Voces: ASEGURADO ~ ASEGURADOR ~ DENUNCIA DEL

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Voces: ASEGURADO ~ ASEGURADOR ~ DENUNCIA DEL SINIESTRO ~ EBRIEDAD ~
LIBERACION DEL ASEGURADOR ~ OBLIGACIONES DEL ASEGURADOR ~ PLAZO ~
RESPONSABILIDAD DEL ASEGURADOR ~ SEGURO ~ SILENCIO ~ SINIESTRO
Tribunal: Suprema Corte de Justicia de la Provincia de Mendoza, sala I(SCMendoza)(SalaI)
Fecha: 01/07/2008
Partes: Navarría, Gisela c. Sabatino Bustos, F.
Publicado en: LLGran Cuyo2008 (setiembre), 766 - LA LEY 11/02/2009 con nota de José Luis
Correa 11/02/2009 LA LEY 11/02/2009, 7 11/02/2009 LA LEY 2009-A con nota de José Luis Correa
LA LEY 2009-A, 475 LLGran Cuyo 2009 (marzo) con nota de José Luis Correa LLGran Cuyo 2009
(marzo), 138
Hechos:
Una compañía aseguradora declinó la citación en garantía en un proceso por daños y perjuicios,
por haber incurrido el conductor del vehículo asegurado en una causal de exclusión estipulada en
el contrato, cual es la conducción en estado de ebriedad. El juez de primera instancia hizo lugar a la
declinación. Ante la apelación del fallo deducida por el conductor y el propietario del vehículo, la
Cámara revocó la decisión impugnada. Contra dicha resolución la citada en garantía interpuso
recurso de inconstitucionalidad y casación ante la Suprema Corte de Mendoza, quien revocó el fallo
de Cámara y confirmó el de primera instancia.
Sumarios:
1. Es oponible al asegurado la cláusula de exclusión de cobertura en los casos de ebriedad
del conductor, aun fuera del plazo contemplado en el art. 56 de la LS, pero dentro de un período
razonable de haberse producido la prueba en el proceso penal — en el caso, se acreditó que el
conductor conducía en estado de ebriedad al momento del siniestro— , pues se trata de una cláusula
de exclusión del riesgo y no de caducidad, desde que de un modo descriptivo indica, ab initio, un
riesgo no cubierto, colocándolo fuera del contrato.
Texto Completo: Mendoza, julio 1 de 2008.
1ª ¿Son procedentes los recursos interpuestos? 2ª En su caso, ¿qué solución corresponde? 3ª
Costas.
1ª cuestión. — La doctora Aída Kemelmajer de Carlucci dijo:
I. PLATAFORMA FACTICA.
Los hechos relevantes para la resolución de estos recursos son, sintéticamente, los siguientes:
1. Triunfo Coop. de Seguros Ltda. fue citada en garantía en los autos 82.776, caratulados:
"Navarria Gisela c. Sabatino Bustos Fernando y otro por daños y perjuicios" originarios del Décimo
Sexto Juzgado en lo Civil.
La citada declinó la citación; dijo que se trataba de un riesgo no cubierto, de exclusión de
cobertura, por haber incurrido el conductor del vehículo asegurado en una causal de exclusión, o de
no seguro, estipulada en el contrato de seguros, consistente en que el conductor del vehículo
asegurado se encontraba en estado de ebriedad o alcoholización al momento del hecho. Dijo que el
estado de alcoholización había sido reconocido por la propia actora al interponer la demanda, y que
las actuaciones policiales confirmaban este aserto. Justificó la imposibilidad de denunciar este hecho
en el plazo del art. 56 de la LS y distinguió entre las cláusulas de no seguro y las de caducidad. El
tribunal dispuso formar pieza separada que tramitó bajo el n° 83.302.
2. Los demandados (el conductor y el titular registral del automóvil) contestaron la declinación;
invocaron el art. 56 de la LS y dijeron que el transcurso del plazo impedía a la aseguradora citar esta
causal; sostuvieron, además, que no existía culpa grave del asegurado que permitiera a la
aseguradora no mantener indemne al asegurado. La actora guardó silencio sobre la declinación.
3. A fs. 43/45, el 11/8/2005, el juez de primera instancia hizo lugar a la declinación. Citó
jurisprudencia de esta Sala. Apelaron los demandados. A fs. 75/77 la Cámara declaró la
inapelabilidad del auto. Interpuesto recurso extraordinario, esta Sala declaró que la inapelabilidad
violaba el derecho de defensa de los demandados.
4. El expediente bajó a la Cámara de Apelaciones, que revocó la decisión y, consecuentemente,
rechazó la declinatoria, con estos fundamentos:
(a) En el caso, está acreditada la cláusula de las condiciones generales de la póliza que
establece que la aseguradora no indemnizará los siniestros producidos y/o sufridos cuando el
vehículo asegurado sea conducido por una persona en estado de ebriedad.
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(b) El tribunal ha tenido oportunidad de pronunciarse sobre esta cuestión en un precedente del
9/10/2006. La posición de la aseguradora, que entiende que esta es una causal de no seguro, está
superada; esa cláusula de exención sólo funciona cuando el asegurado o el conductor provoca el
siniestro, por acción u omisión, por dolo o culpa grave. En idéntico sentido se ha pronunciado la
Suprema Corte de Justicia en el caso "Rojas", el 24/5/1988. La cláusula contractual que amplía el no
seguro a la culpa grave del conductor es materialmente ilícita por contradecir una norma
seminecesaria (art. 114 LS), y por lo tanto, es abusiva y nula por desnaturalizar el vínculo
obligacional. II. LOS AGRAVIOS DEL RECURRENTE.
1. Recurso de inconstitucionalidad.
La actora sostiene que la sentencia es arbitraria. Razona de la siguiente manera:
1. En el caso, Fernando J. Sabatino fue demandado en su calidad de conductor del vehículo y
Enrique J. Sabatino como titular registral. El seguro fue contratado por Portillo, Sabatino y Balacco
SRL, que no ha sido demandado.
Dado que la actora, víctima del accidente, no recurrió el fallo de primera instancia que hizo lugar a
la declinación, la cuestión a decidir es si resulta arbitraria o normativamente incorrecta una sentencia
que dio legitimación al conductor y al titular registral y declaró que una causal de exclusión de la
cobertura, como es conducir en estado de ebriedad, no es oponible al conductor no tomador.
El titular registral no tiene relación alguna con la aseguradora; es un tercero en el contrato de
seguros y, por lo tanto, no puede invocar ninguna cláusula del contrato a su favor. Por lo tanto,
tampoco estaba legitimado para apelar.
En cambio, Fernando Sabatino, por ser conductor del vehículo asegurado, está comprendido
dentro de la cláusula 99 B, art. 2° de las condiciones generales; se trata de una cláusula clara: el
conductor innominado es también asegurado, tiene derecho a ser mantenido indemne, siempre que
cumpla con las cargas previstas en el convenio. En el caso, el citante pretende la indemnidad sin
cumplir con esas cargas. Por lo demás, si el conductor tiene derecho a prevalerse del contrato, lo
toma en todos sus términos y, consecuentemente, le son oponibles las causas de no seguro, como
son carecer de carnet, o conducir en estado de ebriedad. En este sentido, frente a la aseguradora, el
conductor no puede tener una situación más favorable que la que tendría el tomador.
2. El tribunal afirma se trata de un supuesto de culpa grave del conductor del vehículo, que no es
el asegurado, y por lo tanto, inoponible a la víctima. La sentencia confunde una situación objetiva de
no seguro (ebriedad del conductor) con la causal subjetiva de culpa grave o dolo. Esta confusión
implica desconocer la jurisprudencia de la Corte Federal y de esta Sala.
Sin perjuicio de lo expuesto, se considera errónea la jurisprudencia según la cual no corresponde
oponer al conductor no tomador su culpa grave; el error surge claro cuando el tomador del seguro es
una persona jurídica, caso en el cual la eximente de culpa grave o dolo quedaría vacía de contenido,
nunca se aplicaría.
3. La conclusión de la Cámara en el sentido que la cláusula que excluye los supuestos de
ebriedad es abusiva y que resulta inoponible al conductor también carece de todo sustento legal y
convencional. No se puede sostener que la cláusula sea abusiva por perjudicar los derechos del
asegurado desde que, en este caso, como se ha dicho, el tomador del seguro no ha sido demandado
y sus derechos no están en juego.
Además, siendo el tomador una SRL, está claro que el conductor será siempre una persona física
y, en tal caso, la causal de exclusión nunca seria aplicable.
4. El argumento de que la cláusula es ilícita por contradecir una norma seminecesaria (art. 114
LS) que desnaturaliza el vínculo obligacional (art. 37 ley de defensa del consumidor) tampoco se
sostiene. El tribunal cita un precedente que no tiene analogía con el caso; en realidad, la Cámara se
limitó a copiar con el sistema informático, sin verificar si existía o no similitud con el caso anterior. En
el caso, se ha invocado una causal de delimitación del riesgo, semejante a la falta de licencia de
conducir, tal como lo tiene decidido esta Sala en su precedente del 9/6/2003, que ha declarado
oponible al conductor no tomador y a la víctima. Esta sentencia analiza con profundidad las causales
objetivas de exclusión del riesgo, oponibles a la víctima, y las diferencia de las causas subjetivas.
Esta jurisprudencia ha sido reiterada en decisión del 13/9/2007. Todas estas distinciones han sido
ignoradas por la sentencia que se recurre.
En el caso, se insiste, la aseguradora no ha invocado la culpa grave sino una causal objetiva, cual
es conducir en estado de ebriedad, estado que ha sido suficientemente acreditado en el expediente
5. La Cámara no trató el argumento de la contraria sobre la extemporaneidad de la invocación de
la causal, por cuanto dio razón al apelante por otras razones. Como seguramente la recurrida en esta
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instancia insistirá en esta cuestión, es necesario señalar el error en el que incurre. En efecto, la
aseguradora invocó la causal cuando tuvo conocimiento de su existencia, y así lo consignó en la
carta documento acompañada, cuya recepción no ha sido desconocida. Adviértase que el art. 56 no
rige cuando el asegurador no tuvo posibilidad de conocer la causal, tal como lo señaló esta Sala en
su precedente el 13/9/2007, antes citado.
2. Recurso de casación.
La actora denuncia errónea interpretación y aplicación de los arts. 114 y concs. de la Ley de
Seguros. Reitera los argumentos vertidos al exponer la inconstitucionalidad.
III. LA CUESTIÓN A RESOLVER.
Esta Sala debe resolver si resulta arbitraria o normativamente incorrecta una sentencia que
rechaza la declinatoria de la aseguradora, dados los siguientes hechos no discutidos por las partes:
1. La aseguradora se opuso a la citación invocando como causa de no seguro un hecho previsto
en una cláusula de las condiciones generales de la póliza, cual es, la ebriedad del conductor del
vehículo asegurado.
2. En autos se ha acreditado ese estado de ebriedad.
3. La aseguradora no invocó esta causa dentro del plazo previsto en el art. 56. Lo hizo ocho
meses más tarde de acaecido el siniestro, mediante carta documento remitida al tomador del seguro,
invocando las constancias agregadas a ese momento, al expediente penal.
4. La víctima no apeló la decisión de primera instancia que había acogido la declinatoria de la
citación.
5. La cláusula se pretende hacer valer contra el conductor del vehículo asegurado y contra el
propietario de ese vehículo, no tomador del seguro.
V. LOS PRECEDENTES DE ESTA SALA. CLAUSULAS DE EXCLUSION DE COBERTURA Y
CLAUSULAS DE CADUCIDAD.
La sentencia recurrida cita como precedente el caso "Rojas", resuelto por esta sala el 24/5/1988
(LS 203-26, publicado en JA 1989-I-944 y LA LEY, 1988-E, 14); silencia, en cambio, una serie de
casos posteriores que precisaron los alcances de aquella decisión a través de la clásica distinción
entre cláusulas de delimitación del riesgo objeto de la cobertura y cláusulas limitativas de los
derechos del asegurado (que incluyen las cláusulas de caducidad y las de suspensión de cobertura
por falta de pago).
La mayoría de esas sentencias, que contienen numerosas citas, han sido publicadas en revistas
de alcance local y nacional; resulta, pues, sobreabundante reiterar la base doctrinal y jurisprudencial
de la distinción. Me remito, entonces, a la bibliografía citada en sentencias del 27/12/1993 ("San
Cristóbal", LS 242-45, publicado en JA 1995-I-639, LA LEY, 1994-E, 588, Doc. Jud. 1994-2-903 y
RDCO 1993-B-363); del 21/12/1995 ("Triunfo", LS 262-359, publicada en LA LEY, 1996-D-182, Doc.
Jud. 1996-1-871, ED 167-520 y Voces Jurídicas La Ley Gran Cuyo, 1996-2-148; del 14/5/2003
("Martínez en j: Carrasco", LS 322-17, publicada en F.C. 58-241, Jurisprudencia de Mendoza 63-153
y JA, 2003-IV-880, con nota aprobatoria de Stiglitz, "La determinación del riesgo y su oponibilidad a
terceros: la cuestión en el seguro contra la responsabilidad civil"); del 9/6/2003, ("Martínez, en j.
Lucero", LS 323-1, publicada en La Ley Gran Cuyo, 2003-854, ED 206-205 y Resp. Civil y Seguros
2004-7654); del 16/12/2003 ("Centinela", LS 332-227, publicada en La Ley Gran Cuyo, 2004-337,
Foro de Cuyo 63-160, Doc., Jud. 2004-3-626); del 17/12/2003 ("Olaizola", LS 333-30 publicado en
Foro de Cuyo 63-182 y en Rev. Jurídica Argentina del Seguro, La empresa y la responsabilidad civil,
n° 46/47 pág. 165); del 10/9/2007 ("Lima", LS 381-81, publicada en Rev. del Foro 84-133 y
Actualidad Jurídica Región Cuyo 2008-2493), del 27/12/2007 ("Triunfo", LS 385-80) y del 29/5/2008
("Gamboa", LS 389-179).
Estas decisiones y los precedentes que ellas citan recuerdan, entre otros, los siguientes
conceptos básicos (tomados, especialmente, de la obra de Hernández Moreno, "Contrato de seguro:
exclusión de cobertura y cláusulas limitativas", Barcelona, Ed. Cedecs, 1998, pág. 37 y ss.).
El contrato de seguro debe mencionar el riesgo asegurado; normalmente, una cláusula prevé el
riesgo genérico a cubrir (por ej. incendio), y luego señala diversas hipótesis que van acotando el
ámbito dentro del cual regirá la cobertura otorgada (por ej., se excluyen incendios producidos por
actos de terrorismo). O sea, normalmente, la individualización del riesgo se hace con indicaciones
positivas, y luego, indicaciones negativas ayudan a la individualización. La determinación del riesgo
implica pues dos fases: (A) la individualización del riesgo, consistente en la indicación de la
naturaleza del hecho de cuyas consecuencias se busca amparo (por ej. incendio, robo, granizo,
muerte, etc.), y (B) la delimitación del riesgo que resulta de la fijación de límites concretos a ese
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riesgo.
Cuando la delimitación de ese riesgo es de naturaleza convencional, aparecen las llamadas
cláusulas de exclusión de cobertura o de no seguro o de no garantía. Estas cláusulas señalan
hipótesis que, o bien resultan inasegurables, o bien son intensamente agravantes del riesgo y por
ello son colocadas fuera de la cobertura. Otras veces constituyen simples menciones objetivas de
lugares, personas o cosas, dirigidas a fijar ámbitos concretos en los que operará el seguro. En otros
términos, la delimitación del riesgo consiste en excluir o restringir los deberes del asegurador por la
no asunción de alguno o algunos riesgos. Implica un no seguro; ausencia de tutela o garantía. Estas
cláusulas no atribuyen directamente derechos ni imponen obligaciones sino que su función consiste
en describir el ámbito dentro del cual el seguro brindará su amparo. Son esencialmente descriptivas,
marcando el área de aseguramiento mediante la mención de inclusiones y exclusiones.
Estas cláusulas de exclusión de la cobertura (llamadas también de no seguro o no garantía), al
igual que las denominadas cláusulas de caducidad, producen como resultado que el asegurado no
percibe la prestación comprometida por el asegurador. Sin embargo, hay entre ellas diferencias
significativas, entre otras, las que se enumeran a continuación:
(1) Las cláusulas de caducidad son sancionatorias; imponen una pena; las de exclusión de
cobertura son descriptivas, limitándose a indicar los riesgos que, ab initio, no están cubiertos;
(2) Las cláusulas de caducidad suponen una situación originariamente cubierta por el contrato; la
de exclusión de la cobertura, en cambio, colocan los supuestos que describen fuera del amparo del
contrato.
En tal sentido ha dicho el Supremo Tribunal español que "las cláusulas delimitadoras del riesgo
no limitan los derechos del asegurado sino que delimitan el riesgo asumido en el contrato, su
contenido, el ámbito al que el mismo se extiende, de manera que no constituyen una excepción que
el asegurador pueda oponer al asegurado sino que, por constituir el objeto contractual excluye la
acción del asegurado, que no ha nacido, puesto que el perjudicado no puede alegar un derecho al
margen del propio contrato (ST España, 9/2/1994, Cuadernos Civitas de Jurisprudencia Civil, n° 35,
1994, pág. 526, con nota aprobatoria de María A. Calzada Conde).
(3) El asegurador que alega la caducidad debe probarla; en cambio, es el asegurado quien tiene
la carga de probar que el siniestro se ubica entre los riesgos tomados por la aseguradora;
(4) La caducidad autoriza a la rescisión del contrato; el no seguro o no garantía ninguna relación
tiene con la rescisión; se trata, simplemente, de una situación ajena al contrato;
(5) Las cláusulas de caducidad sólo son oponibles a terceros si se trata de defensas nacidas con
anterioridad al siniestro. Las de exclusión a la cobertura, en cambio, resultan del contenido mismo
del contrato, son siempre anteriores al siniestro y oponibles a los terceros, aún al trabajador en el
seguro de accidente de trabajo;
(6) Las reglas de interpretación de unas y otras presentan algunas variantes. Hay consenso en
que la extensión del riesgo asegurado y los beneficios otorgados deben ser interpretados
literalmente, ya que lo contrario provocaría un grave desequilibrio en el conjunto de operaciones de
la compañía (Halperín, Isaac, "Seguros", 2° ed., actualizada por JCF Morandi, Bs. As., Depalma,
1986, t. II, pág. 503 y ss.).
De cualquier modo, estas cláusulas, como sucede en el ámbito de toda negociación, deben ser
razonables y responder a las necesidades técnicas del seguro. No se deben erigir en supuestos
formales, en preceptos rituales, vacíos de contenido razonable. En otros términos, "si bien la
enunciación de los riesgos y la extensión de la cobertura debe apreciarse en forma limitativa, sin que
sea admisible una interpretación extensiva, ya que se produciría un desequilibrio de la prestación
asumida por el asegurador en beneficio de la parte asegurada, ello es así siempre y cuando la
cláusula no sea confusa, que haya podido recibir de buena fe una interpretación más amplia, o
cuando la limitación pretendida es contraria a la naturaleza del riesgo cubierto; es decir, que aún las
cláusulas de enunciación de los riesgos y de extensión de la cobertura deben interpretarse conforme
a la expectativa razonable y al propósito del hombre corriente de negocios".
(7) El juego del art. 56 de la LS también presenta diferencias. Hay acuerdo en que el art. 56 rige
ante los casos de caducidad del seguro. Se discute, en cambio, si se aplica a los supuestos de no
seguro. En abstracto, pueden señalarse tres posiciones: (A) Tesis de la inaplicabilidad; (B) Tesis de
la aplicabilidad; (C) Tesis intermedia que atiende a las circunstancias del caso, posición que
finalmente ha asumido esta sala.
El caso decidido el 21/12/1995 ("Triunfo", LS 262-359, publicada en LA LEY, 1996-D, 182, Doc.
Jud. 1996-1-871, ED 167-520 y Voces Jurídicas La Ley Gran Cuyo, 1996-2-148) sienta como regla
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que el art. 56 de la LS no rige los supuestos de ausencia de cobertura respecto de riesgos
claramente excluidos ab initio, no confundibles con supuestos de caducidad; tampoco si hubo dolo
del asegurado, o si el asegurador no tuvo la posibilidad material de determinar la exclusión en el
plazo legalmente previsto. Ahora bien, en ese caso, la tesis intermedia llevó a aplicar el art. 56 a una
cláusula que excluía el "accidente de trabajo producido por violación a las reglas de la seguridad
social" porque: (a) la conducta ilícita atribuida a la asegurada era perfectamente comprobable por la
aseguradora dentro del plazo legal; (b) en el juicio laboral, la actora no imputó ninguna circunstancia
nueva que no hubiese sido verificable por la aseguradora con un mínimo de diligencia, y (c) pese a
su posición contractual técnicamente favorecida, no usó ninguna de las facultades concedidas por la
ley creando en el asegurado la legítima expectativa de que el siniestro estaba aceptado.
En cambio, en los decisorios del 9/6/2003 ("Martínez en j: Lucero") y del 16/12/2003 ("Centinela"),
entendió bien excluida de la condena a la aseguradora, por cuanto el asegurado circulaba sin carnet
de conducir, o con carnet vencido, aunque la causal no se invocara en el plazo del art. 56 sino al
contestar la citación en garantía. Se fundó en que la cláusula era típicamente una causal de
exclusión de riesgo, o de no seguro, que nada tenían de irrazonables.
VI. UBICACION DE LA CLAUSULA QUE EXCLUYE EL SEGURO EN LOS CASOS DE
EBRIEDAD DEL CONDUCTOR.
La primera cuestión a resolver es si la cláusula que excluye el seguro en los casos de ebriedad
del conductor es una cláusula de no seguro o de caducidad.
Reconozco que la cláusula en cuestión tiene un tinte sancionador, propio de las cláusulas de
caducidad; no obstante, es una cláusula de exclusión del riesgo, desde que de un modo descriptivo
indica, ab initio, un riesgo no cubierto, colocándolo fuera del contrato; es una situación ajena al
contrato (Conf. Babot, Fernando, "Seguro automotor: la exclusión de cobertura por ebriedad del
conductor no asegurado", La Ley Noroeste, 2008-21 y ss.).
VII. ¿ES UNA CLAUSULA ABUSIVA?
(1) No desconozco algunas decisiones que, incluso pretendiendo fundar su posición con cita de
jurisprudencia de esta Corte, han declarado que "esta cláusula, por la que se amplía el no seguro
resulta abusiva, pues su aplicación suprime la obligación de la compañía de seguros en contra de lo
dispuesto por el art. 158 de la LS" (Cám. Nac. Civ. sala K, 6/4/2006, LA LEY, 2007-B, 391; Cám.
Nac. Civ. sala C, 6/3/2001, LA LEY, 2001-E, 125 y Doc. Jud. 2001-2-1114).
Independientemente de que esos precedentes no distinguen los supuestos de riesgos excluidos
(objetivos) y causales de caducidad (subjetivas), señalo que en ambos supuestos se discutía si esa
cláusula era o no oponible a la víctima. Por el contrario, en el caso a resolver, igual que lo que
aconteció en el expediente resuelto por esta Sala el 10/9/2007 ("Lima", LS 381-81, publicada en Rev.
del Foro 84-133 y Actualidad Jurídica Región Cuyo, 2008-2493), la cláusula se invoca frente al
conductor y al propietario del vehículo asegurado no tomador.
(2) Tengo el convencimiento que frente al conductor, la cláusula no parece abusiva, ni contraria a
la buena fe negocial; las propias circunstancias de la causa muestran de modo manifiesto este
aserto; el accidente se produjo cuando el conductor del vehículo asegurado circulaba en estado de
ebriedad, en condiciones excluidas no sólo por la póliza, sino prohibidas por la propia ley de tránsito.
No en vano la publicidad promueve que no se maneje cuando se ha tomado bebidas alcohólicas e
insiste machaconamente que la ebriedad constituye una causa relevante de los accidentes de
tránsito.
(3) La cláusula tampoco es confusa; puede ser perfectamente comprendida por cualquier persona
que contrate un seguro contra la responsabilidad civil. No da lugar a interpretaciones diversas, a
diferencia de lo ocurrido en el precedente del 11/4/2000 ("Triunfo en j. Ordenes", LS 294-407) en el
que, ante la duda, se interpretó en contra de la aseguradora predisponerte y en consecuencia se
admitió la existencia de la cobertura.
(4) En el caso, la oponibilidad al asegurado, aún fuera del plazo previsto en el art. 56, pero dentro
de un período razonable de haberse producido la prueba en el proceso penal, no se muestra
desmesurada, dados los hechos definitivamente fijados (Conf. Corte Suprema de Catamarca,
6/10/2005, La Ley Noroeste, 2006-156).
(5) Tampoco se contrapone a los arts. 3° y 37 de la ley 24.240, desde que como lo tiene dicho
esta Sala en los precedentes antes reseñados (ver especialmente sentencia del 9/6/2003, "Martínez
en j: Lucero", LS 323-001, antes citada), la cuestión se vincula al riesgo asegurado y,
consecuentemente, a la ecuación económica del contrato.
VIII. CONCLUSIONES.
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Por todo lo expuesto, no encuentro razones para apartarme de los precedentes de esta Sala,
rectamente interpretados; en consecuencia, los recursos deben ser acogidos, la sentencia de
segunda instancia revocada, y la de primera instancia confirmada.
Así voto.
Los doctores Pérez Hualde y Böhm, adhieren al voto que antecede.
2ª cuestión. — La doctora Aída Kemelmajer de Carlucci dijo:
Atento al resultado a que se arriba en el tratamiento de la cuestión anterior corresponde hacer
lugar a los recursos de Inconstitucionalidad y Casación interpuestos a fs. 13/38 vta., revocar la
decisión de alzada y confirmar la de primera instancia.
Así voto.
Los doctores Pérez Hualde y Böhm, adhieren al voto que antecede.
3ª cuestión. — La doctora Aída Kemelmajer de Carlucci dijo:
De conformidad a lo resuelto en las cuestiones que anteceden, corresponde imponer las costas
de esta instancia a la parte recurrida vencida (Arts. 36-I y 148 C.P.C.).
Así voto.
Los doctores Pérez Hualde y Böhm, adhieren al voto que antecede.
Por el mérito que resulta del acuerdo precedente, la Sala Primera de la Excma. Suprema Corte
de Justicia, fallando en definitiva, RESUELVE: 1.- Hacer lugar a los recursos de Inconstitucionalidad
y Casación interpuestos a fs. 13/38 vta. y, en consecuencia, revocar la decisión obrante a fs. 194/197
de los autos n° 83.302, caratulados: "TRIUNFO COOP. DE SEGUROS LTDA. EN J: 92.776
'NAVARRÍA GISELA ROMINA c. SABATINO BUSTOS FERNANDO P/D. Y P. P/INCIDENTES'", la
que queda redactada de la siguiente manera: "I- Rechazar el recurso de apelación deducido por la
demandada a fs. 46 y, en consecuencia, confirmar la resolución dictada en primera instancia a fs.
43/45". "II.- Imponer las costas a la demandada recurrente vencida". "III- Regular los honorarios
profesionales de la siguiente manera: Dres.: H. F. V., en la suma de pesos DOSCIENTOS
OCHENTA Y UNO CON SESENTA Y SEIS CENTAVOS ($ 281,66); E. I., en la suma de pesos
OCHENTA Y CUATRO CON CUARENTA Y NUEVE CENTAVOS ($ 84,49); G. C., en la suma de
pesos CIENTO NOVENTA Y SIETE CON DIECI-SEIS CENTAVOS ($ 197,16) y A. C., en la suma de
pesos CINCUENTA Y NUEVE CON CATORCE CENTAVOS (59,14) (Arts. 15 y 31 Ley 3641)". 2.Imponer las costas de esta instancia a la parte recurrida vencida. 3.- Regular los honorarios por la
labor profesional cumplida en el trámite del recurso de Inconstitucionalidad, de la siguiente manera:
Dres.: H. F. V., en la suma de pesos CUATROCIENTOS VEINTIDOS CON CUARENTA Y NUEVE
CENTAVOS ($ 422,49); E. I., en la suma de pesos CIENTO VEINTISEIS CON SETENTA Y
CUATRO CENTAVOS ($ 126,74); G. P., en la suma de pesos CIENTO NOVENTA Y SIETE CON
DIECISEIS CENTAVOS ($ 197,16) y A. C., en la suma de pesos CINCUENTA Y NUEVE CON
CATORCE CENTAVOS (59,14) (Arts. 15 y 31 Ley 3641). 4.- Regular los honorarios por la labor
profesional cumplida en el trámite del recurso de Casación, de la siguiente manera: Dres.: H. F. V.,
en la suma de pesos CUATROCIENTOS VEINTIDOS CON CUARENTA Y NUEVE CENTAVOS ($
422,49); E. I., en la suma de pesos CIENTO VEINTISEIS CON SETENTA Y CUATRO CENTAVOS
($ 126,74); G. P., en la suma de pesos CIENTO NOVENTA Y SIETE CON DIECISEIS CENTAVOS
($ 197,16) y A. C., en la suma de pesos CINCUENTA Y NUEVE CON CATORCE CENTAVOS
(59,14) (Arts. 15 y 31 Ley 3641). 5.- Líbrese cheque a la orden del recurrente por la suma de pesos
TRESCIENTOS CUARENTA ($ 340), con imputación a las boletas de depósito de fs. 1 y 2. FIRMAS
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