Actas – IV Congreso Internacional Latina de Comunicación Social – IV CILCS – Universidad de La Laguna, diciembre 2012 Aportar un poco de luz sobre la creación de valor del periodismo digital Manuel Goyanes Martínez – Universidad de Santiago de Compostela – [email protected] Resumen: La difusión y desarrollo del periodismo digital ha provocado cambios en los modos de consumo de los medios de comunicación tradicionales. El modelo de negocio gratuito y financiamiento a través de publicidad de la mayoría de cibermedios ha dado resultados económicos relativamente deficientes. El objetivo de la presente investigación es dar un poco de luz sobre sobre la necesidad de una mejor creación de valor en el periodismo digital. Se parte de la hipótesis de que las nuevas estrategias destinadas al pago del lector final deben estar apoyadas por una orientación al mercado que satisfaga los gustos y necesidades de los lectores. Palabras clave: Periodismo digital, estrategia, orientación al mercado, valor, creación de valor, captura de valor. 1. Introducción La comprensión de la evolución de los cibermedios en Internet exige una profunda revisión de conceptos empleados y desarrollados por la literatura de las ciencias económicas y empresariales. Una parte muy destacada se refiere a un concepto que, hasta ahora, ha alcanzado escaso consenso dentro de la comunidad académica: la creación de valor. Las causas pueden ser resumidas en tres consideraciones (Lepak et al., 2007): 1- Primeramente, el carácter multidisciplinario de los estudios sobre la gestión presenta una variación significativa en los objetivos para los cuales el nuevo valor es creado, y en las posibles fuentes creadoras de valor. 2- Una segunda fuente de dificultades deriva de su propia definición, dado que tanto se refiere al contenido como al proceso de la nueva creación de valor. En lo que a contenidos se refiere las preguntas que se destacan son acerca de qué es el valor o lo valioso, qué valora qué, y dónde reside el valor. Ambas pueden resumir la complejidad de la comprensión de la creación de valor. 3- Un último punto se refiere al proceso en sí mismo. A menudo la de creación de valor se confunde con el proceso de captura o retención de valor. Investigaciones anteriores han demostrado que ambos términos deben diferenciarse en dos elementos diferenciados, señalando casos en los que una empresa crea valor pero no lo captura (como la prensa en Internet). ISBN-13: 978-84-15698-06-7 / D.L.: TF-969-2012 Página 1 Actas on-line: http://www.revistalatinacs.org/12SLCS/2012_actas.html Actas – IV Congreso Internacional Latina de Comunicación Social – IV CILCS – Universidad de La Laguna, diciembre 2012 El objetivo de esta investigación es aportar claridad sobre este concepto estratégico central con el fin de aplicarlo a los estudios sobre la gestión mediática y, concretamente, sobre la prensa digital. Asimismo partimos de la hipótesis de que los nuevos modelos de negocio con sistemas de financiación basados en las subscripciones deberían emplear una estrategia de orientación al mercado con el objetivo de alcanzar una rentabilidad superior a largo plazo. De este modo esperamos que las contribuciones aquí expuestas sirvan para instaurar un único lenguaje, de tal manera que la aplicación de los términos expuestos sean aptos para la explicación de la realidad de la industria periodística tradicional y digital. 2. Transformación de la prensa tradicional en Internet La prensa en papel fue un ejemplo tradicional de rentabilidad. Las razones se encuentran en la propia configuración de la sociedad industrial, donde la información se caracterizaba por su naturaleza autoritaria, institucional, escasa, cara y diseñada para el consumo (Varela, 2011; Picard, 1999). Con el desarrollo tecnológico y la revolución del ecosistema digital la información se convierte en un bien omnipresente, ubicuo y multiplataforma y, como muchos autores apuntan en una commodity. Las propiedades de la información ahora son otras: abundantes, baratas, amigables, sociales, personales e interactivas. A pesar de los más de 300 años de industria periodística en papel, sus estructuras han sido tradicionalmente reacias a cambios (Picard, 1999, 2000). La gran mayoría se han creado con una cultura fundamentada en la solidez del negocio y en la limitación de las innovaciones (Picard, 2003). Las últimas generaciones de editores han gozado de una excelente situación económica gracias, en gran medida, a que la industria en papel fue uno de los negocios más rentables en el mundo desarrollado durante la segunda mitad del siglo XX, disfrutando de un rendimiento muy por encima de otros sectores (Picard, 2003). Las razones de tal éxito se han debido al nacimiento de la publicidad como segundo ingreso. Este cambio del modelo de ingresos (de una fuente a dos: lector + publicidad) ha significado que la publicidad haya representado la mitad de los ingresos en 1910, que aumentase a 2/3 partes en 1980, hasta un 82% a inicios del siglo XXI (Picard, 2000). La combinación de dos fuentes de ingresos ha permitido a las compañías periodísticas producir una alta rentabilidad de tal manera que gran parte de ellas estaban incluidas en los porfolios de la mayoría de fondos de inversión (Picard, 1999). El incremento de la dependencia sobre el mercado publicitario ha permitido asimismo mantener artificialmente los precios de compra. Por ejemplo, el precio del New York Times, subió de 15 céntimos en 1950 hasta los 75 céntimos en el 2000, precio inferior a la inflación ($1.05). Los cambios en el consumo, publicidad y en los costes de producción han erosionado el modelo de negocio tradicional de tal manera que parece no existir discusión sobre su incapacidad de mantenimiento a largo plazo. El cambio más significativo en el modelo es que este está basado en audiencias masivas que no volverán a existir (Picard, 2006). ISBN-13: 978-84-15698-06-7 / D.L.: TF-969-2012 Página 2 Actas on-line: http://www.revistalatinacs.org/12SLCS/2012_actas.html Actas – IV Congreso Internacional Latina de Comunicación Social – IV CILCS – Universidad de La Laguna, diciembre 2012 3. Valor El término “valor” está ampliamente recogido en las ciencias sociales y especialmente en los estudios sobre gestión estratégica. Desde unos años hacia aquí cada vez más se estudia desde una perspectiva mediática. Términos como “proposición de valor”, “captura de valor” o “valor añadido” son conceptos usualmente empleados en el análisis de las organizaciones periodísticas. Diferentes investigaciones han estudiado el concepto de valor a lo largo del tiempo. No obstante gran parte de esa literatura ha acentuado definiciones a través del concepto pero no ha definido propiamente a éste. Desafortunadamente, esto parece más la norma que la excepción. El uso aleatorio del término ha provocado su debilitamiento semántico, dejándolo desamparado y bajo la subjetividad de los individuos (Picard, 2006). Autores como Bowman y Ambrosini (2000) han acentuado cuestiones, como ¿qué es el valor? ¿cómo es creado? o, ¿quién lo captura? Discutieron sobre qué es lo que puede ser más valioso o cuáles son los tipos de valor (como valor de uso o valor de cambio). La discusión y análisis del valor no es algo nuevo. El término ya fue estudiado por filósofos de la antigua Grecia como Aristóteles o Xenofonte, que a su vez fueron retomados por economistas clásicos como Adam Smith, David Ricardo o Karl Marx. La noción que resume la evolución del valor a lo largo de los años la recoge Joan Robinson (1954) al considerar el valor como “una de las grandes ideas metafísicas de la economía”. Término ampliamente estudiado bajo un punto de vista ideológico, pero fuera del ámbito de la ciencia propiamente dicho (véase Doob, 1973:2). El estudio del valor tiene sus raíces en la filosofía moral y en la económica. El estudio del valor del periodismo requiere que analicemos las dos ramas por separado. La primera perspectiva sostiene que las actividades y bienes pueden tener un valor intrínseco o instrumental (Bogen, 2000; Dorsey, 2012). El valor más sencillo de comprender es el valor instrumental, y se traduce en cosas que facilitan la consecución de un objetivo (Bogen, 2000) incluyendo, propiedades físicas, comprensión, conocimiento, etc. El valor intrínseco corresponde con aquellas cosas que son valorables por las propiedades propias que poseen (Dobson, 1995; Attfiled, 1987). Todo lo que exista y es valorable en o por él, tiene valor intrínseco (Bogen, 2000). Esto significa que es valorable con o sin alguien que lo aprecie. El valor intrínseco está presente en la belleza, en la serenidad o en la verdad. Desde el punto de vista de la filosofía moral el periodismo tiene un valor instrumental pero no intrínseco (Picard, 2006). La información y el conocimiento producido por el periodismo tienen un valor instrumental que es externo a sí mismo, se relaciona con la verdad y es relativo a su uso pero no a su creación. El periodismo no es importante en sí mismo, pero sí en relación a aspectos instrumentales como el progreso democrático o el conocimiento. La filosofía económica o los estudios de la gestión estratégica se centraron en el valor en términos económicos y en los procesos de creación e intercambio. ISBN-13: 978-84-15698-06-7 / D.L.: TF-969-2012 Página 3 Actas on-line: http://www.revistalatinacs.org/12SLCS/2012_actas.html Actas – IV Congreso Internacional Latina de Comunicación Social – IV CILCS – Universidad de La Laguna, diciembre 2012 Parece existir concierto entre los economistas en sostener que el valor se crea cuando los productos o servicios ofrecidos tienen más valor que la suma del valor de los recursos individuales usados en su producción (Besanko, et al., 2000; Porter, 1980). Dado que en el fondo el valor de un bien o servicio es proporcionado por el valor que le otorga el consumidor, se trata de un concepto subjetivo (Woodruff, 1997). La disposición a pagar del consumidor hace referencia, por tanto, al valor monetario máximo que un consumidor estaría dispuesto a pagar para obtener los beneficios percibidos en un bien o servicio (Zeithaml, 1988; McDougall y Levesque, 2000). La naturaleza subjetiva del valor de un bien o servicio impide determinar con precisión la disposición a pagar de un usuario (Woodruff, 1997; 1994; Herrnstein, 1988). De hecho el valor de un periódico no es lo mismo para un lector asiduo que por ejemplo para un analfabeto, del mismo modo que el valor de un paraguas no es el mismo en época estival que en pleno invierno. A pesar de las dificultades de calcular de modo preciso la disposición a pagar de un individuo, podemos realizar algunas inferencias. Por ejemplo, si un consumidor paga 300 euros por un producto, su disposición a pagar es por lo menos esa cantidad, pero podría ser 350 o 400 euros. 4. Tipos de Valor Según Picard (2006) el periodismo puede producir varios tipos de valor que pueden ser enmarcados, asimismo, dentro del campo teórico del valor social e individual. El valor individual está determinado por las necesidades y deseos de los consumidores individuales, mientras que el valor social representa el interés colectivo y externo a corto y medio plazo de las necesidades y deseos de los consumidores individuales. De este modo el valor individual variará dependiendo de la persona. Los tipos de valor no son mutuamente excluyentes puesto que los individuos tienen deseos y necesidades individuales y sociales, mientras las sociedades democráticas no sólo procuran satisfacer ampliamente sus necesidades sociales sino también ayudar a los individuos a alcanzar sus deseos y necesidades individuales (Picard, 2006). Por otra parte, para la total compresión de la disposición a pagar por información es preciso aclarar términos del valor económico como son el valor de uso o el valor de cambio (Bowman y Ambrosini, 2000). De acuerdo con Bowman y Ambrosini el valor de uso se refiere a las cualidades específicas de un producto o servicio percibido por los usuarios en relación a sus necesidades. Por lo tanto se trata de juicios específicos, subjetivos e individuales. De este modo el valor de uso de un diario está relacionado con la utilidad que le proporciona al consumidor para alcanzar sus objetivos (Picard, 2006). El valor de cambio lo definen, o bien como la cantidad monetaria realizada en un determinado momento cuando se produce el intercambio del producto o ISBN-13: 978-84-15698-06-7 / D.L.: TF-969-2012 Página 4 Actas on-line: http://www.revistalatinacs.org/12SLCS/2012_actas.html Actas – IV Congreso Internacional Latina de Comunicación Social – IV CILCS – Universidad de La Laguna, diciembre 2012 servicio, o como la cantidad pagada por el usuario al vendedor por el valor de uso de un producto o servicio (Bowman y Ambrosini, 2000). Por lo tanto el valor de cambio de un diario implica que el consumidor está dispuesto a pagar monetariamente o temporalmente por la información (Picard, 2006). Ambas definiciones sugieren que la creación de valor depende de la cantidad relativa del valor subjetivamente percibido por un usuario (o comprador) (Woodruff, 1997; Hernstein, 1988), que es el objetivo de creación de valor, y que esta percepción de valor debe traducirse en una disposición al intercambio monetario del valor recibido. En este punto para que se cree valor es preciso que la cantidad monetaria intercambiada supere los costes del productor de la creación del valor en cuestión (Besanko, et. al, 2000; Porter, 1980). Bajo una perspectiva mediática, determinar el valor de cambio y uso es difícil puesto que el valor último de la información sólo puede ser verdaderamente evaluado después de su consumo ya que su importancia radica en su uso más que en su mera existencia (Picard, 2006). 5. Creación de valor La literatura de la gestión estratégica fue prolija en el estudio y análisis de la creación de valor en las empresas. Diversos campos teóricos enfatizaron su importancia: estudios de la cadena de valor (Porter, 1980), teoría de la innovación Schumpeteriana o destrucción creativa (Schumpeter, 1975), teoría basada en los recursos (Barney, 1991), o las teorías de la organización industrial (Williamson, 1975). La perspectiva de la cadena de valor en los estudios de Porter (1980) analiza e identifica las actividades de las organizaciones para luego estudiar las implicaciones económicas de las mismas. El análisis de la cadena de valor explora inicialmente las actividades primarias, que afectan y tienen un impacto directo en la creación de valor, y las actividades de apoyo o secundarias, que afectan a la creación de valor sólo a través del impacto en el desarrollo de las actividades primarias. El análisis de la cadena de valor incluye cuatro bloques: 1-definir la unidad estratégica de negocio, 2- identificar las actividades críticas, 3- definir los productos, y 4- determinar el valor de una actividad. Porter (1980:70) define el valor como “el conjunto de clientes que están dispuestos a pagar por lo que una organización les ofrece”. Una compañía es rentable por tanto si el valor que obtiene excede los costes involucrados en la creación del producto. La teoría basada en los recursos se fundamenta en la idea de que las organizaciones son un conjunto de recursos y capacidades que crean valor cuando estos no son imitables o perfectamente substituibles por otras empresas (Penrose, 1959; Wernerfelt, 1984; Barney, 1991; Peteraf, 1993). Las capacidades y recursos de una organización crean valor si, y sólo si, permiten satisfacer a sus consumidores a un coste menor que los competidores o permiten la creación de productos o servicios que los clientes perciben de modo diferente al de los competidores (Barney, 1997; Peteraf, 1993; Teece et al., 1997; Lei et al., 1996; Eisenhardt e Martin, 2000). ISBN-13: 978-84-15698-06-7 / D.L.: TF-969-2012 Página 5 Actas on-line: http://www.revistalatinacs.org/12SLCS/2012_actas.html Actas – IV Congreso Internacional Latina de Comunicación Social – IV CILCS – Universidad de La Laguna, diciembre 2012 Schumpeter (1975) fue pionero en el desarrollo de una teoría de la creación de valor a través de la innovación y del cambio tecnológico. La teoría Schumpeteriana sostiene que la innovación es la única fuente de creación de valor (mediante la introducción de nuevos bienes o métodos de producción, la creación de nuevos mercados, el descubrimiento de nuevos proveedores o la reorganización de la industria). Schumpeter introdujo un nuevo término, la destrucción creativa (Schumpeter, 1975), con el que afirma que el desarrollo económico y el nuevo valor se crean a través del cambio tecnológico que destruye el valor producido por las firmas existentes, y crea un valor substituto a través de nuevas tecnologías y procesos en las firmas entrantes que adoptan el cambio. La aproximación teórica de la organización industrial contempla la creación de valor como una función de crecimiento y eficiencia. Los investigadores de este campo se centraron en la creación de valor controlando, por ejemplo, los costes de transacción en los recursos o servicios. Amit y Zott (2001) realizaron una revisión crítica de la literatura sobre las teorías de la creación de valor, basada en la gestión estratégica y en la teoría del emprendimiento. La conclusión fundamental es que en las teorías de la cadena de valor, de la gestión estratégica, de la innovación Schumpeteriana, de la economía de los costes de transacción y de la red estratégica, sobre la creación de valor en las organizaciones, no son aplicables en los e-business. Los autores definieron inicialmente los mercados virtuales y los e-business (Dutta y Segev, 1999; Shapiro y Varian, 1998; Evans y Wurster, 1999), para luego realizar un estudio de caso de 59 e-business. La contribución fundamental es que la creación de valor en los mercados virtuales mediante ebusiness se produce a través de cuatro fuentes clave: la eficiencia, la novedad, la complementariedad y el bloqueo. Los cuatro conceptos ya fueron anteriormente teorizados por las distintas ramas de la gestión estratégica pero nunca fueron unidos desde una perspectiva única y mucho menos bajo la perspectiva del mercado virtual. Los autores definen las organizaciones e-business como “aquellas que obtienen una proporción significativa de sus ingresos (al menos el 10%) a través de transacciones a través de Internet” (Amit y Zott, 2001: 50). Con la definición en mano y, si la aceptamos como válida, podemos considerar los cibermedios que cumplan este requisito como e-business. Sorprendentemente dentro del estudio de caso de 59 organizaciones, ninguna se trataba de un cibermedio. No es disparatado, entonces, que consideremos que los cibermedios tengan características propias que no son aplicables al resto de e-business. Esta afirmación coincide con la de Picard (2005) cuando sostiene que los productos mediáticos (entre ellos la prensa) poseen características y dinámicas empresariales únicas. Desde el lado de la oferta, se enfrenta a menor competencia que firmas de otras industrias, está impulsada por motivos culturales, artísticos, expresivos así como comerciales, dependen de creadores de contenido que tienen una amplia autonomía profesional y, regularmente, producen un exceso de oferta. Desde el lado de la demanda, el exceso de ISBN-13: 978-84-15698-06-7 / D.L.: TF-969-2012 Página 6 Actas on-line: http://www.revistalatinacs.org/12SLCS/2012_actas.html Actas – IV Congreso Internacional Latina de Comunicación Social – IV CILCS – Universidad de La Laguna, diciembre 2012 oferta conduce a una disminución de la disposición a pagar y, si el gasto se produce, tienden a ser costes hundidos y a través de las subscripciones (Picard, 2006). Debido a que la disposición a pagar es baja, los ingresos principales de las compañías periodísticas provienen no de sus consumidores, pero sí de los anunciantes. A partir de las teorías presentadas, la literatura de la gestión estratégica sugiere tres aproximaciones competitivas de carácter genérico (Porter, 1980): a través de la diferenciación del producto, del liderazgo en costes y del enfoque. Consideremos cada una de ellas por separado. La estrategia de diferenciación del producto consiste en aumentar la disposición a pagar del cliente mediante la mejora de la calidad y las características del producto en relación a los competidores (Hill, 1988). Muchos consumidores están dispuestos a pagar relativamente más por productos concretos de una compañía que por otros de los competidores. Las compañías crean mayor valor para los consumidores ofreciendo un bien que genera un beneficio adicional que es suficiente para compensar los aumentos de precios. El liderazgo en costes significa ofrecer un precio más bajo a los consumidores en relación a la oferta de los competidores por un producto o servicio similar (Besanko et al., 2001). Las empresas persiguen costes bajos no tan sólo para operar de manera eficiente, sino para convertirse en los líderes de precios rebajando los precios de los competidores. Si los costes de una compañía son menores que los de sus competidores, entonces la firma puede ofrecer precios más bajos, mejor calidad, o ambos. Cuando los productos son genéricos y la competencia no se enfrenta a limitaciones de capacidad, la implementación de una estrategia de liderazgo en costes requiere que la compañía tenga costes por debajo de las otras compañías de la industria. La reducción de costes se alcanza, entre otros muchos procesos, a través de la innovación organizativa, control de los gastos de compra, adopción de tecnologías de comunicación e informáticas, etc. Pero también a través de la oferta de menor calidad. El valor del consumidor se incrementa si la reducción del precio compensa la calidad de la reducción. Al ofrecer un producto básico de ahorro, las compañías pueden ofrecer una mejor oferta al consumidor. Finalmente el enfoque se centra en el diseño de un producto para un grupo particular, segmento de mercado, o mercado geográfico en lugar de la industria en su conjunto (Wright, 2006). La literatura de la gestión estratégica suele aplicar las estrategias genéricas a industrias de diversa índole. Generalmente se tratan de organizaciones cuyos productos son variados (heterogéneos), fácilmente protegibles mediante patentes y difícilmente imitables (Picard, 2006). No obstante, si atendemos a las características propias de las organizaciones informativas, sostenemos que estas estrategias genéricas no proporcionan una orientación substancial para incrementar significativamente su creación de valor. Bajo esta perspectiva, escasa atención se ha prestado al estudio de productos homogéneos (como la prensa), donde únicamente las estrategias relacionadas con la rapidez de ISBN-13: 978-84-15698-06-7 / D.L.: TF-969-2012 Página 7 Actas on-line: http://www.revistalatinacs.org/12SLCS/2012_actas.html Actas – IV Congreso Internacional Latina de Comunicación Social – IV CILCS – Universidad de La Laguna, diciembre 2012 entrega y la respuesta a los cambios de mercado son relevantes (Li y Lee, 1994). 6. Creación de valor para el usuario Pensamos que la creación de valor destinada al usuario debe ser la estrategia preferente de los cibermedios de pago con el objetivo de crear ventajas competitivas. La orientación al mercado y la comprensión de lo que los usuarios desean y necesitan, completan el enfoque general de la industria informativa de pago con la que producir rentabilidad a largo plazo. La comprensión de lo que los usuarios valoran dentro de la oferta de una compañía fue ampliamente reconocida como elemento esencial de todas las firmas cuya estrategia se basase en la orientación al mercado (Drucker, 1985; Porter, 1980; Slater y Narver, 1998). Satisfacer al consumidor es la misión y propósito de todo negocio (Drucker, 1973:79). La satisfacción del usuario se logra cuando las firmas ofrecen mayor valor para el consumidor (Slater, 1997). La creación de valor para el usuario ofrece varias perspectivas. La primera está presente en la literatura del valor del usuario mientras que la segunda se desarrolla bajo la perspectiva de la estrategia empresarial basada en la creación de valor para el usuario y la orientación al mercado. Recogeremos las dos por separado. A pesar de existir una amplia literatura alrededor del valor del usuario, existen cuatro características que pueden ser identificadas en todas ellas (Ulaga, 2003): el valor del usuario es un concepto subjetivo (Kortge y Okonkwo, 1993), es conceptualizado como una compensación entre beneficios y sacrificios (Zeithaml, 1988), los beneficios y sacrificios pueden ser polifacéticos y la percepción de valor es relativa a la competencia (Gale, 1994). El concepto de valor del usuario tiene varios significados (Woodall, 2003) pero dos definiciones son dominantes: valor para el usuario (el valor percibido por el usuario o el valor recibido por el usuario) y valor para la firma (valor del consumidor, o valor de vida del usuario). Woodruff (1997) define el valor como “la preferencia percibida por el usuario, y la evaluación de los atributos del producto, sus usos, y las consecuencias que se derivan de la utilización que facilite el logro de los objetivos del cliente en las situaciones de uso”, por lo que puede evaluar el producto antes y después de haberlo utilizado. Holbrook define el valor del consumidor como “la preferencia relativa e interactiva y la experiencia” (2005:46), términos difíciles de entender y aplicar pero que capturan alguna de las características clave del valor del consumidor. Entre estas características destacan: que es percibido de modo único por clientes individuales, es condicional o contextual (depende de la situación del individuo o del producto), es relativo (en comparación con las alternativas conocidas o imaginadas) y es dinámico (cambia dentro del individuo a lo largo del tiempo) (Ulaga, 2003). Otras definiciones más simples (Gale, 1994; Heard, 1993; Zeithaml, 1988) definen el valor del consumidor como aquello que los ISBN-13: 978-84-15698-06-7 / D.L.: TF-969-2012 Página 8 Actas on-line: http://www.revistalatinacs.org/12SLCS/2012_actas.html Actas – IV Congreso Internacional Latina de Comunicación Social – IV CILCS – Universidad de La Laguna, diciembre 2012 clientes obtienen (beneficios, calidad, valor o utilidad) por la compra y uso de un producto frente a lo que pagan (precio, costes, sacrificios), resultados de una actitud a favor o un vínculo emocional con el producto (Butz y Goodstein, 1996). Una de las investigaciones de mayor impacto sobre el análisis del valor del usuario es la desarrollada por Valarie Zeithaml (1988). En ella la autora explora los conceptos del precio percibido, calidad percibida y valor percibido. La contribución fundamental es que los consumidores consideran el valor desde cuatro puntos de vista: 1-el valor es un precio menor, 2- valor es todo lo que el consumidor quiere en un producto, 3- el valor es la calidad que el consumidor obtiene por el precio que paga, 4- el valor es lo que el consumidor recibe por lo que da. Analizado y definido uno de los primero términos de este apartado, nos centramos ahora en el segundo, es decir, en la estrategia de orientación al mercado o creación de valor para el usuario. Partimos de que una firma para ofrecer una rentabilidad superior requiere que posea una ventaja competitiva (Porter, 1980). Una firma posee una ventaja competitiva cuando sus recursos o habilidades: 1- le permiten entregar valor al consumidor, 2- son únicos, y 3- son difíciles de imitar (Barney, 1991; Day y Wensley, 1988; Slater, 1996). La teoría sobre la creación de valor para el usuario diría que una firma acumula una rentabilidad superior cuando implemente una cultura organizativa basada en consumidor (ej., orientación al mercado), complementada con la comprensión de sus clientes y sus cambios de necesidades, la gestión del proceso de innovación, y la organización alrededor del proceso de entrega de valor al cliente (Slater, 1997). La creación de valor para el usuario está reconocida como un elemento clave en el logro de una posición diferenciada (Cooper, 2001), y precursora asimismo de los estudios de satisfacción y fidelidad (Woodall, 2003). La orientación al mercado es la cultura que 1- tiene como máxima prioridad la creación y mantenimiento lucrativo de un valor superior para el cliente, cuidando, al mismo tiempo, los intereses de otros accionistas principales y 2- aporta normas relativas al comportamiento que la empresa considera adecuados para el desarrollo organizativo de la información de mercado y la agilidad en la respuesta a la misma. El concepto de orientación al mercado recibió una amplia atención académica desde su revisión en los años 90 (Narver y Slater, 1990). La mayoría de investigaciones trataron de establecer una relación contributiva entre la orientación al mercado y la rentabilidad de las firmas (Morgan y Strong, 1998). A pesar de que diversos autores (Jaworski y Kohli, 1996; Slater y Narver, 2000) hayan sostenido que esta relación se mantiene en diferentes sectores industriales y culturales (Jaworski y Kohli, 1996; Slater y Narver, 2000), existe menos consenso sobre una relación directa entre la orientación al mercado y la rentabilidad de las firmas que ofrecen servicios. La orientación al mercado es una cultura empresarial centrada en una continua creación de valor para el usuario (Slater y Narver, 1994). Es un intangible que ISBN-13: 978-84-15698-06-7 / D.L.: TF-969-2012 Página 9 Actas on-line: http://www.revistalatinacs.org/12SLCS/2012_actas.html Actas – IV Congreso Internacional Latina de Comunicación Social – IV CILCS – Universidad de La Laguna, diciembre 2012 se posiciona como una fuente de ventajas competitivas que influye positivamente en la rentabilidad de un negocio (Narver y Slater, 1990; Jaworski y Kohli, 1996). Un número substancial de investigaciones demostraron la hipótesis sobre la rentabilidad de una firma implementando una estrategia de orientación al mercado. Fundamentalmente los análisis se centraron en la explicación de datos cuantitativos y financieros perfectamente medibles como los beneficios, beneficios relativos, retorno de la inversión, pero también mediante medidas no financieras como el éxito de un producto o la innovación. Estudios empíricos confirmaron generalmente una relación positiva con las medidas de rendimiento, aunque la fuerza de la asociación se muestra a menudo débil (Ruekert, 1992; Jaworski y Kohli, 1993; Slater y Narver, 1994). 7. Necesidad de una mejor creación de valor en el periodismo digital La aparición de internet supuso un nuevo canal de distribución que ha provocado que la cadena de valor tradicional del producto prensa gane y pierda algunos eslabones frente al formato papel. Entre los eslabones perdidos el más destacado es la desaparición de la venta en quioscos y la logística de almacenamiento y distribución. En contrapartida han surgido nuevos requerimientos como el transporte digital a través de conexiones de banda ancha y nuevos actores como los agregadores de noticias. Desde el punto de vista económico, la cadena de valor del producto prensa en formato digital consta de tres fases generales: elaboración intelectual del texto, sustentación del mismo en un formato apto para ser distribuido y la propia distribución del contenido al lector (Gallardo, 2011). Al igual que sucede en otros productos culturales, la materia prima de la industria informativa se basa en la capacidad intelectual del creador y en su talento como mediador entre la realidad y la audiencia. Para comprender la creación de valor del periodismo es necesario centrarnos por tanto en los beneficios que éste proporciona. Según Picard (2006) estos beneficios engloban la explicación y compresión de los hechos (beneficios funcionales), la pertenencia a una comunidad y el sentido de seguridad (beneficios emocionales) y la identificación con la empresa mediática (beneficios propios). Si uno analiza las destrezas y las prácticas periodísticas rápidamente llega a la conclusión de que los profesionales de la información son “trabajadores del conocimiento”, esto es, profesionales sin competencias únicas. Consecuentemente son incapaces de crear valor a través de la escasez de conocimientos profesionales. Pero sí a través de la mediación sobre el conocimiento de otros. La situación actual de periodismo electrónico, pero también del tradicional, deriva (aparte de otras muchas causas tecnológicas) del déficit de destrezas, habilidades y conocimientos únicos sobre el tratamiento informativo. La mayoría de periodistas comparten las mismas destrezas y aproximaciones a ISBN-13: 978-84-15698-06-7 / D.L.: TF-969-2012 Página 10 Actas on-line: http://www.revistalatinacs.org/12SLCS/2012_actas.html Actas – IV Congreso Internacional Latina de Comunicación Social – IV CILCS – Universidad de La Laguna, diciembre 2012 los hechos, consultan las mismas fuentes, preguntan cuestiones similares y producen relativamente las mismas noticias. En este sentido, uno puede fácilmente observar un fuerte compromiso por la reducción de costes en el periodismo, tanto digital como impreso. Pero en lugar de implementar estrategias de reducción de costes en las estructuras organizativas o logísticas para convertir la prensa en una industria más eficiente, los órganos de gestión reducen costes a través de la congelación o reducción de los salarios de sus periodistas. Por otro lado no es de extrañar que las compañías periodísticas focalicen sus esfuerzos en la reducción de costes de personal cuando consideramos que el periodismo actual se fundamenta en el conocimiento de “los otros” y en la carencia de habilidades o destrezas específicas. Este proceso desencadena una destrucción de valor en la mayoría de compañías informativas o mediáticas. Los cambios tecnológicos, de audiencia y sobre todo de los anunciantes han provocado que las compañías informativas hayan reducido sus ingresos y por lo tanto su rentabilidad. Si nos fijamos en la evolución de las firmas periodísticas en los últimos cien años descubrimos que fueron empresas con rendimientos superiores a firmas de otras industrias. De un tiempo a esta parte, en cambio, se sumen en un profundo proceso de destrucción del valor creado durante años. Los estudios sobre la destrucción de valor han atribuido su desarrollo a los efectos de las nuevas tecnologías. Asimismo, han demostrado que las firmas que se quedan rezagadas tecnológicamente, tienen el valor de sus productos existentes mermados, así como destruida la habilidad para crear un nuevo valor con sus productos (Schumpeter, 1975). En años recientes, no obstante, observamos como no sólo son importantes cambios tecnológicos, sino pequeños desarrollos y cambios en el mercado, los que producen resultados similares (Picard, 2006). En este entorno las compañías deben innovar sus productos, organizaciones o procesos con el objetivo de crear valor (Christensen, 1997). Los estudios de la creación de valor consideran que el valor está en la mente de los consumidores y que se trata de una medida (cuantitativa) de la valía o importancia atribuida a ese producto o servicio (Todreas, 1999). Existen evidencias empíricas que demuestran el escaso valor de la información para los usuarios dado su indisposición a hacer un gasto monetario y temporal significativo por este contenido. Según Picard (2006) dos actividades son claves para el concepto de creación de valor en el sector informativo; la primera actividad es la creación del contenido por los periodistas, fotógrafos o profesionales relacionados. Este proceso está influenciado por elecciones sobre qué es considerado noticioso o informativo, cómo es cubierto y cómo es presentado. La segunda actividad que crea valor es la selección, organización, empaquetamiento y procesamiento del contenido creado en la primera actividad. Esta aproximación puede ser valiosa en el mercado tradicional de la prensa, pero consideramos que es difícilmente aplicable al periodismo en Internet. Si bien es cierto que las dos actividades se producen igualmente, sostenemos ISBN-13: 978-84-15698-06-7 / D.L.: TF-969-2012 Página 11 Actas on-line: http://www.revistalatinacs.org/12SLCS/2012_actas.html Actas – IV Congreso Internacional Latina de Comunicación Social – IV CILCS – Universidad de La Laguna, diciembre 2012 que la creación de valor en la prensa digital aumenta a través de otras actividades. Algunas de ellas pueden ser la interactividad, la creación de comunidades o la personalización del contenido y la publicidad. Todo el valor creado por una propuesta empresarial no es capturado por la compañía. Lo que realmente sucede en la práctica es que dicho valor se divide entre todos los agentes involucrados en la transacción de ese bien o servicio: desde los proveedores a través de la empresa hasta los clientes finales. Como anteriormente señalamos, la cantidad de valor creado depende de la disposición a pagar del consumidor. La dificultad que entraña calcular el valor deriva de la dificultad de calcular la disposición a pagar de un consumidor por un bien o servicio. Es relativamente fácil en aquellos casos como los productos de primera necesidad o de uso frecuente: pensemos en el pan, ropa o en los servicios básicos. Pero en aquellos casos menos “frecuentes”, pensemos en productos tecnológicos o informáticos por ejemplo, el cálculo semeja más complicado. Adicionalmente, recordemos que esta disposición a pagar depende de las circunstancias de cada persona y del tipo de necesidad que desee satisfacer. Desde una perspectiva empresarial, lo deseable sería situar el precio de un bien lo más cerca de la disposición a pagar de un consumidor para poder capturar todo el valor creado posible. En caso contrario, quien captura ese valor es el cliente final o los intermediarios. De este modo la diferencia entre el precio pagado por el consumidor y el valor que se le otorga se denomina excedente del consumidor, y refleja la cantidad de valor creado que éste captura. Por otro lado, la diferencia entre el precio recibido por un bien o servicio y los costes en que incurre para proveerlo determina el valor capturado por la empresa. La creación de valor de la prensa digital exige competencias únicas y propias. Las compañías periodísticas precisan presentar los contenidos de un modo diferente a los de sus competidores en el mercado. La creación de valor apareja la pregunta: creación para quién? De acuerdo con John McManus, (1993:6-7) “tanto para la industria impresa como para la televisiva el sistema de ingresos era ideal. En la impresa, los anunciantes subvencionaban 1/3 parte de los costes de producción del periódico mientras en la televisiva el total. En ambos casos la sociedad se beneficiaba puesto que las noticias estaban a disposición del público a menos de su coste real”. Según Picard (2006) fue esta aproximación la que propició el fracaso en el pasado. Como apuntamos, ¿la creación de valor para quién? Bajo esta perspectiva marcada por McManus (1993) parece claro que la creación de valor está destinada a los anunciantes a través del alcance de audiencias masivas. Por lo tanto los consumidores tienen una oferta informativa diseñada para lograr amplias audiencias, pero no para servir las necesidades individuales y sociales. El centralismo en la consecución de amplias audiencias puede crear valor a corto plazo que puede ser capturado por las compañías. Pero este modelo de negocio no proporcionará una creación sostenible para todos los actores que ISBN-13: 978-84-15698-06-7 / D.L.: TF-969-2012 Página 12 Actas on-line: http://www.revistalatinacs.org/12SLCS/2012_actas.html Actas – IV Congreso Internacional Latina de Comunicación Social – IV CILCS – Universidad de La Laguna, diciembre 2012 capturan parte de la creación de valor del periodismo digital: lectores, sociedad, compañías y anunciantes. La creación de valor de las compañías periodísticas tradicionales no fue uniforme. Su evolución muestra cómo a lo largo de los años fue destinada a satisfacer los intereses y necesidades de los diferentes actores señalados y no en uno sólo en concreto. De este modo el periodismo lo podemos integrar dentro de los estudios de creación de valor puesto que sostienen que la creación se da en todos los actores que interaccionan en la compañía (Gale, 1994; Ravald y Grönross, 1996; William y Weinstein, 2004). A pesar de que todos los actores de las organizaciones periodísticas participan en la creación de valor (unos más que otros) a lo largo de los años observamos una evolución en la captura de ese valor. Picard (2006) señala dos etapas: una inicial donde el valor era capturado ampliamente por los periodistas y la sociedad, y una segunda etapa donde los máximos beneficiados son los inversores y anunciantes. La primera etapa se caracterizaba por la calidad periodística de la que se beneficiaba la sociedad, mientras la segunda se caracterizaba por la explosión del mercado publicitario y la consecución de audiencias masivas. El futuro del periodismo digital no puede mantenerse mediante un modelo de negocio donde la creación de valor esté destinada a satisfacer los intereses de los anunciantes en base a la consecución de audiencias masivas y financiación publicitaria. La reorientación del negocio debe centrarse en la retención y motivación de los periodistas, en la oferta de un servicio social y democrático y sobre todo en una producción de contenido centrado ampliamente en los intereses de los lectores (orientación al mercado). Esto último inducirá a un pago mayor que será necesario cuando el apoyo por publicidad disminuya. Esta perspectiva necesita la oferta de un contenido con alto valor para los intereses de los lectores, generalmente escaso en la mayoría de las compañías periodísticas. Las firmas reducirán el énfasis en la creación de valor a corto plazo, sólo capturada por los inversores, y procurarán objetivos sostenibles a largo conducidos mediante la producción de un alto valor centrado en los lectores. Por lo tanto en el futuro mediante esta aproximación se seguirá creando valor para los inversores pero el valor deberá ser mayor para las audiencias dado el incremento de su gasto en términos monetarios. 8. Conclusiones Este artículo parte de la revisión de conceptos básicos de los estudios de la gestión que tienen influencia o aplicación en la academia de la industria informativa. Dado el continuo surgimiento de estrategias destinadas al pago del lector final y la relativa deficiencia de los modelos de negocio gratuito y financiación a través de publicidad, la presente investigación propone un acercamiento a la creación de valor del periodismo digital basada en una estrategia de orientación al mercado. Bajo esta perspectiva pensamos que una mayor rentabilidad de los cibermedios que implementen estrategias de pago es posible mediante la oferta de un contenido centrado en los intereses de los ISBN-13: 978-84-15698-06-7 / D.L.: TF-969-2012 Página 13 Actas on-line: http://www.revistalatinacs.org/12SLCS/2012_actas.html Actas – IV Congreso Internacional Latina de Comunicación Social – IV CILCS – Universidad de La Laguna, diciembre 2012 lectores. Asimismo partimos de que el periodismo digital no puede mantenerse mediante un modelo de negocio gratuito donde la creación de valor está destinada a satisfacer los intereses de los anunciantes e inversores. Cierto es que ello conllevaría una reducción en la rentabilidad a corto plazo, pero en contrapartida formularía objetivos sostenibles a largo acordes a una audiencia más limitada y con un gasto monetario superior. 9. Referencias bibliográficas Amit, Raphael y Zott, Christoph (2001): “Value Creation in E-Business” En Strategic Management Journal, número 22, pp. 493-520. Attfield, Robin (1987): A Theory of Value and Obligation. New York: Croom Helm. Barney, Jay (1991): “Firm Resources and Sustained Competitive Advantage”. En Journal of Management, número 17, pp. 99-120. Barney, Jay (1997): Gaining and Sustaining Competitive Advantage. AddisonWesley: Reading, MA. Besanko, David; Dranove, David y Shanley, Mark (2000): “Exploting a Cost Advantage and Coping with a Cost Disadvantage”. 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