Los “Muros invisibles” de la ciudad latinoamericana contemporánea. El caso de Medellín-Colombia El hombre es el único animal que tropieza dos veces con la misma piedra. Así como sucede en otros aspectos de la vida, en las ciudades contemporáneas se pone en evidencia que las soluciones que se han presentado a los problemas de la ciudad, conlleva a otros problemas muy diferentes, que constituyen nuevos retos y que son necesarios de resolver. Si en los albores del SXX, el problema prioritario de la ciudad fue el de la movilidad vehicular, las soluciones urbanas planteadas posteriormente por el movimiento moderno, en cabeza de Le Corbusier, generarían nuevos interrogantes con respecto al sistema de espacio público peatonal, que hoy en día no se han resuelto. Uno esos interrogantes es la falta de continuidad del espacio público peatonal por la presencia de “muros invisibles”, que son fronteras o bordes impenetrables. Dentro de su teoría de “la Imagen de la Ciudad”, Kevin Lynch definiría estos muros invisibles como aquellos bordes de carácter infranqueable y ambiguo, porque son bordes y sendas al mismo tiempo. En general pueden considerarse fragmentos de ciudad que hoy en día no hacen parte del imaginario colectivo de los ciudadanos del común como lugares de recorrido y de disfrute colectivo debido a que son prácticamente nulas las relaciones sociales que allí se presentan. Un ejemplo concreto que se presenta en Medellín, es la Avenida Regional (vía paralela del Río Medellín) que atraviesa toda la ciudad en sentido Norte- Sur y, por ende la divide en dos partes. La Avenida Regional, desde el inicio no fue pensada como parte integral del sistema de Espacio público peatonal de la ciudad. Nadie puede desconocer la importancia de resolver el problema la movilidad vehicular, ¿pero cuál es el precio que deben pagar los ciudadanos de a pie?, el problema radica básicamente en la ausencia de conexiones transversales que ofrecen estos elementos lineales kilométricos, donde no se permiten las relaciones sociales y, donde es evidente la falta de apropiación del espacio público por parte de los ciudadanos. También existen otros tipos de muros invisibles que no son tan evidentes y, que son más de carácter social. Estos muros por lo general se presentan en los sectores más conflictivos de los barrios populares. Son sectores donde se presentan vías de acceso inadecuadas y falta de equipamientos básicos. En muchos de los casos estos sectores se convierten en verdaderos “guetos” de la ciudad. ¿Podría considerarse la frontera entre la ciudad tradicional y los sectores de barrios populares como un muro invisible?, en este sentido, el sociólogo José Luis Romero habla de dos ciudades paralelas que coexisten, ellas son la ciudad tradicional y la ciudad marginal que mantiene una sociedad anómica. Hoy en día estos bordes constituyen un enorme potencial y una oportunidad inmejorable en la planeación urbano-regional y el diseño urbano, para entrelazar elementos aislados y para el mejoramiento del espacio público peatonal de nuestras ciudades. Esto involucra a todas las profesiones que tratan el fenómeno urbano, así como a los actores de organismos institucionales. La enorme desventaja de una ciudad que presenta muros invisibles es que está fragmentada en su sistema de espacio público peatonal y no puede disfrutarse en su conjunto. Una ciudad que le da mayor prelación al vehículo que al peatón es una ciudad que tiende a la deshumanización. El hecho de poder resolver los problemas de los muros invisibles que se presentan en la ciudad, ayudaría a generar ciudades mínimamente coherentes y democráticas que puedan ofrecer una mejor calidad de vida a sus habitantes mediante el uso y disfrute del espacio público peatonal.