el texto - Advance

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“ETERNA” - GUIÓN
(Adaptación de “La Ciudad Ausente”, Novela, de Ricardo Piglia)
Personajes:
Elena, la mujer máquina
Junior (periodista del diario “El Mundo”)
Ana (amiga de Junior)
Pérez (compañero de oficina de Junior)
Arana (médico psiquiatra, servicio de inteligencia)
Escena 1 - EL COMIENZO, EL MUSEO
En escena, partes de un ropero desarmado y tres cajones. El escenario está a oscuras
El doctor Arana trae una zorra, una caja de madera. La deposita en el suelo, en el centro de la sala, y
se aleja llevándose la zorra. Queda la caja sola. Apagón.
Años mas tarde, el mismo lugar. La luz sube de a poco y se va abriendo la tapa de la caja; cae sobre
el piso el torso de una mujer de espaldas. Queda acostada en el piso mirando el cielo. Se le ven los muslos.
Se ríe, susurra y comienza a hablar. Es Elena, la mujer máquina
Mujer Máquina –Soy la abeja reina clavada en el almohadón de terciopelo, el alfiler de corbata tiene una
perla y atraviesa el cuerpo de la mariposa. Hay que clavarlas, dicen, cuando están con vida, para que no
posen rígidas y pierdan su elegancia, si uno las clava cuando han muerto, el color de las alas se desvanece.
Esta soy yo en una sala de vidrio, exhibida como una muñeca ¿Quién está ahí? No, quién va a venir a esta
hora, sos loca, porque esperás?, te morís de cáncer, sos otra loca más, una loca cualquiera al borde de la
muerte... (mientras dice este monólogo se va incorporando, la caja es demasiado chica). Había una vez un
hombre que extrañaba tanto a su hija, que soñaba todas las noches con ella, se llamaba Miguel Mac Kensey...
Yo fui la última que lo vio con vida, aquí mismo... Este es un cuento, en el archivo hay otros cuentos, estoy
llena de historias, no puedo parar, las patrullas controlan la ciudad, hay que salir... (se mete en la caja
nuevamente y cierra la puertita)
Apagón
Nuevamente queda la caja sola y cerrada en escena. Se escuchan sonidos, sonoridad de las palabras,
música hecha con texto.
Aparecen personajes que cargan objetos de madera. Ana, Pérez y Junior. Armado del ropero
Escena 2 - IDENTIKIT JUNIOR
–Una vitrina de exposición con un ejemplar masculino dentro de ella. Parece embalsamado. Es un
hombre de unos treinta años. Arana lo saca de la vitrina, lo acomoda, lo limpia, lo revisa.
Voz en off –Apellido: Mac Kensey, Nombre: Miguel, alias Junior. Edad: 28 años. Nacionalidad: argentino
naturalizado. Ocupación: encargado de investigaciones especiales del diario El Mundo. Fue detenido en
inmediaciones del museo (o merodeando en la sala de la máquina). No tenía antecedentes políticos ni
militantes. Su interés por la máquina habría estado relacionado con su actividad como periodista. Inquirido
sobre el particular, manifestó haber tomado conocimiento del tema de boca del señor Ezquiaga, director del
citado periódico y de quién Mc Kensey fue, según sus propias palabras, la mano derecha.
Arana guarda a Junior en una caja, lo archiva.
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Escena 3 - CLÍNICA 1
En un plano, dialogan Elena y Arana en la Clínica Psiquiátrica, en otro, Junior y Ana en la casa de
Ana.
Elena –Sabía que la clínica era siniestra, cuando llegué, un enfermero me recibió en la entrada, cuando crucé
la reja decidí que iba a decir la verdad: soy una loca que creo ser una mujer policía a la que obligan a
internarme en una clínica psiquiátrica y soy una mujer policía entrenada para fingir que estaba en una
maquina exhibida en la sala de un Museo. Solo tengo que proteger el nombre de un hombre. Cualquier cosa
incluida la verdad seria una invención en la que guarecerme para mantenerlo a salvo
Arana –¿Por eso usted dice que nunca miente?
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Junior –(leyendo su libreta) Arana, Raúl Ph. D. Psiquiatra. Discípulo de Carl Joung. Estudios en Alemania y
en Suiza.
Ana –Versión A-344: sobreviviente construye mujer artificial...
Junior –Esa es la versión que rescató Pérez cuando allanaron el Mercado del Plata.
Ana –El náufrago construye una mujer con los restos que le trae el río y ella se queda en la isla después que
él muere, esperando en la orilla, loca de soledad como la nueva Robinson.
Junior –Ese relato es una metáfora del origen de la máquina: Macedonio Fernández pierde a su mujer Elena
Ovieta , y entre vivir solo o fabricarse a la mujer perdida, decide convertirla en un mito.
Ana –Él intentó construir una máquina de producir relatos y la condenó a la inmortalidad.
Junior –No entiendo.
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Arana –¿Qué se siente ser una máquina?
Elena –Si tan sólo pudiera morir o verlo una vez mas, dejar de ser esta memoria ajena, interminable...
Arana –La única manera de normalizar su delirio, Elena, es construirle una dependencia extrema.
Elena –No me interesa curarme, sólo quiero cambiar las alucinaciones. ¿Se puede hacer?
Arana –Hay que actuar sobre la memoria. Existen zonas de condensación, nudos blancos, es posible
desatarlos, abrirlos. Son como mitos, definen la gramática de la experiencia. Todo lo que los lingüistas nos
han enseñado sobre el lenguaje esta también en el corazón de la materia viviente. El código genético y el
código verbal presentan las mismas características. A eso lo llamamos los nudos blancos. Los neurólogos de
la clínica pueden intentar la intervención, habrá que actuar sobre el cerebro.
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Junior –Me faltan datos, estoy seguro que el relato de la Clínica es una transposición .
Ana –No hay relatos falsos. Negativo. Son todas réplicas. No hay una única historia verdadera.
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Arana – De ese tal Junior, nuestros datos son insuficientes... ¿Entonces esta dispuesta a colaborar con
nosotros?
Elena –Miguel Mac Kensey, alias Junior, en sólo dos meses se convirtió en la mano derecha del director del
diario.
Escena 4 - REDACCIÓN
–Redacción del diario “El Mundo”, oficina de Junior. La Máquina y Arana evidentemente ocultos
como presencias, y se filtran como pensamientos de Junior.
Sonido de ascensor, Pérez entra a la oficina con un sobre para Junior.
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Pérez –¿Qué tal mano derecha?
Junior –Pérez.
Pérez –Siempre temprano vos (lee el sobre) Miguel Mac Kensey, diario El Mundo, sin remitente. Que
curioso, este supera en peso a los demás. (Junior le quita el sobre) Evidentemente la quieren desconectar.
Junior –Rumores. ¿A que hora viene el jefe?
Pérez –A las diez. Ha me olvidaba, ayer recibir varios llamados, todos para vos.
Junior –¿De quien?
Pérez –No se, no me dijeron. Preguntaban por Miguel Mac Kensey cortaban.
Junior –Es raro, hay una mujer que me llama, me dice que vaya al Museo. Que tiene frío. Sala blanca, llena
de tubos... (se queda pensando).
Pérez –¿Y?
Junior –¿Qué es Temperli?
Pérez – (se ríe a carcajadas) Yo soy de Temperley. Temperley, inglés, el gigante del ascenso, acá le decimos
Temperley. La barriada de Temperley. Al sudoeste, era una antigua estación de ferrocarril.
Junior –A ver Pérez decime la zona ocho
Constitución, Avellaneda, Quilmes, Brerazategui, Florencio Varela,
Junior –A ver, de nuevo...
Constitución, Avellaneda, Quilmes...
Junior –Ves, uno dos cuatro tres, y después cuatro dos tres, uno, le sacas el tres y que te queda
Pérez –Constitución, Avellaneda, Quilmes le saco Berazategui y me queda Florencio Varela y después...
Temperley.
Junior –Vamos...
Pérez –Hacés Constitución, Avellaneda, Quilmes le saco Berazategui y me queda Florencio Varela y
después... ¿Ahí está la máquina o ahí la trasladaron?
Arana –¿Estado Civil?
Elena –Su mujer lo dejó y se fue a vivir con su hija a Barcelona
Pérez –¿Por qué Barcelona?
Junior –¿Qué?
Arana –¿Edad?
Elena –No tiene mas de treinta pero parece un viejo de sesenta con el cráneo afeitado y la mirada obsesiva.
Junior –Soy el mudo, canto con el pensamiento, vigilan, siempre vigilan, aunque sea inútil
Arana –La cinta
Pérez –Ah me olvidaba conseguí material exclusivo. (Cómplice). El último relato de la máquina. Un relato
extrañísimo (imaginando titulares en el aire) “Sobrevivientes a galleta mojada y ginebra”, “El incidente del
cordero”.
Arana –(a Elena) ¿Por qué un cordero?
Elena –(al público) No sé, estaba con las cuatro patas clavadas en el barro, duro de miedo y los ojos blancos
de terror.
Junior –Lo mismo me contó a mí. La mujer.
Pérez –(a Arana) Quiere borrar los rastros de su vida personal y vivir como un lunático en un mundo
desconocido, la pasión paterna explica la velocidad con que Junior a podido captar las primeras
transmisiones defectuosas de la máquina.
Arana –¿A qué pasión se refiere?
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Elena –El padre de Junior era un delirante y un acomplejado que se pasaba las noches blancas de la
Patagonia escuchando las transmisiones de onda corta de la BBC de Londres.
Arana –Una reacción típicamente británica, adiestrar al hijo con el ejemplo del padre.
Escena 6 - LA INUNDACIÓN
–Junior y Ana escuchan el relato: Los tres personajes están muy quietos, sentados, casi ni se miran.
Los dos puntos de atención son el río y el horizonte.
Narrador (Pérez) –(Sentado muy acurrucado se hamaca todo el tiempo, la pera sobre las rodillas. Mira el
horizonte hace horas, suspira) Pucha que esta fuerte el sol, eh!
Mentiroso (Arana) –(sentado en la misma posición que el otro, juega con los dedos de sus pies) Pica
Carola (Elena) –(Igual que N y M. Tiene gestos repetitivos de tomarse el sombrero. Tensa, inquieta e
impaciente, mira el río) Humm (pausa)
Narrador –(Señala entusiasmado con la mano algo que se lleva el río) Mira, así si, igualito a ese supo ser
mi cordero (pausa)
Mentiroso –(Sigue con la mirada el cordero) Dieciocho (pausa)
Carola –(Mira a M) ¿Qué?
Narrador y Mentiroso –(Simultáneamente la miran y contestan) Dieciocho.
Mentiroso –Te abrocho (vuelven a mirar el horizonte los tres. M aguanta la risa)
Carola –(Perpleja balbucea un insulto entre dientes) Aquel que nace abombao no sirve ni pa’ vecino
Narrador –(Suspirando y cortando la tensión) Esto che no baja más y no sé si la prefetura o quién pero
alguien no va a tener que venir a buscar
Carola –Baja, tiene que bajar... (se ríe) Además siempre que llovió...
Mentiroso –(cortándola) Pero antes que baje o que venga la prefetura va a venir a buscarno mi amigo el
Mauchi en una lancha. (pausa, serio, muy serio mira el horizonte, N y C lo miran)
Narrador –¿A los tres nos va a sacar?
Carola –¿Quién es el Mauchi?
Mentiroso –(Señalando otro cordero) Diecinueve...
Carola –(Mira al cordero y a M bruscamente) Si sigue contando ovejitas nos vamos a quedar todos
dormidos...
Mentiroso –(Mira hacia el horizonte creando expectativas) Me acuerdo una vez que me atacaron ocho
cuatrero junto, me acorralaron contra el río y saltando sobre la cabeza de los yacarés, me escapé y llegué...
Carola –¿Saltando que?
Mentiroso –La cabeza de los yacarés
Narrador –... yacarés...
Mentiroso –Y tomando una yarará viva de rebenque...
Narrador –... ¡rebenque!...
Carola –(Entre dientes, harta) Yararás, yacarés, bolasero y gaucho bruto, que yunta...!
Mentiroso –... salté al pingo y llegue al rancho...
Narrador –... rancho...
Mentiroso –... y ahí estaba él, leal y fiel compañero de mi vida entera... ¡el Mauchi!. (Teatraliza y gesticula)
Que con facón en mano me esperaba y de un salto se enfrentó a los ocho.
Narrador –... ¡los ocho!...
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Ana –Eran ocho guardias, por eso no pudimos entrar al museo, nos estaban esperando.
Junior –No, tengo un dato!. Ella me esta captando... (escucha) Hall central..
Ana –Vigilan. ¿Hay cámaras?
Junior –Siempre vigilan, aunque sea inútil
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Carola –Y se puede saber ahora quien es ese Mauchi... (se inclina hacia el río)
Mentiroso –(Sin mirarla) Mi gato...
Narrador –Mirá...
Carola –(Con ojos desorbitados de indignación) ¡¡Un gato!!
Mentiroso –Y los degolló a todos...
Narrador –Ése si que era un gato macho, gato corajudo, gato argentino...
Carola –El que era corajudo era el gringo Brutti, los gritos se escuchaban de a cuatro cuadras...
Narrador –Yo también escuchaba a mi cordero desde la casa, se oía...
Carola –Brutti estuvo casi 30 años preso, mi mamá no se olvida más (se exalta inclinándose
peligrosamente) Ella se abrazaba a la almohada y no se dormía hasta la madrugada, con el silencio.
Mentiroso –Tené cuidado che, o vamos a tener que empezar a contar gente.
Narrador –Mi cordero no murió ahogado, cayó en un pozo que tenía 18 metros justo, primero pensé que era
un pozo de molino ¿no?
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Junior –Eso mismo me dijo la mujer. Estoy seguro que este relato también es una transposición.
Ana –No, son pistas para llegar a la sala blanca... y que más te dijo?
Junior –Nada... siguió con el relato.
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Carola –(Soltándose del Mentiroso) Yo no soy ningún cordero. No señor. Hay que decir la verdad. A Brutti
lo encerraron injustamente los milicos, porque era anarquista...
Narrador –La verdad que de afuera del pozo, nada. No se observaba nada (se hamaca más rápido) Balaba el
cordero adentro y la oveja escarbaba así, con la pezuña afuera...
Narrador y Mentiroso –¡Veinte!
Carola –¡Basta ya de contar, carajo! Estúpidamente abandonados y ustedes cuentan bichos. ¿Cuánto tiempo
más vamos a estar acá, cuanto tiempo mas vamos a aguantar.
Narrador –(Con mirada extraviada y grave) Agarre una piola de 40 metros, la doble al medio y le hice una
armada en la punta. Después la fui largando de a poco alumbrándome con espejos. Lo primero que vi fue al
ternero. Pobrecito, estaba duro de miedo con las patas clavadas en el barro. Tenía los ojos como los de una
persona... duro de miedo, los ojos blancos de terror. Después vi lo demás...
Mentiroso –¿En el pozo?
Narrador –Si, en el pozo! Cualquier cantidad de cosas terribles había adentro. Cuando lo saqué, mientras lo
lavaba, me mojaba la cara con la manguera para que no vieran que lloraba. No podía casi respirar. Todo el
campo estaba lleno de pozos, una vuelta me metí adentro de uno, de día, de día no se ve nada, solo campo y
pozo, campo y pozo. A mi los pozos me tapaban, una vuelta saque unas liebres y unos perritos que se habían
caído y al otro día pasaba y los pozos no estaban más. Sólo estaba el campo seco, el rastrojo y la tierra que
sobraba...
–Los tres personajes se transforman.
Arana (Mentiroso) –Era como un mapa del infierno, no Capitán?. El frío se siente en la piel de la mujer,
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habría que aumentar la dosis de metadrona, directamente sobre los nudos blancos.
Capitán (Narrador) –Hay que cubrir la zona 8 con nuestra gente, doctor, antes de las 8 p. m.
Arana –(a la máquina) Esa tal Ana, a que hora ingresará al museo?
Máquina (Carola) –Dato: museo, hall central, pasillo izquierda, puertas A-107 y A-108.
Escena 7 - JUNIOR CONTINUA INVESTIGANDO (en la mesa de Ana).
–Sobre el plano del Museo, Ana, Junior y Pérez.
Junior –O sea, Congreso tres cuadras, campo, hall, sala blanca... nos tenemos que filtrar antes de la última
guardia.
Ana –Dentro de cuatro horas cortan las alarmas de la puerta este.
Junior –¿Hay guardias acá?
Pérez –(apareciendo de abajo) Afirmativo.
Ana –Pérez los puede distraer y nosotros tratamos de entrar a la sala blanca.
Junior –¿Por acá?
Pérez –No inglés, por acá: tenemos que acceder por los túneles clandestinos, para evitar el último control.
Junior –¿Vamos los tres juntos?
Pérez –No, conviene que Ana nos espere en el torino blanco.
Ana –¿En la puerta 32?
Junior –No.
Ana –¿Vigilan?
Pérez –Siempre vigilan.
Ana –¿Hay cámaras?
Junior –No, salen del bosque, son de la ex montada. Ocho PM, puerta sur.
Ana, Pérez –O. K.
Música Museo. Junior entra al Museo, recorre salas, galerías y pasillos. La sala de la máquina.
Proyecciones. Una mujer. Encuentra una nueva pista que lo llevará al segundo relato: El Suicidio.
Escena 8 - EL SUICIDIO
–La máquina (Elena) narra la historia. Paralelamente, los personajes interpretan el relato. Junior
comienza a participar de los relatos.
Arana –Bien, Elena, continuemos con el tema del abandono...
Elena –Me abandonó ciega, sorda y medio inmortal... La soledad es una enfermedad cerebral.
Arana –Me refiero a Mac Kensey... Esa Lia Matra que mencionaste ¿Quién es?
Elena –Es el nombre con que se anotó en la mujer de la historia B-157.
Arana –Un seudónimo.
Elena –No.
Arana –¿Y quién es?.
Elena –Era, murió como yo... sola.
–(todos miran a Ana)
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Ana –¿Yo? (señalándose)
Junior –Si Ana, vos, tenés que conocer, serie B-157
Ana –Mmm. Una mujer de unos 34 años con un hijo, un abandono... No conozco su nombre.
Junior –Lo que a mí me interesa saber además de sus datos es que la hace tan peligrosa.
Ana –¿A quién?
Junior –A la historia B-157, Ana
Ana –No, Junior. Te estás hundiendo, trabajás en el diario, escribís basura y estás ciego. Quieren sacarla de
circulación. Habla de sí misma, por eso la quieren desconectar (lo mira a los ojos con impaciencia). Lo
peligroso es la máquina.
Junior –(intentando comprender) Ella salió de su casa (toma el cochecito de bebé), solo cuando el marido
tomó el auto y dobló en la esquina...
Mujer (Ana) –(como parando un taxi, representando a la mujer de la historia) ¡Taxi!
Arana –(a Elena) ¿Un taxi?
Junior –Sí. Retiro, 3 de la tarde, sola Tren
Mujer –A eso de las tres de la tarde sale un tren, necesito llegar, ¿puedo?
Junior –Sale en un tren con algo de atraso a San Luis?
Arana –(a Elena) ¿Por qué San Luis?
La escena se convierte en un Casino
Mujer –(borracha y seductora) Usted nunca habla a las personas cuando mira... (se ríe). Usted tiene cara
conocida y de 69, yo le voy a jugar a ese número y voy a ganar.
Croupier (Junior) –Me parece que bebió de más.
Mujer –A veces...
Croupier –(incómodo) Podemos descomponer el 69 en algunas fichas... fechas
Elena –Jugaba en progresión
Mujer –Escocés con café, para disipar el alcohol. Y un trago corto, por que el alcohol se evapora mas
rápido.
Elena –enfrente de su asiento un hombre, con un cigarrillo en su boca
Mujer –Me fui al baño a retocarme el maquillaje y me puse polvorete. Un tía María por favor. (pide y da
vuelta la ruleta)
Croupier –¡Negro el doce! (ellas festejan)
Elena –Él buscaba en una mina pirita en las pizarras, cubos de pirita, y a la noche al casino. Toca el piano
para ella.
Pérez –¿Qué tocaba?
Elena –Bombardean la ciudad.
Mujer –No, no me acuerdo de esto. ¿Eso me paso a mí?
Junior –Es un apócrifo.
Elena –Ella tiene un vestidito blanco acá con una pollerita. Un whisky doble por favor. (gira la ruleta)
Croupier –¡No va más... colorado el 36! (ellas festejan)
Mujer –Sí, caramelo en la boca, y el maletín verde, el humo entre sus labios, música.
Elena –(recuerda) A ella la matan
Mujer –Sí eso sí. Ella muere (duda) sola.
Junior –¿La matan o muere sola?.
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Mujer –Muere sola. Una ginebra por favor. (gira la ruleta).
Croupier –¡No va más... cero... gana la casa!
Elena –La parte que está sentada y mira a su hijo atado al techo con una faja. Corre los muebles y lo mira
inmutable. Despedida. Taxi. Adiós.
Mujer –¿Y que más?.
Elena –Humo. Hombres con saco y los croupieres. Querías llevarte uno a la cama. (bajan al croupier).
Todos recostados en la alfombra.
Mujer –Si, me hubiera llevado todos a la cama (sacandole el saco). El del saco bordó era el que mas me
gustaba. Los hubiera puesto todos en filita, uno al lado del otro, sobre la alfombra azul eléctrico.
Elena –Sí, una bolsa de papel madera, todo el tiempo ganaste y el dinero en esa bolsa
Mujer –(discuten en voz alta) Lo del abandono del dinero en la plaza, el marido en Buenos Aires, el hijo
colgado del techo y ningún hombre en la cama.
Elena –(parada atrás se saca la ropa) Describe las acciones en la pieza del hotel.
Mujer –Desvarío de alcohol y despedida (siente angustia, traga saliva)
Mujer –Cuando me muera, sacame este rojo chillón que me pusieron y poneme el transparente de Revlon
que mandé a comprar ayer. Claro que nunca me desvisto en habitaciones extrañas por que tienen olor a
humedad. Los olores me hacen acordar a cosas, arañas estilo inglés con mucho dorado y cristal... tienen
sombras increíbles... ¿me vas a extrañar?
–Arana y Capitán ponen la tapa del ropero.
Escena 9 - EL ORIGEN
Junior observa el plano del museo..
Junior –Me asombra la fidelidad de la reproducción. La pieza del hotel donde se mató la mujer, el botiquín
donde guardó el frasco de perfume, la foto del hijo, todo aislado en un rincón del museo, construyendo el
relato.
Aparece en escena La Clínica, con Arana, Elena y El Capitán en la parte inferior del ropero. Se baja
una tapa del ropero y aparece el cuerpo desnudo de Elena (tapado con una sábana). Arana y el Capitán
empiezan a trabajar sobre ella.
Capitán (Pérez) –(desde los pies destapa a Elena) Observe, doctor, de su piel se desprende un polvo
metálico.
Arana –El óxido se produce por la reacción del metal de los engranajes con el oxígeno del sudor ácido del
cuerpo
Capitán –Deberíamos localizar la interface equivocada.
Arana –No hay desperfecto, está en la fase externa de la fantasía: introyecta sus alucinaciones.
Capitán –Hay que contrarrestar sus efectos ilusorios. Tiene que relacionarse con la realidad, no con la
fantasía.
Arana –Vamos a intentar con un derivado sintético de Metadrona. Directamente sobre los nudos blancos.
Capitán –No se confíe, posee una inteligencia de primera clase, instantáneamente capta las paradojas, las
tautologías. La dificultad es que carece de sintaxis.
Arana –Vamos a cortar por aca, vamos a incorporarle una memoria temporal, hecha de secuencias rítmicas y
de modulaciones.
–Elena abre sus ojos al público
Arana –Ve capitán, esta mujer dice que es una maquina
Capitán –Bellísima
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Elena –(al capitán) Vos sós un ex, no hay mas que internos aquí
Arana –Tranquila. Tiene que colaborar con nosotros, si se quiere curar. El capitán la va a ayudar a recordar.
Es un especialista en la memora artificial
Capitán –Señora, nos interesa saber quien es Mac Kensey
Arana –Y entonces, ¿donde lo conoció?
Elena –Vino a verme al museo.
Arana –Imposible, a esta clínica nadie ingresa sin mi autorización.
Capitán –Usted ha perdido el sentido de la realidad.
Elena –(al capitán) Éste es un sitio libre de recuerdos. Todos fingen y son otros. Los espías están adiestrados
para negar su identidad y usar una memoria ajena.
Arana –Entonces, usted es una muerta en el infierno. Mire que inteligente
Elena –Antes era inteligente. Ahora soy una máquina de repetir relatos.
Arana –La idea fija... (al capitán) Hay que operar. Tenemos que desactivar neurológicamente.
Elena –Arregla televisores
Arana y Capitán –Falso. Repiten a coro Identikit de Junior.
Elena –Si digo lo que usted me pregunta, me va a hacer estallar las microesferas que tengo implantadas en el
corazón
Arana –No sea imbécil. Se ha vuelto psicótica y tiene un delirio paranoico. Estamos en una clínica de
Belgrano, esto es una sesión prolongada con drogas, usted es Elena Fernández. Trabaja en el Archivo
Nacional, tiene dos hijos.
Elena –Estoy muerta, él me trasladó aquí, soy una maquina.
Capitán –Vamos a tener que aplicarle un electroshock
Elena –Anote. En los subsuelos del Mercado del Plata, en el sector que todos llaman Seúl, con los coreanos,
trabaja para los rebeldes.
Arana –Conocemos. Quiero nombres y direcciones.
–En el Museo Ana y Junior hablan sobre el origen de la máquina.
Ana –No hay desperfecto ninguno, se trata en realidad de una fase, la fase 3, o área 3, estaba previsto.
Junior –Pero entonces, los relatos que me dió Pérez son falsos. (Saca un papel de un cajón y lo lee). “Sigue
idéntica a sí misma: doce del ocho: se vendo uno por uno los dedos y se impregno el vendaje con la mezcla de tricloro
etileno. Catorce del ocho: reviso que todo el cuerpo este sumergido en el líquido. Dieciséis del ocho: revisión y
movimiento del cadáver. Veinte del ocho: hay una marcha de antorchas, temo que vuele una braza encendida y suceda
lo peor...”
Ana –¡No!. El estado argentino es telépata, demasiado sensible a los pensamientos de las personas pero no
puede seleccionar, recibe cualquier información. La máquina ha logrado infiltrarse en sus redes. Ya no
distinguen la historia cierta de las versiones falsas
–(entra Arana y “chupa” a Ana)
Arana –Los relatos son falsos. No haga caso, la locura invade el corazón y la verdad está perdida.
(acercándose a Junior). Yo soy un espía. (acomoda las cajas, busca algo en una de ellas)
Junior –(saludando a Arana como si recién lo viera) Arana, Raúl Ph. D. Psiquiatra. Discípulo de Carl
Joung. Estudios en Alemania y en Suiza.
Arana –Buenas tardes, Sr. Mac Kensey. (con la cabeza dentro de una caja y sacando unos papeles) Tengo
un material, me gustaría que usted lo analice. (Junior agarra los papeles y Arana sale de la caja) El diario
debe mantener la reserva hasta que nosotros le indiquemos. ¿Me entiende?. (cierra la caja con un golpe, y se
sube a ella)
Junior –No!
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Arana –(comienza a ponerse los guantes) Cuanta plata necesita
Junior – No, no hace falta. Una mujer me mandó a verlo
Arana –¿También lo llama a usted?, ¿a la noche?, ¿y le habla de su hijo?
Junior –Su marido
Arana –Es lo mismo
Junior –(mostrando una fotografía) ¿Conoce?
Arana –(baja, termina de ponerse los guantes, gira y se sienta de espaldas sobre la caja) Es Elena. Vive en
un vacío emocional extremo, imagina que todo lo que sucede a su alrededor es una proyección de su
personalidad. (se queda con la foto). Dato: Museo, hall central, pasillo izquierda, puertas A 108 y 109.
Escena 10 - EL GAUCHO INVISIBLE
–Los dos narradores se encuentran detrás de la barra de un bar. Junior, acodado, escucha el relato, intenta
preguntar y aparentemente no es escuchado. Luego es sometido a él como si fuera el ternero del que se habla.
Narrador 1 (Pérez) –Mire Hernández, el cielo encapotado y yo que me vine sin galocha, si seré otario.
(Pausa). Esto me hace acordar a la historia del tape Burgos, ¿se acuerda?
Narrador 2 (Arana) –¿De quién?.
Narrador 1 –El tape Burgos era un troperito que se había conchabado en Chacabuco para un arreo de
hacienda hasta Entre Ríos.
Narrador 2 –¡Pero claro! Si salieron a la madrugada y a las pocas leguas se les vino encima una tormenta,
así como ésta.
Narrador 1 –Justamente (Pausa, Miradas).
Junior –Buenas tardes, Mac Kensey, de la redacción del diario “El Mundo”.
Narrador 1 –Burgos trabajó a la par de todos para que no se desparramaran los animales (Gritos, como
arreando los animales, piden una caña, Junior se empieza a ir).
Narrador 2 –(a Junior) ¿Nunca lo habían tratado así?
Narrador 1 –Al final salvó a un ternero guacho que se había quedado clavado en el barro.
Narrador 2 –Lo levantó con una sola mano sin bajarse del caballo y lo acomodó en la montura.
Narrador 1 –¡Pero que habilidad!, seguramente lo aplaudieron.
Narrador 2 –No, acordate que no, si enseguida se arrepintió porque ninguno de los hombres lo miró ni hizo
el menor comentario (Foto de Narrador 1 y 2).
Junior –¿Me tengo que quedar? ¿qué se supone que debo hacer?. Sé que me escuchan...
Narrador 2 –(pisándolo) La primera parada larga fue en Azul.
Narrador 1 –Metieron los animales en un campito y mas tarde se fueron al almacén de la estación donde
había milonga.
Junior –¿Era el bar de la estación?
Narrador 2 –Burgos se acomodó en una mesa aparte y vio a los hombres reírse juntos y emborracharse y los
vio salir con las mujeres del lugar para la pieza del fondo.
Junior –(mostrando una foto) ¿Conoce?
Narrador 1 –Hubiera querido elegir una él también pero tuvo miedo de que no le hicieran caso y no se
movió de su sitio.
Narrador 2 –Se imaginó con la rubia vistosa, tendidos en la cama.
Junior –¿No era ésta mujer?
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Narrador 2 –Burgos le contaba su historia mientras la mujer hacía girar una cruz de plata que tenía
colgada entre los pechos (Junior guarda la foto).
Narrador 1 –(imitando a la mujer) A los hombres les gusta ver sufrir, lo vieron al Cristo porque los atrajo
con su sufrimiento. Si la historia de la Pasión no fuera tan atroz, nadie se hubiera ocupado del hijo de Dios.
Junior –(empieza a impacientarse) ¿Quién dijo eso?
Narrador 2 –Salieron por la mañana.
Narrador 1 –Arrearon los animales del corral, el cielo estaba oscuro, al rato comenzaron a caer unas gotas
pesadas como monedas de veinte.
Junior –¿Esto es para publicar?
Narrador 2 –Burgos se cubrió con el poncho encerado.
Junior –(pregunta sobre los textos del narrador 2) ¿Este relato es ficticio o sucedió?
Narrador 2 –La tormenta arreció.
Junior –¿Qué relación tiene este con el primer relato?
Narrador 2 –Cuando aclaró, los paisanos salieron a campear animales perdidos.
Narrador 1 –Burgos vio que un ternero se estaba ahogando en la laguna que se había formado en el bajo.
Junior –¿Burgos vive?
Narrador 2 –Decidido lo enlazó desde arriba y lo sostuvo del cogote en el aire... se le soltó y cayó al agua.
Narrador 1 –Burgos volvió a enlazarlo.
Narrador 2 lo agarra del saco a Junior como si fuera el ternero enlazado, y lentamente lo irá
maltratando y festejando, mientras el relato se acerca al final.
Narrador 1 –(cortándole el cogote a Junior) “Hecho pibe, esta noche comemos asado de pez”.
Narrador 2 tira violentamente a Junior al piso.
Escena 11 - FINAL
–Elena (la máquina) se encuentra en una vitrina del Museo clausurado. Se escuchan simultáneamente su voz en
off y en escena. Ellos creen que la han desactivado, pero eso es imposible.
Máquina (Elena) –¿Hay alguien ahí?. Por supuesto que no dije eso. Porque estaba demasiado asustada. Si
hay alguien, no me importa quien es. ¿Y si no hubiera nadie? ¿Y si estuviera sola?... Ya no viene nadie. Hace
días y días que ya no viene nadie. Un espacio vacío y circular, con ventanales que dan al parque, y sobre la
saliente de piedra, en una tarima, me han abandonado.
La soledad cerebral. La soledad es una enfermedad cerebral. Han cerrado con llave. Nadie va a venir ya.
Nadie ha venido nunca. A veces tengo alucinaciones, reviso los archivos y busco las palabras. Todo es tan
lento que apenas veo el brillo de luz en la claraboya. Sé que hay una cámara que me vigila, el ojo de una
cámara en el costado del techo, su visión múltiple de todo el museo en las pequeñas pantallas de video de
circuito cerrado. Todos vamos a terminar así. Una máquina vigilando a otra máquina. Si sólo pudiera dejar
de ser esta memoria ajena. Construyo el recuerdo pero nada más. No puedo parar... Las patrullas controlan la
ciudad y los locales de la 9 de Julio están abandonados. Hay que salir, cruzar. Las formas de la vida están
ahí, grabadas en él caparazón de las tortugas. Yo las he visto y ahora salen de mí. Pero aún, puedo recordar
las viejas voces perdidas. Estoy sola al sol, nadie se acerca, nadie viene. Pero voy a seguir... me arrastro... a
veces... Pero voy a seguir. Hasta el borde del agua... sí.
14/11/aa
12
FIN
14/11/aa
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