El Modelo Mecánico en la Arquitectura Moderna y en la Arquitectura Digital La transición del Industrialismo al Informacionalismo –como la nueva base material de la actividad tecnológica y de la organización social (Castells, 2000)–, está implicando una serie de cambios productivos, culturales y sociales que en el ámbito arquitectónico están conduciendo a un nuevo lenguaje formal. Un nuevo lenguaje que, en definitiva, refleja el encuentro entre las geometrías del pasado –industrial– con las del presente – digital–. De esta forma, estudiar las geometrías encontradas de la arquitectura contemporánea, comporta la confrontación entre el lenguaje arquitectónico digital –que responde a la integración de las tecnologías digitales en la práctica y la teoría arquitectónica–, y la expresión plástica del Movimiento Moderno –que surge como consecuencia de integrar en la arquitectura los procesos y los productos de la producción mecanizada–. En otras palabras, analizar el orden geométrico de la arquitectura contemporánea, en relación a la influencia de las tecnologías de la información y la comunicación (TIC), conlleva comparar una arquitectura cuyos procesos de diseño y construcción se fundamentan en el uso del ordenador, y una arquitectura, concebida y producida, en base a las posibilidades de la máquina. La contraposición, entre la arquitectura de la máquina y la arquitectura del ordenador, comporta el análisis de una serie de cambios –de orden material, intelectual, y social–, implícitos en el modelo mecánico de cada época: la máquina en la era industrial, y el ordenador en la era informacional. Así, el modelo mecánico, más allá de entenderse como un modelo estético –estética de la máquina–, puede asimilarse a un modelo productivo que, a partir de su influencia sobre las formas de hacer –know how–, determina las formas de pensar –know what–, dando paso así a la dialéctica entre la tecnología y la sociedad que se materializa –arquitectónicamente– a través de la forma y del espacio. Bajo esta perspectiva, el modelo mecánico coincide con el concepto de “máquina” expuesto por Schmidt y Stam, quienes la interpretan como “el dictador […] de nuestras posibilidades de vida y de nuestras obligaciones de vida comunes” (Schmidt & Stam, 1927-28). Concepción de la máquina que engloba los cambios de orden físico, intelectual y social: los de orden físico, al entenderla como el medio que determina nuestras posibilidades de vida; los de orden intelectual y social, al formularla como el condicionante de las obligaciones de vida comunes, es decir, como el determinante de las nuestras metas sociales. Teniendo en cuenta que el modelo mecánico parte de las formas de hacer, el estudio de su influencia comienza por los cambios de orden físico, y más precisamente, sobre los medios de producción material, es decir, el desarrollo tecnológico. De esta forma, el análisis de las revoluciones tecnológicas, desde una perspectiva arquitectónica, pone de relieve que el orden físico es el primero en verse afectado por medio del ámbito productivo y del ámbito material. Así, de la misma forma que la producción en masa supuso una nueva materialidad que, a través del hierro, el vidrio y el hormigón sentó la base material para el desarrollo de la arquitectura moderna, actualmente la arquitectura no sólo dispone de materiales híbridos y multifuncionales para la construcción, también cuenta con herramientas digitales como el CAD/CAM,1 que permiten superar las restricción de la producción industrial; por ejemplo, a la simplicidad y homogeneidad de la producción estandarizada (mass standardization), se suma la complejidad y la heterogeneidad formal que hoy posibilita la producción diferencial (mass 1 CAD: Diseño Asistido por Ordenador; CAM: Fabricación Asistida por Ordenador. customization). En definitiva, el ordenador ha establecido una dialéctica entre lo material y lo virtual que ha dado cabida a una nueva materialidad digital que se sustenta en la interacción entre lo físico y lo digital; una interacción que supera los límites de ambos para integrarlos en una nueva materialidad que vincula la materialidad de la industrialización –producción de bienes materiales–, con la inmaterialidad del informacionalismo –producción de información–. Analizar el desarrollo arquitectónico a partir de la influencia del modelo mecánico – dando primacía a la influencia tecnológica–, comprende una concepción de la arquitectura donde lo material se antepone a lo ideal, esto es, un enfoque materialista donde se entiende que “el modo de producción de la vida material determina el proceso social, político e intelectual de la vida en general” (Marx, 1859). Perspectiva que hace comprensible la decisión de Mies de anteponer los problemas constructivos a los formales, y en base ello, que llegase a plantear que “allí donde la tecnología alcanza su verdadera culminación, trasciende a la arquitectura” (Mies van der Rohe, 1950). En otras palabras, Mies plantea que la forma arquitectónica adquiere significado, sólo cuando expresa el desarrollo tecnológico y cultural de su época, es decir: cuando se aplican arquitectónicamente los productos, los procesos y los principios de la producción industrial. Precisamente, la intención de dar sentido a la arquitectura a través de los materiales y los sistemas productivos fue lo que dotó de trascendencia a la arquitectura de Mies. Circunstancia que se dio a medida que la forma y el espacio de sus proyectos, reflejaron los cambios de orden social e intelectual a los que dio cabida la industrialización. Asimismo, el objeto arquitectónico pasó a ser entendido como un producto cuya forma, más allá de ser el resultado de un proceso estético, era consecuencia de “los requisitos técnico-mecánicos que llevan por sí mismos a la forma” (Neumeyer, 1995). Así, al entender la arquitectura como producto, el movimiento moderno la ligó al orden social de la era industrial; orden dentro del cual la racionalización económica y el pensamiento lineal, predominan como principios de orden intelectual. Por este motivo, la plasticidad arquitectónica moderna responde a formas rectilíneas, a un purismo geométrico libre de ornamento que, más allá de responder a un modelo estético, surgió de un modelo mecánico que requería de formas simples. Formas que por un lado, se ajustaban a la regularidad productiva de la máquina, y por el otro, a principios económicos como la eficiencia productiva o la optimización de recursos. De esta manera, las formas puras representan la cristalización de los principios industriales en la teoría arquitectónica; es decir, la adopción de un modelo mecánico que posibilitó la producción de formas fuera del modelo natural (Forty, 2000). Actualmente, la naturaleza vuelve a ser un modelo para la arquitectura, no por un rechazo de la máquina, sino por el contrario, a su reconversión en un procesador de información: el ordenador. Así, el modelo natural de la arquitectura digital, responde a los condicionantes productivos del informacionalismo, como a la visión de la naturaleza que ha surgido bajo su influencia; visión que abandona la mímesis de sus apariencias extrínsecas, para tomar un enfoque operacional que se antepone al representacional. De esta forma, la naturaleza deja de ser un modelo del cual se reproducen sus cualidades extrínsecas, para interesarse en sus cualidades intrínsecas, en la medida que las tecnologías digitales permiten decodificar, tanto las cualidades internas de la materia como los procesos generativos inspirados en la naturaleza, con el fin de re-codificarlos e introducirlos como inputs en el proceso de generación de la forma arquitectónica. Referencias Castells, M. (2000). La era de la información: economía, sociedad y cultura (Segunda ed., Vol. I. La sociedad red). Madrid: Alianza. Forty, A. (2000). Words and Buildings. A vocabulary of Modern Architecture. New York: Thames & Hudson. Marx, K. (1859). Prólogo a la Contribución de la la Crítica de la Economía Política. En K. Marx, Escritos sobre el Materiaismo Histórico (págs. 171-180). Madrid: Alianza. Mies van der Rohe, L. (1950). Arquitectura y Tecnología. En F. Neumeyer, La palabra sin artificio (pág. 489). Madrid: El Croquis. Neumeyer, F. (1995). Desde la materia hasta la idea, a través de la función: El largo camino hacia la arquitectura. En F. Neumeyer, La palabra sin artificio (págs. 231-296). Madrid: El Croquis. Schmidt, H., & Stam, M. (1927-28). Exijamos la dictadura de la máquina. En T. Maldonado (Ed.), Técnica y Cultura. El debate alemán entre Bismarck y Wiemar (págs. 270-272). Buenos Aires: Infinito.