Habla Somoza Fabián Medina, diario La Prensa. 31 de enero, 1 y 2 de febrero de 2008 Carga con un nombre muy pesado. No es fácil llamarse Anastasio Somoza. Ni haber sido el director de la Escuela de Entrenamiento Básico de Infantería de la Guardia Nacional, la famosa EEBI, el cuerpo militar más agresivo de Somoza. Pero la cruz más pesada que carga sobre sus espaldas este hombre de 57 años, rotundamente calvo, alto y más bien delgado, es haber sido señalado durante 30 años como uno de los autores intelectuales del asesinato de Pedro Joaquín Chamorro Cardenal. "No estoy dispuesto a cargar más esa cruz que me encaramaron", dice en una extensa entrevista concertada en un café de Guatemala, donde vive "a bajo perfil" desde hace 28 años. Ni su casa, ni su oficina, sino un café escogido por él. Sin embargo, se mueve sin escoltas y deja fotografiarse. Los tiempos cambian. Dice estar dispuesto a someterse a una prueba con "el polígrafo más fuerte del mundo" para demostrar que no tuvo participación alguna en lo que califica como "horrendo crimen" sobre una persona a la que tenía "aprecio". Durante ocho horas, Anastasio Somoza Portocarrero, "El Chigüín", habló para LA PRENSA. No quedaron temas sin tocar. Desde su amistad con Camilo Ortega, hermano muerto de Daniel y Humberto Ortega, hasta Dinorah Sampsom, la amante de su padre, y por supuesto, la muerte de Pedro Joaquín Chamorro Cardenal, que es el tema con que iniciamos esta serie a propósito de los 30 años de ese magnicidio. "El General me dijo: Alejate, que te quieren culpar" El hombre que entra con 10 minutos de retraso al Café Vienés, de Guatemala, no parece el militar que ocupa un lugar privilegiado en la historia de violencia de Nicaragua. Pelón, delgado y muy alto, con porte de caballero. Busca, y rápidamente localiza al equipo de LA PRENSA que lo espera. —Anastasio Somoza —se presenta y mira con desconfianza al fotógrafo que ya ha comenzado a esgrimir su cámara—. —No me dijiste que venías con fotógrafo —recrimina sin mucho empeño. Vencidas las desconfianzas, acepta al fotógrafo y colabora en la búsqueda de un lugar con menos ruido para grabar. Él mismo lleva una grabadora y una dotación de casetes. La grabadora le da problemas. —No la usaba desde la entrevista con Xiomara (Chamorro, hace siete años) —bromea. Logra poner a funcionar el artefacto y finalmente dice estar listo—. Pregunte lo que quiera. Fueron ocho horas de entrevista. La verdad es de muy fácil hablar. Tiene una voz grave, muy parecida a la de su padre, Anastasio Somoza Debayle, aunque físicamente es más cercano a su abuelo, el otro Anastasio Somoza, el fundador de la dinastía. Su acento es muy nicaragüense y escoge con mucha propiedad la palabra a utilizar, recurre frecuentemente al inglés para mostrar sus comentarios más personales. Anastasio Somoza Portocarrero, conocido como "El Chigüín", es el primer hijo de Anastasio Somoza Debayle y doña Hope Portocarrero. Vivió en Nicaragua hasta los 12 años, y estudió en el Colegio Pedagógico La Salle, donde confraternizó con el posteriormente héroe sandinista Camilo Ortega, hermano del presidente Daniel Ortega. Estudió en Harvard y estuvo a cargo de la Escuela de Entrenamiento Básico de Infantería (EEBI), el cuerpo élite de la Guardia Nacional, al que se acusa de numerosos y graves abusos durante la guerra de insurrección, a finales de los años setenta. Desde el derrocamiento del régimen de su padre, ha vivido en el exilio, la mayor parte en Guatemala, donde dice llevar algunos negocios personales y estar enfrascado en la formación de sus hijos. Nunca regresó a Nicaragua. Desde hace 30 años, a Somoza Portocarrero se le ha acusado de ser la mano que estuvo tras el asesinato del doctor Pedro Joaquín Chamorro Cardenal (PJCh), el 10 de enero de 1978. Esta entrevista busca conocer su versión de los hechos. Ni limpiarlo ni inculparlo. ¿Qué fue lo que pasó ese 10 de enero de 1978? Reláteme un poco su día… Ese día, a la hora del cruel asesinato del doctor Chamorro —que fue algo terrible para toda Nicaragua— estaba yo sentado en mi oficina, en un galerón en la Escuela de Entrenamiento (EEBI), con un oficial de la misión militar americana que me estaba visitando porque estábamos viendo cómo armar una policía civil para evitar el tener que involucrar gente entrenada como soldados en el mantenimiento de la paz en Nicaragua, cuando de repente recibí una llamada del general José Somoza que me dijo muy sencillamente: "Hijó, venite a mi oficina que algo terrible ha pasado". Obviamente en ese momento, sabiendo que mi padre estaba en recuperación de su infarto que tuvo en Montelimar, lo primero que se me vino a la mente es que el general tuvo un relapso, algo le pasó. Yo le pregunté a don José: "¿Qué pasó?" Sólo se limitó a decirme: "¡Vení!" Entonces le dije yo (al militar norteamericano): —I got to go. General José is calling, he says it's urgent and it's something very important. (Me tengo que ir. Llamó el general José y dice que es urgente y algo muy importante). Nosotros teníamos una relación muy abierta con ellos. ¿You want to come? (¿Querés venir?). —No, no, it could be personal (No, no, puede ser personal). —Well, fine, no problem, I’ll let you know as soon as I find out what’s going on. (Bueno, está bien, no hay problema, te informaré tan pronto sepa qué está pasando. Y me fui a la oficina del general, en el Primer Batallón Blindado y me encontré con una escena. Personas que yo conocí desde chiquito con unas caras de angustia, gente mucho mayor que yo. Entré y dije: "¿Qué pasó?" El general Armando Fernández, que estaba ahí, me dice: "Una tragedia". Vuelvo a preguntar: "¿Qué pasó?" Entonces don José me dijo: "Acaban de matar a Pedro Joaquín". Y yo le dije en inglés: "Holy Jesus! (¡Santo Dios!) ¿Ya le avisaron al General?" "Estamos en el proceso de llamarlo. Pero queríamos que estuvieras aquí, porque como es tu papá, y no sabemos el impacto que pueda tener esta noticia, queremos que vos se la digás". A mí no me toca decirle esto, pero es mi papá, y si le va a dar algo que lo va a golpear, a mí me toca. Paso la llamada a Montelimar y al otro lado contestó el ayudante, el hoy finado general Adonis Porras. Ellos habían estado escuchando la radio. Yo no tenía idea. Me dice: "No le hemos dicho nada al general". "Ponémelo", le digo. Y al mismo tiempo le dije: "Tené listo el team (equipo) médico porque no sabemos cómo va a recibir esta noticia el General". Esta es mi versión, obviamente hay otra versión, que es la de él, que sale en su libro. Le dije en inglés: —Dad, we have terrible news (Papá, tenemos terribles noticias) —porque nos hablábamos en inglés. —What happened? (¿Qué pasó?). —Pedro Joaquín Chamorro has just been shot and killed in the middle of Managua, (Pedro Joaquín Chamorro acaba de ser tiroteado y ha muerto en el centro de Managua). —Holy Jesús! (¡Santo Dios!) —Entonces usó otras palabras muy nicas— a la gran p… ¿Y cómo fue? Let me sit down. Do you have any details that you’ll know. (Dejame sentarme, tenés detalles que sepás). —I think you better speak to General José and the senior officers. (Mejor hablás con el general José y los oficiales mayores). —Hold on a minute, let me catch my breath. (Esperate, necesito recuperar el aliento). —¿Are you all right? (¿Estás bien?). —Yeah, but, holy Jesús! (Sí, pero ¡Santo Dios!). Pasame al general José. —Sí señor. Le pasé al general José y ya le dio toda la información de lo que había visto la Policía en ese instante. Yo por mi lado llamé de vuelta en otra línea en Montelimar para hablar con el ayudante y decirles: "¿Cómo está el general? ¿Tenés el equipo médico listo?" Inmediatamente llamé al oficial en la misión militar americana a decirle: —Jesus Christ, some jerk has gone out and killed Pedro Joaquin Chamorro. Holy Christ! (Jesucristo! Algún imbécil mató a Pedro Joaquín Chamorro. ¡Santo Dios!). —Oh My God, yeah, this is terrible! (¡Dios mío, sí, esto es terrible!). —Pass it on up the chain, I guess you better inform the ambassador. Because I don't have his number and it's not my job, I mean, this is a government thing. (Pásalo a la cadena. Mejor informale al embajador porque yo no tengo su número y no es mi trabajo, digo, esto es un asunto de gobierno). Me quedé viendo a los oficiales, a todos. Ahí se había llegado a concentrar más gente donde don José. Todos con una cara de aflicción. Gente valiente, gente seria, gente de familia, pero con caras de verdadera aflicción. Para nosotros era una cosa tremenda. ¿Por qué? Por lo que representaba, y todavía representa y siempre representará la imagen del doctor Pedro Joaquín Chamorro ante Nicaragua, ante el mundo, ante la prensa, y lo que representaba para nosotros. Era un hombre que por más que haya batallado a diestra y siniestra a favor de lo que él creía, era un hombre que conocíamos, un hombre al que habíamos tratado. Un ser humano que estaba batallando por sus creencias. Yo sabía, los oficiales de la Guardia Nacional sabían, que muchas veces había sido protegido. Él puede haber dicho que era vigilado, pero había mucha preocupación de que le pasara algo a él siempre. Porque en sus campañas él siempre tendía a ser muy fuerte y hay gente que no respeta la vida. ¿Cómo es que lo protegían? Obviamente el doctor Chamorro nunca, pero nunca, permitió que se le diera protección al estilo que da el Servicio Secreto en Estados Unidos o el FBI o el equipo de protección personal que creo que tiene la Policía (de Nicaragua). ¿Se lo propusieron? No me consta de pláticas que hayan hablado con él. Recuerde que cuando muere el doctor Chamorro yo acabo de cumplir 26 años. Pero creo que él se daba cuenta de que ahí en el parque de Las Palmas había un carro, él decía que lo seguía para vigilarlo, puede que haya sido, puede que no, pero sí sé que en las pláticas que se hacían entre personas del Gobierno, más que todo de la Guardia Nacional, el General siempre insistía: "Cuidado le pasa algo a ese hombre". Cuando tuvo enfrentamiento entre él y otras personas que militaban en sus bandos, el Partido Conservador, UDEL, todas… Había gente que, aparentemente no le tenían aprecio, y no tenían la preocupación que tenía el Gobierno, que todos nosotros teníamos, en el sentido que el doctor Chamorro era un símbolo. Cuando el general viajaba a Estados Unidos se llevaba un par de copias de LA PRENSA, entonces cuando un reportero le preguntaba sobre democracia en Nicaragua o le decía que Nicaragua es una dictadura, entonces el General sacaba un número de LA PRENSA y le decía: "Lea esto y dígame si esto se puede publicar en una dictadura". ¿Usted me está diciendo que en el más alto círculo del somocismo le tenían aprecio al doctor Chamorro? La generación mía creció conociendo al doctor Chamorro a través de su periódico y a través de roces sociales con sus hijos. Era una familia de bien, gente conocida, vivían al lado de la familia Ulvert que nosotros visitábamos mucho, ahí, en el parque Las Palmas. No era una persona extraña para nosotros. Para el General, Pedro Joaquín fue su eterno rival, aparentemente desde que eran chavalos en el colegio. De ser el joven fogoso involucrado en una serie de acciones militares, o seudomilitares, ya en los años sesenta agarra seriamente la batalla periodística dentro del espacio que tenía. Él sabía que su espacio era ilimitado a menos que estuvieran conculcadas las libertades públicas, cosa que nunca le sirvió bien a nadie. Ni a LA PRENSA ni a nosotros. Voy a insistir en la pregunta: ¿Aprecio definiría el sentimiento que ustedes sentían hacia el doctor Pedro Joaquín Chamorro? Aprecio, diría yo, como una figura importantísima en Nicaragua. El General nunca hablaba mal de él, más bien decía que nunca había que odiar. ¿No teme que estas palabras sean tomadas como cinismo de parte suya? No, porque hay personas que conocen… Mi generación, que es de la que yo puedo hablar, saludaba al doctor Chamorro cuando nos veíamos en misa. No había una relación de no tocarlo, pues. Ya el General era otra cosa, nunca hablaba del doctor Chamorro, más que para enseñarnos de que había que tener una mente abierta siempre para lo que criticaba. Pero hay un registro de carceleadas... Ah, no, no. Yo estoy claro… Pero si usted ve qué llevaba a los momentos en que el doctor Chamorro era detenido, eran acciones que si las hacen hoy en día igual lo llevarían ante un juez: actos armados, Olama y Mollejones, que son los que vienen a mi memoria. También a la muerte de su abuelo, el doctor Chamorro va preso simplemente porque era oposición… Leí el libro del doctor Chamorro, Estirpe sangrienta..., cuando yo tenía 12 años. Me lo encontré en un archivo y me lo leí de punta a punta, para ver qué era lo que decía. Comparando lo que él decía a lo que yo veía en la realidad, me di cuenta que, si bien puede haber pasado lo que el doctor Chamorro describe en su libro, ya no estaba pasando. Ya era algo que no era bien visto. Con el asesinato de mi abuelo, en la Casa del Obrero, en León, la reacción se puede haber pasado de mano en muchos casos, no sería, digamos, el tipo de investigación moderna que podríamos hacer hoy en día. Porque no había ni los métodos modernos y era algo que tocaba directamente a las autoridades. La muerte del general Somoza García fue algo que le cambió la vida a mucha gente. La reacción debe haber sido feroz. Yo no estaba en Nicaragua en ese entonces. ¿Conocieron algún plan contra el doctor Pedro Joaquín Chamorro que no llegó a ejecutarse? Yo, en lo personal, no. Que puedan haber habido, las autoridades de la Policía, de la Oficina de Seguridad, es posible que se hayan dado cuenta. Pero yo no puedo decir que aquí hubo un plan para hacerle daño al doctor Chamorro… No. Y en eso yo me someto a un polígrafo. Cuando querrás. Entonces esa protección que dice usted que le daban ¿era simplemente una corazonada? No sé... No sé… Recuerda que yo me fui de Nicaragua a los 12 años a estudiar a Estados Unidos y venía sólo en vacaciones. Y lo que aprendí no era porque yo era parte de nada, sino porque pelaba la oreja como dicen en Nicaragua. Decimos. Oía pedacitos de las cosas que decían, veía al general Montiel hablar con mi papa y decir: "Estamos protegiendo a Pedro Joaquín". Uno no preguntaba a esa edad qué está pasando.Mi papa nunca nos decía: "No hablen con ese hombre". Nosotros le contábamos las veces que lo veíamos. Para nosotros era como ver VIP... ¿Me entendés? Uno de mis hermanos tuvo una admiración por una de las hijas del doctor Chamorro, y no me voy a meter en ese enredo de explicarlo. Como chavalos se escapaban el uno de la casa del otro y se encontraban, siempre rodeados de amigos... Era una relación más, Montesco y Capuletos. Retomando el hilo de su día, usted se entera, hay caras largas… ¿En qué momento siente que el dedo público lo está señalando? Yo no siento que me están señalando hasta varios días después que comienzo a ver... ¿y esto qué es? Comienzo a oír que yo pudiera haber estado involucrado en ese acto tan horroroso. Y por otro lado me doy cuenta que en el proceso de investigar la muerte del doctor, el General ha ordenado que sea un nuevo equipo completo de personas que lo investigara, no la gente involucrada en trabajos de Inteligencia o Policía. Y me dice a mí: "Stay away of anything to do with Pedro Joaquin's death because some evil son of a bitch is trying to pin it on you. (Alejate de cualquier cosa que tenga que ver con la muerte de Pedro Joaquín, porque algún maldito hijo de puta está tratando de culparte)". Así con esas palabras. Obviamente, cuando comienzo a ver y a oír, yo digo: "¡Mamita linda! La muerte del doctor Chamorro me la están queriendo encaramar a mí", y yo estoy diciendo: "¡Momentito! Aquí alguien está manufacturando esto por razones, obviamente de hacerme mal, por razones políticas, pues". Que tiene que haber sido una mente bastante malévola o alguien que sabía lo que estaba haciendo. La primera pregunta que se hace cualquiera en una investigación de un crimen es: ¿a quién le beneficia el crimen? Y por donde usted lo busque, a ningún miembro de la familia Somoza le beneficiaba la muerte del doctor Chamorro. Pero es extraño que se sorprenda de que lo empiecen a mencionar a usted si reconoció que el doctor Chamorro era el principal rival, enemigo, de la familia Somoza… No, no. Él era el principal opositor en su medio. No políticamente. Políticamente el doctor Chamorro, como ya es récord público, trató de armar una serie de alianzas, de movimientos políticos, etc. Pero su valor enorme en Nicaragua, como lo ha demostrado la historia, era el valor simbólico, no el valor político. La antorcha de la libertad. Usted me dice rival político, yo le digo el doctor Agüero. Que al final fue aliado. Que al final fue una persona que le buscó a Nicaragua una transición diferente. No aliado. Dice que días más tarde es que empieza a sentirse acusado del crimen. Pero el mismo día usted mandó unas flores al funeral... Sí, como toda persona decente que ve que alguien que ha admirado, y con quien yo personalmente no tenía más que una relación personal. Era un hombre... qué querés que te diga, que le decía "hola" cuando le veía. "Doctor, buenos días". Y veo que lo asesinan, y yo, como se estilaba en Nicaragua en los tiempos en que la decencia imperaba, mando unas flores por dolor de ver esto que nos afecta a todos. Fue un acto, quizás políticamente naïf (ingenuo), pero de corazón. Le decía que cómo es posible que hasta varios días después usted se siente acusado, si ese mismo día destruyeron las flores que usted mandó y el titular de LA PRENSA de ese día inculpaba a la familia Somoza: "Mandaron a asesinarlo". Una cosa es que inculpen a la familia Somoza y la otra es la pregunta que tú me hiciste, si yo personalmente siento que me ponen el dedo a mí. Culpa a la familia Somoza desde el momento cero. Porque obviamente era el blanco fácil. La versión del juez Trejos El nombre de Anastasio Somoza Portocarrero comenzó a ser ligado al asesinato de Pedro Joaquín Chamorro a los pocos días del crimen. La revista Magazine de LA PRENSA publicó recientemente una edición especial sobre este tema, y estos son algunos extractos de los reportajes que lo mencionan: "Fuera de declaraciones en el Juzgado, (Silvio) Peña me dijo personalmente que se fue al balneario donde estaba Pedro Ramos celebrando una fiesta (lo contactó en septiembre y el dinero se lo dio supuestamente dos meses después). Fue sin invitación y le ofreció la muerte de Pedro Joaquín y él se echó de espaldas y por salir del paso dijo que lo iba a consultar. Después lo contactó. Fue donde Alesio Gutiérrez para que le pidiera ayuda a ‘El Chigüín’ (Anastasio Somoza Portocarrero) y él dio el OK y entonces le ofrecen que lo van a trasladar al Norte en helicóptero, y a él lo capturan porque el carro se le descompuso en el choque con el carro de Pedro Joaquín", asegura Félix Trejos Trejos, de 57 años, alto, gordo y el juez que condenó a todos los implicados. "Ese grande habría sido Anastasio Somoza Portocarrero ‘El Chigüín’, quien a través del coronel Alesio Gutiérrez, jefe policial de Managua, ofreció trasladarlo en un helicóptero al Norte, según el ex juez. —¿Cuál es la prueba de que estos fueran los autores intelectuales?, —cuestiona Magazine a Trejos, en su casa de Masaya, 30 años después. —La prueba es que me lo dijo Peña. —El mentiroso. —Me lo dice en son de plática, nunca en una declaración. Es un hombre astuto. —¿Entonces por qué no dice nada en 1981? —Tiene miedo de los tentáculos, sabe que lo pueden matar— asegura Trejos—. De una cosa me arrepiento. Mi error fue no renunciar al juicio y servir como testigo. Plasmaféresis fue favor de Somoza "Simplemente era un favor como muchos que le hacía a otros cubanos", dice Anastasio Somoza Portocarrero para explicar cómo Plasmaféresis llega a instalarse en Nicaragua, de la mano de Pedro Ramos, el cubano anticastrista que figura como el principal autor intelectual del asesinato del doctor Pedro Joaquín Chamorro Cardenal. Según Somoza Portocarrero, Plasmaféresis fue traído a Nicaragua porque "el Departamento de Salud de Estados Unidos había certificado que Nicaragua tenía los estándares de salud y nutrición que permitían operar a un negocio de ese estilo". Plasmaféresis compraba sangre a indigentes y borrachines, principalmente, para luego separar los glóbulos rojos del plasma y exportar este último a hospitales de Estados Unidos. Pedro Joaquín Chamorro fustigó desde LA PRENSA ese negocio cruel e inhumano y calificó a Ramos de "vampiro". "Plasmaféresis es el tipo de negocio que nadie quiere" Hasta el día de hoy, el cubanoamericano Pedro Ramos es la cara más visible de los "peces gordos" que fraguaron el asesinato del doctor Pedro Joaquín Chamorro. Ramos, ginecólogo de profesión, vino a Nicaragua a mediados de los años setenta como parte de la diáspora anticastrista que se movía por el continente haciendo negocios a la sombra de sus contactos políticos. Instaló un negocio llamado Plasmaféresis que básicamente consistía en comprar la sangre de gente muy pobre —indigentes y borrachines, principalmente— para luego procesarla en centrífugas que separaban el plasma de los glóbulos rojos. Y el plasma se exportaba a hospitales de Estados Unidos. Pedro Joaquín Chamorro desde LA PRENSA fustigó duramente ese negocio cruel e inhumano y calificó a Ramos de "vampiro". Plasmaféresis se estableció en unas bodegas de la Desmotadora Los Manguitos, en el kilómetro 4 de la Carretera Norte, propiedad de los Somoza. A Pedro Ramos, ya fallecido, se le vincula con el crimen por tres razones: una, el enfrentamiento que sostenía con Pedro Joaquín Chamorro por Plasmaféresis; dos, por el testimonio de Silvio Peña, uno de los asesinos y quien habría organizado el plan; y tres, porque Somoza, una vez en el exilio insinúa su culpabilidad en sus memorias tituladas La Nicaragua traicionada. Anastasio Somoza Portocarrero dice en esta entrevista que nunca conoció a Pedro Ramos y explica, desde su versión, cómo su padre se involucra con Pedro Ramos y el negocio que tanto asco provocó en Nicaragua. ¿Qué relación tenían los Somoza con Pedro Ramos? La relación que tenía la Sucesión Somoza con Pedro Ramos, a mi entender y por lo que yo supe en ese entonces, era que el señor Ramos llegó a Nicaragua con una idea de montar un negocio de plasma. Fue traído a Nicaragua por personas cubanas que habían hecho su investigación de que el Departamento de Salud de Estados Unidos había certificado que Nicaragua tenía los estándares de salud y nutrición que permitían operar un negocio de ese estilo en Nicaragua. Un negocio que tengo entendido era lícito en Estados Unidos. Al llegar este señor Ramos a Nicaragua, las personas cubanas, viejos anticastristas y personas que conocían al General, los presentaron, se conocieron y Ramos le dijo: "Tengo el interés de montar este negocio en Nicaragua". Y el General le dijo: "Si es lícito en Estados Unidos, es lícito aquí". No obstante los argumentos religiosos o morales que cualquier persona pueda tener, que son válidos. Cuando esta gente se vino a establecer aquí, hablaron con un señor Dudkiewicz que manejaba en ese entonces, como supervisor, las empresas de los Somoza, que había sido el presidente del Banco de Londres y Montreal en Nicaragua. Dudkiewicz les dijo: "Ahí está una bodega vacía, se las alquilamos". Aquellos dijeron, "perfecto, que céntrica", Carretera Norte, se las alquilaron. Punto final de la relación, que yo sepa, con esta gente. Usted habla de Plasmaféresis como un negocio muy sencillo. Se trataba de gente pobre que llegaba a vender su plasma para la exportación… era un negocio bastante grotesco. El negocio de por sí es el tipo de negocio en que nadie quiere estar. Hay personas que sí están en el negocio. Sé de nicaragüenses que después del 79 se fueron y se involucraron, y compraron acciones, en una compañía exactamente igual a esta e hicieron mucha plata. ¿Somoza era socio de Pedro Ramos en este negocio? No. ¿Su relación dice que sólo fue darle el visto bueno al negocio y alquilarle las bodegas para establecerse? No, no. La relación del General con Pedro Ramos fue a través de una persona cubana involucrada en la lucha anticastrista, que cuando aparentemente el señor Ramos y sus socios decidieron, o averiguaron que Nicaragua era uno de los países aprobados para establecer este tipo de negocios por el Departamento de Salud de Estados Unidos, decidieron establecerlo en Nicaragua. Así fue como Ramos conoció al General, pero el General fue claro y le dijo que no quería tener nada que ver en eso (Plasmaféresis) y simplemente era un favor como muchos que le hacía a otros cubanos en Nicaragua. Pero su padre sí le facilitó las bodegas… No, mi padre no le facilitó. Le dijo que "si vas a traer inversión a Nicaragua pues con mucho gusto en cualquier cosa te ayudamos" y después de haberse entrevistado con él, una entrevista protocolaria, este señor Dudkiewicz lo puso en contacto con las personas que manejaban una bodega donde era la antigua Desmotadora Los Manguitos y aparentemente se la alquilaron. Esa bodega era de Somoza. Era de la Sucesión Somoza, sí. Ahora, ¿por qué no escogieron otro lugar? No te puedo decir. Para serte sincero no tengo idea. No estaba en Nicaragua. ¿Hubo amistad entre su padre y Pedro Ramos? A mí no me consta. No conocí al señor. ¿Tuvieron relación una vez en el exilio? El General pasó tres días en Miami y de ahí salió para Paraguay. ¿Y usted nunca conversó con Pedro Ramos? No, nunca lo conocí. En el libro Nicaragua traicionada, su padre sugiere que Pedro Ramos es el autor del crimen. A mí no me consta que Pedro Ramos pudo haber sido la persona. Hubiera deseado que con toda la buena voluntad del mundo a favor de Nicaragua, cuando entra la señora Violeta de Presidenta de Nicaragua, hubiera pedido el auxilio de todos los países democráticos para esclarecer esa muerte, pero no se hizo. ¿Por qué no se hizo? Pero hay algo de sentido común en la actitud de doña Violeta. Usar el poder que tenía en sus manos para resolver un problema que la tocaba tan de cerca hubiese sido, o al menos parecido, un abuso. No, porque hay una diferencia. La justicia nunca es abuso de poder. Hoy en día están averiguando asesinatos o desapariciones de hace treinta años, y eso no es abuso de poder. Pero en este caso se trataba del asesinato de su esposo. Al doctor Pedro Joaquín Chamorro, símbolo de la libertad en Nicaragua. No es una cosa que es a su esposo. Ahí anda caminando el señor Silvio Peña por Nicaragua muy tranquilo. Preguntale. Usted sabe que esta entrevista va a ser leída en Nicaragua. Mucha gente la va a interpretar como cínica de su parte porque hay una verdad que ya es histórica. Hay, como se dice, un mito urbano. Hay una verdad que es un mito, que no merece continuar siendo un mito y es por lo cual yo le he dicho: cuando quiera, gente seria, yo me someto a un polígrafo, sin tapujos, sobre la muerte del doctor Chamorro, porque creo que fue algo tan trágico para Nicaragua. ¿Regresaría a Nicaragua para encarar este caso? Haría todo lo que fuese necesario, siempre y cuando hubiera las garantías normales para un ciudadano. También soy una persona que ha visto situaciones como la de don Enrique Bermúdez. ¿Cómo valora usted en su dimensión histórica las consecuencias que tuvo la muerte del doctor Pedro Joaquín Chamorro? Pedro Joaquín Chamorro Cardenal fue un símbolo para los conservadores, primero. Un símbolo de la resistencia conservadora al liberalismo, al somocismo, y fue un símbolo para el mundo de alguien que batallaba por lo que él pensaba. Para muchas personas el hecho de que existiera un Pedro Joaquín Chamorro era una garantía de que por más fuerte que fuera el Gobierno, pues, no le iba a pasar encima. Cuando muere el doctor Chamorro, la desesperanza de mucha gente es terrible y tenían toda la razón. Para todos fue terrible, porque para el lado del Gobierno, el hecho de que le hayan achacado participación en una cosa tan horrenda como esa, era algo que desanimó a todo el mundo. Para el lado que estaba en contra del Gobierno esta era la prueba máxima de que este era un Gobierno con el cual no se podía hablar, no se podía transar, no se podía hacer nada. Ojalá se aplicaran esos estándares hoy en día. ¿Cuáles fueron las consecuencias? La gente decente de Nicaragua dijo "esto es el colmo". Y el hecho de que al morir el doctor Chamorro no saltan gobiernos que hoy en día te ofrecen el FBI para cualquier cosa… Pero tampoco lo solicitaron. No sé. Ahí sí me la ganaste, porque yo no te puedo decir si la pidieron o no la pidieron. Porque para entonces las relaciones con el Gobierno de Estados Unidos ya estaban tirantes. Yo más bien creo que el hecho que Pedro Joaquín se haya peleado con Pedro Ramos — habían tenido un enfrentamiento creo que hasta legal— causó que mucha gente no quisiera tocar la investigación. Pero en estos días, lo más normal sería llamar a la Interpol, a todos los organismos que hace 30 años no se involucraban tanto. Quiero ser bien claro: quien hubiera estado en el Gobierno en ese momento lleva parte de la responsabilidad. Por cualquier razón que haya hecho pensar al que planeó este crimen tan atroz de que hubiera podido salir impune. "Que hable Silvio Peña" Silvio Peña Rivas figura en el asesinato del doctor Pedro Joaquín Chamorro como el hombre que planificó el crimen. Dio tantas versiones de su participación que más que aclarar enredó la trama. En la indagatoria del 22 de enero de 1978 dice que "tuvo como 12 reuniones con Pedro Ramos para preparar el atentado. Que tenía apoyo de Cornelio Hüeck y Fausto Zelaya, que Juan José Martínez se había echado para atrás y que Carlos Dubón había rechazado el plan. Que el dinero lo aportaron Hüeck, Zelaya y Ramos por partes iguales". Dos años más tarde dijo en su testimonio que fue el propio Anastasio Somoza Portocarrero quien disparó contra Pedro Joaquín Chamorro. "Somoza Portocarrero hizo dos disparos a medio metro de la ventanilla del automóvil y otros dos introduciendo una de las pistolas dentro del vehículo". Por sus múltiples contradicciones, la prensa que cubrió el juicio lo llamó "El Mentiroso". Treinta años después, Anastasio Somoza Portocarrero, desde su exilio en Guatemala, cree que Silvio Peña es el único que puede despejar la incógnita que no despejó ninguna de las investigaciones que se hicieron en los gobiernos somocista y sandinista. ¿Usted participó en las investigaciones? ¿Las conoció? Bajo ningún punto. Pero ni cerca. Primero, porque lo tenía estrictamente prohibido por el General. Segundo, porque obviamente ni con un palo de 10 varas quería tocar eso, porque hubiera sido terrible. En esta investigación, había alguna línea en la que ustedes… No, no. "Ustedes" es bastante amplio, porque yo no estaba involucrado en la investigación. Preguntame directamente "el General…". ¿El general Somoza sospechó que alguien de su mismo grupo pudo haberlo hecho? La primera reacción fue "¡quién diablos pudo haber hecho esto!" Esto es lo que más daño nos va a causar, nos ha causado, nos causaría en la vida. Eso siempre lo decía él. Enfrentado a la terrible realidad del asesinato del doctor Chamorro la reacción del General es "esto es lo peor que me pueden hacer a mí. ¿Quién me lo estará haciendo?" Él cambia y pone a cargo de la investigación a gente que considera leales a él, porque su reacción es "¿quién armó esto?" Tenés por ejemplo al teniente coronel Rafael Gómez, que fue al que pusieron a cargo y un grupo de oficiales de esa generación, que eran incomprables, como el 99 por ciento de la Guardia Nacional. Al general Samuel Genie lo dejan al margen de la investigación. Es que el General puso al margen a todos los cuerpos que pudieron haber estado involucrados, que puedan haber tenido algún contacto anterior con el doctor Chamorro, porque no quería… Imaginate a la Seguridad investigando a Pedro Joaquín Chamorro. No se podía. Era mejor buscar caras frescas. Gente cuyo trabajo era "find these guys" (encontrar estos tipos). ¿Qué sucedió después de aquella reunión de caras largas en la mañana cuando le dieron la noticia? Cada cual a su cuartel. Todo mundo a preocuparse de la rebelión que pudiera venir. Y de ahí, por ejemplo, yo en lo personal, a tratar de convertir estudiantes en personal activo para estar listo para cualquier cosa que pudiera venir, porque todos esperábamos una avalancha de protestas… Como efectivamente sucedió. Como sucedió. Las reacciones operativas fueron que iba a haber una avalancha de protestas y había que estar listos para proteger la propiedad privada, que era la función principal de la Guardia Nacional, Policía, si uno lo pone así. ¿Por qué el régimen de su padre no pudo presentar al autor intelectual de este asesinato? El récord del juicio y de la investigación de la muerte del doctor Chamorro es cosa pública. Yo entiendo, cuando hacen la investigación, que en menos de 48 horas encontraron a los autores físicos del asesinato. Porque quedó evidencia providencial. El vehículo en que se transportaban los asesinos falló y quedó tirado. Lo que haya quedado. Pero lo encontraron. No fue una situación como muchos crímenes que han quedado sin resolver en Nicaragua. Pero sin querer poner al doctor Chamorro al mismo nivel de nadie, el autor confeso de haber armado la trama para asesinar al doctor Chamorro es un señor llamado Silvio Peña. Fue el que rehusó decir nada. Se quedó callado. Que es el hombre que sabe quién le dio la plata. Peña lo menciona a usted, según el juez Félix Trejos Trejos que llevó el caso. Momentito… ¿Cuándo fue el caso? Hubo dos momentos. Uno, durante el régimen de su padre y otro en los primeros años del régimen sandinista. En la época sandinista, ¿había alguien representándome a mí o alguno otro de los mencionados en ese juicio? ¿Teníamos abogados ahí? Nadie. Eso fue un juicio... qué quiere que le diga, usted caracterice lo que vivió en Nicaragua en ese entonces. Pero sí puedo decir que el señor Peña es quien puede responder esa pregunta directamente. Porque él sabe quién le dio la plata, cómo se la dieron, etc. Ese mismo juez asegura… El señor juez en tiempos del sandinismo, que no es uno de los tiempos considerados democráticos de Nicaragua... Ese juez asegura que Peña pidió que en sus declaraciones e interrogatorios estuviese presente alguien de la familia Somoza, y que usted se había comprometido con Pedro Ramos a proporcionarle un helicóptero para la fuga de los asesinos… ¿Yo? ¿Anastasio Somoza Portocarrero? Pues, primero, a Pedro Ramos nunca lo conocí. Segundo, a Silvio Peña, que yo sepa nunca le han puesto un polígrafo. ¡Yo me ofrezco a que me pongan el polígrafo más fuerte que exista en el mundo! Tercero, el primer interesado que se sepa quién fue el infame que montó el asesinato de Pedro Joaquín Chamorro ¡soy yo! Porque a mí me la cargan. Esa cruz es algo que bajo ningún punto quiero seguir cargando. En un momento de suprema gentileza y de suprema conciencia, uno de los miembros de la familia Chamorro Barrios, en público, y con diplomáticos extranjeros presentes, dijo claramente: "Yo estoy seguro, y quiero decirlo públicamente, que ningún miembro de la familia Somoza, y mucho menos Tacho, jamás pudo haber estado involucrado en la muerte de mi padre". ¿Quién dijo eso? Eh… Preguntá. Que lo digan ellos. ¿Usted le ha estado dando seguimiento a este caso? No, no… ¿Cómo sabe de la suerte de Silvio Peña? Uno, leo LA PRENSA. Dos, por nuestro lado, como familia, tenemos un dolor muy grande que es la muerte de Marcel Pallais Checa, mi primo, en una muerte bastante nebulosa al comienzo del período de la revolución, que se dice que fue porque encontró a los asesinos de Pedro Joaquín Chamorro —del doctor, perdón— libres, y que cuando los llevó de vuelta le dijeron: "¿Y para qué me los estás trayendo?" Porque de repente yo veo que el señor Peña anda dando vueltas en Nicaragua, que está involucrado o tiene contacto con grandes empresarios, sandinistas, que llega a encontrarse con abogados de parientes míos diciendo que viene de quienes hoy en día son grandes figuras del sandinismo a ofrecer arreglos sobre un asunto de propiedad (Cementera). Para mí Silvio Peña debería estar donde debería estar, que es cumpliendo su condena. A ver si me queda claro: ¿Usted está culpando a los sandinistas de haber participado en esto? No me consta. Hay mucha gente que cree que fue lo que más les ayudó, porque logró que un sector de la sociedad que no quería involucrarse con ellos, los vieran como el principal vehículo para deshacerse del gobierno liberal. En cualquiera de las investigaciones, con las deficiencias que se le puedan achacar, no hay ningún hecho o prueba que lleve a pensar eso. No, nosotros no. La idea era averiguar quién lo hizo. A los sandinistas, por lo menos que yo sepa, no se les atribuyó, no se les pudo atribuir, no se les buscó… sinceramente no se buscó cómo halarlos hacia la muerte de Pedro Joaquín Chamorro, porque verdaderamente ese no era nuestro interés. Pero cuando usted habla que Silvio Peña está vinculado ahora a altos personeros del sandinismo, parece un señalamiento indirecto. No, es muy sencillo. Yo veo que después que llega el sandinismo con la revolución, que fue una revolución de todos y no sólo una revolución sandinista, comienzan a sucederle cosas a los prisioneros que estaban involucrados en la muerte del doctor Chamorro. Todas favorables. Si los sandinistas decían que su héroe era el doctor Chamorro, ¿por qué sueltan a sus asesinos? Ellos salieron libres en el gobierno de doña Violeta, en el 95… Correcto. Pero yo te diría que averiguaras exactamente cuándo salieron de la cárcel esa gente. Hay quienes dicen que los Somoza no pueden estar tras ese asesinato porque no lo hubieran hecho de una manera tan burda… No, no, no. Yo creo que fue una cosa sangrienta y trágica. ¿Burdo? Ahí tendrías que hablar con gente que es experta en asesinatos. Yo no soy. ¿Cuál es un asesinato…? Enrique Bermúdez. Limpio. Bueno, tenés asesinatos sonados. Tenés a Arges Sequeira, Enrique Bermúdez, al "Sapito" (Carlos) Guadamuz… Tenés varias situaciones, ni la Policía de Nicaragua que hoy en día es la mejor Policía de Centroamérica, y se la pongo a las mejores policías de América Latina, ha podido dar una respuesta. ¿Usted estaría dispuesto a someterse a una investigación si se decidiera revivir este caso? Siempre he estado. Todas las que han hecho nunca me han notificado. Nadie ha venido a preguntarme. Nunca han querido que yo diga lo que sé. Se lo estoy diciendo a LA PRENSA porque creo que LA PRENSA es el depositario de la verdad, de las versiones de la verdad y lo hace con justicia. Silvio Peña es la clave Silvio Peña, el hombre que organizó el asesinato de Pedro Joaquín Chamorro, vive en Managua donde se gana la vida como gestor de propiedades y no quiere nada con periodistas. "Déjenme en paz", dijo cuando lo contactamos telefónicamente. Él podría dilucidar quién o quiénes le pagaron para contratar al equipo de asesinos que terminó con la vida del doctor Chamorro hace 30 años. No es que Peña no haya hablado. El problema es que ha dado tantas versiones que no se le cree ni una. LA PRENSA conversó telefónicamente con Peña, quien asegura no estar involucrado en nada. "Pasé 19 años preso por puro gusto". "Si siguen metiéndome en estos enredos, va a llegar un momento en que me van a exasperar, y a lo mejor, lo que no hice nunca en mi vida, a lo mejor se me va meter algo…" amenazó. Contactamos telefónicamente a Silvio Peña Rivas, quien dice dedicarse al negocio de gestión de propiedades y no tener "interés en andar bailando en entrevistas de periódico ni de televisión, ni de revistas". Negó esta vez estar involucrado en el asesinato y asegura que pagó 19 años de cárcel "por puro gusto". En la conversación telefónica —que quedó debidamente grabada y duró unos 15 minutos— Peña hace algunas consideraciones sobre el asesinato del doctor Chamorro que no publicamos porque con anterioridad pidió que de ello no se "publique ni una sola palabra". "Estoy cansado de esta situación. Cansadísimo estoy yo de eso. ¿Qué es lo que quieren saber de mí? Yo lo que creo es que lo más normal es que a mí me dejen en paz y no me estén enredando en esta cuestión. Yo no tengo interés en estar narrando nada". "Si ustedes quieren andarme nuevamente metiéndome en esos mismos enredos del pasado, hombré, me van a exasperar a mí. Esa es la realidad. Va a llegar un momento en que me van a exasperar, y a lo mejor, lo que no hice nunca en mi vida, a lo mejor se me va meter algo…" "Lo más importante es vivir en sus ideales": Pedro Joaquín Chamorro Barrios También lleva el nombre de su padre. También es el primogénito. Sólo que en esta historia su padre fue el asesinado y en esta entrevista relata cómo vivió ese día aciago y cómo asumió personalmente la pregunta sobre cuál fue la mano que ordenó el crimen. ¿Cómo recibió la noticia del asesinato de su padre ese día? El 10 de enero del 78, yo estaba en una reunión, como a las 8 y 40 de la mañana, cuando entró alguien intempestivamente y me dijo que mi papá había tenido un accidente terrible en el centro de Managua. Yo sospeché que no era un accidente. Como yo conocía bien la ruta, porque siempre lo acompañaba, tomé el carro de regreso como que iba a mi casa. Cuando iba por el centro miré el alboroto. Acababa de salir la ambulancia y vi el carro Saab de mi papá ensangrentado, con los vidrios quebrados. Sentí que lo habían matado. Yo estaba en shock, pero no estaba histérico. Pregunté adónde lo habían llevado y me dijeron al (hospital) Oriental. Al llegar al hospital me preguntaron: "¿Usted es el hijo del doctor Pedro Joaquín Chamorro?" "Sí". "¿Puede pasar a reconocer su cadáver?" Vi aquello. Tremendo. El cuadro dantesco, como salió retratado después en el periódico, en una camilla de emergencia con todos los perdigones de escopeta, y reconocí que era el cadáver de él. Poco después llegó Carlos Fernando (Chamorro), mi tío Xavier (Chamorro), Carlos Holmann, y me di un abrazo con ellos. Yo me llevé su ropa ensangrentada a la casa de mi mamá. ¿Doña Violeta ya sabía la noticia para ese momento? Ya sabía. Creo que fue mi tío Jaime (Chamorro) el que le avisó. Ella estaba en Miami con Cristiana. De lo que sí tengo absoluta memoria es que a mí me agarró por lavar la ropa de mi papá ensangrentada. Me fui al patio de la casa, donde había una pequeña pileta. Llegué apesarado, todavía no estaba atacado en llanto y comencé a lavar la ropa. Mi mamá entró, había logrado tomar un vuelo, y me dijo que no siguiera lavando la ropa. Sólo logré lavar la camisa, estaba desbaratada por los perdigones. ¿En qué momento ustedes se empiezan a preguntar quién fue? Una reacción inmediata de la familia fue acusar a la dictadura somocista. Era lo lógico, hasta cierto punto. Luego comencé a seguir el juicio de los cuatro asesinos materiales que fueron capturados muy rápidamente. A mí me parecía increíble, (cómo) si era un asesinato tan bien planificado, estos cuatro individuos y el carro hubieran quedado ahí. Lo importante para mí no fue averiguar quién había sido sino cómo vivir en sus ideales y cómo los ideales por los cuales él luchó y dio su vida se plasmaran en la nueva República de Nicaragua. En el funeral ustedes reciben unas flores que envía Anastasio Somoza Portocarrero… Creo que no fue en el funeral, sino en la casa que se recibieron esas flores que fueron rechazadas por la familia… No sólo rechazadas, sino destruidas en público… Rechazadas, se volaron de vuelta a la calle. Creo que hasta se escribió un telegrama que firmamos los cuatro hermanos. ¿Conoció a Anastasio Somoza Portocarrero? No, lo conocí hace poco en Guatemala. ¿Ustedes saben quién pagó para que mataran a Pedro Joaquín Chamorro? Yo no puedo hablar de ustedes. Puedo hablar de mí. No hemos dedicado mucho tiempo a responder esa pregunta, porque quizás otras cosas más fundamentales se han tenido que resolver desde la muerte de mi papá. Y una de ellas es que Nicaragua volviese a ser República. Que el sueño por el que él dio su vida se volviera realidad. Mi mamá cuando fue Presidenta de Nicaragua perdonó a los asesinos materiales. Yo te puedo dar mi teoría: yo creo que el autor intelectual del asesinato de mi papá fue Silvio Peña Rivas. ¿Hasta ahí llega? Yo pienso esto. Él ideó este plan, vio la oportunidad… Pero alguien le pagó. Ah, ah… El que pagó es otra cosa. El que vende el plan, el que dice "hay que hacer esto" era este señor. Vendió su plan, consiguió la plata. ¿De quién? Ahí aparece Pedro Ramos. Y se habla de otras personas porque él aparentemente anduvo recogiendo dinero para ejecutar el asesinato. Hablan de Cornelio Hüeck... Yo, en lo personal, nunca pensé que hubiese sido una orden de Anastasio Somoza Debayle, el padre. Inclusive, aunque se decía que Anastasio Somoza Portocarrero estaba involucrado, no pensé que estuviera involucrado, que pudo haber sabido del plan, que le pudieron haber contado, eso sí. Siempre tuve esa duda. Pero yo, Pedro Joaquín Chamorro Barrios, nunca pensé que Tacho hubiese mandado a matar a mi papá porque hubiese sido contra toda lógica. En esa reciente conversación que yo tuve con Anastasio Somoza Portocarrero, en Guatemala, le hice la pregunta porque Magazine tenía una parte de la historia en que Silvio Peña decía que él no estaría haciendo el plan de no ser porque había alguien grande que lo protegiera. Y ahí dice el Magazine que Anastasio Somoza Portocarrero estaba tras él. Según el juez que llevó la causa… Sí. Entonces yo le hice la pregunta a Anastasio Somoza Portocarrero: "¿Conocías vos a Silvio Peña Rivas?" Me dijo que no. Silvio Peña era un tipo fantasioso, mentiroso. No veo porqué al cabo de tantos años a mí me tenga que decir mentiras Anastasio Somoza. ¿Por qué en el gobierno de doña Violeta teniendo toda la colaboración internacional no se esclareció el crimen? Mi mamá estaba más preocupada y ocupada en sacar este país adelante, en hacer realidad el sueño de mi padre que en seguir escarbando el pasado. Si mi mamá se hubiera dedicado a ese esfuerzo hubiera perdido el foco por el cual ella había sido electa. ¿Qué significa vivir con el nombre de Pedro Joaquín Chamorro? Para mí es un honor. Una responsabilidad. No solamente es el nombre de mi padre sino el de mi abuelo, y el de mi tatarabuelo, que también fue Presidente de este país. Y esa responsabilidad me llevó a mí a asumir en un momento histórico un rol político que yo no hubiera buscado ni querido en ese momento. La reunión secreta Pedro Joaquín Chamorro Barrios dice haber tenido una reunión secreta con Anastasio Somoza Debayle, aproximadamente en 1975. "Tuve una reunión eminentemente secreta, cuando yo estudiaba en el INCAE. Yo quería conocer a Somoza. Tenía compañeros de clases que eran militares, uno de ellos era Enrique Argüello. Debo haber tenido unos 25 años. ¿Cómo voy a ser enemigo de una persona a la que ni siquiera conozco? Me gustaría conocer a ‘Tacho’. Hicimos una cita y yo lo fui a ver a El Retiro. Sin conocimiento de nadie. Mucho menos de mi padre. Yo le manifesté mi preocupación, estamos hablando de la época de la censura de prensa, después del ataque a la casa de ‘Chema’ Castillo, Nicaragua estaba en estado de sitio, había ley marcial, y yo le pedí a ‘Tacho’ que abriera a la democracia al país. Yo le dije que a la sombra de la censura de prensa yo pensaba que se estaban haciendo grandes negocios. Pero no fue una discusión política". "Tacho fue muy cordial conmigo. Él me dijo que más bien protegía a mi papá, que tenía seguridad para que no le fuera a pasar nada. Esto se conoció porque en sus memorias contó este incidente, sino yo no lo hubiera contado. Él dice que en esa reunión él me advirtió a mí sobre que mi papá se estaba metiendo con los de Plasmaféresis, con este cubano que era muy peligroso, Pedro Ramos. Yo no recuerdo que me haya dicho eso. Yo tengo memoria que la reunión fue cuando estaba la censura de prensa y mi papá no comenzó a sacar todos esos lastres hasta que se levantó la censura que creo fue en septiembre del 77. Esa reunión se da en el 75. Yo hubiera tenido esa entrevista guardada en mi disco duro, y no hubiera visto la luz pública de no ser que ‘Tacho’ cometió la imprudencia de ponerla en sus memorias". "Su muerte aceleró planes insurreccionales": General Humberto Ortega: Humberto Ortega, uno de los estrategas del derrocamiento de la dictadura somocista, reconoce que la furia popular que se desató tras el asesinato del doctor Pedro Joaquín Chamorro obligó a repensar los planes que hasta ese día existían. Esta es una entrevista, vía correo electrónico, que LA PRENSA hizo a uno de los más altos dirigentes sandinistas de la época. ¿Cómo se enteró usted del asesinato del doctor Chamorro y cómo tomó la noticia? El trágico 10 de enero de este año 78 yo me encontraba en Costa Rica en compañía de mi esposa y pequeñas hijas, en casa de estricta seguridad no visitada por nadie más, ya que yo era perseguido tanto por las autoridades ticas como nicas. Este día de mi cumpleaños tuvimos que suspender almuerzo para celebrar tal onomástico y, mi esposa recuerda que muy consternado expresé que este crimen precipitaba la crisis general del somocismo y potenciaría el proceso insurreccional iniciado en octubre recién pasado. Pasan por mis recuerdos la imagen de respeto y admiración que en el seno de mi familia, siendo yo un adolescente, Pedro Joaquín siempre inspiró, en particular en mi madre quien sufrió profundamente su caída y no olvidó jamás. ¿Qué efectos tuvo ese asesinato en la situación política y militar? Uno de los efectos más importantes del asesinato de Pedro Joaquín fue nuestra decisión de acelerar nuestros planes militares insurreccionales para canalizar y potenciar el imponente movimiento de masas que desde el mismo instante de su muerte Pedro genera en todo el país. Antes del 10 de enero habíamos tomado la decisión de mantener la iniciativa de octubre 77 para quitar la presión de la Guardia Nacional sobre nuestro Frente Norte y reorganizar el Frente Interno para nuevas acciones ofensivas urbanas. Pero al desatarse la furia popular justiciera motivada por la simpatía y respeto forjado por Pedro Joaquín, por más de 20 años de lucha inclaudicable, valiente y ejemplar, tuvimos plena convicción en que la línea insurreccional debía vigorizarse para mantener vivo el movimiento de masas y ampliar nuestro radio de acción político, tanto a nivel nacional como internacional. ¿Por qué cree usted que matan a Pedro Joaquín Chamorro? El asesinato del doctor Chamorro es consecuencia directa de su vertical e inclaudicable oposición permanente ante la dictadura somocista desde los años cincuenta del siglo pasado y, en particular por la descomposición política del régimen somocista a lo largo de 1977, profundizada a raíz del inicio del proceso insurreccional tercerista de octubre 77. Al igual que hombres de la talla de Carlos Fonseca Amador fueron perseguidos tenazmente hasta ser asesinados en desigual combate guerrillero, el doctor Chamorro Cardenal desde su trinchera LA PRENSA y en el campo del estrecho espacio legal que la dictadura somocista le modulaba, libraba su muy particular guerrilla que acumuló progresivamente el odio con saña que lo llevó a la muerte. El general Somoza leía todos los días al doctor Chamorro y a Pablo Antonio Cuadra. Y expresaba que Pedro Joaquín vio en el FSLN un movimiento para servir a sus propósitos y agrega que Chamorro conspiraba para derrocarlo. El general Somoza reconocía que Pedro Joaquín no era temeroso, pero que se envalentonó ante la debilidad en el 77 de su régimen dinástico, señalando que el doctor Chamorro era uno de los sandinistas más importantes y que le agradaba que los sandinistas lo vieran como héroe. ¿Quién es a su criterio el autor intelectual del asesinato del doctor Chamorro? La responsabilidad del crimen del doctor Chamorro Cardenal recae totalmente en el régimen en crisis del general Anastasio Somoza Debayle, en su cúpula militar y civil más íntima, en la Guardia Nacional y la Oficina de Seguridad Nacional (OSN) que prefieren hundirse en adelante con su caudillo, quien ansía llegar al año 1980 con un nuevo presidente, (Ronald) Reagan, en EE.UU. que desplace al presidente Carter. Si el general Somoza Debayle planificó el crimen de Pedro Joaquín no se puede asegurar con convicción, como sí se puede acusar a su padre Somoza García de asesinar a Augusto C. Sandino. Pero seguramente el presidente Somoza Debayle supo la realidad y la encubrió. Tampoco se puede determinar plenamente qué grado de participación en el crimen tuvo su hijo, Somoza Portocarrero, quien igual que su padre y cúpula del poder, supo la verdad. Los cobardes ejecutores, matones a sueldo, fueron contratados según todas las investigaciones públicas, por el cubano Pedro Ramos, quien seguramente con un grupo de furibundos anticomunistas valoraron que tal acción criminal favorecería al régimen somocista, además de descargar en tal hecho todo el odio de quienes como Pedro Ramos fueron sometidos con firmeza por Pedro Joaquín a la denuncia diaria hasta desnudarlos ante el mundo como lo que eran: unos desalmados corruptos mercaderes hasta de la sangre de los humildes nicaragüenses. Borge: "Peña era un tipo bien raro" Tomás Borge, ex Ministro del Interior en el gobierno sandinista de los años ochenta, dice que él personalmente se hizo cargo de las investigaciones sobre la muerte de Pedro Joaquín Chamorro, una vez llegados al poder. "El tipo este... Silvio Peña. Era el tipo más raro del mundo. Decía una cosa y después decía otra, todas contradictorias. Yo personalmente lo interrogué horas y horas y nunca pude sacarle una cosa homogénea. Recuerdo incluso que los compañeros que lo estaban interrogando lo amenazaron hasta de muerte, sin el propósito de matarlo. Para ver qué decía. Ese era un tipo enfermo. Lo presionaron duro. No lo golpearon. Yo no permitía que golpearan a los prisioneros. Decía una cosa un día y al día siguiente decía otra. La verdad de lo que dijo nunca se podrá saber", explica Borge, quien ahora es embajador de Nicaragua en Perú. Dice estar seguro que "el viejo Somoza" no supo nada del atentado y que cuando conoció la noticia "se puso muy mal". También asegura que nunca confirmaron la participación en dicho asesinato de Anastasio Somoza Portocarrero, hijo del dictador, a quien llama "asesino cruel". Sin embargo reconoce que sus métodos de investigación eran más que "elementales". "Sólo teníamos la habilidad del interrogatorio. No teníamos otros recursos. No teníamos la máquina de la verdad, cosas esas que se utilizan ahora. No teníamos nada más que el deseo de averiguar. Todavía éramos muy elementales. Después la Policía llegó a adquirir un alto nivel de calidad. Fue una Policía muy eficiente y una Seguridad del Estado muy hábil en el interrogatorio". ¿Qué sabe usted de la muerte de Marcel Pallais Checa? Es muy temprano de la revolución. No tenés idea de todas las investigaciones que hicimos sobre la muerte de Pallais. Fue un misterio. ¿Cómo fue esa muerte? Yo no me acuerdo. Me parece que fue a balazos que lo mataron. Y después se consideró que la viuda estaba involucrada, lo cual no era verdad. Somoza Portocarrero habla de una versión según la cual a este muchacho lo matan porque él atrapa a los asesinos materiales de Pedro Joaquín Chamorro que andaban sueltos. ¡Qué bárbaro! Yo me involucré personalmente porque me dolió mucho la muerte de Pallais. Excelente muchacho. Nosotros lo estimábamos mucho. ¡Si nosotros andábamos ansiosos por saber cómo habían matado a Pedro Joaquín! Hay una versión de la muerte de Pedro Joaquín Chamorro que se le achaca a los sandinistas. Algo dijeron al principio, pero pensé que ya lo habían descartado. Es tan obvio. ¿Cómo íbamos a estar nosotros metidos en eso? Si nosotros queríamos a Pedro Joaquín. Incluso Carlos (Fonseca), que tuvo problemas con él, contradicciones, le tenía estimación. Yo era amigo personal de él. No fue la muerte de Pedro Joaquín la que derrocó a Somoza. Debilitó al régimen, pero no fue esa la principal causa del derrocamiento, sino la insurrección popular. El movimiento revolucionario. ¿Usted no considera que la muerte de Pedro Joaquín Chamorro fue un detonante de esa insurrección? No, no. No fue la principal causa de la insurrección. Fue algo que motivó a mucha gente, pero no fue la principal (causa). Hay que ser justo históricamente hablando.