MILTON MORALES GRILLO Conozco de Milton Morales Grillo su cercanía con el paisaje. Esta cercanía se traduce en el artista en una actitud que responde al medio del cual procede y en el cual convive con otros artistas y con la naturaleza, amén de una sociedad de alguna manera cercana al arte. Son paisajes de color exuberante, que podríamos calificar de tropicales, puesto que el paisaje que habita, ya el rural o ya el urbano, está impregnado por sus verdes profundos, sus rojos encendidos, sus azules extremos, bien en las flores, las montañas o los árboles, bien en las intervenciones del hombre sobre la naturaleza, como sus construcciones utilitarias, casas, edificios, puentes, carreteras, etc. Muchos de sus cuadros pueden chocar socialmente porque no responden al patrón visual que ha acompañado a nuestra sociedad desde tiempos inmemoriales. Y esto hace referencia a la forma como hemos sido educados. La formación artística en general, y no sólo la de los artistas, ha sido esencialmente superficial e históricamente destinada a la producción. Esto quiere decir que se ha formado la inteligencia productiva, como en casi todas las actividades humanas, pero se ha descuidado la inteligencia crítica. De esta manera puedo afirmar que son pocos los que desconocen los colores y pueden distinguir formas específicas, pero son pocos los que captan una obra, más allá del gusto o admiración por esos colores y esas formas. Esto quiere decir que hemos sido formados en la capacidad de ver y reconocer los colores y las formas mas no en la capacidad de entenderlos y asimilarlos, es decir, poder expresarlos con el lenguaje, bien en forma verbal a otros o interiormente para hacer explícitos sus significados. Y darles sentido para penetrar más allá de la superficie o el gusto que pueda generar la armonía o violencia de los colores, lo atractivo de las formas. Generalmente se acepta o se rechaza por el gusto mas no por la interpretación de sus propuestas artísticas. Milton intenta romper con esta rutina. De esta forma compagina el paisaje externo y el interno para escenificar sus ideales, sus ansias de colores, formas, superficies y significados. No es una propuesta caprichosa sino vital, como la de todo artista que se respete, porque responde a su necesidad de expresión interior y a una realidad que se hace visible en su obra. Los paisajes de Milton no son transcripciones mecánicas de la realidad sino que apuntan a construir un paisaje propio, una naturaleza especial que busca ser compartida e interpretada. Para ello utiliza recursos “groseros” (en el sentido de comunes y corrientes), como el barniz industrial, para expresar su entorno, sus ideas acerca de él y sus sensaciones. Tal vez con su pastosidad y liquidez se sienta cómodo para chorrear sobre la superficie, con gesto preciso, líneas que dan vida a vegetaciones fantásticas que, a su vez, generan la existencia de paisajes nuevos, reconocibles, pero que requieren de capacidad crítica para que entren a formar parte del universo interior y estético del observador. También recicla otros materiales, como el plástico, para descubrir texturas que produzcan sensaciones diversas, como entender que no se está frente a un paisaje antiguo sino muy contemporáneo, como saber que esa naturaleza ha sido intervenida con elementos extraños que, muchas veces, ponen en peligro su existencia, como aceptar que paralela a la realidad cotidiana hay otra que enriquece la experiencia visual. Sin embargo, a Milton no le preocupa eso, como no debe preocuparle a ningún artista que, como ser humano, cohabita una época creativa y destructora a la vez. Maneja símbolos y sensaciones frente a los cuales hay que estar alerta, si nuestra intención es conocer, penetrar la obra, más allá de su superficie atractiva. Es decir, superar el concepto de lo “bonito”, que no es una categoría artística, o lo “feo”, que tampoco lo es, para aceptar el reto de la interpretación y con él el goce de lo estético y del enriquecimiento interior. Buen trabajo el de Milton en su búsqueda de lenguajes propios que, seguramente, lo llevarán a la utilización de otros materiales desechables para configurar el “mundo utópico” en el que se halla empeñado, frente a una realidad conflictiva y desesperanzadora como la que nos ha tocado vivir. Benhur Sánchez Suárez Ibagué, Altos de Piedrapintada, 2006. MORALES GRILLO Sus paisajes tiene una grandiosidad elocuente, no solo por su tamaño sino en lo que nos quiere comunicar: el misterio, la magia y el lenguaje de una naturaleza exaltada de que alguna manera tiene que ver con nuestros mundos interiores, es decir, con nuestra propia, frágil y cambiante naturaleza humana. Milton recurre a diversas escuelas como la muy occidental de la pintura en acción o por otro lado, el grafismo concentrado, concreto y miniminal del dibujo oriental para crear unos cuadros que seduce al espectador no solo por su exuberante factura, sino por enfrentarlo a sus paraísos o infiernos interiores. Por momentos sus paisajes son oníricos, surrealistas, nocturnos casi metafísicos. Morales Grillo conoce a la perfección el sentido de lo atmosférico contemporáneo del cuadro y nos conduce intensamente a la creación de un estado de animo determinado o a la búsqueda de un recuerdo bien sea dramático o lírico o al encuentro de un estado particular de conciencia que va desde el ensueño a los estados un tanto extremos de conciencia alterada. Sus intensos chorreados y esa fuerza casi salvaje con que expresa sus inquietudes mentales, nos habla de un artista apasionado que no le teme a lo material y que sirve del pasado reciente para crear sus particulares y sugestivos “campos de color”. Lo que le interesa es expresar sus intereses de una manera plástica y esto de alguna forma nos vincula al cosmos, a lo explosivo de la creación, a lo misterioso del sueño y la oportunidad de la vida. Patricio Andrey Polania, Analista de Arte. Buscando Encuentro Por naturaleza cada quien se perfila lo que entiende por arte, cada individuo lleva consigo sus sentidos de orientación sígnica, articulados en el bagaje cultural que se ha vivido. Alternar nuestras máximas de lo que nos ha formado la sociedad preconcebida del arte. No es fácil sugerir una acción o acciones de reflexión de mi gestualidad y posiciones que se asumen al abordar las autopistas del arte. El esfuerzo sano e inquieto de Milton Morales se denota en su obra occidental, viseral y desafiante a su máxima plástica, proponiendo la denuncia del acontecer de los tiempos de nuestro espacio geográfico embadurnado, salpicado y accidentalizado de intenciones banales y parias en la redúndate violencia. Al desenmarañarnos de la interrelación de textura, color e imagen del tratado del artista, encuentro finalmente su fondo aditivo que sencillamente deja entrever la tolerancia. Milton Morales Grillo, traduce el paisaje en un estado de espíritu que va más allá de los límites de lo aparente y lo inocuo en busca de nuevos valores. Sobre un fondo previamente “coloreado” aplica la pintura al mejor estilo de la “Action Painting” norteamericana, con la diferencia que Milton deja rendijas a través de las cuales podemos mirar un poco más allá de los gestual. Una pintura dinámica y de gran intensidad emocional. Miguel de León Curador. Naturaleza Viviente Es la forma de mostrar la naturaleza a quines no dedican instantes de su tiempo para contemplar sus maravillas. El artista con su estilo característico y en contraste directo, con ciertos excesos gestuales de unos mundos imaginarios que solo pasan rebotando con fuerza sobre los lienzos al estilo de la Action Painting su automatismo es violento y gestual, pero esa inextricable red de hilos y figuras que forman la pintura al caer sobre la superficie. Crea un ritmo extraordinario, aplicando la pintura directamente del recipiente sobre el lienzo, previo un fondo preestablecido, la mayoría de las veces paisajes de la región, amaneceres, atardeceres ó nocturnos aprovechando al máximo los espectros naturales dando vida a unos mundos surrealistas que brotan como rayos y cautivan al espectador. Es precisamente este soplo vivo el que busca, lográndolo en sus composiciones para deleite de quienes gustan del arte. Morales Grillo MÁS ALLA DE LO APARENTE MILTON MORALES GRILLO Traduce el paisaje de Laboyos en un estado de espíritu que va más allá de los límites de lo aparente y lo inocuo en busca de nuevos valores plásticos. Lo suyo es una expresión rica en sensaciones, gestos y violencia que parte de un fondo previamente “coloreado”, en donde aplica la pintura directamente, permitiéndole “chorriar”, libremente al mejor estilo de la Action Painting norteamericana, con la diferencia que Milton controla el material, dejando rendijas a través de las cuales podemos mirar un poco más allá de los gestual, de lo visible. Una pintura dinámica y de gran intensidad emocional. Una composición llena de sugerencias, que no cede ante el caos, sino que crea una interesante confrontación entre lo racional y lo irracional, entre lo real y lo soñado. Por eso, el lenguaje que Morales Grillo propone no es complaciente, ni delicado, son mundos interiores, vitales y apasionados. De ahí, el formato utilizado; le permite concebir la obra partiendo de una actitud desprevenida con un sentido de lo atmosférico. Un espacio grandioso que se aprecia mejor cuando el autor expone serialmente, no tanto en las obras aisladas. Entonces, la explosión del color es casi dramática. El resultado final tiene que inducir al espectador a relacionarse de manera distinta con la pintura; no a partir de la contemplación pasiva, sino através de la percepción y la interpretación, porque en ella se expresa un pensamiento, una manera de reinterpretar los sueños y la naturaleza del Valle de Laboyos, un estado de espíritu que va “más allá de los sueños” (título de una exposición individual suya) y que consolida el mundo personal de Milton Morales Grillo. MIGUEL DE LEON Pintor, Crítico de Arte. la couleur c'est une médecine chacun le sait en soi,mais faut il la faire ressurgir de son moi pour la rayonner a d'autres. Vous , vous savez comme tant d'autres artistes , faire remonter l'abtsrait et le transformer en concret soit en visuel ou en émmotionnel,vos peintures sont sont en hosmoses avec vous méme ,et le résultat nous interpel et nous suprends par ce doux bonheur ! BRAVO,chère coloriste! ici nous pouvons regarder luminosité -joie de vivre-, légèreté, couleurs, tout est là pour nous rendre optimiste, heureux de vivre, crier oui, mais crier "c'est beau!". Bravo Milton Morales encore une fois , c'est le ravissement , l'envie de chanter et de rire... en bref, tout super mérité! Eliane Lhoste critique d'art München, Deutschland El color es la medicina para todos quienes se quieren conocer a sí mismos, pero es necesario hacerla reaparecer e irradiarla a los otros. Milton sabe como muchos otros artistas, cómo ir mas allá de lo abstracto, él sabe transformar la idea desde lo visual hacia lo emocional, en sus pinturas se refleja una especie de ósmosis, que nos resulta conocida y a la vez sorprendente, gracias a ese toque de alegría. Bravo querido colorista! Aquí podemos ver luminosidad -disfrutar en vida-, el brillo, los colores, están todos allí para devolvernos el optimismo, la felicidad de la vida, para gritar "SÍ", pero gritar "Sí, es hermoso!" Bravo Milton Morales, una vez mas, éste es el éxtasis, nos regala el deseo de cantar y de reír...en fin, todo súper merecido! Eliane Lhoste Crítica de arte, Munich, Alemania El de Morales Grillo es un arte de implosión-explosión: se desborda a sí mismo. Pese a que sus referentes inmediatos son los de un territorio inventado: el departamento del Huila, las enunciaciones de su paisaje cosmológico, metafísico, suspendido en una edad otra, le dan al espectador la sensación de enfrentarse con el origen, pero también con el cataclismo. Un universo mucho más abierto al de la provincia circula por sus manos, se levanta sobre sus óleos, sus pinturas. Génesis y Apocalipsis convergen en sus cuadros, establecen una dicotomía, el equilibrio justo de la circunferencia. Su calor, sus ecos, sus reverberaciones telúricas, acústicas, musicales lo sitúan por encima de la fuerza natural de un paisaje “huilense”, ubicándolo en el del trópico, el caribe, lo volcánico. La violencia de su obra, que no se limita a lo simbólico, es equilibrio, armonía, anulación de opuestos. Morales Grillo gravita, a través de su búsqueda pictórica, en la luz y la sombra, lo calórico y lo flemático, lo violento y apacible; en sus cuadros las líneas, los trazos, las heridas del color dejan de contradecirse y empiezan a interactuar como puntos culminantes de plenitud y unicidad artística. Winston Morales Chavarro Escritor colombiano. MORALES GRILLO La obra de Milton Morales Grillo llena de colores vivos y disonantes, aplicados en amplias superficies con toque impetuoso, nos invita a la contemplación. Con su técnica de chorreo, nos transporta al gran universo de Jackson Pollock. Otras veces cuando la pintura la deja caer nos recuerda a Lovis Morris. La región donde nació (Oporapa Huila al sur de Colombia) establece importantes influencias en su obra sus paisajes abstractos nos evocan los fuertes colores de Colombia y la naturaleza salvaje y apasionada de su tierra. Su obra plástica es muy colorista. El color como sugestión, como energía y Morales Grillo ha encontrado un medio para expresarlo, “el goteo”, aplicándolo en un juego de azar controlado. Milton Morales crea espacios con el único recurso a la luz y al movimiento defendiendo una creación del arte abstracto, no objetiva, opuesta al arte tradicional “planificado”. Sus intensos chorreados nos inducen a un mundo interior que me invita a imaginar paisajes del fondo del mar, explosión de planetas, o quizás cuevas con estalagtitas que fueron habitadas por los primeros pobladores de la tierra. En resumen Morales Grillo es un artista pragmático que protagoniza la acción como criterio de la verdad. El poder de la comunicación lo confía al chorreo sobre el lienzo y su gesto determina una obra muy visual y colorista LUIS FERNANDEZ Analista de Arte Madrid – España 2006 Milton Morales y La Exaltación de la Producción Tonal No hay duda de que la producción artística de un autor esta siempre ligada, no sólo a sus sentimientos y emociones, sino también al entorno o microcosmos que le rodea. En realidad ambos aspectos vienen estrechamente unidos ya que es el ambiente el que, bien sea de manera directa o indirecta, influencia al ser provocando en él posturas a la postre positivas o negativas. Este por supuesto es el caso del creador colombiano Milton Morales, un autor sumamente influenciado por el su espacio aunque sin duda alguna plasmando en su obra el aspecto más positivista del mismo. Con una gran exaltación tonal Morales intenta representar los paisajes de su tierra, lo que él siente como gran valuarte de la misma digno de ser transmitido. La evocación lírica es ciertamente patente, la poesía en la que se traduce su trabajo constatable, el ritmo que condensa el conjunto de su obra certero. En muchos casos, con la contundencia estética del color plano difunde el medio, lo transmite luminoso y alegre, como queriendo que el espectador se sienta influenciado por el mismo, lo tome para sí y aprenda a ser feliz. Un universo el suyo puramente abstracto en el que el movimiento es rasgo fundamental dando sentido a la multitonalidad y al concepto que no es otro que el de magnificar la vida natural como símbolo de vida y el de reclamar al hombre la primordial necesidad de cuidar el entorno, mimarlo y respetarlo como digna herencia a las generaciones venideras. Envuelto en una singular lucha, el creador muestra un trabajo de una clara calidad y línea bien definida, una obra punta de lanza de la insistencia de muchos autores por difundir como primordial aspecto exponencial la necesidad de un cambio en la mente del “yo”, por una transformación social que procure estabilidad y armonía con lo natural como única vía de escape ante la sinrazón que habitualmente nos rodea. Francisco Arroyo Ceballos De la Asociación Española de Críticos de Arte (AECA)