Las raíces de las palabras derivadas españolas y su categoría Jan Schroten (Universidad de Utrecht) Resumen Los datos españoles que se discuten en este ensayo son dos grupos de pares nombre – verbo que tienen significado de sonido o voz y de baile o danza. La cuestión morfológica es cómo se estructuran estas palabras y qué propiedades léxicas son necesarias para dar una descripción adecuada de su formación. La hipótesis que propongo es que estas palabras se componen de una base acategorial y un sufijo nominal o verbal. La sufijación se trata como un proceso de concordancia morfológica, tratamiento que es atractivo en la teoría minimalista de Chomsky. En esta aproximación, la base tiene rasgos conceptuales o semánticos interpretables y rasgos formales ininterpretables; los rasgos formales son los que se necesitan para determinar con qué sufijo se combina la base formando palabra. Si la base se combina con un sufijo apropiado, se elide el rasgo formal de la base, con lo que se forma una palabra legítima. Además de esto, el sufijo puede tener rasgos conceptuales, que son ininterpretables en él. Cuando el sufijo se combina con una base con los mismos rasgos conceptuales, rasgos interpretables en la base, se eliden los rasgos conceptuales ininterpretables del sufijo y se forma una palabra legítima. Algunos sufijos no tienen rasgo conceptual y pueden combinarse con cualquier tipo de base, a condición de que ésta tenga rasgo formal que se elide al combinarse con el sufijo apropiado. Así se esboza la base de una teoría morfológica de concordancia en la formación de palabras, teoría plausible en el contexto de la teoría minimalista. La ventaja de esta aproximación está en la tentativa de explicitar los procesos morfológicos que se dan cuando se combinan una base y un sufijo en la formación de una palabra. Introducción En estudios de morfología derivacional del español se suelen usar datos lexicográficos, que son las definiciones que se hallan en los diccionarios. Así, por ejemplo, el nombre baile se define como : « [a]cción de bailar », mientras que el verbo valsar se define como « [b]ailar el vals ». La definición lexicográfica y el análisis morfológico que se basa en ella se resumen en (1) : (1) Definiciones lexicográficas y su interpretación morfológica (i) baile. Definición: « Acción de bailar. » (Moliner, s.v.) Análisis morfológico : baile es deverbal, con estructura: [V:bail-] + [N : -e] (ii) valsar Definición : « Bailar el vals » (Moliner, s.v.) Análisis morfológico : valsar es denominal, con estructura: [N: vals-] +[V : -ar] Los estudios de Marchand (1969) – sobre el inglés -, de Lüdtke (1973) – sobre el francés, el catalán y el castellano – y las observaciones de Rainer (1993) – sobre el español – muestran que los autores no solo tienen en cuenta las definicones lexicográficas, sino que se basan además en sus intuiciones relativas a la dirección de la derivación, o relativas a la categoría de la base. Las intuiciones que se manifiestan son intuiciones de lógica conceptual y de plausibilidad, pero no se trata de intuiciones lingüísticas del hablante nativo que forman la base de la gramática generativa. En realidad, en muchas páginas de análisis morfológico se 1 presenta como evidente y natural la dirección de la derivación en que se basa el autor, sin que se mencionen argumentos independientes de carácter morfológico. Un argumento que se suele mencionar en los estudios morfológicos tiene que ver con el « peso » del sufijo y la base típica que selecciona. Por ejemplo, los nombres que terminan en los sufijos –miento y –ción, que son sufijos largos o « de peso », se suelen analizar como nombres con base verbal, independientemente de la definición lexicográfica. Como se puede observar en los dos ejemplos que se presentan en (2), los diccionaristas son más cautelosos que los morfólogos, y determinan en cada caso la dirección de la definición. Los lexicógrafos se basan en intuiciones conceptuales y dan las definiciones que creen más adecuadas; los morfólogos tratan como « evidentemente » deverbales los nombres terminados en –miento y – ción, tomando en consideración el argumento formal del « peso » del sufijo : (2) Sufijos nominales largos y su tratamiento lexicográfico y morfológico (i) Nombre : declaración Definición lexicográfica : « Acción de declarar. [Subacepción :] Cosa que se declara ». (Moliner, s.v.) Análisis morfológico : Nombre deverbal : [V : declar(a)-] + [N : ción] (ii) Nombre : sentimiento Definición lexicográfica : « 1. Estado afectivo [,,,]. 2. Estado de ánimo […] » (Moliner, s,v,) Tratamiento morfológico : Nombre deverbal : [V : sent(i)-] + [N : -miento] En los estudios sobre el español de Pena (1976, 1980, 1993), los criterios que se manejan para determinar si el verbo es denominal o si el nombre es deverbal son intuitivos, formales o históricos. Se mencionan muy pocas consideraciones conceptuales de una manera explícita, pero se pueden deducir de las conclusiones que se presentan como evidentes. Por ejemplo, el nombre abanico, que denota un instrumento o artefacto, se trata como la base del verbo abanicar. Y todos los nombres que refieren a artefactos, instrumentos y objetos se tratan como bases evidentes de los verbos emparentados. Un aspecto formal es su tratamiento del adjetivo alegre, el nombre alegría y el verbo alegrar que comparten la base [alegr-]. El verbo alegrar se analiza como evidentemente basado en el adjetivo alegre y no en el nombre alegría, probablemente debido a un motivo formal : el sufijo –e del adjetivo tiene menos « peso » que el sufijo –ía del nombre, que tiene más relieve. Al derivar el verbo, es menos costoso y más plausible elidir la –e átona sufijal del adjetivo que el sufijo bisílabo con vocal acentuada –ía del nombre. Es curioso que el diccionario VOX defina alegrar como : « poner alegre » y que el de Moliner dé la definición : « dar alegría a alguien ». El cometido de este estudio es demostrar que la base de las palabras derivadas es acategorial, desprovista de categoría léxica, y que es el uso del sufijo nominal o verbal (o la conversión de la base a la categoría de nombre N o de verbo V ) lo que determina la interpretación de la palabra derivada. Se tendrán en cuenta grupos de pares de nombre y verbo con sufijos nominal y verbal mínimos y contenido semántico fácil de determinar : un grupo de nombres y verbos emparentados que refieren a bailes o danzas y su ejecución y otro grupo de nombres y verbos emparentados que refieren a sonidos o voces y su emisión. En el primer apartado, se discutirán algunos aspectos conceptuales del nombre y el verbo emparentado, con sufijo mínimo, de baile o danza (en 1.1.) y de sonido o voz (en 1.2.) para poder mostrar las desventajas de una base categorial y las ventajas de la hipótesis de la 2 base acategorial. Las conclusiones provisionales de presentarán en 1.3. En el segundo apartado se verán las propiedades de algunos sufijos ejemplares y su tratamiento en el componente morfológico. Se trata de saber qué propiedades conceptuales y semánticas tiene el sufijo y cómo se obtiene la interpretación de la palabra que se compone del sufijo y la base. Se trata sobre todo de saber cómo se interpreta la incorporación de la base al sufijo (o del sufijo a la base) tanto desde el punto de vista semántico como desde el punto de vista formal. Las conclusiones se hallarán en el tercer apartado. 1. Aspectos conceptuales de la base 1.0. Introducción En este apartado, intentamos hallar argumentos conceptuales que nos permitan determinar propiedades de la base de un par de nombre y verbo, que tienen la misma base y en que tanto el nombre como el verbo tiene un sufijo mínimo : una vocal, -o, -a, -e nominal y la « pura desinencia » verbal. En el primer subapartado se discuten los nombres de bailes o danzas y los verbos emparentados. En el segundo subapartado se discuten nombres de sonidos o voces y los verbos emparentados. El tercer subapartado dará algunas consideraciones y conclusiones provisionales. 1.1. Nombres de bailes y danzas y los verbos emparentados Consideremos el verbo bailar y el nombre baile y los conceptos que expresan. Se define el verbo bailar como « [m]over el cuerpo, los pies y los brazos en orden y a compás » (VOX, s.v) y el nombre baile como la « [a]cción de bailar » (VOX, s.v.), que sugiere que los lexicógrafos definen una base verbal y un nombre deverbal. Es usual también definir otra acepción del nombre baile de distinta manera, como « [s]ucesión de mudanzas ejecutadas según un orden y ritmo determinados, que recibe un nombre particular, como vals, rigodón, polca, etc, » (VOX, s.v. 3). Si se considera esta acepción del nombre como fundamental, se puede interpretar el verbo bailar como denominal, denotando la acción que produce la « sucesión de mudanzas ». Comparando este par de palabras con otro similar, que es danzar y danza, vemos que surge la misma duda : ¿es denominal el verbo danzar o es deverbal el nombre danza? También es posible que se trate de dos procesos derivativos, uno convirtiendo el verbo en nombre de acción y otro convirtiendo el nombre, que denota la sucesión de mudanzas efectuada por los que bailan, en un verbo que se puede definir como: « ejecutar un baile o bailes o una danza o danzas ». De hecho, se impone un análisis conceptual de bailar como verbo denominal si seguimos la aproximación expuesta en Hale y Keyser (1993). El primer paso, que es decisivo, es observar que hay una equivalencia de bailar y « ejecutar un baile ». Esta equivalencia sugiere que el nombre es la base conceptual del verbo. Sigue siendo posible que el verbo, a su vez, sea la base del nombre deverbal de acción baile. Esta posibilidad se ha esbozado en (3): 3 (3) Derivación doble de baile. (i) bail- (base léxica nominal : « sucesión de mudanzas ») > (ii) bail+ar (verbo = « ejecutar un baile (=sucesión de mudanzas ») > (iii) bail+e (nombre deverbal : « acción de bailar »). El mismo análisis podría tener danzar, que significa: « ejecutar una danza », con el nombre deverbal danza, con acepción « acción de danzar », y base nominal danza, que se define como « baile » (VOX, s.v.) Nótese que hay distintos nombres para denotar distintos tipos de baile o danza, que son distintas « sucesiones de mudanzas » producidas por los que bailan, como chotis y merengue. Estos nombres que denotan bailes no tienen verbo emparentado, como lo serían : *chot(is)(e)ar, *merenguear. La construcción verbal se obtiene usando el verbo bailar con el nombre como su complemento directo: bailar el chotis / merengue. En otros casos, hay nombre y verbo: hay un nombre, vals, que denota un tipo de baile y un verbo valsar; hay un nombre, tango, y, según VOX (s.v.) el verbo tanguear se usa en las Antillas y en Colombia; y no hay verbo que corresponda con la danza popular llamada jota; no hay verbo *jot(e)ar. Si hay verbo, los diccionarios definen los verbos como denominales : tanguear = « [b]ailar el tango » (VOX, s.v.) y valsar = « [b]ailar el vals » (Moliner, s.v.), lo que sugiere que el nombre exprime el concepto básico. La existencia y disponibilidad del verbo derivado del nombre parece ser accidental, como se puede ver en el resumen de estos datos en (4) : (4) Pares de nombre de baile y verbo (i) baile => bailar ; (ii) danza => danzar ; (iii) chotis => *chot(is)(e)ar; (iv) merengue => *merenguear; (v) vals => valsar; (vi) tango => tanguear; (vii) jota => *jotear Consideremos con mayor atención las definiciones de los verbos bailar y danzar y de los nombres baile y danza: (5) Definiciones de bailar y baile, danzar y danza (Moliner, s.v.) bailar: 1. Mover el cuerpo y los miembros con ritmo, generalmente siguiendo el compás de una música. baile 1. Acción de bailar. 2. Cada una de las formas de bailar adaptadas a un género de música. danzar 1. Moverse rítmicamente, siguiendo el compás de una música. danza 1. Acción de danzar. Escena o espectáculo de personas que danzan. Conjunto de movimientos que forman una pieza completa de baile. Nótese que las definicones de baile y danza como acciones, que hallamos en los diccionarios, no son compatibles con el rechazo de las construcciones que se presentan en (6): (6) a. *el baile de este tango cansa mucho (cf.: ( el) bailar este tango cansa mucho) b. *la danza de este tango cansa mucho (cf.: (el) danzar este tango cansa mucho) 4 Teniendo esto en cuenta, podemos aventurar la hipótesis de que las acciones designadas por bailar y danzar se definen mejor como: « ejecutar un baile / una danza » y que la base es el nombre baile o danza, que designa una serie de pasos, o « sucesión de mudanzas ». O sea, bailar y danzar se pueden interpretar como verbos denominales en vez de tratar como deverbales los nombres baile y danza. Los nombres de baile y danza designan conceptos que pueden interpretarse como resultados de la acción. Dicho de otra manera, los nombres designan figuras formadas por series de pasos o « sucesiones de mudanzas » y los verbos denominales designan las acciones de dibujar con los pies y los brazos las figuras representadas por el nombre. Se trata de nombres concretos, y no abstractos como sugieren los diccionarios. Siguiendo los pasos de Hale y Keyser (1993), concluímos que bailar y danzar son equivalentes de « ejecutar un baile » y « ejecutar una danza », con lo que tenemos una base para explicar por qué son marginales « bailar un baile » y « danzar una danza » : el complemento directo va incluído en el verbo y es superfluo; véase Schroten (1997). Hay más: podemos explicar a qué se debe la admisibilidad de bailar y danzar con complemento directo que expresa el tipo de baile o danza: (7)a. bailar / danzar un chotis / un vals / un tango / ... b. ejecutar un baile / una danza que es un chotis / un vals / un tango / .... Obsérvese que los bailes y danzas no solo son los pasos que da el que baila o danza, sino que también hay orquestas que los tocan y, con algunos tipos de baile, cantadores que los cantan, de modo que se pueden ver y oír también: (7)c. ver / oír un chotis / un vals / un tango / ... Los nombres que denotan tipos de danza se comportan como si especificasen un núcleo N= baile / danza. Dicho de otra manera los tipos específicos de baile tienen rasgo semántico [« baile »]. 1.2. Nombres que denotan sonidos y voces y los verbos emparentados Consideremos el nombre grito y el verbo gritar. Para determinar si el nombre es deverbal o si el verbo es denominal, no sirve ningún criterio cuantitativo, de « peso » del sufijo: el sufijo nominal –o y el sufijo verbal –ar (limitándonos a la forma del infinitivo) son igual de breves. Desde un punto de vista conceptual, el sustantivo grito se puede interpretar como nombre de acción derivado del verbo gritar, verbo con significado : « emitir un grito o gritos » (Moliner, s.v.). En apoyo de esta posibilidad se puede argumentar que la acción tiene que ser efectuada antes de que se produzca el efecto, el grito. O sea, la prioridad de la acción, expresada por el verbo, se puede interpretar como argumento a favor de un verbo básico y un nombre derivado denominal. Curiosamente, el extenso libro de Lüdtke (1978), que da una serie impresionante de verbos y nombres emparentados, que llama deverbales, no da ningún motivo por el que el nombre ha de considerarse como deverbal. Hay más : Lüdtke trata la vocal que se halla en los sufijos nominales –o, -a, -e como un afijo desinencial de género que sigue al sufijo « cero » nominal. En este articulo se interpreta como sufijo nominal « mínimo » que alterna con el sufijo –ido que hallamos en muchos nombres de sonidos y voces.. 5 Consideremos de nuevo el sustantivo y su relación con el verbo. Observamos que el nombre grito refiere a una cosa, aunque no tangible, sí audible y por lo tanto concreta. En la expresión « emitir un grito » es como si el grito se interpretase como una cosa concreta echada fuera de la boca; si consideramos la expresión « dar un grito o gritos» se halla la misma interpretación o se puede considerar la posibilidad de que « dar » significa « producir » con lo que es como si el nombre grito denotase un objeto efectuado. Aunque el acto de gritar es anterior a su resultado, que es un grito o gritos, el mundo conceptual puede concebirse como un mundo poblado por distintos sonidos y voces, entre los que se hallan los gritos. Para comprender el mundo conceptual de los sonidos y voces, es importante considerar que está poblado también de voces de animales, como por ejemplo el maúllo o maullido del gato, el mugido de la vaca, y de otros sonidos no producidos por el hombre como el tintineo de copas y el chirrido de goznes. Es poco probable que el concepto expresado por el verbo maullar tenga existencia conceptual anterior a la existencia del concepto expresado por el nombre maullido o maúllo, que el concepto mugir tenga existencia anterior al concepto mugido; todavía más difícil de entender sería la existencia previa del concepto chirriar a la de chirrido. Lógicamente, el hablante aprende primero el tipo de sonido, dándose cuenta después del emisor, un animal que emite un sonido típico, un gato que maúlla o una vaca muge o un objeto que produce un ruido típico, copas que tintinean o goznes que chirrían. Podemos imaginarnos - fácilmente o con muchas dificultades - vacas maullando o gatos mugiendo, copas chirriando o goznes tintineando. La sorpresa está en el evento a que referimos : sabemos que no hemos oído mugir a ningún gato ni maullar a ninguna vaca, ni hemos oído tintinear ningún gozne ni chirriar ninguna copa. O sea, sabemos exactamente el tipo de sonido denotado por el nombre y nos sorprende su emisor : la sorpresa no es lingüística, sino pragmática. Otros pares nombre - verbo soportan la hipótesis de que los nombres que denotan sonidos son los elementos básicos. Una pequeña selección de diez nombres tomada de Lüdtke (1978) se presenta en (8) ; se añaden las definiciones de VOX (1990): (8) (i) alboroto = [VOX] Gritería o estrépito [Gritería=Griterío. Cunfusión de voces altas y desentonadas] [Estrépito. Ruido considerable, estruendo.][ Estruendo. Ruido grande.] (ii) arrullo = [VOX] Canto grave y monótono de las palomas y tórtolas (iii) aúllo = aullido [VOX] (de aullar). Voz triste y prolongada del lobo, el perro y otros animales. (iv) baladro = [VOX] Grito o voz espantosa. (v) bostezo = [VOX] Acción de bostezar (vi) bramo = bramido [VOX] Voz del toro o de otros animales salvajes. (vii) estallo = estallido [VOX] Acción de estallar (estallar = [VOX] Henderse o reventar de golpe una cosa, con chasquido.) [Chasquido. Sonido o estallido hecho con el látigo o la honda cuando se sacuden en el aire violentamente] (viii) estornudo = [VOX] Acción de estornudar. (estornudar = [VOX] Despedir estrepitosa y violentamente el aire de los pulmones, por una espiración voluntaria y repentina.) (ix) maúllo = maullido [VOX] Voz del gato. 6 (x) murmullo = [VOX] Ruido sordo y confuso. Aunque la definición del diccionario no es criterio decisivo si queremos determinar la dirección de la derivación, podemos basarnos en ella para ver qué tipo de contenido semántico ofrece. Hay verbos emparentados con cada uno de los diez nombres que se presentan en (8), que son los que se enumeran en (9) : (9) Verbos que refieren a sonidos y voces y el nombre emparentado (i) alborotar => alboroto; (ii) arrullar => arrullo; (iii) aullar => aullido, aúllo; (iv) baladrar => baladro; (v) bostezar => bostezo; (vi) bramar => bramido; (vii) estallar => estallido; (viii) estornudar => estornudo; (ix) maullar => maúllo, maullido; (x) murmullar => murmullo. En el libro de Lüdtke, los verbos se presentan como básicos y los nombres como deverbales, en muchos casos caracterizados como nombres que denotan el efecto de la acción significada por el verbo. Por ejemplo, la acción expresada por estornudo se define a base del verbo, estornudar. Invirtiendo los términos, podríamos considerar la posibilidad de que el nombre concreto estornudo, que denota según VOX (1990, s.v.) no solo la acción sino también el efecto de estornudar, sea la base y el verbo, la palabra derivada. Si suponemos que los nombres de sonido son concretos, el verbo tiene significado causativo : « producir un estornudo o estornudos ». El productor o emisor del sonido llamado estornudo es normalmente una persona, pero puede tratarse de un animal, como un caballo, un perro o un gato. Cambiando la « dirección » de la derivación obtenemos las definiciones siguientes basadas en las de VOX : (10) (i) estornudo. (a) Despedida violenta del aire de los pulmones, por una espiración voluntaria y repentina (b) Sonido estrepitoso que suele acompañar a la despedida violenta del aire de los pulmones, por una espiración voluntaria y repentina. (ii) estornudar. (a) Despedir violentamente el aire de los pulmones, por una espiración voluntaria y repentina. (b) Producir el sonido « estornudo ». Los infinitivos nominalizados mediante el artículo definido el denotan un « evento complejo », si aplicamos un test de Grimshaw (1990), ya que permiten el uso de adverbios frecuentativos como frecuentemente y continuamente. Los nombres que se definen como acciones derivadas del verbo emparentado no permiten el uso del adjetivo de frecuencia frecuente o continuo. Los ejemplos se presentan en (10) : (11) (i) el estornudar frecuentemente / continuamente es señal de buena salud (ii) ??el estornudo frecuente / continuo es señal de buena salud (iii) ??los estornudos frecuentes / continuos son señales de buena salud Los nombres de « evento complejo » no se pueden usar en plural, mientras que los nombres de 7 « evento simple » se pueden usar en plural, de nuevo según Grimshaw (1990). Este test demuestra también que el infinitivo sustantivado es de « evento complejo » y el nombre que se define como derivado del verbo es de « evento simple » : (12) (i) *los estornudares son señales de buena salud (ii) los estornudos son señales de buena salud Concluímos que el nombre que denota un sonido y que tiene verbo emparentado no es evidente que sea un nombre deverbal. El verbo se define fácilmente mediante la fórmula : « producir el sonido x » en que x es el nombre que denota el sonido. De nuevo, concluímos que la base no es evidentemente el verbo. 1.3. Sobre los nombres de evento simple y su interpretación Los nombres que denotan bailes o danzas y sonidos o voces se pueden interpretar como nombres concretos o, talvez, de « evento simple », si adoptamos la terminología de Grimshaw (1990). De esto se sigue que la definición de « acción » que hallamos con muchos nombres, definición que sugiere un significado de « nombre de evento complejo », no es apropiada. En algunas definiciones, se trata del « efecto » de la acción designada por el verbo emparentado ; en otras, se trata de un « evento simple » que se puede considerar como concreto. Por ejemplo, el grito se puede interpretar como el efecto de la acción de gritar o como un « evento simple », la emisión de un sonido fuerte o como el sonido mismo de tipo ‘grito’. No se opone nada a que se interpreten los nombres de sonido como nombres concretos ya que los sonidos son « audibles ». El oído es uno de los cinco sentidos y percibe los sonidos. De la misma manera, no se opone nada a que se interpreten como concretos los bailes o danzas, ya que son figuras o series de pasos o « sucesiones de mudanzas » que se pueden percibir con los ojos. Son eventos porque tienen desarrollo temporal : el vals no se ejecuta si no hay una serie de pasos en determinado orden y ritmo. Sin embargo, se perciben, por lo que concluyo que son nombres concretos. 2. Bases acategoriales y sufijación 2.0.Introducción La hipótesis de que la base de los nombres y verbos que estamos discutiendo no tiene categoría léxica debe ser completada con otra hipótesis, que es que son los sufijos los que determinan la categoría léxica de las palabras. En la formación de las palabras entran, pues, bases acategoriales y sufijos categoriales. La cuestión específica que quiero señalar es que la combinación de la base y su sufijo es, en parte, arbitraria. Consideremos, por ejemplo, -miento y –ción, sufijos nominales bastante productivos y los sufijos nominales « vocálicos » –o, -a, -e a que hemos dedicado alguna atención en el primer apartado. Si se escoge una base acategorial de « sonido » como arrull- , ésta debe contener información sobre qué sufijo nominal y qué sufijo verbal selecciona, si es que selecciona las dos categorías. La base debe contener información de que el sufijo nominal es [N : –o] y el sufijo verbal es la vocal temática [V : -a-], digamos. No se forma el nombre *arrulle, ni *arrulla, ni *arrullamiento ni *arrullación y no se forma el verbo *arruller, ni *arrullir, ni *arrullecer ni otra forma verbal que se da en español en otros 8 casos. En el contexto de la teoría minimalista y las variantes que se hallan en Chomsky (1995, 1998, 1999) se puede escoger la aproximación siguiente : la base contiene un rasgo formal, que es la indicación del sufijo nominal que requiere. Este rasgo es formal e ininterpretabe y se elide al combinarse la base con el sufijo relevante. Si no se elide el rasgo formal de la base, porque se combina con otro sufijo nominal, el rasgo formal ininterpretable de la base causa la inaceptabilidad de la palabra formada así. Mi propuesta es, pues, que la combinación de la base y el sufijo es un proceso de concordancia. En este apartado, me propongo elaborar algunos aspectos de cómo se forman los nombres y verbos, determinando la aportación semántica y conceptual de la base y la de algunos sufijos y la necesidad de postular rasgos ininterpretables que se eliden en la formación de palabras. En el primer subapartado, discutiré la combinación de una base con el sufijo nominal –ido. En el segundo subapartado, se tratarán algunos aspectos de la combinación de una base con los sufijos nominales –miento y –ción. En el tercer subapartado, se consideran algunas propiedades de la combinación de la base con los sufijos nominales que he llamado « vocálicos » : –o, -a y –e. Al final, en el cuarto subapartado, se señalarán algunos aspectos generales de la hipótesis. 2.1. El sufijo –ido y la base El sufijo –ido es muy típico. De acuerdo con Rainer (1993 : 531/2), quien se basa en Lüdtke (1978), se trata de un sufijo típico de nombres que denotan sonidos, con base generalmente verbal. Por ejemplo, chirrido tiene base verbal chirriar y refiere al sonido que pueden producen los goznes. El sufijo puede interpretarse como dotado de contenido semántico, el rasgo semántico [« sonido »] ; la base acategorial chirri- tiene interpretación [« sonido « ], con especificación más detallada sobre el tipo de sonido y su emisor usual, los goznes. En la combinación, podríamos suponer que se da una fusión del rasgo semántico del sufijo y el de la base, y que la palabra tiene un solo rasgo semántico [« sonido »]. Se podría interpretar la fusión como fenómeno de rasgos interpretables, como lo es el rasgo conceptual [« sonido »]. Hay un problema, que es que el sufijo requiere, y no solo permite, base con rasgo interpretable [« sonido »]. Si se considera interpretable el rasgo [« sonido »] en el sufijo, no se explica por qué el mismo rasgo interpretable es necesario, y no solo posible, en la base. O sea, es inexplicable que no se formen palabras como *pianido con significado « sonido de un piano ». La fusión de un rasgo interpretable de la base y del sufijo con que se combina formando una palabra es plausible, pero la necesidad es inexplicable en la aproximación que acabamos de esbozar. La hipótesis que propongo es que el rasgo semántico del sufijo es rasgo ininterpretable, que tiene que ser elidido. Según esta hipótesis, es la base la que determina la « quiebra » de la derivación en ciertos casos. Por ejemplo, la base pian(o) no tiene rasgo [« sonido »], por lo que *pianido es una palabra que tiene sufijo con rasgo formal, ininterpretable, no elidido por un rasgo idéntico, pero interpretable, de la base. O sea, se interpreta el sufijo –ido como un elemento con propiedades desinenciales. Su rechazo se debe a esto : la presencia de un rasgo 9 formal ininterpretable. Nótese que uno podría adivinar fácilmente la interpretación [« sonido de un piano »] ; sin embargo, es una interpretación que no se da. Otras bases con rasgo conceptual [« sonido »] como maullido se interpretan de la misma manera. La base tiene rasgo formal e ininterpretable [N : -ido] y el sufijo tiene rasgo conceptual e ininterpretable [« sonido »] ; se eliden estos rasgos ininterpretables en el proceso de afijación. Al sufijo nominal « vocálico » -o le falta valor conceptual de [« sonido »], pero se permite su adjunción a algunas bases con rasgo conceptual [« sonido »]. El caso más claro es maúllo, palabra sinónima de maullido. En este caso, la base [maull-] tiene el rasgo formal ininterpretable [N : -o] y rasgo conceptual interpretable (en la base) [« sonido »], pero el sufijo no tiene rasgo conceptual ininterpretable [« sonido »]. Se sigue que el sufijo no produce « quiebra » : el sufijo no tiene rasgo conceptual tan específico como [« sonido »] que debe ser eliminado. Se sigue que el sufijo nominal –o tiene libertad de combinarse con bases con distintos tipos de rasgos conceptuales, ya que no requiere elisión de un rasgo conceptual específico. 2.2. Los sufijos nominales –miento y –ción El sufijo -ción, de acuerdo con Rainer (1993), forma « nombres de acción » y el sufijo – miento, « nombres de acción » y « nombres de cualidad ». En los dos casos es la base la que determina el sufijo apropiado. Los nombres de acción los interpreto como dotados del rasgo conceptual [« proceso »], talvez en combinación con el rasgo [« causa »] ; los de cualidad pueden interpretarse como dotados del rasgo conceptual [« estado »]. Siguiendo la pauta de Rainer (1993), la hipótesis que propongo es que los sufijos tienen estos rasgos conceptuales, ininterpretables : se combinan con bases que tienen un rasgo conceptual idéntico, capaz de eliminar el rasgo del sufijo. Así por ejemplo, la palabra reorganización tiene base [reorganiz-], con rasgo interpretable [« proceso »] y sufijo –ción, con rasgo ininterpretable [« proceso »] ; además, la base tiene rasgo formal [N : -ción] que se elide en el proceso de afijación, si el sufijo es –ción. De la misma manera se puede intepretar el « nombre de acción » encarcelamiento que se puede interpretar como la combinación de la base [encarcel-] y el sufijo –miento, con rasgo conceptual [« proceso »]. En mi hipótesis, la inexistencia de *reorganizamiento y de *encarcelación es accidental, debido a una propiedad léxica, formal y arbitraria, de las bases. Pero es posible que se descubran rasgos conceptuales específicos que permitan explicar la distribución de estos dos sufijos. 2.3. Los sufijos nominales « vocálicos » -o, -a y –e La hipótesis que quiero explorar es que estos sufijos son sufijos nominales « mínimos » : solo se impone la interpretación nominal de la palabra formada con estos sufijos. La hipótesis implica que tanto casa como danza tienen sufijo –a. El verbo casar no se interpreta fácilmente como emparentado con el nombre casa y el verbo danzar es evidentemente relacionado con el nombre danza. Se trata de características léxicas accidentales, aunque uno podría considerar la posibilidad de relacionar casar con el nombre casa mediante la definicón : « proveer de casa », pero se trata de una maniobra sospechosa. Si el sufijo solo tiene interpretación nominal, la cuestión que surge es cómo los rasgos semánticos y conceptuales de la base se pueden caracterizar y definir, de tal manera que la 10 interpretación nominal y la verbal se derivan. Los dos grupos de nombre y verbo emparentado se comportan de una manera fácil de interpretar : el nombre denota una cosa « concreta » y el verbo tiene significado de efectuación. La base [grit-] se combina con el sufijo nominal –o, formando el nombre grito y se combina con la vocal temática, digamos, formando el verbo gritar. La base tiene rasgo conceptual [« sonido »] y los significados del nombre y el verbo son fáciles de dar : el nombre tiene significado [« cosa compuesta de ondas sonoras con determinadas características »] y el verbo significa algo así como : [« producir el sonido tipo ‘grito’ »]. El nombre baile o danza tiene significado [« cosa compuesta de una sucesión de « mudanzas » »] o [« figura formada por una sucesión regular de mudanzas »] y los verbos bailar y danzar significan : [« producir un baile o danza »]. Las bases [bail-] y [danz-] tienen rasgo conceptual [« sucesión de mudanzas »]. Es evidente que se necesita más especificación conceptual. Concluímos, pues, que los sufijos nominales vocálicos solo tienen valor nominal y no manifiestan fenómenos de concordancia conceptual. La única concordancia que hay es que la base tiene rasgo formal : [N : -o], ininterpretable. Este rasgo que se elide al combinarse la base con el sufijo –o. 3. Epílogo : las características de la base En los estudios morfológicos, es usual dedicar la mayor parte de la atención a la lista de los afijos y sus propiedades. Se suelen señalar algunas propiedades de las bases con que se combinan. Lo que falta es una hipótesis general sobre cómo se efectúa la combinación de la base y el afijo. En este artículo he intentado esbozar una aproximación minimalista, según la que la sufijación es un fenómeno de concordancia, tanto de tipo puramente léxico y formal como de tipo semántico y conceptual.. En las pocas páginas que se han podido dedicar al tema, tres tipos de sufijos han sido discutidos. En primer lugar, -ido, sufijo con valor conceptual, pero ininterpretable, muy específico de [« sonido »] necesita una base con el mismo rasgo conceptual. Su combinación con una base de este tipo permite la elisión del rasgo inoportuno del sufijo. En segundo lugar, los sufijos nominales –ción y –miento tiene el rasgo conceptual general [« proceso »], que se elide en combinación con una base con el mismo rasgo conceptual y el rasgo formal de selección del sufijo. En tercer lugar, los sufijos nominales « vocálicos » -o, -a, -e no tienen rasgo conceptual y pueden combinarse con cualquier tipo conceptual de base, a condición de que tengan rasgo formal apropiado. Los rasgos conceptuales y semánticos de la base desempeñan un papel muy importante, y se necesitan estudios en que se redactan listas de rasgos conceptuales de las bases y su repercusión en la formación de palabras. En Schroten (1997, 2000), estudios dedicados a la formación de verbos parasintéticos en español, se hallan dos muestras sobre propiedades de la base y sus repercusiones en la formas de palabras. 11 Bibliografía Alcoba Rubio, Santiago (1991) "Morfología del verbo español: conjugación y derivación deverbal", en : Martín Vide, C. (ed) Lenguajes naturales y lenguajes formales, 6, 87-119, Barcelona: FPU. Aronoff, Mark (1994) Morphology by Itself. Stems and Inflectional Classes. Cambridge, Mass.: MIT Press. Bosque, Ignacio, Demonte, Violeta (eds) (1999) Gramática descriptiva de la lengua española. Madrid:: Espasa Calpe. Chomsky, Noam (1995) The Minimalist Program. Cambridge, Mas.: MIT Press. Chomsky, Noam (1998) Minimalist Inquiries: The Framework. 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