Solisterrae

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SOLISTERRAE
o
Esperaba una felicidad tan grande como el mar
(Verso de Luís Aragón)
Ser testimonios del mundo, intentar descifrarlo, de hacerlo comprender, sentir, vivir… pertenecer a
su historia, grande y pequeña y en ello concebir nuestro lugar más que en plena aventura (…)
(…)
Es nuestra búsqueda como artistas que, a la escucha del otro, se pone en marcha, en movimiento
hacia las nuevas formas para siempre y aún más (…) ser testimonios del mundo, intentar descifrarlo,
hacerlo… (…) para así… “como un viaje para verificar algo… un sueño”.
Aquí, pocas palabras, pero si la música que nos implique hacia las imágenes, visiones, historias,
emociones.
Una fuerza particular, retratos singulares, una tela viva entrelazada con minuciosidad para que exista
(…) el cielo sobre nuestras cabezas, el agua o la tierra bajo nuestros pies y las pasiones en nuestras almas
(…) citas (…)
Equipo de artistas :
- Pascale DANIEL – LACOMBE
(Directora de escena)
- Pascal GAIGNE
(Compositor)
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Pascale DANIEL-LACOMBE. Directora de Escena
Hasta ahora, el compositor Pascal GAIGNE siempre ha tenido la gentileza de asociarse a mi trabajo de puesta en escena, y así
enriquecer con su sensible música las creaciones de la compañía ligadas a obras de autor.
En cada uno de nuestros encuentros se ha ido consolidando una amistad de hace ya unos cuantos años, y alimentando el deseo
de buscar nuevas aventuras, como en este caso la de proponer una creación original que pone en escena su sorprendente recorrido
musical que con talento tiene la capacidad de aproximarse a universos habitados por personajes, de imágenes o en textos.
Siempre a la escucha del otro, Pascal Gaigne impulsa una música que cada vez, impone su papel indispensable y encuentra su
expresión de una forma inspirada libre y solidaria.
Aquí, para el proyecto que nos concierne, hemos procedido en sentido contrario a nuestros « hábitos » de trabajo, para que en
nuestro turno con un equipo de diez actores y un pianista, nos hayamos puesto a diapasón musical para descubrir, inventar y crear en
resonancia un espectáculo original sin que previamente se disponga de ningún soporte escrito.
El punto de partida: la música como« texto » a poner en escena.
Para este singular trabajo estamos dispuestos a reinventar sobre el escenario la narración de una historia y en convertirnos en
buscadores de su forma.
El teatro, «el lugar donde se ve, donde se mira », emplea aquí la música como lenguaje, y como motor para interrogar el mundo y
así dejar emerger personajes que no vienen obligatoriamente de las mismas historias ni de los mismos universos y que se cruzan entre la
confluencia y el alejamiento, en algunos momentos de vidas “en marcha”..
La apuesta que nos apasiona es que la música sea el impulso y el soplo de todos los personajes en escena; que ella ponga en
acción bajo su pulsación y decline las emociones; que ella llene de sentido las miradas, los cuerpos y los destinos.
Ninguna o pocas palabras «habladas», que llevan a decir y actuar de otra manera. No por ello hay que bascular del teatro a la
danza o de la puesta en escena a la coreografía, aunque haya ciertas líneas fronterizas que yo denomino « líneas poéticas ».
A nosotros, nos parece evidente que el escenario debe vehicular personajes interpretados por actores de teatro, ciertos
« físicos », que deberán trabajar sobre un texto musical para el cual desarrollen sus sentidos y sus competencias.
Así se propone un panorama donde algunos fragmentos de vidas en impulsos cruzados evolucionan al diapasón de la particular
musicalidad de Pascal que debemos subrayar, de siempre nos calma y nos reenvía íntimamente a aquello que cada uno guarda en los
pliegues de su alma y nos embarca en los caminos a menudo misteriosos de la emoción universal e intima
Nuestro trabajo se ha organizado alrededor de una amalgama de historias –sainetes- creados en improvisación donde los
hombres y mujeres de nuestro siglo contemporáneo en trashumancia, dibujan un fresco de humanidades cruzadas y oscilan en soledad
en la esperanza desesperada de una alegría “tan grande como el mar”.
El conjunto de este mosaico es confiado a la tutela de dos arcángeles musicales, encarnaciones de la inspiración del autor
compositor…
Aquello que se oye se vuelve una materia a modelar, como nuestros sueños o aquellos de una Alicia con peregrinaciones
interiores y extravagantes… Lo que se ve ondulado y curvado sobre líneas ondulantes que permiten un espacio-apoyo de juego
permisible: horizontal, vertical y diagonal: tierra, cielo, entre los dos, cruzados, longitudinal, superpuesto, solapados, en cuesta,
obstáculos, caídas, ondean, que se consumen o se escapan y reconducen al fin a las orillas fértiles de dulzura de espacio y fuerza.
Y además, hay justo encima de cada nota…una pequeña cosa indeleble, que se incrusta en las memorias, púdica y valerosa…y
que viene a traernos la fragilidad y la dulzura- amarga melancolía de la humanidad, y asegura a nuestros personajes vencidos del alma y
del cuerpo, que nada en sus vidas está todavía marchito.
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Pascal GAIGNE . Compositor
Entre la noche que cae y la brisa
Pasa un secreto
Mi alma lo sigue al paso
Fernando Pessoa (Fragmentos de un viaje inmóvil)
Estos versos de Fernando Pessoa viven en mi desde hace tanto tiempo….y me parecen definir tan bien mi música y mi relación
con La Música Siempre he buscado en la composición una captación del instante, un ínfimo cambio de color, una breve variación de un
reflejo, un sorprendente afloramiento emocional, una sorda impresión difusa, siempre desde la sugerencia, nunca desde lo “evidente”’.
Me gusta que el oyente pueda apropiarse de mi universo sonoro y hacerlo suyo para después poder injertar sus sueños en los
míos y los míos en los suyos.
Es sin duda por esta razón que siempre he buscado fuentes diferentes de osmosis entre mi música y otras artes: Cine, teatro,
danza, cuento, literatura poesía, escultura… pero también conexiones internas en diferentes maneras de practicar el mismo arte
descubriendo poco a poco todas las riquezas sonoras que se encuentran en las músicas tradicionales, el jazz, canciones, músicas
electrónicas, sinfónicas, medievales etc.
En el proyecto que me ha propuesto Pascal Daniele Lacombe, he tenido la sensación de poder ir mas allá y descubrir nuevas
Vías/voces, nuevos caminos, nuevas identidades. El papel atribuido a la música y la ausencia de texto hablado son los ejes
fundamentales de un replanteamiento de las funciones escénicas.
A nosotros entonces, y a nuestro imaginario de reencontrar los senderos trazados por la ‘’ausencia’’.
En mi experiencia de compositor de cine me he dado cuenta que podemos aplicar no importa que música a cualquier escena, y
que siempre pasa algo diferente, sorprendente, absurdo… Es justo esta yuxtaposición, la que importa pero también el ritmo de las
apariciones musicales, la elección de los momentos y sobre todo el contenido musical el que influye en nuestro inconsciente. Pero
igualmente, nuestras referencias individuales y colectivas con ciertas músicas: esta me hace pensar en mi infancia, esta otra en una
cultura lejana, aquella en una emoción compartida… Son las elecciones definidas entre el director y el compositor las que generan un
estilo, un lenguaje personal audio/visual. Cada director tiene su manera de poner la música en las imágenes, y cada compositor de
reaccionar a aquello que ve.
Nos encontramos en una situación sensiblemente idéntica con la diferencia de tener la música como conductor principal y no
contar la historia de los personajes.
Deseamos que este espectáculo pueda dar a los espectadores/oyente y a nosotros mismos de experimentar con sensaciones
diferentes, fuera de las normas, y de proponerles que unan sus emociones, su imaginario, sus sueños con los nuestros.
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