El silencio de los acosados

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El silencio de los acosados
Cuando todo esto empezó unos de mis mayores inconvenientes era
poder expresarme en términos claros y precisos sobre lo que me estaba
ocurriendo.
No obstante ello, el planteo del tema ante distintos abogados en aquellas
circunstancias, me fueron posibilitando la inclusión de palabras que más allá de
su significado, hasta ese momento, no formaban parte de mi cotidianidad.
Recuerdo con claridad que para poder expresar la intención de los
acosadores-antes de esto, personas con cargos y con nombres propios-bastó
que el abogado en ese momento expresara todo aquello que me costaba decir
en una sola palabra “animosidad”.
Para mi fue como una bendición aquel momento, porque había una
forma de definir todo aquello que parecía un mal sueño en el que pedís ayuda y
nadie te escucha.
Entonces con la esperanza y la buena fe, seguí creyendo que unido a mi
voluntad y la constancia lograría al menos detener todo lo que me estaba
ocurriendo.
En la primera investigación administrativa comenzada en el año 2004,consta en actas-me expresé respecto a mis superiores en términos de abuso
psicológico,
Sin saber yo sobre acoso, expresaba todo aquello que se podía hacer
con una persona que estaba subordinada, en un ambiente donde todo estaba
permitido.
Nunca me consideré una persona débil, ni vulnerable, ni con esa
expresión quise dejar asentado una condición de inferioridad respecto de
nadie.
No, simplemente advertía al investigador que se cometían abusos y que
era una realidad que desde mi lugar no podía cambiar.
Toda aquella declaración estuvo precedida de una denuncia que dio
origen a una investigación, en donde se exponía las malas condiciones
laborales en las que trabajaba.
Adosada a aquella nota de denuncia que dio origen a un expediente, se
encontraba el informe psicológico que expresaba el estrés postraumático que
estaba padeciendo.
Cuando hoy se denuncian en los medios de comunicación las malas
condiciones laborales que trabajan los docentes en liceos y escuelas técnicas
en Uruguay, no puedo de dejar sentir una profunda tristeza porque es así
,porque debe de ser.
A diferencia de las escuelas de enseñanza primaria y liceos en las que
deben de licitar para poder arreglar, en la enseñanza técnica muchas de las
cosas que denunciaba se podían solucionar con la mano de obra propia.
El abuso psicológico expresado en mi caso, no solo referenciada el mal
trato recibido, sino ante reiteradas denuncias de inducción eléctricas
(descargas) en las maquinas que utilizaban los alumnos, era desconocido en
mi reclamo, era dejado de lado, estaba condicionado a permanecer en aquella
precariedad.
Antes de efectuar la denuncia, durante cuatro años permanecí en esta
situación, y esto para mi como para todas las victimas de acoso moral
constituye el mayor desvelo, el hacer creíble que todo eso halla existido sin que
nadie halla advertido, siquiera una sospecha.
Yo era una persona que trabajaba en forma vocacional y si el trabajo
para muchos era un tedio, para mi era algo que realizaba con placer, talvez
desmedido en su intencionalidad, pero eso a lo sumo no era un pecado sino
algo que se debía moderar.
Era una persona puntal y que solo en situaciones extremas prescindía
de ir a trabajar. Sin embargo mi esposa comenzó advertir un cambio en mi
conducta, y se relacionaba a que los días de lluvias no deseaba asistir.
Como afectado, inconcientemente sabía que los días de lluvias, por el
techo del taller se filtraba el agua y mojaba las maquinas y generaba mayor
inducción.
No sabia expresar ese malestar, más que en un estado de ánimo, que
luego mi esposa había relacionado a través de los distintos relatos de
preocupación que yo le hacía.
Una vez que se comprueban los desperfectos en la instalación eléctrica,
se hace todo la instalación y cableado a nuevo. A partir de allí se pone en
funcionamiento todo el aparato administrativo, institucional y político para que
esto nunca se sepa.
Al padecimiento previo al año 2004, se le sumarian 7 años más de
persecución funcional y política en las que distintas personas actuarían en
forma connivente.
A partir de ese momento de denunciante de riesgo eléctrico, pasé a ser
denunciado por crear sabotajes con riesgo de vida para los alumnos.
Para el derecho, esto se llama invertir la carga de la prueba, pero para
una persona a cargo de alumnos como era mi caso que actuó con la
responsabilidad de buen padre de familia, constituyó una forma más de
violencia e incertidumbre.
Para la Justicia Penal, debe ser un indicio sobre la intencionalidad de
quines previamente estaban denunciados.
Como si esto fuera poco, en el año 2008, se me sugirió que realizara
reparaciones en el mismo lugar donde se habían saboteados las maquinas.
Por negarme a ésta sugerencia fui sumariado por tercera vez,
constituyendo el sumario una forma sistemática disminuir mi capacidad
económica.
Fui criminalizado, esa es la palabra correcta, y de victima pasé a ser
victimario. Desde los estamentos de poder se hicieron denuncias penales no
solo para alejarme de la función sino para hacerme pasar por Junta Medica,
donde se me atribuían hechos de los cuales resultaba inocente.
Durante este tiempo sufrí la revictimización del sistema medico y
jurídico, en una clara incidencia del sistema político.
A partir del cambio de diagnóstico de un psicólogo de CODICEN, fui
testigo junto con mi abogado en la cual expresó este profesional de que yo no
podía estar ni siquiera en un convento.
Tiempo después soy enviado a más de 100 kilómetros de Maldonado, a
un establecimiento rural, a lugar inhóspito, en la cual permanecía a la
intemperie
Fue la Inspección General de Trabajo, luego de una inspección del lugar,
determinó que debían de sacarme de ese lugar.
Esta fue una situación de aislamiento, de una persona en vulnerabilidad
sicológica.¿Porque la Justicia Penal no actuó?
A partir del año 2010 se me devuelve al cargo de docente en la Escuela
Técnica de Maldonado.
Pese a que una de las investigaciones que determinaron sanciones y
traslados para mis superiores, en sus casos nunca se aplicaron y en algunos
de ellos fueron ascendidos en sus cargos.
Pese a que en Uruguay se vive en una sociedad violenta, con asesinatos
y con índices de suicidios altos, no existen médicos con la capacidad suficiente
para los correctos diagnósticos requeridos.
Prof. José María Cano
Ci 3904276-8
[email protected]
La libertad de expresión, en todas sus formas y
manifestaciones, es un derecho fundamental e inalienable,
inherente a todas las personas. Es, además, un requisito
indispensable para la existencia misma de una sociedad
democrática.
Declaración de los principios
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sobre
la
libertad
de
expresión.
Comisión
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