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Enciclopedia Bovina
Ántrax
Fiebre esplénica; Carbunco.
Definición
El ántrax es una enfermedad infecciosa de los animales de sangre caliente, causada por una bacteria.
Se presenta como septicemia aguda o subaguda en
los bovinos, con muerte repentina de los animales.
Etiología
El ántrax es causado por un bacilo no móvil
encapsulado, formador de esporas, grampositivo y
aerobio denominado Bacillus anthracis. Los bacilos
tienen de 1 a 1.2 micras de diámetro y 4 a 8 micras
de largo. La cápsula se forma en el cuerpo del animal infectado y las esporas se forman únicamente
cuando el bacilo está expuesto al oxígeno. Las esporas son muy resistentes al calor, sustancias químicas, IDO y desecamiento; pueden sobrevivir
durante decenios en el suelo, tejidos infectados y
cultivos.
Transmisión
Aunque es una de las enfermedades conocidas más
antiguas del ganado, el ántrax es probablemente una
de las menos comprendidas, en particular, desde el
punto de vista ecológico. La bacteria formadora de
esporas tiene la habilidad para sobrevivir en el suelo, como se ha demostrado con su recurrencia en
las áreas de ántrax. Sin embargo, el aislamiento del
microorganismo a partir del suelo es muy difícil.
El suelo en las áreas de ántrax es, de manera
característica, alcalino. El daño a pastos y plantas,
además de la acumulación de tierra de aluvión des-
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pués de una cantidad considerable de precipitación
pluvial y posterior a la sequía, conducen a la acumulación de microorganismos anaerobios que forman reservas de esporas. Se han producido pocos
brotes a menos de que la temperatura mínima diaria fuera elevada.
Muchos brotes de ántrax se han presentado a
finales de la primavera y a principios del verano,
después de lluvias abundantes y del encharcamiento de los pastizales. Tras de los brotes, el ántrax
puede ser diseminado por carnívoros y por aves de
carroña. Las corrientes y ríos que conducen drenajes de áreas infectadas pueden propagar la enfermedad. También puede haber esporas en el forraje o
en plantas tomadas de terrenos contaminados; esta
fuente puede ser la responsable de los brotes que
ocurren fuera de la temporada habitual del ántrax.
Los animales recién vacunados también pueden contribuir a la propagación de la enfermedad. Al parecer, algunos animales resultan sensibilizados tras la
exposición limitada o la inmunización con vacunas
o bacterinas de escasa antigenicidad.
Signos clínicos
Los signos clínicos varían según lo agudo de la enfermedad. No se conoce con certeza el período
de incubación bajo condiciones naturales, pero las
observaciones de campo indican que varía de 2 a
10 días. En la infección experimental por vía oral, el
período de incubación en el ganado varía de 2.5 a 7
días.
La forma aguda se observa con mayor frecuen-
Capítulo 4. Enfermedades de los bovinos
cia en el brote inicial. Los animales afectados se encuentran muertos sin previa sospecha de su enfermedad por los vaqueros. En estos casos, siempre se
sospecha que la muerte es consecuencia de
timpanitis, leptospirosis, fiebre carbuncular, envenenamiento, o alguna causa similar.
Cuando los casos son descubiertos oportunamente, la temperatura de los animales afectados
fluctúa entre 40 y 42 °C. Los animales con fiebre
frecuentemente se separan del resto del rebaño. Algunos animales dejan de comer y desarrollan atonía ruminal y meteorismo. La frecuencia respiratoria
y el pulso se aceleran y los animales están deprimidos: sus ojos están vidriosos y los temblores musculares aumentan a medida que avanza la
enfermedad. Algunos animales están excitados y
pueden ser agresivos tras de la depresión inicial. En
las etapas terminales, la respiración es acelerada y
laboriosa, los ollares se observan ampliamente dilatados y la boca se mantiene abierta.
La muerte se presenta después que el animal
sufre colapso y convulsiones. En la forma subaguda
pueden observarse hinchazones edematosas masivas en el cuello, el pecho, el tórax o la región de los
flancos. Las hinchazones localizadas en el tórax se
acompañan de grave disnea.
Diagnóstico
El diagnóstico preciso resulta esencial para el control del ántrax. Debe basarse en la historia, signos
clínicos y datos de laboratorio. La incapacidad para
diagnosticar un caso puede resultar desastrosa.
Cuando se sospecha de ántrax, no es aconsejable efectuar una necropsia dada la posibilidad de
propagar la enfermedad diseminando las esporas en
el suelo. Si la necropsia es indispensable, el cadáver
deberá efectuarse en áreas que permitan el manejo
sanitario indicado por los oficiales sanitarios estatales o federales. Se debe tener gran cuidado al efectuar el examen para evitar la propagación de la
enfermedad y la autoexposición.
Deberán tomarse muestras para el examen de
laboratorio, recogiéndolas lo más pronto posible tras
de la muerte del animal. El uso de material descompuesto o contaminado puede retardar los exámenes
de laboratorio o producir resultados inadecuados.
Lesiones
Los animales que mueren por ántrax tienen extensas lesiones que reflejan la septicemia. El timpanismo
y la descomposición del cadáver son característicos
a las pocas horas de la muerte. Se observa una secreción sanguinolenta en los conductos nasales y
las heces contienen cantidades variables de sangre.
El recto se encuentra evertido.
Prevención
En las zonas de ántrax, la enfermedad de los bovinos se controla mejor mediante la vacunación preventiva, con el uso de vacunas de cepas atenuadas
vivas y capaces de formar esporas, lo que les da la
posibilidad de mantenerse viables por largo tiempo. Esta deberá hacerse anualmente y de 30 a 60
días por adelantado a la temporada habitual del ántrax para obtener una resistencia máxima antes del
período de extensa exposición.
En el ganado de áreas fuertemente contaminadas, deberán administrase dos dosis de vacuna con
intervalo de 15 a 30 días. Antes de la vacunación se
debe avisar a los dueños que puede desarrollarse una
hinchazón en el sitio de la inyección en los animales altamente susceptibles o de mayor edad, y que
la resistencia en los animales vacunados puede ser
rebasada por una exposición masiva a esporas virulentas. En este último caso, puede requerirse una
segunda o tercera inyección para prevenir posteriores pérdidas de animales expuestos.
Tratamiento y control
En el tratamiento de animales se han usado extensamente y de manera eficaz antibióticos, como
penicilina, terramicina y tetraciclina. Varios miles
de casos fueron tratados con éxito con penicilina.
Para que el tratamiento tenga éxito, deberá admi-
Facultad de Medicina Veterinaria y Zootecnia-UNAM
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nistrarse en forma oportuna y a dosis máximas
(10,000 a 22,000 UI por kg de peso 2 veces al día).
También es eficaz la estreptomicina a razón de 8
a 10 g diarios por vía intramuscular. La
oxitetraciclina se puede administrar en dosis de 5
mg por kg de peso diariamente. Si la evolución de
la enfermedad es rápida, el tratamiento puede no
resultar exitoso.
Los animales que presenten signos clínicos deberán ser tratados por vía intravenosa (penicilina
acuosa) e intramuscular (penicilina en aceite o
procaínica). Se ha utilizado con éxito el suero
hiperinmune como preventivo y como agente terapéutico cuando se administra oportunamente y en
forma repetida entre 48 a 72 horas en los animales
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que presenten signos clínicos de la enfermedad. Sin
embargo, su uso resulta demasiado caro.
Cuando aparece un brote de carbunco, es necesario cuarentenar a la granja o rancho afectado, destruyendo líquidos excretados y cadáveres. La
prohibición del movimiento de carne y leche desde
la granja está orientada a prevenir la infección de
personas.
Los cadáveres no deben abrirse, sino quemarse
y enterrarse inmediatamente junto con el suelo contaminado con las secreciones, agregando cal viva al
material a enterrar. Todos los casos sospechosos que
hayan estado en contacto con animales afectados
deben separarse hasta que haya desaparecido la
enfermedad.
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