Preludio para una identidad MSc. María de los Ángeles Cárdenas Hernández1 Dra. Vilma Aleida Mestre Cárdenas2 Al revisar lo escrito sobre la poesía de Carilda Oliver Labra raramente se encuentra una referencia sobre un libro que, editado en 1949 por Casas y Mercado, Imprenta y Librería, Matanzas y con prólogo de Fernando Llés, se titula Preludio Lírico. Esta edición recoge versos escritos entre 1939 y 1942, distribuidos en cuatro composiciones de 1939; veintisiete de 1940 y once de 1941 y 1942. Hoy, haciendo un estudio de su obra desde las raíces de su obra, y más aún de su identidad como lo que es y representa para la cultura no solo matancera, es nuestro propósito acercarnos a ese primer libro - Preludio Lírico - que su genio creador definió como preludio y así lo analizaremos. La sencillez del título acerca a la primera reflexión: un preludio significa lo que precede y sirve d entrada o principio de una cosa. Lo que se toca o canta para ensayar la voz o probar los instrumentos antes de comenzar una obra musical. ¿Estaba Carilda en 1943 anunciando su introducción al mundo de la poseía? ¿Cómo? Sin cerrar el análisis, Preludio Lírico es, a nuestro juicio, es eso: su principio, lo que cantó para ensayar, no rechazable aunque Carilda en el plano de los valores literarios tenga motivos para arrepentirse de algunos versos y distancie este preludio de toda su sinfonía mayor. Resulta más importante la red que se tiende entre esta obra, ingenua y primitiva, y toda su obra llena de valores no solo por su resultado poético sino por el trasfondo siempre presente determinada por su manera de enfrentar y reflejar la vida. 1 MSc. María de los Ángeles Cárdenas Hernández (Pinar del Río, 1943) Master en Ciencias de la Educación Superior. Profesora de Español de la Facultad de Cultura Física, Matanzas. Miembro de la Cátedra de estudios Lingüísticos Literarios Especializados “Carilda Oliver Labra” Telf: 263416 Email: [email protected] 2 Vilma Aleida Mestre Cárdenas Dra. en Medicina, especialista de Primer Grado en Medicina General Integral. Diplomada en Trabajo Comunitario Médico del Consultorio #72 de la ciudad de Matanzas. Actualmente presta servicios en la República de Belice. Tel: 243744 Email: [email protected]. Si tomamos solo un punto de relación como el tema diríamos que ya están en Preludio Lírico: - el amor, con sus devaneos, inquietudes, zozobras, desalientos, aciertos, quizás con una pluma inexperta que no sabía dominar emociones e impregnada del entorno un tanto melodramático que a muchos atacaba; - la guerra y la libertad temas eternos, tomados en el momento en que constituían problemas mundiales, Carilda exclamaba en un grito /¡Libertad¡ / ¡Libertad, clama el mundo¡ / En 1958, pidiéndole refugio a la poesía, a su arma potente, desnudaría la situación cubana cantando: Poesía En esta conjura de los cepos, de las pinzas; en este imperio de pústulas, En esta ronda de la sal y del látigo, socórreme. yo no tengo más que tu espada y tu consolación yo no tengo más que tu seña y tu libertad baja a mi para los otros. -La familia la abuela, la madre y el padre presentes en un cuadro que no desaparecerá nunca de su obra - Matanzas. Si quizás en 1949 veía a Matanzas como un edén, vocablo muy propio de la época, es la raíz que la va a llevar a decirle a Matanzas /Todo te debo, Matanzas/ la Biblioteca el Estero / tener alma y no dinero…/ . Hay ideas que van más allá de una simple enumeración de coincidencias. Es lo que resulta difícil de definir en esta ciudad de mitos y leyendas, pero que todos sienten: se es de matanzas porque hay una forma de serlo. En Preludio Lírico expresaba Carilda /… comprendo como ya quiero / la tierra donde nací /. En La Ceiba me dijo tú, 1968 la perfección del verso no opaca embellece a su antecedente: (…) Escuché entonces distantes rumores, mocha sijú … la ceiba me dijo tú en hojas volando errantes. Hizo el rocío diamantes: un ritmo a bolero, a son, un gusto a caña y anón, me dio hambre, me dio sed y tuve gracia y merced, , y hasta un nuevo corazón. Cuba, Cuba con que vuelo¡ limpias luto, me haces clara Si me fundaste la cara en propia luz de tu cielo Cuido esa gloria, te velo como a madre y poesía Y tengo lo que quería: alzarme aquí de simiente sentir tu sol en mi frente ver la palma abriendo el día. Múltiples hilos conductores son posibles en esa pequeña obra de Carilda. Sin forzar están además de esos temas, otros que hoy son reconocidos en su obra como por ejemplo su dominio del soneto. En Preludio Lírico, de los escritos en 1941 esta uno llamado Soneto, que verdaderamente es de una ingenuidad de colegiala, eso era, y será Carilda siempre: Dijo Lope de Vega que un soneto es fácil menester. ¡Puede que así sea¡ más yo digo, aunque el vulgo no lo crea, contra mi devoción y mi respeto para el poeta célebre y discreto que es bastante difícil la tarea, , y quien tan dulce, por su cuenta vea lo mal que está saliendo “mi soneto”.. No hay ritmo en él, ni frase bien sonante Y que no acabaré, me lo imagino, Porque no ha de encontrar el consonante Adecuado, en el léxico genuino Con que Lope de Vega habló a Violante más gracias, mi señor, que ya termino El prólogo a la edición realizado por Fernando Llés resulta de obliga lectura. Si bien el académico reconocido, fustigó defectos rimas ingenuas, juveniles, castas - a nuestro juicio siempre ha mantenido estas virtudes -, le expresaba: “(…) pero en tu verso el ansia de la vida es tan fuerte que triunfa del destino y triunfa de la muerte y se abre en una clara fascinación de auroras sobre los negros días, sobre las negras horas, sobre el Tiempo que agita su clepsidra de piedra y su frente de anciano coronada de hiedra” En su madurez plena la perfección (forma – idea) de Ovillejo desgarra y la vez aúna líneas temáticas: ¿Qué pido para vivir? Morir. ¿De qué muero sin dolor? De amor. ¿Y qué es amar para el ser? Nacer. Lo jura aquí una mujer que con mucha vida está, de amor murió, pero ya morir de amor es nacer. Sin ligar a dudas Preludio Lírico constituye un punto obligado para estudiar la identidad de la poesía de Carilda Oliver Labra. Repetimos criterios de Fernando Llés dados en 1949 cuando la mucha ingenua firmó con el anagrama Clarivel Darío: Carilda (…) no es mucho que te augure, para un próximo día, / no el cetro de un humilde “mester de clerecía” / al modo de la rima de la “quaderna” de Berceo / sino la misma rima sinfónica de Orfeo, / porque en los hontanares de cristal de tu verso / se reflejan los astros y copia el universo, / ya la vida que llora su sombría tristeza, / ya los cielos que bordan su canto a la belleza. / Indudablemente en la gran sinfonía que es la vida y obra de Carilda Oliver, aquel Preludio nos inicia en la identidad de su poesía. María de los Ángeles y Vilma, Matanzas 2005