FEDERICO GARCÍA LORCA Hace unos meses se descubrió que en la fosa común en la cual presuntamente se encontraban los restos de un conocido poeta no había nada, o para ser más precisos no se hallaban los restos del poeta en cuestión. El fenómeno mediático despertado a partir de esto, al que podríamos llamar “Los huesos perdidos del escritor” ha reabierto el caso sobre la misteriosa muerte del poeta. Pero, ¿cuál es este personaje al que nos estamos refiriendo? Pues bien, señores míos, hablamos ni más ni menos que de Federico García Lorca. Federico García Lorca nació en Fuente Vaqueros, un pueblo en la vega granadina. Era hijo de familia acomodada, dueño de un potencial sin igual para escribir, aunque sus inicios en el mundo del arte fueron basados en su maestría tocando el piano. Pronto, y tras su traslado hasta la capital de provincia, descubrió que su vocación era, pese al talento demostrado con la música, la poesía y, más tarde, la dramaturgia. Se graduó en Derecho, carrera que apenas ejerció en la vida real, y se internó de lleno en el mundo del escritor, usando como temas capitales en los primeros años de su obra el folclore español y todo aquello relacionado con lo popular. En 1919 se trasladó a la Residencia de Estudiantes de Madrid, lugar que le procuró muchas experiencias, contactos y conocimientos que le ayudarían a avanzar en el trato de los tópicos de su literatura. Allí encontró un grupo de intelectuales de varias ramas artísticas al que se unió y que se llamaría la Generación del 27. Las relaciones entre los componentes del susodicho grupo eran muy estrechas y, de hecho, se resalta la relación íntima de Federico con Salvador Dalí. Dicha relación de tinte amoroso fue imprescindible para la evolución tanto sentimental como literaria del autor. Sus obras, que hasta entonces tenían como eje fundamental los gitanos y otras singularidades de la tierra andaluza cogieron una luz más negra, lúgubre, profunda. Ésta se acentuó a raíz del desengaño que sufrió tras la separación de su compañero y la crítica que este profirió sobre una de sus obras más famosas, Romancero Gitano. Tras este éxito, aclamado por el público, Lorca emprendió su viaje a América. Su primer destino, Nueva York, le reportaría angustia y añoranza de los pueblos sencillos. En Poeta en Nueva York se refleja perfectamente este sentimiento y su postura contraria a las sociedades urbanizadas. Aquellas metáforas bellamente planteadas que usase Lorca en sus anteriores obras dieron paso a una visión apocalíptica de la realidad, mediante imágenes ilógicas y oníricas, muy próximas al surrealismo que acontecía en Francia. Su posterior viaje a Cuba fue como una cataplasma para la sensación que la gran ciudad había dejado marcada en el corazón del poeta. Le recordaría que aún había lugares libres de la mecanización. Con el alma más ligera, volvió entonces, rondaba ya el año 1932, a España, donde emprendió un proyecto muy ambicioso: La Barraca, una compañía de teatro con el objetivo de hacer llegar la dramática habida y por haber en la historia de España a todos sitios como máxima pretensión. Fue este grupo teatral que interpretó las famosas obras de Lorca Yerma, Mariana Pineda o La casa de Bernarda Alba. La última fue el drama que cerró su obra pues en 1936, diez días después de estallar la guerra, fue detenido bajo acusaciones tales como la alteración del orden público a causa de la manifestación de su carácter librepensador y posteriormente fusilado. Supuestamente, tras esta muerte su cuerpo fue exhumado en una fosa común, la fosa a la cual nos referíamos en el inicio del escrito. ¿Pero existe siquiera una fosa donde fuese enterrado? Las preguntas ahora no paran de sucederse, en un torrente inquebrantable. Las suposiciones son decenas y las leyendas urbanas alrededor de este suceso se cuentan por centenares. ¿Qué pasó realmente a Federico García Lorca? Una pregunta común a la cual nadie parece tener respuesta. Marta Puig Gámez Páginas web consultadas: http://www.biografiasyvidas.com/biografia/g/garcia_lorca.htm [8/06(2010]