CUANDO DIOS PRONUNCIE TU NOMBRE,

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Será un nombre nuevo
Será un nombre nuevo
CUANDO DIOS PRONUNCIE TU NOMBRE,
SERÁ UN NOMBRE NUEVO
nombre nuevo no sigue el modelo del antiguo, sino que lo
reemplaza, es diferente, es decir, un carácter nuevo y diferente,
modelado según el de Dios (Isa. 62:2; 65: 15; Apoc. 3:12).
“El que tiene oído, oiga lo que el Espíritu dice a las iglesias. Al
que venciere, daré a comer del maná escondido, y le daré una
piedrecita blanca, y en la piedrecita escrito un nombre nuevo, el
cual ninguno conoce, sino aquel que lo recibe.” (Apoc. 2:17).
"El que venciere será vestido de vestiduras blancas; y no
borraré su nombre del libro de la vida, y confesaré su nombre
delante de mi Padre, y delante de sus ángeles" (Apoc. 3: 5).
Los nuevos nombres dados a los jóvenes hebreos significaban
su adopción en la corte babilónico.
José recibió un nombre egipcio al ingresar en la vida cortesana
egipcia (Gén. 41: 45), y el nombre de Hadasa fue cambiado por
Ester (Est. 2: 7), probablemente cuando llegó a ser reina.
Esta noche quiero invitarles a leer dos textos hermosos, dos
textos que nos proyectan más allá de lo que nuestra
imaginación puede concebir.
“El que tiene oído, oiga lo que el Espíritu dice a las iglesias. Al
que venciere, daré a comer del maná escondido, y le daré una
piedrecita blanca, y en la piedrecita escrito un nombre nuevo,
el cual ninguno conoce, sino aquel que lo recibe.” (Apoc. 2:17)
"El que venciere será vestido de vestiduras blancas; y no
borraré su nombre del libro de la vida, y confesaré su nombre
delante de mi Padre, y delante de sus ángeles" (Apoc. 3: 5).
Una de las costumbres antiguas comunes era que los miembros
de un jurado usaban una piedra blanca para perdonar y otra
negra para condenar a un acusado. Sin duda, Juan se refiere a
alguna ceremonia que implicaba el conferir un presente o rendir
un honor especial.
En la Biblia el nombre de una persona a menudo representa su
carácter, y un nombre nuevo indicaría un nuevo carácter. El
Al referirse a los planes que Dios tenía para Jerusalén, su
pueblo especial, Dios expresó lo que desea para cada uno de
sus hijos:
“Por amor de Sión no callaré, por amor de Jerusalén no
descansaré, hasta que salga como resplandor su justicia, y su
salvación se encienda como una antorcha.” (Isa.62:1)
Mira la determinación de Dios para salvarte; “no callaré, no
descansaré”, dice, hasta que logre que mi hijo confiese su
pecado para declararlo justo, y su justicia sea total que
resplandezca, y que brille, que alumbre como una antorcha. En
otras palabras, que el mundo se entere lo que yo he hecho con
él.
Observa lo que sigue : “Entonces las naciones verán tu
justicia, y todos los reyes tu gloria. Y te será puesto un nombre
nuevo, que la boca del Eterno designará.”ver. 62.
Quiero que lo escuches bien, y fíjate quién lo designa, es decir,
quién diseña el nombre nuevo. “Y te será puesto un nombre
nuevo, que la boca del Eterno designará”
Será un nombre nuevo
Un nombre nuevo, nombre que sale de la boca del Padre, un
nombre nuevo que te perfila para un futuro glorioso...Así lo
sigue declarando Isaías.
“Y serás una hermosa corona en la mano del Eterno, diadema
del reino en la mano de tu Dios.” Ver.3 ¿ Puedes ver tu
futuro?, Serás como una corona, como una diadema..
La corona es usada como símbolo de autoridad y de honor. La
diadema, es un símbolo oriental de realeza.
Un nombre nuevo que demuestra que tu pasado fue dejado en
el olvido, que ya no importa, que todo quedó borrado, porque tu
futuro es más glorioso. Que ya no eres lo que fuiste, y que
Dios prefirió cambiar todo. Pero escucha lo que viene:
“Nunca más te llamarán Desamparada, ni a tu tierra
Desolada; sino que serás llamada Hefzibá (mi delicia), y tu
tierra, Beula (casada), porque el Eterno se deleitará en ti, y tu
tierra será casada”. Ver 4
Cuando Dios dice NUNCA, más vale que lo creamos, porque
nunca, es nunca. Después que hayas recibido tu nuevo nombre
nunca más recordarás lo que fuiste.
Desamparada y
desolada son calificativos que se le
adjudicaban a Israel, puedes imaginarte las razones. Pero Dios
se propuso que todo cambie.
Cuando llegues a casa no te llamarás Raquel, ni Pepe, ni
Arturo, ni Norma, ni Ismael.
El nombre que hasta hoy has escuchado no lo volverás a usar
en el cielo.
Tal vez hayas recibido un nombre largo, o un nombre que te da
vergüenza al pronunciarlo y por ello prefieres que te llamen
cariñosamente de otra forma.
Sea cual fuere, cualquier nombre que te provoque incomodidad
pronto será olvidado, porque el único nombre que en verdad
vale es el que Dios tiene reservado para ti.
Al que venciere.... le daré una piedrecita blanca, y en la
piedrecita escrito un nombre nuevo,...(Apoc. 2:17)
Usted sabe cuanto puede lastimar un nombre, pero también
sabe cuanto puede sanar un nombre, especialmente cuando lo
pronuncian quienes nos aman. Ahora, imagínate cuando la
pronunciación de tu nombre viene de los labios de Dios.
No te parece increíble que Dios te haya reservado un nombre
para ti, nombre que nadie conoce, y que tiene un significado
mucho mas superior al que te imaginas.
Es posible que tus padres no te hayan puesto un nombre
bonito. O quizás hayas dedicado parte de tu vida a conseguir
un sobrenombre que te lo pusieron como burla en el aula de
clases de primaria o secundaria, y todavía lo llevas contigo y
aunque te ha causado risa, algunas veces te ha dolido.
ILUSTRACIÓN
Tengo amigos a quienes, aún no me acostumbro a llamarlos
por su nombre, ya que en el colegio por lo regular los
llamábamos por su sobrenombre. El sobrenombre les quedaba
mejor, claro, todos los sobrenombres tienen una razón. Por
ejemplo, a un amigo le decíamos; “Patito”, a su hermano;
“Cacha”, al mayor de ellos; “Sabueso”, todos sabíamos la
Será un nombre nuevo
razón. Era el sobrenombre que más les quedaba. A otro le
decíamos “El tieso”, éste tenía una forma peculiar al caminar,
parecía que no podía doblar las rodillas. Recientemente un
amigo me dijo que entre los dos sobrenombres que le apodan,
el prefiere que le llamen: “Clik Clik”
Tal vez hayas recibido nombres especiales que tú nunca
quisiste. Nombres burlones e hirientes. Nombres como:
“perdedor”, “tramposo”,
“negro”, “gorda”,
“flaca”,
“chaparra”, “sidoso,” “borracho”, infectado”, “divorciado.” Si
ese es tu caso, lo lamento.
Sabes cuánto puede lastimar un nombre. Pero también cuánto
pude sanar un nombre, especialmente si viene de los labios de
Dios.
Al parecer tu futuro es tan glorioso que amerita un nuevo
título.
Al parecer el camino es tan brillante que se hace necesario un
nuevo nombre.
Tu eternidad es tan especial que ningún nombre común sirve
para tu nueva vida.
Cuando Dios dice que hará nueva todas las cosas lo dice de
verdad. Tendrás un cuerpo nuevo, mente nueva, hogar nuevo,
vida nueva , cántico nuevo, y .....nombre nuevo.
¿Cómo hará Dios esas cosas? Dejemos que Elena White nos
lo narre de manera magistral:
Entre las oscilaciones de la tierra, las llamaradas de los
relámpagos y el fragor de los truenos, el Hijo de Dios llama a la
vida a los santos dormidos. Dirige una mirada a las tumbas de
los justos, y levantando luego las manos al cielo, exclama:
"¡Despertaos, despertaos, despertaos, los que dormís en el
polvo, y levantaos!" Por toda la superficie de la tierra, los
muertos oirán esa voz; y los que la oigan vivirán.
Y toda la tierra repercutirá bajo las pisadas de la multitud
extraordinaria de todas las naciones, tribus, lenguas y pueblos.
De la prisión de la muerte sale revestida de gloria inmortal
gritando "¿Dónde está, oh muerte, tu aguijón? ¿dónde, oh
sepulcro, tu victoria?" (1 Cor. 15: 55.) Y los justos vivos unen
sus voces a las de los santos resucitados en prolongada y alegre
aclamación de victoria.
Todos salen de sus tumbas de igual estatura que cuando en ellas
fueran depositados. Pero todos se levantan con la lozanía y el
vigor de eterna juventud.
El pecado borró e hizo desaparecer casi por completo la imagen
divina; pero Cristo vino a restaurar lo que se había malogrado.
El transformará nuestros cuerpos viles y los hará semejantes a
la imagen de su cuerpo glorioso.
La forma mortal y corruptible, desprovista de gracia, manchada
en otro tiempo por el pecado, se vuelve perfecta, hermosa e
inmortal.
Todas las imperfecciones y deformidades quedan en la tumba
Los justos vivos son mudados "en un momento, en un abrir de
ojo." A la voz de Dios fueron glorificados; ahora son hechos
inmortales, y juntamente con los santos resucitados son
arrebatados para recibir a Cristo su Señor en los aires.
Los ángeles "juntarán sus escogidos de los cuatro vientos, de un
cabo del cielo hasta el otro." Santos ángeles llevan niñitos a los
brazos de sus madres. Amigos, a quienes la muerte tenía
separados desde largo tiempo, se reúnen para no separarse más,
y con cantos de alegría suben juntos a la ciudad de Dios.
Será un nombre nuevo
Antes de entrar en la ciudad de Dios, el Salvador confiere a sus
discípulos los emblemas de la victoria, y los cubre con las
insignias de su dignidad real.
Sobre la cabeza de los vencedores, Jesús coloca con su propia
diestra la corona de gloria.
Cada cual recibe una corona que lleva su propio "nombre
nuevo" (Apoc. 2:17), y la inscripción: "Santidad a Jehová."
A todos se les pone en la mano la palma de la victoria y el arpa
brillante. Luego que los ángeles que mandan dan la nota, todas
las manos tocan con maestría las cuerdas de las arpas,
produciendo dulce música en ricos y melodiosos acordes.
Dicha indecible estremece todos los corazones, y cada voz se
eleva en alabanzas de agradecimiento. "Al que nos amó, y nos
ha lavado de nuestros pecados con su sangre, y nos ha hecho
reyes y sacerdotes para Dios y su Padre; a él sea gloria e
imperio para siempre jamás." (Apoc.1: 5, 6.)
Delante de la multitud de los redimidos se encuentra la Ciudad
Santa. Jesús abre ampliamente las puertas de perla, y entran por
ellas las naciones que guardaron la verdad.
Allí contemplan el paraíso de Dios, el hogar de Adán en su
inocencia. Luego se oye aquella voz, más armoniosa que
cualquier música que haya acariciado jamás el oído de los
hombres, y que dice: "Vuestro conflicto ha terminado." "Venid,
benditos de mi Padre, heredad el reino preparado para vosotros
desde la fundación del mundo¨.
Así que, cuando llegues al cielo Dios pronunciará otra vez tu
nombre, pero éste será un nombre nuevo. A tu vida le espera
más de lo que imaginaste.
Tu historia personal no termina, se continuará escribiendo en el
cielo.
Al poema de tu vida le hacen falta unas estrofas que se
continuaran escribiendo por la eternidad en la casa del Padre.
Lo mejor aún no ha llegado.
Por eso es que te he insistido cada noche a que le aceptes....
Y quiero que tú, no te des por vencido...tenemos que hacer
realidad el sueño del Padre, que ya tiene reservado una
piedrecita blanca, con tu nuevo nombre.
Jesús quiere llevarte al cielo, pero allá no se permite la entrada
con la naturaleza carnal con la que hemos nacido, él dijo: “... el
que no naciere de nuevo, no puede ver el reino de Dios” (Jn.
3:3) “...el que no naciere de agua y del espíritu, no puede
entrar en el reino de Dios” (Jn 3:5).
Cuando Jesús habla del nuevo nacimiento, lo expone como un
requisito para entrar al reino del Padre. El nacimiento del agua
es el bautismo, que no limpia por fuera, si no por dentro, hasta
lo más profundo, hasta la conciencia.
“Y esa agua simboliza el bautismo que ahora os salva -no
quitando las impurezas del cuerpo, sino pidiendo a Dios una
buena conciencia-, por la resurrección de Jesucristo;” ( 1 Pedro
3:21).
Pablo se refiere al nuevo nacimiento como, Nueva Vida, que
se puede lograr únicamente, muriendo por medio del bautismo
a la naturaleza con que venimos a este mundo, es decir, a la
naturaleza carnal y resucitando a vida nueva.
“Porque fuimos sepultados junto con él para muerte por medio
del bautismo, a fin de que como Cristo resucitó de los muertos
por la gloria del Padre, así también nosotros andemos en nueva
vida.” (Rom. 6:4)
¿Puedes ver que Dios te dará nuevo nombre solamente si
aceptas la nueva vida que quiere darte ahora y que se logra por
medio del bautismo?
Por eso te invito a que le aceptes esta noche, para que inicies
el viaje a la eternidad gloriosa.
Y a ti que lo iniciaste tiempo atrás ...te suplico que termines el
viaje, ya se divisan los fulgores de la casa del Padre.
Tienes que escuchar tu nuevo nombre, vale la pena que lo
escuches de los labios de Dios.
Tienes que estar presente en el cielo cuando Dios vuelva a
pronunciar tu nuevo nombre.
Esta noche quiero hacer una última invitación, para aquellos
que quieren escuchar de Dios su nombre nuevo en la casa del
Padre.
Una invitación para aquel que desea que su vida sea
trasformada por nueva vida.
Una invitación para aquella persona que quiere ser bautizada
este sábado, donde otras personas también serán bautizadas.
¿Habrá esta noche, alguna persona que desea entregar su vida a
Jesús por medio del bautismo y que quiera manifestarlo
levantado su mano?
Ahora quiero invitar a los que levantaron sus manos a que
pasen aquí enfrente y suban a esta plataforma, yo quiero hacer
una oración por ustedes.
Samuel Mancilla Juárez
Director de Mayordomía y Vida Familiar
Unión Interoceánica
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