Por otro lado, en la mayoría parte de los países del mundo en los que es posible obtener protección por patente, en las leyes pertinentes se prevén circunstancias en las que pueden restringirse o limitarse los derechos derivados de una patente, por ejemplo, mediante la concesión de licencias no voluntarias (obligatorias), con sujeción a determinadas condiciones. Falsa idea: “El sistema de patentes es especialmente injusto con los países en desarrollo, que afrontan unas circunstancias sociales y económicas difíciles y que deberían estar exentos de las obligaciones internacionales en materia de propiedad intelectual, especialmente en el caso de la protección por patente de determinados medicamentos.” Contar con un sólido sistema de patentes que ofrezca una protección adecuada es un incentivo indispensable para fomentar la labor creativa e inventiva y para establecer y mantener un entorno comercial favorable. Si se gestiona con eficacia, el sistema de patentes promueve, en definitiva, la innovación nacional, impulsa nuevas industrias y crea puestos de trabajo. Por otro lado, contribuye a atraer inversiones del extranjero. Ese sistema también puede ayudar a los países a consolidar sus infraestructuras y capacidades en materia de investigación, lo que para las Naciones Unidas y otras organizaciones es un factor fundamental para la lucha contra el SIDA en los países más afectados. En términos generales, un sistema adecuado de propiedad intelectual es fundamental para el desarrollo económico continuo, que a la larga contribuye a romper la espiral de pobreza y es fuente de mejoras en la educación, el nivel de vida y la atención de salud para todos. En el marco de un sistema de patentes adecuado se vela también por el debido equilibrio entre el interés público y los intereses del inventor. Por ejemplo, en ese sistema deben preverse medidas eficaces y justas en los casos en los que el titular de la patente haga un uso abusivo del derecho exclusivo o en circunstancias específicas que requieran un ajuste de los derechos del titular de la patente. Falsa idea: “Los tratados internacionales en materia de patentes menoscaban el derecho humano fundamental al acceso a los medicamentos esenciales.”. El derecho de las personas a la protección de los intereses morales y materiales que le correspondan como creador de propiedad intelectual, y el derecho de todos los seres humanos a un nivel de vida adecuado que les asegure la asistencia médica necesaria están estipulados en la Declaración Universal de los Derechos Humanos (Artículos 25 y 27). Esos derechos no se contraponen sino que son complementarios pues los unos garantizan el disfrute de los otros mediante la innovación y el progreso científicos. Los tratados internacionales de propiedad intelectual, incluidos los tratados relativos a las patentes, se atienen rigurosamente a la Declaración. Contribución de la OMPI La OMPI cuenta con una amplia gama de programas para establecer normas jurídicas y administrativas internacionales que velen por un sistema de propiedad intelectual internacional bien equilibrado, del que forma parte el sistema de patentes. La OMPI apoya las iniciativas tomadas por el Secretario General de las Naciones Unidas y colabora actualmente con la Organización Mundial de la Salud, el ONUSIDA, y la Organización Mundial del Comercio en esferas en las que puede poner a disposición su experiencia y conocimientos técnicos en relación con la cuestión de las patentes y la atención de salud. No incumbe a la OMPI interpretar las disposiciones del Acuerdo sobre los ADPIC, administrado por la OMC. Sin embargo, en el marco de su mandato, la OMPI continúa prestando asistencia jurídica y técnica a los países sobre la aplicación de dicho acuerdo. En los últimos 30 años, la OMPI ha suministrado una amplia gama de servicios de asistencia técnica y jurídica destinados a los países en desarrollo y a los países menos adelantados. Entre otras actividades, cabe destacar la asistencia para el establecimiento, la modernización y la automatización de oficinas de propiedad intelectual, programas de desarrollo de los recursos humanos, asesoramiento jurídico acerca de la compatibilidad de la legislación con los tratados internacionales pertinentes y asistencia para la consolidación de la infraestructura de observancia de las normas de propiedad intelectual. desarrollo en distintas esferas de la aplicación del Acuerdo sobre los ADPIC. Hace poco, la OMPI y la OMC hicieron pública una nueva iniciativa conjunta para prestar asistencia a los países menos adelantados en la aplicación del Acuerdo sobre los ADPIC y en el uso del sistema de propiedad intelectual como herramienta de avance tecnológico, desarrollo económico, y creación de conocimientos y riqueza. La OMPI considera que el uso eficaz del sistema de patentes ayudaría a todos los países en desarrollo a fomentar actividades locales de investigación y a emprender esfuerzos conjuntos para producir medicamentos contra el SIDA. Al prestar ese apoyo, el objetivo de la OMPI es ayudar a todos los países a utilizar plenamente el sistema de propiedad intelectual y el sistema de patentes como instrumento dinámico de creación de riqueza y de desarrollo cultural. Contar con un sistema adecuado de propiedad intelectual, que respete las necesidades de los creadores a la vez que las de los consumidores de propiedad intelectual es particularmente importante en el ámbito de la atención de salud. Promover la creatividad humana el uso y la protección de las invenciones y las creaciones es un medio fundamental de velar por una vida mejor y más enriquecedora para todos. CUESTIÓN DE EQUILIBRIO : EL SISTEMA DE PATENTES Y EL ACCESO A LOS MEDICAMENTOS Y A LA ATENCIÓN DE SALUD Para mayor información, sírvase contactar a la Organización Mundial de la Propiedad Intelectual o a la Oficina de Coordinación en Nueva York: Dirección: Dirección: 34, chemin des Colombettes C.P. 18 CH-1211 Ginebra 20 Suiza 2, United Nations Plaza Suite 2525 Nueva York, N.Y. 10017 Estados Unidos de América Teléfono: Teléfono: 41 22 338 91 11 1 212 963 6813 Telefacsímil: Telefacsímil: 41 22 733 54 28 1 212 963 4801 Correo electrónico: Correo electrónico: [email protected] [email protected] Visite el sitio Web de la OMPI: A raíz del acuerdo de cooperación firmado por la OMPI y la OMC en 1995 y como parte de los programas de asistencia técnica en favor de los países en desarrollo emprendidos en 1998, la OMPI ha suministrado asistencia a más de 100 países en U NA http://www.ompi.int y haga sus pedidos a la librería electrónica de la OMPI : http://www.ompi.int/ebookshop Publicación de la OMPI No 491(S) ISBN 92-805-1068-X O RGANIZACIÓN M UNDIAL DE LA P ROPIEDAD I NTELECTUAL Una cuestión de equilibrio: el sistema de patentes y el acceso a los medicamentos y a la atención de salud El debate en relación con las patentes, los productos farmacéuticos (medicamentos) y el acceso justo y asequible a la atención de salud está cada vez más en el punto de mira de los medios informativos, y hoy todavía más habida cuenta de la toma de conciencia mundial acerca de la creciente gravedad de la crisis del VIH/SIDA. En su calidad de organismo especializado de las Naciones Unidas encargado de cuestiones y normas de propiedad intelectual en el plano internacional, la Organización Mundial de la Propiedad Intelectual (OMPI) participa en ese debate. Lamentablemente, el debate sobre la relación que existe entre el sistema de propiedad intelectual y el acceso a la atención de salud se ha basado en parte en malentendidos e ideas equívocas acerca del sistema de patentes. En este folleto se examinan varias cuestiones relativas al acceso a los medicamentos y a la atención de salud y se contribuye a aclarar la función que desempeña el sistema de patentes. Las patentes desempeñan una función fundamental como aliciente para la elaboración de medicamentos esenciales, incluidos los medicamentos contra el SIDA, al ofrecer incentivos para invertir en el largo y costoso proceso de investigación y fabricación de nuevos medicamentos. Si no existieran las patentes tampoco hubieran podido fabricarse los medicamentos contra el SIDA actualmente disponibles. Tampoco sería factible la elaboración de medicamentos nuevos y mejores que son necesarios para luchar contra la resistencia cada vez mayor que ofrece el virus del SIDA. Por otro lado, el sistema de patentes contribuye a la sociedad en su conjunto al fomentar el acopio y la disponibilidad de conocimientos para luchar contra el problema del SIDA. Uno de los requisitos del sistema de patentes es que la información en la que se base la invención de nuevos medicamentos sea objeto de suficiente divulgación. A falta del sistema de patentes, esa información técnica fundamental no estaría disponible o permanecería en secreto. Si ese fuera el caso, muchos de los investigadores en la esfera de la atención de salud y de los fabricantes de medicamentos, que dependen en gran medida de esa información para su labor, estarían de manos atadas. Habida cuenta de la gravedad que reviste hoy el problema, no tiene ninguna lógica pasar por alto esos recursos y tiempo invertidos. La OMPI considera importante llegar a un equilibrio justo entre las preocupaciones en materia de salud pública y los intereses de los titulares de patentes. Ese equilibrio existe ya en el marco del sistema de patentes. Cabe destacar que varios Estados miembros de la Organización Mundial del Comercio (OMC) consideran que en el Acuerdo sobre los Aspectos de los Derechos de Propiedad Intelectual relacionados con el Comercio (Acuerdo sobre los ADPIC), administrado por la OMC, se prevé la flexibilidad necesaria para llegar a ese equilibrio y para responder a las necesidades de los países gravemente afectados por el problema del VIH/SIDA. A continuación se examinan y aclaran algunas de las ideas erróneas o falsas que comúnmente se asocian con el sistema de patentes y el acceso a los medicamentos y a la atención de salud. Falsa idea: “Los problemas que plantea el acceso a la atención de salud y la disponibilidad de medicamentos esenciales se deben fundamentalmente al sistema de patentes.” Las patentes son sólo uno de los numerosos factores que influyen en el acceso a la atención de salud y a los medicamentos. Muchas de las organizaciones gubernamentales y no gubernamentales que participan activamente en el combate contra el VIH/SIDA se refieren a los factores socioeconómicos como obstáculos para el acceso a los medicamentos. En la “Declaración de compromiso en la lucha contra el VIH/SIDA”, aprobada en el reciente período extraordinario de sesiones de la Asamblea General de las Naciones Unidas se destaca la importancia de reforzar las infraestructuras sanitarias y sociales nacionales como elemento clave para prevenir la propagación de la epidemia. Muchos medicamentos ni siquiera son objeto de protección por patente. En numerosos países africanos particularmente afectados por la crisis del SIDA, varios inhibidores de la proteasa, que constituyen un tratamiento de primera importancia para frenar la propagación del virus del VIH de una célula a otra del paciente, no gozan de protección por patente. Sin embargo, su precio es prohibitivo para la mayor parte de los pacientes. Cerca del 95% de los productos farmacéuticos de la Lista de Medicamentos Esenciales de la Organización Mundial de la Salud, en la que figuran muchos medicamentos que se utilizan para tratar varios aspectos y efectos secundarios del VIH/SIDA ya no gozan de protección por patente, protección que por lo general dura 20 años contados a partir del momento en el que se cursa la solicitud de patente. Habida cuenta del tiempo que se invierte para tramitar solicitudes de patente, el período de protección suele abarcar unos cuantos años menos. Sin embargo, muchos de los medicamentos que ya no gozan de protección por patente todavía no están disponibles o siguen sin estar al alcance de la mayoría de los afectados por el virus. ¿Por qué? Las razones de ello no están en el sistema de patentes. Ese problema se debe a factores socioeconómicos. En muchos casos, las patentes no tienen nada que ver o sólo son uno de los numerosos factores que influyen en el acceso a la atención de salud y a los medicamentos. Como se subraya en la declaración de las Naciones Unidas, se precisa hoy un esfuerzo concertado por parte de los gobiernos, los círculos empresariales y la sociedad civil a fin de prevenir la propagación del VIH/SIDA y de facilitar el acceso a la atención de salud y a los medicamentos a un precio asequible para todos los afectados por la enfermedad. Falsa idea: “El elevado costo de los medicamentos se debe fundamentalmente al sistema de patentes, que permite a las empresas mantener unos precios exagerados de manera artificial.” La patente no siempre es el factor determinante en el precio de los medicamentos. El precio de un medicamento depende de una gran variedad de factores, incluido el costo de las actividades de investigación y desarrollo, de la producción, la distribución y la comercialización del producto. No obstante, el precio al que se vende el medicamento en el mercado apenas explica el problema del acceso a los medicamentos. Aún reduciendo el precio del tratamiento contra el VIH/SIDA para cubrir exclusivamente los costos de fabricación y distribución, como se hizo recientemente en una serie de países gravemente afectados por la crisis, el costo del tratamiento anual sigue oscilando entre 350 y 600 dólares EE.UU. Esos precios, similares al costo de la versión genérica de los mismos medicamentos, y que no entrañan recuperación alguna de las inversiones realizadas en actividades de investigación y desarrollo, siguen estando por encima de los ingresos anuales por habitante de algunos países que registran elevados porcentajes de VIH/SIDA. Falsa idea: “El sistema de patentes favorece los intereses comerciales en perjuicio del interés general de la sociedad.” El sistema de patentes tiene por objetivo proteger la labor de los inventores, ya se trate de individuos, de instituciones de investigación o de empresas, e independientemente de que se trate de una pequeña iniciativa en la que participan unas cuantas personas o de una agrupación multinacional de empresas, y tanto en los países en desarrollo como en los países desarrollados. El sistema de patentes ofrece importantes incentivos a la labor inventiva y a los costos conexos de inversión, velando para que el inventor obtenga determinados beneficios económicos de su labor y durante un período fijo de tiempo, por lo general, 20 años. A su vez, el inventor debe probar que la invención (por ejemplo, un medicamento) es nueva, inventiva y útil. A cambio de la protección por patente, el sistema de patentes exige una divulgación adecuada de información acerca de la nueva invención, que de otro modo permanecería en secreto como información de dominio privado, que no se pondría en conocimiento de la sociedad. Mediante ese acuerdo recíproco entre la sociedad y el inventor, la información clave sobre la invención se pone a disposición del público y de otros investigadores, contribuyendo así al conjunto de conocimientos técnicos accesibles en el mundo. Esa forma de transferencia de tecnología es sumamente importante a la hora de promover y facilitar ulteriores actividades de investigación y desarrollo en todos los países, en particular, en el caso de los productos sanitarios. Los investigadores médicos dependen en gran medida de la labor que se ha llevado a cabo anteriormente para elaborar medicamentos de mejor calidad contra el tratamiento de las enfermedades. Falsa idea: “El sistema de patentes frena la competencia adecuada.” El sistema de patentes puede considerarse como una forma de contrato social administrado por los gobiernos, en el que se ponderan los intereses del inventor, se trate de un individuo o de una empresa, y los intereses de la sociedad en su conjunto. Al conceder una patente, el gobierno otorga derechos exclusivos al inventor o al titular de la patente durante un período limitado de tiempo para decidir quién puede o no utilizar la invención patentada. El titular de la patente puede producir, utilizar o vender la invención o conceder autorizaciones o licencias a tales efectos. Durante el período de protección por patente, se puede obtener una patente en relación con una invención mejorada sobre la base de una patente concedida a terceros. Una vez que expira la patente, finaliza la protección y la invención pasa a formar parte del dominio público, lo que significa que cualquiera puede utilizarla o reproducirla sin tener que pedir autorización ni pagar por ello. De ese modo, el sistema de patentes ofrece oportunidades de competir con los que ya son titulares de patentes.