EDUCACION POPULAR LATINOAMERICANA, PRINCIPALES RETOS Y PERSPECTIVAS FELIX CADENA B. Introducción El desarrollo de este apartado del presente Informe, conforme a los propósitos del mismo, lo hemos estructurado en dos partes. En la primera hacemos una sintética panorámica de la evolución que ha tenido en los últimos cincuenta años la Educación Popular (EP) en nuestra región latinoamericana y en la segunda desarrollamos el tema de Aprender a Emprender, en tanto que el principal reto a que puede avocarse la EP en el actual contexto de globalización excluyente. En la panorámica no aportamos cifras y datos sobre las diversas formas de exclusión que provoca el modelo de globalización que se nos ha impuesto, ya que de alguna manera están en el primer capítulo de este informe y nos centramos sobre todo en caracterizar el proceso de construcción que ha venido desarrollando la EP y algunos antecedentes relevantes lo cual favorecerá el ubicar y aportar a la propuesta que hacemos. Lo aquí vertido no es producto de un esfuerzo de análisis bibliográfico. Sin desconocer los importantes enriquecimientos que hemos recibido de múltiples escritos de autores de la región latinoamericana y de fuera de ella, el texto tiene como referencia principal las reflexiones sobre la praxis que hemos desarrollado en los último treinta años, desde una ONG: Fundación Latinoamericana de Apoyo al Saber y a la Economía Popular (FLASEP) tanto en México, como en LA, en tanto que socios fundadores del Consejo de Educación de Adultos para América Latina CEAAL . 1. Panorámica de la educación Popular en América Latina 1.1.Su despliegue La fuerte presencia de la corriente de la Educación Popular (EP) en la región latinoamericana se inició en la segunda mitad del siglo pasado. El factor principal fue la importante contribución del educador brasileño Paulo Freire, al formular profundos cuestionamientos a la concepción bancaria, acrítica y alienante del paradigma bajo el cual se operaban la mayoría de los programas de Educación de Adultos, sobre todo aquellos que tenían como destinatarios a individuos de sectores populares. El hecho de que su crítica vino acompañada con una lúcida alternativa, que procedía de la reflexión y sistematización de su práctica con las comunidades empobrecidas del nordeste brasileño y de otras latitudes de América Latina y posteriormente de África, aseguró el impacto al nivel de la región latinoamericana. El carácter emancipador de las propuestas metodológicas y conceptuales que proponía, congruentes con una concepción humanitaria y solidaria del cambio social, implicaba reconocer en el adulto no a un pasivo recipiente de contenidos educativos, sino a un sujeto con capacidad creativa, que ya posee conocimientos, saberes y voliciones que ha construido y adquirido a lo largo de la vida, así como el hecho de que vive en un contexto determinado en el cual interactúa y que tiene necesidades y anhelos que han de ser considerados en todo proceso educativo: “Cuando la separación entre pensamiento, lenguaje y realidad ya no existe, entonces ser capaz de leer un texto implica una ‘lectura’ del contexto social de donde proviene. No basta saber mecánicamente el significado de ‘Eva vio el viñedo’. Es necesario saber: qué posición ocupa Eva en el contexto social, quién trabaja en el viñedo y quién se beneficia con este trabajo. Aquellos que defienden la neutralidad de los programas de alfabetización de adultos tienen razón en acusarnos de actos políticos cuando intentamos clarificar la realidad en el contexto de dicho programa. Pero también falsifican la verdad al negar el aspecto político de sus propios esfuerzos para maquillar la realidad”1 Sus primeras obras clásicas; Pedagogía del Oprimido y La educación como práctica de la libertad, vinieron con gran pertinencia a ofrecer una mediación por la cual muchos activistas sociales, sobre todo jóvenes profesionistas, podían ubicarse en una práctica concreta de compromiso con el cambio social. A inicios de los sesenta se contaba ya con datos y análisis que permitían concluir que el subdesarrollo de nuestras naciones latinoamericanas no significaba simplemente que estaban en su etapa de “juventud” y llegarían gradualmente a ser adultas o “desarrolladas”, sino que ese subdesarrollo era, en gran medida, sólo la otra cara del desarrollo de que gozaban las naciones desarrolladas. Esto generaba una fuerte motivación hacia un cambio radical en varios sectores de nuestras sociedades. A pesar del reciente triunfo de la Revolución Cubana y de la fuerza relativa que tenía el bloque de países del socialismo real, muchos de esos activistas, aunque buscaban un cambio de tipo estructural, no estaban convencidos de optar por la vía armada. Algunos por razones éticas, otros por razones de eficacia en los resultados o por la escasa viabilidad dada la correlación de fuerzas. De ahí la importancia de contar con herramientas para favorecer el desarrollo de la conciencia crítica de los miembros de comunidades y organizaciones de los sectores populares de América Latina y viabilizar su movilización, no tanto en estrategias de vanguardias heroicas, sino en la constitución de bloques históricos que conformaran la masa crítica de procesos de cambio en los que se lograra armonizar con equidad los intereses y expectativas legítimas de los diversos sectores de la sociedad. Paulo Freire, ¿Son neutrales los programas de alfabetización?.in “A turning point for literacy Leon Bataille.(ed) Ediciones Oxford Pergamon Press, 1976.pp 195-200. 1 Es importante consignar que la Educación Popular, lo mismo que otros esfuerzos con carácter emancipador, tuvieron antecedentes importantes. Algunos de los más relevantes fueron: Desde el siglo XVI, durante la colonización de nuestro continente, algunos misioneros llevaron al cabo proyectos de evangelización basados en procesos de educación y acción, con un profundo contenido de resistencia frente a la explotación de los indígenas, incluso impulsando iniciativas liberadoras. En el caso de México desataca el trabajo de Vasco de Quiroga con los indígenas tarascos en la región de Pátzcuaro, Michoacán. En el inicio del siglo XX, en algunas de las parroquias de nuestros países estaban al frente sacerdotes que realizaban proyectos de pastoral social para lo cual aplicaban la metodología de la JOC (Juventud Obrero Cristiana), procedente sobretodo de movimientos sociales de inspiración cristiana de España, Francia y Alemania, que se sintetizaba en la frase: “Ver, Juzgar, Actuar”. Esta metodología aportó importantes resultados que se tradujeron en la constitución de cooperativas agrícolas, cajas populares de ahorro y crédito y otras figuras asociativas de cooperación para superar retos que enfrentaban los sectores populares en el campo y en las urbes. Estas organizaciones, en muchos de nuestros países, han sido la base para interesantes iniciativas de carácter emancipador. En otros contextos se dieron experiencias muy cercanas al pensamiento freiriano, en cuanto a sus propósitos y metodologías. De ellas destacamos por las consecuencias que han logrado, la de los países nórdicos, como la del movimiento “La civilización en el hogar” de Finlandia, y los “Círculos de Cultura” de los campesinos suecos, que inspirados en principios de auto-educación y con un fuerte sentido de solidaridad, involucraron a amplios sectores de la población en un trabajo educativo horizontal, llevando a cabo prácticas que no se limitaban a la adquisición de conocimientos, sino que incluían acciones organizadas para la superación de muchos de los condicionamientos que mantenían en la pobreza a amplios sectores de la población. Lo anterior fue base importante para los posteriores pactos sociales que permitieron a esos países el que actualmente estén entre los primeros lugares en calidad de vida, de respeto a los derechos humanos y de contribución a la cooperación internacional para el desarrollo. En Estados Unidos, durante la gran depresión del 29, el educador Miles Norton y su equipo, llevaron a cabo trabajos educativos con desempleados, con alto contenido de concientización y de promoción de la organización para enfrentar los efectos del desempleo y la crisis económica. Posteriormente a partir de la creación del Highlander Center en las montañas Rocallosas, continuaron ese tipo de actividades tanto con comunidades de mineros pobres como con sindicatos poderosos como el del acero, aplicando principios semejantes a los que Freire logró concretar en su praxis y en sus publicaciones. Distinguidos líderes del movimiento obrero y de la lucha por los derechos civiles y contra la discriminación racial, como Martín Luther King, se contaron entre los asistentes a su eventos formativos. La EP tuvo una rápida aplicación en la mayoría de los países de la región latinoamericana en los siguientes años. Sin embargo, en muchos casos la práctica educativa se reducía a trabajar en una especie de círculos de formación política en los que se destacaba el análisis sobre los mecanismos y procesos de dominación, explotación y/o dependencia, que aquejaban a las comunidades y grupos sociales. El propósito de “concientizar” primaba sobre el desarrollo de capacidades para la acción transformadora. Este enfoque limitado fue objeto de críticas del propio Freire, que destacaba el contenido de propuesta y no sólo de denuncia de su metodología. En otros casos, se recuperaron muchas de las técnicas de dinámicas de grupos que se aplicaban en la época, principalmente en la formación de dirigentes empresariales, para favorecer el trabajo en equipo y el desarrollo de liderazgos individuales y se publicaron manuales que, si bien en parte llenaban vacíos en la instrumentación que requería la aplicación de los principios freirianos, llevaron a un reduccionismo y frecuentemente los programa de EP se limitaban a la aplicación de esas técnicas participativas. 1.2. El aporte de la Investigación-Acción Participativa A fines de los setenta, varios académicos comprometidos con el cambio social, como el brasileño Carlos Brandau y el colombiano Orlando Fals Borda (Causa popular, ciencia popular 1978), entre otros, hicieron una crítica a la investigación que sobre realidades concretas hacían la mayoría de los científicos sociales, en las cuales el criterio de validez era la aplicación de principios metodológicos y no la validación que pudieran darle los propios investigados, que convertidos en “objeto” de investigación no participaban ni para recibir los resultados de las investigaciones. La estrategia metodológica que propusieron fue la “Investigación-Acción-Participativa”. Esta se constituyó en el principal recurso para una plena instrumentación de los principios de Freire y para llevar a cabo proyectos de educación popular que realmente estuvieran vinculados a los intereses y a los procesos concretos de las comunidades y organizaciones populares con las que se trabajaba. En esta época, el Consejo Internacional de Educación de Adultos ICAE, conducido por el canadiense Bud Hal, quien había participado en la relevante campaña nacional de educación de adultos que realizó el Presidente Nyerere en Tanzania a principio de los años setenta, impulsó una red de IAP, en la que participaban principalmente educadores e investigadores latinoamericanos. En una de las sesiones de esta red, realizada en la sede del Centro de Estudios Económicos y Sociales del Tercer Mundo en la ciudad de México en Enero de 1978, un grupo de estos educadores decidimos crear el Consejo de Educación de Adultos de América Latina (CEAAL). Este Consejo, al cual se invitó y aceptó presidir Paulo Freire, trabajó sobre la base de redes que además de su carácter horizontal, tenían referencias temáticas y actores concretos, como: Paz y Derechos Humanos, Equidad de Género, Comunicación Popular, Alfabetización, entre los principales. Los resultados fueron positivos, ya que permitían el encuentro entre educadores de diversos países, quienes frecuentemente se encontraban un tanto aislados en sus propios espacios de acción, con fuertes dudas sobre la identidad de su rol y sobre la consistencia de su trabajo. La construcción colectiva del espacio que significaban las redes y su operación, fue en si misma un aporte importante, que ha podido ser trasladado a otros campos de la promoción popular. Para hacer mas consistentes los intercambios y sobre todo para recuperar y apropiarse del saber que se generaba en las prácticas emancipadoras y con él construir nuevas herramientas de trabajo, este Consejo impulsó entre sus líneas de acción una nueva modalidad en la Investigación Acción Participativa: la sistematización de la práctica. Con una versión básica de esta metodología (La sistematización como creación de saber de liberación, CADENA, 1984), se realizaron talleres en casi todos los países de América Latina, difundiendo su contenido y promoviendo que la sistematización fuera un componente permanente de toda metodología de EP. Esto favoreció un nivel mas consistente de los intercambios, a la vez que la consolidación de las prácticas de EP. Otro aspecto que favoreció la consolidación de la EP fue que el CEAAL era estatutariamente una regional del ICAE, que a su vez tenía en los diversos continentes otros organismos regionales afiliados. Esto permitió un ágil intercambio con practicantes de la EP en diversas latitudes, con útiles resultados para todos, los cuales se reflejaron no sólo en la vida de las redes latinoamericanas, sino en el fortalecimientos de redes nacionales de ONGs. Aunque con menor impacto, en este campo, otras redes latinoamericanas como la Asociación Latinoamericana de Organismos de Promoción (ALOP), ayudaron al intercambio y confrontación tanto de ideas como de prácticas. El decenio de los ochenta vio multiplicarse el número de proyectos y de redes nacionales de EP. Un factor importante fue la credibilidad que este tipo de praxis logró ante organismos públicos y privados de cooperación al desarrollo, sobre todo de Canadá, de Holanda, de Alemania y de los países nórdicos. El esfuerzo por recuperar y sistematizar las experiencias permitió contar con amplios repertorios de casos con buenos resultados cuyo éxito recaía sobre todo en el compromiso con que se vinculaban a las necesidades reales de los sectores populares, a su consistencia metodológica y consecuentemente al buen nivel de participación de éstos , mas que en las características del contexto nacional, ya que se desarrollaban proyectos exitosos tanto en la Nicaragua Sandinista, que bajo el régimen del genocida dictador Pinochet. Algo que es importante resaltar, es el débil encuentro y a veces hasta desencuentro, entre las expresiones orgánicas del movimiento de los trabajadores, particularmente las sindicales, con el movimiento de EP. Quizá parte de la explicación esté , por un lado en el hecho de que la mayoría de los sindicatos se manejan con prácticas verticales y aun autoritarias y la participación directa ha sido relegada o limitada al asambleísmo, lo que contrasta con la fuerte implicación horizontal que exigen los procesos de EP. Por otro lado, la larga tradición de programas educativos en el mundo sindical ha estado centrada principalmente en tres vertientes: formación de cuadros, capacitación técnico-productiva y programas compensatorios de educación básica, los cuales se manejan generalmente con concepciones pedagógicas tradicionales. También ha influido, quizá, el gran peso que se da en el sindicalismo a los procesos formales de legitimación de la representatividad, en tanto que las ONGS se adjudican a si mismas y con su práctica el espacio de representatividad que pretenden. Se afirma frecuentemente que la caída del muro de Berlín y la consecuente degradación de la URSS y las experiencias de socialismo real, dejaron huérfanos y desolados a los militantes de un cambio “de izquierda”. Es real que esto sucedió en quienes habían interiorizado la propuesta marxista del cambio revolucionario como la principal opción. Sin embargo, para muchos de los educadores populares, que valoraban la producción teórica del marxismo para explicar la dinámica de nuestras sociedades, no necesariamente concedíamos el mismo alcance a las propuestas para su transformación, al notar que en las experiencias de los socialismos reales, los grupos dirigentes no lograban solucionar la tensión entre la justicia social y las libertades democráticas, así como el consecuente carácter autoritario y vertical con que se intentaba construir las nuevas sociedades. Por tal razón, esos trascendentales hechos con que culminaba la Guerra Fría, no desmovilizaron a la EP, como si sucedió en otros espacios de quehacer emancipatorio. 1.3. La incidencia en las políticas públicas A pesar de la multiplicidad de interesantes experiencias, promovidas sobre todo por ONGs, en los años ochenta, al iniciar el decenio de los noventa, se constató que era indispensable incidir con peso gravitante en la formulación y ejecución de políticas públicas en materia de educación de adultos y programas de desarrollo social y desarrollo local. Se contaba ya con el aprendizaje de los aciertos y errores de campañas nacionales de alfabetización de Nicaragua y de Ecuador, realizadas con amplia participación de educadores populares y a la vez, se empezaban a dejar sentir los efectos de la imposición del modelo neoliberal, que entre otro de sus propósitos desmovilizadores de las fuerzas progresistas, preconizaba la reducción de la intervención del Estado en la responsabilidad de ser conductor de procesos de desarrollo para beneficio de la población y enfocaba los programas sociales a cumplir el papel de ambulancia de los lesionados por las políticas económicas. Por otra parte, los fondos para la cooperación al desarrollo se fueron reduciendo y condicionando. En este decenio de los noventa, las redes tanto nacionales como continentales de EP incluyeron en su planeación estratégica el incidir en la formulación y ejecución de políticas públicas. Se tomaron varias medidas, en unos casos al nivel de los gobiernos nacionales, integrándose como asesores en los ministerios de Educación, y especialmente participando en las conferencias internacionales y otros eventos relevantes de los organismos intergubernamentales que inciden en la materia, principalmente la UNESCO. Es de resaltar que esta buena interacción entre UNESCO y el movimiento y redes de EP permitió que muchas de las propuestas y políticas en materia de Educación de Jóvenes y Adultos, que recogían el aprendizaje y las reflexiones generadas en experiencias de EP llevadas a cabo por ONGs, fueran incorporadas en declaraciones y en textos programáticos de esos organismos intergubernamentales. Al respecto, y como muestra, mencionaremos los siguientes dos hechos: A.- La 5a. Conferencia Internacional de Educación de Adultos, CONFINTEA V, celebrada en Hamburgo del l2 al l4 de agosto de 1987, en lugar de haberse realizado, como otras conferencias de los organismos especializados de la ONU, con un evento paralelo de carácter contestatario, fue precedida de reuniones nacionales y regionales en las cuales, con una amplia participación de ONGs, se identificaron y maduraron los tópicos que conformaron el eje de los debates y los productos resultantes de estos, como fue la “Agenda para el Futuro”, cuyos principales tópicos muestran la incidencia de la EP: Tema 1. Educación de adultos y democracia: los retos del siglo XXI Tema 2. Mejorando las condiciones y la calidad de la educación de adultos Tema 3. Asegurando el derecho universal a la alfabetización y la educación básica Tema 4. Educación de adultos, igualdad de género y empoderamiento de la mujer Tema 5. Educación de adultos y el cambiante mundo del trabajo Tema 6. Salud y población Tema 7. Educación de adultos, medios culturales y nuevas tecnologías de información Tema 8. Educación de adultos para todos: los derechos y aspiraciones de los diferentes grupos Tema 9. La economía de la educación de adultos Tema 10. Gestionando cooperación internacional y solidaridad B.-Esta misma interacción llevó a que los documentos resultantes de reuniones como la Conferencia de Ministros de Educación, en Cochabamba en marzo del año 2001, a pesar de su carácter oficial, estuviera impregnada de un claro sentido crítico de la situación de la educación de adultos y de la población objetivo de estos programas, lo cual contrasta con muchos otros documentos de organismos públicos e intergubernamentales en otros campos, en que se maquilla la realidad y se magnifican los logros. Esta tendencia se basa en la convicción de que cada vez más la educación constituye una trinchera en la que se enfrentan las opuestas visiones sobre el desarrollo de nuestras sociedades. Paralelamente al avance de las políticas neoliberales con que se está impulsando el actual modelo de globalización, que buscan la mercantilización de la educación, los educadores populares se insertan en gobiernos locales, llevando al cabo experiencias de desarrollo local basadas en la metodología de la EP y la IAP, que precisamente muestran la validez de la consigna de los dos eventos del Foro Social Mundial en Porto Alegre (2002): “Otro Mundo es Posible”. Efectivamente, el último decenio del siglo pasado evidenció cómo ese proyecto ideologizante de la globalización neoliberal ha querido hacer creer que no existe otra alternativa al mismo, cuando está plagado de sofismas, verdades a medias y con resultados nefastos directamente para la mayoría de la población y aun indirectamente para un gran número de los beneficiarios abusivos de este modelo. En el apartado siguiente se describen algunas de las alternativas y las perspectivas de otras con mayor alcance, a las cuales está contribuyendo la EP latinoamericana. 1.4.Principales retos y perspectivas de la EP al inicio del tercer milenio Presentar los principales retos y perspectivas en este campo, naturalmente que no es un ejercicio muy estricto con resultados unívocos. Depende de la propia visión de quien hace el análisis, de ahí las limitantes de la perspectiva que ofrecemos a continuación, que de alguna manera está paliada por el hecho de que siempre hemos buscado dar vigencia al principio de “actuar local, pero pensar y actuar global”. Los retos prioritarios los vamos a agrupar en dos tipos: a) en cuanto al ámbito de incidencia, y b) los de índole metodológica. En el ámbito de incidencia, los tres principales son, a juicio nuestro: A. Contribuir a la construcción de alternativas al modelo de globalización excluyente, particularmente, impulsando prácticas y procesos de economía social o de solidaridad. B. La democratización y consolidación de los gobiernos locales C. La incidencia en las políticas públicas a nivel local, nacional e internacional. Esto no deja lado temas tales como la Equidad de Género, el Medio Ambiente, o la defensa de la Paz y los Derechos Humanos, sino que éstos los consideramos, como lo ha hecho el CEAAL (Revista LA PIRAGUA no. 17 1999), como “ejes transversales” de todo quehacer de EP, insoslayables en cualquiera de sus prácticas concretas. En cuanto a lo metodológico: A. Contar con un mejor instrumental para lograr el desarrollo real de competencias colectivas, únicas que pueden lograr el propósito de contribuir a la construcción y consolidación de sujetos colectivos con vocación y aptitudes emancipadoras. B. Incorporar los aportes de la formación en alternancia, desarrollados sobre todo en Francia por el educador Bertrand Schwartz, los cuales permiten una mejor aplicación de técnicas formativas tanto en trabajo presencial “en aula”, como en el espacio y procesos concretos de trabajo. C. Avanzar hacia la certificación de competencias laborales y sociales, que favorece el que a la gente se le reconozca lo que sabe hacer, sin importar como lo adquirió, a la vez que homologa los niveles de aprendizaje de una manera consistente, facilitando la evaluación de la calidad de los procesos formativos y de sus resultados. D. Incorporar acertadamente las innovaciones válidas de las tecnologías virtuales y de formación a distancia, sin perder la riqueza de la atención presencial y el carácter dialógico de la EP. Esto abre un reto específico como lo es la formación de los tutores que requieren estas tecnologías. E. Incorporar el enfoque de “Pedagogía de Proyecto” en el quehacer educativo, ya que el fortalecer las capacidades que exige cada uno de los componentes del proceso de formulación de un proyecto, es clave para desarrollar un pensamiento prospectivo y estratégico, indispensable en todo quehacer emancipatorio. Por la importancia estratégica actual que concedemos a la construcción de alternativas a la globalización excluyente, haremos en el siguiente apartado una descripción más detallada de una propuesta para asumir ese reto, mediante la creación de oportunidades de empleo digno y la creación de un sector de economía de solidaridad. 2. APRENDER A EMPRENDER 2.1. La carencia de empleo digno y remunerador, principal consecuencia del actual modelo El ciclo de aparente legitimidad con el cual se instauró el modelo de globalización excluyente que hemos padecido la mayoría de la población en los últimos 20 años, se ha agotado, en cuanto a su pretensión de ser una alternativa –la única, según sus impulsorespara lograr un crecimiento económico constante y equilibrado. Esto no quiere decir que creamos que los principales beneficiarios del modelo, particularmente las elites financieras, los dirigentes de un pequeño número de empresas transnacionales y grupos de políticos-empresarios de algunos países, no hayan incrementado notablemente su riqueza y poder. Somos concientes de que la globalización es un fenómeno de civilización que lleva varios siglos y de que, como acertadamente lo destaca el premio Nóbel Amartya Sen en su artículo “Cómo juzgar la globalización” (2002), esta es resultado de interacciones a partir de diversos polos y no solamente a partir de occidente. Por ejemplo, a principios del mileno pasado, la alta tecnología incluía la elaboración de papel, la imprenta, el arco, la pólvora, la brújula y la hélice, entre otros que, originados en China, en esta época eran trasladados por procesos de globalización a occidente; lo mismo que sucedió después con los aportes sustanciales a las matemáticas provenientes del mundo árabe. El autor enfatiza además, y coincidimos en ello, que iniciativas por detener la globalización serán infructuosas, ante la vocación humana de interactuar en las diversas dimensiones de la realidad. Sin embargo, las expresiones concretas del actual modelo de globalización, como se presenta con sus secuelas de exclusión y empobrecimiento de millones de seres, el deterioro constante del medio ambiente, la creciente inequidad en los frutos de la actividad económica, la vulneración de principios de convivencia, que lleva a fundamentalismos e irracionalidades de todo tipo, incluyendo las guerras genocidas contra los pueblos afgano y palestino, así como la impunidad de quienes tienen el poder de inducir y conducir el actual modelo, no sólo son parte de un debate ideológico, sino evidencias fácticas, con datos duros, que aunque se busca cada vez mas manipularlos en los medios masivos, ya son parte de la conciencia de cambio que afortunadamente ha permeado en la mayoría de la población mundial. Lo anterior plantea retos emergentes a diversos actores. En particular, algo que impacta a la mayoría de la población y consecuentemente a quienes como educadores populares, estamos comprometidos en la construcción de un mundo mejor, es el deterioro en la cantidad , la calidad y la permanencia en el empleo. El desempleo abierto ha aumentado en los últimos veinte años, tanto en los países con mayor crecimiento económico como en los denominados subdesarrollados. Consecuentemente, el incremento en el autoempleo en actividades del sector informal de la economía. La mayoría de los trabajadores recibe salarios muy bajos, muchas veces menores a lo que recibían por realizar la misma actividad hace veinte años. El porcentaje de trabajadores con seguridad social ha caído notablemente, lo cual junto con la privatización de las instituciones del sector, hacen menos accesible a los trabajadores este tipo de servicios. La participación del factor trabajo en el PIB de la mayoría de los países, registra un descenso constante. Existen varias causas: El gran crecimiento de la capacidad productiva lograda con las nuevas tecnologías, tanto las duras como las llamadas blandas, que emplean cada vez menos trabajo humano. La polarización radical del ingreso, que drásticamente reduce la capacidad de la mayoría de la población para adquirir los satisfactores generados con esas tecnologías, lo cual a su vez reduce el tamaño de los mercados. Las prácticas especulativas financieras que se llevan a cabo en las bolsas de valores, hacen más caro el costo del dinero y consecuentemente también el de los bienes y servicios que requieren financiamiento; además limitan las oportunidades de inversión productiva. La indiscriminada apertura de las fronteras comerciales de los países subdesarrollados, que inundan sus mercados locales con productos baratos destruyendo empresas locales y dañando cadenas y tejidos productivos. Los impactos del desempleo son muchos: A nivel individual, además de obstruir al principal medio legítimo de obtener bienes para satisfacer las necesidades de la existencia, provoca ansiedad, inseguridad y baja autoestima en quien lo padece. A nivel familiar, favorece las tensiones y el colapso de las estructuras y relaciones familiares. A nivel comunitario, frena el desarrollo, porque el principal recurso con que cuentan: la fuerza y capacidad creativa del ser humano se encuentran sub-utilizados y por lo tanto la mayor parte de los otros recursos no pueden ser bien aprovechados. A nivel nacional, además del consecuente empobrecimiento de la mayoría de la población, provoca que se aumenten las tensiones y contradicciones, porque hace evidente lo injusto de esa Economía , lo que induce a actos de rebeldía, delincuencia y desestabilización. 2.2 Posibilidades de la Educación Popular como componente de estrategias generadoras de empleo digno. Frente a la ominosa crisis que se ha impuesto a la mayoría de la población de nuestros países, por parte de las elites político financieras y transnacionales, las iniciativas y proyectos inspirados en los principios y las estrategias metodológicas de la educación popular, pueden hacer importantes contribuciones; no sólo para resolver la necesidad existencial de tener una ocupación productiva sino, al mismo tiempo, para avanzar en logros estratégicos basados en la promoción de unidades productivas de Economía Social, que consoliden procesos de desarrollo micro regional endógeno y permitan la conformación de un consistente sector social de la economía en nuestros países y a nivel latinoamericano La falta de compromiso real y sostenido de los programas gubernamentales con el bienestar de la población, las embestidas ideológicas de quienes se oponen a la existencia de un sector social y las propias debilidades que han mostrado muchos de los proyectos de éste, lo hacen aparecer en la mayoría de nuestros países, como un conjunto de iniciativas marginales, informales, con baja productividad y calidad. Esta es la visión que ha de superarse. Para ello, es fundamental que estas unidades productivas no estén aisladas, sino que constituyan redes que den al tejido productivo una pluralidad de enfoques, realmente orientados a lograr el desarrollo de una economía plural e incluyente que responda de manera justa, con equidad y sustentabilidad a los diversos intereses y necesidades de la sociedad nacional y no sólo a los de pequeños grupos abusivamente privilegiados. Para explicitar lo anterior vamos a desarrollar esta propuesta considerando 4 dimensiones: A.-Teórico – conceptual B.- Política C.- Metodológica D.- Estratégica E.- Operativa A.- DIMENSION TEORICO-CONCEPTUAL Uno de los principios teóricos de la Educación Popular, que se ha validado en las experiencias desarrolladas durante los últimos 30 años es que se trata de un tipo particular de praxis que: A. No se reduce a ser sólo actividad típica de educación, sino que integra muchas otras prácticas sociales que aun cuando buscan un efecto formativo, rebasan con mucho esta dimensión. En este sentido, la Educación Popular, no es una educación para la acción de transformar la realidad, sino esencialmente un conjunto de acciones transformadoras de la realidad, que educan y que tiene un impacto político. B. Un elemento básico del esfuerzo de transformación es la consolidación de sujetos colectivos con el poder y las capacidades, que les permita ser emprendedores de proyectos acordes a sus intereses, con una vocación y aptitudes emancipadoras. Este resultado prioritario de contribuir a la construcción de este tipo de sujetos, impacta el mundo de las relaciones de poder y por ello hacemos la afirmación del impacto político. En el trascendente informe elaborado por la UNESCO para orientar la educación del Siglo XXI: “La Educación encierra un tesoro” (1995), coordinado por J. DELORS, se postuló que la educación del presente milenio deberá tener como pilares cuatro propósitos básicos: APRENDER A APRENDER. APRENDER A HACER. APRENDER A SER y APRENDER A COMPARTIR, entendido esto último como el aprender a vivir en común bajo principios de cooperación, de respeto y de solidaridad. Reconociendo que esos cuatro postulados son fundamentales, nosotros planteamos que en el caso de sociedades como las latinoamericanas, en las que una amplia proporción de la población ha vivido durante siglos bajo relaciones de subordinación, adquiere gran relevancia el que desarrollemos nuestras capacidades para emprender. Esto, entendido en el sentido mas amplio, pues no se trata sólo de ser emprendedor en cuanto a ser empresario, sino en desarrollar las capacidades necesarias para definir y emprender nuestros propios proyectos: de vida personal, de familia, de actividad productiva, de comunidad, de nación y aun de entorno global. En esta concepción, la capacidad de emprender un negocio para producir y/o distribuir bienes o servicios, implica ubicar esas actividades empresariales bajo una lógica diferente de la que orienta a la mayoría de los actores de la iniciativa privada y de las escuelas de Administración de Empresas, que se ubican bajo el paradigma del empresario como guerrero, que ha utilizar las artes de la guerra para conquistar mercados y para destruir al competidor. El tipo de emprendedor que buscamos ser e impulsar, está basado en una concepción ética de este quehacer, en el cual el valor de la cooperación solidaria y el principio de tratar al otro como quisiéramos ser tratados son fundamentales. Hay quienes piensan que es ingenuo participar en actividades económicas bajo estos principios. Afortunadamente cada vez hay mas experiencias concretas en las cuales la solidaridad no sólo está como marco ético, sino que se convierte en un factor mas del proceso productivo, permitiendo lograr resultados difíciles de alcanzar si no se contara con él. Un ejemplo es el uso de moneda propia, o la construcción de cadenas productivas que articulan a microempresas del sector social. El otro elemento del cambio paradigmático para viabilizar la necesidad de desarrollar e impulsar un sector de economía de solidaridad, es el de acabar con algunos mitos que han permitido el nivel de desigualdad y abuso en que actualmente vivimos y de los cuales ha hecho un uso abusivo el actual modelo neoliberal : El mito de “la mano invisible” que pretendidamente regula los mercados y el equilibrio entre la oferta y la demanda y el mito de que primero hay que crear la riqueza y después distribuirla, bajo la fantasía del “trickle down” o escurrimiento. En cuanto al primero, ya sabemos que las naciones del Norte, al mismo tiempo que nos proponen la apertura de nuestras fronteras y la eliminación de subsidios, ellos hacen lo contrario, o bien formulan argumentos falaces, sólo sostenidos por la fuerza, para proteger a sus productores locales. Ejemplo de esto son el boicot que por años han hecho para la libre comercialización del atún mexicano o del acero brasileño o el retraso de mas de seis años el libre tránsito de los transportistas mexicanos en las carreteras de EUA, o peor aun, que han impulsado acuerdos como el TLC, que favorece la libre circulación de mercancías, o de bussinesman, pero que criminalmente reprimen el libre tráfico de la mano de obra, lo que en el caso de México ha significado que cada año mueren mas mexicanos intentando cruzar la frontera de EUA, que todos los alemanes que murieron intentando cruzar el Muro de Berlín durante la guerra fría. En cuanto al segundo mito, existen ya estudios actuales (1) para mostrar como la hipótesis de que concentrando apoyos y facilidades en zonas determinadas a pequeños grupos de empresarios y financieros, generaría excedentes que permitirían , como “ondas en el agua” ir ampliando los beneficios de la actividad económica a cada vez mas personas. Sin embargo, lo que ha pasado en la realidad es que la riqueza generada no solo no se distribuye de una manera equitativa y con efectos de escurrimiento, sino cada vez mas es lo contrario, depreda a los pequeños productores, al ambiente, destruye cadenas productivas, encarece los créditos y la mayor parte de la riqueza se va a unas cuantas manos, que adicionalmente no la reinvierten, sino la depositan en paraísos fiscales, ya que se elude al máximo pagar impuestos. Elemento fundamental para asegurar que se cree y se reparta al mismo tiempo la riqueza. es que amplios sectores del tejido productivo estén constituidos por empresas de sector social, en las cuales sean los trabajadores los dueños de los medios de producción. Y en el resto de la economía existan y se respeten leyes para que cada uno de los factores de la producción reciba la renta que le corresponde en términos de equidad; y finalmente, que a través de la acción redistributiva del sistema fiscal, se evite la polarización del ingreso y se asegure servicios de bienestar para toda la población, en tanto que un derecho y no una dádiva compensatoria por las lesiones de la actividad económica. B. DIMENSION POLÍTICA: LA CONSTRUCCIÓN DE SUJETOS COLECTIVOS Visto desde esta perspectiva, se trata de que los proyectos de Economía Popular, además de generar bienes y servicios de calidad a precios justos, sean oportunidad de producir Democracia, tanto en el nivel micro como en el macro. En el nivel micro, al interior de la empresa, las prácticas autogestivas, consustanciales a este tipo de proyectos, serán productoras de Democracia en las relaciones de trabajo y en la distribución de los frutos del mismo, lo cual genera un aprendizaje y una sensibilidad, que indudablemente repercutirán en otras prácticas de las restantes estructuras de la vida en sociedad. En el nivel macro, la promoción, consolidación y articulación de los proyectos y de las empresas de Economía Popular, serán base para conformar vigorosos sujetos colectivos que constituyan un verdadero sector, llámese de “Economía Social” o “Economía de Solidaridad”, el cual puede jugar muchas funciones de democratización de la economía y de la sociedad en general, tanto por las prácticas alternativas que puede favorecer en espacios micro regionales, como por el contrapeso a las tendencias excluyentes y depredadoras de muchos proyectos tanto del sector público como del privado, impulsados bajo la lógica neoliberal. Este reto de contribuir a la creación y consolidación de sujetos colectivos con vocación y aptitudes emancipadoras, implica un concepto de organización que no es la simple unión de esfuerzos, ni menos aun el inscribirse en un padrón, pagar una cuota y asistir a asambleas. Implica una práctica de involucramiento comprometido y constante, que permite llegar al nivel superior de la participación, que es la apropiación y dominio de los procesos en que se está inserto y de los productos que en ellos se generan. Esto implica el desarrollo de capacidades colectivas, que bien lo sabemos, no son la suma de las capacidades individuales, ni se reducen a saber trabajar en equipo. Es precisamente la Educación Popular, mediante la Investigación-Acción-Participativa, la que ha puesto a punto una praxis que implica articular tres tipos de tareas: A) Favorecer la conciencia crítica y propositiva de los participantes. B) Desarrollar capacidades concretas para actuar sobre la realidad, por ejemplo,, para generar algún bien o servicio, o para crear algún satisfactor de necesidades de bienestar comunitario y C) La conformación de organizaciones democráticas y autogestivas. Este es el impacto político a que nos referimos al conceptuar la EP. Esta forma de incidir en la democratización de la sociedad a partir de la búsqueda de satisfactores de la existencia, en este caso tener una ocupación digna y un ingreso decoroso y contar con la fuerza social de sujetos colectivos como pueden serlo las redes de empresas de economía de solidaridad, están muy por arriba del limitado concepto de “empowerment” individual a que hace referencia mucha de la literatura actual sobre promoción humana. C. DIMENSION METODOLOGICA Para coadyuvar a logros como los referidos se requiere de una praxis de educación popular que logre, con la misma práctica social, contribuir al mismo tiempo a la resolución de tres tipos de necesidades: La resolución de necesidades concretas de la vida diaria, como lo son el tener un empleo, un ingreso remunerador, salud, vivienda digna, etc. Contribuir a satisfacer la necesidad de plenitud personal en cuanto al desarrollo de las potencialidades que tenemos cada uno de los seres humanos. Avanzar en la resolución de la necesidad histórica de superar la condición de subordinación que afecta a la mayoría de la población y que se expresa en mecanismos y relaciones de dominación, explotación y dependencia que deben ser superados y substituidos por otros justos y sustentables. El saber generado por las empresas privadas guiadas prioritariamente por el afán de lucro y altas ganancias para los dueños de capital, o el de las empresas públicas administradas bajo una concepción patrimonialista y autoritaria de la función gubernamental, no es aplicable a priori, sino que requiere de ser refuncionalizado en una praxis de administración autogestiva. Con base en las experiencias de los participantes en los “Talleres de Intercambio y Sistematización de Experiencias de Economía Popular”, que FLASEP lleva a cabo desde 1989, los principales criterios que han de asumir los proyectos impulsados bajo el paradigma de la Educación Popular a fin de contribuir a la construcción de un sector social de la Economía Solidaria son: 1. Los proyectos no solamente deben corresponder a las necesidades y expectativas de los participantes, sino que ellos deben intervenir a lo largo del proceso de formulación e instrumentación del proyecto, para asegurar que se apropien suficientemente de él, a la vez que desarrollen las capacidades individuales y colectivas necesarias para la administración autogestiva de las empresas que serán el medio para ejecutar el proyecto. Esta participación permite construir y consolidar la viabilidad “socio-organizativa” que es tan necesaria, como contar con el resultado favorable de los estudios de factibilidad técnica, económica y financiera. El recurso metodológico básico es la aplicación plena de la Investigación-AcciónPaarticipativa. 2. Es importante tener presente las diferencias entre dos dimensiones que son propias de las empresas que se van a impulsar y que muchas veces no son suficientemente caracterizadas y desarrolladas: La dimensión participativa, democrática, deliberativa de toda organización social de este tipo, en la cual se toman las decisiones estratégicas fundamentales, y; La dimensión de unidad productiva, que ha de ser apta para ejecutar con eficacia, disciplina y competitividad, la producción y comercialización de los bienes y servicios objeto del proyecto. Esta doble dimensión se presenta gráficamente bajo la figura de dos triángulos invertidos. Capacidades requeridas en la dimensión orgánica: Toma de decisiones en distribución de cargas y beneficios Visión estratégica y prospectiva Construcción de consensos Evaluación del impacto Sistematización de la práctica Concertación y gestión institucional Capacidades requeridas para la dimensión productiva: Proceso técnico-productivo Programación, control y evaluación Comercialización Administración de recursos Contabilidad y fiscal Higiene, seguridad y ecología Comunicación D. DIMENSIÓN ESTRATEGICA: DESARROLLO MICROREGIONAL ENDOGENO Y PAPEL DEL MOVIMIENTO SINDICAL. Los proyectos que suponen empresas aisladas están mayoritariamente condenados a la quiebra o a sobrevivir con bajos rendimientos y/o alta dependencia. Para superar esta situación es necesario, desde su formulación, inducir acciones para su articulación en cadenas productivas (integración vertical), en redes (integración horizontal) o bajo algunas otras modalidades de asociacionismo empresarial horizontal, que les permita optimizar recursos, lograr economías de escala y resolver conjuntamente retos que cada una por separado no podría hacerlo. Esto significa la instauración de centrales de servicios, comercializadoras y preferentemente empresas integradoras con vinculación a centros de investigación y de docencia, cuando esto sea posible. Existe ya acumulada buena experiencia internacional de esquemas de asociacionismo empresarial horizontal ( diferente de los clusters dominados por una gran empresa trasnacional a la cual sirven una multiplicidad de microempresas subordinadas a los designios de ella). Un ejemplo son algunos de los “Distritos Industriales” que se han desarrollado con éxito en las regiones del norte de Italia. La posibilidad de trabajar en cadenas productivas, asegura que el valor agregado en cada una de las fases del ciclo económico de un sistema-producto, quede en las unidades productivas de las comunidades, favoreciendo tanto el dominio y apropiación de todo el proceso económico, desde el acceso a los medios de producción hasta el consumo y adicionalmente, consolida el dominio sobre porciones de territorio y sobre otros procesos de reproducción de la vida, como se verá más adelante. Sin embargo, no ha de reducirse el esfuerzo a la sola actividad productiva. El fortalecimiento de la capacidad organizativa, sobre bases de cooperación solidaria, permitirá generar y/o apoyar proyectos de bienestar, que funcionen también como empresas de servicio, sin esperar a que se generen excedentes económicos de la actividad económica de las empresas. Ello supone utilizar principalmente recursos de las propias comunidades complementados con los de las organizaciones gubernamentales y no gubernamentales. Otro componente insoslayable en esta estrategia, es la realización de proyectos de fortalecimiento y apoyo a la democratización de los gobiernos locales, para asegurar una gobernabilidad basada en el respeto a marcos de derecho adecuados, con amplia participación ciudadana y la existencia de servicios municipales eficaces, que permitan buenos índices calidad de vida para toda la población. . Los diversos aspectos antes enunciados, son componentes constitutivos de “estrategias de desarrollo micro-regional endógeno”. Éstas suponen no solamente una delimitación geográfica o de división político-administrativa, sino fundamentalmente implica esfuerzos importantes para la construcción social de ese espacio económico, ecológico, cultural y político social que constituyen una micro-región. Para ello es importante Caracterizar el tejido productivo-empresarial Identificar y considerar los principales ejes económicos que favorecen la acumulación y extracción de excedentes, para formular estrategias que les permitan superar sus impactos. Identificar elementos de ordenación ecológica que den unidad al espacio microregional prefigurado Generar estrategias de autosuficiencia relativa, de complementariedad y aun de negociación pactada con otros actores económicos, tanto localmente como en la escala regional, interactuando con otras microregiones y regiones. Redinamizar capacidades productivas locales que el mercado globalizador ha inhibido. Lo anterior permitirá ir dotando de organicidad con características endógenas a este proceso de desarrollo micro-regional, a la vez que ir articulándose en escala regional y nacional y aun internacional, como un sector estructurado Este tipo de estrategia y las consecuentes actividades, van fortaleciendo la confianza, la credibilidad en el prójimo y en la posibilidad de emprender concertadamente proyectos cada vez mas ambiciosos, lo que constituye en gran medida lo que se ha llamado “Capital Social” y que es base, con todo lo anterior para inducir círculos virtuosos. Por ejemplo, el uso de una moneda propia, que ya se aplica en muchas de estas experiencias y que si bien no substituye la moneda oficial totalmente, si permite aplicarse en un 25% del intercambio de bienes y servicios y da un importante valor agregado a los otros proyectos, a la vez que niveles de autonomía respecto de los mercados de bienes y de capitales influidos por la globalización neoliberal. Sin embargo, aun cuando cada vez mas podemos encontrar este tipo de estrategias aplicándose en distintos contextos, lo cierto es que el proceso es lento y por lo tanto vulnerable. Existe una matriz social básica que puede alimentar y dinamizar estos procesos, como lo es el hecho de que en algunos países subsistan estructuras y territorios de sector social, como lo es , por ejemplo los sectores donde subsisten efectos de las reformas agrarias que si tuvieron algunos niveles de autenticidad. La economía informal, cuando está organizada con reglas propias, no sobre caciquismos o corporativismos corruptores, también es una base importante para desplegar un sector de economía de solidaridad. Sin embargo, la fuente con mayor potencial para hacerlo es sin duda el sindicalismo realmente existente. Aun cuando ONGs, fundaciones, centros de investigación y aun partidos políticos están presentes en la arena económica en búsqueda de construir paradigmas y experiencias concretas que sean alternativas a la globalización excluyente, quizá no existe actualmente otra estructura con el número de afiliados, con el monto de recursos económicos, políticos y culturales, con la capacidad de consumo potencial agregado y con una experiencia histórica importante de actuar en el ámbito internacional como las organizaciones sindicales que han mantenido un nivel de resistencia y de capacidad de acción frente a ese modelo. Si los principales líderes y activistas entendieran que impulsar un sector de economía social, no es algo ajeno a ellos, ni implica el suicidio de su organización de reivindicación gremial, el salto cualitativo y cuantitativo que propuestas con la orientación como la que aquí presentamos sería de trascendental efecto. F. DIMENSION OPERATIVA. INCUBADORAS DE EMPRESAS Y EMPRESAS INTEGRADORAS. Los aspectos a considerar en el plano de lo operativo pueden ser muy variadas según los contextos regionales y nacionales, Aquí solo haremos énfasis en tres mecanismos que son muy útiles para la operacionalización de las anteriores dimensiones. Ellas son: a. La creación de Incubadoras de empresas, dado que por esa experiencia de subordinación y también por tener como referente empresas del sector privado, es necesario un proceso de acompañamiento, propia de la EP, para que las familias, los grupos y organizaciones puedan diseñar su proyecto y su empresa, a partir de las ideas de negocio que tengan. b. B). La instauración de Empresas Integradoras. Como la mayoría de las empresas que se crean bajo el paradigma de la economía de solidaridad, son de tipo microempresa , las redes y cadenas que se constituyen no basta para resolver muchas de las necesidades que tienen tanto en su dimensión productiva, como en su dimensión organizativa, por lo que requieren de constituir centrales de servicios, que les aporten servicios reales en asistencia tecnológica, capacitación, diseño de productos y de procesos, compras en común, financiamiento , etc., etc., estas centrales de servicio, inspiradas en el modelo italiano de los Distritos Industriales, pertenecen a las redes de microempresarios, los cuales toman las decisiones estratégicas y contratan a coordinadores y operadores entre personal ajeno a cada microempresa, para evitar tendencias parciales a favor de alguna de ellas. c. C). La celebración de múltiples convenios de cooperación horizontal, con todo tipo de instituciones tanto del contexto local, como de otros países. Además del enriquecimiento que este tipo acuerdos puede proporcionar, es importante en términos de difusión de las experiencias en múltiples contextos, para con ejemplos concretos, abrir en muchos actores “la conciencia de lo posible “ y avanzar en la convicción de que “OTRO MUNDO ES POSIBLE” COMENTARIO FINAL Si regresamos un poco al principio de este documento, podemos enfatizar que la EP no es sólo educación, aunque si quisiéramos definir con términos clásicos el propósito principal del conjunto de prácticas que la integran, usaríamos una frase acuñada hace mas de veinticinco años: pasar de la resistencia a la liberación, trabajando con el pueblo para : APRENDER A LEER LA REALIDAD PARA ASI ESCRIBIR LA HISTORIA. Marzo de 2002