno solo o esté en uno solo no significa
que el modo de ser o el modo de comportarse del otro no haya podido influir en que esa incapacidad se de hasta el extremo de que la
misma no se hubiera dado si este otro hubiera sido o hubiera obrado de modo distinto» ^^ entonces cabe hablar de incapacidad relativa del primero a cuyo resultado ha contribuido el segundo.
6.3.
Fundamentación de la incapacidad
relativa
Suponiendo que la incapacidad relativa no estuviese incluida en
el canon 1095 n.° 3, ¿es procedente admitirla por analogía al canon
1084 n.° 1, que admite la impotencia coeundi meramente relativa, ya
que indica que «la impotencia antecedente y perpetua para realizar
el acto conyugal, tanto por parte del hombre como de la mujer, ya
absoluta, ya relativa, hace nulo el matrimonio por su misma naturaleza»? Entre las dos se da un término común que consiste en que
*" C. GARCÍA FAILDE 23-1-93. Tribunal de la rota española.
^^ C. GARCÍA FAILDE 23-1-93. Tribunal de la rota española.
281
MARÍA TERESA REGUEIRO GARCÍA
ambas son imposibilidad de cumplir alguna obligación esencial del
matrimonio, precisamente en la relación que ha establecido el impotente o el incapaz con su consorte, por ello existe un sector doctrinal
que opina que ^^ la disposición legal dada para la impotencia coeundi en cuanto relativa es aplicable por analogía legal a la incapacidad
de cumplir en cuanto relativa.
Otros autores ^^ señalan que debería declararse nulo en el CEISO de
relativa apelando, si no al canon 1095 n.° 3, al derecho natural, que hace
que un consentimiento no sea verdadero consentimiento matrimonial, y
por tanto que el matrimonio no nazca válido, cuando al mismo le fcdta
el objeto o contenido esencial matrimonial, por no ser éste humana y
jurídicamente asumible y en consecuencia jurídicamente posible, lo
cual ocurre tanto con la incapacidad absoluta como con la relativa.
6.4.
Argumentos de la incapacidad
absoluta
Por su parte los que defienden la necesidad de incapacidad absoluta ^^ señalan:
a) La incapacidad contemplada en el canon 1095 n° 3 es incapacidad en orden a las obligaciones esenciales del matrimonio, que
son siempre las mismas, y no es incapacidad en orden a la persona
del otro contrayente ; pero se les suele rebatir diciendo que trata de
una incapacidad en orden al cumplimiento de unas obligaciones que
se tienen que cumplir en relación con otra persona dentro de una
situación concreta.
b) El canon habla de incapacidad proveniente de una causa de
naturaleza psíquica y por tanto de una causa radicada en la persona
^^ GARCÍA FAÍLDE; La nulidad matrimonial hoy. Ed. Bosch. Barcelona 1994.
Pp. 202-203.
*^ GARCÍA FAÍLDE; La nulidad matrimonial hoy. Ed. Bosch. Barcelona 1994.
P. 357.
6" POMPEDDA, sentencia 19-2-82; II diritto Eccl.luglio-settembre 1982. P.
326.
282
LA INCAPACIDAD PARA ASUMIR LAS OBLIGACIONES CONYUGALES...
y no en la relación; lo que se refuta señalando que el hecho de que la
causa originante de la incapacidad tenga que estar en la persona del
contrayente no excluye ni mucho menos que la incapacidad lo sea
para y en la relación.
c) El silencio del legislador, que si hubiese querido que fuese
suficiente la relativa lo hubiese expresado como lo indicó en el caso
de la impotencia coeundi; a esto sus oponentes dicen que por la
misma razón podría replicarse que si el legislador hubiese querido
que solo fuese suficiente la absoluta lo hubiese dicho expresamente.
d) La incapacidad relativa, por ser incapacidad en relación con
otro cónyuge concreto, es incapacidad sobrevenida o adquirida una
vez celebrado, pero los defensores de dicha posición, de la validez de
la relativa, indican que en modo alguno puede argüirse esto porque
si una persona no puede cumplir las obligaciones conyugales dentro
de un matrimonio concreto es porque llevó al matrimonio algo que
le iba a impedir hacerlo, aunque para que de hecho le impida intervenga el modo de ser y obrar de la otra persona con la que celebra
matrimonio.
e) Por último, hay quienes opinan que existe un «dubium iuris»
acerca de si basta o no esa incapacidad relativa de cumplir y que
mientras persista, el canon 1608.1 prohibe declarar nulo un matrimonio por no existir la certeza moral requerida para la nulidad y el
1060 que dice: « El matrimonio goza del favor del derecho, por lo
que en la duda se ha de estar por la validez del matrimonio, mientras no se pruebe lo contrario «.
OBLIGACIONES MATRIMONIALES
7.1.
La nueva visión del matríntonio.Sus
obligaciones
La idea de una configuración del matrimonio solo y a través del
ius in Corpus y en forma predominantemente biológica y fisiológica,
resultaba demasiado rígida y poco comprensiva. La idea más humana y personalista tiene su apoyo en la concepción que del matrimo283
MARÍA TERESA REGUEIRO GARCÍA
nio ofrece el Concilio Vaticano II (Const. Gaudium et Spes n.° 48), lo
que ha provocado una valoración tanto del matrimonio in fieri como
del in facto esse.
A pesar de ello es preciso señalar que no existe clara unanimidad
doctrinal actualmente en el reconocimiento de cuales son los derechos
y obligaciones esenciales del matrimonio, por lo que parece de especial importancia tener en cuenta lo dispuesto por el legislador en los
cánones 1055, 1056, 1057, 1101 y los análisis realizados en esta materia por la jurisprudencia rotal ^'. Además es preciso indicar que éste
es un tema sumamente complejo, que debe adaptarse a los cambios
que experimenta la familia y el matrimonio como realidades sociales,
aunque nosotros tratamos las obligaciones de índole jurídica ^^.
Con todo ello podemos decir que las obligaciones esenciales del
matrimonio son las que derivan de la esencia física del matrimonio
in facto esse, es decir el conjunto de elementos sin los cuales no existe: la sustancia, las propiedades esenciales y el fin intrínseco u ordenación natural, que constituyen una sola realidad, que se separan
exclusivamente a efectos metodológicos.
7.2.
Las obligaciones matrimoniales en él ordenamiento y en la
Jurisprudencia de la Rota española
La ley no ennumera expresamente las obligaciones conyugales,
hay que rastrearlas en el ordenamiento matrimonial, en la doctrina y
en la jurisprudencia.
Entendemos que son obligaciones esenciales del matrimonio:
— En general, todas las que consisten en la suma de relaciones
jurídicas, éticas, sociales etc, sin las que no puede existir la «relatio
^^ CUITARTE; La teoría de la incapacidad psíquica; Revista Española de
Derecho Canónico .1988. n° 125. P. 644.
** HERVADA; Obligaciones esenciales del matrimonio en Incapacidad consensual para las obligaciones matrimoniales. EUNSA. Pamplona 1991. P. 24.
284
LA INCAPACIDAD PARA ASUMIR LAS OBLIGACIONES CONYUGALES...
interpersonalis» matrimonial, con la que se identifica el «totius vitae
consort;ium». Por ello para que se ponga en existencia un matrimonio canónico concreto, es preciso que el consentimiento de los dos
contrayentes tenga como contenido (que ha de ser conocido, querido
y realizado) la entrega que el uno al otro han de hacerse de lo conjoigable de sus personas, en orden a la constitución entre ellos del referido «totius vitae consortium».
— En concreto, todas las que están directamente relacionadas
con las propiedades esenciales del matrimonio (unidad, indisolubilidad), con la ordenación natural del mismo (bonum prolis, bonum
coniugum) y con la convivencia conyugal, en cuanto todo lo anterior
se debe realizar dentro de la misma.
En una sentencia de la Rota española se dice: «Pensamos que
esos derechos/obligaciones esenciales del matrimonio son los que
aluden a la esencia del matrimonio «in facto esse» (totius vitae
consortium=relación interpersonal conyugal); a las propiedades
esenciales del matrimonio (unidad, incluyendo en ella la fidelidad,
e indisolubilidad) y a los fines intrínsecos del matrimonio (ordenación del matrimonio a la procreación/ educación de la prole y al
bien de los cónyuges)» ^^. En este sentido se manifiestan todos los
ponentes ^*.
Por lo tanto no contrae validamente matrimonio quien por alguna
causa psíquica está incapacitado en el momento de celebrarlo para:
a) Conceder o aceptar los derechos y obligaciones de lo que
esencialmente constituye la comunión de vida, es decir para dar vida
y para realizar « el totius vitae consortium», conforme al canon
1055.1: «El varón y la mujer, por medio del pacto matrimonial, constituyen entre si un consorcio total de sus vidas» ^^. Este consorcio
convierte a los matrimoniados en consortes: dos personas heterosexuadas, que entablan entre si la íntima comunidad de vida y amor.
^^ C. GARCÍA FAILDE 23-1-93. Tribunal de la Rota española.
^^ Ver por ejemplo C. ALONSO 4-7-9; C. PANIZO 18-11-93; C. G I L DE LAS
HERAS 3-2-93.
^^ CALVO TOJO; Revista Española de Derecho Canónico Vol. 49, juliodiciembre 1992, n° 133. P. 780-782.
285
MARÍA TERESA REGUEIRO GARCÍA
El auditor de la Rota española, Mons. Gil de las Heras ha definido así la comunidad de vida: «conjunto de actos, propios de los
diversos pueblos y culturas, por los que se manifiestan los esposos
que se entregan como marido y mujer y sin los cuales no podría realizarse el consorcio conyugal» '^.
La mera genitalidad queda así rebasada; es la persona entera la
que se entrega a la otra y a la vez, acepta, y asume toda la persona
del otro. Es por tanto una interpersonalización, que habrá de ser
más rica que las meras relaciones de amistad, consanguinidad o profesión. El rico vocablo consortium, todavía viene complementado en
el texto por la locución «totius vitae» : todas las dimensiones de la
vida quedan focalizadas en el otro; nada es pues exclusivo de un
cónyuge, ajeno al otro ^^ como señala una sentencia de 27-11-85
coram Panizo.
Esta obligación esencial del matrimonio es la que se viene conociendo como relaciones inter e intrapersonales, que tiene una traducción existencial concreta, expuesta en la doctrina del Concilio
Vaticano II (G. e S. 48): «El marido y la mujer ya no son dos, sino
uno solo, se ajoidan y se sostienen mutuamente, adquieren conciencia de su unidad y la logran cada vez más plenamente por la íntima
unión de sus personas y actividades».
De lo que antecede, hay que inferir que aquel contrayente que, al
momento del matrimonio, carece, por factores de índole psíquica, de
una elemental capacidad para entablar y sostener relaciones intra e
interpersonales con su consorte no habrá podido alcanzar eficacia
jurídica matrimonial.
El tema que estamos exponiendo de las relaciones interpersonales es complejo y de gran actualidad en la doctrina antropológica. Estas relaciones en el espacio matrimonial revisten tal
trascendencia, que se infiere que sobre ellas descansa el matrimonio mismo en cuanto estado permanente de vida. El consorcio
conyugal es el derecho-deber primero entre los esenciales del
matrimonio.
'O GIL DE LAS HERAS; Revista de Derecho Privado n.° 5, abril 1985. P. 386.
^1 PANIZO; Revista Española de Derecho Canónico, 1986, N.° 43. P. 233.
286
LA INCAPACIDAD PARA ASUMIR LAS OBLIGACIONES CONYUGALES..
Son tan relevantes para la jurisprudencia esta relaciones que nos
encontramos con sentencias de nuestra Rota que declaran la nulidad
(y citamos textualmente) «sin que exista por parte del sujeto una
enfermedad mental estricta, aunque con condicionantes que le alejan de modo significativo de la normalidad y le hacen inhibir sus
relaciones interpersonales... lo que le impide establecer relaciones
que impliquen una entrega desinteresada y una búsqueda de la complementariedad» ^^, remachándose en otra con estas palabras: «El
periciado se encuentra capacitado para ejercer cualquier acto responsable desde un punto de vista moral y jurídico, pero en la temática de las relaciones interpersonales, aunque quiera, no puede responsabilizarse de aquello que es incapaz de cumplir» '^^. Merece la
pena citar también una c. Panizo de 19-11-93 en la que el dubio
queda fijado de este modo: «Por incapacidad de mutua relación
interpersonal o de comunidad de vida y amor».
b) Para asumir las obligaciones concernientes a la unidad y a la
indisolubilidad, definidas en el canon 1056 como «propiedades esenciales del matrimonio» y cuya raíz está en la necesaria fidelidad
plena, que excluye la poligamia simultánea o sucesiva.
Cabe también incluir aquí la sacramentalidad mencionada en el
canon 1055.1, ya que quién por causas de naturaleza psíquica (y no
por las meras ideológicas o religiosas) impide que su cónjoige pueda
vivir en profiandidad la dimensión sacramental del matrimonio,
puede llegar a causar la ineficacia del negocio jurídico.
Algunos autores señalan que no pocos supuestos que se enmarcan en
\d& exclusiones de acuerdo con el canon 1101 .2 («Pero si imo de los contrayentes, o ambos, excluye con un acto positivo de la voluntad el matrimonio mismo, o un elemento esencizil del matrimonio o una propiedad
esencial, contrae inválidamente») pueden tener otro cauce procesal a través del canon 1095 n°3. Así, a modo de ejemplo, nos encontramos con
una sentencia reciente de la Rota española en la que se concede la nvdidad por una aliteración psicopática de la personalidad que hizo que uno
de los cónyuges fuera continueimente infiel al otro ^^.
^2 c. PANIZO 17-10-94. Tribunal de la Rota española.
^3 C. PANIZO 22-3-93.Tribunal de la Rota española.
^'* C. GIL DE LAS HERAS 4-3-93. Tribunal de la Rota española.
287
MARÍA TERESA REGUEIRO GARCÍA
c) Para asumir las obligaciones referidas al «bonum prolis» y al
«bonum coniugis».
El legislador no se refiere solamente a la procreación biológica
como obligación esencial del matrimonio, pone especial acento en la
educación integreil, humana y cristiana de la prole ya que el canon
1136 menciona: «Los padres tienen la obligación gravísima y el derecho primario de cuidar en la medida de sus fuerzas de la educación
de la prole, tanto física, social y cultural como moral y religiosa». En
este sentido se ha pronunciado la Rota española, que en su sentencia
de 10-11-92 concede la nulidad por ser incapaz el cónyuge «para
afrontar las cargas que impone el matrimonio, sobre todo en cuanto
a la atención adecuada de las necesidades educativas y emocionales
de sus hijos» debido a una personalidad tipo bordeline, anomalía
que, en cambio, no fue suficiente para la declaración de incapacidad
civil ^^.
El bien de los cónjoiges es la realización de su propia personalidad, lo cual exige de cada uno de ellos para con el otro amor, ajoida,
atención, respeto etc., es decir todo lo que supone la actuación concreta de la convivencia conjoigal y sin la que la denominada «comunio tori, mensae et habitationis» no sería moralmente posible ^^.
Así lo establece el legislador en el repetido canon 1055.1, el consorcio está «ordenado por su misma índole natural al bien de los
cónyuges..». El procurar cada consorte el bonum coniugum es por
tanto otra obligación esencial de los cónyuges. Es la perspectiva claramente personalista del matrimonio (frente a la meramente institucionalista de épocas anteriores), consagrada en la doctrina del Concilio Vaticano II: «ese amor, que va de la persona a la persona con el
afecto de la voluntad, abarca el bien de toda la persona..» (G. e S.
n.° 49). Ese bonum es el bien integral de las dos personas.
En cuanto a las relaciones sexuales en el matrimonio, la Rota
española declara la nulidad en aquellos casos en los que la causa
^^ C. GIL DE LAS HERAS 10-11-92. Tribunal de la Rota española.
76 Ver la sentencia C. G I L DE LAS HERAS 18-11-93 sobre una mujer incapaz de realizar las tareas domésticas con un trastrono pasivo-agresivo e inmadurez con dependencia materna.
288
L A INCAPACIDAD PARA ASUMIR LAS OBLIGACIONES CONYUGALES...
psíquica origina anómalos comportamientos, como rechazos de la
vida íntima acompañados de incomunicación ^^, o verdadera incapacidad de entrega, que puede provenir no solo de patologías graves
sino de carencias afectivas derivadas de un mal aprendizaje educacional como se señala en una de sus sentencias: «el marido por deficiencias graves en su aprendizaje, no disponía de una personalidad
normal en el momento del matrimonio...: por esta causa, carecía de
posibilidades para una relación sexual normal» ^^, u otra en la que el
marido «presentaba una conducta de evitación marcada, que si bien
lo hace socialmente adaptado y por lo tanto aparentemente responsable, lo hace irresponsable en sus conductas y deberes íntimo afectivos» ^^. También se dan casos en los que uno de los cónyuges tiene
un trastorno de personalidad (normalmente inmadurez) que le hace
ver en el otro cónyuge a su padre o madre, lo que le impide todo tipo
de vida íntima ^^, bordeándose situaciones de impotencia o inconsumación conyugal.
Con todo hay que mencionar que si entendemos la comunidad de
vida como una relación de solidaridad, que lleva consigo un servicio,
una ayuda y una participación en lo que es circunstancia vital de la
persona ^^ es difícil separarla de las relaciones inteipersonales y del
bien de los cónyuges ^^, constituyendo en conjunto un todo de difícil
disección en cada situación particular.
7.3.
CARACTERES DE ESAS OBLIGACIONES
Por su condición de esenciales esas obligaciones son, en palabras
de la Sentencia Rotal romana del 18-12-92 C. Palestro, «permanentes,
continuas, exclusivas e irrenunciables» (permanentes e irrevocables
^•^ C. PANIZO 21-12-93. Tribunal de la Rota española.
"^^ C. PANIZO 2-4-93. Tribunal de la Rota española.
•'^ C. ALONSO 22-10-93. Tribunal de la Rota española.
^^ C. GIL DE LAS HERAS 12-3-93. Tribunal de la Rota española.
*i GONZÁLEZ DEL VALLE; Derecho Canónico Matrimonial (según el Código
de 1983). Pamplona 1985. P. 149.
^2 GIL DE LAS HERAS; La incapacidad para asumir las obligaciones esenciales del matrimonio. Curso Rotal. Madrid 1992. P. 95.
289
MARIA TERESA REGUEIRO GARCÍA
según cánones 1057.2 y 1096.1) a lo que la doctrina añade intrasferibles, personalísimas, recíprocas, incondicionales, indivisibles, complejas, positivas o negativas y mutuas, de modo que habría incapacidad si un contrayente estuviese, por causa psíquica,imposibilitado
de asumirlas con dichas notas esenciales ^^.
7.4.
a)
ALGUNAS CUESTIONES PARTICULARES
La igualdad de los cónyuges
En este capítulo de las obligaciones conyugales, también parte de
la doctrina introduce el principio de igualdad en derechos-deberes
entre los dos consortes, consagrado en el canon 1111 del Código de
1917 y reiterado en el 1135 del vigente.
Quien entienda el matrimonio como una esclavitud de la mujer
y por su manera de ser, educación y convencimiento configure esta
relación como una situación en que el marido impone su voluntad
sin que cuente para nada la de ésta, puede mostrar en ello una
incapacidad para la verdadera relación conyugal,ya que resulta
una relación dura, fi^ía indiferente o absolutamente dominante que
da lugar a la nulidad, como se comprueba en la sentencia C. Panizo de 19-11-93.
b)
El amor y la complementaríedad
El conjunto de comportamientos que conlleva el matrimonio
implica una relación afectiva entre los cónyuges apoyada en el
amor, sin que por ello dejen de ser de justicia legal (por estar imperados por la ley fundamental de la misma institución matrimonial)
^•^ ViLADRiCH; Código de Derecho Canónico. Edición bilingüe y anotada, 4.°
Ed. EUNSA . Pamplona 1987. P. 658.
290
LA INCAPACIDAD PARA ASUMIR LAS OBLIGACIONES CONYUGALES.
o, según otros autores, de justicia conmutativa (por tener su origen
en el supuesto contrato sinalagmático estipulado entre los contrayentes). El amor debe entenderse como generosa entrega de uno
mismo a través del bien del otro cónyuge, lo que requiere una
voluntad capaz de acoplar dos psicologías distintas mediante la
adecuada madurez psicológica, que haga capaz a los dos cónyuges
de desempeñar adecuadamente su papel de persona y cónyuge. Sin
embargo existe la polémica en la doctrina y en la jurisprudencia
sobre si el amor conyugal tiene relevancia jurídica o no, dado que
lo que se constituye en derechos y obligaciones son necesariamente bienes y cosas externos, mientras que los internos o estados de
la voluntad y del afecto no se constituyen en derechos ni deberes
jurídicos.
En la redacción del canon 1055 se descartó la introducción del
término amor por su significado metajurídico ^^.
El amor tiene su reflejo en las sentencias de la Rota española
normalmente a través de la expresión «comunidad de vida y
amor». Como representativa podemos citar una C. Panizo de 3110-94 en la que resalta: «el sentimiento de un verdadero amor
nunca fue la directriz fundamental de sus relaciones. No hay
comunidad de vida y amor.La inmadurez le llevaba, antes y después de contraer matrimonio, a verdaderas contradicciones con lo
que implica o puede implicar sustancialmente el matrimonio:
amor, afecto, comunicación, integración de ambos en una unidad
de vida»
El bien de los cónyuges queda concretado en la complementariedad psicosexual y el perfeccionamiento mutuos, en el marco de
la convivencia del matrimonio, lo que excluye que éste simplemente sea, como refleja una sentencia de nuestra Rota «una reunión de amigos... que hace pensar con fundamento en una relación interpersonal que nunca estuvo presidida por la donación y
entrega mutuas en el plano de la heterosexualidad auténtica» ^^.
^^ Vivó; El nuevo derecho matrimonial oriental (Estudio comparativo):
Doctrina general e impedimentos. Barí 1994. P. 327.
^^ C. PANIZO 7-7-93. Tribunal de la Rota española.
Ver asimismo C. PANIZO 21-12-93. Tribunal de la Rota española.
291
MARÍA T E R E S A R E G U E I R O GARCÍA
c)
La incompatibilidad de personalidades
La incidencia de la incompatibilidad de personalidades en la
desarmonía de los cónyuges tiene mucho que ver con la concepción
del estado matrimonial como relación interpersonal.
Anteriormente, en la generalidad de las causas de nulidad del
matrimonio tratadas por defecto de consentimiento como consecuencia de algún trastorno psíquico se atendía exclusivamente a la personalidad del contrayente, al que ese defecto de consentimiento se atribuía en sí y por sí considerado, sin referencia alguna a su cónyuge.
En la actucilidad se considera el matrimonio como relación entre
dos personas y en consecuencia se atiende también a la capacidad de
uno y otro peira instaurar establemente este tipo de relación interpersonal; esta capacidad es considerada en si misma en cada uno de los
cónyuges, pero no de u n a m a n e r a exclusiva, ya que debe ser algo
ordenado «ad alterum»; es decir que debe ser valorado en su relación
con toda la personalidad del otro cónjoige. Pues bien ese bien sustancial de los cónyuges, del que hemos indicado forma parte insustituible
el a m o r auténtico, no puede realizarse entre quienes y por quienes
presentan u n a incompatibilidad totíd de caracteres y temperamentos.
Es decir esta incompatibilidad, aun no siendo patológica, puede hacer
incapaces a los esposos para darse su bien propio que incluye entre
sus componentes el amor conyugal. Todo esto supondrá el reconocimiento de la suficiencia de la incapacidad relativa para provocar la
nulidad °", que hemos desarrollado anteriormente, y en concreto de la
que hemos denominado bipersonal aplicada a los caracteres o temperamentos, términos éstos que entran dentro de lo psíquico.
E n la jurisprudencia de la Rota española observamos que se dice
que «la incompatibilidad de caracteres, como no sea t a n radical,
profunda y conectada con la condición psíquicamente alterada de
los esposos, que imposibilite en absoluto para la constitución del
consorcio conyugal, n o genera de ordinario incapacidad» ^^. A lo
*^ BURKE, C ; Reflexiones en tomo al canon 1095 en Incapacidad consensual para las obligaciones matrimoniales. EUNSA. Pamplona 1991. P. 170.
^•^ C. PANIZO 7-7-92. Tribunal de la Rota española.
292
LA INCAPACIDAD PARA ASUMIR LAS OBLIGACIONES CONYUGALES...
que se añade en otra: «No parece tratarse de u n a simple divergencia
de caracteres, que no sería relevante jurídicamente. Parece que se
trata de algo muy profundo y radical, conexo con las personalidades
de los esposos, remetido en ellas e imposibilitador en grado sumo y
muy serio de u n a verdadera comunicación interpersonal. Las condiciones anómalas de personalidad de los esposos h a n generado u n a
colisión de personalidades, que fue determinante de u n a imposibilidad para la relación conyugal» ^^. En otra sentencia, que declara la
nulidad, se señala que «no se ha producido, u n a vez celebrado el
matrimonio, la integración del varón y de la mujer, y ello a causa de
la personalidad de cada u n o de ellos...., en este caso se trata no de
u n a m e r a incompatibilidad de caracteres o de meros defectos de
carácter superables con buena intención y cierta ayuda extema» ^^ o
que no hay «comunicación satisfactoria» ^^ o que «dadas estas dos
personalidades con sus condiciones específicas anómalas y teniendo
en cuenta sobre todo el contenido de sus respectivas afectividades,
entre dichos esposos existe u n a verdadera incapacidad» ^^. Además
observamos que en algunas de estas sentencias se dice que «atendiendo a lo que costa en autos, no parece necesario establecer en este
caso prohibición específica alguna acerca de u n posible nuevo matrimonio canónico de las partes litigantes o de alguna de ellas, estimando suficiente observar lo establecido en el canon 1071 & 1 n° 3» ^^.
E n cambio el auditor de la Rota Española Gil de las Heras sostiene que no produce incapacidad la grave incompatibilidad de caracteres y de personalidad, aduciendo que no conlleva la imposibilidad
de cumplir las obligaciones matrimoniales, a u n q u e origine cierta
dificultad ^^. Así en u n a de sus sentencias leemos textualmente: «la
incompatibilidad de caracteres y de p e r s o n a l i d a d no invalida el
m a t r i m o n i o , según afirma de m o d o u n á n i m e la J u r i s p r u d e n c i a
Rotal» ^^, lo que está en radical oposición con lo que señala el Decano del mismo Tribunal en u n a sentencia de 6-3-91: «Suele afirmarse
8^ C. PANIZO 10-2-95. Tribunal de la Rota española.
^^ C. ALONSO 29-11-93. Tribunal de la Rota española.
^° C. PANIZO 14-3-95. Tribunal de la Rota española.
^1 C. PANIZO 6-10-93. Tribunal de la Rota española.
^2 c. ALONSO 23-11-93. Tribunal de la Rota española.
^^ GIL DE LAS HERAS; La incapacidad para asumir las obligaciones esenciales del matrimonio. Curso Rotal. Madrid 1992. P. 75.
^'^ C. GIL DE LAS HERAS 25-10-93. Tribunal de la Rota española.
293
MARÍA TERESA REGUEIRO GARCÍA
sin paliativos y sin distingos que la incompatibilidad de caracteres
entre dos cónyuges no basta para considerarlos incapaces de asumir/cumplir obligaciones esenciales del matrimonio. Entendemos
que esta afirmación tan rotunda y tan general no es aceptable...
Estamos convencidos, de que estos dos presuntos consortes intentaron unirse en matrimonio siendo portadores de una incompatibilidad prácticamente irremontable de caracteres, que se tradujo en
comportamientos antagónicos y que les impidió tener la posibilidad
moral de realizar el uno para el otro el bien esencial de los cónyuges
en su versión de la mutua felicidad sustancial entendida como la
afirmación/realización/ desarrollo de la propia personalidad».
d)
El fracaso matiimoníal
El fracaso de la convivencia conjoigal puede ser debido al incumplimiento, por parte de alguno de los cónyuges, de las obligaciones
esenciales matrimoniales.
Por ello ese fracaso puede constituir un indicador de ese incumplimiento, pero hay que tener en cuenta que puede provenir o no de
la incapacidad de ese consorte de realizar la convivencia conyugal
de una manera humanamente tolerable y de cumplir esas obligaciones, o de otras causas; por ello el fracaso de la convivencia no es
siempre argumento unívoco de la incapacidad de ese consorte, aunque como señala uno de los auditores de nuestra Rota «una buena
medida, desde el punto de vista procesal, sea examinar como se
desarrolló entre los cónyuges esa convivencia» ^^. Cuando todo ello
provenga efectivamente de esa incapacidad, aun habrá que averiguar si la causa de esa incapacidad acompañó o no al contrayente
cuando celebró el matrimonio.
Hay sentencias de nuestra Rota que señalan: «no basta con que el
modo de ser cree dificultades a la hora de convivir, porque no eran
tales que no se puedan resolver» ^^. En cambio en una sentencia c.
^5 C. GARCÍA FAILDE 21-1-93. Tribunal de la Rota española.
^^ C. GIL DE LAS HERAS 4-11-93. Tribunal de la Rota española.
294
LA INCAPACIDAD PARA ASUMIR LAS OBLIGACIONES CONYUGALES...
Panizo se expresa: «la incapacidad deriva directamente de las anómalas condiciones psíquicas de los contrayentes... Todo esto llevó a
los contrayentes a u n fracaso total de su matrimonio» ^^ o en otra de
Gil de las Heras: «el cónyuge es una persona anormalmente dominante, posesivo, agresivo, violento e intolerante, incapaz de afrontar
u n a relación en u n plano de igualdad y por tanto de mantener u n a
convivencia propia de la vida matrimonial» ^^. Es indudable la conexión en muchas ocasiones con la incompatibilidad de personalidades y así leemos en u n a sentencia C. Alonso: «Es posible que si cada
uno de ellos se hubiese casado con otra persona de otras características hubiera llegado a establecer u n a relación interpersonal suficiente y gratificante; pero con una persona de parecidas características ( a m b o s n e u r ó t i c o s ) es inviable la convivencia m a t r i m o n i a l
verdadera... se producen los enfrentamientos, choques y crispaciones sin que quepa armonía y entendimiento: no se ayudan a perfeccionarse mutuamente, sino que se destruyen» ^^ y en relación con el
bien de los cónyuges se dice en otra: «se casó con u n a predisposición
personal (derivada de su trastorno paranoide) de hacerle a su marido h u m a n a m e n t e intolerable la convivencia conyugal y, en consecuencia, de imposibilitarle el cumplimiento de obligaciones esenciales relativas al llamado bien de los cónyuges» ^^^.
8.
RELACIÓN CON OTRAS FIGURAS DE NULIDAD
Hemos recogido a lo largo de este trabajo la relación de esta causa
de nulidad con otras como la impotencia, la infidelidad, la falta de
discreción de juicio etc, pero llama poderosamente la atención el que
en múltiples ocasiones se encuentre en el dubio junto con el error
que la misma causa psíquica produce en la persona del otro cónyuge.
Pues bien, aunque en primera instancia se declare la nulidad, además
de por incapacidad para asumir las obligaciones conyugales, por
e r r o r grave p a d e c i d o p o r u n contrayente en la p e r s o n a del o'tro
^' C. PANIZO 21-10-93. Tribunal de la Rota española.
^^ C. GIL DE LAS HERAS 20-1-93. Tribunal de la Rota española.
^^ C. ALONSO 5-2-93. Tribunal de la Rota española.
1°° C. ALONSO 4-7-94. Tribunal de la Rota española.
295
MARÍA TERESA REGUEIRO GARCÍA
cónyuge o en cualidades de la misma, en esta instancia rotal se dan
opiniones discrepantes como veremos a continuación.
En u n a sentencia de la Rota de la Nunciatura en la que se aduce
que no h u b o tiempo de conocerse suficientemente durante el noviazgo, hecho que sucede con gran frecuencia en embarazos no previstos, se señala que esto «genera ignorancia a lo sumo del uno con respecto al otro, y otra cosa distinta es que se produjera verdadero
error sobre la persona... Además no creemos que la demostración de
u n a incapacidad p a r a el matrimonio en u n o de los esposos pueda
ser razón suficiente para concluir sin más la demostración del capítulo de u n error sobre la persona. El error exige a nuestro juicio u n
planteamiento positivo del juicio falso y eso n o necesariamente se da
por el mero hecho de producirse u n a incapacidad» ^^^ lo que se ve
reafirmado en otra sentencia que dicta: «El Tribunal de primera instancia estima que u n a vez comprobado el capítulo de la incapacidad,
automáticamente debe considerarse también demostrado el capítulo
de error en esa misma persona o en cualidades de la misma, que ha
sido sufrido por la otra parte. Estimamos que no es así necesariamente: no hay necesariamente error en la persona porque la misma
aparece perfectamente individualizada de ordinario a pesar de la
i n c a p a c i d a d y n o h a y e r r o r n e c e s a r i a m e n t e en cualidades de la
misma porque en la mayor parte de los casos no se plantea ni implícitamente u n condicionamiento del valor del matrimonio a la existencia de tal cualidad o cualidades» ^^^, o en el caso concreto de u n
psicópata se indica «al tratarse de error doloso, quien oculta la cualidad o el defecto, debe ser consciente de que padece ese defecto o
tiene esa cualidad. El psicópata no tiene conciencia de que es u n
personalidad anómala, se siente normal. Por consiguiente, no pudo
ocultar dolosamente u n defecto del que n o era consciente. Durante
el noviazgo el esposo se comportó con su novia como se comportaba
con los demás» ^^^.
C o n t r a r i a m e n t e en u n a sentencia que declara la nulidad p o r
incapacidad p a r a a s u m i r leemos:» n o era posible ni fácil que el
d e m a n d a n t e conociera o al m e n o s sospechara que su novia era
^^^ C. PANIZO 7-12-93. Tribunal de la Rota española.
i°2 c. PANIZO 9-12-1993. Tribunal de la Rota española.
1"^ C. GIL DE LAS HERAS 1-10-93. Tribunal de la Rota española.
296
LA INCAPACIDAD PARA ASUMIR LAS OBLIGACIONES CONYUGALES...
portadora de esa potencial anormalidad psíquica... concluímos
que entendemos totalmente ajustado en el sentido de que la anomalía psíquica de una persona, sobre todo o al menos si encierra
una virtualidad que habrá de traducirse en una conflictividad
humanamente insostenible de la vida conyugal, o, lo que es lo
mismo, la incapacidad de esa persona, aun en su virtualidad radical, para la constitución/realización de la convivencia conyugal es
una de esas cualidades negativas, o defectos, que de tal modo
configuran a la susodicha persona en cuanto persona y en cuanto
persona cónyuge que pueda decirse que el error, qrue verse sobre
ella, equivale a un error acerca de esa persona» ^"^ y en otra se
confirma: «En autos se ha demostrado que padecía una anomalía
psíquica grave. ¿Era éste un error sustancial en la persona?. Es
cierto que el común sentir de las mujeres no quiere casarse con
un hombre con este defecto. Por razón del canon 126 puede
darse» ^^^.
LAS OBLIGACIONES MATRIMONIALES EN EL
ORDENAMIENTO CIVIL
El legislador civil ha regulado, además de la incidencia sobre el
consentimiento, los efectos de una perturbación mental sobrevenida
después del matrimonio con el fin de solicitar la separación y por
consiguiente el divorcio, dato éste que nos interesa por la consideración que conlleva de las obligaciones o capacidad exigidos para el
matrimonio.
Estas obligaciones son comunes (si se exceptúa la referida a la
sacramentalidad) a casi todos los ordenamientos estatales en nuestra área cultural. Así en el español tenemos:
a) El artículo 32.2 de la Constitución establece que «la ley regulará las formas de matrimonio, la edad y la capacidad para contraerlo, los derechos y obligaciones de los cónyuges..»
lO"* C. ALONSO 14-7-94. Tribunal de la Rota española.
1°5 C. GIL DE LAS HERAS 23-10-93. Tribunal de la Rota española.
297
MARÍA TERESA REGUEIRO GARCÍA
Q u e d a n , p u e s , elevados a r a n g o constitucional la c a p a c i d a d
(como distinta de la edad) para matrimoniar, así como los deberesderechos interconyugales.
b) El artículo 45 señala que n o hay matrimonio sin consentimiento matrimonial; es decir se adjetiva el término consentimiento,
con lo que el cónyuge puede ser capaz de realizar otro tipo de negocio jurídico y no el matrimonial.
c) El Código Civil, modificado por la ley 30/81 de 7 de julio,
establece en su artículo 56.2, la necesidad de comprobar, si surgiesen dudas, la capacidad psíquica de los nupturientes.
El Capítulo V del Código Civil se titula De los derechos y deberes
de los cónyuges. Los artículos 66, 67, y 68 del mismo cuerpo legal
enuncian las obligaciones que los contrayentes habrán de aceptar al
m o m e n t o de emitir el consentimiento (art. 58 del mismo CC).Estos
artículos señalan:
Art. 66: «El marido y la mujer son iguales en derechos y deberes».
Art. 67: «El m a r i d o y la mujer d e b e n r e s p e t a r s e y a y u d a r s e
mutuamente y actuar en interés de la familia».
Art. 68: «Los cónyuges están obligados a vivir juntos, guardarse
fidelidad y socorrerse m u t u a m e n t e » . La p r i m e r a es la tradicional
unidad de techo, lecho y mesa; la fidelidad es ante todo sexual ^^^.
d) En cuanto a las causas de separación, vienen recogidas en el
artículo 82. Del mismo y en relación con nuestro tema resaltamos:
1.° El abandono del hogar, la infidelidad conyugal, la conducta
injuriosa o vejatoria y cualquier otra violación grave o reiterada de
las obligaciones conyugales.
2.° Cualquier violación grave o reiterada de los deberes respecto
de los hijos etc.
^^^ DíEZ PICAZO-GULLÓN; Sistema de Derecho Civil, Vol IV, Derecho de
familia, derecho de sucesiones. 6." Ed. Madrid 1992. Pp. 96 y 97.
298
LA INCAPACIDAD PARA ASUMIR LAS OBLIGACIONES CONYUGALES...
4.° El alcoholismo, la toxicomanía o las perturbaciones mentales, siempre que el interés del otro cónyuge o el de la familia exijan
la suspensión de la convivencia.
En relación con este último punto, la doctrina ha señalado también que la entidad originante de la separación no radica en la anomalía psíquica, sino en que la convivencia resulta dificultosa ^^^;
destaca también que no se exija que fuese incurable, ya que esta
adjetivación fue eliminada expresamente del texto inicial.
No parece que exista por tanto dificultad para reconocer civilmente la eficacia de las sentencias de nulidad por el canon 1095, 3.° ya que
no contradicen el espíritu ni los principios de la legislación estatal, ni
por tanto el orden público, siendo ajustadas al derecho español.
10.
CONCLUSIÓN
La nueva concepción del matrimonio desarrollada por la jurisprudencia y la doctrina, tras el Concilio Vaticano 11 y los avances de las ciencias antropológicas, psicológicas y psiquiátricas, hicieron que se incluyera este capítulo de nulidad en el Código de 1983, habiendo adquirido
grcín relieve en las demandas de nulidad en general, pasando a ser el más
numeroso en la Rota Española, según lo tenemos comprobado, ya que
de 185 sentencias revisadas, 88 tienen esta causa en el dubio.
En la reciente jurisprudencia de este Tribunal existen todavía posicionamientos doctrinales no coincidentes y aun contradictorios: así la distinción neta con la figura n.° 2 del mismo camón, la perpetuidad, la relatividad de la incapacidad, la necesidad o no de causa en sí misma grave, la
consideración jurídica del amor conyugal, el problema de incompatibilidades de personalidades, caracteres y temperamentos; se trata de cuestiones no pacíficas que requieren su decantación y unificación.
Por contra, en la no necesidad de una enfermedad psíquica,
como las descritas en los manuales de psiquiatría, o las anomalías
^^'' LACRUZ BERDEJO-SANCHO REBULLIDA. Elementos de Derecho Civil IV,
Derecho de familia. Barcelona 1984, p. 220.
299
MARÍA T E R E S A REGUEIRO GARCÍA
psicosexuales y su relación con la incapacidad, así como en la ennumeración de las obligaciones matrimoniales parece que existe unanimidad en su consideración.
Por último otras causas como la impotencia, infidelidad y error
(siempre que tengan un origen psíquico) van amoldándose o relacionándose en algunos casos y con reservas, y a veces con opiniones
discrepantes, a esta figura y será un interesante campo de observación e investigación jurisprudencial en el futuro en el Tribunal de la
Rota de la Nunciatura Española.
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LA INCAPACIDAD PARA ASUMIR LAS OBLIGACIONES CONYUGALES...
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