Discurso del señor Carlos Calvo, Presidente de la Confederación de Empresarios Privados de Bolivia en la inauguración del FORO POLÍTICO – ELECCIONES 2002 Existe una gran frustración en el país por los resultados económicos de los últimos años. No se han encontrado soluciones a la severa crisis económica que nos aqueja y que ya se ha prolongado por cuatro años. Esto ha desatado y exacerbado profundos y peligrosos conflictos sociales. A su vez, todo ello repercute en el debilitamiento y riesgoso desprestigio de nuestra institucionalidad democrática. Este panorama es ciertamente deprimente. En el proceso electoral por el que atraviesa el país, este FORO ELECTORAL tiene trascendencia fundamental; pues están aquí, juntos, dos ex Presidentes de la República y tres ex Alcaldes de las más pobladas ciudades de Bolivia, que son ahora los candidatos de los principales partidos políticos, terciando por la Primera Magistratura de la República. Las últimas encuestas muestran que ustedes, señores candidatos, representan aproximadamente el 70% de las preferencias electorales. Les agradezco muy sinceramente, a nombre del empresariado privado nacional, por su presencia y participación. Tendrán ustedes, en esta ocasión, la oportunidad de exponer sus planes de gobierno y responder preguntas sobre sus planteamientos, ante esta audiencia y, a través de los medios de comunicación, ante el país todo. Ya lo dijimos, hay desánimo y el país sufre las consecuencias de un debilitamiento institucional, económico, social y político. La contienda electoral es dura; ha sido a veces tildada de sucia y hasta carente de sustancia en las propuestas. Existe una inevitable incertidumbre sobre quién nos gobernará y su capacidad para resolver nuestros problemas. Pero así es el desarrollo de una campaña electoral en democracia y estamos convencidos que este trance, por difícil que sea, terminará fortaleciendo, en lo político, nuestra institucionalidad democrática. Abrigamos la esperanza de que los cambios que se den encontrarán salidas a los problemas nacionales. No podemos desconocer tampoco que, durante el transcurso de esta justa electoral y la transición hacia un nuevo gobierno, el país aparentemente estará obligado también a encarar otras dos decisiones de trascendental importancia histórica. La pregunta es: ¿Podemos y debemos ahora reformar nuestra Constitución Política del Estado y comprometer la venta de gas a nuevos mercados?. 1 Es preciso sopesar con mucha responsabilidad y visión si, en un entorno altamente electoralizado y en vísperas de una reconstitución del poder político, las consecuencias de adoptar decisiones de Estado, sobre temas tan cruciales – que están relacionados a los más profundos sentimientos de las nación – serán menores o mayores al riesgo de postergar estas determinaciones. Estas circunstancias y antecedentes son de gran trascendencia en el presente proceso electoral; motivo por el cual ha sido convocado este FORO POLÍTICO. A lo largo de estos años de profunda crisis, la empresa privada nacional, además de haber expresado su frustración y su crítica, aportó siempre con sugerencias y propuestas de soluciones, a partir de su experiencia en el quehacer económico cotidiano. Para esta ocasión, nosotros, quienes arriesgamos nuestro patrimonio empresarial y personal, quienes producimos en el campo, en las fábricas y en las minas; quienes comercializamos; quienes damos servicios; quienes compramos y vendemos; quienes importamos y exportamos, y quienes damos empleo a cientos de miles de bolivianos, tenemos una posición institucional de planteamientos concretos frente al país y, especialmente, a ustedes, los principales candidatos de partidos políticos, que ciertamente conformarán el futuro Gobierno o la próxima oposición democrática. Nuestros planteamientos están contenidos en un documento que les hemos enviados hace tres semanas, que hoy ha sido distribuido a la concurrencia y mañana será publicado en la prensa. Cabe una palabra de advertencia al respecto: Esta posición institucional que emite la Confederación de Empresarios Privados de Bolivia ha sido aprobada por unanimidad de nuestros afiliados, en reunión de Consejo Directivo especialmente convocada para el efecto. Nuestros planteamientos no se refieren a temas regionales o sectoriales, muchos de ellos de gran importancia, los cuales han sido o serán tratados por nuestras entidades en distintos foros, de acuerdo a su especialidad. Tampoco nos referimos a las reformas constitucionales, puesto que las mismas vienen siendo tratadas en el ámbito del Poder Legislativo y porque, además, consideramos que, dada su preponderancia, debemos cuidar de no electoralizar en demasía su debate. Consideramos que debe darse una reconducción en las políticas económicas. El país quiere cambios. Esto pasa por considerar el modelo económico y sus resultados. A nuestro juicio, hemos manejado mal el modelo. Se ha olvidado que el objetivo fundamental es mejorar la calidad de vida de las personas, brindándoles igualdad de oportunidades. Creemos en la libre empresa y en la economía de mercado. Creemos también que el Estado tiene un rol fundamental en el modelo; que debemos utilizar al mercado hasta donde sea posible y al Estado donde sea necesario. Estamos convencidos que no podremos alcanzar el desarrollo sin un vigoroso aparato productivo nacional. 2 La experiencia nos ha mostrado la importancia de tener estabilidad macroeconómica, pero también nos ha enseñado que ésta es absolutamente vulnerable sin niveles adecuados de crecimiento y de empleo. Para salir de la crisis económica debemos, fundamentalmente, revertir la brutal caída en la demanda agregada. Ello sólo será posible con recursos financieros, movilizando el ahorro interno e impulsando la inversión privada. En un mundo cada vez más globalizado, nuestro margen de acción estará siempre limitado por algún grado de dependencia al entorno internacional. Tenemos, sin embargo, recursos propios, sobre los cuales podemos ejercer nuestra soberanía: $US 740 millones de exceso de liquidez en nuestro sistema financiero. $US 800 millones que hemos prepagado por líneas de crédito externas. $US 750 millones en manos de las Administradoras de Fondos de Pensiones - AFP’s y que no se orientan al aparato productivo nacional. $US 1.510 millones que pueden apalancarse, utilizando las acciones del Fondo de Capitalización Colectiva – FCC. Todo esto asciende a $US 3.800 millones, a los que se pueden sumar aún más fondos, si estamos dispuestos, como país, a titularizar los ingresos fiscales futuros de la exportación de gas natural. Estos recursos están ahí. Son nuestros ... y no son pocos. Nos preocupa el nivel de desempleo. Debemos adoptar políticas agresivas de incentivos fiscales, e inclusive de subsidios, como en el caso de la vivienda, para generar nuevas fuentes de trabajo. Pero es irrefutable que la forma más adecuada de crear empleos estables es fortalecer y alentar al aparato productivo. Por otra parte, debemos replantear la política fiscal, ampliando el universo tributario y promoviendo medidas anticíclicas. Las circunstancias requieren una reducción de impuestos; requieren que sean eliminados aquellos impuestos distorsionantes, como el Impuesto a las Transacciones; requiere que se elimine el pago de impuestos por adelantado, como es el del Valor Agregado en las importaciones de bienes de capital. Debe cambiar la política financiera, para impulsar la intermediación y el acceso al crédito, y debemos buscar que las tasas de interés activas sean competitivas internacionalmente. La crisis económica ha venido debilitando y destruyendo sistemáticamente el aparato productivo nacional. No compartimos la alegría de los conductores ortodoxos de la política económica, que celebran este hecho en la convicción de que, de las cenizas, de alguna forma surgirá un nuevo aparato productivo. Debemos aplicar medidas imaginativas para la recuperación y reestructuración de las unidades productivas que tengan viabilidad. 3 El desarrollo y la competitividad de nuestro país requieren de nuestra capacidad para resolver problemas estructurales, como la informalidad, la baja productividad y, en particular, la cantidad y calidad de nuestras exportaciones. Al mismo tiempo, debemos dar atención especial a ciertos aspectos esenciales. En materia de política del gas, es imperativo lograr la apertura de nuevos mercados, alentando proyectos que permitan la generación de valor agregado y la promoción, en el mercado interno, del uso masivo, industrial y doméstico, de este abundante recurso natural. La empresa privada apoya la erradicación permanente de la coca excedentaria, pero no podemos desconocer que esta decisión conlleva enormes consecuencias económicas y sociales. Por tanto, se requiere un profundo replanteo. Sin un nuevo plan económico y social de desarrollo alternativo, fruto de la concertación de todos los sectores involucrados, el país enfrentará una eclosión de impredecibles consecuencias. Debemos promover, por todos los medios a nuestro alcance, políticas y medidas que mejoren la competitividad de nuestras empresas y su reconversión a nuevas y modernas tecnologías. Pero hoy, la competitividad no es solamente una condición de las empresas, sino que prevalece el concepto del país competitivo. Esto requiere, entre otras cosas, dar un impulso fundamental a nuestra infraestructura de transporte y de servicios básicos. Debemos mejorar las normas en materia de compras estatales, de medio ambiente y de regulación y fiscalización de las empresas capitalizadas. Las reformas estructurales que hemos realizado en el país han dado lugar a la canalización de significativos recursos de la inversión pública, a través de las prefecturas y municipios. Esta recomposición requiere de atención especial. Insistimos, nos preocupa el problema estructural que genera la creciente informalidad, que supera el 60% de la actividad de nuestra economía y las dificultades que aún enfrentamos para eliminar el contrabando. En el mundo moderno, uno de los principales desafíos de cada país, es definir la intensidad y la forma de participar en la globalización. La actividad exportadora es crucial y tiene que ser la piedra fundamental de nuestra inserción internacional; velando, al mismo tiempo, por una adecuada preservación del mercado doméstico. Toda decisión de participar en los diversos procesos de integración debe responder principalmente a nuestros objetivos de desarrollo nacional. Tenemos, asimismo, posiciones claras y concretas acerca de temas sociales – en materia de educación, salud, vivienda y protección a la niñez – a cuya atención es preciso darle un lugar prioritario en el modelo de desarrollo. En cuanto a la corrupción – asunto que es recurrente en las propuestas de los candidatos – el empresariado tiene sugerencias puntuales, que ensamblan aspectos tales como los morales, sociales y administrativos, e incluso toca el accionar de los propios partidos políticos. 4 Un tema que es del máximo valor para la sociedad en su conjunto, pero que es particularmente álgido para el sector privado, es el relativo a la seguridad jurídica. Es insoslayable que todos los Poderes públicos se comprometan a garantizar el Estado de Derecho y la seguridad jurídica, a reforzar el imperio de la ley y a cuidar que las reglas de juego no estén sujetas a cambios discrecionales. Estos y otros puntos están señalados en el documento de referencia y es una contribución del empresariado nacional a la discusión que de ellos se haga, tanto en el curso de la contienda electoral como en la toma de decisiones que, en forma inexcusable, deberá realizar el próximo Gobierno. Las sugerencias en él contenidas podrán ser ampliadas y complementadas con otras ideas, pero de lo que sí estamos seguros es que, para lograr una alianza estratégica entre privados y Estado, que hoy no existe, es preciso construir los mecanismos institucionales que permitan una fluida relación, con el propósito de concertar la adopción de las medidas que el país entero reclama y espera. Señores candidatos: Creo interpretar el sentimiento colectivo cuando les invoco a que, concluida la consulta en las urnas, sean capaces de poner a un lado los intereses de sus respectivos grupos políticos y formar un Poder Ejecutivo que no base su gobernabilidad en la repartija de prebendas o en la parcelación del botín político, como muchas veces se ha considerado a la administración pública. A algunos de ustedes les tocará formar la oposición, cuya acción responsable es también un invalorable elemento de la democracia. Nuestra Patria se encuentra ante el reto de conjurar uno de los más difíciles periodos de su historia, en lo económico, en lo social y en lo político. Es imperativo superar el encono y la soberbia que, con frecuencia, han demostrado nuestros dirigentes políticos en los últimos años. Esto será posible si, después de las elecciones, cerramos filas para enfrentar las vicisitudes que vive nuestra nación y trabajar, todos juntos y sin exclusiones, en la búsqueda y construcción de un futuro mejor. Esperamos que el fragor y la intensidad de la campaña electoral dé paso a la gran señal que esperamos: la concertación entre los políticos. Ese será el mejor camino para convocar, luego, a la unidad de los bolivianos. Y es que en las manos, en la capacidad y en la grandeza de ustedes, señores candidatos, está puesta la esperanza de todo un pueblo... nuestro pueblo... el pueblo de Bolivia. La Paz, 5 de junio de 2002 5