Estilos arquitectónicos Estilo románico: Tras la crisis y zozobra vividas a lo largo de la Alta Edad Media, a partir del siglo XI, la cristiandad occidental comienza a recobrar lentamente su pulso. La vida religiosa se ve afectada por un intenso impulso expansivo, que se materializa con la fundación de incontables órdenes monásticas. El desarrollo, hasta ahora desconocido, de los intercambios culturales y comerciales favorecen la reorganización de la sociedad, en torno a un orden inédito, el feudalismo. En el terreno artístico se desarrolla un nuevo estilo arquitectónico, el románico, capaz de compendiar y culminar todas las tradiciones precedentes. Desde el Imperio romano, es la primera vez que el arte se unifica, conquistando el carácter original y autónomo, que no habían logrado ninguno de los géneros prerrománicos. En la ciudad de Lombardía, primer foco de arte románico, se constituye un insólito estilo arquitectónico, caracterizado por su sencillez, elegancia y homogeneidad, se inspira en preceptos constructivos de herencia romana y bizantina. Las sobrias y llanas estructuras edificativas de este primer románico, se complican y diversifican, al mismo tiempo que la decoración se enriquece, hasta alcanzar la ostentosidad en repetidas ocasiones. Las técnicas e innovaciones se difunden vertiginosamente, contribuyendo a deparar uniformidad internacional al estilo. Debido a las particularidades y a las tradiciones de cada región, el románico es a la vez, muy rico en variantes locales. Francia, quizás por su constante espíritu de indagación y renovación, quizás por sus audaces técnicas y acusada variedad regional, es el lugar más importante del arte románico. Existen dos tipos de edificaciones de la época, destinadas a gozar de una dilatada propagación: Las iglesias de peregrinación y las seguidoras del modelo originado por la gran abadía de Cluny. A lo largo del Camino de Santiago, cuyas peregrinaciones tuvieron un gran apogeo en el siglo XI, se construyeron numerosos santuarios destinados a guarecer y rendir culto a las reliquias, objeto de fervor de los peregrinos. Las iglesias de peregrinación, notorias por su magnitud y distribución de elementos, eficaz solución a la acogida de caminantes, componen un homogéneo grupo, de idéntica planta y elevación. Las más célebres son San Marcial de Limoges, Santa Fe de Conques y San Sernín de Toulouse. La perfección se alcanza con la catedral de Santiago de Compostela. Planta muy amplia de cruz latina; la central de tres naves, cubierta con bóveda de cañón y los laterales, con bóveda de arista; un largo crucero; una cabecera semicircular con amplia girola y cinco capillas radiales; la excepcional tribuna, ubicada encima de las naves laterales, rodeando a toda la iglesia, son descripción esquemática de esta indescriptible obra de arquitectónica de todos los tiempos, que continua acogiendo embelesados visitantes en la actualidad. La expansión de la orden de Cluny obligó a la construcción de un nuevo templo. Con un programa extraordinariamente ambicioso, se alzó una construcción arquitectónica de magníficas dimensiones, que sintetizando de forma acertada, todas las innovaciones de la época, se convirtió en la obra culminante del románico. Desdichadamente, fue víctima del devastador furor de la Revolución francesa. Sin embargo, la influencia de Cluny se perpetuó decisiva en la inspiración de grandes monasterios, en Borgoña y territorios próximos, incluso en edificios no monásticos. Un rasgo esencial del estilo románico, es el renacimiento de la escultura monumental, prácticamente desaparecida desde el arte clásico y dotada de una intensa personalidad, y originalidad, además de una indiscutible grandeza. 1 La escultura románica, lejos de limitarse a armonizar la compendio de sus variadas fuentes de inspiración, se aventuró a innovar un nuevo tratamiento y estilo, que conferido por un gran ímpetu y originalidad se mostraba diferente a todos sus antecesores. Su estrecha relación con la arquitectura, confiere a la escultura un carácter monumental, que unido al idealismo y expresionismo de sus formas, a su dependencia de estrictas normas iconográficas, fundamentadas en el pensamiento simbólico medieval y su función pedagógica, componen sus características esenciales. Las portadas y los capiteles de las edificaciones son lugares donde la escultura monumental se desarrolla de forma predominante, respondiendo a su armonía íntima con la arquitectura. Los escultores románicos se alejan profundamente del naturalismo del arte clásico o el afán de representación de imágenes verosímiles; cuando desean expresar situaciones emocionales y de tensión espiritual, recurren a enfatizar las facciones, dilatando los ojos en un afanado ejercicio, de evocar en el espectador una impresión inmediata y directa. La composición y temática escultóricas responden a una iconografía y esquemas íntimamente vinculados a la liturgia y premeditadamente establecida. Rasgos esenciales que desvelan la idealista concepción del mundo por parte de la sociedad medieval y la comprensión de los libros sagrados y del Universo como todo un símbolo inmenso. Existe una aspiración fundamental de expresar verdades que trasciendan a la experiencia física, recurriendo a la simbología revestida de un profundo significado. Se ha dicho que "las composiciones escultóricas de las iglesias medievales constituyen verdaderas Biblias de piedra", en el sentido de que, en una época, en la que la cultura, quedaba recluida en los monasterios y reducida al estrecho círculo de las Universidades, las expresivas y majestuosas obras escultóricas, servían para que los fieles tomasen contacto con las verdades cristianas. Al igual que la escultura, la pintura románica es revestida de un carácter esencialmente monumental. Los interiores de las iglesias, muros laterales y bóvedas, son decorados con profusión, aunque la gran mayoría se han deteriorado con el tiempo. Es sobresaliente la importancia de la decoración de los ábsides, en los que predomina una temática y distribución semejante a las temáticas esculpidas en el exterior, del Pantocrátor, la Virgen o los Tetramorfos y variadas escenas bíblicas o apocalípticas. Visigótico: Período visigótico (siglos VI−VII). Con la presencia de los godos en la Carpetania y la elección con el rey Leovigildo (572−586) de la ciudad de Toledo como su capital, "urbs regia", comienza un período histórico importante para la archidiócesis. Toledo se constituye en la Iglesia metropolitana de la comarca carpetana primero y, después, de toda la provincia cartaginense, incluyendo bajo su jurisdicción a 20 diócesis sufragáneas. En el año 527 se celebra el segundo concilio toledano, presidido por el obispo Montano. En el año 589, se reúne el tercer concilio toledano y, en Él, el rey Recaredo y su esposa Bada, juntamente con los obispos, magnates y multitud de eclesiásticos, se convierten al cristianismo, abjurando del arrianismo, y quedando constituida la unidad religiosa de España. A lo largo del siglo VII, se congregan en Toledo 15 concilios más, famosos por las profesiones de fe en ellos formuladas y por las normas disciplinares que allí se acuerdan. A la vez florecen un número importante de arzobispos, como San Eugenio, San Ildefonso, o San Julián, quienes con su santidad, sus escritos y su actividad pastoral dejarán una profunda huella en la diócesis toledana. A partir del décimo segundo concilio toledano (681) se le reconoce a la metropolitana de Toledo, con unánime beneplácito de todo el episcopado nacional, una particular intervención en la elección y consagración de todos los prelados españoles, dándose con ello origen a la futura primacía eclesiástica. Gótico 2 El Arte gótico es un estilo artístico europeo con unos límites cronológicos que encontramos aproximadamente entre el año 1140 y las últimas décadas del siglo XVI, según las áreas geográficas. Se aplicó en el campo de la arquitectura civil y religiosa, la escultura, las vidrieras, la pintura mural y sobre tabla, los manuscritos y las diversas artes decorativas. El término gótico fue empleado por primera vez por los tratadistas del Renacimiento, en sentido peyorativo, para referirse al arte de la edad media, al que ellos consideraban inferior y bárbaro (godo, de ahí el término gótico) comparado con el arte clásico. En el siglo XIX se produjo una revalorización de este periodo debido a movimientos historicistas y románticos. El gótico apareció a continuación del románico, a lo largo de la baja edad media, y hoy día se considera uno de los momentos más importantes desde el punto de vista artístico en Europa. El estilo gótico encontró su gran medio de expresión en la arquitectura. Surgió en la primera mitad del siglo XII a partir de la evolución de precedentes románicos y otros condicionantes teológicos, tecnológicos y sociales. La arquitectura gótica perduró hasta bien entrado el siglo XVI en diversos países europeos como Inglaterra, mucho después de que el estilo renacentista hubiera penetrado en otros campos artísticos. Las mayores realizaciones del gótico se manifestaron en el terreno de la arquitectura religiosa. En contraste con la arquitectura del románico, cuyas características esenciales son los arcos de medio punto, las estructuras macizas con escasos vanos y las bóvedas de cañón o arista, la arquitectura gótica empleó el arco apuntado, agujas, chapiteles y gabletes, reforzando el sentido ascensional que pretende transmitir el edificio, amplios vanos con tracerías caladas para conseguir la máxima luminosidad y estructuras reducidas al mínimo. Renacimiento El período histórico que sucede a la Edad Media en Europa es conocido como el Renacimiento, comprende todo el siglo XVI aunque sus precedentes se encuentran en los siglos XIV y XV y sus influencias se dejan notar en el XVII Se inició en Italia y se extendió por toda Europa favorecido por el invento de la imprenta. Juan L Los escritores del renacimiento adoptaron como modelos que debían ser imitados a los escritores de la antigüedad clásica ,y a los grandes italianos del siglo XIV Dante, Petrarca, y Boccacio .Este movimiento fue influido por los humanistas que estudiaron la cultura de Grecia y Roma , entre los que destacan Erasmo de Rótterdam, Antonio de Nebrija y Juan Luis Vives uis Vi Durante la Edad Media el arte es unmedio para honrar a Dios. En el Renacimiento el centro del mundo es el hombre, los poetas cantan al amor humano, la naturaleza , los hechos guerreros, y también tratan temas filosóficos y políticos ve barrocos. barrpococcccccc Barroco El fenómeno cultural más importante de todo este tiempo fue el llamado barroco. Es en referencia a é1 que se da con frecuencia el nombre de período barroco al comprendido entre mediados del siglo XVI y principios del XVIII. Frente al Renacimiento, el barroco es el producto de una sensibiliclad y una actitud cultural distintas. Los orígenes del barroco hay que buscarlos, como los del Renacimiento, en Italia. Ya durante el siglo XV, los maestros y artistas italianos, aunque mantuvieron los cánones de los maestros renacentistas como un ideal artístico indiscutible, habían ido, a la vez, tomándose la libertad de reordenar los elementos y los temas para dar así a la obra. una mayor personalidad y una expresión más propia dentro de los 3 considerados cánones de la escuela, o manera. La tensión artística a que llevó, de una gran artificiosiclad sobre la base de una serenidad clásica, con líneas 1ógicas y geométricas muy definidas, recibió el nombre de manierismo, que es la característica más importante de todo el arte a lo largo del siglo XVI. Como un desarrollo y, al mismo tiempo, en oposición al manierismo se desarrolló en Roma, durante la segunda mitad del siglo XVI, el estilo barroco, término que, aunque aplicable primeramente a las artes visuales, arquitectura, escultura y pintura, se usa con frecuencia también con referencia a las artes literarias y a la música. Con abandono completo de la serenidad típicamente renacentista, el barroco deriva hacia una agitación, tanto intelectual como sensual, que pretende dar cauce a todos los sentimientos. Esta agitación se manifiesta en una inclinación hacia la exageración de lo suntuoso y recargado, que es característica fundamental de este movimiento. Con su afán de reinterpretar los temas renacentistas, el barroco abandona las reglas y la circunspección buscando sobre todo la intensificación, la exaltación de la realidad. Por ello se mezclan en é1 elementos realistas con otros claramente idealizantes. La arquitectura. La arquitectura barroca prevalece sobre toda otra manifestación artística, usando las demás, escultura, pintura, como elementos constitutivos del efecto plástico que quiere conseguir. La finalidad de la arquitectura barroca es la expresión del espacio. Para ello se abandonan las líneas definidas y rectas del Renacimiento, para dar preferencia a la línea curva por ser más dinámica. El conjunto arquitectónico está generalmente concebido en función del lugar, plaza o calle, a que se destina. Las fachadas adquieren gran importancia, a veces, casi independencia del resto de la obra; mientras que en los interiores, las Iíneas constructivas desaparecen bajo una abundante ornamentación con exuberancia de flora y fauna, sobre numerosas cornisas y columnas griegas y romanas. De éstas, las retorcidas, Ilamadas salomónicas, son las más comunes. También las plantas constructivas cambian, manifestándose preferencia por las circulares, elípticas o mixtilíneas. Por otra parte, dado el predominio de los elementos decorativos sobre los constructivos, se puede afirmar que el estilo barroco más que un estilo de arquitectura es una forma de decoración arquitectural. De especial interés es la arquitectura. barroca de Francia, que Ilega a su apogeo con Luis XIV, el Rey Sol, en el famoso palacio de Versalles. El barroco francés, aunque de origen italiano es, a ]a vez, una reacción contra el exceso ornamental italiano y así se mantiene más clasicista, guardando Iíneas estructurales y decorativas más en consonancia con la tradición renacentista. En España el estilo barroco fue introducido como una transformación decorativa de obras ya iniciadas o concebidas según líneas herrerianas, renacentistas e incluso góticas. El primer período del barroco español, correspondiente a la mayor parte del siglo XVII, se caracteriza todavía por una sobriedad, debida a las formnas herrerianas en que se basa y, también, a la influencia italiana que mantiene. A principios de siglo trabajaba en Castilla Juan Gómez de Mora, a quien se debe el monasterio de la Encarnación, el Ayuntamiento de Madrid y el Colegio de Jesuitas de Salamanca, La Clerecía, que es, sin duda, su mejor obra. Su patio interior es uno de los más hermosos del barroco español. En Toledo, el hijo de El Greco, Jorge Manuel Theotocópulos dirigía las obras del Ayuntamiento, una de las obras que mejor expresan la elegante línea del barroco españhol. Otras obras importantes son El Panteón de El Escorial, del italiano Crescenzi y el Palacio del Buen Retiro con sus magníficos jardines, en cuya construcción intervino Alonso Carbonell. En Andalucía, ya hacia fines del siglo, el pintor y escultor, Alonso Cano, inició la tendencia hacia un mayor esplendor ornamental que caracteriza el segundo período del barroco español. A Alonso Cano se deben, además de numerosos retablos, la fachada de la catedral de Granada. Hacia fines del siglo XVII se percibe ya claramente la tendencia hacia una ornamentación más abundante y recargada. Obras importantes de fines de este siglo son la basilica del Pilar de Zaragoza, obra de Francisco de Herrera, y la iglesia de San Cayetano, de Francisco Villanueva en la misma ciudad, y la esbelta torre de la iglesia de Santa Catalina obra de J. B. Viñes, en Valencia. 4