LITERATURA LATINA PRIMERA EVALUACIÓN TEMA I.- POESÍA ÉPICA LATINA Frente a esa corriente que podemos llamar épica heroica, de raíz oral, de antigüedad muy notable, de carácter formular y repetitivo, encontramos en la literatura latina una épica culta, consecuencia de la voluntad compositora de diversos autores. Así pues, dos son las fuentes de la épica romana, que es siempre una épica culta: de un lado, la tradición épica griega, tanto en su faceta más pura y genuina, Ilíada y Odisea, como en su reelaboración de época alejandrina, Las Argonáuticas; de otro, las gestas de romanos ilustres en el campo de batalla. POEMAS ÉPICOS ANTERIORES A LA ENEIDA Es cierto que la figura de Virgilio hace palidecer las de todos los demás y que hay un antes y un después de la Eneida en la literatura latina y en el género épico. Nosotros haremos un recorrido por la épica latina manteniendo un orden cronológico entre el siglo III a.C. y el siglo IV d.C. En el centro aparecerá Virgilio, llenándolo todo con la Eneida, una obra inmortal. El primer texto épico es obra de un pionero de origen griego, Livio Andrónico (284-204 a.C.). Enseñó griego en Roma y tradujo al latín la Odisea. Solo se conservan 46 versos. El hexámetro homérico, verso de la epopeya, deja sitio a un verso árido y largo, el verso saturnio. En una línea totalmente distinta, aunque en un estilo igualmente elevado y arcaizante, escribe Cneo Nevio un Bellum Punicum, auténtico cantar de gesta sobre los enfrentamientos armados de la primera guerra púnica, en la que el autor participó como combatiente. Se mantiene todavía el verso saturnio. Años más tarde y a caballo entre los siglos III a.C. y II a.C., Q. Ennio (239-169 a.C.) compone los Anales, extenso poema en dieciocho libros, de los que solo conocemos 628 versos, varios de ellos muy fragmentados y en deficiente estado de conservación. Se aprecia una importante innovación: el verso saturnio ha dejado su lugar al hexámetro, de ritmo dactílico. En ese metro Ennio narra la historia de Roma desde su fundación hasta la época misma del autor. La mayoría de los hechos narrados son los correspondientes a la segunda guerra púnica. Virgilio y La Eneida Su autor, Publio Virgilio Marón (71-19 a.C.), nació cerca de Mantua; estudió en Cremona y Milán, y posteriormente en Roma. Fue un personaje distinguido en la corte del emperador Octavio Augusto, quien le apoyó y admiró en todo momento, al igual que su buen amigo Mecenas. La muerte le sorprendió al regreso de un viaje a Grecia, en Brindis, ya en tierras italianas. Su producción es poco numerosa, pero muy variada; encontraremos a nuestro autor en el género bucólico (Églogas) y didáctico (Geórgicas) y, por supuesto, en el género épico (Eneida). Entre los años 40 y 19 a.C. Virgilio compone básicamente estas tres obras, que marcan todo un hito en la literatura latina. Tema de la Eneida El poema narra las aventuras de Eneas, el héroe troyano, hijo de Anquises y Venus, desde su salida de Troya hasta su llegada a las costas de Italia. Una vez allí, narra los combates que sostiene contra los habitantes del Lacio hasta conseguir la victoria y la correspondiente recompensa: el matrimonio con Lavinia, hija del rey Latino. Queda así Eneas en disposición de fundar una nueva estirpe: la del pueblo romano. Estructura La Eneida se compone de doce libros; cada uno de ellos parece un todo con entidad propia, Sin embargo, responde a un esquema estructural claramente perceptible; los seis primeros libros narran las peripecias de Eneas hasta alcanzar las costas de Cartago. Allí el caudillo troyano narra a la reina Dido todos los sucesos acontecidos desde la toma de Troya hasta ese momento. Tras realizar en el libro VI la bajada a los infiernos, a modo del Ulises homérico, el héroe protagoniza, en los libros VII al XII, toda una serie de enfrentamientos en tierras italianas, hasta lograr su objetivo final. Fuentes Sin lugar a dudas, Virgilio tuvo ante sus ojos la Ilíada y la Odisea a la hora de componer la Eneida. Los seis primeros libros evocan las peripecias de Ulises: Los últimos seis libros, en cambio, recuerdan las múltiples y variadas estampas bélicas de la Ilíada. Personajes A diferencia de Homero; Virgilio es más un pintor de sentimientos o estados anímicos que de caracteres propiamente dichos. Apuntamos algunos rasgos definitorios de las figuras más importantes. ENEAS es un guerrero que en la Ilíada no destaca como Héctor o cualquiera de los otros héroes de primera fila, pero tampoco es un personaje insignificante. Eneas persevera en su destino; con frecuencia está tan supeditado a él que parece carecer de calor humano. DIDO, la reina de Cartago, al contrario que Eneas, sí brilla con luz propia. Es un personaje de creación virgiliana; una mujer fogosa, ardiente, enamorada y enormemente vital. Su aparición en la epopeya queda circunscrita a la primera parte, y muy especialmente al libro IV. TURNO es el guerrero rival de Eneas, que en ocasiones nos recuerda a Héctor por su valor, su sinceridad y su infortunio, y a Aquiles por su temperamento feroz, irascible y un tanto primario. NISO, EURÍALO y PALANTE componen el mosaico de jóvenes que pierden la vida en la flor de la edad. Frente a ellos, ANQUISES, el padre de Eneas, y EVANDRO, el rey patriarcal, son ancianos poco perfilados que parecen no interesar en exceso al poeta. Es necesario referirse, por último, a los dioses, que desempeñan un papel importante en la trama de la Eneida. Virgilio siente un respeto reverencial por Júpiter, quien parece tener en sus manos las riendas del destino de Roma. A su lado, Juno, Venus y Minerva cumplen a la perfección su papel de intermediarias de lujo entre el padre de los dioses y los humanos, enfrascados en tensos conflictos bélicos. En cualquier caso, la apelación de Virgilio al fatum (palabra de difícil traducción, que tiene que ver con los misteriosos designios del destino) es una constante en toda su obra. Lengua y estilo La Eneida es una de las obras maestras de la literatura universal. En ella el lenguaje poético alcanza una perfección incomparable; frases simples, léxico poético pero carente por completo de afectación y barroquismo, versificación lograda en todos sus detalles hacen que el poema se lea con rapidez y agrado. LA ÉPICA POSTERIOR A LA ENEIDA La épica latina no se agota en Virgilio. Muy pocos años después de la muerte de Virgilio en el siglo I de nuestra era, un hispano natural de Córdoba, M. Anneo Lucano, escribe en plena juventud una epopeya, que él tituló Bellum Civile, pero que la posterioridad ha inmortalizado con el nombre de Farsalia. El enfrentamiento armado entre César y Pompeyo desborda el marco de la narración histórica y se plasma en un cantar de gesta. La obra arranca con el mítico paso del Rubicón por parte de César, y alcanza su punto culminante en la batalla de Farsália; la derrota de Pompeyo, su huida a Mitilene (Lesbos), el encuentro con su mujer, Conelia, y la definitiva fuga de ambos a Egipto, donde Pompeyo sería asesinado. La última parte del siglo I d.C., en plena época de la dinastía Flavia, verá la aparición de tres poemas épicos, correspondientes a otros tantos autores: S. ITÁLICO (25-101 d.C.,) escribe Punica, obra de influencia virgiliana que intenta mitificar el enfrentamiento de Roma con Cartago. Se centra en la segunda guerra púnica, que es utilizada como pretexto para poner de relieve una vez más la grandeza de Roma, Aunque el protagonista es en cierto modo Aníbal, parece evidente que su condición de enemigo no puede convertirlo en héroe. VALERIO FLACO, prácticamente contemporáneo de Silio Itálico, escribió en ocho libros Argonautica, Basta leer el título para notar que el poema es de inspiración griega alejandrina. Los héroes griegos que, a bordo de la nave Argos, se hicieron a la mar en Yolco rumbo a la Cólquide para conquistar el vellocino de oro. Su viaje habría fracasado, pese a sus éxitos por mar, si no hubiera sido porque Medea, una mujer, había hecho posible, desde tierra firme, que la expedición se viera coronada por el éxito. Cierra este recorrido por la épica en época flavia la obra de Papinio Estacio, Tebaida, compuesta en doce años y que consta, al igual que la Eneida, de doce libros. Se trata también de una obra de inspiración griega. La leyenda de "Los siete contra Tebas", el enfrentamiento entre los hijos de Edipo, Eteocles y Polinices por el trono de la ciudad beocia están en el eje del poema. Con Estacio se cierra la nómina de escritores épicos del siglo I d.C. Hasta el siglo IV no volveremos a encontrar un nuevo poema. Claudiano, oriundo de Alejandría, escribe una epopeya de tipo contemporáneo, De Bello Gothico, y otra de tipo mitológico, De raptu Proserpinae. Son poemas en los que todavía están presentes la admiración por Roma y la tradición mitológica que arranca de los griegos. Preguntas de examen: Tema y personajes de la Eneida Estructura y fuentes de la Eneida TEMA II.- POESIA DIDACTICA Bajo el epígrafe poesía didáctica, se agrupan una serie de importantes obras de diversos autores latinos cuya finalidad va más allá del deleite y disfrute del potencial auditorio. En estos escritos los elementos estéticos están al servicio de los contenidos didácticos; importa más el fondo que la forma. El lenguaje es en ocasiones abigarrado y complejo; en función de la materia que se trate, el léxico es enormemente específico, muy concreto y, a menudo, de uso poco frecuente en la lengua cotidiana. Ciertos contenidos cuadran perfectamente con lo que hoy llamamos ensayo, sea de tipo humanístico o científicos. DE RERUM NATURA DE LUCRECIO El primer exponente de este género es Lucrecio (99-55 a.C.). Personaje enigmático, culto, inestable, sorprende a todos con un extenso poema: De rerum natura. Se basa en los postulados de Epicuro, el filósofo griego del que Lucrecio se declara ferviente admirador, y consta de tres pares de libros. En los dos primeros, se expone toda una teoría física y se desarrollan los principios básicos del átomo; "nada nace de la nada y nada vuelve a la nada", afirma Lucrecio; los libros III y IV son tratados de psicología, donde se afirma que el alma está compuesta de elementos materiales y que, en consecuencia, es, al igual que el cuerpo, mortal. Los libros V y VI se dedican a estudiar aspectos de cosmología; se explica el nacimiento del mundo, del hombre; se reflexiona sobre el progreso humano. LAS GEÓRGICAS DE Virgilio Completamente distinto es el maravilloso tratado de Virgilio que conocemos con el nombre de Geórgicas. El poeta de Mantua desgrana en cuatro libros todos los saberes del campesino, y lo hace desde su experiencia de hombre amante del campo. Sin lugar a dudas, Virgilio tuvo como modelo los Trabajos y los Días, de Hesíodo. La obra consta de cuatro libros con una extensión de 2. 000 versos. El libro I trata fundamentalmente de todo lo relativo a los cereales: siembra, cultivo y recolección. El libro II pasa revista al cultivo de la vid y de los árboles frutales; entremezclado se presenta un elogio de Italia y de la vida en el campo. El libro III se dedica íntegramente a la ganadería, factor muy importante dentro de la economía agraria. El libro IV, por último, dedica todo su empeño a exponer con detalle todo lo relativo a las abejas. Este insecto fue de suma importancia para la economía de la civilización griega y latina, puesto que, al desconocer el azúcar, hicieron de la miel el elemento dulce por antonomasia. OTROS POEMAS DIDÁCTICOS Diversos campos del saber fueron propicios para varios escritores latinos que se preocuparon de dejar escritos con una clara intención didáctica. Poemas de tipo geográfico escribieron Varrón: De ora Marítima, De re rustica, y Avieno (siglo IV): De ora marítima. El poeta Horacio plasmó sus reflexiones sobre la literatura en el libro II de sus epístolas, en la llamada Ars Poetica. Otro gran poeta, Ovidio, compuso un pintoresco poema, De medicamine faciei, un recetario de cosmética que ha llegado incompleto hasta nosotros, y Halieutica, un pequeño tratado sobre los peces y el arte de la pesca que el autor dejó inconcluso. LA FÁBULA La fábula es un género de difícil clasificación, pero, por su componente didáctico-moral y por la enorme importancia e influencia que ha tenido sobre la literatura europea, la hemos incluido en esta unidad como un subgénero de la poesía didáctica. Existente en el Oriente y dotada de rango propio, de la mano de Esopo, en Grecia, encuentra en Fedro su mejor representante en el mundo romano. Mientras Esopo compuso en Grecia su obra en prosa, Fedro tuvo el mérito de componer las fábulas en verso. Su producción se compone de 103 fábulas, divididas en cinco libros, que incluyen al comienzo y al final sus correspondientes prólogos y epílogos, que nos permiten conocer algún detalle sobre la vida y el pensamiento del autor. Animales domésticos y salvajes van desfilando por ese centenar de relatos, en los que también aparecen personas que se encuentran con ellos en circunstancias determinadas. La moraleja final toca varias facetas de la conducta humana, pero incide de forma un tanto machacona en las ventajas del débil sobre el fuerte, del pobre sobre el rico, del súbdito sobre el poderoso. Preguntas de examen: Características de la Poesí didáctica y explicación de “Rerum natura” de Lucrecio Características de la Fabula y sus representantes. TEMA III.-POESÍA BUCÓLICA A inicios del helenismo, Teócrito compone sus idilios, que en griego significa, en sentido literal, "pequeños cuadros"; esto es, estampas campesinas que inspirarían durante siglos a pintores y a escritores del mundo entero. El medio rústico y campestre se considera un locus amoenus; esto es, una especie de paraíso alejado de la ciudad con sus ruidos y sus prisas. En este marco agreste el hombre da rienda suelta a su sensualidad. Solo faltan las personas, que en ese escenario muestran sus nobles sentimientos. Todos los lances más ingenuos, primitivos y nobles del amor tienen cabida en estos maravillosos enclaves campesinos. LAS BUCÓLICAS DE Virgilio Las Bucólicas son diez poemas de aproximadamente unos cien versos cada uno. Fueron publicados uno a uno, siendo el décimo ligeramente posterior a los otros nueve. Virgilio los ordenó en grupos de dos (en su primera edición, de nueve) de un modo simétrico por contraste, algo que fue muy del gusto de los latinos: así, I con el IX; el II, con el VIII; el III, con el VII; el IV, con el VI, y el V, en el centro, para destacarlo de forma especial. Las Bucólicas, gozaron del favor del público culto de su tiempo, y han disfrutado, a lo largo de las épocas, de un especial prestigio y aceptación. Parte Virgilio, por supuesto, de Teócrito, pero es capaz de recrear algo distinto a partir de él. Preguntas de examen: Características de la Poesía Bucólica y breve descripción de la obra de Virgilio TEMA IV.- LA HISTORIA LOS HISTORIADORES DE EPOCA REPUBLICANA Los analistas Los primeros pasos de la historia de Roma se encuentran en el trabajo de los llamados analistas, a finales del siglo III a.C. El trabajo de estos personajes consiste en levantar acta de los hechos políticos, religiosos y sociales más relevantes año a año (de ahí el nombre de analistas). Fabio Píctor, L Cincio Alimento, P. Comelio Escipión y Postumio Albino completan la nómina de unos hombres que, de una forma clara, concisa y precisa, escribieron en lengua griega aconteceres de la vida romana. Con Catón (234-149 a.C.), los analistas dan un salto cualitativo importante: comienzan a escribir en lengua latina. Catón, orgulloso de ser romano y no griego, se propone llegar hasta los orígenes de Roma. Es autor de Orígenes, donde se preocupa no solamente de Roma, sino también de los pueblos latinos aledaños sometidos por ella. Julio César (100-44 a.C.) Es, sin duda, una figura fundamental en la historia de Roma por la época que le tocó vivir y por el papel que desempeñó en ella. Su obra histórica lleva por título Commentarií rerum gestarum, que comprende De bello Gallíco, en siete libros, y De bello cívili, en tres libros. De bello Gallico trata de la guerra de las Galias. Es un conjunto de notas, lo que hoy llamaríamos un diario de campaña. La documentación es seria y rigurosa; aprovecha los datos de sus lugartenientes, pero escribe partiendo de su experiencia personal. Se quiere distanciar hablando de sí mismo en tercera persona, pero es inútil. La sensación de inmediatez, de vivacidad, de frescura que produce la lectura del texto es inevitable. De bello civili cuenta los avatares de la guerra civil llevada a cabo entre él y Pompeyo. César vuelve a explicar sus maniobras militares y sus decisiones tácticas. César guarda un manto de silencio sobre las decisiones y los aspectos políticos que pueden comprometerle. Por la forma en que se expresa, por la exactitud de sus fuentes, por la vivacidad y la sinceridad que proporcionan la inmediatez y el ser testigo de los hechos, César no tiene parangón. Hace gala César de una prosa latina sin helenismos, sin arcaísmos, sin vulgarismos, sin barroquismos. Aunque casi siempre en estilo indirecto, inserta discursos en sus relatos, lo que contribuye a romper la monotonía que va unida casi siempre a la actividad castrense. Salustio (87 -35 a.C.) Contemporáneo de César, de quien fue amigo y colaborador, Cayo Crispo Salustio sigue la línea de querer romper con la historia exhaustiva, monótona y recopiladora de datos sin fin. Prefiere centrarse en episodios concretos de los que, o bien es testigo directo o bien se puede documentar con gran exactitud, para extraer de ellos las pertinentes conclusiones y aplicarlas al acontecer de su tiempo. Son tres sus obras; solo dos de ellas bien conocidas: La conjuración de Catilina y La guerra de Yugurta. Las Historias, que, pese a su nombre, narraban solo los sucesos del 78 al 67 a.C., han llegado a nosotros en estado muy fragmentario. La conjuración de Catilina narra el intento fallido de revolución protagonizado por Lucio Sergio Catilina, quien fracasó en su intento de conseguir el consulado en el mismo año en que lo obtuvo Cicerón (63 a.C.). Todos los entresijos de la guerrilla urbana, de la agitación callejera, la alteración sistemática del orden público son explorados por Salustio con insuperable maestría. El ambiente corrupto de la Roma de la época, con la república a punto de entonar su canto de cisne, está perfectamente descrito y comentado. La guerra de Yugurta relata el enfrentamiento bélico entre Roma y Yugurta, el rey de los númidas. Este conflicto, que tuvo lugar entre los años 111 y 105 a.C., le seduce y le interesa a partir de su estancia como procónsul en Numidia en el año 46a.C. Eso le permite tener acceso a las fuentes y conocer el marco geográfico de los acontecimientos. A diferencia de César, que se interesa más por los hechos concretos, Salustio se interesa por sus causas. No basta con narrar los acontecimientos, hay que explicarlos y analizar los factores que determinan su razón de ser. Al profundizar en estos, el historiador llega con frecuencia a motivaciones morales y filosóficas: la corrupción de la aristocracia es la causa de su declive y de la ascensión de personajes como Mario, de origen plebeyo. Salustio dice mucho con pocas palabras. Relata lo esencial; si tiene que trazar algún retrato -y los hay geniales, como el de Sempronia y el de Catilina-, lo hace al detalle, porque piensa que es necesario para entender las reacciones y actitudes del personaje retratado. Arcaísmos fonéticos y morfológicos, empleos poco usuales del infinitivo -el llamado infinitivo histórico- abundan en su obra como rasgos de estilo para llamar la atención del lector. Comelio Nepote (100-25a.C.) Amigo personal de Ático y de Cicerón, perteneció al orden ecuestre, pero prefirió dedicarse a las letras antes que escalar las cimas más altas de la carrera política. De viris ilustribus es su obra histórica. Compuesta por dieciséis libros, solo conservamos uno, que contiene biografías de generales no romanos (Temístocles, Milcíades, Epaminondas, Pausanias, Aníbal, Amilcar, Datanes, Alcibíades) y las biografías de Catón el Viejo y de Ático. También nos ha legado dos sentidas cartas de Comelia, la madre de los Gracos, dirigidas a uno de sus hijos. Nepote, igual que después Plutarco, opta por la biografía; son las grandes personalidades de la política y de la milicia las que marcan los trazos de la historia. El tono de su obra es panegirista; tiende a la loa sin reservas del personaje biografiado. El estilo es monótono, repetitivo; el léxico es sencillo; las frases, cortas, aptos para iniciar al profano en la lengua latina. Tito Livio (59 d.C.-16 d.C.) Contemporáneo del emperador Augusto. Vuelca toda su actividad en una tarea ingente que nadie había llevado a cabo hasta entonces: escribir la historia de Roma desde su fundación. Ab urbe condita, "Desde la fundación de Roma", es el título de su obra. Abarcaba desde los orígenes hasta la muerte de Druso, en el siglo I de nuestra era, concretamente, el año 9 d.C. Constaba de 142 libros, que quizá la posteridad -no el propio Livio- dividió en grupos de diez, a los que llamó décadas. Hasta nosotros han llegado las siguientes: - 1ª década: desde los orígenes hasta la guerra contra Pirro. - 3ª década: segunda guerra púnica. - 4ª década y mitad de la 5ª: hasta el año 167 a. C. Obviamente, para llevar a cabo ese trabajo, Livio encontró varios problemas y dificultades, que fueron sobre todo tres: la falta de información, especialmente en todo lo referente a la época primitiva); en segundo lugar, la imposibilidad de acceder a los archivos públicos y privados; varios documentos oficiales se hallaban dispersos y otros ofrecían serios problemas de interpretación. Por último, Livio carecía, al revés que César o Salustio, de formación política de tipo práctico. Jamás había desempeñado cargos públicos; le faltaba, pues, experiencia para emitir juicios e interpretar datos que no tienen a veces el significado simple que en una primera lectura se pueda captar. LOS HISTORIADORES DE ÉPOCA IMPERIAL En los comienzos del imperio, especialmente en la época de Tiberio, Claudio y Calígula, la vida cultural se empobrece, pues los emperadores controlan a los intelectuales, a los que no les queda más remedio que adaptarse a las directrices del poder, refugiarse en tareas de tipo más filosófico y científico y menos literario, o plantar cara y asumir la prisión o el destierro. Veleyo Patérculo (19 a.C.) Consta que, bajo el título Ad Marcum Vinicium libri duo, compuso una síntesis de la historia del mundo grecolatino en dos libros, arrancando desde la guerra de Troya. Lo que pretende es insertar la historia de Roma, en la que Tiberio recibe un tratamiento preferente, en la historia universal. Valerio Máximo (siglo I d.C.) A partir de extractos de historiadores que le han precedido, recoge una serie de anécdotas y de sucesos curiosos, que agrupa con el título de Factorum ac dictorum memorabilium libri IX, "Dichos y hechos memorables". P. Cornelio Tácito (55- 120 d.C.) En época de los Flavios, el imperio va a encontrar a su gran historiador: Publio Comelio Tácito, que no se mueve precisamente en la línea aduladora y conformista de sus predecesores. Personaje de familia noble, formado en los postulados retóricos de Quintiliano, político activo que subió todos los peldaños del cursus honorum, parecía por su formación y su experiencia la persona apropiada para hacer repaso a lo sucedido a lo largo de un siglo convulso en que el jefe del pretorio era quien llevaba la voz cantante y en el que los emperadores caían uno tras otro, asesinados, envenenados o suicidados, a la vez que Roma ampliaba más y más sus fronteras. Compone dos obras breves antes de abordar su gran trabajo historiográfico: Agrícola (De vita Iulii Agricolae) y Germanía. La primera es una sentida biografía de su suegro, Julio Agrícola; se exalta al personaje, prestigioso militar que intervino en la sumisión de Britania, y aprovecha para fustigar a Domiciano, una de las bestias negras de nuestro historiador. Germania es un documento de primera mano para conocer la vida y las costumbres de un pueblo lejano y distinto que acabaría siendo sometido por los romanos. Pero son Historiae y Annales las obras que le han dado fama imperecedera. Tácito comienza a narrar los hechos más recientes. Así, Historiae recogen lo sucedido entre los años 69 y 96; esto es, desde Galba hasta Domiciano. Curiosamente, el autor continúa después narrando, bajo el título y la estructura de los analistas, Annales, lo sucedido desde la muerte de Augusto hasta el año 68 d.C. Suetonio (75-160 d.C.) Después de Tácito, asistimos a una mejoría de Roma en los aspectos políticos y culturales. Aparece un campo apropiado para el cultivo de la erudición. En ese ambiente se mueve Suetonio, que tuvo acceso directo a la correspondencia de los emperadores. La obra llegada a nosotros es breve y pintoresca, pero ha resistido como pocas el paso del tiempo. Se trata de “Vida de los césares”, doce biografías desde Julio César hasta Domiciano, escritas en un latín no muy elegante, pero de comprensión relativamente fácil. Amiano Marcelino (332-398 d.C.) Con Amiano Marcelino, la historiografía de Roma llega al final. Sus Res gestae han llegado a nosotros incompletas; de 34 libros se han perdido los 13 primeros. LA HISTORIOGRAFÍA CRISTIANA Quedaría incompleto este repaso por la historiografía latina si no mencionáramos a los autores que dieron cuenta de los primeros pasos del cristianismo en suelo romano. Reconocida en el año 313 la libertad oficial de culto para los cristianos por Constantino, comienza una avalancha de escritos doctrinal es que no nos interesan en este momento; son los textos de los llamados Padres Primitivos de la Iglesia: S. Ambrosio, S. Jerónimo y S. Agustín. . Así, Lactancio y Fírmico Materno son los exponentes más claros de una posición hostil y de rechazo. Por el contrario, Paulo Orosio será su más ardiente defensor. En sus Historias subraya el cambio que se opera con el triunfo del cristianismo. Está convencido de que el cristianismo traerá una humanidad mejor. Preguntas de examen: Nombra dos historiadores de la Época Replublicana, con dos de sus obras y de qué tratan. Breve resumen de la historiografía latina. SEGUNDA EVALUACIÓN TEMA V.- EL TEATRO EN ROMA El teatro no tuvo en Roma el mismo significado que en Grecia. Para los romanos, las representaciones eran ludi, esto es, "juegos", entretenimientos, diversiones, al igual que los espectáculos en el circo y en el anfiteatro (ludi circenses; estos, frente a los ludi scaenici. HISTORIA DEL TEATRO ROMANO La historia del teatro romano no es lineal, sino circular. Es decir, al cambio de varios siglos se retorna al punto de partida. Los ludi scaenici romanos hunden sus raíces en las pantomimas etruscas del siglo IV a.C., y tienen su final en las pantomimas de tema mitológico de finales del siglo v d.C. Las fases de esta historia son básicamente tres: PRIMERA ETAPA (364 a.C.). Se crean los primeros ludi scaenici. Se trata de un teatro sin texto. En Roma, oscos y etruscos presentan sus espectáculos, que son asimilados por los romanos. Así, los etruscos realizaban danzas al son de la flauta; los habitantes de la vecina Fescennia acompañaban sus danzas de coplas cantadas -versos fesceninos-, de carácter picante, mordaz y, en ocasiones, obsceno. SEGUNDA ETAPA (240 a.C.). Se establecen en Roma los ludi romani. En el 240 Livio Andrónico estrena la primera obra dramática escrita, con texto y argumento tomado de la saga troyana de los griegos. Los ludi van a ser más frecuentes; más de una vez al año, y aumenta el número de escritores que componen comedias y tragedias. TERCERA ETAPA (27 a.C.).Años antes del comienzo del imperio, la tradición teatral se va extinguiendo. La novedad en esta etapa es que se va a crear la pantomima romana. LAS REPRESENTACIONES TEATRALES A partir del 240 a.C. las representaciones teatrales se institucionalizan en Roma. Lasrepresentaciones tienen lugar entre la primavera y el otoño, con motivo de los ludi. Durante mucho tiempo, las representaciones se desarrollan en marcos provisionales. Después se levantan gradas de madera. ¿Cómo se desarrollaban las representaciones? Los actores no gozaron en Roma de gran prestigio, con excepción de quienes interpretaban las atellanae, género menor. La afirmación más generalizada es que los actores se agrupaban en compañías, al frente de las cuales figura un dominus gregis. Los actores eran tres para cada obra, al que se añadía un músico. Estos actores eran siempre varones, las mujeres solo podían actuar en los mimos. LOS GÉNEROS DRAMÁTICOS Los romanos dieron el nombre de fábula a toda obra dramática escrita en verso, añadiéndole el correspondiente según fuera trágica o cómica y en función de su argumento o tema –griego o romano-. Así, a la tragedia de tema griego se llamó fabula conthurnata, y la de tema romano, fabula praetexta. Con el primer adjetivo -cothurnata- se hacía alusión a los coturnos, especie de botas de media caña y suela alta que distinguía a los actores de tragedias griegas en época helenística. Con el segundo se aludía a la toga praetexta, que llevarían los actores al modo de los magistrados. A su vez, la comedia de tema griego se llamó fabula palliata (palium, traje distintivo de los griegos), y la de tema romano, fabula togata (toga, traje típico de los ciudadanos de Roma). LA TRAGEDIA La historia de la tragedia romana no alcanza la importancia de la tragedia griega. Mucho de lo que conocemos de ellas son títulos de obras y algunos versos desperdigados acá y allá. Los primeros autores El primer representante es Livio Andrónico, natural de Tarento (280-294 a C.). Sus tragedias son todas de tema griego y, a su vez, todas ellas están relacionadas con la guerra de Troya. Años más tarde, Cneo Nevio (270-190 a. C.) comienza en la línea de su contemporáneo, pero realiza una importante innovación, es el primero en componer fabulae praetextae, tragedias de tema romano. Mayor éxito alcanzó Quinto Ennio. También probó fortuna en el campo de la fabula praetexta. De mayor calidad fueron las obras de Pacuvio. Escribió doce tragedias de tema griego y una praetexta. Accio cultiva tanto la tragedia de tema griego como romano. Con Accio llega a su fin un tipo de tragedia más o menos semejante a la griega. Se va a producir un parón de casi cien años hasta que volvamos a encontrar toda una retahíla de obras de tema griego compuestas de otra manera, y destinadas, al parecer, no a la representación, sino a la lectura. Séneca Lucio Anneo Séneca, hombre serio y culto, filósofo y político cercano a los tejemanejes del emperador Nerón, aparece en escena en el primer siglo del imperio (4 a.C.-65 d.C.). Con su firma tenemos diez obras; nueve de tema griego: Hercules Furens, Hercules Oetaeus (saga de Hércules), Agamenón, Tiestes (saga de los atridas), Oedipus, Phoenissae (saga de los labdácidas) y Medea; Phaedra y Troianae, compuestas bajo la influencia innegable de Eurípides. Solamente Octavia es de tema romano; escenifica las desventuras de la esposa de Nerón, que fue repudiada por éste en beneficio de otra mujer, Popea. En las tragedias de tema griego Séneca usa el mito como pretexto para exponer en voz alta parte de sus ideas filosóficas y morales. LA COMEDIA Si bien es cierto que el género trágico no arraigó en Roma, el cómico triunfó. Plauto (254-184 a.C.) Nacido en algún lugar de Umbría, lejos del centro cultural que era Roma, Tito Maccio Plauto, de origen humilde, triunfó en el mundo del escenario. Obra La obra de Plauto es muy extensa. Se le atribuyen más de un centenar de obras; nosotros conocemos veintiuna. Todas son palliatae, de tema griego: Anfitruo, Asinaria, Aulularia, Captivi, Curculio, Cistellaria, Mostellaria, Menaechmi. Los argumentos se repiten, igual que se repiten los personajes tipo en todas y cada una de las comedias. En cualquier caso, el amor y el dinero están presentes en toda la obra plautina. Temas Bodas entre personas de clases sociales diferentes, viajes que acaban en naufragios con inesperados supervivientes, promesas de fanfarrones a jóvenes incautas que se dejan deslumbrar enseguida. Se comprende fácilmente que los equívocos sean frecuentes y, en consecuencia, que la sorpresa y la risa estén garantizadas. Personajes. Los personajes que dan vida. A esas acciones dramáticas son tipos; responden a unos rasgos determinados, estereotipados, que los hacen reconocibles e identificables a los ojos del público. La galería es amplia: el joven enamorado, alocado y con frecuencia irreflexivo; la joven doncella tontorrona o, al contrario, excesivamente espabilada; el viejo verde, gruñón o avaro, el soldado fanfarrón, la vieja intrigante, y sobre todo, por encima de todo y de todos, los esclavos. Un personaje que hará furor en la literatura posterior, al igual que hará el "caradura", el parásito, este personaje que vive del cuento, que sobrevive a mil peripecias y que, amenazado permanentemente, acaba por salir airoso, ya que tiene la habilidad de acertar en el momento oportuno. Las comedias iban precedidas de un prólogo. Antes de que la acción comience, una divinidad, un personaje simbólico o alegórico, o un actor explica el argumento y trata de captar la atención y el favor del público. Después comienza la representación, que los antiguos gramáticos dividieron en cinco actos de duración e importancia desigual, y que alternaban partes recitadas con otras cantadas, Terencio (185-159 a.C.) Años más tarde, toma el relevo un joven esclavo manumitido por su amo en Cartago, al norte de África. Publio Terencio Afer responde a la confianza de su amo y realiza un gran esfuerzo para formarse. Llega a entrar en contacto con el círculo de los Escipiones, aristócrata y culto. Sólo seis de sus comedias han llegado a nosotros (Adelphoi, Andria, Eunuchus, Heautontimoroumenos, Hecyra, Pbormio). Se observará que los propios títulos recogen la pasión del autor por el mundo helénico: Adelphoi, Los hermanos; Hecyra, La suegra; Heautontimoroumenos, El que se atormenta a sí mismo, etc. Los argumentos de esas obras están al servicio de los personajes. Se trata de comedias "psicológicas", o de "caracteres" donde interesan más los propios protagonistas que la acción. Antes de que comiencen sus comedias, el propio autor, en un prólogo compuesto con ese propósito, se mantiene en sus teorías, rechaza los ataques de quienes lo acusan de plagio, de falta de autenticidad y de "vis”, fuerza cómica. Así mientras la obra de Plauto se acerca bastante a lo que hoy conocemos como farsa, la obra de Terencio roza lo que hoy llamamos melodrama. Son las fronteras que toca la auténtica comedia. Preguntas de examen: Breve historia del teatro latino. Diferencias con el teatro greiego y clasificación de los géneros dramáticos latinos. Un autor de tragedia y otro de comedia latinas, día algún rasgo característico y nombra tres obras de cada uno. TEMA VI.- LA POESÍA LÍRICA LATINA Quizá sea la poesía el género en el que la literatura latina brilla con una luz especialmente fulgurante. Partiendo de modelos griegos, los líricos latinos, logran superar, en muchos casos, a sus predecesores. Los latinos solo se aplicaron a lírica monódica (cantada por un individuo). HORACIO (65-8 a.C.) Educado en Roma y en Atenas, Quinto Horacio Flaco tuvo una discreta participación en los asuntos públicos de Roma, prefiriendo la vida retirada en su finca en tierras de los sabinos. Allí, bajo el patronazgo de Mecenas y con el visto bueno de Augusto, se dedicó -nunca mejor dicho- al "ocio creador". Obra Su producción lírica entre los años 40 y 20 a.C. es muy abundante). Nos centraremos en sus dos grandes monumentos líricos; las Odas (Carmina) y los Epodos (Epodi). Las Odas son vehículo para exponer sus pensamientos y sentimientos sobre aspectos muy diversos de la vida. En breves pinceladas resume sus ideales: áurea mediocritas, carpe diem. El amor es para Horacio un sentimiento secundario. Por los Epodos desfilan personajes de la cultura, de la política, de la milicia; tampoco las mujeres se libran de sus dardos. Sorprende a veces encontrar poemas como el famoso Beatus ille..." dentro de esta colección, que se ajusta más al espíritu de las Odas. Por encargo del propio Augusto, compone en el año 17 a.C. el "Carmen Saeculare",un poema para ser cantado por un coro mixto de jóvenes y doncellas. CATULO (87-54 a.C.) Catulo es el modelo más expresivo de un círculo poético al que Cicerón bautizó despectivamente con el nombre de poetae novi, o neotéricos; estos poetas suponían una ruptura con los esquemas anteriores. Lo más interesante de Catulo son sus poemas íntimos, en los que su vida y su obra caminan de la mano. Catulo nace en la ciudad de Verona, pero acabará marchándose a Roma, fascinado y hechizado por Clodia, la esposa de su amigo Q. Metelo Celer. A partir de entonces, el corazón de Catulo late por y para ella; la llama, la busca y la sigue hasta Roma..., para nada. Obra Los Catulli Carmina son, en su mayoría, no en su totalidad, de amor, vibrantes como pocos en la literatura universal. Es Catulo, ardiente, directo, incontenible y, ante todo, sincero. Hasta en los poemas que podemos llamar de laboratorio, el "Epitalamio de Tetis y Peleo, "Atis", El Rizo de Berenice", Catulo deja un sello personal. OVIDIO (43 a.C.-18 d.C.) Natural de Sulmona, se trasladó pronto a Roma, donde se formó cerca de los círculos aristocráticos de la época. Viajó a Atenas y al Asia Menor. Por causas poco claras, tuvo que salir al exilio a Tomis, en el Mar Negro. Hay quienes dicen que fue el tono atrevido de alguna de sus obras la causa de ese destierro; otros creen que se trató de un montaje del propio Ovidio, y que el destierro como tal debe ponerse en duda. Ovidio tuvo que salir de Roma porque sus obras amorosas no fueron bien acogidas por el emperador. Al parecer, el poeta se había visto envuelto en un episodio un tanto escabroso en relación con los adulterios de Julia, la nieta de Augusto, que fue desterrada también el año 8 d.C., casi al tiempo que el poeta. Obra La obra de Ovidio es abundante, densa y no siempre fácil de clasificar. Su gran aportación a la literatura universal son las Metamorfosis, difíciles de encajar; épica o poesía didáctica, son irrepetibles y únicas. El poema Fastos es de carácter didáctico. Las Heroidas las estudiaremos dentro de la literatura epistolar. Son cartas literarias escritas en verso; cartas de mujeres enamoradas a hombres que no siempre las correspondieron. Obra lírica Los poemas líricos escritos en dísticos elegíacos se circunscriben a los siguientes títulos: Amores, Ars amandi, Remedia amoris y Tristia. Los acompaña un pequeño tratado que hoy bien podría ocupar páginas de suplementos en las revistas: De medicamine faciei femnae, curso práctico de maquillaje y cosmética. Amores es la primera obra del poeta. Es un conjunto de poemas que exponen todos los lances de una pareja de amantes; la espera, los celos el rechazo, la aceptación y el goce efímero. Más directo es el Ars amandi o Ars amatoria. En él Ovidio escribe todo un tratado para seducir. Responde básicamente a un esquema tripartito: búsqueda del amor, conquista y conservación de éste. En Remedia amoris expone, sugiere, previene, recomienda desde su experiencia amorosa. En Tristia los cinco libros de elegías escritas en el destierro, tristeza, melancolía, soledad desesperación se perciben en cada página. TIBULO (48-19 a.C.) Con Tibulo y los poetas de su entorno, la elegía alcanza en Roma una calidad insuperable. Hombre de poca salud, enfermó y murió muy joven. Han llegado a nosotros dieciséis elegías, divididas en dos libros: el primero consta de diez, y el segundo, de seis. La mayoría de las elegías del primer libro son de tema amoroso. En ellas, el autor se dirige a Delia, una mujer de estrato social inferior al suyo, así como a la plebeya Plania, de la que Tibulo parece estar profundamente enamorado. En el segundo libro, Delia ha dejado su sitio Némesis, por quien Tibulo parece sentir una fuerte atracción. PROPERClO. (c. 50-post. 16 a. C.) Cierra este repaso de la elegía latina un autor nacido en el pintoresco enclave de Asís. La muerte prematura de su padre no le impidió llegar -tras varios sacrificios- a Roma, donde logró conectar con Mecenas y los artistas de su círculo. Al igual que Catulo y que Tibulo, murió muy joven, recién entrado en la treintena. Cuatro libros de elegías han llegado a nosotros; los tres primeros se centran en la figura de Cintia, un nombre de mujer bajo el que se oculta Hostia, hija del poeta Hostio, o Roscia, la nieta del actor Roscio. Preguntas de examen: Destaca los cinco líricos más importantes del género lírico y de tres de ellos nombra su obra más importante. ¿Quiénes eran los poetae novi? De Catulo, Horacio y Ovidio nombra su obra más impaortante. TEMA VII.- EL EPIGRAMA El epigrama es un género de la literatura antigua con un encanto especial. Dice mucho con pocas palabras, ajustándose además a unos esquemas métricos determinados. CATULO es el primero que ofrece un número significativo de epigramas de tipo erótico y satírico. Catulo, un poeta sin ningún sentido de la moderación y de la medida, es fogoso en el epigrama erótico, y agresivo y constante, en el satírico. MARCIAL El verdadero maestro del epigrama es un hispano natural de Bilbilis, hoy Calatayud, no lejos de Zaragoza (Caesar Augusta). Por el epigrama de Marcial desfila toda la sociedad romana. En algunos casos se ponderan sus cualidades y se exaltan sus virtudes, pero en la mayoría de las ocasiones se resaltan sus vicios y defectos, especialmente las taras físicas. Igualmente, aspectos relacionados con el sexo se tratan con claridad. LA SÁTIRA Sátira quidem tota nostra est: "Sin lugar a dudas, la sátira es íntegramente nuestra", proclamaba Quintiliano. Lo que debe ponerse de relieve, matizando la afirmación de Quintiliano, es que la sátira es un género peculiar, que no deriva directamente de ningún otro género literario, ni del mundo latino ni del griego. LA SÁTIRA MENlPEA Llamada así por tener como referencia la figura de Menipo de Gádara (siglo m a,C,), filósofo cínico que utilizó una mezcla de prosa y verso para exponer su pensamiento ético a partir de una crítica de los diversos tipos que componen la sociedad. En Roma fue M. Varrón quien compuso nada menos que 150 libros de sátiras, que han llegado a nosotros en estado muy fragmentario. Conocemos los títulos y unos 600 fragmentos, aproximadamente. Conservamos completa la obra satírica de Séneca, el escritor cordobés, titulada Apocolocyntosis divi Claudi; es decir, la Transformación en calabaza del divino Claudio. El escritor arremete contra el emperador Claudio, que le había desterrado a la isla de Córcega. LA SÁTIRA HEXAMÉTRICA Lucilio El creador de la sátira genuinamente romana, en verso hexamétrico, es C. Lucilio. La invectiva, la crítica directa y agresiva se hacen presentes en sus escritos y perdurarán como nota característica y rasgo distintivo del género. Una gran parte de la obra de Lucilio se ha perdido. Nos han llegado unos 1500 versos, que, no obstante, permiten vislumbrar su afecto y su adhesión a las ideas políticas y a los miembros de los Escipiones. Horacio En el año 30 a.C., Horacio compuso dos libros de sátiras que tituló Sermones; esto es, "conversaciones". Se reconoce heredero de Lucilio, al que considera fundador del género, pero, sin embargo, su obra reviste aspectos muy distintos. Persio A. Persio Flaco (34-62 d.C.) fue el escritor más joven de la literatura latina; murió a los 28 años. Sus sátiras se reducen a poco más de 600 versos; seis composiciones que alcanzaron en su tiempo un gran éxito, pese a su lenguaje y a su compleja elaboración. Juvenal El gran nombre propio en el campo de la sátira es el de Décimo Junio Juvenal Pintoresco personaje a caballo entre los siglos I y II d.C. (55-130 d.C.), cuya existencia azarosa e inquieta fue sin duda determinante en su obra. Su producción consta de dieciséis sátiras, repartidas en cinco libros. La misma fuerza demoledora que encontrábamos en Marcial salpica toda la obra de Juvenal, que arremete contra todo y contra todos, y, en especial contra personajes del pasado, como Tiberio, Claudio, Domiciano, Mesalina, etc. Estos personajes suelen ser caricaturizados con gran acidez y agresividad. Preguntas de examen: Define el epigrama, la sátira y la sátira hexamétrica. Enumera el máximo representante de cada género y una obra del mismo. Rasgo característico de la satira hexamétrica y sus máximos representantes con la obra principal. TEMA VIII.- LA NOVELA Los romanos, al igual que los griegos, no tuvieron jamás conciencia de la novela como género literario específicamente definido. El género novelesco fue siempre un género sencillo, sin pretensiones. Características La novela no es un género serio; carece de función específicamente pedagógica; su finalidad es, ante todo, entretener. Novelas griegas y romanas difieren, sin embargo, en un punto fundamental: el público destinatario, masivo y poco culto en el caso de los griegos, y restringido y más culto en el de los romanos. La novela romana se aproxima mucho más a lo que hemos dado en llamar novela realista, que en diversos momentos nos acerca a la llamada novela picaresca. La novela latina narra aventuras en primera persona, indaga en cuadros de la realidad de tipo incluso costumbrista, presenta personajes con una personalidad compleja y rica, se complace en intercalar relatos dentro del relato y retrata más a antihéroes o pícaros que a héroes propiamente dichos. Orígenes Cuál sea el origen exacto de la novela latina es algo que desconocemos. Debemos prestar atención a la sátira, a los relatos en prosa de ciertos historiadores y a unos relatos griegos, las Historias milesias de Aristides (siglo II a. C) PETRONIO Y EL SATIRICÓN Todavía discuten hoy día los filólogos la personalidad de Petronio y la autoría de esas páginas que hemos recibido con el nombre de “el Satiricón.” La opinión más extendida es que C. Petronius Arbiter era un aristócrata contemporáneo y amigo de Nerón, hombre, al parecer, de filosofía epicúrea y, en consecuencia, amante de los placeres refinados. El Satiricón es una obra fragmentaria; había mucho más de lo que se ha conservado. La obra constaba, al parecer, de dieciséis libros, de los que han llegado a nosotros el decimoquinto, el decimosexto y parte del decimocuarto. El núcleo básico de lo conservado se conoce con el nombre de Cena de Trímalción. No obstante, hay algo más que la narración -espectacular por su realismo y su crudeza- del lujurioso banquete de Trimalción. En una colonia griega del sur de Italia -sea Cumas, Nápoles o Putteoli-, Encolpio, el protagonista, y su amigo Ascilto entran en contacto con Agamenón, un orador de la época que los lleva a cenar a casa de su amigo Trimalción, un liberto venido de Oriente que ha llegado a ser un personaje notable en dicha colonia. Ambos amigos se disputan el amor de un joven, Gitón, a quien realmente ama el protagonista, Encolpio. Este logrará deshacerse de la compañía de Ascilto para hacerse acompañar por un poeta de tres al cuarto; Eumolpio, con el que comparte una serie de peripecias. La Cena de Trimalción, con sus exageraciones y su abigarramiento, es todo un documento social de la Roma neroniana. APULEYO Y LAS METAMORFOSIS O EL ASNO DE ORO Transcurre un siglo hasta que aparece la obra de Apuleyo (125-170 I d.C.). Nativo del norte de África, Apuleyo emigró a Atenas y, después, a las provincias orientales antes de afincarse en Roma. Un hombre, Lucio, de viaje por Grecia, va a alojarse en la casa de una mujer que realiza prácticas de magia y hechicería. Fascinado por ello, se introduce a escondidas en el laboratorio e ingiere por error una pócima que no le convierte en pájaro, como él pretendía, sino en burro. Así conserva las facultades psíquicas y mentales del hombre, pero adquiere el cuerpo de un asno. Unos ladrones saquean la casa y se llevan consigo al asno. A partir de ese momento se sucede todo un sin fin de peripecias que llevarán al asno Lucio a presenciar el rapto de una doncella (Cárite) y su posterior liberación, su segundo apresamiento y una nueva liberación a cargo del novio de la doncella, Tlepólemo, quien, sin embargo, muere en compañía de su amada, líneas después. Lucio es vendido a unos sacerdotes de Cibeles; luego pasa a casa de un molinero; más tarde a casa de un jardinero y de un soldado hasta ir a dar a la casa de un repostero. Siguen las aventuras y desventuras de una matrona que se enamora de él, al igual que de una mujer condenada a muerte en el anfiteatro, que debe previamente hacer el amor con el asno, el cual va cayendo en una desesperación progresiva. Todos los intentos por recobrar la forma humana son baldíos, hasta que decide incorporarse, en el libro XI, y último, al cortejo de la diosa Isis, lame un manojo de rosas, recobra su forma humana y se inicia en el culto de Isis y Osiris. Es un documento de la sociedad del siglo II d.C., en pleno apogeo del imperio; pero, al igual que en el Satiricón, es la sociedad de más baja estofa la que aparece retratada. Las Metamorfosis comprende once libros, a los que San Agustín, siglos más tarde, bautizaría con el nombre de El asno de oro; con él se conoce comúnmente esta novela de Apuleyo, reservándose el título de Metamorfosis, por antonomasia, para la ingente obra de Ovidio. Preguntas de examen: Características de la novela latina y diferencia con la griega. Nombra las obras más representativas del género, su autor y de una de ellas expón su argumento. TERCERA EVALUACIÓN TEMA IX.- LA ORATORIA EN ROMA El romano, de carácter pragmático, será un decidido partidario de los estudios de retórica consciente siempre del poder y del valor de la oratoria. Obviamente, el ejercicio público de la oratoria va ligado a la libertad de expresión; cuanto mayores son las libertades públicas y mayor es el grado de democracia, mayores son las posibilidades del género. Así, la oratoria romana florecerá en tiempos republicanos e irá declinando en época imperial. Trazar una historia de la oratoria romana implica trazar una línea partida por un punto que marca inexorablemente un antes y un después; ese punto es Cicerón. LA ORATORIA PRECICERONIANA Muchos de los datos que tenemos de la oratoria anterior a Cicerón proceden de su diálogo Brutus, en el cual traza una historia de la oratoria romana; unos doscientos nombres aparecen citados en esas páginas. Las primeras manifestaciones oratorias no escritas deben buscarse en las laudationes funebres; esto es, el discurso que con motivo de los funerales de un personaje ilustre pronunciaba uno de los allegados o familiares más próximos. En el siglo II a.C., la oratoria romana se consolida, porque los contactos con Grecia son más frecuentes. En el año 146 a.C. cae Corinto; Grecia pasa a ser provincia romana y se comenzará a hacer llegar masivamente a Roma a oradores y filósofos. Aparecen dos figuras, se trata de Marco Poncio Catón y de Escipión Emiliano. - CATÓN -afirmaba Cicerón- escribió como vivió; es decir, con una sobriedad y una austeridad ejemplares. Es la conciencia moral de su tiempo; sus discursos son constantes llamadas a la sencillez y a la sobriedad. - PUBLIO CORNELIO ESCIPIÓN comparte con Catón y con otros personajes de su círculo la preocupación por los valores morales de la sociedad. - SERVIO SULPICIO GALBA fue otro de los oradores notables del siglo II a.C., según los datos que nos da Cicerón. Sulpicio Galba es importante porque ayuda a trazar la primera línea divisoria entre los dos estilos de oratoria: el estilo ático, el aticismo, mesurado y sobrio, y el estilo asiático, el asianismo, ampuloso y exagerado, que conecta mejor con la primitiva vehemencia romana. - Los hermanos TIBERIO y CAYO GRACO son también figuras destacadas en ese mismo siglo II a.C. Su importancia radica en que son los primeros en hacer del discurso auténticas arengas dirigidas a las capas más humildes de la sociedad para cambiar el sistema de gobierno y conducir a la republica por caminos más favorables a los intereses del pueblo llano. - A caballo entre el siglo II y el siglo I a.C., Cicerón menciona con letras de molde a dos personajes: MARCO ANTONIO Y L. LICINIO CRASO. LA ORATORIA CICERONIANA La época en que vive Cicerón es especialmente propicia para el ejercicio del discurso. La República está en un momento intenso y álgido; las tensiones entre partidos son máximas; la opinión pública está atenta a lo que puedan decirle sus políticos, a los que ovacionan o censuran sin reparos. Cicerón fue testigo de cuatro enfrentamientos civiles: el de Mario contra Sila y el de César contra Pompeyo; así como de la rebelión de Espartaco y de la conjuración de Catilina. Defensor de la república, no vio jamás con buenos ojos el triunfo de César, en quien adivinaba tendencias dictatoriales e imperialistas. Arremetió contra Marco Antonio, heredero en cierto modo de los ideales y las ambiciones de Julio César. Le dedicó unas filípicas que le costaron la vida. Los discursos ciceronianos Sus discursos pueden dividirse en dos grandes apartados: - Discursos judiciales, pronunciados ante un tribunal, tanto en calidad de abogado defensor como de fiscal acusador. - Discursos políticos, pronunciados en el Senado o en el Foro. Los discursos judiciales - In C Verrem, siete discursos demoledores contra Cayo Verres, que fue gobernador de Sicilia. Bastó que pronunciara dos de los siete que compuso para que el facineroso Verres se desterrara voluntariamente. - Pro Fronteio y Pro Rabirio, ambos son procesos por prevaricación y malversación de fondos. - Pro Marcelo. - Pro Murena. - Pro Archia poeta, al defender a este poeta griego, defiende las letras todas. - Pro Ligario, en defensa de quien, como él, estaba en contra de César. - Pro Milone, en defensa de Milón, que había dado muerte en un enfrentamiento a Clodio, el hombre que mandó al destierro al propio Cicerón. - Pro Roscio Amerino. Son solo algunos botones de muestra. Los discursos políticos - De imperio Pompeii, todo un alegato a favor de Pompeyo frente a César. - Catilinarias, cuatro vibrantes discursos contra L. Sergio Catilina, que fue candidato al consulado junto a Cicerón. Al no resultar elegido, trama una auténtica conspiración para hacerse con el poder. Cicerón lo descubre y arremete sin piedad contra él. - Filípicas, son catorce discursos virulentos contra Marco Antonio. El poder no le perdonó sus ataques y le dio por respuesta una muerte atroz. Las obras retóricas de Cicerón A su faceta como compositor y ejecutor de discursos une Cicerón una fecunda actividad como crítico literario o teorizante de retórica; esa teoría la explica en varias obras: De Oratore, Brutus y Orador. En Brutus, traza una historia de la oratoria romana que ya hemos resumido; De oratore y el Orator son los auténticos manuales de retórica. La elaboración del discurso Basándose en los escritos de los rétores griegos, Cicerón, en sus obras retóricas, explica las cinco partes del proceso que exige el discurso: - Inventio, o búsqueda de los correspondientes argumentos. - Dispositio, o distribución adecuada de esos argumentos, encadenando unos con otros. - Elocutio, o arte de adornar las ideas con la sintaxis precisa. - Memoria, para recordar cada dato en su lugar apropiado. - Actio, todo lo relacionado con el momento de la pronunciación del discurso; gestos, voz, énfasis. También explica Cicerón las partes en las que se estructura el discurso: - Exordium, o introducción al tema. - Narratio, o exposición del asunto objeto del discurso. - Argumentatio, esta parte tiene dos facetas; una positiva -probatio- o exposición razonada de los argumentos, y otra negativa -refutatio- o - : rechazo de las objeciones reales o posibles. - Peroratio, es la conclusión final. El Orator se centra en la elocutio, se explican las figuras de palabra y de pensamiento, la composición de las frases, el ritmo, la expresividad, etcétera; se matiza entre estilo sencillo, mediano y sublime. LA ORATORIA POSCICERONIANA Después de Cicerón, la oratoria se refugia en las escuelas de retórica; los discursos y los tratados de Cicerón serán allí libros de referencia y de consulta obligada. La implantación del imperio implica la supresión de la democracia; el papel del Senado acabará siendo muy poco relevante; no hay propaganda electoral y la vida política activa va agonizando. La oratoria solo permanece viva en las escuelas de retórica. SÉNECA EL VIEJO es la mejor fuente de que disponemos para saber el funcionamiento de esas escuelas. Su obra Oratorum et rhetorum sententiae, divisiones, colores es un documento valiosísimo. Está dividida en dos partes: Suasoriae y Controversiae. Se trata de dos tipos de ejercicios prácticos que debían desarrollar los alumnos. En las Suasoriae, ejercicios de primer nivel, se presenta a personajes míticos o históricos instantes antes de tomar una decisión trascendente. El alumno debe exponer los pros y los contras, las ventajas e inconvenientes de actuar en un determinado sentido. Las Controversiae son más complejas, de contenido jurídico. Prácticamente se trata de enfrentarse como acusador y defensor de alguien a partir de supuestos prácticos. M. FABIO QUINTILIANO acierta a escribir Institutio oratoria, doce libros que constituyen el tratado de retórica más importante del mundo romano. Completa y perfecciona los escritos de Cicerón. Explica cómo debe formarse un orador desde que nace hasta que triunfa. Preguntas de examen: Condiciones sociales de la oratoria de Cicerón y clasificación de los discursos ciceronianos de acuerdo con su contenido. Proceso del discurso y partes del mismo con descripción de cada una. Expresa cinco discursos de Cicerón y explica su contenido junto a sus obras retóricas. La oratoria posciceroniana. TEMA IX.- LITERATURA EPISTOLAR Es un género que no conoció como tal la Grecia clásica. Llamaremos cartas a todos los escritos que implican un emisor y un destinatario concretos que en muchos casos pueden ser reales y en otros literarios. Normalmente se escriben en prosa. Una primera división, con matices, por supuesto, puede trazarse entre cartas privadas y cartas públicas. LAS CARTAS PRIVADAS La carta privada va dirigida a un destinatario concreto, que es el único que puede comprender plenamente su contenido y, por regla general, suele surgir de una circunstancia concreta. Su lenguaje es por ello coloquial y sencillo. La carta privada está escrita en prosa, en un lenguaje sencillo, y tiene como característica básica la brevedad. Responde también a una cierta estructura: SALUDO. Se incluye aquí el nombre del remitente en nominativo, y el del destinatario, en dativo; la palabra salutem se añade al final sin verbo alguno: Ej. Tullius Terentiae suae salutem. "Tulio (Cicerón) -remitente- desea salud a su (esposa) Terencia - destinatario-". Al saludo le sigue una forma más o menos protocolaria que expresa el estado positivo de salud del remitente y le desea otro tanto al destinatario: Si va/es, bene est, ego va/eo (s.v.b.e.e.v.J. "Me alegro de que estés bien; yo lo estoy". CUERPO DE LA CARTA. Se trata del contenido propiamente dicho. Casi siempre se emplean la primera y segunda persona, y se dan a veces por conocidos y sobreentendidos hechos y datos que aluden a otros escritos anteriores. DESPEDIDA. También, y por norma general, se acude a frases o expresiones hechas para reiterar el cariño y desear salud al destinatario o, en ocasiones, de forma más o menos concisa, se dice adiós como punto final. Vale, "adiós"; cura ut valeas, "cuídate", etc. LAS CARTAS PÚBLICAS Junto a las cartas privadas se encuentran las cartas públicas, a las que solemos llamar epístolas, para diferenciarlas de las anteriores. Este tipo de carta va dirigido, bien a un público amplio, bien a un destinatario que, en ocasiones, actúa como pura pantalla, para dar al escrito que es realmente un ensayo, forma extensa de carta. Además, el contenido ya no es personal e íntimo, sino más bien de naturaleza amplia y de interés general. Por último, el lenguaje ha dejado de ser coloquial y espontáneo para ser más cuidado y elaborado. En general, están escritas en prosa. Preguntas de examen: División y características de cada tipo de cartas. Las cartas privadas, características y estructura.