El "amor" en los preescolares:

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El "amor" en los preescolares:
¿Los niños chicos realmente se enamoran?
Están en el jardín infantil y dicen que tienen "pololo". Padres, hijos, educadoras y especialistas dan cuenta de este precoz comportamiento
amoroso de los más chicos. Tranquilos: es más parecido a una profunda amistad que a un verdadero amor.
Débora Gutiérrez A.
"Manuela, ¿aceptas como novio a Santiago?", le dice seriamente una compañera de prekínder. "Sí, acepto", contesta ella. "¿Santiago, aceptas como
novia a Manuela?". "Sí, acepto". "Los declaro polola y pololo". Ese es el "casamiento" oficial que tuvo la hija de Elvira Mena (escritora) cuando tenía
4 años. Ella ya le había confesado estar "enamorada".
"Este año tiene nuevos 'amores', pero ella no quiere 'comprometerse' y prefiere llamarlos 'novio de juegos'", cuenta su mamá.
El caso de Viviana (publicista) y su hijo Martín (5 años) no es diferente: "Me pareció curioso que mi hijo me dijera en el jardín infantil: 'Ándate no
más, que voy a esperar a alguien'. Yo le dije: ¿A un amiguito?'. 'No, a mi novia', contestó. Quedé pasmada. Incluso creo que sentí celos y no quise
irme. Cuando llegó la niñita en cuestión era realmente linda, con su pelo largo y feliz de encontrarse con Martín. Él la ayudó a sacarse la mochila
y se fueron juntos muertos de la risa a clases. Yo y la mamá de ella nos reímos un rato".
Si bien es muy difícil imaginar a dos niños preescolares realmente "enamorados", las historias de padres contando anécdotas parecidas no son
pocas. ¿Pero realmente sienten amor? La neuropsiquiatra de la Universidad Católica, Amanda Céspedes, señala que sí, pero dista mucho de ese
enamoramiento adulto. "No podemos pensar en niños enamorados, pero sí que sienten atracción por el sexo opuesto y experimentan un amor
platónico por otros", afirma.
Fernanda aún no podía pronunciar de corrido el nombre de su compañero de prekínder, Rodrigo, cuando anunció que tenía pololo. "Lo
contemplaba, disfrutaba jugar con él, compartían el pozo de arena, pintaban y bailaban juntos", cuenta su mamá Karen Klein (psicóloga). Ella
aprendió a leer y a escribir antes de los cincos años sólo para escribirle cartas de 'amor'. "Godrigo", como le decía Fernanda, las contestaba con
invitaciones del tipo "¿vamos al cine?".
A un año del "idilio", Fernanda confiesa que todavía lo encuentra "lindo" y "respetuoso", pero ahora, ya en kínder, son sólo mejores amigos: "Él
está enamorado de la Anaís, de la Beatriz y la Micaela, y a mí también me gustan otros niños".
Esa atracción infantil es algo que las educadoras de párvulos ven a diario. Débora Seelmann y sus colegas del Jardín Infantil Altona lo confirman:
"Cuando escuchas a niños tan chicos hablando de pololear es, sin duda alguna, una imitación de lo que ven en sus padres o hermanos mayores.
Pero lo que es genuino es el deseo de ciertos niños por estar con un(a) compañerito(a) en especial. Lo reciben cuando llega, se quieren sentar
juntos, comparten la colación o su juguete favorito, y se traen regalos".
"Era linda"
Algo parecido al "amor" fue lo que vivió el hijo de Licet Arriagada. "Cuando estaba en kínder, Roni hablaba mucho de una compañera de curso, y
a pesar de que no parábamos de decirle 'son pololos', él rara vez se enojaba", cuenta. Aunque compartía con las demás niñas de su colegio,
pasaba mucho tiempo jugando solo con ella. Al volver de las vacaciones de invierno, ella se había cambiado a otro jardín infantil. "Se puso triste
y se cambió al bando 'antiniñitas'" del curso. Hoy le pregunté si se acordaba de ella, y me dijo '¿de la Matilda? , sí po', era linda'. Creo que le
gustaba de verdad", cuenta la mamá.
Neva Milicic, psicóloga de la Universidad Católica, comenta que hay que tener cuidado de no sobrevalorar los comportamientos amorosos de los
niños y darle esa connotación adulta -del tipo pololeo- a las relaciones de apego, las que no debieran ser ni exclusivas ni menos lúdicas que el
resto de las conductas infantiles (ver recuadro).
Sensibilidad especial
No cualquier niño pequeño se "enamora". Los que manifiestan estos sentimientos tan precoces son niños más sensibles a aspectos estéticos, al
"deslumbramiento" por el otro y a recibir y dar afecto, dice la neuropsiquiatra Amanda Céspedes. "Los seres humanos tenemos estructuras
cerebrales que decodifican la belleza desde edades muy tempranas, pero también los niños pequeños sienten atracción por ciertos rasgos de
personalidad como la gentileza, la suavidad y la solidaridad. No es raro que el compañerito más gentil con las mujeres y la niñita suave y
delicada sean objeto del amor infantil", explica la experta.
Afectos precoces
Esta manifestación del "amor" en los niños pequeños que vemos en la actualidad es en parte una inducción adulta. Un preescolar no entiende
bien lo que es realmente "pololear" o tener pareja, afirman los especialistas. "Pero sí conoce las palabras que los representan, porque las escucha
en su casa o en el jardín infantil", explica la psicóloga Neva Milicic. La profesional recomienda estar atentos a cuán expuestos están los hijos a la
publicidad, programas televisivos e información que pueda exacerbar estas conductas amorosas y derivar a algo innecesariamente erótico. "Hay
programas en la TV abierta, en horario infantil, que fomentan una erotización temprana en los niños, que sólo acarrea comportamiento dañino a
una edad en que los pequeños debieran preocuparse sólo de jugar y pasarla bien".
Mercurio, sábado 7 de noviembre de 2009
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