voto PARTICULAR. AMPARO DIRECTO EN REVISIÓN 343/2012

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VOTO PARTICULAR QUE FORMULA EL SEÑOR MINISTRO
GUILLERMO
I.
ORTIZ
MAYAGOITIA,
EN
EL
AMPARO
DIRECTO EN REVISIÓN 343/2012.
Esta Primera Sala de la Suprema Corte de Justicia de la
Nación resolvió el amparo directo en revisión 343/2012, en la
sesión de veinticinco de abril de dos mil doce.
El criterio mayoritario determinó declarar inconstitucional el
último párrafo del artículo 72 del Código Penal para el Distrito
Federal1, porque contradice el paradigma del derecho penal del
acto protegido por nuestra Constitución Federal, según el cual
queda prohibido tomar en cuenta los factores relacionados con la
personalidad del transgresor de la norma para efectos de
individualizar su sanción.
Con todo respeto, en esta ocasión voy a disentir de las
consideraciones de la mayoría, pues estoy convencido de que la
jurisprudencia 175/2007, que emanó de la contradicción de tesis
100/2007-PS, resuelta por esta Primera Sala, donde se estableció
el criterio de que el juzgador puede tomar en consideración los
dictámenes periciales tendentes a conocer la personalidad del
acusado para efectos de individualizar la pena, no ha perdido
vigencia.
Por consiguiente, tampoco comparto el criterio de que se
debe invalidar la porción normativa del artículo 72 del Código
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“ARTÍCULO 72 (Criterios para la individualización de las penas y medidas de seguridad). El Juez, al dictar sentencia condenatoria,
determinará la pena y medida de seguridad establecida para cada delito y las individualizará dentro de los límites señalados, con base
en la gravedad del ilícito y el grado de culpabilidad del agente, tomando en cuenta:
(…)
Para la adecuada aplicación de las penas y medidas de seguridad, el Juez deberá tomar conocimiento directo del sujeto, de la víctima
y de las circunstancias del hecho y, en su caso, requerirá los dictámenes periciales tendientes a conocer la personalidad del sujeto y
los demás elementos conducentes”.
VOTO PARTICULAR.
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Penal del Distrito Federal que dispone: “para la adecuada
aplicación de las penas y medidas de seguridad, el Juez […]
en su caso, requerirá los dictámenes periciales tendientes a
conocer la personalidad del sujeto y los demás elementos
conducentes”.
La
citada
jurisprudencia
se
intitula:
“INDIVIDUALIZACIÓN DE LA PENA TRATÁNDOSE DE DELITO
NO
CULPOSO.
CONSIDERACIÓN
TENDENTES
A
EL
JUZGADOR
LOS
CONOCER
PUEDE
TOMAR
DICTÁMENES
LA
EN
PERICIALES
PERSONALIDAD
DEL
INCULPADO (LEGISLACIÓN DEL DISTRITO FEDERAL).
En efecto, considero razonable afirmar que el Estado
Mexicano no puede ejercer su poder punitivo respecto de aquéllos
principios de moralidad que cada individuo adopta para sí, ni
castigar a una persona por quién es y no por lo que hizo.
Pero no llegar al extremo de concluir que para individualizar
la pena, no son de tomarse en cuenta los dictámenes de
personalidad o las antecedentes penales de una persona que
cometió una conducta, típica, antijurídica y culpable.
Estimo
que
tomarlos
en
cuenta
para
la
citada
individualización de la pena, no tiene que ver con una sanción a la
moral privada de quien decidió vulnerar un bien jurídico tutelado o
penalizar a la persona por lo que puede llegar a hacer; esto es,
por una peligrosidad potencial, sino por una culpabilidad de acto.
La propia constitución, en su artículo 22, establece que toda
pena debe ser proporcional al delito que sancione y al bien
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jurídico afectado. Delito en su integridad es la conducta, típica,
antijurídica y culpable, sancionada por las normas penales.
La culpabilidad en la materia penal, atañe a la relación
directa que existe entre la voluntad y el conocimiento del hecho,
con la conducta realizada. De acuerdo con la teoría normativa, la
base de la culpabilidad radica en la imperatividad de la ley,
dirigida a quienes tienen capacidad para obrar conforme a la
norma a fin de que se pueda emitir el juicio de reproche2.
Aún tratándose de una culpabilidad de acto o de hecho
individual, soslayar aspectos como la voluntad del activo dirigida a
realizar la conducta jurídicamente reprochable, a pesar de que
sabe que no debe conducirse en contra de una norma que
constituye la expresión de la conducta social indeseada, no atenta
contra la disposición constitucional de sancionar al delito con
penas proporcionales, pues se le reprocha un acto consciente.
Los dictámenes de personalidad no solamente brindan
información de la peligrosidad del sujeto activo –corriente que ya
se abandonó por el derecho penal mexicano–, sino que también
pueden reportar la capacidad de comprensión del individuo de
haber concebido previamente que el acto sancionado significaba
un delito o una violación al bien jurídico tutelado y a pesar de lo
anterior, haber dirigido su voluntad consciente hacia su comisión,
sin rechazarla pudiendo hacerlo.
Ello tiene que ver con la culpa y no con la peligrosidad. De
igual manera, los antecedentes penales dan noticia de que
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I. Griselda Amuchategui Requena, Derecho Penal, Oxford, México 2005, pág. 91.
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alguien que ya cometió una conducta sancionada por la ley penal
no es desconocedor de que su actuar fue contrario a los fines que
persigue la sociedad; si a pesar de ello nuevamente vuelve a
dirigir su voluntad consciente encaminada a producir el delito, ese
factor influye para asignarle un grado de culpabilidad mayor en la
comisión específica del acto típico y antijurídico, y eso no es por
tratarse de un aspecto de su peligrosidad o de su personalidad
delictiva.
El que se tomen en cuenta para graduar las penas, no
significa que el Estado utilice en perjuicio o beneficio de quien ha
cometido un delito, un parámetro de juzgamiento del fuero interno
de la persona, ni significa que se le condene con un criterio
determinista a sufrir una condena mayor por su naturaleza
humana; objetivamente, al cometer un nuevo delito debe
ponderarse si estaba en la posibilidad de no realizar la conducta
que es contraria a derecho y tomar en cuenta esa circunstancia
no significa que se le trate como un ser indigno de respeto por
parte del Estado, pues no se le sanciona por lo que es como
persona o por lo peligroso que pueda ser, sino por lo que hizo
pudiendo no hacerlo.
Si la propia Ley Fundamental alude a penas que deben ser
proporcionales al delito, la noción de culpabilidad es la ruta que
lleva a la conclusión de que deben tomarse en cuenta para la
imposición de las penas, aspectos como la personalidad del
activo o los antecedentes penales de quienes perpetran un
antisocial.
Por otro lado, considero que la interpretación de los
derechos humanos más favorable a las personas, no impide que
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el Estado dirija la política criminal hacía el rumbo democrático que
más le favorezca al País; decir que constitucionalmente para
graduar las penas es posible tomar en cuenta los dictámenes de
personalidad y los antecedentes penales de quienes han
cometido un delito, no significa que una interpretación de esa
magnitud se oriente hacia un modelo de Estado autoritario en el
que éste puede proscribir ideologías o forzar modelos de
excelencia humana a través del uso del poder punitivo, pues
estos no se deben tomar como la proyección de una sanción
correccionalista sino como elementos que permiten ponderar la
voluntad del activo en la comisión del delito y lograr una sanción
legalmente
justa; más aún, no tomarlos en consideración
equivale a tratar en forma igual a los desiguales, pues eso impide
en gran medida al juzgador imponerle a los sentenciados penas
superiores a las mínimas.
Por el contrario, graduar la culpabilidad apoyado en esos
elementos no lleva a estigmatizar a la persona, pues responde
por su conducta y la adecuación que tuvo para no cometer el
ilícito; tomarlos en cuenta tampoco implica que se le imponga al
sentenciado una pena inusitada porque la pena debe ser eficaz.
La pena justa favorece la reinserción del sentenciado cumplida la
sanción, puede conducirse como una persona que pagó su deuda
con la sociedad.
En síntesis, al margen de la discusión doctrinaria referente al
modelo de derecho penal de acto y derecho penal de autor, no
comparto la conclusión de que conforme a la Constitución Federal
esté prohibido tomar en cuenta los dictámenes de personalidad
del sujeto activo del delito o sus antecedentes penales, para
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efecto de individualizar la pena de prisión, ni aún bajo la premisa
de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos se
decante por un paradigma de derecho penal de acto, pues ese
paradigma no impide que se tome en cuenta la culpabilidad del
activo; luego, debió haberse negado la protección constitucional al
recurrente.
Hasta aquí mi voto particular.
MINISTRO
GUILLERMO I. ORTIZ MAYAGOITIA.
SECRETARIO DE ACUERDOS
DE LA PRIMERA SALA:
LICENCIADO HERIBERTO PÉREZ REYES.
HNRP-olr
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