EL ORFEO DE MONTEVERDI 15 de marzo, viernes 11:00h, 15.00h Entrada: 4 € Público: ESO, público universitario 16 de marzo, sábado 19.00h en Familia Entrada: 8 € Ópera, Danza y Teatro Edad: Bachiller, ESO, público universitario Orquesta barroca del Conservatorio de Castellón Departamento de Canto del Conservatorio Superior de Valencia Artes Visuales, vestuario Coreografía de Marco Bendoni Dirección de Roberto Andrioli Marino Muñoz, actor, bailarín Maria Muñoz, actriz, bailarina Maite Gil, actriz La fábula de Orfeo es una ópera con música de Claudio Monteverdi y libreto de Alessandro Striggio. Puede considerarse como una obra maestra de la historia de la música, porque consolida la ópera, que se desarrollaría mucho más durante el Barroco. En esta producción del Auditorio de Castellón, músicos , bailarines y actores interpretarán los momentos más bellos de esta obra que presenta la fábula mitológica entre Orfeo y Eurídice en Tracia, y las vicisitudes que experimenta su protagonista para recuperar a su amada en el Reino de las Tinieblas. Intérpretes de Castellón y Valencia tendrán la oportunidad de trabajar de la mano de dos grandes profesionales del mundo de la danza y del teatro como son Roberto Andrioli y Marco Bendoni, que colaborarán con Castellón Cultural, Conservatorios Superior de Castellón y Valencia, Escuelas de Arte y Diseño de la Comunidad Valenciana y el Teatro de la Memoria de Milán. Se trata de la única producción del Auditori orientada para público en familia y que cuenta con la colaboración de la Orquesta del Conservatorio Superior de Castellón, el Departamento de Canto del Conservatorio Superior de Valencia, la Escuela de Arte y Diseño de Castellón y Valencia y la compañía de Teatro de la Memoria. El estreno de L’Orfeo de Claudio Monteverdi tuvo lugar en el palacio de Mantua el 24 de febrero de 1607 con motivo del comienzo del Carnaval. Es precisamente la fecha establecida como la del nacimiento de la ópera. Con esta “Favola in musica”, en un prólogo y cinco actos, compuesta sobre un texto de Alessandro Striggio, Monteverdi sentó las bases del género gracias a su novedosa estructura dramática y musical. El mito de Orfeo La mitología griega es un mundo tan complejo, repleto de nombres extraños, personajes de relaciones inesperadas que incluso extrayéndolas o intentándolas resumir resultarían confusas. Cualquier enciclopedia o búsqueda en Internet puede proporcionar abundante información si se quiere conocer o profundizar más. En esta guía nos centraremos en el objetivo de ofrecer a los alumnos herramientas que ayuden a despertar el interés por esta historia, la de Orfeo, y a poder comprenderla mejor. Cada cultura, cada pueblo posee su propia tradición narrativa, cuentos, viejas historias que se han ido transmitiendo de generación en generación y que nadie sabe de dónde proceden, quién las ha creado o inventado. Muchas de estas historias intentan explicar el mundo, cómo fue creado, quién tiene el poder de hacer que el sol salga cada día, que la primavera suceda al invierno, quién lucha por la justicia, de dónde viene el demonio… Dioses, semidioses y héroes así como monstruos con poderes sobrenaturales son principalmente los protagonistas de estos relatos. El mundo griego de Dioses y Héroes Todos los dioses vivían en el Olimpo, regidos por Zeus, el padre de los dioses. Sus hermanos y hermanas tenían responsabilidades en distintos ámbitos: Poseidón reinaba en los océanos, Hades obtuvo el inframundo y a Hera, la mujer de Zeus, le correspondió encargarse de proteger a las familias. Apolo, uno de los hijos de Zeus, era el dios de la poesía. Dioses y diosas menores tenían otras ocupaciones más sencillas de las que encargarse. Por ejemplo: Calíope era una de la nueves musas, la diosa de las artes. Para nuestra historia ella tiene una importancia especial ya que era la madre de Orfeo. Orfeo y Eurídice Sobre el origen de Orfeo existen dos versiones. Una cuenta que era el hijo del dios fluvial, rey de Tracia, Eagro, otra nos dice que era el hijo de Apolo, lo que significa que era el nieto de Zeus. Apolo le regaló la lira a Orfeo. Cuando cantaba con su lira, este canto era tan especial que los árboles se doblaban hacia él, los animales salvajes se convertían en dóciles fieras e incluso las rocas lloraban con emoción al oírle. Su mujer era la ninfa Eurídice. Las ninfas eran diosas que protegían un lugar especial en la naturaleza, podía ser un árbol, una fuente, un lago, un río, una cueva o una colina. Una vez, huyendo del ataque de un hombre violento, tropezó con una serpiente que la mordió. Sobre el intento de su esposo Orfeo para devolverla al mundo de los vivos tratará la historia de este concierto. La Lira de Orfeo La Lira es la lira de Orfeo, pero fue inventada por Hermes, el Mensajero de los Dioses. Hermes la creó a partir del caparazón vacío de una tortuga que, al darle vueltas en sus manos y por casualidad, golpeó y sus ecos resonantes le dieron la idea de atarle unas cuerdas cruzándolo. Descubrió que las cuerdas producían sonidos bellísimos, y así fue creada. El trato con Apolo Hermes entregó la Lira al dios Apolo. Algunos dicen que Hermes dotó a la Lira de poderes mágicos que proporcionan riqueza y prosperidad. Otros indican que Hermes empleó la Lira para apaciguar el enfado de Apolo, cuando éste le sorprendió fugándose con su ganado. La Lira acaba en manos de Orfeo Apolo dio la Lira a Orfeo y éste se convirtió en uno de los músicos más expertos y completos de su época. La música de Orfeo, como ya os hemos mencionado, podía calmar a las personas, incluso personas muy enfadadas y animales salvajes. Orfeo con su lira podía incluso encantar rocas y riachuelos. Se dice que los robles que crecen a lo largo de la costa de Tracia “emigraron” allí para escuchar mejor el canto de Orfeo. Monteverdi: un músico innovador Hubo un tiempo, no muy lejano, en que los músicos tenían solamente dos posibilidades de trabajo: o para la nobleza (las capillas reales, las orquestas de los duques, varones, marquesas...) o para la Iglesia (los coros y orquestas de las catedrales, basílicas...). Para estos trabajos eran elegidos normalmente los mejores músicos del momento. Pues bien, el músico más genial que había en Italia a comienzos del siglo XVII era Claudio Monteverdi, por eso no ha de extrañarnos que fuera “fichado” como maestro de capilla por dos de las más poderosas “empresas” musicales de entonces: la del Duque de Mantua y la Basílica de San Marcos de la República de Venecia. En los veinte años que estuvo entreteniendo con sus inventos musicales a la corte de Mantua, Monteverdi compuso varios libros de madrigales (canciones para cantar en grupo), conciertos (piezas para cantar y tocar) y música religiosa. En Venecia, Monteverdi continuó investigando nuevas maneras de expresar sentimientos y comunicar dramatismo con su música en obras como El combate de Tancredo y Clorinda, los Madrigales Guerreros y Amorosos, o en su magistral ópera La coronación de Popea. La primera ópera de la historia Corría el año de 1607 cuando toda la corte de Mantua se movilizó para celebrar el cumpleaños de su duque, Vicenio Gonzaga: el poeta Striggio escribió una obra de teatro en forma de fábula sobre la famosa historia griega de Orfeo –aquel héroe de la mitología que amansaba a las fieras con su lira–, sin olvidar que después Monteverdi le pondría la música; se fabricaron los decorados para cada una de las escenas; los cantantes, la orquesta, el coro y el ballet se prepararon con esmero... Así surgió L’Orfeo, la primera obra a la que se puede llamar ópera de verdad, es decir: una representación donde la música “pinta” a los personajes y describe la acción, los actores conversan cantando y la unión de la música y teatro alcanza auténtico dramatismo. El estreno fue apoteósico. La fábula de Orfeo Desde el inicio del prólogo hasta el final del quinto acto de esta ópera vivimos con intensidad las aventuras de Orfeo para reunirse con su amada Eurídice. Prólogo. Después de la espectacular Obertura, una soprano que encarna a la Música canta sus maravillas. Acto I. En un verde prado en medio del campo, Orfeo y Eurídice se casan. Los invitados son pastores, ninfas y demás habitantes del bosque. Hay bailes, coros y felicidad general. Acto II. Orfeo canta a la belleza de la naturaleza y recuerda las penas de otros tiempos (¡atención!, éste es uno de los momentos más hermosos de la ópera). En esto, una mensajera le da la triste noticia de que su amada Eurídice ha muerto de una picadura de serpiente. Ante tan terrible tragedia, Orfeo se lamenta desconsolado. Acto III. Orfeo está decidido a buscar a Eurídice, aunque sea en el mismísimo infierno. Llega a la Laguna Estigia (la que separa el mundo de los vivos del de los muertos), donde Caronte, el tétrico barquero, le impide el paso. Pero los hipnóticos y dulces lamentos de Orfeo le adormecen. De esta manera, olvidando el miedo, penetra en los Infiernos mientras un coro canta semejante proeza. Acto IV. Plutón, dios de los muertos, no deja salir a Eurídice de su reino, a pesar de que Proserpina, su mujer, intercede por ella. Al fin se le ablanda el corazón y permite que se reúnan los amantes, pero le poner una condición muy difícil de cumplir: Orfeo no debe mirar nunca a Eurídice. Los amantes se reúnen felices, pero poco dura su dicha: Orfeo, sin darse cuenta, se vuelve para ver si le sigue su esposa y... Eurídice debe volver al reino de los muertos. El infeliz poeta se queda más solo que nunca. Acto V. Orfeo nuevamente se lamenta; sus poemas doloridos son repetidos por el eco. Al fin, Apolo, el dios de la poesía y la música, se dirige a su hijo Orfeo y le propone viajar hasta las alturas del Olimpo para encontrarse con su amada Eurídice. Después de cantar un dúo, el coro y la orquesta les despiden y ponen el punto final a esta increíble historia. Instrumentos de la época Tiorba Es un instrumento barroco, parecido a un laúd, pero más grande. Tiene dos mástiles, el segundo de los cuales, sin trastes, sujeta las cuerdas más graves. Se utiliza para acompañar los recitativos y para marcar la armonía y el ritmo, o sea, el continuo. Hay un instrumento muy parecido llamado archilaúd. Arpa barroca El arpa es uno de los instrumentos más antiguos que se conocen, su origen se pierde en el antiguo Egipto, y su actualidad es evidente. Durante el Barroco se utilizaba para hacer funciones similares a la tiorba. Consta de dos filas de cuerdas paralelas que van disminuyendo de tamaño para conseguir diferentes alturas. El gran arpista Andrew Lawrence-King dice de ella: “El arpa barroca tiene el poder de un gran clave y la delicadeza de un laúd”. Es tan ligera y delicada que se puede transportar con una mano. Viola da gamba Anterior a la conocida actualmente como “familia de la cuerda” (violines, violas, chelos y contrabajos), la ilustre familia de las violas tuvo una larga vida en los siglos XV al XVIII. Sus componentes suelen tener seis cuerdas y se tañen con arco con la palma de la mano hacia afuera. La viola da gamba se apoya en las piernas y su tamaño es similar al del violonchelo. Tiene los hombros caídos y la tapa y el mástil labrados. Los compositores barrocos escribieron para este instrumento obras de un virtuosismo extremo. En las orquestas marcan el bajo y efectúan melodías ocasionalmente. Clave (clavecín, clavicémbalo, cémbalo...) Instrumento de tecla fundamental del barroco. Su muerte llegó (más o menos en la época de Haydn) con el fortepiano, y su resurrección en el siglo XX. Un instrumento capaz de hacerlo todo: acompañar, marcar el bajo y la pulsación, hacer melodías y contrapuntos. Para él se han escrito conciertos y toda la música de cámara imaginable. Puede tener varios teclados y diversos registros de sonido. Violín barroco Es parecido al violín moderno, aunque muestra algunas pequeñas diferencias, sobre todo en el arco, la altura del puente y la longitud del diapasón. Suele llevar cuerdas de tripa, con menos tensión que en el moderno. En general es más delicado y con menos sonido que el actual, y normalmente lo tañen los especialistas. El violín encarna el espíritu del barroco: todos los compositores de entonces lo tocaban y componían grandes solos para él: Monteverdi fue uno de los primeros en escribir grandes solos de violín en la orquesta. La familia de las flautas dulces proviene de la Edad de Hierro (cuando eran de hueso). Tuvo su auge en el Renacimiento y el Barroco, y pasó a mejor vida durante el siglo XIX, para ser recuperada en la segunda mitad del XX. Las hay de varios tamaños y forman un ensemble con el que se puede interpretar todo tipo de música. Las más agudas llevan la voz cantante junto al violín (por cierto, las que se tocan en los centros educativos son hijas de las barrocas, más sencillas, baratas y desafinadas que sus progenitoras). Actividades propuestas por el Departamento Pedagógico del Teatro Real de Madrid Fanfarrias Antiguamente, cuando se quería llamar la atención del público por la llegada de un destacado personaje o por el comienzo de una ceremonia pública, se tocaba una fanfarria, composición musical interpretada por trompetas y otros instrumentos de metal acompañados a veces por la percusión. Os proponemos que toquéis una fanfarria. Para ello, escoged primero instrumentos de lámina de metal del aula, de más agudo a más grave, por ejemplo, metalófonos soprano, alto y bajo. Con ayuda del profesor, distribuidlos entre vosotros y aprended esta famosa Toccata o fanfarria con la que Claudio Monteverde comienza su ópera L’Orfeo ¡De-lira! Si hay algo que caracterice a Orfeo, esa es su lira. En esta actividad os proponemos hacer con vuestros alumnos unas liras de reciclaje muy sencillas pero efectivas, con el fin de conocer y reflexionar sobre este instrumento de cuerda y de descubrir las posibilidades que proporciona para crear y producir sonoridades ricas y variadas. La Bandeja-lira permite que los alumnos puedan trabajar de forma independiente. Sólo hay que colocar las gomas alrededor de la bandeja a diferentes distancias, como os mostramos en las fotografías. Materiales necesarios: - Una bandeja reciclada de fruta u otros alimentos, bien limpia y de distintos tamaños (siempre que nos permita poner gomas alrededor sin peligro de que al estar demasiado tensas se rompan continuamente). - Gomas elásticas de distintos grosores y tamaños, que nos permitan conseguir distintas tensiones y alturas. Actividades que podéis hacer una vez terminado el “instrumento”: - Dejar a los alumnos explorar y producir distintos sonidos para que encuentren cómo varía éste en función de la tensión. - Pedirles que toquen “fuerte” y “piano” - Crear un “colchón de sonido”, con variedad de sonidos distintos sin ninguna referencia rítmica. - Tocar todos juntos en un pulso determinado. (Un alumno puede indica un pulso y los demás se deben incorporar al mismo). - Tocar con un ritmo establecido. - Juego de solo y tutti: el grupo elige un ritmo y después de varias repeticiones cada alumno toca un solo de forma libre e improvisada. Sofía Grande Yañez Didáctica Auditori i Palau de Congressos de Castellón Palau de Congressos de Peñíscola 964 72 75 80/ 654 850 880 [email protected]
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