EL CUIDADO DE LA VOZ _____________________________________________________ Muchos oradores, profesores, actores, cantantes u otros profesionales de la voz y aun personas conversadoras al hablar en voz alta suelen sentir cansancio, opresión en el pecho, picazón o carraspeo en la garganta, a veces dolor en la curvatura lumbar de la espalda, etc. Sacan una voz antinatural y violenta y quedan exhaustos a los treinta o más minutos de hablar en público. ¡Cuántos han dejado su profesión o disminuido su rendimiento por esto! ¡Si conociesen las causas orgánicas y psíquicas de este defecto para poderlo corregir...! La causa inmediata es orgánica: respiración defectuosa por tensiones musculares. Pero la raíz profunda de esas tensiones se debe a las emociones descontroladas. La buena voz se apoya sobre una columna de aire suficientemente sostenida que, teniendo como base la parte baja del vientre y espalda, sale sin impedimento por la nariz. De donde se sigue que la voz no será robusta y natural si la columna de aire no tiene suficiente apoyo ni tensión, o no es lo bastante sostenida para párrafos largos (el fuelle que no funciona bien), o si encuentra impedimento en su salida. Causas orgánicas.- Respiración defectuosa por tensión muscular. Necesitamos ante todo aire abundante. 1) Ahora bien, no será abundante el aire si hay tensión en las fosas nasales y en la garganta. Si las primeras ventanas por donde ha de entrar el aire están algo estrechadas o no bien abiertas por el apuro o la emoción, está claro que la columna de aire no será suficientemente poderosa, y entonces tratamos de compensarla violentando la garganta y las cuerdas vocales, lo que produce el cansancio. Ensanchemos, pues, las aletas nasales desde su base a derecha e izquierda y por su parte superior, junto a los ojos. "Nariz como de conejo" sería la frase gráfica, y conservémosla así al exhalar y al hablar. Este solo cuidado mantenido conscientemente por varias horas y días ha curado muchas molestias de la voz. Podemos ayudarnos al principio ensanchando las aletas con los dedos y también observándonos en el espejo. 2) Columna de aire con base sólida. Esta base falla cuando el vientre y la espalda no se han dilatado bien o están lacios en sus partes inferiores. Para esto fomentamos la respiración diafragmática. La notaremos poniendo las manos en las caderas y tendiendo a separarlas con la inspiración. Tendamos a ensanchar hacia atrás la espalda en su curvatura inferior. Esto se consigue también como reflejo al tener bien abiertas las aletas nasales y levantados los pómulos y el velo del paladar. 3) Columna constante de aire. Que no se nos vaya todo en una palabra. Para eso mantengamos la dilatación en las caderas y el apoyo en la región lumbar, y soltémoslas poco a poco, y sobre todo conservemos la nariz bien ensanchada. 4) Que el aire salga sin impedimento por la nariz. Que esta vibre un poco cuando hablamos. Que las palabras salgan como sopladas (fricación) o precedidas de una aspiración, como si las echásemos por los ojos. Que los pómulos no estén caídos, ni el labio superior tenso o las comisuras de los labios hacia abajo, sino al revés (relajados). 5) Quitemos las demás tensiones en el pecho, en los hombros y omoplatos que acortan la capacidad torácica. Tengamos los hombros un poco hacia atrás y bajos, los omoplatos tendiendo a aproximarse, el pecho suavemente levantado hacia arriba, más bien que saliendo hacia adelante, el bajo vientre algo metido. Ensayemos la postura correcta, v. gr., junto a una pared, apoyando en ella los tacones, la región lumbar, los hombros y la cabeza, y todo ello con naturalidad y sin tensión. Con frecuencia, sobre todo en personas de vida sedentaria, son los músculos de la cintura y espalda los que están tensos y acortan la respiración. Entonces será recomendable el masaje o ejercicios que los aflojen. Causa psíquica, las emociones.- Los estados emocionales de terror, preocupación, prisa, desaliento, ira, etcétera, tienden a acortarnos la respiración, impiden que esta se inicie como debe, por debajo del ombligo, dificultan la expansión hacia atrás de la curvatura inferior de la espalda, hacen que los hombros se levanten e inclinen hacia adelante, o que los pómulos, el labio inferior y las comisuras de los labios desciendan. Con esto al aire no entra ni sale con soltura, y así perdemos la resonancia y alcance que la voz adquiere cuando todos estos músculos están flexibles. Recordemos la voz y el encogimiento de los tímidos. Al contrario, las emociones positivas de amor, alegría, seguridad, optimismo, dilatan el pecho y los pulmones, nos hacen respirar mejor y emitir el aire y la voz con soltura. Ejercicios prácticos para impostar la voz Antes de todo ejercicio adoptemos la postura correcta indicada arriba: cuerpo derecho, bajo vientre no salido, baja espalda hacia atrás, pecho recto, hombros atrás y bajos, omoplatos aproximándose, músculos del rostro flojos, labio superior y velo del paladar levantados y la nariz y garganta ensanchadas y flojas. Para aflojar las mandíbulas ayudarán los siguientes ejercicios: 1.º- Ante un espejo mover la mandíbula inferior de derecha a izquierda enérgicamente varias veces y luego de arriba abajo. 2.º- Moverla describiendo un semicírculo: del centro a la derecha, de allí hacia abajo y luego hacia arriba por la izquierda para terminar en el centro. 3.º- Repetir el ejercicio de izquierda a derecha, varias veces. Estos movimientos dan flexibilidad y soltura a mandíbulas tensas. Para el labio superior tenso y caído: Levantarlo repetidas veces sin mover la nariz. O bien, agachando la cabeza hasta que el rostro esté como mirando atrás, soltar el labio. Notaremos que, por la fuerza de la gravedad, este se inclina hacia el suelo; lo que, por la postura adoptada, significa que se movió hacia arriba. Varios minutos de esta postura nos darán una sensación agradable de relajación y soltura. Pueden también levantarse con los dedos. Para la lengua y paladar: 1.º- Sacar la lengua cuanto se pueda horizontalmente plana o en forma de cuchara con golpes enérgicos. 2.º- Sacada la lengua en forma cóncava cuanto se pueda, irla levantando y encorvando siguiendo la bóveda del paladar. Bajarla, descansar y repetir el ejercicio. Para la respiración y fonación: 1.º- Inspirar activamente, pero sin violencia, por la nariz bien ensanchada y dejar salir el aire con naturalidad, también por la nariz bien abierta (unas diez veces). 2.º- Espirar del mismo modo y al echar el aire por la nariz emitir un zumbido como como un "hum" sintiendo la vibración en los tubos nasales (también unas diez veces). Repetir esto varias veces al día y por varios días para formar el hábito. 3.º- Hacer lo mismo, pero añadiendo a "hum"-"o-o". "Huma-a-a-a-a", dejando que la o y la a salgan con resonancia en la cabeza o en la frente superior. 4.º- Hum con e, i, u. 5.º- Hum-ta-to-te-ti-tu. Hum-ba-bo-be-bi-bu, etc (escala de perceptibilidad de los sonidos). Finalmente, produciendo primero la vibración como en "hum", podremos leer palabras o frases o párrafos enteros, procurando conservar el rostro en la misma actitud de "hum". Al hablar sobre todo en público, abramos ampliamente la boca y nariz y pronunciemos con decisión y distinción todas las sílabas.. Esto hará, por los reflejos espontáneos, que el organismo adopte más fácilmente la postura correcta. Conocí en Brasil a un joven profesor con cansancio, debilidad general y sobre todo con mala impostación y fatiga de la voz. Se propuso observar estas normas de buena impostación, sobre todo el ensanchar bien la nariz y levantar los pómulos. A los pocos días empezó a sentir alivio, con bostezos muy frecuentes (el bostezo es la válvula de seguridad del aparato respiratorio en tensión y nos ofrece la respiración más perfecta). Cuando le volví a ver meses después había mejorado notablemente y su cansancio general y el de la voz habían desparecido por completo.