Extranjero - alteridad

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FRIGERIO, G. (cem): Ensayo sobre el extranjero (2003)
1
Educación y alteridad. Las figuras del extranjero. Textos multidisciplinarios, Colección
Ensayos y Experiencias N° 48, Noveduc, Buenos Aires, 2003.
DESTACADOS
Las instituciones de la cultura, lo propio de la educación, garantizan la
reproducción de lo humano mediante la producción del semejante y la
construcción de lo social como la puesta en escena de la alteridad.
Es el poder del lenguaje el que porta el mundo y puede volvernos a todos
extranjeros en todas partes y en todas partes en casa. Todos, en cualquier
parte, huéspedes y anfitriones. Condición para que la palabra extranjero no
pueda nunca ser usada como insulto, ni expresar desprecio, y devenga
sinónimo de aquello que es, potencialidad del ser, promesa de diferencia,
hallazgo feliz de la diferencia en el encuentro con el otro.
Todo vínculo con el conocimiento da cuenta de una relación de desconocido.
No hay conocimiento sin extranjeridad, sin trabajo del pensar, actividad
intelectual de hacer presente lo ausente. Trabajo de conocer partes de lo
ignorado y de no ignorar parte de lo que sabemos.
La educación se entiende como el movimiento de extranjería, de volver
familiar lo desconocido y encontrar en lo familiar el enigma que persevera y
moviliza.
Las figuras del extranjero y algunas de sus resonancias
Graciela Frigerio*
Figuras del extranjero remite, como noción cobijante del seminario, a múltiples
sentidos y diversos orígenes. Aludiremos aquí a algunos de ellos, entendidos como el inicio
de ciertos caminos. Los proponemos como puntos de partida, a sabiendas que no
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terminaremos de recorrerlos en este texto que solo se propone puntuar viajes metafóricos
que no necesariamente requieren ningún desplazamiento geográfico1.
Viajar, partir, verbos asociados a la extranjería que, para G. Steiner, resulta la
invitación a ser siempre “los peregrinos de lo posible”2. Por ello extranjero es, desde nuestra
perspectiva, aquello que nunca podría autoclausurarse. Es ese permanecer abierto, como
pizarra mágica3, lo que vuelve a la noción generosa, la que habilita que la habiten tantos
sentidos y la tensionen afectos y representaciones (las más de las veces encontradas 4).
Como hemos visto en otros trabajos5, en las relaciones pedagógicas la noción de
extranjero, es aplicable a distintos los elementos del vínculo:
-
El profesor es un extranjero para el alumno “Un extranjero, uno de fuera, uno del
mundo” dirá Handke, P 6.
-
Cada alumno, cada grupo, es siempre un extranjero para todo profesor que se resista a
heredar etiquetamientos y se disponga a ofrecer a todos la ocasión de devenir algo
distinto, de ocupar otra plaza que no sea la ya asignada por origen7.
-
El objeto de conocimiento no tendría tal textura si no trabajara en el lugar del enigma, a
modo de enigma, enigma transfigurado en deseo de saber, intención de aprender, placer
de investigar.
-
Las encargadas de tramitar el enigma subjetivo en los territorios de la cultura, entendida
como lo que trabaja sobre la falla, la falta, la ausencia (al decir de F. Lyotard), son las
instituciones educativas. Dicho de otro modo: las instituciones de la cultura, lo propio de
la educación, garantizan la reproducción de lo humano mediante la producción del
semejante y la construcción de lo social como la puesta en escena de la alteridad.
1
Ver artículo de Alderoqui en este mismo número.
Steiner, G.: La barbarie de la ignorancia. Madrid: Taller de Mario Muchnik, 1999, p. 41.
3
Pizarra mágica remite aquí menos a un objeto escolar que al trabajo de memorias y olvidos acerca del cual el
psicoanálisis nos habla.
4
Remitimos al artículo de Barbagelata.
5
Sobre esta noción habíamos planteado algunas posiciones en el libro editado por Santillana: EL análisis de las
instituciones educativas (Frigerio/Poggi 1999).
6
Handke Peter: La repetición, p. 32.
7
Sobre estos temas remitimos al trabajo de Violeta Nuñez: Cartas para navegar en el próximo milenio: La
pedagogía social. Santillana. 2000.
2
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Los hombres azules del desierto: lo extraño en lo propio
Los visitantes imprevistos, que suelen venir de una región del yo, pueden observarse
cuando el escritor introduce en la narración una categoría de hombres anteriormente no
comprendidos en las clásicas categorizaciones (acerca de cuya intencionalidad podemos
pensar que apunta a producir desigualdades más que diferenciaciones). Es Le Clézio quien
nos sorprende, cuando los nombra con un nombre no adjudicado a lo humano: los hombres
azules y haciendo referencia a su carácter casi fantasmal dice:
“No había nada más en la tierra, nada ni nadie. Ellos habían nacido del
desierto, ningún otro camino podía conducirlos. No decían nada. No querían
nada. El viento pasaba sobre ellos, a través de ellos, como si no hubiera
nadie sobre las dunas” (Le Clézio, J.M.G., p.8)
Extranjeros a nosotros mismos nos dice la enseñanza freudiana, huéspedes en los
hoteles de la vida nos llama Steiner. Importante recordarlo en momentos en que la locura de
algunos intenta tomar a grupos de huéspedes como rehenes, transformando los hoteles en
cementerios.
Para que las figuras del extranjero puedan desplegar su carácter estructurante para el
sujeto y sean apertura del conocer y también condición de un sabio cosmopolitismo, es
necesario que los anfitriones no sean adictos al clonaje, que los visitantes del mundo
renuncien al apoderamiento, se resistan a ejercer de amos (amos del papeldinero / amos de los
recursos necesarios para todos/ amos de una idea religiosa que reniegue de la otredad / amos
de territorios expropiados). El del amo es un papel siempre indigno y lamentable por que
conlleva la necesidad de someter a hombres a distintas maneras de esclavitud, es decir, todo
amo reniega del otro como par.
La diferencia entre cosmopolistismo e imperio no es un matiz, es la razón para
posiciones políticas encontradas, entre los que sostienen justicia y las versiones (de todos los
tiempos) que argumentan a favor de protectorados no deseados ni necesarios, que significan
que alguien se adjudique obrar por el bien del otro. Es por tu bien suele ser la frase favorita
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de los depredadores. Se trata de una expresión que enmascara: es por mis intereses, es por
asegurar mi poder.
En educación ya sabemos que: “es por tu bien” fue el eslogan de la pedagogía
negra.8
Extranjero - alteridad - identidad
Dice el poeta:
“(...)
El huésped es también lo otro,
El extranjero,
Lo ajeno,
Lo otro como otro: lo que nos adviene.
El que no podríamos esperar porque no le conocemos, al que
no podemos llamar por su nombre,
por no hablar su idioma.
Por ser palabra nueva.
(...) (Mujica, H. p.131)
Viene de afuera, es algo fuera de lo común. No forma parte de lo familiar, no conoce
las leyes lugareñas. Habla más de una lengua, al menos claramente otra, provoca atracción y
rechazo, inquieta. Es necesario tener en cuenta que esa inquietud no proviene de su presencia
exterior sino de mundo interno allí proyectado, de esa terra incognita de nuestro propio yo
que no es visible sino cuando otras figuras se nos presentan con sus rasgos,
sorprendiéndonos. Como se sorprende Tertuliano Máximo Alfonso, el personaje de
Saramago, cuando se topa con su socías.9
Problemática identitaria que en la pluma conmovedora de Marguerite Duras10 tomará
forma con estas palabras a las que recurre después de decir sobre sí misma: “indescifrable”.
“A veces estoy vacía durante un largo tiempo.
Estoy sin identidad.
Al comienzo da miedo. Y luego pasa
Por un movimiento de felicidad. Y luego se detiene.
La felicidad, es decir muerta un poco.
8
Remitimos al texto de Alice Miller del mismo título.
Saramago, J.: El hombre duplicado. Argentina: Santillana, 2002
10
Duras, M.: C´est tout. Francia. P.O.L., 1995, p. 78, (la traducción es nuestra).
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Un poco ausente del lugar donde hablo”.
Ausente de un lugar, de un lazo, de una raíz, extranjera. Despedidas. Adioses, tiempos
de partida. Tiempo de extranjería que da cuenta de la salida de una inercia. Admitamos
entonces que las raíces son una construcción après coup que viene a rellenar una ausencia. El
espacio vacío del primer exilio, ese al que nos obligan la expulsión vital del territorio uterino,
separación imperativa para crear otros lazos, la Ley de un Tercero que ordena: no serás una
prolongación, ni una continuidad, ni una parte, ni una propiedad.
¡Afuera!. Orden de
existencia singular para el sujeto que desde entonces buscará la palabra para decir, decirse y
pensarse.
¿Será esta suspensión de lo sabido-creído, esa autorización a reconocer que la
identidad se volverá movimiento, el gesto que propicia el hallazgo, siempre diferido, lo que
garantiza la búsqueda, lo que hace finalmente autoría, lo que conduce a la firma?. ¿Lo que
permite un nombre propio?
Detengámonos, sin demorarnos, en los sentidos de raíz, mejor dicho, reconozcamos
su necesidad y su trampa. Cierto, ellas dan la sensación de estabilidad, soporte, arraigo,
apego. Sin embargo ellas pueden volverse límite, condena. Trigano nos alerta del riesgo de
permanecer en ellas como prisioneros, presos de una ilusión del mundo que nos impediría
reconocer que es la lengua, en el sentido de más de una, nuestra casa, en cualquier parte, en
cualquier geografía distinta a la del nacimiento. Nosotros11 señalamos que es obligar a un
duelo, condenar a
poblaciones enteras a no disponer de una tierra donde albergar la
solidaridad intergeneracional. Diferencia sustantiva entre el exilio primero que conlleva la
vida, la opción del viaje para ser un sujeto del mundo y, el totalitarismo que impide
residencia.
Es el poder del lenguaje el que porta el mundo y puede volvernos a todos extranjeros
en todas partes y en todas partes en casa. Todos, en cualquier parte, huéspedes y anfitriones.
Condición para que la palabra extranjero no pueda nunca ser usada como insulto, ni expresar
desprecio, y devenga sinónimo de aquello que es, potencialidad del ser, promesa de
diferencia, hallazgo feliz de la diferencia en el encuentro con el otro.
11
Ver al respecto el trabajo de N. Casullo y el de H. González.
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Entre huéspedes y anfitriones. Magritte recordándonos siempre, esto no es lo que
parece ser, lo que parece ser siempre deviene otra cosa cuando lo significamos. Los vínculos
representación de cosa/representación de palabra, trabajando para hacer cultura.
Cultura obstaculizada cuando el sonido (no quiero decir la palabra) por obra de las
políticas deviene Shibboleth12, es decir aquello que nunca será pronunciado por todos de la
misma manera, lo que delata al que es del otro lado de la frontera, lo que desata la barbarie
del no-reconocimiento y condena a muerte al semejante, muerte ejecutada por los custodios
de los imperios, los que interceptan los caminos ordenando: ¡papeles!. Las policías anti
migratorias.
Palabra: el único mapa, un sentido compartido, un sentido dirigido a otros, lo que
permite estar unos-con-otros, utilizando el trazo para poner de manifiesto lo que separa y liga,
como nos enseña el filósofo J. L. Nancy, trazo que es simultáneamente herramienta,
instrumento, materia del oficio del tejer (textura que trabaja para la pulsión de vida). El inicio
de una relación en la que cada uno se transforma en huésped del otro. A esto alude Hannah
Arendt cuando nombra a los recién llegados.
Expresémoslo de otro modo: Hay un comienzo en el exilio. No hay comienzo de la
vida sin el primer exilio cuya marca deja traza de ombligo. Ombligo: objeto de perspectiva
que permite a Rosolato construir su hipótesis sobre la relación de desconocido, definida sobre
la huella de la relación de objeto.
Ombligo, accidente de la geografía del cuerpo, indiferente a la sexuación, agujero que
no lleva a ninguna parte y permanentemente remite al recuerdo que hubo un tiempo acerca
del que poco sabremos. Objeto de perspectiva cuyo sentido es sostener la incógnita acerca
del origen y dar nacimiento al fantasma. Fantasma que nace para prestar una figura a lo
desconocido. Como lo señala H. Védrine en código filosófico: la imaginación reside en el
corazón de todos los dispositivos del saber y no es otra cosa que la intrusión del extranjero
en lo familiar.
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Andrea tomará también esta expresión para desarrollar el trabajo que presenta en el seminario.
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Las otras separaciones, los otros exilios, reeditaran algo de aquella primera
experiencia de extranjería, los afectos y representaciones despertados por la separación, los
balbuceos buscando sonidos apropiados para llamar al otro, los desplazamientos para obtener
maestría y decidir sobre las buenas distancias.
Hacemos entonces reconocimiento del primer exilio, lo distinguimos como existencial
y vital, admitimos que en los exilios subsiguientes el primero recobrará forma de efecto,
temeremos la nostalgia, ese mal del retorno a la muerte. Propondremos la contrafigura:
imaginando alguien que sufra de no poder partir, una suerte de nostálgico de un otra parte,
alguien que sufra de una sola lengua. Llamaremos cosmopolita a aquel que puede sentir que
se solidariza con los otros aun cuando no sean de su tierra. Diremos: la condición del
cosmopolitismo es el sueño de un lazo sin fronteras13.
Acerca de la extranjeridad en la educación: el efecto bloques erráticos
“No encontrar el camino en la ciudad no significa gran cosa. Pero
perderse en una ciudad como uno se pierde en un bosque necesita toda
una educación.” (W. Benjamin, p.13)
Benjamin, lo anuncia de una manera clara y precisa: una educación es necesaria para
devenir extranjero en el propio territorio, transformarlo en un terreno de búsqueda y
aprehenderlo parcialmente.
Recordemos lo ya dicho en numerosas ocasiones: todo vínculo con el conocimiento da
cuenta de una relación de desconocido. No hay conocimiento sin extranjeridad, sin trabajo
del pensar, actividad intelectual de hacer presente lo ausente. Trabajo de conocer partes de lo
ignorado y de no ignorar parte de lo que sabemos. Puntos de perspectiva y de ceguera que
siempre, como los ojos ausentes de Edipo, nos muestran y nos dan a ver y comprender esa
parte de lo propio.
13
Al respecto: Frigerio, G.: La puissance de liason de l´étranger. Texto presentado en el Seminario organizado
en marzo 2002 por el IUFM de Lille.
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Reiteramos, pensar las instituciones requiere un cuerpo de conceptos y atender las
formaciones fantasmáticas de sus habitantes,
si queremos hacer de ella un objeto de
conocimiento.
Insistimos, el hombre necesita al alma para pensar y pensarse. Esa extranjeridad de lo
propio, lo propio de la extranjeridad (lo que nos viene de adentro antes de que la encontremos
afuera).
Bloques erráticos es una expresión que remite al encuentro de “un objeto en cuya
naturaleza o manera de existir está el causar extrañeza” (Sloterdijk, p. 27). Las memorias han
olvidado como la formación rocosa llegó allí. Fuera de su entorno provoca y solicita la
sorpresa y tienta la indagación. Efecto de extrañamiento, producto de un trabajo que no se
contenta con repetir rutinariamente y se nombra educación.
Desde esta perspectiva, la educación se entiende como el movimiento de
extranjería, de volver familiar lo desconocido y encontrar en lo familiar el enigma que
persevera y moviliza.
Cuando esto se obstaculiza o se inhibe nos advierte Enriquez14 lo que se instala es la
clausura, el encierro en una identidad precisa que nos lleva a reiterar y reproducir
comportamientos y a levantar defensas contra todo aquello que sea vivido como un atentado
al narcisismo.
Lo extraño en la filiación
Allí mismo donde un tramposo imaginario deposita la continuidad, en el corazón de la
filiación el texto de Garros demistifica la existencia de prolongaciones de una manera tan
tierna como contundente introduce la diferencia y nombra la otredad:
”No sé qué hacer con ustedes...
Don Martín Moncada interrumpió su lectura y miró perplejo a sus hijos. Sus
palabras cayeron en el despacho a esa hora apacible y se perdieron sin eco
14
En su artículo sobre el sujeto humano y la clausura identitaria. Ver referencia en bibliografía: Dorey.
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por los rincones. Los jóvenes, inclinados sobre el tablero de un juego (...) no
se movieron. Hacía ya tiempo que su padre repetía la misma frase. (...). Doña
Ana dejó caer su libro, (...) y exclamó en respuesta a las palabras de su
marido:
-¡Es difícil tener hijos!. Son otras personas...” ( Garros, p. 19 y 20)
Elena Garros no ha sido la primera, ni la única, en destacar ese punto donde
permanencia y fin se unen en la novedad que incorpora cada generación. Por ellas el
imperativo de transmisión al que alude Hassoun deviene una ética, es decir ese borde, esa
frontera entre la fidelidad y la autorización a la diferencia. Etica que excede el campo
pedagógico pero que no deja de ser una pedagogía pública y política acerca de la manera de
ejercer el oficio del vivir.
Un intruso que es necesario hospedar
Hagamos una referencia a la noción de intruso, recordando a Nancy quien lo entiende
como aquello que insiste, molestando en la intimidad, sino en permanencia, lo suficiente para
llamar la atención. Retomamos entonces una pregunta casi anunciada al comienzo de este
trabajo ¿cómo alojamos a los extranjeros que somos todos en los hoteles de la vida, esa
arquitectura en la frontera con los territorios de la muerte?. Fronterizos nos llamará
Hoeg15¿Cómo alojamos al pensamiento diferente? ¿Cómo hospedamos a la diferencia que
reside en cada uno de nosotros como extranjero? ¿Cómo tramitamos la curiosidad del otro
que intenta decodificar el enigma?
Para un educador no habría otra forma que la práctica de la escucha. Es decir, no
habría otro modo que ofrecer, distribuir y asegurar espacios de palabras. Steiner una vez más
nos da la clave:
“si los árboles tiene raíces –y yo amo los árboles- los hombres tienen
piernas: es un progreso inmenso: las lenguas nos confieren esas
piernas. Podemos ser huéspedes de otros hombres, comprender lo que
nos dicen y responderles...”(Steiner, p. 17).
Pensamiento que Rancière nos ofrece cuando en el maestro ignorante nos recuerda
que la educación no será emancipadora tan sólo por su contenido, sino por una forma de las
15
Hoeg, P.: Los fronterizos. Tusquets.
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relaciones pedagógicas16 que renuncian a rellenar de certezas (no del todo verdaderas) los
territorios donde la incertidumbre, llamémosla aquí extranjeridad, no es inhibitoria.
Que la extranjeridad no resulte inhibitoria o excluyente requiere la renuncia a toda
dominación y ese gesto de confianza sobre el que tantas veces nos hablara L. Cornu17. En
letra de Rancière se expresa así:
“(...) Todo su esfuerzo, toda su exploración tiende a esto: una palabra de
hombre les ha sido dirigida, quieren reconocerla y quieren responder.
Responder no como alumnos ni como sabios, sino como hombres; como se
responde a alguien que nos habla (no como quien responde a un examinador):
bajo el signo de la igualdad”. (Rancière18, p.22).
16
Frigerio, G.(2003): A propósito del maestro ignorante y sus lecciones. Testimonio de una relación
transferencial. Artículo elaborado para CEDES (Centro de Estudos Educaçao et Sociedade) Publicación en
prensa.
17
CORNU, L.: Responsabilidad, experiencia, confianza in Frigerio, G. (comp): Educar: rasgos filosóficos de
una identidad. Buenos Aires: Santillana, 2002, p. 43-83.
18
La traducción es nuestra. Este año se dispondrá de una edición traducida al español.
FRIGERIO, G. (cem): Ensayo sobre el extranjero (2003)
11
REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS
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2002.
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Nancy, J-L.: L´intrus. Francia. Galilée. 2000.
Rancière, J.: Le maître ignorant. París: Fayard, 1987. (En portugués: Brasil: Ed. Authêntica,
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Rue Descartes, Nº 37: L´étranger dans la mondialité. Revue du Collége International de
Philosophie /PUF. Francia. Sept. 2002.
Santamaría, E.: La incógnita del extraño. España, Anthropos, 2002.
Sloterdijk, P.: Extrañamiento del mundo. España, Pre-textos, 1998.
Steiner, G.: La barbarie de la ignorancia. España, Muchnik, 1999.
Trigano, S.: Le temps de l´exil. París, Payot, 2001.
Vedrine, H.: Les grandes conceptions de l´imaginaire. París, Biblio. 1990.
* Educadora. Presidenta del Centro de Estudios Multidisciplinarios (CEM). Organizadora del
VI Seminario Internacional Las figuras del extranjero.
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