¿QUIÉN DICE QUE LAS MUJERES NO PUEDEN SER EINSTEIN? Sí, el cerebro de el hombre y el de la mujer son diferentes, pero nuevas investigaciones ponen en cuestión los mitos de quién es bueno y para qué. Un tour del cerebro en constante cambio. Por Amanda Ripley (Times marzo 05) Hubo algo autodestructivo acerca del discurso sobre las disparidades entre géneros del Presidente de la Universidad de Harvard, Larry Summers. En su primera declaración dijo que su meta era la “provocación” (raramente una sabia estrategia en una conferencia sobre diversidad). Pidió un pensamiento riguroso y cuidadoso para explicar la brecha entre géneros entre los mejores profesores de ciencias. Pero describió su “teoría” con algo menos que prudencia. Las explicaciones más probables, dijo, son que: 1) Las mujeres no están tan interesadas como los hombres en hacer los sacrificios requeridos por los trabajos de alto poder. 2) Los hombres pueden tener más “aptitud intrínseca” para la ciencia de alto nivel. 3) Las mujeres pueden ser víctimas de discriminación pasada de moda. “Desde mi punto de vista, su importancia probablemente se clasifica en el orden que he descrito”. Los comentarios acerca de la aptitud en particular flotaban, como intoxicación alimenticia, después de que la conferencia acabara. Por semanas, expertos y profesores descargaron descontento, y todo esto logró poco. Después vino el tedioso análisis de las políticas del lounge de la facultad en Harvard, como si a alguien fuera de Cambridge le importaran”. El resto de nosotros teníamos una molesta pregunta: ¿Cuál es la última ciencia de las diferencias entre las aptitudes de los hombres y las mujeres? ¿Es verdad, aunque sea mínima, que los hombres están mejor equipados para ser genios científicos? ¿O es ridículo, aunque sea pernicioso, hacer la pregunta en el año 2005? Siempre es un peligro el usar la ciencia para resolver debates públicos. Todos ven algo diferente, como 100 personas encontrando formas en las nubes. Para el momento que todos se pongan de acuerdo, la forma de las nubes habría cambiado. Pero para los científicos que han pasado sus vidas estudiando las diferencias entre sexos basadas en sus cerebros (algunos defienden a Summers y algunos lo ignoran o lo rechazan) generalmente aceptan que no está completamente equivocado. Gracias a la nueva tecnología de imagen del cerebro, sabemos que efectivamente hay diferencias entre el cerebro de un hombre y el de una mujer, más diferencias de las que nos podíamos imaginar hace una década. “El cerebro es un órgano sexuado”, dice Sandra Witelson, una neurocientífica que se volvió famosa en los 90’s por su estudio acerca del cerebro de Albert Einstein. “En la última docena de años ha habido un crecimiento exponencial en el número de estudios que han encontrado diferencias en el cerebro, es muy emocionante”. Pero eso es sólo el principio de la conversación, resulta que muchas de esas diferencias no parecen tener un cambio en nuestro comportamiento. Otras sí, en formas que quizás no esperemos. Algunas de las diferencias más dramáticas no son sólo en nuestros cerebros, sino también en nuestros ojos, narices y orejas, que mandan información a nuestros cerebros. Aún así, casi ninguna de esas diferencias son estáticas. El cerebro está en constante cambio como respuesta a las hormonas, motivaciones, prácticas , dietas y drogas. Los patrones del cerebro cambian en cuanto a la misma persona, de hecho, dependiendo de la edad y de la hora del día. Entonces, mientras Summers estaba en lo correcto en cuanto a que más hombres que mujeres logran las más altas y más bajas notas en exámenes de matemáticas y ciencias, es absurdo concluir que la diferencia es primariamente por la biología o el ambiente. Las dos interactúan desde el momento de la concepción lo que hace la vida más interesante. Cualquier teoría simple está “destinada a fallar”, dice Yu Xie, un profesor de sociología de la Universidad de Michigan. La investigación de Xie de las mujeres en las ciencias fue citada por Summers en su declaración, y Xie ha pasado cada día tratando de explicar la complejidad de la conducta humana a los reporteros. “Yo no excluyo a la biología como una explicación”, dijo. “Pero yo sé que los factores biológicos no juegan un rol importante, a menos que interactúen con condiciones sociales”. A menos que uno aprecie esa complejidad, sería muy fácil ver las últimas investigaciones del cerebro y concluir que los hombres puede que no sean los mejores presidentes de universidades, por ejemplo. Los estudios enseñan que los hombres tienen ligeramente mayores probabilidades de decir cosas sin darse cuenta de como sus acciones afectan a los demás. Y al crecer, los hombres tienden a perder más tejido de una parte de el cerebro localizado justo detrás de la frente que está relacionado con consecuencias y auto-control. Generalmente, el cerebro de la mujer está mas interrelacionado y, si uno asume, que un requisito básico del “post” es evitar dividir la facultad en dos sudorosas mafias, puede que queden mejor con el tipo de diplomacia cuidadosa requerida para un líder de alto nivel en las universidades. Claro, para dar una cita de Summers, “Yo prefiero creer lo contrario”. Ahora que los científicos finalmente empiezan a hacer mapas más acertados del cerebro, el reto es descifrar que hacer con el conocimiento. Las posibilidades para aplicar en un salón de clases, ambiente de trabajo o en un consultorio médico son tentadoras. “Si algo es genético, quiere decir que es biológico. Si podemos descifrar la biología, entonces podremos manipularla”, dice Richard Haier, un profesor de psicología que estudia la inteligencia en la Universidad de California en Irvine. Tal vez el error de Summers no era de sensibilidad sino de imaginación. LECCIÓN 1 FUNCIÓN SOBRE FORMA Los científicos han buscado las diferencias entre los cerebros del hombre y de la mujer desde que ven el cerebro. En el siglo XIX el “corpus callosum”, un conjunto de fibras nerviosas que conectan los dos hemisferios del cerebro, era considerado la llave para el desarrollo intelectual. Se decía que el área superficial era mayor en los hombres. Entonces en los 80’s se decía que no era cierto, que era mayor en las mujeres, eso explica porque el lado derecho emocional de las mujeres esta más en contacto con el lado izquierdo analítico. Esa teoría ha sido desacreditada y los científicos todavía no saben quien tiene una mayor área y qué significaría esto. Pero la mayoría de los estudios están de acuerdo en que el cerebro del hombre es 10% mayor al de la mujer, aún cuando en comparación es ajustado por el hecho de que el hombre promedio es 8% más alto que la mujer, el cerebro del hombre es aún ligeramente más grande. Pero el tamaño no predice el desempeño intelectual, como se pensaba. Los resultados de las pruebas de IQ son muy similares los del hombre y los de la mujer, y la mayoría de los científicos todavía no pueden diferenciar los cerebros de un hombre y una mujer sólo al verlos. Recientemente, los científicos han empezado a apartarse de la obsesión por el tamaño de el cerebro. Gracias a la nueva tecnología de imagen del cerebro, los investigadores pueden tener un buen vistazo de un cerebro en actividad , cómo funciona y crece. Los estudios anteriores se basan en autopsias o rayos X, y nadie exponía a niños o a mujeres, que podrían estar embarazadas, a dosis regulares de radiación. Mientras se investiga más profundamente, las diferencias son más interesantes. Las mujeres parecen tener más conexiones entre los dos hemisferios cerebrales. En ciertas regiones, su cerebro está más densamente cargado de neuronas. Y las mujeres tienden a usar más partes del cerebro para lograr ciertas tareas. Eso puede explicar porque se pueden recuperar más rápido de un infarto, ya que las partes sanas de sus cerebros compensan las regiones lastimadas. Los hombres cuando piensan enfocan más las regiones del cerebro, ya sea al resolver un problema matemático, leyendo un libro o sintiendo una ola de coraje o tristeza. Efectivamente, los hombres y las mujeres parecen manejar sus emociones de manera diferente. Aunque ambos sexos usan la parte del cerebro llamada amígdala, que está localizada profundamente en el cerebro, las mujeres tienen una conexión mas fuerte entre la amígdala y las regiones del cerebro que manejan el lenguaje y otras funciones de alto nivel. Eso puede explicar porque las mujeres tienen, en promedio, una mayor tendencia a hablar de sus sentimientos y los hombres tienden segmentar sus preocupaciones y seguir adelante. O puede que no. “Los hombres y las mujeres tienen diferente arquitectura en el cerebro, y no sabemos que pueda significar esto”, dice Haier. Al administrar los exámenes de IQ a un grupo de estudiantes universitarios y después analizando escaneos de sus estructuras cerebrales, el equipo de Haier descubrió recientemente que las partes del cerebro que están relacionadas con la inteligencia son diferentes dependiendo del género. “Eso es en una forma una gran observación, ya que una de las presunciones psicológicas ha sido que todos los cerebros humanos funcionan de la misma manera”. Ahora que sabemos que no lo hacen, podemos tratar de entender porque algunos cerebros reaccionan diferente que otros ya sea al Alzheimer’s, a muchos medicamentos y aún a técnicas de enseñanza, dice Haier. Aún más interesante que la anatomía adulta del cerebro, puede ser el camino para llegar ahí. Por 13 años, el psiquiatra Jay Gied ha estado recopilando una de las bibliografías más grandes del mundo acerca del desarrollo del cerebro. Cada martes por la tarde, desde las 5 hasta media noche, una cantidad de niños van al Instituto Nacional de Salud, fuera de Washington, para que sus cerebros sean revisados. Giedd y su equipo ayudan a los niños a pasar por el procedimiento del MRI (especie de fotografía cerebral) y después les dan un tour cerebral de sus retratos, gentilmente apuntando a la espina dorsal y al “corpus callosum”, ofreciéndoles una copia para enseñar a sus amigos. La mayoría de los niños para ellos son todo negocio. Rowena Avery, 6, de Sparks, Nev, llegó la semana pasada con un animal de peluche llamado Sidewalk y desapareció dentro de la máquina mientras su mamá, papá y hermana pequeña observaban, en preparación ella había practicado en casa recostándose quieta en su tina de baño. Su imagen salió muy clara. “Los más jóvenes son los mejores recostándose quietos, es sorprendente”, dice Gied. “Debe ser porque están acostumbrados a esconderse en la cocina y cosas así.” Entre las niñas en el estudio de Gied, el tamaño del cerebro tiene un gran desarrollo a la edad de 11 años. Y en los niños su mayor desarrollo es tres años después. “para los niños eso es mucho tiempo”, dice Giedd. Su investigación muestra que la mayoría del cerebro madura más rápido en el caso de las niñas. Pero en 1999, un estudio de 508 niños y niñas, de la investigadora de Virginia Tech, llamada Harriet Hanlon, encontró que algunas áreas del cerebro maduran más rápido en los niños. Específicamente, algunas de las regiones involucradas en el razonamiento mecánico, enfoque visual y razonamiento espacial parecen madurar de 4 a 8 años más rápido en el caso de los niños. Las partes que manejan la fluidez verbal, la letra y el reconocer caras familiares maduran varios años antes en las niñas. Los changos son nuestros más confiables suplentes en la investigación del cerebro. Esta semana un estudio en el diario Behavioral Neuroscience nos enseña que las etapas de desarrollo de la vida son importantes en el caso de los changos rhesus femeninos o masculinos. Los changos masculinos jóvenes probaron ser mejores para encontrar comida después de verla escondida en una bandeja, sugiriendo mejor memoria espacial, pues la desarrollan antes. En su edad madura, los changos femeninos y masculinos se desempeñan igual de bien, según el estudio, que fue dirigido por Agnes Lacreuse en el Yerkes National Primate Research Center, el cual sugiere que ciertas aptitudes puede que no sean diferentes entre machos y hembras. Todo depende de cuando se prueben. LECCION 2 LA SEGREGACIÓN DE LOS SENTIDOS Entonces, ¿cómo nos explican porque, estudio tras estudio, los niños y los hombres, siguen en promedio mejor al rotar objetos 3-D en sus mentes? Y en cuanto a las niñas y las mujeres, ¿cómo explicamos el porqué tienen la tendencia a tener mejores habilidades verbales y sociales? Las diferencias más sorprendentes pueden estar fuera del cerebro. ¨ Si se tiene a un hombre y a una mujer viendo al mismo paisaje, ambos ven cosas completamente diferentes¨, dice Leonard Sax, un fisiólogo y psicólogo cuyo libro Why Gender Matters salió el mes pasado. “ Las mujeres pueden ver colores y texturas que el hombre no es capaz de ver. Ellas pueden oír cosas que el hombre no puede y oler cosas que el hombre no es capaz de oler”. Los ojos, orejas y nariz son portales al cerebro, y afectan directamente al desarrollo del cerebro desde el nacimiento. En las ratas, por ejemplo, sabemos que la retina del macho tiene más células designadas para detectar movimiento. En el caso de las hembras, la retina tiene más células construidas para juntar información sobre el color y la textura. Y si es lo mismo con los humanos, como supone Sax, eso puede explicar porque, en un experimento de Inglaterra hace cuatro años, los niños recién nacidos tenían más probabilidades que las niñas de quedarse viendo el móvil rotando arriba de sus cunas. Eso puede ayudar a explicar porque los hombres prefieren jugar con juguetes que se mueven como camiones, y las niñas tienden más a jugar con muñecas texturizadas y tienden a dibujar con un rango más amplio de colores, dice Sax. Del mismo modo, las orejas de las mujeres son más sensibles a algunos ruidos. Las niñas bebés oyen ciertos rangos de sonido mejor. Y las divergencias incrementan en adultos. Y en cuanto a los olores, un estudio publicado en el diario de Nature Neuroscience en el 2002 enseña que las mujeres en la edad de tener hijos eran mucho más sensibles que los hombres a ciertos olores basados en ser expuestas más seguido. (Otro estudio encontró que las mujeres heterosexuales tienen un olfato más sensible y los hombres homosexuales tienen el olfato menos sensible). Sax dice: nada de eso significa que la mujer sea mejor que el hombre en cuanto a la percepción. Simplemente significa que la especie es internamente diversa, dando más probabilidades para la supervivencia. “La mujer se acordara del color y la textura de una planta en particular y será capaz de decirle a la gente si es venenosa. Y un hombre que ve la misma planta estará más alerta en qué está en movimiento alrededor de ella,” dice Sax. “¿Qué es mejor? Se necesitan ambos”. LECCION 3 NUNCA SUBESTIMES AL CEREBRO Hasta hace poco, habían dos grupos de gente: los que discuten que las diferencias entre sexos son innatas y deberían de ser aceptadas, y aquellos que insisten en que son aprendidas y deben ser eliminadas a través de ciertos cambios en el ambiente. Sax es uno de los pocos en el medio, convencido que los niños y las niñas son innatamente diferentes y que se debe de cambiar el ambiente para que estas diferencias no se vuelvan limitaciones. En un restaurante cerca de su práctica en Montgomery County, Md., Sax reparte docenas de papeles y meticulosamente elabora su caso. Él es un fanático, pero listo, paciente. A principio de los 90`s, que se alarmó por el desfile de madres que entraban a su oficina preguntándose si sus hijos tenían déficit de atención o desorden de hiperactividad, Sax los evaluó y encontró que efectivamente los niños no ponían atención en la escuela, pero mientras más estudiaba las diferencias en los cerebros, más se convenció de que el problema era con las escuelas. A veces la solución era simple: algunos de los niños no oían también como las niñas y también necesitaban ser movidos a la primera fila. En otras ocasiones la solución era más compleja. Eventualmente Sax concluyó que los niños muy chicos estarían mejor en salones separados: “Según yo las escuelas para solo niños o niñas eran una cosa pasada de moda. Yo pensaba en niños usando trajes hablando con acento británico”. Pero las escuelas mixtas hacen más daño que beneficio, cuando les enseñan a los niños y a las niñas como si sus cerebros maduraran al mismo tiempo. “Si tu le preguntaras a un niño que hiciera algo apropiado para su desarrollo, él: 1) fallará; 2) desarrollará cierto rechazo hacia la materia. Al llegar a los 12 años de edad habrán niñas que no les guste la ciencia y habrán niños que no les guste la lectura. Y nunca retrocederán de eso. La razón por la cual las mujeres son mal representadas en las ciencias informáticas y de ingeniería no es porque no puedan hacerlo, sino por la forma en la que les enseñan”. Hasta ahora, los estudios acerca de los logros de los niños y las niñas en escuelas no mixtas no son muy claros. Pero sí resulta que el enfocarse en las diferencias sexuales a través de la educación, ayuda de alguna forma, y hay muchas maneras para llevarla a cabo. Dice Giedd: “La habilidad para el cambio es fenomenal. Es lo que el cerebro hace mejor”. Un pequeño, pero encantador estudio del 2004 publicado en Nature encontró que la gente que aprende a malabarear incrementa la materia gris en sus cerebros en ciertos lugares. Cuando dejan de malabarear, la substancia gris desaparece. Un cambio estructural similar pasa en la gente que aprende un segundo idioma. ¿Recuerda ese estudio de la memoria espacial de los changos rhesus? Las hembras jóvenes mejoran dramáticamente su desempeño a través de entrenamiento, quitando la brecha entre géneros en conjunto. En un reciente experimento con humanos en la Universidad de Temple, las mujeres mostraron un progreso substancial en razonamiento espacial después de pasar un par de horas a la semana por 10 semanas, jugando Tetris. Los hombres mejoraron en semanas de práctica también, dice Nora Newcombe, una psicóloga de Temple quién se especializa en conocimiento espacial, entonces la brecha entre sexos permanecía ahí. Pero el mejoramiento para ambos sexos fue mucho más grande que la diferencia entre géneros. “Esto significa que si los hombres no hubieran entrenado, las mujeres los sobrepasarían”. Claro que ya se es capaz de manipular el cerebro a través de drogas, de las cuales muchas, los doctores se han dado cuenta que han tenido diferentes efectos en diferentes cerebros. Las drogas para mejorar la inteligencia están en los trabajos, dice Haier, en el intento a encontrar medicamento para Alzheimer`s. “Nos volveremos más buenos para manipular la biología genética que para manipular el ambiente”. Hasta que eso pase, una solución para superar las tendencias biológicas es pasar por encima de ellas concientemente, el decirte a ti mismo, “OK, puede que me cueste llevar a cabo esta tarea pero con mi voluntad seré capaz de superarlo”. Algunos experimentos muestran que las niñas bebés, cuando son enfrentadas con el fracaso tienden a rendirse y ponerse a llorar rápidamente, mientras que los niños bebés se enojan y persisten, dice Witelson, en Michael G. de Groote School of Medicine en la Universidad de McMaster, en Ontario. “Lo que no sabemos es si los patrones siguen al llegar a una edad adulta”. Pero en su experiencia en la academia, ella dice que sabe de al menos un par de mujeres brillantes que nunca se dieron cuenta de su potencial en las ciencias porque dejaron de intentarlo cuando se encontraron con algún obstáculo. Es mucho mejor que la gente entienda cuáles son las diferencias, y actuar en sus ventajas y prepararse para sus desventajas”. LECCION 4 LAS EXPECTATIVAS IMPORTAN Tenemos la tendencia a darle mucha importancia a las diferencias en los resultados de los exámenes entre sexos (que es muy pequeña comparada con las diferencias entre los buenos y malos estudiantes). Y sin importar lo que pasa en la escuela, la personalidad y la disciplina pueden predecir mejor el éxito cuando se habla de trabajos altamente competitivos. Una cosa que sabemos acerca del cerebro es que es vulnerable para el poder de sugerencia. Hay suficiente evidencia que muestra que cuando jóvenes mujeres son motivadas pueden ser excelentes para la ciencia, en la mayor parte del siglo XIX , la física, la astronomía, la química y la botánica eran consideras materias apropiadas para el género femenino de clase media y alta. Para 1890, las niñas eran más que los niños en los programas de ciencias en la preparatoria en todo el país, según The Science Education of American Girls, un libro del 2003, escrito por Kim Tolley, tiene records de las mejores escuelas de Boston, que muestran como las niñas han mejorado su desempeño en comparación a los niños en física a mediados de el siglo XIX. El latín y el griego, mientras tantos eran considerados una categoría de caballero, hasta el siglo XX, cuando las oportunidades lucrativas empezaron a darse en las ciencias. Hoy en Islandia y en Suecia, las niñas tienen un mejor desempeño que los niños en matemáticas y en física. En Suecia, la brecha es más grande en las remotas regiones de el norte. Esto puede ser porque las mujeres quieren mudarse a las ciudades grandes del sur, donde necesitarían competir en economías de alta tecnología, mientras que los hombres están más enfocados en la cacería local, a pescar y a oportunidades forestales, dice Niels Egelund, un profesor de psicología educacional de la Universidad Danes de la Educación. Este fenómeno hasta tiene un nombre, el Jockkmokk Effect, en referencia a una pequeña ciudad aislada en el Swedish Lapland. En los Estados Unidos, la brecha de logros ha disminuido lentamente. Las profesoras se han puesto al corriente con los profesores en cuanto al número de publicaciones que sacan. Hoy por hoy, la mitad de los títulos en Química y el 60% de los títulos de Biología, los obtienen las mujeres. La paciencia es requerida. Después, Summers podrá querer hacerse la pregunta masculina, con toda seriedad: ¿Por qué hay mucho más niños que niñas con desórdenes de aprendizaje, como el autismo, déficit de atención y esquizofrenia? ¿Por qué hay menos posibilidades ahora de que los hombres jóvenes vayan a la universidad comparados con las mujeres?, y ¿Qué pensar de una encuesta hecha en el 2003, en donde se descubrió que las niñas de 8º grado tienen un mejor desempeño que los niños en Álgebra en 22 diferentes países y los niños sólo teniendo mejores resultados en 3 países? Si no se tiene cuidado el próximo Einstein se podrá encontrar como una mujer trabajando, como una abogada con mucho poder que hace maravillas con cálculos de impuestos, en vez de descubrir de que está hecho el universo.