Estado liberal español

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LA CONSTRUCCION DEL ESTADO LIBERAL
LA OPOSICION AL SISTEMA LIBERAL: LA PRIMERA GUERRA CARLISTA Y CUESTIÓN FORAL
El 1 de octubre de1833, dos días después de la muerte de Fernando VII, Don Carlos reivindicó desde Portugal
sus derechos dinásticos (Manifiesto de Abrantes). Fue proclamado rey en diversas ciudades de España,
mientras surgían partidas carlistas por todo el país.
La guerra a que dio lugar no fue una simple guerra dinástica, sino un conflicto civil de fuerte contenido
ideológico y de clase. En el bando carlista estaban los absolutistas más intransigentes que más tarde firmaron
el manifiesto de los realistas puros de 1826. Todos los manifiestos iniciales en apoyo de Don Carlos se
manifestaron en pro del legitimismo, es decir, la defensa del derecho sucesorio masculino, la alianza del Altar
y el Trono.
Desde el punto de vista social, en el carlismo militaban una parte de la nobleza y miembros ultra
conservadores de la administración y del ejército. A ellos se unió la mayoría del bajo clero, especialmente el
regular, que veía en Don Carlos una garantía para evitar la perdida de la influencia de la Iglesia. También le
apoyó una parte del campesinado, e importantes sectores del artesanado, que temían que los cambios
terminaran por hundir sus talleres frente a la gran industria.
Una de las razones de ese arraigo fue la defensa de los fueros. Asociados al Antiguo Régimen, eran
defendibles fácilmente desde la óptica ultra conservadora. Por el contrario, su extinción estuvo siempre
presente, aunque solo fuera por razones económicas, en los programas de los partidos liberales.
El bando cristino, en torno a la regente María Cristina y su hija Isabel, tuvo el respaldo de los sectores
moderados y reformistas del absolutismo, y de los liberales, que veían en ella la única posibilidad de
transformar el país. También tuvo el apoyo de la mayor parte de los generales y del Ejército, así como de
funcionarios y altas jerarquías de la Iglesia, conscientes de la inevitabilidad de los cambios. Se sumaron
también la burguesía de negocios, los intelectuales y profesionales, las clases medias urbanas, los aun escasos
obraros industriales y una parte del campesinado, el del sur peninsular, no tan influido por los curas rurales
como el del norte.
El gobierno de María Cristina contó desde el principio con el reconocimiento, y desde abril de 1834, el apoyo
diplomático y militar de Portugal, Inglaterra y Francia (Cuádruple Alianza). Los Carlistas no llegaron a
conseguir un reconocimiento expreso, aunque si contaron con las simpatías de los imperios austriaco, prusiano
y ruso.
Los inicios de la guerra fueron favorables a los carlistas. Estos bajo la dirección del general Zumalacárregui
consiguieron derrotar repetidas veces a los ejércitos cristinos debido a la táctica defensiva empleada y a su
superior conocimiento del terreno. Pero en 1835 fracasaron en el sitio de Bilbao, donde murió
Zumalacárregui, su mejor estratega. En los años siguiente los carlistas intentaron romper su aislamiento
mediante varias expediciones hacia el sur, pero no encontraron respaldo entre la población. En el verano de
1837 estuvieron a punto de tomar Madrid, pero el asalto acabó fracasando.
Desde entonces pasaron la defensiva, y el agotamiento llevó al general Maroto a iniciar negociaciones con el
general Espartero, jefe del ejército gubernamental, que terminaron en agosto de 1839 con el llamado abrazo de
Vergara. A cambio de su rendición, se reconocieron los grados u empleos de los vencidos. También se incluyó
el compromiso de mantener los fueros, aunque los gobiernos liberales posteriores no lo respetaron. Un núcleo
carlista, dirigido por Cabrera, resistió hasta la toma de Morella, su plaza fuerte, por las tropas de Espartero en
mayo del 40.
1
El país había soportado seis años de una guerra extremadamente cruenta, con decenas de miles de muertos,
tanto militares como civil, y que dejó, sobretodo en el norte, destrucción, hundimiento económico y un
importante arraigo ideológico que propició la permanencia del carlismo durante varias generaciones.
ISABEL II: LA ORGANIZACIÓN DEL REGIMEN LIBERAL
La regencia de María Cristina (1833−40)
La regencia de María Cristina se inicia con una corta fase de transición entre octubre de 1833 y enero de 1834.
Se nombra jefe de gobierno a Cea Bermúdez que publicó un manifiesto en el que dejaba más o menos claro
que las únicas reformas que estaba dispuesto a emprender eran las administrativas y manifestaba su intención
de defender el Régimen frente a toda innovación religiosa o política que se intentara suscitar en el reino o
introducir del exterior para trastornar el orden establecido. Con un país en guerra y con la necesidad de reunir
apoyos en torno a la reina gobernadora este proyecto era claramente inviable. Al excluir a los reformistas
dejaba al bando cristino, en plena guerra civil, sin apoyos en las ciudades donde dominaban la burguesía y los
sectores intelectuales en al opinión pública, fue entonces cuando algunos generales enviaron manifiestos a
María Cristina aconsejando la sustitución de Cea Bermúdez. Esta demanda fue aceptada por la reina quien
puso en su lugar a Martínez de la Rosa (antiguo jefe del gobierno del trienio liberal que había regresado del
exilio).
________________ Hacia la apertura política, pero tanto María Cristina como sus viejos ministros moderados
(Martínez de la Rosa, Conde de Toreno) fueron reaccionarios a acometer las drásticas reformas necesarias
para sanear la hacienda, relanzar la actividad económica, democratizar el régimen y ganar la guerra.
El cambio más importante fue la aprobación en abril del 34 del Estatuto Real. Era una carta otorgada que
seguía el modelo que Luis XVIII había impuesto en Francia en 1817. En sus 50 artículos se regulaban unas
nuevas Cortes, su estructura, la forma y el tiempo de su reunión y sus limitaciones. Era una concesión de la
corona y por tanto excluía cualquier mención a la soberanía nacional. Se establecían unas cortes bicamerales
con un estamento de próceres y uno de procuradores. El primero lo componían representantes de la nobleza,
clero y miembros ricos de las clases burguesas (se exigían 60000 reales de renta anual para poder ser miembro
de la cámara), aunque estos puestos eran de designación real y vitalicios lo que la convertiría en una cámara
muy conservadora por lo que se conseguía limitar las reformas que pudieran plantearse. La segunda era
electiva pero mediante un sufragio censatario muy restringido puesto que solo podían ser elegidos los que
superaran los 12000 reales de cuenta. La convocatoria competía exclusivamente a la corona, sólo podrían
discutir lo que se les consultara y podían ser disueltas a voluntad del rey.
El estatuto real solo dejaba participar en la vida política a los propietarios marginando a la gran mayoría del
país. Se calcula que apenas había 16000 españoles que reunieran las condiciones necesarias para poder votar.
Lo que llama la atención es que a pesar de todas estas precauciones los miembros de las cámaras fueron más
liberales que los ministros. Poco a poco se fueron cristalizando las dos alas del liberalismo, una moderada más
acorde con la actuación de los gobiernos y contraria a los cambios radicales y a la ruptura con el pasado y otra
progresista, más reformista y partidaria de restaurar la Constitución del 12.
Los gobiernos moderados de Martínez de la Rosa y del Conde de Toreno se ciñeron al estatuto real, evitaron
los cambios en el sistema fiscal, lo que dejó al ejército sin recursos para la guerra,__________ censura a la
prensa. En las grandes ciudades la tensión fue en aumento. El regreso de los liberales exiliados, la
proliferación de periódicos, los clubes de debate y en definitiva la formación de una opinión pública inclinada
al progresismo fueron caldeando el ambiente. En Madrid se produjeron asesinatos de frailes y quemas de
conventos tras difundirse el rumor de que habían sido los frailes quienes habían contaminado las aguas
provocando la expansión del cólera. Todos estos disturbios llevaron a manifestaciones populares, a la
exigencia de cambios reales y a la formación de Juntas Revolucionarias en varias ciudades. Ante esta
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situación la regente se vio obligada a aceptar la dimisión del conde de Toreno y nombrar a Mendizábal jefe de
gobierno.
Con la llegada de Mendizábal, un prestigioso financiero progresista, se inició propiamente la Rev. Liberal. En
los pocos meses que estuvo en el gobierno emprendió reformas fundamentales para lo cual asumió
personalmente las carteras de Estado, Guerra, Marina y Hacienda. Su programa incluía el reestablecimiento de
la libertad de imprenta y otros derechos fundamentales_______ y la recuperación del crédito público para
ganar la guerra.
Mendizábal estableció un reclutamiento forzoso que permitió alistar a 47000 hombres, para conseguir fondos
recurrió a los prestamos extranjeros y a los impuestos extraordinarios. Estableció la ley de supresión de
conventos de 1820, ampliando incluso sus efectos mediante un decreto de marzo de 1836. Sin embargo, su
principal medida fue el inicio de la desamortización.
Mendizábal quiso gobernar con el apoyo de las Cortes teniendo al principio un respaldo mayoritario de los
procuradores, pero poco a poco el gobierno se distanció de la cámara y en enero de 1836 tras rechazar, en
parte, su proyecto de ley electoral que ampliaba el derecho al voto hasta 65000 electores, el jefe de gobierno
consiguió que la regente disolviera las Cortes y convocara nuevas elecciones.
Aunque la nueva cámara era de mayoría progresista las tensiones fueron en aumento. La regente nombró a
Isturiz jefe de gobierno, peor el nombramiento fue rechazado por la Cortes, lo cual llevó a Isturiz a pedir a la
reina la disolución del estamento de procuradores. Las reformas siguieron tímidamente, pero las protestas se
extendieron por varias ciudades. En este momento el sector más contestatario era el ejército. Se produce el
llamado motín de los sargentos de la Granja, sucesos en el que la guarnición de la guardia real de la Granja se
pronunció a favor de la Constitución de 1812 y exigió el cambio de gobierno a la regente que se vio obligada
a acceder y ese mismo día se declaró en pleno vigor la constitución del 12. Ante este suceso María Cristina
encargó formar gobierno a Calatrava y nombró a Mendizábal ministro de Hacienda.
El gobierno progresista emprendió un amplio programa de reformas con tres objetivos básicos: la instauración
del régimen liberal, el impulso de la acción militar para ganar la guerra y la elaboración de una nueva
Constitución. Se restableció la Constitución de Cádiz y del trienio, se sustituyó el diezmo por un impuesto de
culto y clero, se reimplantó la libertada de imprenta y se reanudaron la desamortización y la reforma de la
Hacienda.
Era evidente para todos que ni la constitución de 1812, ya anticuada, ni el Estatuto Real servían al sistema
liberal que se quería implantar, por lo que las Cortes iniciara el debate de aprobación de una nueva
Constitución que actualizaría la de Cádiz y sirviera igualmente en el futuro para gobiernos moderados y
progresistas. Así la Constitución de 1837, pese a su tendencia progresista, tenía importantes concesiones a los
moderados. Reconocía la soberanía nacional y se realizaba una abundante declaración de derechos
individuales, se establecían dos cámaras, la de Diputados, por elección directa y sufragio censitario, y el
Senado, cuyos miembros eran elegidos por el rey. El rey nombraría a sus ministros, pero estos podrían ser
objeto de censura, lo cual obligaba a la Corona a inclinarse por la mayoría parlamentaria.
En octubre del 37 los moderados ganaron las elecciones y en los siguientes tres años se sucedieron gobiernos
que abandonaron la política reformista. Se evitó el desarrollo de las leyes sobre derechos individuales y la
vida política transcurrió con continuos enfrentamientos en las cámaras y en la calle, mientras el ejercito ahora
bien organizado por Espartero conseguía avanzar y arrinconaba a los carlistas hasta terminar con el conflicto.
Con el final de la guerra desapareció la última razón de consenso entre ambos partidos. Entretanto el general
Espartero, de talante progresista, se convertía en un héroe popular. El detonante para la caída de María
Cristina fue la pretensión del gobierno moderado de modificar la Ley de ayuntamientos que permitía la
elección de alcaldes por la corona y el establecimiento del sufragio restringido. Los progresistas al ser
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aprobada la reforma de esta ley promovieron una oleada de protestas en todo el país en verano d e1840 y
pidieron la intervención de Espartero. María Cristina viajó a Barcelona e intentó negociar con el general un
gobierno de consenso, peor este rehusó. Cuando la reina firmó el decreto de ayuntamientos se produjo
automáticamente el levantamiento de la
Milicia Nacional. Este levantamiento iniciado en Madrid se extiende por todo el país y entonces el general
Espartero decide intervenir y presentar a Maria Cristina un programa revolucionario que esta aceptó y que
provocó a la renuncia de la regente el 12 de octubre de 1840 y su marcha al exilio sin Isabel.
En 1840, con la renuncia de María Cristina se crea un problema constitucional que termina tras varios meses
de debate con el nombramiento de Espartero como regente en 1841 (esto terminaría con el fracaso de la
regencia de Espartero y su posterior caída en 1843).
Una de las razones del fracaso estuvo en la división del partido progresista entre los más radicales partidarios
de una mayor democratización del régimen y del acercamiento a los sectores populares y el resto del partido
que preferiría consolidar el dominio de los sectores de clase media y de los propietarios.
La segunda razón del fracaso fue la política económica. El gobierno amplió la desamortización en beneficio
de los propietarios, lo cual le alejó del apoyo popular.
Además fue el propio personalismo de Espartero y su talante militarista _______ ya en 1814 sofocó
violentamente un intento de pronunciamiento moderado organizado desde Paris por hombres del círculo de
María Cristina. Este intento se saldó con la ejecución de los generales que estaban al mando y con un posterior
recorte de los privilegios forales vascos porque se demostró que en la intentona del golpe habían participado
estas provincias. También hubo disturbios en Barcelona que acabaron por generar una verdadera insurrección
popular. De nuevo Espartero tuvo que cercar la ciudad hasta que esta se rindió. Sin embargo, debido a la
dureza de la represión el general fue criticado en las Cortes por todos los grupos y su imagen quedó
seriamente dañada ante la opinión pública. En 1843 Espartero realiza un último intento de estabilizar el
régimen encargando gobierno al progresista Joaquín María López, sin embargo, el programa que éste presentí
fue rechazado por Espartero con lo cual López tuvo que dimitir. La insurrección generalizada en el verano del
43 fue dirigida por miembros del propio partido progresista, frente a lo que consideraban la tiranía de
Espartero. Este aislado decidió abandonar el país y se embarcó hacia Londres acompañado de otros líderes
progresistas como Mendizábal que optaron por exiliarse con él.
Las propias divisiones del partido progresista precipitaron en su contra los acontecimientos. Ante esta
situación los diputados y senadores votaron el adelantamiento de la mayoría de edad de Isabel II que fue
proclamada reina en 1843 ala edad de 13 años. Los diputados moderados vueltos del exilio toman posiciones
clave en torno a la reina fácilmente controlable a causa de su juventud y de su escasa forma política. En este
momento Narváez se convierte en el hombre fuerte. Dos atentados contra su persona le sirvieron de pretexto
par a emprender una serie de detenciones y sustituir los principales mandos progresistas por hombres de su
confianza. Con unas Cortes en las que había una mayoría moderada no pudieron mantener su programa. Sin
embargo, desde diciembre de 1843 el nuevo gobierno emprendió una política claramente regresiva. Ordenó al
disolución del as milicias, aumento el ejercito a 100000 hombres y restableció la ley municipal del 40 (la reina
nombraría a los alcaldes). Se dieron ordenes de detención contra lo principales políticos progresistas, la
mayoría de los cuales huyeron a tiempo. Los periódicos de izquierda fueron cerrados, se sucedieron
ejecuciones sumariales, el ejército aplastó violentamente los intentos de sublevación en Cartagena y Alicante
que se saldaron con más de 200 fusilamientos. Finalmente el 1 de mayo de 1844 la reina nombró presidente a
Narváez, líder indiscutible ya del partido moderado.
Características del reinado de Isabel II
• Las características se mantienen invariables durante los 25 años de gobierno
• Permanencia de una monarquía liberal de tendencia conservadora
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• Vigencia de la Constitución de 1845, salvo algunos meses del 56
• Participación política de una oligarquía de propietarios:
Agraria
Mercantil
Burguesía: financiera
Altos mandos del ejército
Profesiones liberales
• sufragio restringido
• Gobierno autoritario
• Sistema bicameral
• Libertades individuales
• Apoyo a los sectores más conservadores
• Presencia permanente de militares en el gobierno
• Los militares garantizaban el Estado Liberal:
◊ Frente a la reacción carlista
◊ Contra la revolución
• Mitificación de los militares
• Los partidos se convierten en grupos de presión que solo luchan por acceder al poder
• Los militares acceden al poder mediante:
◊ El pronunciamiento
◊ Para garantizar el orden
◊ Participar en el poder como lideres políticos no como jefes del ejercito
◊ Existe una confusión entre su papel militar y su papel político.
• Presencia exclusiva de partidos burgueses
• Hasta 1849 moderados y progresistas, pero en 1849 partido demócrata y en 1854 Unión liberal
• Características del partido moderado:
♦ Defendía a los grandes propietarios y terratenientes
♦ Rechaza la soberanía nacional
♦ Poder legislativo: cortes y rey
♦ Cortes bicamerales con un senado elegido por la corona y la existencia de un sufragio muy
restringido
♦ Predominio de impuestos indirectos sobre directos
♦ Proteccionismo ante productos extranjeros
♦ Limitación de derechos individuales sobretodo colectivos: prensa, reunión y asociación
♦ Bases sociales: grupo de notables procedente de:
◊ Oligarquía y terratenientes
◊ Nobles
◊ Burguesía
◊ Altas jerarquías del ejercito y la administración
• Características Progresistas:
♦ Representaba a la tendencia reformista y los intereses de la alta burguesía financiera e
industrial
♦ Defendían:
◊ La Soberanía Nacional
◊ Cortes bicamerales, pero con un senado electivo y renovable
◊ Un sufragio más amplio que aumentara la base política del régimen
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◊ El desarrollo de derechos individuales:
⋅ Opinión
⋅ Expresión
⋅ Propiedad
♦ Rechazaban:
◊ Los cambios revolucionarios
◊ No querían mezclarse con los campesinos y los trabajadores manuales
◊ Los derechos colectivos (reunión y asociación)
• En el terreno económico reclaman una legislación que permita el desarrollo de sectores mercantiles (
ferrocarriles, obras públicas, banca)
• Política de libre−cambio
• La Constitución de 1845 no deja al partido progresista otra vía para acceder al poder que el
pronunciamiento
• Los campesinos y obreros industriales que se alinearon con el progresismo quedaron decepcionados
con la Constitución del 54
Evolución política: La Década Moderada (1844−54). La constitución del 45
Con el gobierno del general Narváez se inicia la década moderada. Aunque hubo un total de 16 gobiernos en
10 años con un total de 70 ministros, en realidad la etapa estaba presidida por la figura de Narváez, autentico
hombre fuerte del partido, y en menor medida por Bravo Murillo. Narváez controló la vida política tanto
como jefe de gobierno como cuando dejó de presidir el gobierno. Buen organizador, con una clara visón de
los problemas del Estado, fue en parte el artífice de la Constitución del 45, supo además controlar al ejercito y
alejarlo de la vida política, salvo al final de la década. También reprimió con extrema dureza los movimientos
de protesta populares con lo cual consiguió el apoyo de la corona y de los terratenientes.
Los primeros meses del gobierno de Narváez presentan una continuidad política con las medidas llevadas a
cabo en la época anterior, intentó asegurar el control absoluto del poder político por los moderados
(detenciones, cierres de periódico, aplastamiento de pronunciamientos y una dura represión en las calles).
Todo esto fue simultaneo a la convocatoria de elecciones a Cortes y a la elaboración de una nueva
constitución que permitiera establecer un sistema político acorde con los principios del partido moderadora
Constitución de 1845, aunque en teoría iba a ser una reforma de la Constitución de 1837, en realidad fue un
texto nuevo que estuvo en vigor hasta 1869. Los principios básicos son los siguientes:
• Principio de soberanía nacional compartida: el poder legislativo reside en las Cortes con el Rey.
• Una declaración de derechos muy teórica que concretará posteriormente en unas leyes que tenderán a
limitarlos durante el periodo moderado.
• La exclusividad de la religión católica con el compromiso del Estado de mantener el culto y el clero.
• La eliminación de los límites que la Constitución de 1837 había establecido respecto de los poderes
del rey en un senado compuesto por miembros vitalicios nombrados por la corona entra las altas
categorías de la nobleza, la Iglesia, el ejército, la administración y quienes poseían grandes fortunas
(gobierno formado por oligarcas). Esto además de servir de freno a posibles reformas radicales del
congreso, el senado asume funciones judiciales actuando en única instancia para juzgar a ministros y a
los propios senadores.
• Ayuntamientos y diputaciones son sometidos a la administración central con alcaldes y presientes
elegidos por el rey.
• El poder de la corona para disolver el Congreso con la obligación de volver a convocarlo en el plazo
de tres meses.
• Supresión de la milicia nacional.
Como puede verse la Constitución era un texto claramente conservador que excluía alternativas en el poder y
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beneficiaba al partido moderado y a la oligarquía. La Ley Electoral de 1846 se concretó en realidad en
establecer unas rentas mínimas para poder votar que limitaron el sufragio a solo 99000 electores en un país de
12 millones de habitantes en contraste con los 635000 electores de la Ley progresista de 1837
Durante la década moderada continuó el desarrollo legislativo en un sentido conservador. Ya en 1844 se
suspendieron las ventas de bienes desamortizados y se devolvieron a la Iglesia los no vendidos. Se fijaron
fuertes fianzas para poder publicar periódicos (en un intento de controlar la prensa) posteriormente la Ley de
Imprenta restringió la libertad de publicar y estableció la censura. En ese mismo año se fundo la Guardia Civil
con el objetivo de proveer al buen orden, ala seguridad publica a la protección de las personas y de las
propiedades. Con unos 6000 efectivos, duplicados hacia 1960, desde su fundación adoptó algunas
características que aún hoy conserva:
• Disciplina militar
• Ubicación rural en casa cuartel
• Actuación por parejas
Se utilizó en operaciones de policía, ayuda y socorro y en casos de situaciones catastróficas, pero sobretodo en
la defensa del orden y la propiedad finalidad para la cual fue creada.
Una de las tareas en la que más empeño pusieron los gobiernos moderados fue la de la unificación y
codificación rural. Su fruto más significativo fue el Código Penal de 1851 y el proyecto de Código Civil, que
aunque no llegó a aprobarse fue la base del posterior código de 1889. En la misma línea, inspirada en la
legislación francesa, se encuentran las medidas de reorganizaron de la administración desarrollada a partir de
la división en provincias a partir de 1833 y encaminadas a reforzar el centralismo a través del fortalecimiento
de gobernadores civiles y militares y de las diputaciones. Otro hecho importante fue la reforma de la hacienda
de 1845, que sustituyó el viejo sistema fiscal y refundió los numerosos tributos existentes en 4 fundamentales.
Los moderados consiguieron restablecer las relaciones con Roma, muy deterioradas desde el inicio de la
Guerra Carlista y sobretodo a raíz de la desamortización. La firma del concordato en 1851 por el gobierno de
Murillo supuso la normalización, tras largas negociaciones de las relaciones entre el Estado y la Iglesia
católica. El concordato incluía por parte de Roma la aceptación de las ventas de bienes desamortizados ya
realizada y el reconocimiento diplomático de la monarquía isabelina (hasta entonces se había dudado entre
apoyarla a ella o a los carlistas). A cambio el Estado restituía a la Iglesia el resto de sus bienes, establecía una
dotación de culto y clero en el presupuesto y reservaba a los religiosos la supervisión de la educación y la
vigilancia y censura en materia constitucional. El concordato también regulaba la jurisdicción eclesiástica y la
intervención del Estado en los nombramientos de la jerarquía eclesiástica.
En cuanto al desarrollo político de la década, en los primeros años el mayor problema fue el matrimonio de la
reina, que finalmente se resolvió con el enlace con su primo Francisco de Asís. Fue un enlace de conveniencia
que amargó la vida de ambos y que marcó negativamente el carácter de Isabel y su comportamiento político.
Otro conflicto fue la llamada II Guerra Carlista, también denominada, Guerra dels Matiners. En 1846, tras
fracasar el intento de casar a Isabel II con el pretendiente carlista se produce una insurrección en Cataluña,
peor la falta de recursos y la poca capacidad de extender la guerra llevó el intento al fracaso.
En 1848 se produce en España (al igual que en toda Europa) una ola de la manifestaciones y protestas
revolucionarias. En el caso español se debieron más a la crisis económica que a motivaciones políticas. La
respuesta de Narváez fue pedir y obtener plenos poderes de las Cortes, suspender las garantías
constitucionales y emprender una durísima represión. El resultado del fracaso revolucionario fue acentuar la
separación entre moderados y progresistas. Una parte de los cuales creó el partido Demócrata en 1849. Sus
principios fundamentales fueron la defensa de los derechos individuales, el sufragio universal y la apertura del
sistema a las clases populares. La represión indiscriminada también caló en el ejercito ya que en este momento
se produjo entre la oficialidad un renacimiento de la ideología progresista.
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La crisis política dentro de los moderados se precipita tras el intento por parte de Bravo Murillo (entre
1851−52) de reformar la Constitución. Hombre desconfiado, ultra conservador, presentó un proyecto de
reforma que prácticamente significaba la eliminación de la vida parlamentaria, para entregar todo el poder al
gobierno en un sistema que hubiera significado prácticamente la vuelta al absolutismo. La opinión de Bravo
Murillo era que la tarea de gobernar consistía en una cuestión técnica que debían realizar expertos y no
políticos. La dureza de esta propuesta consiguió unir en su contra a todos los grupos del moderantismo,
además, de los escasos diputados progresistas de tal forma que tan solo tres semanas después de presentar su
proyecto, ante la avalancha de críticas y protestas a la reina, Bravo Murillo tuvo que dimitir. Desde entonces
se sucedieron varios gobiernos, cada vez más ineficaces y aislados, que provocaron el descontento ante la
corrupción, las intrigas políticas y el descrédito de los ministros. El recuerdo de la represión del 48 alentó a
los progresistas y demócratas a unir sus fuerzas para recurrir una vez más al pronunciamiento militar frente a
un gobierno, el de Sartorius, que gobernaba de una forma dictatorial y que a fines de 1853 incluso disolvió las
cortes
El bienio progresista 1854−56
Comenzó con la revolución de 1854, que en realidad no fue más que un golpe de estado que triunfó gracias al
apoyo popular, conseguido mediante una hábil propaganda. El inicial pronunciamiento de O`Donnell fracasó
tras un enfrentamiento con las tropas del gobierno en Vicalvaro y que popularmente se conoce como
Vicalvarada. Los rebeldes se reagruparon y publican una ______ llamada El Manifiesto del Manzanares, que
consiguió un respaldo masivo y provoco la revolución de Julio. El manifiesto parece que fue redactado por un
joven abogado, Antonio Canovas, posterior protagonista de la España de la Restauración. El documento
prometía un estricto cumplimiento de la Constitución, cambios en al ley electoral y de imprenta. Apoyado por
otros militares (Serrano) y con la población en las calles, el golpe triunfó e Isabel II encargó formar gobierno
al ya anciano Espartero con O`Donnell como ministro de Guerra. Las primeras medidas combinaron las
recompensas por el triunfo (autoascenso de los militares golpistas, el nombramiento de altos cargos afines a
los sublevados) con la recuperación de instituciones y normas de la etapa progresista:
• Ley de milicias( 1822)
• Ley municipal 1823
En las elecciones constituyentes convocadas apareció una fuerza nueva: la Unión Liberal. La idea había
surgido en los últimos años entre moderados aperturistas, cansados de la corrupción y del conservadurismo de
su partido y convencidos de la necesidad de ampliar la base social del régimen; estos son moderados; y entre
los progresistas cercanos al moderantismo y asustados tanto del planteamiento radical del progresismo como
de los demócratas. Era un partido con vocación de centro, pero supo captar a hombre de prestigio como
Joaquín María López e incluso al mismo general O`Donnell. A lo largo del bienio fue creciendo su influencia
al tiempo que se constituía, poco a poco, en la única alternativa al progresismo. Al principio con O`Donnell
como líder, después fue evolucionando hasta convertirse, en la práctica, en un partido conservador, aunque
manteniendo unas formas centristas.
En 1854, sin embargo, el partido era aún lo suficientemente ambiguo como para conseguir que muchos
candidatos progresistas se presentaran en sus listas, lo que permitió claramente ganar las elecciones. La
coalición entre unionistas y progresistas les permitió dominar de una forma abrumadora ambas Cámaras.
Mientras tanto, Demócratas y Rep. Se mantuvieron en la oposición, pues su fuerza y su organización aún no
eran lo suficientemente sólidas como para constituirse en una alternativa. Sin embargo, sus jóvenes dirigentes,
como Cautelar, Rivero y Pi y Margall aprovecharon este tiempo para acumular experiencia y emprender desde
las cátedras y la prensa sus primeras batallas políticas. Los progresistas actuaron fundamentalmente en
defensa de los intereses económicos de la burguesía urbana y de las clases medias. Partidarios de reformas
limitadas, y muy alejadas de los intereses populares, acabaron chocando tanto con los movimientos obreros y
urbanos como con los moderados. Aparte de la Constitución, que debía sustituir a la de 1845, y que no llegó a
entrar en Vigo, las principales reformas fueron unas leyes encaminadas a sentar las bases de modernización
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económico del país:
• Ley de desamortización 1855
• Ley de ferrocarriles 1855
• Ley de Sociedades Bancarias y Crediticias 1856
La constitución de 1856 era la imagen del pensamiento progresista, sus principios básicos eran:
• La defensa de la soberanía nacional
• Una declaración de derechos individuales detallada y precisa con especial énfasis a la libertad de
imprenta y a la libertad religiosa
• Limitación de poderes de la corona y el gobierno, que pasarían a estar estrechamente controlados por
las cortes
• Los ayuntamientos y diputaciones pasaban a ser electivos y se retornaba un Senado elegido por
sufragio restringido, pero similar al de la constitución de 1837, con lo cual ampliaba la base electoral
a 700000 votantes.
Sin embargo, la constitución de 1856 nunca llego a tener vigor. Aprobada en las Cortes en 1855, su puesta en
vigor fue aplazándose ante la agitación política que inundaba el país y ante esta situación en el otoño de 1856
O`Donnell anuló definitivamente esta Constitución y ordenó el retorno inmediato a la Constitución de 1845
que no había sido derogada todavía.
De todas las medidas adoptadas por los gobiernos progresistas destaca por su trascendencia la Ley de
Desamortización General de 1 de mayo de 1855, conocida como desamortización de Madoz, por ser Pascual
Madoz el ministro de Hacienda que la promovió. Declaraba la venta en subasta pública de toda clase de
propiedades rústicas y urbanas pertenecientes al Estado, a la Iglesia, los propios y baldíos de los municipios y
en general, todos los bienes que permanecieran amortizados. Se trataba por tanto de completar y terminar el
proceso iniciado por Mendizábal en 1836.
La segunda ley importante de los progresistas fue la Ley General de Ferrocarriles de junio de 1855 que
consistía en promover la construcción ferroviaria hasta entonces casi inexistente. Las ventajas fiscales, las
subvenciones y la protección del gobierno permitieron impulsar la construcción acelerada de vías y
estaciones. De 200 km. en 1853 se paso a más de 5000 en 1866, sin que tan espectacular crecimiento pudiera
rentabilizarse después y sin que hubiera beneficiado a la industria española. Por su parte La Ley de
Sociedades Bancarias y Crediticias promulgada en el 56, contribuyó tímidamente a facilitar la inversión
ferroviaria y permitió el surgimiento de un mercado financiero moderno que se materializó en la entrada de
capitales.
El contrapunto del bienio y una de las claves de su fracaso fue el permanente clima de conflictividad social.
Las causas fueron múltiples:
• la epidemia de cólera de 1854
• el alza de precios del trigo causada por la guerra de Crimea
• las malas cosechas
• las tensiones entre obreros y patronos en las fábricas
• el incumplimiento por el gobierno de las promesas hechas al inicio del periodo
Los enfrentamientos callejeros se hicieron especialmente graves en Barcelona donde el crecimiento fabril se
había conseguido gracias a la mecanización del trabajo y a los bajos salarios. Allí se produjo una huelga
general en 1855 (el detonante fue la ejecución sumarial de José Barceló, líder obrero que había sido
condenado a muerte por un crimen que no cometió)
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Tras prometerlo a los dirigentes obreros, el gobierno presentó una Ley del Trabajo que reducía la jornada
laboral de los niños, pasado a ser esta sólo de 10 a12 horas. Además la ley permitía las asociaciones obreras
siempre y cuando no excedieran de 500 miembros y establecía para resolver conflictos laborales unos jurados
formados exclusivamente por patronos. La ley fue rechazada por Demócratas y Rep. Que la calificaron como
excesivamente conservadora y la conflictividad siguió creciendo.
En los primeros meses del año 1856 se sucedieron violentos motines en el campo castellano y las principales
ciudades de país con incendios de fincas y fábricas, cada vez reprimidos con mayor brutalidad por el ejército y
la guarida civil. El gobierno perdió el apoyo de las Cortes y muchos diputados progresistas se pasaron a la
Unión Liberal.
Finalmente la reina aceptó en junio la dimisión de Espartero y encargó formar gobierno a O`Donnell. Los
grupos radicales interpretaron el cambio como un autentico golpe palaciego por lo que sacaron las milicias a
la calle para oponerse al gobierno peor el intento de rebelión popular fue duramente reprimido por el ejército
dirigido por Serrano, quien llegó a bombardear incluso el Congreso de los Diputados. La rendición de los
sublevados puso fin a la experiencia progresista.
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