INFORMACIÓN BIBLIOGRÁFICA La importancia de la obra reside, en mi opinión, en el intento de retomar la aspiración de conciliar p e n s a m i e n t o y mundo, teoría y praxis, como método que p e r m i t a efectivamente responder a los p r o b l e m a s r e a l e s del h o m b r e . Por su rigor crítico y su aportación al debate controvertido de la actualidad, no debería pasar desapercibido (con independencia del acuerdo o desacuerdo que pueda suscitar) para el lector interesado en el estudio de los problemas constantes de la filosofía política, y especialmente para el jurista que persiga trascender un enfoque meramente descriptivo de su objeto de estudio. Juan C. UTRERA GARCÍA FROSINI, UN NUEVO LIBRO* 0. INTRODUCCIÓN: UN TEMA NUEVO Queda ya lejos, veintisiete años atrás, la fecha en que (18 de diciembre 1965) el entonces nuevo profesor de filosofía del derecho en la Facultad de jurisprudencia de la Universidad de Catania, Vittorio Frosini, pronunció la conferencia inaugural del curso en la que se ocupó del tema de las relaciones entre Humanismo y tecnología en la ciencia jurídica [Umanesimo e * A propósito de la publicación del libro de Vittorio Frosini, Contributi ad un diritto dell'informazione (Ed. Liguori, Napoli 1991, 220 pp.), hemos tenido la oportunidad de celebrar una entrevista con el autor (el ilustre profesor, investigador y publicista, director del «Istituto di Teoría dell'interpretazione» de la «Facoltá di Giurisprudenza» en la Universidad La Sapienza, de Roma) y de la que damos cuenta al final de la presente reseña. tecnología nella giurisprudenza]. Entre los m a g i s t r a d o s a s i s t e n t e s al a c t o h u b o comentarios y juicios llenos de cautela y desconfianza, acompañados, sin embargo, de aplausos de circunstancia. La idea de que el ordenador electrónico pudiera convertirse en un colaborador en la administración de justicia suscitó cierta alarma; con razón, hay que reconocerlo, en una situación cultural como la de entonces, en que el recurso a los nuevos métodos e instrumentos de automación aparecía todavía relacionado con las fantasías de la ciencia ficción. Justamente en aquel año había sido instalado en la Facultad de matemáticas de aquella Universidad de Catania el primer ordenador electrónico [esa «prótesis electrónica de la inteligencia humana», como se dirá muy gráficamente luego (p. 204)], que el profesor autor de la conferencia había podido observar en funcionam i e n t o . El propio Frosini relata estos hechos en el libro (p. 14) del que vamos a o c u p a r n o s : Contributi ad un diritto dell'informazione (Liguori, Napoli 1991, 220 pp.). La mayor novedad de la segunda mitad del siglo puede ser considerada, nos dice Frosini, la cibernética (p. 211 y 212). La información, se dice en otro lugar, se presenta con caracteres anteriormente desconocidos en la historia de la civilización humana, por cuanto se refiere a su cantidad, a su variedad, a su rapidez y a su persistencia (p. 205). La difusión de la información automatizada, que se pone ahora en el primer plano del horizonte de la sociedad tecnológica al fin del siglo veinte, comporta una serie de consecuencias en el orden social, en el económico y en el jurídico (p. 159). De estas consecuencias en el orden jurídico [positivas unas y negativas otras, porque en la historia de la sociedad humana, a la aparición de un bien se contrapone siempre la aparición de un mal que lo acecha y lo amenaza (p. 170)] va a ocuparse el autor de Contributi ad un diritto 285 INFORMACIÓN BIBLIOGRÁFICA dell'informazione a lo largo de los diferentes capítulos de su libro. 1990:VII La a u t o d e t e r m i n a c i ó n sobre los datos personales. 4. La informatización del PROCESO. 1. SUGESTIVO MOSAICO DE CUESTIONES Recogemos en este volumen, nos dice su a u t o r al comienzo del Prólogo, mis escritos concernientes al tema indicado en el título: (...)• Todos, se añade, están conectados a diversas oportunidades (o tentaciones) de escritura surgidas desde que he vuelto a la enseñanza académica, hace cinco años, y he tomado parte en la actividad de la Asociación de docentes de informática jurídica (ANDIG) que está unida iure loci a aquélla del Instituto de teoría de la interpretación y de informática jurídica. He incluido también dos anteriores artículos míos escritos en el 1985 (...). En la oportuna Nota bibliográfica se dice cuando, dónde y con qué motivo se hicieron públicos los catorce trabajos, tantos como capítulos, con que se compone el sugestivo mosaico de cuestiones en que el libro consiste. Esta es la trama sobre la que queremos destacar la luz de algunas de sus piezas: 1. Sugestivo MOSAICO DE CUESTIONES. 2. Utopía y realidad de la TELEMÁTICA. 1991:XII 1985:XIII 1985:XIV Las telecomunicaciones en los países de Europa Oriental. La informática, el derecho a la intimidad y la democracia. Una utopía telemática. 1986:IV La informática en la administración de justicia. 1990:X Los medios de prueba y las n u e v a s f o r m a s de comunicación. 5. La p r o t e c c i ó n de los B I E N E S INFORMÁTICOS. 1988:VIII La protección jurídica de los programas (El Libro Verde). 1989:IX La tutela jurídica del bien informático. 1990:XI La protección jurídica del bien informático en Gran Bretaña. 6. El derecho a la salud y el control de la INFORMACIÓN FARMACOLÓGICA. 1987:111 7. La informatización como SERVICIO PÚBLICO. 1989:V La informática al servicio del ciudadano. 1990:VI La informática regional y la sociedad europea. 8. DERECHO DE LA INFORMACIÓN Y DERECHO DE LA INFORMÁTICA. 1991:1 Hacia u n derecho de la información. 1986:11 Perfiles j u r í d i c o s de la empresa periodística en Europa Occ. 3. El derecho a la INTIMIDAD. 1985;XIII 286 La informática, el derecho a la intimidad y la democracia. Aspectos jurídicos de la información farmacológica. INFORMACIÓN BIBLIOGRÁFICA 2. UTOPIA Y REALIDAD DE LA TELEMÁTICA El nuevo símbolo lingüístico, dice Frosini refiriéndose a la t e l e m á t i c a (esta «imbricación creciente de los ordenadores y las telecomunicaciones»), ha tenido rápida fortuna y se ha impuesto ampliamente, hasta tal punto que cada vez más frecuentemente se lee o escucha la definición de «civilización telemática» como la más representativa de la transformación producida por el progreso tecnológico en la civilización humana de nuestro tiempo (p. 212). En los tres últimos capítulos de su libro Frosini nos da cuenta: a) del sugestivo programa del llamado Grupo de París, fundado en 1979 por J.J.S.S. (Jean-Jacques ServantSchreider), un reto lanzado a la ignorancia secular del tercer mundo, y la incapacidad de estrategia económica a largo plazo de los países ricos de la OPEP (Organización de Países Exportadores de Petróleo) (página 215): la utopía telemática de crear una «aldea mundial», cuyos centros estuviesen conectados por medio de redes informáticas entre sí, ha pasado a la historia (p. 216); b) del empleo de la telemática, en alguno de los Estados Unidos de América del Norte, para el recuento de los votos políticos emitidos por medio del computador, bien a través de su teclado, bien utilizando fichas electrónicas (p. 208-209); (c) del encuentro celebrado en La Haya, en abril de 1991, entre los delegados de los Gobiernos de los Estados pertenecientes a la Organización para la cooperación y el desarrollo económico (la OCSE): Por primera vez, en expresión de Frosini, se estableció una abierta confrontación entre el Este y el Oeste sobre el tema de la situación y de las perspectivas de desarrollo político, jurídico, económico y tecnológico de los Países de la Europa centrooriental en el sector de las informaciones automatizadas y de las telecomunicaciones (p. 196). No es preciso insistir, se dice a título de conclusión, sobre la función desempeñada por las telecomunicaciones en la moderna sociedad de masas y de civilización postindustrial que ha sido definida como «sociedad de la información». Si la información automatizada representa el nuevo bien económico, social y jurídico que caracteriza las sociedades civilmente más avanzadas a fin del siglo XX, su penetración y difusión en varias formas (televisión, telecomunicación, telemática) constituye una tarea de primer orden para la creación de una civilización planetaria homogénea (p. 201). Si no f u é r a m o s , tememos, que (en la carrera del «hiperconsumo») la telemática se convirtiera sólo en un medio de comprar y vender todo a cualquier precio. 3. EL DERECHO A LA INTIMIDAD Uno de los efectos no deseados más notables de la informática, y de la telemática, es precisamente la violación de la intimidad que se opera con el archivo, y la consiguiente recuperación y propagación de los datos de carácter personal. Es famosa una sentencia del Tribunal Constitucional (el Bundesverfassungsgericht) de la República Federal Alemana, de fecha 15 de diciembre de 1983. Es una sentencia que ha hecho época, dice Frosini, no sólo por lo que se refiere a la historia de los censos, o por la interpretación evolutiva de la Ley fundamental de la República Federal Alemana, sino también por la configuración legislativa y doctrinal del derecho a la protección de los datos personales en el procedimiento de elaboración electrónica de los datos (p. 118). En el libro de Frosini se recogen: a) los preceptos de la Constitución alemana que sirven de partida para la resolución del conflicto (p. 126): a todo ciudadano se le r e c o n o c e el d e r e c h o a la d i g n i d a d humana y, consecuentemente el derecho al desarrollo de su personalidad; b) las disposiciones conflictivas de Ley del Censo (pp. 123 y ss.): los datos personales pue- 287 INFORMACIÓN BIBLIOGRÁFICA den ser cotejados con los de los libros de registro de la población y, de resultas, se prestan a tomar medidas administrativas contra los sujetos interesados, y c) los argumentos en que se basa la Sentencia del Tribunal Constitucional alemán para declarar inconstitucionales determinadas disposiciones de dicha Ley del Censo. La Sentencia del Tribunal Constitucional Alemán por la que se declara inconstitucional una parte del texto de la Ley del Censo (exactamente su artículo 9, en los párrafos 1, 2, 3 y, en cierto modo, el 4) es, en expresión de Frosini, larga, minuciosa en las particularidades, articulada y compleja en su división en partes, capítulos, parágrafos, secciones y subsecciones, diferenciadas con letras mayúsculas, minúsculas y duplicadas (aa, bb, etc.), cifras romanas y números árabes. Su arquitectura intelectual con su quebrado perfil de agujas y pináculos se diría de estilo neogótico (página 125). Los principios que inspiran tal Sentencia pueden resumirse así: 1) la autodeterminación informativa; 2) «no existen datos sobre una persona carentes de importancia», y 3) el fin justifica los usos. 4. INFORMATIZACIÓN DEL PROCESO Los d e t r a c t o r e s de la i n f o r m á t i c a temen que las computadoras puedan dictar sentencias. Entre los partidarios hay quienes aspiran a la construcción de algoritmos que permitan resolver los litigios procesales mecánicamente, con la asepsia y el rigor del cálculo matemático. Otros se contentarían con que la computadora ayudase a los jueces en las tareas de natina: buscar un dato, reproducir un informe, archivar un documento, realizar una notificación, y cosas semejantes. La informática ha traído consigo, e n t r e o t r a s cosas, u n a nueva dimensión de la libertad (libertad informática), una nueva dimensión de la propiedad (propiedad de los nuevos bienes informáti288 cos), y, por lo que ahora más nos interesa, una nueva dimensión del proceso judicial. ¿En qué medida puede el ordenador ayudar al juez en sus actuaciones? Primeramente como un «documentalista», suministrándole los datos que constituyen el punto de partida de su tarea, esto es, facilitándole el conocimiento de las normas a aplicar, ayudándole a «documentarse» sobre las pertinentes Fuentes del Derecho. Posteriormente, como un «gestor» o auxiliar administrativo, que lleva a cabo o facilita la ejecución de ciertas tareas auxiliares que no requieren capacidad de decisión. No se trata, naturalmente, de la utopía de una «justicia hecha a máquina» o, como aún se ha dicho, de fabricar una «máquina escupesentencias»; sobre este punto los estudiosos serios nunca han cultivado las ilusiones de los perezosos y de los incautos. Pues es siempre el magistrado, y no el ordenador, el que debe juzgar y decidir la absolución o la condena; al ordenador le toca la tarea de realizar las funciones que antes realizaba el escriba o el amanuense, convertido ahora en un autómata privado de distracciones y de tentaciones (p. 181). La frase no puede ser, con su punto de ironía final, más clara, sensata y contundente. En la época de la informática, del telefax, del teletexto, de la teleconferencia, el Derecho procesal, rompiendo viejos hábitos, debe admitir expresamente (y la política judicial impulsar efic a z m e n t e ) el uso en las oficinas de administración de justicia de las herramientas y modos de trabajo que las nuevas tecnologías nos ofrecen. Los procesos se tramitarán de modo más racional, cómodo, rápido y seguro con ayuda de la ofimática y de la documentalística basada en los archivos computerizados. 5. LA PROTECCIÓN DE LOS BIENES INFORMÁTICOS De los bienes informáticos, y de la tutela de las relaciones jurídicas que tie- INFORMACIÓN BiBLiOGRÁncA nen por objeto dichos bienes, va a ocuparse el libro de Frosini, Contributi ad un diritto deU'informazione en tres de sus capítulos semisucesivos: el VIII, el IX y el XI. La llegada del ordenador ha introducido, según Frosini, una NUEVA forma de comunicación, ya que el mensaje humano debe ser codificado en un lenguaje computerizado y puede ser transmitido y recibido sólo por medio de una máquina (página 159); una NUEVA lógica mecánica y artificial que ayuda y complementa el trabajo de la inteligencia humana (p. 160), y un NUEVO tipo de valor añadido en el campo de la producción económica (p. 160). A propósito de la protección jurídica del software, en Contributi... se informa del Decreto de la Presidencia de la República italiana, del 22 de junio de 1979 (n. 338) y se trae a colación el razonamiento, sutil y rico de observaciones, de Borruso sobre la no patentabilidad del programa informático (p. 102). En otro lugar se trata (pp. 153 y ss.) de las líneas orientadoras («guidelines») de la futura legislación de los países de las Comunidades europeas en materia de protección de los programas, esto es, del llamado Libro Verde Europeo, que suscita diferentes asuntos en discusión y sobre los que, a su vez, Frosini expone sus propios criterios. En tomo al tema de la nueva criminalidad económica relacionada con los bienes informáticos (bien tomándolos como objeto, «sobre ellos», bien tomándolos como instrumento, «por medio de ellos»), Frosini muestra, j u n t o a u n a precisa y varia información, sus personales y sensatas sugerencias al respecto. Es a t i n a d a la t e s i s de F r o s i n i al defender la idea de que el acceso a la información ya significa, viene a decirse (página 187), un menoscabo en la integridad del computer: u n m o d o de c o m o «fructificación» p r o v o c a d a e i l í c i t a . p u d i é r a m o s d e c i r , q u e s u m i n i s t r a al «intruso» (al que accede sin estar autorizado a ello) una reproducción de ciertos datos que «salen» del sistema y «se quedan» en el soporte que el intruso les ofrece, siquiera sean las propias células de memoria de su cerebro. 6. EL DERECHO A LA SALUD Y LA INFORMACIÓN FARMACOLÓGICA A veces, la información automatizada es algo más que un bien objeto de propiedad privada: permite, en ocasiones, realizar el derecho al bien de la salud. Aparte de filósofo del derecho, o precisamente por eso, Frosini es «un hombre de su tiempo» que conoce las realidades a c t u a l e s y reflexiona en p r o f u n d i d a d sobre las mismas. Así refiere cómo, en pleno esfuerzo de una guerra combatida al límite de la supervivencia, el Gobierno de coalición británico confió a un economista liberal, lord Beveridge, la tarea de redactar un informe sobre la posibilidad de mejoras sociales mediante intervenciones legislativas. El resultado fue, dice, una ley, a la cual siguieron otras, y, al fin, la institución del Servicio Nacional de Asistencia Social (el National Health Service) en 1948. La asistencia médica y el suministro farmacéutico resultaron, de ese modo, organizados y burocratizados a nivel nacional en un contexto administrativo de leyes y de reglamentos (página 59). El derecho a la salud, dice Frosini, es uno de los nuevos derechos sociales, esto es, fundados sobre una pretensión de los particulares frente a la colectividad estatal, que han hecho su aparición en el siglo veinte y han determinado el paso del «Estado de derecho» al «Estado de justicia» o «Estado de bienestar» de nuestro tiempo (p. 59). El producto farmacéutico en la sociedad farmacológica (p. 57) es, naturalmente, un producto industrial. Desde que la indus- 289 INFORMACIÓN BIBLIOGRÁFICA tria farmacéutica se ha convertido en una p r o d u c c i ó n de m a s a , el m é d i c o y ei p a c i e n t e r e s u l t a n u n i d o s e n t r e sí p o r medio de una invisible cadena cuyos anillos corresponden a intereses de origen y destino diferentes: sociales, científicos y jurídicos (p. 58). La información farmacológica (en sus varios aspectos: científica, estadística, oficial, etc.) resulta, de este m o d o , i m p r e s c i n d i b l e en la s o c i e d a d actual. Se justifica así que en Contributi... exista u n Capítulo III que se dedica a «Aspetti giuridici della informazione farmacológica e della farmacovigilanza». Aquí se estudia el régimen jurídico vigente sobre la materia; se exponen perspectivas de regulación jurídica, y se advierte del peligro de unas estructuras (sanitarias, en este caso) rígidas que acaben encerrando al ciudadano en lo que Max Weber llamó «la jaula de acero» (p. 73), esto es, del peligro, en resumen, de una rígida racionalización (burocrática o informática) poco operativa. 7. LA INFORMATIZACIÓN COMO SERVICIO PÚBLICO Como antes se hiciera con la sanidad, la educación o el transporte, es preciso hacer hoy de las instalaciones informáticas y de la información automatizada un servicio público. A la sede de servicio público (dentro de un posible Derecho administrativo de la informática) p u e d e n ser remitidos, en nuestra opinión, dos capítulos del presente libro de Frosini. El Capítulo V («La informática al servicio del ciudadano», páginas de la 93 a la 100) t r a t a de u n a serie de t e m a s que p u d i e r a n titularse así: 1) la GESTIÓN administrativa de la información; 2) la INFORMATIZACIÓN de las oficinas de la Administración; 3) los OBSERVATORIOS 290 informáticos: la utilidad de los bancos, creados y por crear, de datos de interés público; 4) la necesaria conexión en RED entre los distintos bancos de datos; 5) la doble dirección del FLUJO informativo entre la Administración y el ciudadano. En el Capítulo VI («La informática regional en la sociedad europea», páginas: de la 103 a la 114), se ponen de manifiesto, epígrafe a epígrafe, las cuestiones de: 1) Legislación sumergida (dispersa) de la informática; 2) Iniciativas regionales para la informática; 3) Instrucción profesional en el ámbito informático; 4) Programación regional y nacional en informática administrativa; 5) El ordenamiento regional y la Europa de las regiones. He aquí, una vez más, la vocación intemacionalista de la t e c n o l o g í a i n f o r m á t i c a , el a l c a n c e supranacional de este nuevo, digamos, SERVICIO PÚBLICO COMUNITARIO INTERREGIONAL de la telemática. Como al final advierte Frosini, es preciso mirar hacia adelante en la tarea de activación de los recursos todavía no adecuadamente empleados del «capital político» existente en la organización regional del ordenamiento (jurídico) italiano, metiéndoles dentro del «mercado político» comunitario en el que éstos puedan fructificar en beneficio de una sociedad más avanzada en el bienestar y en la libertad (p. 114). Esta frase destaca lo que es el fin último del derecho, del derecho de la informática, y aún de toda la informática: el bienestar y la libertad de los miembros de la sociedad, el logro de una vida a tono con la dignidad esencial del ser humano. 8. DERECHO DE LA INFORMACIÓN Y DE LA INFORMÁTICA También son dos capítulos de Contributti... (el Capítulo II y el Capítulo I) los que podemos agrupar bajo este nuevo epígrafe común. El capítulo II, titulado «Per- INFORMACIÓN BIBLIOGRÁFICA files jurídicos de la empresa periodística en Europa Occidental», trata ñindamentalmente de la libertad de prensa, con precisas referencias a las leyes de Francia, Gran Bretaña y República Federal Alemana. Se ocupa, en síntesis, de: 1) la HISTORIA de la libertad de prensa, tan vinculada al liberalismo político; 2) su FUNDAMENTO, en la misma naturaleza humana; 3) su CONTENIDO, limitado en ocasiones por razones de moralidad, y 4) sus peligros de EXTINCIÓN, o de desvirtuación, por obra de la censura o por obra de los monopolios informativos. El capítulo I, «Hacia un derecho de la información», viene a ser una apretada síntesis de todo lo que después se irá desarrollando en el libro. Consiste en el texto de la Conferencia pronunciada en 1991 (16 de mayo) en la Facultad de Jurisprudencia de Catania, con motivo del veinticinco aniversario de aquella inauguración de curso (diciembre de 1965, veinticinco años atrás), en que Frosini, como referíamos al c o m i e n z o de este c o m e n t a r i o , habló, por primera vez, de «Humanismo y tecnología en la ciencia jurídica». A la vuelta de un cuarto de siglo, nos dice Frosini, «a los problemas de la informática jurídica, o sea del uso de la metodología operativa y de los instrumentos de elaboración electrónica para la investigación jurídica, han venido a añadirse los problemas del derecho de la informática^ (p. 15). El derecho «representa (al decir de Frosini) la fundamental forma de información sobre los comportamientos que hay que tener en las relaciones entre los hombres (...); y, por eso, ha sido definido (por él mismo), con expresión compendiadora, como morfología de la praxis; (...) a las nuevas experiencias y exigencias de vida social debe, pues, corresponder una morfología jurídica a ellas adecuada. El derecho de la información, resulta, entonces, entendido como el derecho de la sociedad de la información, como aquel ius que debe regir, y hacerla transparente con sus reglas, la societas». «Que esta tarea (la de estructurar el nuevo derecho del porvenir) pueda llevarse a cabo por las nuevas generaciones de estudiosos (concluye Frosini) éste es el augurio de un viejo jurista» (páginas 28 y 29). 9. CONCLUSIÓN Contributti ad un diritto della informazione es u n libro denso, de palpitante actualidad y de amplio alcance. Construido desde la perspectiva de un filósofo del derecho atento a la realidad de nuestro tiempo, trata de las implicaciones jurídicas del hecho de la información automatizada que caracteriza la sociedad en que vivimos. De la informática en la administración de justicia, a la informática al servicio del ciudadano. De la protección de datos personales, a la protección del software. De la información farmacológica, a la telemática. De los bancos de datos, a los documentos electrónicos. Los trabajos de que consta Contributi... nos ofrecen un sugestivo panorama de los temas que constituyen el objeto de la Informática jurídica (es decir, de las Aplicaciones de la informática al Derecho, al quehacer de los juristas), por una parte, y del ya llamado Derecho de la informática, por otra. Esta es una obra escrita desde el profundo c o n o c i m i e n t o de los complejos engranajes del derecho, considerado, hay que decirlo, como un todo, en su unidad esencial; y también desde la esperanza en la contribución de las nuevas tecnologías a un mundo racional y acorde con la dignidad de la persona. Contributti ad un diritto della informazione es una pieza completa. Compuesta con profusión de referencias legislativas, no sólo de Italia sino de otros muchos países; entreverada de oportunas citas litera291 INFORMACIÓN BIBLIOGRÁFICA rias e ilustradores datos estadísticos; redactada en un lenguaje preciso, riguroso, y rico en matizaciones; impregnada de prudencia y gran sentido crítico; orientada a la vida; no exenta de sus g r a n o s de humor, de humanísima comprensión. El libro de Frosini constituye sustanciosa y necesaria lectura para los estudiosos del Derecho de la informática; para quienes, desde un planteamiento unitario del Derecho, se interesen por la problemática jurídica de nuestra sociedad de la información; para quienes, juristas, políticos, informáticos, sociólogos, sientan la necesidad de comprender un poco más la circunstancia sociocultural de nuestro tiempo. 10. APÉNDICE: UNA ENTREVISTA CON FROSINI Tuve la fortuna de conocerlo personalmente gracias a la gentileza de los profesores Lombardi Vallauri y Taddei que me lo presentaron. Nos encontramos, el 12 de diciembre de 1991, en el Instituto de Teoría de la Interpretación y de Informática Jurídica de la Facultad de Derecho de la Universidad «La Sapienza», en Roma, en Palazzina Tumminelli. Ocurrió exactamente con motivo de la presentación de una de sus más recientes obras: Contrihutti ad un diritto dell'informazione (Ed. Liguori, Napoli, 1991). La reunión, en la que intervinieron (aparte del presentador de la obra, y para ocuparse de diferentes temas) algunos miembros de la Asociación Nacional de Docentes de Informática Jurídica, se desarrolló en el ámbito de una cordial acogida. Se percibía en el ambiente la generosa hospitalidad y, todo hay que decirlo, el benéfico sentido del h u m o r del que el mismo Frosini hizo gala contando algunas anécdotas divertidas. La sesión se completó con una «sabrosa» comida. 292 Antes de este encuentro, el nombre de Frosini, pese a haberlo visto escrito tantas veces en las p á g i n a s de los libros, me resultaba algo maravilloso pero lejano. Tal que el nombre, lo recuerdo bien, de aquel autor de nuestro primer libro de Latín que, muchachos estudiantes, utilizábamos al comienzo de nuestros estudios de enseñanza media. Aquel señor, pensábamos nosotros, puesto que era el autor de aquella obra, no podía pertenecer al mundo, común y n a d a e x t r a o r d i n a r i o , de los m o r t a l e s ; hasta que llegó el día en que hubimos de aceptar, sorprendidos, que nuestro profesor en la materia, como él m i s m o nos dijo, había hablado por teléfono con tal persona, que, extrañamente, estaba en esta vida, existía. Volvamos a lo que estaba ocurriendo en la mañana de diciembre. En aquella inolvidable reunión, allí precisamente, entre nosotros, estaba «Frosini», el autor de tantos y tantos libros de informática jurídica, que desde los años sesenta, con su obra «Cibernética e Diritto» (un tema entonces poco conocido en el ámbito cultural europeo), había venido ocupándose de esta materia hasta llegar a publicar recientemente el libro que ahora se presentaba, titulado Contributi ad un diritto della informazione. He leído, he estudiado, curioso y satisfecho, tales Contributi..., convirtiéndome en ese « i n t e r l o c u t o r s i l e n c i o s o » , q u e somos, como él dice, los lectores. Hablar con Frosini es una oportunidad que no conviene desaprovechar; dadas las circunstancias, la distancia física y sus propios compromisos, un encuentro como el de ahora no es cosa que ocurra todos los días. No quisiera, pues, dejar pasar esta magnífica ocasión; si él me lo permitiese, desearía escuchar su opinión, para dar traslado de ella a sus lectores, sobre cómo percible y cómo juzga diversos aspectos de INFORMACIÓN BIBLIOGRÁFICA «su» vida y la de quienes forman parte de nuestra actual sociedad (y, de un modo especial, a los lectores del BOLETÍN DE LA FACULTAD DE DERECHO de nuestra Universidad Nacional de Educación a Distancia, con sede en Madrid, a quienes la presente entrevista va inicialmente dedicada). —Aquella p r i m e r a reflexión fue la semilla de la que nació y se desarrolló mi libro Cibernética, derecho y sociedad, publicado en 1983 y traducido al castellano, con u n Estudio Preliminar de AntonioEnrique Pérez Luño. Destinada, por tanto, esta entrevista (importante, por la importante condición del entrevistado) a sus lectores de este BOLETÍN, queremos presentarle, ilustre profesor Frosini, el presente repertorio de preguntas, esperando sus respuestas, sus personales consideraciones. B) ¿A «quién» o a «qué» debe el haber llegado a ser lo que ahora es? A) ¿Cuál fue, y cómo recuerda usted, el «comienzo» de su actual actividad? —En 1965, convertido en catedrático de Filosofía del Derecho en la Universidad de Catania, debía pronunciar la lección inaugural del curso (en italiano, la «prolusione accademica»), que entonces se acostumbraba a hacer con solemne ceremonia. Aquel año había leído, en una revista ilustrada, la noticia de lo que había ocurrido en Suiza a la joven Madeleine Bol, a la que le había sido concedida por un computer el carnet de jugador profesional de fútbol, c a l i f i c a c i ó n de la que h a b í a n e s t a d o excluidas hasta entonces las mujeres, a las cuales estaba reservada la calificación de aficionadas. He recordado este episodio en mi libro Cibernética, derecho y sociedad (Editorial Tecnos, Madrid 1982, p. 89). —El hecho despertó mi interés y llevé a cabo un trabajo de investigación sobre las relaciones entre el computer y el derecho, que llegó a ser el tema de mi conferencia inaugural de curso sobre «Umanismo y tecnología en la jurisprudencia», celebrada en Catania el 18 de diciembre de 1965, luego publicada en mi libro Teoremi e problemi di sciencia giuridica (Ed. Giuffré. Milano, 1971, pp. 65 a 84). —He estudiado muchos años antes de decidirme a escribir. He sido alumno de la «Scuola Nórmale Superiore» de Pisa (se trata de un Colegio universitario cuyos becarios, elegidos tras rigurosa selección, deben simultanear los cursos de la Universidad con los impartidos por la propia «Scuola»; así lo dice Pérez Luño en su Introducción Preliminar a «La estructura del Derecho», p. 8) y me he licenciado en Filosofi'a y Letras en aquella Universidad; después me he licenciado en Derecho en la Universidad de Catania; he sido, finalmente advanced student (estudiante adelantado) en el Magdalen CoUege, de la Universidad de Oxford; creo que la larga preparación cultural me ha sido útil. —Mi primer libro lo escribí a los cuarenta años, en 1962, y fue La struttura del diritto (Ed. Giuffré, Milano, 6." edizione, 1977), también traducido al castellano (y publicado en la prestigiosa colección del Real Colegio de E s p a ñ a de Bolonia) a cargo de A. E. Pérez Luño. C, D, E) ¿Cómo era la Universidad durante su carrera, en su época de estudiante? ¿Cómo deberta ser, en su opinión, la Universidad ideal? Creo que usted ha colaborado, con un artículo, en un libro sobre la «Universidad desintegrada» (1981). ¿Hasta qué punto tm profesor, a su parecer, es o debería ser un 293 INFORMACIÓN BIBLIOGRÁFICA educador, quiere decirse un «formador», más que un mero «informador»? Por otra parte, con frecuencia se dice que la ley no basta si no hay «humanidad». —Usted se refiere amablemente a mi artículo sobre «La Universidad desintegrada: la situación italiana», aparecido en el fascículo dedicado a La crisis de las facultades de derecho de los Anales de la Cátedra Francisco Suárez (1980-81, núms. 20-21, pp. 219-237). Se trata de la traducción de la Introducción a mi libro: L'Universitá desintégrala. Una ricerca nella facoltá di Giurisprudenza e di Scienze politiche delVuniversitá. di Roma, publicado por el editor Franco Angeli, de Milán, en 1981, en la colección «Diritto e Sociología», dirigida por Renato Treves. —Aquel libro es el resultado de un trabajo sociológico (dirigido por mí), como se dice, de campo, con entrevistas y recogida de datos estadísticos. Yo he enseñado incluso Sociología del Derecho, primero en Catania y después en Roma, como profesor encargado de Cátedra; he sido más bien el primer profesor italiano en esta disciplina. —La Universidad que he vivido como profesor desde el 1954 (he comenzado como docente de Historia de las doctrinas políticas en Catania) y en la que he conocido la revolución de los estudiantes de 1968, se me muestra como «desintegrada», en comparación con la Universidad «orgánica» en la que viví como estudiante, en Pisa, Catania y Oxford. —Fue en Oxford donde leí la obra de H. Newman, The Idea of University, en la que se traza el ideal, y no sólo la idea, de la Universidad. Es éste el de una comunidad cultural, en la que hay una relación directa entre el docente y el estudiante, hay c o l a b o r a c i ó n y no conflicto e n t r e ambos, hay transmisión del saber de los más dignos a los más capaces, caracteres perdidos en la Universidad de masas. 294 —Yo hago lo que puedo desde mi cátedra: los estudiantes asistentes a las clases (pocos respecto al número total de los matriculados) tienen una convocatoria especial de exámenes reservada para ellos; p u e d e n pedir la admisión a la tesis de licenciatura en Teoría de la interpretación o en Informática jurídica; pueden llegar a alcanzar la calificación más alta (il voto di trenta e lode). He tratado así de hacer de mi Instituto una especie de pequeña Universidad dentro de la Universidad. F) Su último libro recoge los más recientes ensayos dedicados a aspectos del derecho de la información y déla inforrruitica en varios sectores. Usted ha escrito muchísimos «artículos» y muchos «libros». ¿Hay alguno entre ellos al que especialmente «ama» o al que está más ligado por alguna razón? —La pregunta me pone en un aprieto, ya que cada uno de mis libros ha nacido como respuesta a una necesidad interior, no sólo intelectual, sino también emocional, esto es, cultural en el sentido más amplio. Hay un pequeño libro mío, Ordine e disordine nel diritto (Ediciones Guida, Ñapóles, 1979, pp. 64), que quizás refleja mi carácter, que es racional y pasional; tal vez la interpretación que he dado del ordenamiento jurídico sea una proyección de mi carácter, aunque yo esté convencido de haber expuesto una teoría del derecho objetivo. G) Es un hecho indiscutible la utilización de la informática por los operadores del derecho. ¿Cómo interpreta usted el «prejuicio» de quienes rechazan la automatización de la actividad jurídica? —En Italia ha habido siempre un prejuicio hacia la enseñanza de la informáti- INFORMACIÓN BIBLIOGRÁFICA ca jurídica; prejuicio contra el que he luchado desde 1965, cuando pronuncié mi lección inaugural de curso, que antes he recordado. La misma suscitó entonces en el público asistente, compuesto de estudiosos, de magistrados y de abogados, un auténtico desconcierto; hace un cuarto de siglo, hablar de aplicaciones del Computer al derecho era como hablar de ciencia/ficción en un congreso de científicos. —La resistencia psicológica a la innovación tecnológica era debida a las típicas características de la mentalidad de los juristas: el tradicionalismo y el formalismo, que resultaban alteradas por los nuevos instrumentos. Hoy aquel prejuicio va desapareciendo entre las nuevas generaciones de juristas, pero perdura en la clase política de los legisladores, que se ha formado sobre los viejos esquemas doctrinales. H) En su opinión, ¿hasta dónde llevará el camino, ya abierto, de la lógica matemática aplicada al derecho? El futuro de la informática jurídica, ¿será verdaderamente la «informática decisionál», en el propio y estricto sentido de la expresión? ¿Caminamos realmente hacia un mundo de «autómatas pensantes» capaces de tomar, sin que se les programe, decisiones justas? —El desarrollo de la informática, que se ha llevado a cabo durante los treinta ú l t i m o s a ñ o s , ha sido tan r á p i d o , tan diversificado, tan revolucionario, digamos también, tan imprevisible, que es aventurado formular hipótesis sobre su futuro. Basta pensar en la transformación del calculador electrónico (una máquina construida para el lenguaje matemático) en un informador automatizado (que dialoga en lenguaje natural) y en la llegada de la tele- mática, esto es, en la transmisión de datos a la velocidad del pensamiento. ^ C o n la creación de sistemas expertos y de los ordenadores de la cuarta generación y después aún quizá de la quinta generación, con la colocación de células biológicas en lugar de chips de silicio, ya en fase de experimentación, tendremos máquinas cada vez más parecidas a «cerebros artificiales». —Sin embargo, el valor moral de la justicia no puede ser metido en las máquinas; si una máquina adquiriese consciencia, tendría la consciencia de ser máquina, esto es, instrumento, como un can se siente can. I) En su último volumen, por ejemplo, refiriéndose a Griffin, usted alude a «una mayor resistencia» de la ética protestante (pp. 6 y 7), frente a la mayor inclinación que se observa en los países católicos, a aceptar la autoridad constituida. ¿Cuál es su «juicio» sobre esta nuestra sociedad desde el punto de vista «ético»? —Mi a n t e r i o r a f i r m a c i ó n a b r e el camino a la respuesta siguiente. En mi libro L'uomo artificíale (Ediz. Spirali, Milano, 1986) he discutido los problemas éticos que han surgido en la nueva edad tecnológica: el subtítulo de aquel libro, en efecto, es Ética y derecho en la era planetaria. En él está reproducida mi ponencia sobre L'etica della responsabilitá, traducida al castellano en el volumen Estat de dret y drets humans, publicado por la asamblea Catalana de la Cruz Roja Española, Barcelona, 1983. Dada la complejidad del tema, permita que me remita a lo escrito para los lectores de lengua española. 295 INFORMACIÓN BIBLIOGRÁFICA L) ¿Cuál piensa que sea el «papel del intelectual» en la política y en la sociedad? Entre sus obras figura una titulada «Costituzione e societá civile» (1986). ¿Hasta qué punto el intelectual contribuye, puede o debe contribuir a hacer un mundo más racional, una sociedad más civil, más en consonancia con la dignidad humana? —Creo que el papel del intelectual ha crecido mucho en importancia y en responsabilidad en el mundo de hoy, porque vivimos en lo que se acostumbra a llamar «la sociedad de la información». En las naciones de civilización tecnológica el analfabetismo ha desaparecido, la circulación de las ideas se ha hecho rapidísima, la prensa diaria y los telediarios están p r á c t i c a m e n t e a d i s p o s i c i ó n de t o d o s suministrando noticias y opiniones. —Quisiera señalar un caso representativo del nuevo papel político y social asumido por el intelectual: es el verificado en las revoluciones pacíficas de los Países de la Europa oriental (a excepción de Rumanía), en las cuales los intelectuales han jugado un papel decisivo. M) Usted es un hombre afectivo, amante de su familia; incluso ha dedicado un libro a su nieta, la cual significa para usted «el futuro». ¿Cómo desearía que fuese, o cómo piensa que será, la sociedad, la familia o los seres humanos de las «próximas generaciones» ? —Yo tengo ciertamente una fuerte unión afectiva a mi familia; no en vano soy siciliano. Sin embargo, como observador del m u n d o social debo constatar la profunda transformación a que la moderna sociedad de masas somete la institución de la familia: en Italia y, por otra 296 parte, hasta en Japón, donde antes los vínculos y las obligaciones de sujeción familiar parecían inmutables. He sido, en efecto, Visiting Professor en la Universidad de Tokio en 1978, donde he dado un curso sobre el derecho de familia en la teoría general del derecho; he vuelto en 1985, y ya los cambios de costumbres producidos en el comportamiento social y familiar saltaban a la vista. N) Entre los títulos de sus obras de temas no jurídicos hemos encontrado, por ejemplo, un comentario sobre «U mulo di Rosa (Scene siciliane)», un estudio sobre «II teatro di Verga, Mito e Storia» e incluso una exégesis sobre Dante («Kelsen e Dante»). ¿Qué le ha llevado a ocuparse de diversos temas de literatura? ¿Acaso usted esconde en lo profundo de su alma un artista, un escritor o un poeta, todavía desconocido para sus lectores? —Ya he hecho referencia al hecho de que mi primera formación de estudioso ha sido literaria; y, si bien mi carrera de profesor se ha desarrollado en la facultad de Derecho y he tenido experiencia de abogado y después de magistrado, sin embargo, conservo vivo mi originario amor por la literatura. —He escrito varios ensayos de crítica literaria, como los recogidos en mi reciente libro sobre La familia Stuparich (Ed. Del Blanco, Udine, 1991, p. 250); he publicado un librito de memorias y de meditaciones. Ideario siciliano (Ed. Sellerio, Palermo, 1988), cuyo título está claramente inspirado en el libro de Ganivet; pero mi libro quizá más conocido en este campo es La filosofía política di Pinocchio (Ed. Lavoto, Roma, 1990), que recoge ensayos aparecidos en el transcurso de diversos años. He incluso escrito un trabajo teatral sobre el INFORMACIÓN BIBLIOGRÁFICA viaje de Goethe a Sicilia, que h a sido transmitido por la RAL O) ¿Cuál es su violtn de Ingres, esto es, su «hobby»? —Confieso ser un apasionado de la ópera. Me gusta toda la música, antigua y moderna, y he viajado por toda Europa también para escuchar las óperas líricas en los grandes teatros. Cuando hago largos viajes en automóvil, escucho siempre algunas grabaciones de ópera; y, naturalmente, leo con frecuencia libros sobre el tema. P) ¿De qué se está ocupando en este momento? ¿Qué obra está por ofrecer a sus lectores? —Tengo preparada la cuarta edición de mis Lezioni di teoría delVinterpretazione, que publicaré después en forma de volumen, conforme me lo pide una editorial alemana. Q) Por razones inherentes a su profesión de docente universitario, usted ha debido fijar su residencia en diversas ciudades. ¿Dónde (cuándo, entre quiénes, etc.) le gustaría vivir para desarrollar cumplidamente sus deseos reprimidos, si acaso los tuviese, y si hubiese deseado de la vida más de cuanto ella misma le ha ofrecido? —Creo que los días más bonitos de mi vida universitaria fueron los días pasados con mi mujer, Silvia, en la Universidad de Harvard, a donde fui como Visiting Professor en 1985; desgraciadamente, por un período demasiado breve, porque entonces formaba parte del Consejo Superior de la Magistratura y, por eso, sólo pude ausentarme de Italia por algunas semanas. Fuimos alojados en la Palmer House, la villa que había sido la casa de los hermanos Henry y William James y que ya estaba d e s t i n a d a a los i n v i t a d o s de la Law School. Tuve un breve curso de lecciones sobre Power and freedom in a computer age (Poder y libertad en la época del computador) y me hubiera gustado poder quedarme por un semestre al menos; ese fue un deseo que he sido obligado a dejar insatisfecho. R) ¿Cómo organiza su jomada para llegar a hacer tantas cosas y cuál es su método de trabajo? —Mis jornadas r o m a n a s están, p o r desgracia, condicionadas por las considerables pérdidas de tiempo que caracterizan la vida en esta gran ciudad: sobre todo a causa de los atascos del tráfico en la calle, de las esperas al autobús, de la dificultad de encontrar un aparcamiento para el coche, hasta dentro de la Universidad. Y no hablemos del tiempo que se pierde en los despachos para la gestión de un asunto y en las colas de las ventanillas de los bancos. —Desarrollo mi actividad de escritor durante los días que puedo pasar en mi casa de campo; soy madrugador y escribo durante bastantes horas seguidas por la m a ñ a n a , mientras que dedico la tarde (después del mediodía y antes de que anochezca) a la lectura de los apuntes de trabajo para el día siguiente; se entiende que al anochecer estoy con mi familia. —Cuando estoy en Roma leo durante todos los retazos de tiempo de que dispongo, y leo incluso de noche cuando me desvelo y hasta que vuelvo a dormirme de nuevo. Habitualmente el sábado por la mañana redacto las sentencias, pues soy magistrado. 297 INFORMACIÓN BIBLIOGRÁFICA S) ) Si volviese hoy a ser estudiante, ¿qué «consejos» daría usted, docente, a Vittorío Frosini? O, de otro modo, ¿qué «sugeriría» a los jóvenes de hoy? ya que en la sociedad de hoy se asiste a un desfase entre el mundo social y el sistema jurídico, en c u a n t o el desarrollo de la sociedad tecnológica y el del ordenamiento jurídico proceden con ritmos diversos. —No puedo dar consejos al que fui ayer, no sólo porque el pasado es irreversible, sino porque me he formado a través de ciertas experiencias, de estudio, de encuentros, de viajes, y si un imaginario Vittorío Frosini siguiese mis consejos y se comportase de manera diferente a la mía no sería la m i s m a persona que yo soy. Tengo, sin embargo, un hijo, Tommaso Edoardo, que es u n joven estudioso de Derecho constitucional, al que recomiendo no dispersar sus intereses mentales, como he hecho yo, y concentrarse en un trabajo profundo más limitado. —^Vivimos, en efecto, en una verdadera revolución tecnológica, no menos importante y decisiva que las revoluciones sociales de otros tiempos históricos, como lo demuestra la experiencia de la ex Unión Soviética, en la que la necesidad del avance tecnológico ha prevalecido sobre el conservadurismo social. Es preciso, no obstante, tutelar sobre todo los valores de la l i b e r t a d , de la j u s t i c i a , de la p e r s o n a humana, del progreso moral en las relaciones sociales (lo que es más importante que el progreso tecnológico), pero no se debe renunciar a las conquistas de la ciencia y de la técnica, antes bien, encaminarlas hacia una mayor solidaridad humana. —Por otra parte, es preciso reconocer que existe un temperamente intelectual: yo he tenido una vocación de escritor ensayista, igUcJ que he sido en mi juventud un nadador de velocidad de cien metros a estilo libre; otros son, por el contrario, aptos para las carreras de fondo. T) Usted habla de un nuevo «ius» como «derecho de la sociedad de la información» («Contributti...», página 29). ¿Qué ha aportado verdaderamente la informática al derecho? ¿Cómo resumiría las características del derecho de la sociedad informatizada, o por así decirlo, del «derecho informatizado»? —La sociedad de la información necesita de un derecho de la información, igual que una sociedad agrícola necesita del derecho agrario, una sociedad fundada sobre el cambio necesita de u n derecho mercantil, una sociedad industrial necesita de un derecho industrial. No se trata de una afirmación obvia, y casi tautológica, 298 U) ¿Piensa que la informática jurídica contribuirá a superar la ambigüedad de los textos legislativos y que el derecho informático evitará verdaderamente «la jaula de acero» que constituye, según Max Weber, la «racionalización burocrática» que amenaza con hacer prisionero al ciudadano, como usted mismo refiere en «Contributti...» (p. 73)? —El empleo de los e q u i p a m i e n t o s electrónicos en la actividad legislativa ha sido un factor determinante para la creación en el continente europeo de Normativas europeas sobre la técnica legislativa, como se titula la colección de los textos pertinentes, publicada por la Cámara de los Diputados en 1988, a la que yo he agregado una extensa introducción. Digo en el continente europeo, porque en Gran Bretaña existía la tradición del drafting (de la técnica de redacción) que se remonta a Lord Brougham (1833); pero, como he explicado en mi estudio, el recurso a la INFORMACIÓN BIBLIOGRÁFICA memorización electrónica ha impuesto una nueva disciplina del lenguaje legislativo. —En el sector de la Administración pública, la llegada de la información automatizada ha reportado ventajas e inconvenientes; pero, en todo caso, se ha abierto un nuevo espacio de libertad, la libertad informática, entendida no sólo como una defensa de la reserva de los datos personales, sino también como participación del ciudadano en el circuito de la información pública: es un aspecto que he dejado claro en mi ensayo sobre La informática al servicio del ciudadano, incluido en mi libro sobre Contributi ad un diritto deU'informazione. V) Considerando la información, esto es, tos datos, como un bien jurídico de valoración económica (pp. 23 y sigs., a propósito de la informática y el derecho civil), ¿acaso se está contribuyendo a una competitividad económica que da la espalda a ciertos valores humanos, la espiritualidad, el intercambio desinteresado, la solidaridad en suma? —Ya he hecho referencia a la «libertad informática», una fórmula que yo mismo acuñé y puse en circulación en la cultura jurídica italiana en 1981; con ella se relaciona la otra fórmula mía de reciente propuesta, el «bien jurídico informático» como nuevo valor social, económico, jurídico, que enriquece la civilización humana, aunque se aumente la competitividad económica. Se trata, de todos modos, de un «bien» inmaterial, al que no se puede renunciar en las condiciones de desarrollo de la sociedad tecnológicamente avanzada sin poner en peligro la paralización de las diferentes formas de actividad industrial y terciaria. W) En el contenido de una obra suya (en la titulada «Teoremi e problemi di scienza giuridica», 1971) hace referencia al senso comune, al buon senso. ¿Cuál es su opinión: sensato, se nace, o se hace uno? —Desde mis primeros escritos jurídicos he h e c h o r e f e r e n c i a al « s e n t i d o común», polemizando contra el formalismo y el racionalismo abstracto; de modo p a r t i c u l a r , en mi ensayo sobre Senso comune e scienza giuridica, aparecido en 1966 y reeditado en mi libro Teoremi e problemi di scienza giuridica, de 1971; es un ensayo que escribí aún antes de La struttura del diritto (1.° edición, en 1962), del que anticipé ciertos temas pero que publiqué con posterioridad al libro. Hay en él un requerimiento a la sabiduría, a la «prudencia» que forma, junto al derecho, la jurisprudentia; por lo que pienso que el prudente «se hace», con la mirada abierta al mundo, con el ejercicio de la reflexión dirigida hacia sí mismo, con el frecuente trato con los hombres y con los libros. Z) Y concluyendo. ¿Por qué un filósofo llega a ser un hombre práctico, ocupándose, por ejemplo (como usted expresamente hace, pp. 90 y 91 de «Contributi...») ele la revolución administrativa de la justicia y de el derecho en su aspecto dinámico? ¿Por qué la novísima experiencia de la informática jurídica en su relación con el derecho se ha hecho un área circunscrita, o casi, a los iusfilósofos? —Y concluyamos. El filósofo del derecho debe ser un pensador provisto de un fuerte interés por el derecho, que es un hecho práctico, el conjunto de reglas del comportamiento social expresadas en los símbolos de la norma, la «morfología de la 299 INFORMACIÓN BIBLIOGRÁFICA praxis», como he querido definirlo, esto es, el c o n o c i m i e n t o de las formas del actuar social. En efecto, considero la ley no u n m a n d a t o ni un juicio, sino una información, un mensaje dirigido a aquellos que deben observarla y hacerla observar. El filósofo del derecho tiene aún una visión más amplia del mundo jurídico que la que tenga un jurista positivo limitado en su específica esfera de competencia técnica. Por esto los filósofos del derecho han podido captar la nueva forma de la experiencia jurídica en su mismo nacimiento, sobrepasando la legislación positiva; a ellos toca, en efecto, la tarea de m i r a r hacia los nuevos horizontes de la responsabilidad del hombre. Frosini (catedrático, culto, universitario, elitista en cierto sentido, emotivo, joven de alma, filósofo del derecho, siciliano, encariñado con su familia, viajero, ensayista, amante de la ópera, prudente magistrado, autor prolífico y realista) ha tenido la amabilidad de regalamos algunas consideraciones sobre su vida, su obra, la Universidad y la sociedad de nuestro tiempo, en una muestra de generosidad intelectual y humana que, en nombre propio y en el de sus lectores, de todo corazón agradecemos. Francisco Eugenio DÍAZ GARAU SOBRINO, Federico F. Los efectos de las resoluciones extranjeras en España. Sistemas general y convencional. Editorial Tecnos, S.A., Madrid, 1992, 133 p p . Uno de los aspectos más importantes de la práctica judicial del Derecho internacional privado consiste en que los sujetos del tráfico jurídico extemo van a pre300 t e n d e r , en m u c h a s ocasiones, que las r e s o l u c i o n e s que se d i c t a n sobre esta especialidad jurídica alcancen determinada eficacia en el extranjero. Pero para que la expresada aspiración pueda tener lugar, las resoluciones judiciales en cuestión han de someterse a los trámites y pautas jurídicas {homologación o exequátur) que establezca el correspondiente o r d e n a m i e n t o e x t r a n j e r o . D e b i d o al aumento creciente de la expresada práctica judicial del derecho internacional privado, cada Estado va perfeccionando su respectivo sistema de homologación de las decisiones extranjeras y en el ámbito del derecho convencional la red actual de instrumentos internacionales se ha incrementado y perfeccionado en los últimos años completando así los sistemas particulares de cada ordenamiento jurídico. Un ejemplo relevante del citado esfuerzo convencional en la esfera c o m u n i t a r i a europea lo tenemos en la proyección y el i m p a c t o j u r í d i c o i n t e r n a c i o n a l que ha tenido el Convenio de Bruselas de 1968, sobre competencia judicial y ejecución de resoluciones en materia civil y mercantil. Dada la t r a s c e n d e n c i a j u r í d i c a del tema me ha parecido importante traer al «Boletín de la Facultad de Derecho» (BFD) de la Universidad Nacional de Educación a Distancia (UNED) este breve comentario sobre el libro recientemente publicado por el profesor Federico Garau Sobrino, Los efectos de las resoluciones extranjeras en España. Sistemas general y convencional. Sin duda que la consulta y el estudio de este libro les será de gran utilidad a estudiantes y profesores de Derecho de la UNED. En su Introducción, se expone con claridad el objeto de estudio y se efectúa una delimitación conceptual del mismo, que bien podrían resumirse así: a) en primer lugar, se analizan «los efectos generales derivados del reconocimiento (capítulo 1) y de la declaración de ejecutividad (capítulo 2) de las resoluciones extranjeras, para establecer posteriormente los efectos con-