Nuevo Papa: Qué significa para las mujeres

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Nuevo Papa: Qué significa para las mujeres
Carmen Torres
¿Saldrá alguna vez el humo blanco por una mujer?
Fuentes: Cimac, Gioconda Espina, Julia Ardón, Mujereshoy
La elección de Joseph Ratzinger como nuevo Papa es un balde de agua fría para las
mujeres organizadas y el sector progresista de la Iglesia Católica. Ratzinger se opone al
sacerdocio de las mujeres, al uso de los métodos anticonceptivos –sobre todo al condón–,
condena al feminismo, y, por supuesto, también la homosexualidad.
Para muchos grupos de mujeres y feministas, la elección de Joseph Ratzinger como
nuevo Papa representa la continuidad del conservadurismo recalcitrante de la Iglesia Católica.
Joseph Ratzinger, no hay que olvidarlo, es el autor de la Carta a los obispos de la
Iglesia Católica sobre la colaboración del hombre y la mujer en la iglesia y el mundo, difundida
en julio de 2004, en la que, entre otras cosas, señalaba que la Iglesia se sentía interpelada
por algunas corrientes de pensamiento, “cuyas tesis frecuentemente no coinciden con la
finalidad genuina de la promoción de la mujer.”
La carta, recordaba un artículo de Mujereshoy, firmado por Andrés Pérez (ver link
interno, La carta del Vaticano contra las mujeres), identificaba dos corrientes de pensamiento
o “tendencias”. La primera “subraya fuertemente la condición de subordinación de la mujer a
fin de suscitar una actitud de contestación. La mujer, para ser ella misma, se constituye en
antagonista del hombre. A los abusos de poder responde con una estrategia de búsqueda del
poder”.
La segunda, continuaba diciendo Ratzinger en la carta, “emerge como consecuencia
de la primera. Para evitar cualquier supremacía de uno u otro sexo, se tiende a cancelar las
diferencias, consideradas como simple efecto de un condicionamiento histórico-cultural. En
esta nivelación, la diferencia corpórea, llamada sexo, se minimiza, mientras la dimensión
estrictamente cultural, llamada género, queda subrayada al máximo y considerada primaria”.
El enfoque de género, decía Ratzinger, ha “inspirado... ideologías que promueven... el
cuestionamiento de la familia... [y] la equiparación de la homosexualidad a la heterosexualidad
y un modelo nuevo de sexualidad polimorfa”.
Para Andrés Pérez, la defensa del Dios Varón es el motivo central de la Carta a los
Obispos. El documento condena el enfoque de género, porque de acuerdo a la Iglesia, su
orientación teórica, sus premisas y sus argumentos, “considerarían sin importancia e
irrelevante el hecho de que el Hijo Dios haya asumido la naturaleza humana en su forma
masculina”. Dios, de acuerdo a la Iglesia, prefirió encarnarse como hombre. Después de todo,
decía Santo Tomás de Aquino, en su Suma Teológica, la mujer es una “cosa imperfecta y
ocasional”. Y agregaba: “la mujer se halla naturalmente sometida al hombre, en quien
naturalmente hay mejor discernimiento de la razón”.
Refiriéndose a la misma Carta, Diana Maffia, filósofa argentina del Instituto
Interdisciplinario de Estudios de Género, de la Universidad de Buenos Aires, señalaba que
“las versiones que se dan del feminismo en la carta de Ratzinger son una caricatura, haciendo
honor a la vieja estrategia argumentativa de distorsionar y banalizar la posición del otro para
exaltar la propia. Lo que revela que no está destinada a lograr un mayor acercamiento a la
verdad sino a derrotar a un antagonista. No invita al diálogo, pretende obligar a callar,
desautoriza y veladamente amenaza” (ver link interno, Las ideas del feminismo, según el
Vaticano).
Reacciones de hoy:
Tras la elección de Joseph Ratzinger como nuevo Papa, las reacciones de los grupos
de mujeres organizadas no tardaron en llegar.
Así, Católicas por el Derecho a Decidir, de México, afirma en un comunicado estar
preocupada por el futuro de la iglesia, puesto que percibe una iglesia dividida, con un disenso
fuerte al interior, demostrado por la elección del nuevo Papa, cuyo papel de Prefecto de la
Congregación para la Doctrina de la Fe fue la de imponer disciplina, suprimir la discusión y
silenciar a las voces disidentes.
En ese sentido, advierten que ven lejana la respuesta a la demanda sentida por la
comunidad de creyentes de una iglesia incluyente, respetuosa de las diferencias y en donde
la justicia y la defensa de los derechos humanos sean los principios rectores de la Iglesia.
Pese a todo, la organización señala que espera que “el espíritu de Dios abra al nuevo
Papa la sensibilidad y la sabiduría para dar respuesta a dos de los desafíos muy grandes de
la iglesia para el siglo XXI”: la crisis de abuso sexual por parte del clero y la política sobre el
uso de los condones para prevenir el VIH/Sida.
Católicas por el Derecho a Decidir indica que si el nuevo Papa tiene la voluntad de
sanear las fracturas internas de la iglesia y de acercarla a la comunidad de creyentes, podría
reunirse de inmediato con sobrevivientes de abuso sexual y levantar la prohibición sobre el
uso del condón.
Estos pasos no requieren cambios en las enseñanzas; son consistentes con las
normas teológicas y disciplinarias de nuestra Iglesia, apunta la organización, integrada por
católicas comprometidas con la búsqueda de la justicia social y el cambio de patrones
culturales y religiosos que atentan contra la dignidad humana.
Los documentos de Joseph Ratzinger:
En su comunicado, Católicas explica que Joseph Ratzinger es el responsable de
varios documentos eclesiales de corte conservador, entre otros, de la Declaración Dominus
Jesús, en donde afirma, en contra del espíritu del movimiento de Jesús, que “fuera de la
iglesia católica no hay salvación”, desconociendo así el papel de las otras religiones del
mundo.
Otro documento es la Nota Doctrinal sobre algunas cuestiones relativas al
compromiso y a la conducta de los católicos en la vida política, en el que llamaba a los
políticos laicos a votar en contra de programas y leyes considerados contrarios a la fe y la
moral católicas, pronunciamiento que va en contra de la separación de las iglesias y el
Estado, como es el caso de muchos países de América Latina.
Un tercer documento es el llamado Consideraciones acerca de los proyectos de
reconocimiento legal de las uniones entre personas homosexuales, el que, entre otras cosas,
señalaba que estas uniones iban en contra de los valores morales fundamentales y la
institución matrimonial.
Un cuarto documento, ya mencionado, es la Carta sobre la colaboración del hombre y
la mujer en la iglesia y el mundo (ver links internos), donde señala que el papel de la mujer en
la sociedad es la maternidad y el cuidado de los otros. Este documento refuerza la
subordinación de la mujer al hombre, desconoce los avances en los derechos humanos de las
mujeres y la equidad de género.
Pastoral de las Mujeres y Justicia de Género:
Por otra parte, Judith Van Osdol, reverenda y coordinadora de la Pastoral de las
Mujeres y Justicia de Género –del Consejo Latinoamericano de Iglesias, CLAI– señala que
esta Carta parece ser salida de la Edad Media: “En el documento, sostiene que el feminismo
es culpable por muchas maldades en el mundo, entre ellas, ¡el matrimonio homosexual y el
odio hacia los hombres! Este documento fue leído por muchas como el ‘tiro de gracia’ para
matar la cuestión feminista dentro de la iglesia, cerrar el debate y terminar con dudas sobre el
ministerio de las mujeres”.
Finalmente, indica solidarizarse “con las mujeres católicas, por la penosa noticia de
esta elección”.
Desde Venezuela:
Gioconda Espina, Coordinadora de Investigación del Centro de Estudios de la Mujer
de la Universidad Central de Venezuela, también se refiere a la elección de Joseph Ratzinger
como nuevo Papa.
Señala que “el nombre que escogió este alemán ultraconservador no fue Juan XXIV,
desde luego... sino Benedicto XVI, por Benedicto XV, el Papa italiano que estuvo en el
Vaticano desde 1914 (comienzo de la primera guerra mundial) hasta 1922, un año después
del ascenso de Hitler en Alemania. Se dice que Benedicto XV fue “neutral” durante el ascenso
del nacionalsocialismo en Alemania e Italia, pero habría que revisar sus decires todos esos
años, revisarlos con lupa, a ver cuántas veces condenó la discriminación por razones de
etnias que ensuciaban la aria”.
La investigadora venezolana apunta que “dado que cualquiera que esté en el
Vaticano tiene tanto que ver con nuestras camas, nuestros cuerpos y los de nuestras hijas y
nietas, nuestra orientación sexual y decisión sobre la hora de tener o no un embarazo, el uso
o no de anticonceptivos, el derecho a confesar, a dirigir la misa, dar la comunión y casar, el
derecho a ejercer el obispado, arzobispado, cardenalato y papado, entre otros derechos, no
me queda más que darles mi más sentido pésame, especialmente a las más jóvenes. Queda
mucho por trabajar dentro de la iglesia”.
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