Melodías y formas musicales primitivas

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Te recomendamos esta lectura del texto del Maestro Hermann Unger
La melodía en la música de los pueblos primitivos:
Cuando repetimos un pequeño motivo hablado, resulta un ritmo y,
simultáneamente, una melodía; es decir que la melodía del lenguaje, de una fluidez
natural, se halla determinada por una o dos alturas del sonido. Estos motivos
adquieren carácter rítmico y fijación tonal, a consecuencia de su repetición
(pequeños motivos hablados repetidos frecuentemente, da origen a la música)
El motivo más sencillo consiste en la elevación y el descenso de la voz, o sea en la
tensión y el relajamiento correspondiente a cualquier movimiento corpóreo simple.
El descenso, como es natural sigue a la elevación. En la danza, sigue a un paso
acentuado con el pie, el arrastrar resbaladizo del otro pie. En el canto, una sílaba
acentuada precede a otra no acentuada; un sonido fuerte, a otro suae. Sobre la
sílaba no acentuada, la voz baja de intensidad. Este descenso puede ser producido
por una disminución apenas perceptible del volumen de la voz, un resbalar hacia
abajo reduciendo progresivamente el sonido, pero también puede efectuarse en un
intervalo fijo. Su extensión es arbitraria y de un valor muchas veces cambiante
dentro de la misma canción, así como también en la danza la dimensión de los
pasos es indiferente para el carácter de su forma. El nivel del sonido superior es fijo
y se conserva en toda la duración del canto, mientras que el de la sílaba no
acentudad es indefinido.
Estos motivos están caracterizados por el contraste de tensión y relajamiento,
agudo y profundo, claro y oscuro, fuerte y suave. El segundo nivel corresponde al
sonido secundario; el primero, al sonido principal, la tónica.
T
T
Cantos de esta especie, que únicamente consisten en las repeticiones de tales
pequeños motivos y cuyo material sonoro consta nada más de dos sonidos, de los
cuales sólo uno está fijado en cuanto a su altura tonal, se encuentran en la
actualidad entre los pueblos más primitivos que existen, como los weddas de
Ceilán, los fueguinos de Argentina y otros semejantes.
En las repeticiones, el motivo maría constantemente. Estas variaciones no
obedecen a norma alguna, sino que corresponden a las modificaciones continuas
del texto.
Estas melodías de uno y de dos sonidos constituyen el germen de todos los demás
tipos melódicos. Las ampliaciones se efectúan en sentido descendente. Al primer
grado descendente se añade otro. El sonido secundario del motivo originario se
convierte en sonido principal del segundo motivo. De este modo el segundo sonido,
indefinido en el esquema primitivo, se encuentra fijado tonalmente.
T1
T2
1
En el lugar donde se inicia la continuación por el segundo motivo, se efectúa
igualmente el cambio de función del sonido superior (T1) de la melodía; con el
desplazamiento del peso sobre el segundo sonido se interpretará éste como
sensible para T2.
El próximo paso de este proceso consiste en el retorno de la melodía hacia el centro
(T2), lo que se efectúa mediante un tercer motivo. A consecuencia de ello, el sonido
central se destaca muy particularmente; se convierte en tónica principal, mientras
que los dos restantes sonidos adquieren una función de dominantes melódicas, o
sea, que se mantienen en una relación de tensión respecto a la tónica.
T1
T2
T3
Las melodías de las culturas primitivas más antiguas no sobrepasan esta estructura
compuesta de tres sonidos.
Pero también en otros pueblos se ofrecen melodías de este tipo primitivo y que se
han conservado en ellos como vestigios procedentes de culturas más antiguas; este
es el caso de todos los pueblos primitivos y hasta de algunos de cultura superior,
particularmente en las canciones femeninas e infantiles.
En la evolución más reciente de las culturas de ciertos pueblos, como los indios más
primitivos, los papúes de Nueva Guinea, etc., este esquema melódico se halla
ampliado por otro grado descendente que sigue al segundo. La tónica del anterior
se convierte en sensible de la nueva.
T1
T2
T3
Tales cadenas de motivos pueden continuar indefinidamente, al ensanchar el
espacio sonoro hacia abajo, cada vez más. Pero los motivos en sí siguen siempre
constituidos por sólo dos sonidos. Cuando con este movimiento descendente se
llega al límite inferior de la extensión vocal, el motivo “escalonado” continúa
comenzando en su límite superior.
2
El salto arriba se efectúa en la cadena motívica en cualquier momento.
Generalmente se trata de un intervalo de octava. Pero el cantante no lo
experimenta como salto: ambos sonidos le aparecerán iguales a consecuencia de su
relación en la octava. Para él se trata, pues, de una continuación de la “escalera”
hacia lo infinito. Estas melodías de amplia curva y larga extensión, no obstante,
sólo constituyen cadenas de motivos de dos sonidos. Pero en el momento en que el
cantante se da cuenta conscientemente del salto de octava como un intervalo
melódico, nace un nuevo tipo de melodía. Entonces la octava se experimenta como
un ámbito melódico y los dos sonidos extremos entran en una relación definida con
los intervalos, que llenan el intervalo que determina el ámbito. El primer motivo
constituye la célula germinadora del canto; desde entonces se convierte también en
el núcleo de toda esta estructura., Sus dos sonidos con los cuales se inicia y
termina todo el canto e igualmente, las distintas estrofas, son sonidos principales
de primera categoría, mientras que los sonidos extremos de la estructura melódica
se convierten en sonidos principales de segunda categoría. Bajo la influencia del
principio de consonancia, que determinó ya el ajustamiento de la melodía en el
ámbito melódico constituido por la octava, se produce igualmente una relación
constante entre aquellos cuatro sonidos. La octava se halla dividida en la mitad por
el motivo de dos sonidos. Puesto que éste aparece constituido muy frecuentemente
por un intervalo de segunda, cada uno de los sonidos centrales se halla en una
relación de cuarta (o quinta, respectivamente) con los sonidos extremos.
El relleno de las cuartas se puede efectuar mediante dos intervalos de segunda
aumentada o tres de segunda mayor. En el primer caso, resulta una escala de cinco
sonidos, en el segundo de siete, ambas dentro de la extensión de una octava. En
esta escala, no obstante, sólo la octava y la distancia de los sonidos centrales a los
extremos constituyen intervalos fijos; los grados de relleno no corresponden a esta
condición.
Melodías y formas musicales primitivas
Las melodías de los australianos, de una octava de extensión, son aún más
primitivas. Consisten en desplazamientos de uno y mismo motivo de dos sonidos.
Pero al destacar los sonidos principales y repetirlos regularmente, se efectúa ya una
estructuración de la conducción melódica infinita. Se forman estrofas de la misma
manera que con las melodías de tres sonidos, mediante el retorno al nivel inicial. En
la siguiente fase de evolución, estas estrofas se hallan de nuevo subdivididas. Al
primer motivo se añade otro, el cual, al principio, tiene aún una relación de
parentesco con el primero. Muchas veces constituye su inversión.
Frecuentemente, el segundo motivo sólo constituye un desplazamiento hacia abajo
del primero.
3
En la formación melódica de cantos primitivos, Fred Hamel y Martín Hürlimann
determinan los siguientes principios:



Principio de distancia, sucesión de intervalos de segunda en movimiento
descendente
Principio de consonancia, tendencia a convertir en consonantes el
intervalo de ámbito (octava) y los principales sonidos.
Principio de ampliación, intervalo pequeño-intervalo grande. Consiste en
el ensanchamiento de os intervalos en el movimiento descendente. Su
dimensión absoluta carece de importancia en este caso; cambia de canto a
canto, hasta de repetición a repetición, dentro de una misma melodía. Así,
dentro de un canto de tres sonidos de los wedas, cambia hasta la diferencia
de un sonido entero. Pero la relación entre el primer intervalo y el segundo
(intervalo pequeño- intervalo grande) es constante.
La cooperación de estos tres principios sistematiza la multiplicidad extraordinaria de
formas y de tipos de melodías y escalas resultantes. Los cantos adquieren cada vez
mayor extensión. Las partes de las estrofas se hallan subdivididas varias veces
formadas por varios motivos. La subdivisión de la estrofa en dos versos, cada uno
de un motivo, se halla hasta en melodías muy primitivas. El segundo motivo
constituye en este caso, muy a menudo, la inversión del primero.
En la estrofa tripartita, con tres motivos, los que hacen de inicial y final se hallan
contrastados con el motivo central. El final es casi siempre el reflejo del motivo
inicial, mientras que el motivo central es independiente.
Mediante la ampliación de los versos, la subdivisión en motivos cada vez más
numerosos y la compenetración de las estructuras bipartitas y tripartitas resultan
cantos de extensión cada vez mayor. La extensión de la octava se halla
sobrepasada. La melodía se desarrolla en amplias curvas y sobre grandes
extensiones. La sola audición de los cantos ya no puede facilitar una idea concreta
de la estructuración laboriosa de la melodía; hace falta analizar para ellos u
notación escrita.
A estas formas musicales artificiosas corresponden igualmente poesías muy
laboriosamente plasmadas. Estos cantos pertenecen ya a culturas que nos son
familiares en otras manifestaciones artísticas por los bellos trabajos de un
artesanado muy progresivo, esculturas en madera y labores de trenzado. A este
tipo musical altamente desarrollado pertenecen también la mayoría de las
canciones populares europeas, aunque con la diferencia de que en ellas actúa un
cuarto principio constitutivo: la armonía.
Veamos que dice María Pilar Escudero sobre la Melodía:
La Melodía (María Pilar Escudero)
Es una sucesión de sonidos diferentes que expresan una idea musical. En la
melodía todos los sonidos han de estar supeditados a combinaciones y duraciones
diferentes, ajustándose a una acentuación métrica que se llama ritmo melódico.
La melodía se presta a una infinita variedad de estructuras, por lo que puede
confundírsela a menudo con el principio de unidad, que es la frase. En una melodía
podemos distinguir: las frases musicales de que está formada; los miembros o
semifrases que tiene cada frase y las células rítmicas.
La frase musical está formada por un fragmento que dentro de la melodía tiene
sentido propio, y termina con una cadencia o reposo. Cada frase musical puede
tener varias semifrases o miembros de frase separados por cadencias o
semicadencias, o, dicho de otra forma, separados por reposos musicales. La célula
rítmica es la más pequeña división de una idea musical.
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La historia de la melodía viene determinada por las variaciones cada vez más
complejas de que ha sido objeto su acompañamiento; cantada en principio sobre
textos poéticos a cuyo metro se adaptaba, poco a poco ha ido cobrando mayor
relieve musical, originándose diversos géneros a partir de la melodía acompañada;
entre ellos, la canción, el aria, la romanza, el lied, etc.
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