Intervención del Ing

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Intervención del Ing. Felipe Ochoa Rosso*
*Consultor y miembro del Colegio de Ingenieros Civiles de México.
Colegio de Ingenieros Civiles de la Ciudad de México, 11 de agosto de 2004
El sector eléctrico
En 2003, la Comisión de Energéticos del Colegio de Ingenieros Civiles de México estableció la opinión
gremial sobre la reforma al sector eléctrico.
La opinión del gremio se basa en la convicción del potencial que tienen las empresas nacionales del
sector (Comisión Federal de Electricidad y Compañía de Luz y Fuerza) como instrumentos
estratégicos para fortalecer la cadena de la infraestructura, como catalizadores de una acervo
tecnológico nacional, ahora rezagado, y como la oportunidad, que junto con el sector del petróleo y gas,
tiene para que la industria mexicana participe en la globalización hacia fuera, como participante real y
no, simplemente como receptor de los productos que envían países desarrollados.
Coincidimos en que el gobierno federal está impedido para continuar con el statu quo del sector
eléctrico.
Existen factores, que aplicados simultáneamente, generan una serie de políticas inviables para el sector
eléctrico, tales como una macroeconomía sólida pero restrictiva en materia de endeudamiento, diseñada
para mantener un adecuado grado de atracción a la inversión extranjera directa; un marco
gubernamental carente de una reforma fiscal integral, que impide destinar mayores recursos fiscales a
rubros que no sean de gasto social; la retención exclusiva por parte del Estado del 100% del patrimonio
de los organismos del sector eléctrico; la permanencia de una política de subsidios del orden de casi
4000 millones de dólares anuales, sin que el gobierno fiscal cuente con los recursos fiscales para hacer
las transferencias correspondientes a la CFE; la exigencia para que la CFE dé un pago anual al
gobierno federal del orden de los mismos 4 000 millones de dólares, que es el aprovechamiento del 9%
de los activos operacionales sin amortizar, independientemente de sus resultados de operación, que
cubre el subsidio aprobado por el gobierno y por eso se llaman transferencias virtuales.
La reforma fiscal podría adoptar inmediatamente una fórmula gradual de mezcla financiera. Se habla
de algunos componentes principales: Primero, la asignación de un monto inicial para que la Secretaría
de Hacienda cubra parte del subsidio, pero con fondos fiscales, y lo aumente gradualmente. Segundo, la
racionalización gradual del subsidio, para que se destine a quienes realmente lo necesitan y no, para los
que injustamente lo obtienen actualmente; tercero, la bursatilización parcial del patrimonio para
beneficio de CFE, con plantas ya construidas en riesgo financiero, para constituir un fondo cuyo
rendimiento cubra parte del monto del subsidio eléctrico anual e ir transformando el organismo en una
empresa paraestatal mayoritaria.
De acuerdo al Colegio de Ingenieros Civiles de México, la evolución del sector eléctrico en un periodo
de seis años debería tener las siguientes características. En el año uno; es decir, actualmente, la
Comisión Federal de Electricidad ofrecería 4 000 millones de dólares de dólares; cantidad que
disminuiría hasta 1 600 millones de dólares; el subsidio a los consumidores disminuiría 300 millones
de dólares, en el primer año, hasta llegar a 1300 millones de dólares, para que permanezca el subsidio
justo; la Secretaría de Hacienda contribuiría con un subsidio gradual, iniciando con 200 millones de
dólares hasta llegar a la cifra de 600 millones de dólares y se generaría una bursatilización, que crearía
el fondo de la CFE, que pudiera dar un rendimiento de 200 millones de dólares. La propuesta anterior
establece una trayectoria, desde luego mejorable pero factible.
El Colegio de Ingenieros Civiles de México, al analizar las propuestas existentes y planteadas en varios
sexenios sobre la reforma del sector eléctrico, percibe dos visiones distintas que no son compatibles y
que han polarizado el debate.
Existe una visión desde el punto de vista del usuario industrial. El usuario de los insumos de la CFE es
un usuario que está compitiendo en un ámbito internacional y requiere el abatimiento del costo de una
calidad de la energía entregada a niveles internacionales y para ello, está pidiendo la apertura al sector
privado, bajo algún esquema factible, dentro de los cuales se encuentra la inversión en generación de
1992, la estrategia del sexenio del presidente Ernesto Zedillo, la estrategia actual del presidente Vicente
Fox, también se ha hablado de privatizaciones y otras modalidades.
Hay otra visión y es la visión de la planta productiva del país, que pretende utilizar a la CFE como
punta de lanza para la industria, la cadena de la infraestructura nacional y para poder salir al exterior, y
para ello, considera que es necesario fortalecer a las empresas nacionales del sector, porque tienen un
peso específico mundial importantísimo, y solicita la autonomía de las empresas, el manejo gradual de
los subsidios, el acceso a mercados de capital y la formación del closter energético.
Estas son las dos visiones que a nuestro juicio han polarizado el debate.
La posición del Colegio de Ingenieros Civiles de México es que se debe fortalecer a la CFE, sexta
empresa eléctrica a nivel internacional y la más grande en América, que cuenta con 20 millones de
consumidores. La propuesta colegiada no es la visión del usuario independiente de la visión de la
planta productiva sino la necesidad de conjugar ambas, a través de una apertura negociada,
adicionalmente en el NAFTA pero con fortalecimiento previo de las empresas nacionales.
El fortalecimiento del sector eléctrico debe estar caracterizado por los siguientes elementos: operación
de tipo comercial, aunque sea empresa del Estado; independencia del presupuesto federal, con acceso a
mercados de capital sin garantía gubernamental soberana, tributando como empresa y no con base en
aprovechamientos, y sin prerrogativas y con facultad de comprometer sus propias garantías.
La apertura del sector debe estar condicionada al compromiso para el fortalecimiento de las empresas
eléctricas nacionales. Además, debe asegurar un flujo de la inversión extranjera directa, constituirse
como un claro incentivo para acelerar la modernización de la CFE, por efectos de la competencia, así
como para diversificar el riesgo del país de sólo contar con campeones nacionales sin otras opciones
para el sector productivo, el cual requiere mayor productividad para competir en la economía global.
Al mismo tiempo el Colegio señala que una política de apertura, que elimine la exclusividad del
servicio eléctrico por parte del Estado, debe ser negociable con los países del intercambio comercio
dado que no constituyó materia de apertura en la negociación de los tratados internacionales de libre
comercio.
Finalmente, el Colegio de Ingenieros Civiles de México apoya una apertura inteligente del sector
eléctrico que asegure la oferta de luz eléctrica, beneficie a la economía interna, garantice la autonomía
integral y el fortalecimiento de las empresas del Estado así como el flujo del capital internacional a la
CFE e impulse la participación de la cadena de la infraestructura nacional con mejores prácticas
internacionales en el diseño y ejecución de las nuevas plantas eléctricas que México requiere.
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