Oposición a la Confederación El establecimiento de la Confederación acarreó una oposición férrea en el ámbito interno: Lima no quería dejar de ser el centro político desde el que se gobernaba a los pueblos del Perú ni que su puerto del Callao dejara de ser el más importante del Pacífico (en manos de Arica) y el Norte que quería protección para su producción azucarera que, además, se vendía muy bien en Chile (principal enemigo de la Confederación) fueron las regiones claramente desfavorables a la unidad de Perú y Bolivia y a su política económica liberal. En el sur, en cambio, hubo mucho apoyo a la Confederación: en Arequipa las casas comerciales inglesas dedicadas a la exportación de lanas se mostraron a favor de Santa Cruz por ser partidario del libre comercio mientras que los hacendados de Ayacucho, Cusco y Puno querían tener una mayor relación comercial con La Paz y Potosí. Solo algunos personajes en Cusco se mostraron opositores debido a la influencia allí de Gamarra, nacido en aquellas tierras. En el ámbito externo, dado que el objetivo económico y geopolítico de Santa Cruz era convertir a la Confederación en uno de los Estados más poderosos de Sudamérica, se despertó el recelo en contra de este proyecto de parte de Argentina y Chile. En este último país, el ministro Diego Portales consideró el nacimiento de la Confederación no solo como un peligro para el equilibrio continental sino también un freno para las posibilidades de expansión de su país. Además, Chile fue afectada por la declaración de puertos libres en la Confederación que hizo Santa Cruz , ya que afectaba directamente la actividad comercial de su puerto de Valparaíso. Los intereses de Lima y del Norte estaban, por lo tanto, más cerca de los intereses de Chile que del respaldo a la Confederación. Así, Perú quedó partido entre dos regiones enemigas. Muchos peruanos opositores a Santa Cruz y la Confederación buscaron exilio en Chile como los caudillos Ramón Castilla, Agustín Gamarra, Manuel Ignacio de Vivanco y el intelectual Felipe Pardo y Aliaga, entre otros. En Chile, ellos ofrecieron su ayuda para eliminar a la Confederación. El gobierno de Chile envió dos expediciones militares para destruir la Confederación. En ambas hubo presencia peruana. Así surgieron las campañas «restauradoras» que se pusieron en marcha para atacar a Santa Cruz. El nombre «restauradoras» aludía al deseo de restituir la unidad del Perú, rota con el surgimiento de los Estados Nor peruano y Sur peruano que se confederaron con Bolivia. La primera expedición restauradora estuvo al mando de Blanco Encalada y logró ocupar Arequipa pero se encontró con el total rechazo de su población. Las tropas de la Confederación acamparon en Paucarpata (cerca de Arequipa), en donde Blanco Encalada aceptó firmar un tratado muy desfavorable para Chile y retirarse del territorio confederado. La segunda expedición restauradora estuvo al mando de Manuel Bulnes y logró una victoria definitiva en la batalla de Yungay el 20 de Enero de 1839. Santa Cruz y Orbegozo salieron exiliados hacia Guayaquil y Agustín Gamarra fue nombrado presidente del Perú. a) Yanacocha, Uchumayo y Paucarpata fueron las batallas de la guerra que ganó Santa Cruz para formar la Confederación, siendo la tercera de ellas la definitiva. b) Paucarpata y Yungay fueron las batallas de la guerra de Chile y los caudillos peruanos contra la Confederación. c) Ingaví fue la batalla en la que murió Gamarra cuando, durante su segundo gobierno, hizo una campaña militar contra Bolivia. Primera clase de la semana: Lee el texto y responde en tu cuaderno las preguntas 2.1 y 2.2 para completar el subtítulo 2: 2.1) ¿Cuáles fueron las razones por las que Lima y el Norte se opusieron a la Confederación y cuáles fueron las razones por las que la República de Chile se declaró enemiga de la misma? 2.2) ¿Cómo se desarrolló y cuáles fueron los resultados de la guerra contra la Confederación? Segunda clase de la semana: Dibuja y pinta en tu cuaderno el mapa de la guerra contra la Confederación, identifica cada campaña y localiza en el mapa solo las batallas que ocurrieron endecha guerra.