Señor Alcalde, Señores concejales, Autoridades varias y representantes diversos, palentinos en general y en especial los amigos que estáis ahí abajo: Muy Buenas Tardes. Lo primero que quiero hacer es expresar mi enorme agradecimiento a la Corporación municipal por haberme concedido la oportunidad de dirigirme a todos vosotros desde este balcón de esta casa consistorial, la casa común de todos los palentinos, en el inicio de nuestras ferias y fiestas de San Antolín del 2009. En especial quiero agradecérselo muy sinceramente a nuestro alcalde Don Heliodoro Gallego pues sé que fue él directamente quien me propuso como pregonero. Muchísimas gracias, repito, por que lo considero un honor inmerecido, al que intentaré corresponder. Digo inmerecido porque estoy seguro que hay un montón de palentinos que por sus méritos y su capacidad, serían más dignos que yo para ocupar en este momento mi lugar. Seguro que muchos de vosotros os habréis hecho la misma pregunta que yo: ¿ Y qué demonios ha hecho ese tal Silva para que le nombren pregonero popular? Dar la brasa con la dulzaina? Pues vaya una proeza de mis narices, y es que no os falta razón , fijaros por ejemplo en lo canutas que las ha tenido que pasar el pobre Tente Lagunilla subiendo no sé cuantos ochomiles antes de subir hasta aquí para pregonar los sanantolines. Bueno, pero como habéis dado por bueno que sea yo quien pregone este año… ateneros a las consecuencias. No os podéis hacer idea de las vueltas que le he dado para pensar qué es lo que os iba a contar. Lo único que se me ha pedido desde todos los frentes es que no me enrolle demasiado, y procuraré hacerlo… tampoco quiero que me pase lo que a Paco Rabal. Supongo que los palentinos que me conocéis, es sobre todo por tocar la dulzaina en los pasacalles matutinos acompañando a los Gigantones y Cabezudos con Los Dulzaineros de Campos. También sois muchos los que me habéis seguido con el grupo Almacántaro, por eso, porque es presente o pasado muy reciente no hablaré de ello aunque me quede con las ganas. Permitidme, pues, que comparta con vosotros algunos de mis recuerdos y experiencias en los sanantolines de mi niñez y juventud . Pues bien, mis primeros recuerdos, supongo que como los de todo niño, tienen mucho que ver con el real de la feria al que acudíamos toda la familia, Allí me esperaban los caballitos, el tren de la bruja, las manzanas caramelizadas y el algodón dulce, Pero además entre tómbolas y carruseles recuerdo que me llamaban la atención algunas atracciones que serían impensables hoy en día. Y que ahora nos parecen más propias del Siglo XIX. Me gustaba, por ejemplo, entrar en aquella caseta en la que ibas pasando por varias salas llenas de diferentes espejos que mostraban tu imagen deformada. Y ¿Qué me decís de aquellas otras donde se anunciaba la presencia de auténticos fenómenos de la naturaleza, seres deformes, monstruos mitad humanos mitad animales, casi como si se tratara de seres mitológicos: La mujer cordero, la mujer sirena, la mujer serpiente, el último que recuerdo era aquel que se pregonaba como “el Monstruo de Guatemala, ala, ala, ala…” Otra de las cosas impensables hoy en día es que los chiguitos de 10 ó 12 años puediésemos tirar con la carabina para recibir como premio unos cigarrillos o una botella de licor en miniatura. Entonces no había la prevención que hay hoy en día con el alcohol y era habitual ver en la feria a familias enteras, niños incluidos, sorbiendo con el cubanito un chato de vino que parecía recién pisao por aquella pareja de baturricos. Supongo que ese vino añejo que sigue sin faltar en la feria nos lo daban a los niños porque tenía las mismas propiedades reconstituyentes que los vinos quinados que se anunciaban en la tele y que nos daban ¡Unas ganas de comerrr!. También estaba el circo Atlas de los Hermanos Tonetti. A ellos, a aquellos payasos , fue a los primeros que escuché tocar la canción de el cura de perales, yo tendría cuatro o cinco años. Nolo Tonetti tocaba el saxo, Jose, el carablanca cantaba y tocaba el acordeón, el público acompañaba con las palmas y yo boquiabierto no dejaba de mirar a mi padre cantar y aplaudir sonriente. No puedo definir lo que sentía, pero volvía a mirar a los payasos y otra vez a mi padre, a los payasos, y a mi padre cantando feliz. Haciendo memoria, caigo en la cuenta de que también fue en una de esas ferias de mi infancia cuando tuve mi primer contacto con la chifla y el tamboril. Sí, Sí, Seguro. ¿No os acordáis de Don Nicanor tocando el tambor! ¿Qué chiguito de mi edad no ha tenido en su mano aquel instrumento de juguete que tenía cabeza de muñeco y que soplando por detrás sonaba una chiflita y si tirabas de un hilo golpeaba con sus palos el tambor? Estos y muchos otros juguetes y objetos solo los encontrabas en los puestos que había durante esos días de feria por la Calle Mayor. Uno de los puestos que más me llamaba la atención y que nunca faltaba en los sanantolines era el que ponía ahí mismo, frente al estanco de la jibosa, el inigualable Donan Pher, “El emperador del bolígrafo”, Recuerdo que me quedaba perplejo contemplando a aquél personaje que con un micrófono colgado del cuello vendía bolis de lo más variopintos, vestido como los cazadores de elefantes de las películas de Tarzán, con sus bermudas, sus calcetines de lana, sus chirucas, y su salacót . Yo no alcanzaba a comprender qué relación tenían los bolígrafos que vendía con aquella vestimenta ¿Acaso los había sacado de algún tesoro oculto como el de las minas del Rey Salomón? Otro recuerdo imborrable, cómo no, el de los pasacalles matutinos de los gigantones y cabezudos, aquellas viejas figuras tradicionales que con sus caras de Indios, Chinos, o Negros a mí se me antojaban como una especie de enormes huchas del Domund: Los Gigantones y cabezudos iban acompañados por la alegre música de la dulzaina y la caja que tocaban: Ángel y Constantino Marcos, “Los Melgos”. Cómo iba a imaginar entonces, que, cuarenta años después, iba a estar yo tocando esos mismos pasacalles por la ciudad, junto con mis hermanos y además junto al propio Tino “El Melgo”, el mismo señor que los tocaba entonces y que con 86 años le sigue dando a la caja redoblante como nadie. Por cierto, como supongo que estará ahí abajo, porque sé que Tino estas cosas no se las pierde, os pido para él un cariñoso aplauso. También quiero tener un recuerdo para su hermano Ángel, y para todos los dulzaineros de antaño, de los que tanto hemos aprendido y a los que también echamos de menos. Ahora me tocaría hablar de la adolescencia. A mí esa época me pilló en plena transición, Para que os hagáis una idea tengo la misma edad que Carlitos el de Cuéntame . No sé que tipo de resultado puede salir cuando se mezclan la política, las hormonas y los medios de licor 43, pero bueno, esa combinación nos hizo a muchos de mi generación ser como somos… Yo estaba en el insti viejo aquel curso 75-76, el de le muerte de Franco, y a los amiguetes que nos juntábamos por entonces nos vino la idea de formar una peña como aquellas de las que disfrutábamos en nuestros pueblos, una peña para salir por ahí juntos con nuestra camiseta y nuestro pañuelo identificativos. Cogimos un local, un chamizo, para ofrecer limonada a la gente… y también, para… bueno, para hacer las cosas propias de nuestra edad. En aquella época no había peñas en Palencia, el Ayuntamiento venía contratando para la animación callejera comparsas vascas como la famosa “Peña Los Anastasios” Nosotros buscamos un nombre para la nuestra y le pusimos Pamplezes, una palabra que aunque parezca una mezcla de pamplinas y sandeces, tiene su enjundia: viene del griego: Pas, pasa, pan, que significa Todo y Plezos Plezu Pueblo, o sea Pamplezes Todo el Pueblo. No me digáis que los chavales de entonces no éramos intelectuales… En aquellos sanantolines del franquismo el mayor protagonismo lo tenían la Reina de las fiestas y sus damas de honor, niñas bien de la sociedad palentina que acudían a los actos con sus peinetas y mantillas, que lucían sus mejores galas en la exclusiva verbena de la prensa, y que iban en carruaje a los toros con vestidos de lunares y sombrero cordobés. El Año 77 los Pamplezes formamos parte de una coordinadora popular en la que había una veintena de asociaciones y que desarrolló un programa de fiestas paralelo. Queríamos darle un nuevo aire a las fiestas y cubrir las carencias que tenía el programa que se ofrecía desde el ayuntamiento. En aquellas Fiestas Paralelas autofinanciadas, hubo un poquito de todo Conciertos de Folk, de Rock, Cantautores, animación y actividades para niños, y sobre todo mucho ambiente y participación ciudadana. Aquellas actividades las desarrollamos sobre todo en los barrios de la ciudad. Esos barrios, que, tengo que decirlo, me parece que aún siguen marginados en la programación. Con la llegada en 1.979 de los ayuntamientos democráticos, la nueva corporación convocó a los colectivos que venían desarrollando su actividad en la ciudad, entre ellos a las diferentes peñas que habían surgido últimamente. De ahí surgió la Coordinadora de Peñas en la que estuve varios años. De esos primeros años de democracia municipal me queda el recuerdo de muchas tardes de reuniones en este mismo edificio, recuerdo también la verdadera ilusión y ánimo de trabajar por Palencia de todos los recién estrenados concejales que abordaban juntos los asuntos municipales trabajando codo a codo y dejando a un lado los intereses partidistas que ahora son tan frecuentes. También recuerdo con cariño a una persona irrepetible, el funcionario municipal que con los escasos recursos de entonces llevaba con la máxima dedicación y esmero todos los asuntos relacionados con la cultura, las fiestas, o la juventud. Me refiero a Don Pedro López Cancelo, verdadero alma durante muchos años de las fiestas de San Antolín. Por entonces tomé contacto con la dulzaina y mis primeros sones fueron también con los Pamplezes. Los sanantolines del 82 salimos con una banda de dulzaineros de la Peña que nos permitía tocar cuando nos diera la gana sin sujetarnos a los horarios de los músicos contratados, aparte de los pasacalles “oficiales” u obligatorios también tocábamos al vermú o visitando las demás peñas por la noche. Cuando acabaron esos sanantolines, La mayoría que dominaba aquella coordinadora de Peñas, decidió que la dulzaina no era una música adecuada y que los instrumentos que debían de llevar las peñas tenían que ser de viento-metal. Ahí fue cuando dejé el mundo de las peñas y me dediqué a la dulzaina. Aunque, años después, y con los amigos dulzaineros volvimos a crear otra Peña, la Tauritón, pero con el único ánimo de divertirnos en cuadrilla y animar la calle a nuestra manera, sin estar sujetos a más normas. Hasta aquí vayan esta especie de memorias. Solo me queda invitaros a todos a que participéis de la fiesta, no voy a enumeraros los espectáculos y actos que tenéis porque para eso está el programa que todos conocéis. Quiero saludar a todas las Peñas y reconocer su tesón a la hora de tratar de animar a los ciudadanos ante la pasividad de muchos de nosotros. En especial quiero dar la Bienvenida a la Peña Nueva, los Balasteros del sector 8, y desearos una muy larga vida . También os quiero dar las gracias porque sé que habíais pensado en salir con dulzaineros. Aunque habéis tenido que renunciar porque lo prohibe el reglamento. Abogo por que todos los peñistas os replanteéis este asunto. ¿Qué tiene de malo la dulzaina? ¿Porqué en otras ciudades castellanas con más tradición peñista como es el caso de Burgos, pueden llevan dulzaineros y aquí no? He oído respuestas tan falsas como qué es el Ayuntamiento el que os obliga a llevar charangas. Nada más lejos de la realidad, el Ayuntamiento como el resto de los palentinos queremos que haya cuantas más peñas y más numerosas, mejor, cuanta más fiesta haya en la calle, mejor y si además se potencian nuestras tradiciones, seguro que mucho mejor. Nada tengo en contra de las charangas, al contrario, yo también disfruto con ellas y en Palencia cada vez hay más y mejores, como hoy mismo podemos comprobar. Pero también cada vez hay más y mejores dulzaineros capaces y dispuestos a animar a los palentinos junto a vosotros. No espero que todas llevéis dulzaineros, ni que los llevéis todos los días, pero sí deseo que os concedáis la libertad de elegir vuestra música. Y al resto de palentinos, animaros también, disfrutad de la calle y del programa, pero tratad también de sentiros protagonistas. Los sanantolines son vuestras fiestas, fomentad las reuniones en cuadrilla.