14.4.- EL BIENIO RADICAL-CEDISTA. REVOLUCIÓN POPULAR DE

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14.4.- EL BIENIO RADICAL-CEDISTA. REVOLUCIÓN POPULAR DE 1934. LAS ELECCIONES DE 1936 Y EL FRENTE
POPULAR.
1.- Primera etapa del Bienio radical-cedista (1933-1934).
En noviembre de 1933 se celebraron las segundas elecciones de la república, sin violencia. La victoria electoral fue
para los partidos de centro-derecha, el más votado fue la CEDA de J.Mª Gil Robles seguido del Partido Radical de A.
Lerroux, al que el presidente Alcalá Zamora encargó la formación del gobierno, que contó con el apoyo de la CEDA.
La llamada a la abstención de la CNT hizo que en las zonas obreras se produjese una alta abstención.
El gobierno de Lerroux llevó a cabo una política contraria a la que se había realizado durante el Bienio reformista. La
reforma agraria quedó paralizada, devolviéndose las tierras a sus antiguos propietarios y expulsando a los miles de
jornaleros que se habían asentado y a los que los terratenientes se negaron a contratar; el clero volvió a ser
financiado por el Estado; se aprobó una ley de amnistía que favoreció a los militares encarcelados por el fallido golpe
de Estado de 1932; se ralentizó la construcción de escuelas y se bloquearon los Estatutos de Autonomía, el proyecto
vasco presentado por el PNV fue paralizado.
En este periodo se produjo una polarización política con la radicalización de las derechas y de las izquierdas. El
incremento de la conflictividad social en las zonas industriales y agrarias latifundistas consolidó a la CEDA y su
juventudes participaban activamente en manifestaciones violentas. Lo mismo hizo Falange Española, que se
fortaleció al fusionarse en 1934 con las JONS, y también practicó una política de violencia callejera y enfrentamientos
con los grupos de izquierda para conseguir sus fines políticos.
Los republicanos se agruparon en nuevo partido Izquierda Republicana. El PSOE y la UGT también se radicalizaron. Lo
que facilitó el comienzo de un movimiento revolucionario, especialmente importante en Asturias y Cataluña.
2.- La Revolución de 1934.
En el mes de octubre se produjo el momento más crítico de la II República, el 4 de octubre de 1934 A. Lerroux formó
un nuevo gobierno, en que se integraron 3 ministros de la CEDA, lo que fue considerado por el PSOE y por Esquerra
Republicana de Cataluña como el triunfo de la derecha más radical e incluso del fascismo, ya que Hitler llevaba más
de un año en el poder y el partido de Gil Robles no ocultaba su admiración por el nazismo. Se desencadenó una
insurrección que venía preparándose desde que en 1933 la derecha ganara las elecciones.
El 5 de octubre UGT convocó una huelga general que tenía un carácter insurreccional. En Madrid, lugar clave, el
gobierno acuarteló a las tropas y se detuvo a las principales dirigentes socialistas y comunistas. En general la huelga
fracasó por dos motivos: no tuvo el seguimiento popular que esperaban las fuerzas revolucionarias y las fuerzas de
orden público y el ejército reprimieron a los huelguistas
En Cataluña la huelga se convirtió en independentista. La noche del 6 de octubre Lluis Companys, de Esquerra
Republicana de Cataluña, proclamó el Estado Catalán dentro de la República Federal española y pidió que Barcelona
fuese la sede de un gobierno provisional de la II República. Un día más tarde, tras bombardear el edificio de la
Generalitat, el ejército controló la insurrección. Se suspendió la autonomía catalana y el gobierno catalán fue
acusado de rebeldía.
Asturias fue el único lugar en el que la insurrección triunfó. Anarquistas, socialistas y comunistas firmaron la Alianza
Obrera, que tenía como fin socializar los medios de producción. Miles de obreros armados controlaron durante 3
días toda Asturias y proclamaron la República Socialista Asturiana. El gobierno, para sofocar la rebelión, envió a los
generales Franco y Goded, con plenos poderes, al mando de tropas de la Legión y Regulares de Marruecos. El 18 de
octubre la insurrección estaba completamente controlada, el balance fue de más de mil trescientos muertos, 30.000
encarcelados y 23 penas de muerte, aunque una 21 de ellas fueron conmutadas, por la presión de los partidos de
izquierda y la decisión del propio presidente Alcalá Zamora.
3.- Segunda etapa del Bienio radical-cedista (1934-1936).
La revolución de octubre de 1934 endureció la política del gobierno. Se suspendió el Estatuto de Cataluña en
represalia por la participación del gobierno catalán en la revolución de octubre y se aprobó una nueva Ley de
Reforma Agraria, que en realidad era una contrarreforma, ya que detuvo el proceso de entrega de tierras y
asentamiento de los campesinos.
El gobierno se encontraba en situación de inestabilidad por los continuos enfrentamientos entre el Partido Radical y
la CEDA, los radicales necesitaban del partido de Gil Robles para gobernar, pero estaban en desacuerdo con muchos
de sus planteamientos, como por ejemplo los nombramientos que llevó a cabo Gil Robles desde el Ministerio de la
Guerra, colocando a militares de tibio apoyo a la República, cuando no abiertamente hostiles, en puestos clave como
Franco que fue designado Jefe del Estado Mayor, Fanjul como subsecretario del Ministerio y Mola como Jefe del
ejército de Marruecos.
En octubre de 1935 el escándalo del estraperlo, autorización de unos juegos de azar (ruleta eléctrica manipulable)
mediante el soborno a algunos políticos del Partido Radical, y el posterior de las indemnizaciones a la naviera del
empresario Tayá, supusieron el fin de la colaboración radical-cedista. A. Lerroux dimitió como presidente del
Consejo de Ministros, disolviendo Alcalá Zamora las Cortes y convocando elecciones para febrero de 1936.
4.- Las elecciones de 1936 y el Frente Popular.
A las elecciones del 16 de febrero el país se enfrentó dividido en 2 bloques irreconciliables. La izquierda, que ya lo
había estado en la campaña proamnistía de los represaliados de la revolución del 34, acudió unida en el llamado
Frente Popular, formado por Izquierda Republicana, Unión Republicana, PSOE, PCE, Partido Sindicalista y POUM; la
CNT no se sumó al Frente pero tampoco fue beligerante lo que probablemente hizo que muchos anarquistas que
tradicionalmente se abstenían votaran. Su programa mínimo era reformista, aspiraba a poner de nuevo en marcha
los grandes cambios del bienio republicano-socialista, además de conceder una amnistía a los represaliados de la
revolución de 1934. En Cataluña los nacionalistas se unieron dando lugar al Front d’Esquerres de Cataluña, liderado
por Companys y Esquerra Republicana.
Los partidos conservadores y monárquicos, aunque en varias provincias mantuvieron más de una candidatura,
también se presentaron unidos en el llamado Frente Nacional Contrarrevolucionario, liderado por la CEDA. Su
principal mensaje era identificar al Frente Popular como un pacto bolchevique que acabaría con la República.
El resultado de las elecciones dio la victoria en escaños al Frente Popular, aunque los partidos de centro y derecha
habían obtenido más votos. La CEDA logró 101 escaños, el PSOE 88 e Izquierda Republicana 79.
Manuel Azaña presidió el primer gobierno del Frente Popular, que estaba formado por Izquierda Republicana y
Unión Republicana. Sus primeras decisiones fueron: decretar una amnistía para todos los represaliados de la
Revolución de octubre del 34 y se repuso en sus puestos a los funcionarios expulsados; se restauró el Estatuto de
Autonomía de Cataluña y Luis Companys, tras su liberación, volvió a ser proclamado presidente de la Generalitat,
reiniciándose el proceso de discusión de los estatutos del País Vasco y Galicia; se retomó la reforma agraria de 1932,
aunque en muchos lugares de Andalucía y Extremadura los jornaleros ocuparon los latifundios.
El 7 de abril el Congreso destituyó a Alcalá Zamora como presidente de la república, eligiendo un mas después (10
de mayo) en su lugar a Manuel Azaña. La negativa del PSOE, por la presión de sector más izquierdista liderado por
Largo caballero, a entrar en el gobierno hizo que Azaña nombrase uno formado solo por republicanos de izquierda
presidido por Casares Quiroga.
En la primavera de 1936 la vida política y social de España se deterioró con un aumento del terrorismo y violentos
enfrentamientos entre los grupos radicales de la derecha y la izquierda. Desde marzo un grupo de generales,
dirigidos por Mola, preparaban un golpe de Estado contra el gobierno de la república. Los primeros días del verano
fueron muy convulsos con continuos rumores de golpe de Estado; dos asesinatos fueron el último desencadenante
de la Guerra Civil, el 12 de julio unos pistoleros derechistas acabaron con la vida de José del Castillo, teniente de la
Guardia de Asalto, dos días después moría asesinado a manos de varios guardias de asalto el líder y diputado
derechista José Calvo Sotelo. Pese a esos rumores de golpe de Estado el gobierno de Casares Quiroga se mantuvo
inactivo y el inicio de la rebelión del ejército de Marruecos el 17 de julio le pilló desprevenido.
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