Volatilidad, Deuda y Usura

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Volatilidad, Deuda y Usura
Beethoven Herrera
INDICE
Volatilidad, Deuda y Usura ................................................................................................. 1
1.1
¿Globalización productiva o especulativa? ............................................................. 2
1.2
Manejo fiscal y endeudamiento público. ................................................................ 4
1.3
Las IFICS resistentes al cambio .............................................................................. 6
1.3.1 Banco Mundial para los ricos ................................................................................. 7
1.4
¿El FMI aconsejando a China? .............................................................................. 8
1.5
Hace rato se le rayo el disco!! ............................................................................... 10
1.1
¿Globalización productiva o especulativa?
El sector líder del proceso de globalización es el capital financiero, que se expresa
a través del abultado crecimiento de la deuda externa. Por este medio se ha
reciclado la renta petrolera, se han lavado dineros del narcotráfico y se ha
facilitado la apropiación de los recursos públicos por parte de dirigentes corruptos.
A ello se une el capital de portafolio movido sólo por el interés especulativo de
corto plazo.
Para facilitar el despliegue y beneficio de dichos capitales especulativos, los
países han sido forzados a abrir las cuentas de capital y las autoridades
monetarias locales han adoptado políticas de elevados tipos de interés, ausencia
total de regulación y estímulos a la revaluación monetaria para proteger del riesgo
cambiario la salida de los beneficios que dichos capitales obtienen. Es esto lo que
explica la gran volatilidad de los capitales, el contagio de la crisis de unos a otros
países, y el las crisis denominadas eufemísticamente efectos “tequila”, “tango”,
samba”. (Herrera 2004ª)
Las elevadas tasas de interés adoptadas para atraer dichos capitales han
encarecido el crédito para la vivienda y para las empresas; y al colocarse por
encima de los incrementos salariales y muy por encima de los niveles de
ganancias de las empresas; han dejado sin vivienda a millones de personas en el
continente, han conducido a la confiscación del ahorro y propiedades de los
ciudadanos, sobre todo pensionados; y han hipotecado el crecimiento de las
empresas llevándolas a la quiebra y como es obvio han conducido finalmente a la
quiebra de los bancos.
Para sanear el sistema bancario, los gobiernos han utilizado fondos públicos y han
obligado a la población a aportar dinero para dichas operaciones de salvamento;
pero dichos dineros no han sido devueltos a las personas cuando los bancos han
vuelto a obtener grandes utilidades. ¿Cómo justificar que cuando tienen pérdidas
los bancos graven a los ciudadanos/as, pero cuando tienen utilidades los
beneficios son privados? ¿Cómo justificar bajo un régimen de propiedad privada,
que las utilidades sean privadas y las pérdidas sean socializadas?
Adicionalmente los gobiernos de todo el continente están acostumbrados a
financiarse con la emisión de bonos para cubrir el déficit captando recursos del
ahorro social. En estas condiciones, la mitad de la cartera de la banca privada en
muchos de los países del continente está constituida por títulos del Estado,
desviando a la banca de su función de financiar a sus ciudadanos y empresas; y
permitiendo el mantenimiento de abultados déficit fiscales financiados de este
modo irregular. Lo racional sería que los gobiernos reduzcan su gasto, mejoren su
recaudación y eliminen la corrupción y la evasión.
Esta es la más grave tendencia del proceso de globalización internacional; y allí se
encuentran las verdaderas raíces de las actuales crisis de volatilidad, contagio y
quiebras. Las crisis financieras de los noventa ofrecieron la evidencia que confirma
la fragilidad de los equilibrios macroeconómicos logrados por algunas economías
de la región asociados al ingreso de capital de corto plazo, sus efectos negativos
sobre los stocks de deuda pública interna y externa y el costo social derivado de la
profundización posterior de políticas fiscales y monetarias restrictivas
recomendadas por el FMI.
El escenario de la globalización incorporó así el impacto negativo de lo que la
visión ortodoxa caracterizó como “una liberalización financiera desordenada”. Para
prevenir, evitar y ayudar a solucionar la inestabilidad financiera internaciona, se
requiere mejorar la arquitectura del sistema financiero mundial, esencialmente con
la inclusión de políticas de control de los flujos de capital especulativo (Tasa
Tobin). Además se debe revisar la forma que ha adoptado la apertura de los
sistemas financieros nacionales mediante los procesos de privatización en curso.
(Herrera 2004ª)
A partir del tipo de participación y mayor presencia que ha adoptado la banca
extranjera en las economías de la región, hay que reafirmar la necesidad de
reestructurar los sistemas bancarios y financieros eficazmente, devolviendo la
banca a su función originaria de financiar las actividades productivas, atendiendo a
la transparencia financiera y la defensa del usuario; e incentivando el ahorro
interno. En este esquema, la Banca de Desarrollo es un instrumento esencial.
Dichos objetivos requieren de una política bancaria reguladora de los servicios
financieros, con corresponsabilidad de las instituciones privadas en el
financiamiento para el desarrollo del país, y la adopción de medidas que permitan
un mayor control social del sistema financiero nacional.
La recuperación del empleo y el mejoramiento de la calidad de vida, lo mismo que
la superación de las dificultades fiscales y la elevación de la eficiencia de las
empresas sólo es posible si vuelve a ser más rentable la producción que la
especulación. Mientras las tasas de interés se mantengan por encima de los
niveles de rentabilidad de las empresas y de los aumentos salariales, la cartera
bancaria será irrecuperable, los bancos embargarán a los ciudadanos y a las
empresas, les quitarán sus viviendas y equipos, y enseguida vendrá el colapso de
la banca.
Bajo los postulados monetaristas que acompañan al neoliberalismo, la tasa de
interés debe ser positiva, vale decir que debe superar el incremento de los precios,
so pena de que el público prefiera consumir y no ahorrar. En el período de
implementación de las políticas neoliberales había una severa hiperinflación y así
llegamos a tasas de interés superiores al 200% en Argentina. ¿Tendrían las
empresas productivas rendimientos superiores a dicha tasa, para cubrir sus
pasivos bancarios y disponer de un margen para reinvertir y crecer?
A ello se agregó la nefasta política de los Bancos centrales, de elevar los intereses
para retener/ atraer capitales y proteger así las bandas cambiarias. Pero dichas
bandas cayeron en todos los casos (fue lo que Krugman denominó estrategia
perdedora), pero el impacto de las elevadas tasas en el costo del crédito fue
demoledor. Pero de ello no habla el FMI. Esa fue la época de los sistemas de
indexación, que ataban el aumento de las tasas de interés a los incrementos de
los precios, con el argumento de reponer a los ahorradores la pérdida de su poder
adquisitivo.
Este mecanismo reprodujo y no curó la inflación, pero queda la pregunta obvia
acerca de ¿cómo se esperaba que los deudores de vivienda pudiesen pagar sus
deudas hipotecarias si los incrementos salariales fueron siempre inferiores a la
inflación causada (con el argumento de ayudar a contener la inflación), pero las
deudas bancarias se reajustaban con la inflación o por encima de ella? Esta es
una escena recurrente muy conocida en este continente y sólo podrá superarse
cuando la actividad productiva tenga prioridad sobre la usura. (Herrera 2004ª)
Como ocurre con las enfermedades, sin un adecuado diagnóstico es imposible
esperar una medicación adecuada y la recuperación de la salud. ¿No es acaso la
tasa de interés la principal variable del manejo financiero y la clave de la gestión
bancaria? Lastimosamente, una explicación de las crisis bancarias que eluda el
problema de las tasas de interés, está lejos de llegar a la verdadera causa del mal.
1.2
Manejo fiscal y endeudamiento público.
Los gobiernos, como los individuos, las familias y las empresas, deben financiar
sus gastos, apoyados en sus recaudos y es por ello irregular que existan
situaciones en las que el gasto público supere los ingresos fiscales generando,
situaciones de déficit. Y si bien es comprensible que ello ocurra en situaciones
coyunturales, porque el Estado debe enfrentar gastos extraordinarios, de defensa,
seguridad o ante una emergencia social; o porque los ingresos fiscales se
deprimen ante una situación que afecte la capacidad de pago de los
contribuyentes (sequía, plagas, invierno o conflictos políticos), no es aceptable que
un gobierno mantenga persistentes déficits fiscales pues ello significaría, que ha
sobredimensionado su tamaño y funciones por encima de sus reales capacidades
de financiarlo.
El gobierno de los Estados Unidos ha mantenido en el último cuarto de siglo una
tendencia estructural al déficit, con excepción de la administración Clinton, y ha
podido mantener su gasto en seguridad y defensa, el pago de burocracia y
subsidios a sus exportadores, porque toma la mayor parte del ahorro mundial
mediante la emisión de sus títulos públicos. En estas circunstancias, la deuda
pública total de este país es de 6 trillones de dólares (2 tercios del tamaño de su
PIB) y esa situación explica la actual debilidad del dólar. De no corregir dicha
situación, dicho país podría enfrentar una situación muy grave si los ahorradores
del mundo no continúan prestándole al ritmo al que hasta ahora lo han venido
haciendo.
Francia y Alemania, las dos economías mas grandes de la Unión Europea, han
incumplido los criterios de convergencia macroeconómica exigidos por hacer
parte de la zona monetaria del Euro (tienen 3.7 y 3.8 de déficit fiscal como
porcentaje del PIB en lugar del 3% aceptado) y han decidido pagar la multa
establecida para estos casos, en lugar de reducir su déficit pues teman que podría
aumentar el desempleo.
En América Latina la situación fiscal se agrava por el severo peso de la deuda
pública, pese a que hay analistas del Fondo Monetario Internacional, que aceptan
que podrían calificarse de ilegales las deudas contraídas por las dictaduras
militares, pero que dicha calificación se aplique sólo hacia el futuro (Kreemer and
Jayachandran, 2002). Aunque el Papa Juan Pablo Segundo ha convocado a que
se condonen las deudas de los países más pobres, el FMI y los acreedores
internacionales, solo han implementado programas parciales de reducción de
deuda, con muy escasa cobertura.
En sólo una década (1992-2001), por servicio de la deuda (algo de capital y
muchísimos intereses) el mundo en desarrollo destinó 2 billones 690 mil millones
de dólares, equivalentes a la cuarta parte de su producto interno bruto. A pesar de
ello, en diciembre de 2001 este grupo de países pobres aún debía dos billones
130 mil millones de dólares, un 3.2% más que el año anterior y aproximadamente
un 60% más que en el mismo mes de 2002. ¿Si tanto se paga, por qué la duda no
se reduce y por el contrario continúa creciendo?
Al concluir 2001 la deuda externa de América latina sumaba 817 mil millones de
dólares, en tanto que diez años atrás el saldo era de 478 mil millones, lo cual
significa un aumento de mas del 70% en sólo una década. En ese período desde
nuestra región se transfirieron a las metrópolis financieras un billón 220 mil 500
millones de dólares por servicio de esas deudas, que es un monto equivalente al
sugerido por la ONU para que se dedique entre 2001 y 20015 para alcanzar la
meta del milenio. ¿Hacia donde nos conduce esta dinámica endemoniada?
Cabe preguntar: ¿ingresaron efectivamente los recursos de deuda externa a
nuestros países? En caso afirmativo ¿Dónde están?, ¿por qué el período de
endeudamiento coincide con un periodo de recesión económica?
Como si el peso de las deudas externas no fuera de por si gravoso, los gobiernos
se han embarcado en una estrategia insostenible de endeudamiento externo, que
consiste en acaparar los recursos de los ahorradores depositados en los bancos a
través de la emisión de títulos de deuda pública. En las actuales circunstancias,
en varios países de la región, la deuda pública (externa e interna) es superior a la
mitad del PIB, el servicio de dichas deudas captura la mayor parte del
presupuesto, y la mayor
ía de la cartera bancaria esta formada por títulos de deuda pública.
De esta forma la banca ha abandonado su función de financiar la actividad
productiva, y se ha refugiado en la cómoda posición de financiar el gasto
desproporcionado de los gobiernos con la creencia de que éstos les pagaran
rentable y cumplidamente. Pero esta es una traba al desarrollo que debe
superarse, y la banca debe volver a financiar la actividad productiva y los
gobiernos deben gastar menos, recaudar mejor y eliminar la corrupción y la
elusión.
1.3
Las IFICS resistentes al cambio
Las protestas de Seattle, Génova y Cancún, han tenido como centro las denuncias
acerca de la función instrumental que las Instituciones financieras y comerciales
internacionales (IFCIS) cumplen al servicio de los gobiernos de los países
desarrollados, de las grandes corporaciones interesadas en acceder a estos
mercados y de la banca privada internacional. Pero dichos organismos hacen
oídos sordos y siguen manteniendo las mismas políticas con igual dureza. Aunque
ahora hablan de la pobreza, se muestran extrañados e incapaces de explicar las
causas de su incremento y ninguna de las políticas que han agravado la pobreza
se ha modificado.
No ha sido suficiente que un vicepresidente del Banco Mundial, al salir de dicha
institución articule la mas severa critica a las políticas de las IFCIS , y gracias a
ello obtenga el Premio Nóbel de economía para que haya siguiera una mínima
corrección de tales políticas. No ha bastado que los teóricos mas destacados, de
inspiración ortodoxa y liberal, reconozcan que sería necesario establecer controles
al capital de corto plazo, que debe colocarse el tema de la pobreza en el centro de
las políticas (Sachs) y que la inflación no puede ser el centro de los objetos de
política (Dornbush). Incluso especuladores exitosos como George Soros advierten
sobre los riesgos de esta vía especulativa sobre el crecimiento y la equidad.
(Soros, 2002)
Gracias a las protestas y presiones de la sociedad civil mundial, en la Cumbre de
la OMC en Doha (Noviembre de 2001) se logró la firma de un acuerdo que
permitiría a los gobiernos producir los medicamentos genéricos para enfrentar
epidemias de alto impacto social ( malaria, tuberculosis, SIDA), pero hasta la fecha
las grandes firmas farmacéuticas han bloqueado la implementación de dicha
medida, mientras miles de personas mueren ante la incapacidad de acceder a los
medicamentos a precios de mercado monopólico. Las IFCIS siguen sordas a
cualquier reclamo y ahora sin legitimidad política, sin argumento racional, sin
respeto de la sociedad y apoyadas solo en el poder intimidatorio de su capacidad
de ejercer condicionalidad sobre los deudores, mantienen sus políticas.
Han cumplido 60 años las instituciones creadas en Bretton Woods y cuando se
esperaba alguna autocrítica y/o corrección de políticas, lo que han producido es un
balance elogioso que concluye que sin su existencia la situación sería peor.
¿Quien lo sabe? Malasia prefirió enfrentar su crisis sin la ayuda y sin adoptar las
políticas aconsejadas por el FMI y salió de sus problemas en tanto que Tailandia,
que optó por acatar los mandatos del FMI, tardó más en recuperarse.(Stiglitz,
2002)
1.3.1 Banco Mundial para los ricos
La resistencia del Banco Mundial a suspender el su apoyo a proyectos petroleros
se explica porque casi todos los proyectos energéticos que financia, benefician a
las grandes corporaciones de los países industrializados, según un estudio
recientemente publicado por el Instituto de Estudios Políticos y destinado a
mostrar quienes ganan y quienes pierden con el financiamiento energético del
Banco Mundial.
Halliburton, el gigante energético cuyo anterior presidente Dick Cheney es hoy
vicepresidente de los Estados Unidos, encabeza la lista de empresas beneficiadas
con los préstamos del Banco Mundial y dichos proyectos buscan responder a la
creciente demanda energética de los países ricos; al mismo tiempo que hace muy
poco para proveer energía a los países pobres, contradiciendo la proclamada
vocación del Banco por el alivio de la pobreza. El estudio sostiene que el Banco
debe priorizar el gasto de sus fondos (que son públicos) al servicio preferente de
los mas pobres, y ello no está ocurriendo, lo cual es muy grave por ser el Banco el
primer prestamista público para financiamiento del desarrollo.
En diciembre de 2003, la Revista de Industrias Extractivas, basada en
Washington, había recomendado que el Banco deje de financiar la minería,
petróleo e industria de gas; y reoriente sus recursos hacia energías limpias y
renovables. Dicho estudio sostiene que si el Banco continúa su actual línea de
financiamiento, no podrá cumplir su misión de reducir la pobreza. Pese a la
presión de diversas organizaciones para que el Banco acepte tales
recomendaciones, este ha respondido que no detendrá esa línea de
financiamiento, pues podría causar mas daño que beneficio a los países en
desarrollo.
En todo caso hay un creciente espíritu crítico a la acción del Banco, y otro estudio
preparado por el Instituto para la Energía Sustentable, acusa al Banco de que en
contra de su misión de aliviar la pobreza, el record de financiamiento de proyectos
petroleros se concentra en los países del Medio Oriente, los cuales muestran
dependencia monoexportadora del combustible, autocracia, violaciones de los
derechos humanos y escaso compromiso con la protección ambiental.
Este estudio demuestra que el financiamiento energético del Banco Mundial busca
atender a la demanda del desbordado consumo de los países desarrollados,
ayudando a esos países a diversificar sus fuentes de suministro a regiones
diferentes del Oriente Medio. El informe sostiene que “en los últimos doce años el
Banco Mundial ha facilitado una masiva transferencia de recursos energéticos
como petróleo y gas desde los países en desarrollo hacia los consumidores y
corporaciones del los países ricos, contradiciendo su misión de aliviar la pobreza”.
El informe demuestra que los principales beneficiarios de 133 proyectos que
costaron 10.7 billones de dólares aprobados por el Banco Mundial desde 1992
fueron compañías occidentales, y ninguna se ha beneficiado mas que Halliburton,
la cual recibió 13 proyectos que sumaron 2.5 billones de dólares. Seis de los once
mayores beneficiarios de los préstamos son de Estados Unidos (Halliburton,
Chevron Texaco, Exxon Mobil, Bechtel, Unocal y Enron), lo cual puede explicarse
si Estados Unidos es el mayor aportante al Banco.
Pero los otros grandes aportantes también pudieron beneficiar a sus empresas,
pues recibieron financiamiento British Petroleum y British Gas (Reino Unido), Eni
(Italia) y BHP (Australia). El estudio también encontró que 82 % de los proyectos
petroleros estaban orientados a la exportación, y demuestra que el gobierno de
Estados Unidos, el Banco y las Corporaciones petroleras presionan al gobierno de
Bangladesh a exportar sus reservas de gas, en tanto que solo el 17% de sus
ciudadanos disponen de acceso a electricidad.
En lugar de apoyar la generación de energía con base en gas para esa población,
el Banco se preocupa de asegurar exportaciones de esos recursos energéticos a
bajo costo para los países ricos. En suma, el Banco ha sido exitoso en ayudar a
los países ricos a diversificar la oferta energética por fuera de la OPEP y en abrir
las fuentes de gas y petróleo a las corporaciones trasnacionales. Por ello se
explica la resistencia del Banco a cesar su financiamiento de proyectos petroleros,
pues los grandes perdedores serían las compañías transnacionales.
El año 2003 el Banco Mundial aprobó mas proyectos para extracción de
combustibles fósiles que desde 1977, y grandes programas fueron aprobados para
la región del Caspio, Sur de África y América del Sur, y ello es una brillante
estrategia, concluye el Informe, al mismo tiempo que falla estruendosamente en
conseguir algún resultado en la reducción de la pobreza.
1.4
¿El FMI aconsejando a China?
Cuando la crisis económica desatada en Thailandia en 1997 se había extendido a
Malasia, Indonesia, Corea y Rusia, la economía china se mantenía invulnerable a
los ataques especulativos que habían causado los quebrantos de sus vecinos. La
razón fundamental radicaba en el hecho de que China desde entonces y hasta
hoy, se niega a recibir capitales especulativos cuya volatilidad había derrumbado a
los países de la región; y en cambio privilegia los estímulos a la inversión
extranjera orientada al sector productivo. Simultáneamente mantenía su moneda
en una paridad fija con el dólar, lo cual era posible por su elevado nivel de
reservas internacionales.
Tras el derrumbe del bath thailandés, del ringgit malayo y de la rupia indonesia,
las calificadoras de riesgo, la banca internacional y los inversionistas abogaban
para que China no fuese a devaluar su moneda, pues en tales circunstancias las
consecuencias hubieran sido desastrosas.
Pero superada la crisis, Estados Unidos comenzó a presionar insistentemente a
China para que permitiera la revaluación de su moneda, pues al mantenerla atada
en 8.28 Yuanes por dólar muestra un nivel de devaluación, que no representa la
fortaleza de la economía china y ello explica en buena medida su creciente
superávit comercial. Pero China tiene en sus reservas US$ 360.000 millones en
bonos del tesoro americano y podría colocarlos en el mercado si se le presiona,
por ejemplo por el hecho de que el 95% del software que utiliza, no paga regalías
por la patente. Y ello colapsaría al dólar…
Como China ha resistido las presiones de Estados Unidos, en días pasados y por
primera vez desde su ingreso a dicha institución, el FMI hizo pública su
recomendación a las autoridades chinas para que permitan una mayor libertad en
el comportamiento de su moneda inclusive sugiriendo que en lugar de mantenerla
vinculada al débil dólar, tenga su referencia en una cesta de monedas. En este
momento el 30% de las reservas chinas están en euros.
Las autoridades chinas argumentan que con la política vigente hasta la fecha, han
creado 25 millones de nuevos empleos en el 2004, lo cual les ha permitido
absorber una gran parte de los inmigrantes rurales, cuya llegada a las ciudades se
constituye en el principal reto social actual. El FMI, esta recomendando que se
desacelere gradualmente el crecimiento de los agregados monetarios y del
crédito, para detener el recalentamiento de la economía china que creció 9.1% el
pasado trimestre. Para ello ha recomendado su medicina genérica de aumentar
las tasas de interés y considera insuficiente que China haya aumentado por
primera vez en 9 años, su tasa de interés hasta colocarla medio punto por encima
de la inflación.
Las autoridades chinas se muestran preocupadas frente al riesgo de que los
cambios propuestos por el FMI estimulen la entrada de capitales, pero dicha
entidad argumenta que estas recomendaciones podrían dotar al país en el futuro,
de una política monetaria más autónoma que le permita asimilar los choques
externos; lo cual no es fácil con paridades fijas. A todos preocupa la fragilidad que
siguen mostrando los bancos chinos a pesar de su leve mejoría y de su apertura a
una limitada presencia de inversionistas extranjeros.
Llama la atención que muchos gobiernos, empresarios y analistas muestren una y
otra vez a China como un ejemplo de las bondades que el libre comercio tiene en
el crecimiento de los países; sin detenerse a demostrar si las políticas que
aplicamos en el trópico, tienen alguna similitud con las políticas que han aplicado
los pragmáticos dirigentes chinos. Y mientras el mundo sigue con interés lo que
pasa en China algunos gobiernos de la región, en particular de Centroamérica
proponen elevar el nivel de relaciones con Taiwán, lo cual afectaría sin duda las
relaciones con China.
1.5
Hace rato se le rayo el disco!!
Rodrigo de Rato, director del FMI tan pronto se baja de los aviones, urge a los
gobiernos de los países que visita, a introducir una mayor flexibilidad en el
mercado laboral. En septiembre de 2004, por ejemplo, le dijo al gobierno de
Sudáfrica que “la prioridad de su política económica debería ser la introducción de
una mayor flexibilidad en el mercado laboral”. Pocos días antes, en su visita a
Chile (una de las economías mas liberalizadas del continente), Rato expresó su
preocupación porque “el mercado laboral es demasiado rígido”. El ministro de
trabajo de Chile hizo caso omiso de la recomendación indicando que “el FMI ha
reiterado esa posición a Chile y otros países latinoamericanos por años”. Y Chile
ha mejorado su competitividad sin atender esos consejos, en tanto que otros
países que los han acogido no han avanzado, o han perdido, en su competitividad.
Similar recomendación ha hecho el FMI a muchos otros países de África y Asia, e
incluso a países exitosos como Corea del Sur, aprovechando la condicionalidad
que utilizó en el otorgamiento de ayuda en la crisis de 1997.
¿Sabrá acaso el Sr. Rato que en todas las encuestas aplicadas a empresarios del
continente al explicar la averiguar las causas de sus problemas, las primeras
razones son atribuidas a la baja demanda, la inestabilidad jurídica, la presión
fiscal, el costo de los servicios públicos, o la inseguridad? ¿Sabrá acaso que en
ninguna de esas encuestas los empresarios atribuyen a los costos laborales
relevancia en las dificultades de las empresas, pues en ningún país del continente
los mismos sobrepasan el 20% de los costos totales, en tanto que los pasivos
financieros son la principal causa de las quiebras?
Quizá por su poco tiempo en el cargo, aún no sabe que a las instituciones de
formación profesional que no son fiscales, para cumplir las metas de reducir la
inflación. ¿No habrá alcanzado a percatarse de que para poder pagar la deuda,
nuestros países han recortado los presupuestos de investigación, ciencia y
tecnología (están ahora por debajo del 0.5% del PIB, como promedio regional),
cuando dicha inversión no debería estar por debajo del 4%? ¿Que le hace creer
que la flexibilización laboral operará como la pócima milagrosa del desarrollo y la
eficiencia?
¿Acaso no se ha dado cuenta que en todos los países de la región se introdujeron
lustros medidas flexibilizadoras, además de aumentar la pobreza y la indigencia,
han resultado en una mayor precarización del trabajo y ausencia de sentido de
pertenencia de los trabajadores temporales, sin que nadie asuma la
responsabilidad de su calificación? ¿Que tanto le importará a ese trabajador la
calidad del producto y la rentabilidad de una empresa en la que esta de paso? En
el caso de los ejecutivos se ha convertido en usual la caza de talentos y la fuga de
profesionales, ahora pagados con salarios integrales desprovistos de protección
social y sin ningún vínculo de estabilidad con la empresa.
Al Sr. Rato le haría bien consultar el último reporte de la OCDE sobre el empleo en
los países desarrollados, que analiza los efectos teóricos y empíricos de la
legislación de protección al empleo y concluye que los pronunciamientos del FMI
son insistentes en los costos y eficiencia de dichos sistemas, pero no consideran
los beneficios sociales de los mismos.
Además sostiene que las instituciones laborales pueden elevar la eficiencia del
mercado de trabajo, pues “el valor social de un empleo puede ser mayor que su
valor privado, y sin intervención gubernamental podría haber más despidos de los
que pueden ser socialmente aceptables”. Además la OCDE sostiene que los
alegatos contra las regulaciones laborales no se fundan en evidencia empírica
concluyente, de modo que se necesitan más análisis empíricos antes de derivar
conclusiones de política.
Adicionalmente, la OCDE sugiere que el FMI abandone su tendencia aplicar a
todos los países las mismas recomendaciones independientemente de sus
especificidades y muestra cómo la política de “flexeguridad” (flexicurity”) adoptada
en Dinamarca y que incluye generosos beneficios al desempleado, moderada
protección al empleo y activas políticas de mercado laboral para ayudar a los
desempleados a retornar al trabajo, producen mejores resultados que las políticas
poco protectivas aplicadas en USA.
Los cambios tecnológicos obligan a facilitar el re-entrenamiento y traslado de los
trabajadores en función de los nuevos procesos productivos, pero ello no tiene que
hacerse en desmedro de las condiciones de higiene y seguridad en el trabajo. Y el
establecimiento de un vínculo entre la remuneración y la productividad no tiene
que conducir a la negación del ejercicio de los derechos laborales
internacionalmente reconocidos, ratificados y consignados en la legislación
nacional.
La adopción de estrategias de mejoramiento de la productividad ha sido más
exitosa cuando existe consulta al seno de la empresa (como ocurre con los
comités de empresa europeos y cuando hay concertación tripartita como ocurre en
los países nórdicos. Al Señor Rato le haría bien conocer mejor estas realidades
antes de formular la receta genérica tan poco sustentada y de tan dudosa
eficacia.
Por estos días que el FMI celebra sus 60 años convendría preguntarle en que
parte de su estatuto fundacional de Bretón Woods se le encarga el manejo de la
política laboral de sus miembros.
BIBLIOGRAFIA

Herrera Valencia Beethoven (2004)a “Volatilidad financiera en la
globalización” en Revista Economía Colombiana. Contraloría General de la
Nación.

Herrera Valencia Beethoven (2004)b “Consejos del FMI a China” en Diario
Económico Portafolio. Diciembre

Kreemer and Jayachandran, (2002), “La deuda odiosa” en Finanzas y
Desarrollo. Junio

Krugman Paul (1998) El internacionalismo moderno.
internacional y las mentiras de la competitividad. Bogotá.

Soros George (2002), “Globalización”. Editorial Planeta, Bogotá

Stiglitz Joseph (2002) “El malestar en la globalización”, editorial Taurus.
Bogotá.
La
economía
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