4D ÓPTICO de Javier Daulte Cuando combinamos la mecánica cuántica con la relatividad general parece haber una nueva posibilidad que no surgió antes: el espacio y el tiempo juntos podrían formar un espacio de cuatro dimensiones finito, sin singularidades ni fronteras, como la superficie de la Tierra pero con más dimensiones. Parece que esta idea podría explicar muchas de las características observadas del universo, tales como su uniformidad a gran escala y también las desviaciones de la homogeneidad a más pequeña escala, como las galaxias, estrellas e incluso los seres humanos. Podría incluso explicar la flecha del tiempo que observamos. Pero si el universo es totalmente autocontenido, sin singularidades ni fronteras, y es descrito completamente por una teoría unificada, todo ello tiene profundas implicaciones sobre el papel de Dios como Creador. Einstein una vez se hizo la pregunta: “¿cuántas posibilidades de elección tenía Dios al construir el universo?”. Si la propuesta de la no existencia de frontera es correcta, no tuvo ninguna libertad en absoluto para escoger las condiciones iniciales. Habría tenido todavía, por supuesto, la libertad de escoger las leyes que el universo obedecería. Esto, sin embargo, pudo no haber sido realmente una elección; puede muy bien existir sólo una, o un pequeño número de teorías unificadas completas, tales como la teoría de las cuerdas heteróticas, que sean autoconsistentes y que permitan la existencia de estructuras tan complicadas como seres humanos que puedan investigar las leyes del universo e interrogarse acerca de la naturaleza de Dios. Incluso si hay sólo una teoría unificada posible, se trata únicamente de un conjunto de reglas y ecuaciones. ¿Qué es lo que insufla fuego en las ecuaciones y crea un universo que pueda ser descrito por ellas? El método usual de la ciencia de construir un modelo matemático no puede responder a las preguntas de por qué debe haber un universo que sea descrito por el modelo. ¿Por qué atraviesa el universo por todas las dificultades de la existencia? ¿Es la teoría unificada tan convincente que ocasiona su propia existencia? O necesita un creador y, si es así, ¿tiene éste algún otro efecto sobre el universo? ¿Y quién lo creó a él? Hasta ahora, la mayoría de los científicos han estado demasiado ocupados con el desarrollo de nuevas teorías que describen cómo es el universo para hacerse la pregunta de por qué. Por otro lado, la gente cuya ocupación es preguntarse por qué, los filósofos, no han podido avanzar al paso de las teorías científicas. En el siglo XVIII, los filósofos consideraban todo el conocimiento humano, incluida la ciencia, como su campo, y discutían cuestiones como, ¿tuvo el universo un principio? Sin embargo, en los siglos XIX y XX, la ciencia se hizo demasiado técnica y matemática para ellos, y para cualquiera, excepto para unos pocos especialistas. Los filósofos redujeron tanto el ámbito de sus indagaciones que Wittgenstein, el filósofo más famoso de este siglo, dijo: “la única tarea que le queda a la filosofía es el análisis del lenguaje”. ¡Qué distancia desde la gran tradición filosófica de Aristóteles a Kant! No obstante, si descubrimos una teoría completa, con el tiempo habrá de ser, en sus líneas maestras, comprensible para todos y no únicamente para unos pocos científicos. Entonces todos, filósofos, científicos y la gente corriente, seremos capaces de tomar parte en la discusión de por qué existe el universo y por qué existimos nosotros. Si encontrásemos una respuesta a esto, sería el triunfo definitivo de la razón humana, porque entonces conoceríamos el pensamiento de Dios. Stephen W. Hawking Historia del tiempo PERSONAJES: NOTA: A pesar de que se indica para cada personaje un personaje alternativo con un también, eso no implica que se trate de personajes doblados por el elenco. Conceptualmente quienes se desdoblan son los personajes, no los actores, razón por la que no debe haber ningún intento de diferenciación compositiva de parte de los actores, salvo quizá en el caso del personaje de Andy/Ojeda en el que Andy es un disminuido. Max, físico; también Senillosa, un asesino a sueldo, contratado por Ojeda. Paulina, recién graduada en física, pasante de los Laboratorios Roosenvart; también Angie, secuaz de Ojeda. Róber, ingeniero en óptica; también Sordo, chofer, secuaz de Ojeda, amante de Esther. Julia, matemática; también Celina, secuaz y amante de Ojeda. Alma, bióloga, jefa del equipo; también Esther, falsificadora de joyas. Rina, médica oftalmóloga; también Mariana, gobernanta de la Mansión Urkel. Andy, disminuido, hermano de Róber, meritorio del Laboratorio; también Ojeda, un mafioso. Mónica de D’Almessi, matemática y física; también Gina, cantante pop melódica; también La Bámbola, una muñeca idéntica a Gina. 4D Óptico se estrenó en versión bilingüe catalán /castellano dentro del marco del Festival Internacional de Temporada Alta 2003 en la Sala Planeta de Gerona el 9 de noviembre de ese año. El 13 de noviembre de 2003 inició su temporada regular en el Espai Lliure de Barcelona. En ambas ocasiones el reparto fue el siguiente: Max / Senillosa Julia / Celina Alma / Esther Carbajal Mónica de D’Almessi / Gina / La Bámbola Paulina / Angie Rina / Mariana Andy / Ojeda Róber / Sordo Quim Dalmau / Albert Triola1 Nies Jaume Nuria Legarda Traducción al catalán Diseño de luz Vestuario Diseño de sonido y musicalización Fotografía Tema Harta de ti Letra Música Voz Ayudantes de dirección Producción ejecutiva Construcción escenografía Producción Toni Casares (con la colaboración de los actores) Javier Daulte Marian Coromina Dirección Javier Daulte Sandra Monclús Nora Navas Carme Poll Jordi Rico David Vert Raúl Lucea / Javier Daulte Pep Daudé Carles Torregrosa / Javier Daulte Carles Torregrosa Sandra Monclús Adriana Roffi / Toni Casares Sala Beckett Xarli Teatro Lliure / Sala Beckett / Cía. Familia Alcovavsky/ con la colaboración de Temporada Alta 2003 (Festival Internacional de Teatro Gerona / Salt) Después de una gira por Catalunya, 4D Óptico se presentó en el Festival Fronteras 04 de Londres en Septiembre de 2004. A partir de octubre de 2004 comienza una temporada en el Teatre Antic de Barcelona. 4D Óptico ha obtenido las siguientes distinciones: Premio Butaca al Mejor espectáculo de pequeño formato. Premio Butaca al Mejor actor (Jordi Rico) Terna Premio Butaca Mejor Actriz (Nora Navas) Terna Espectáculo Revelación Premios MAX PRIMERA PARTE 1 Albert Triola reemplazó a Quim Dalmau a partir de Septiembre de 2004. 1 Luz. Sala de experimentación de los Laboratorios Roosenvart. Dos puertas al fondo, entre las cuales hay un gran pizarrón. A la derecha, una amplia entrada. Largas mesas cubiertas de tubos de ensayo, cubetas, recipientes de cristal de las más variadas formas con líquidos de diferentes colores, termómetros, ordenadores, etc. En el suelo, hacia el centro del lugar, se yergue un extraño aparato: el Hyperdeep. Ingresan Max y Róber. Max trae un maletín metálico y viste ropa de calle. Róber lleva guardapolvo. La conversación ya está iniciada. Max … imaginate, una expectativa tremenda. Primero estuvimos tres horas, después se hizo una pausa para almorzar y después casi unas cuatro horas más. No te das una idea de lo que eran los pasillos esos. Se oían los disparates más increíbles. Con de D’Almessi nos partíamos de risa. Rogelius Mathews y Aaron Sonenfeld estaban verdes. Sonreían como tontos a todo el mundo y de verdad era algo que daba miedo. Les faltaba rezar para que Steve fracasara. Y no sabés; durante la hora del almuerzo se ve que se rompió el aire acondicionado. Encima, en la segunda parte se sumó gente que vaya a saber cómo se enteró, no cabíamos ni parados. Un calor insoportable. Steve llenaba de fórmulas los pizarrones a una velocidad tremenda, era algo increíble; conmovedor que no usara proyecciones, ningún software. Había dos personas que estaban ahí exclusivamente para borrar lo que Steve acababa de escribir y el pizarrón se volvía a llenar de gráficos en un segundo. Steve estaba como drogado; ya sudaba en la primera parte de la exposición, imaginate lo que era después cuando el aire no funcionaba. Tenía la camisa empapada. Todos estábamos hechos sopa. Debía haber por lo menos trescientos estudiantes tomando apuntes. Se escuchaba el ruido de las lapiceras como si fuesen moscas. El murmullo de fondo era constante, y al mismo tiempo nadie quería perderse ni una palabra de lo que Steve decía. Hasta ese acento espantoso que tiene al hablar inglés tenía encanto. Lo adorábamos. Cuando llegó el momento crucial hizo una pausa y dijo “Creo que me detendré aquí”. En la pizarrón estaba la demostración final. El aula magna parecía que se había convertido en una iglesia. Nadie decía palabra. Algunos viejos profesores estaban emocionados hasta las lágrimas. En poco más de siete horas habíamos recorrido la evolución de la física y las matemáticas desde Pitágoras hasta hoy y hasta se dieron unos cuantos pasos más delante de nuestros propios ojos. Steve nos había mostrado nuevas maneras de entender problemas que hasta ayer parecían imposibles de pensar. Todos éramos conscientes de que estábamos participando de un momento histórico. Rogelius Mathews y Aaron Sonenfeld estaban no muy lejos de mí. Ni siquiera se miraban entre ellos y ya no sonreían. Era imposible imaginar qué podían estar pensando; menos todavía lo que ahora estarán escribiendo para la Royal Maths & Physichs New Research Mag que sale el jueves próximo. Entonces alguien empezó a aplaudir. Era tonto aplaudir. Pero no había otra cosa que hacer. Nos fuimos sumando al aplauso hasta que todos estábamos batiendo palmas como idiotas. El aplauso se debe haber prolongado durante diez minutos, por lo menos. Sólo se oía el sonido de las palmas. Era para ponerse a llorar. (Hace una brevísima pausa.) Como juez de la demostración me dieron una copia. Ahora tengo siete días para revisarla. Son trescientas cincuenta páginas. Un trabajo infernal. Hay que revisar paso a paso todo el razonamiento. Estoy muerto, me querría dar una ducha. ¿Cómo está Paulina? No pude contestarle un solo mail. Las líneas estaban saturadas. ¿Sabés con quién me encontré? No sé si te acordarás. Uno de los del grupo de becarios de creo que dos años atrás. ¿Cómo era? El alto, el que hablaba con la “egue”. No me puedo acordar el nombre. Róber ¿Sandro? Max No. ¿Sandro? No, el que era increíble cómo comía. Me acordé cuando compré los bombones. (Deja una caja de bombones sobre unos de los escritorios.) Róber Creíamos que llegabas mañana. Max De D’Almessi se enteró de un charter que salía a la madrugada y pudimos colarnos. ¿Sabés algo del Meeting con la Fundación? Róber Es todo un lío. Rina nos explicó algo, pero yo justo tenía que ordenar los protocolos de la semana con Julia y quedamos para la merienda de media mañana para que nos termine de contar bien. Se asociaron con los japoneses según parece y van a agregar gente al equipo porque quieren que el mercado no se monopolice. Max (Por la caja metálica) Hay que meter eso en la heladera. ¿Desde cuándo hablan de Mercado en la Fundación? Róber No sé si ellos hablaron de Mercado, pero todos sabemos que en definitiva es lo único que les importa. Max ¿Pasó algo? Róber No. Max Con Julia digo. Róber Ya sé. No. Y prefiero no hablar del asunto. Max ¿Pero salieron? ¿Hablaron algo? Róber Voy a poner esto en la heladera. (Toma el maletín metálico disponiéndose a salir.) Max Hay que dar un salto. No es paulatino. Róber Sí. Max Róber. Róber ¿Qué? Max ¿Me oís? No es paulatino. Hay que dar un salto. Si no no va a suceder. No sabés de qué hablo. Róber Hablás de mi relación con Julia. Ya sé. Max Pero crees que estoy diciendo cualquier cosa y que no se te aplica ¿no? Róber Puede ser. Max ¿Sos una persona? Róber ¿Pero qué te pasa? Max Sos una persona, Róber. Vos también. Róber Sí. Max ¿Estás bien? Róber ¿Por qué preguntás? Max Es temprano. Nunca estás a esta hora. Róber Ya vuelvo. Sale con el maletín metálico. Max queda solo. Entra un hombre vestido con un jardinero. La cara tapada por un pañuelo. Antiparras. Trae una extraña máquina a la cual va adosado. En conjunto luce como un Ninja tecnológico. Primero Max no lo ve. Luego se vuelve y se encuentra cara a cara con él. Se pega el susto de su vida. A su vez el hombre grita aterrorizado. La máquina a la que el hombre va a adosado se enciende. El ruido es infernal. El sujeto se asusta aún más. Empieza a moverse sin ton ni son. Con la máquina rompe algunas cosas. Algo de vidrio cae al suelo y se hace añicos. Una esquirla da en la mejilla de Max. Este se toma la cara. En escasos segundos se produce una catástrofe. Reingresa Róber con prisa. Róber ¡Andy! ¡Andy! ¡Andy! Róber trata de detener al sujeto. Este, Andy, un disminuido, no deja de gritar. Los gritos de Róber parecen asustarlo aún más. Finalmente Róber logra detener la máquina. Le quita a Andy las antiparras y el pañuelo que le cubre el rostro. La cara de Andy tiene tonalidades verdes. Sus ojos, desorbitados de miedo, se destacan muchísimo. Róber lo calma. Róber Está bien, Andy. Está bien. Él es Max. Max (Notando la sangre de su mejilla en la mano.) Mierda, mierda, mierda, mierda. Me corté. Me corté. ¿Pero quién mierda…? Róber Es Andy, mi hermano. Andy Róber. Róber. Róbeeer. Róber Esperás un poco ahora. ¿Cómo vas a entrar con la máquina prendida? Andy Róber, Róber, Róbeeer. Róber ¡Te callás! (A Max.) Dejame ver eso. (Le mira la herida.) No es nada. Te pongo algo. (Busca algodón y alcohol para limpiarle la herida a Max.) Max Es que me pegué un susto de mierda. Andy No la prendí yo, Róber. Se prendió sola. Se prendió sola, Róber. Te lo juro, se prendió sola. Róber Bueno, calmáte. Basta. Andy Es que se prendió sola. Róber La debés haber rozado con el guante. Andy Te digo que no, que se prendió sola; tenés que creerme. Róbeeer… Róber Bueno, terminala. (A Max) Andy está haciendo algunos trabajos en el edificio (A Andy.) ¿No es cierto? Andy Sí, arreglo el jardín. Hoy arreglo el jardín. Me llamo Andy Alcovavsky. Soy el hermano de Róber y soy meritorio de los laboratorios Roosenvart. Tengo mi credencial. Róbeeer... Róber (A Andy.) Callate. (A Max.) Hace distintas cosas según se necesita. Empezó justo el día después que te fuiste a Bremen. Max Ah, qué bien. Róber (A Andy.) Andy, decile hola a Max. Andy Hola, Max. Max Hola, Andy. Róber Max es Físico. Andy Qué bien. Róber Y trabaja con nosotros. Andy Qué bien. Róber (A Andy.) ¿Necesitás algo? ¿Qué tenés? ¿Por qué me mirás así? (De pronto Róber advierte lo que ha sucedido.) Pero te measte; ni que fueras una criatura. Sacate eso. Qué olor, Andy. Andy Perdón, perdón. No quise. Perdón. Róber Está bien. (Andy se quita el jardinero rápidamente y queda en calzoncillos antes de que Róber pueda advertirlo.) Pero acá no. Te vas al baño. Andy Perdón, perdón. (Va a salir.) Róber ¡Y te llevás la máquina! Andy ¡La máquina, sí! Perdón. Perdón. (Cuando está saliendo se cruza con Alma.) Alma (Sin escandalizarse demasiado al verlo semidesnudo.) Andy. Andy Perdón, perdón. (Sale.) Max Hola, Alma. (A Róber.) Nunca dijiste que tenías un hermano. Róber Es que me daba vergüenza. Oscuro. 2 Mismo lugar. Están reunidos Rina, Paulina, Alma, Julia, Róber y Max. La reunión está avanzada. Se proyecta un vídeo. Rina ha estado en la reunión de la Fundación. Max lleva un pequeño apósito en la mejilla. Paulina juega distraídamente con un puzzle. Mientras se desarrolla la informal exposición comen de la caja de bombones que trajera Max en la escena anterior. Max ¿Y ese quién es? Rina Toshiro Makena. Socio de la Corporación Augusta de Tokio. El que está al lado es Juan Segundo de la EMPSA. Pará ahí. (Róber cliquea su mouse.) Juan Segundo está perfilándose como el candidato más seguro para presidente de la Fundación. Las elecciones son en tres días. Es joven, carismático y guapo. Toshiro Makena tiene el dinero suficiente como para defraudar la votación. Los rumores son que está enamorado de Juan Segundo. Lo que no se sabe es si va usar su poder para que Segundo sea electo o no. Julia Lo va a hacer presidente, seguro. Rina No olviden que para un viejo conservador japonés la homosexualidad es un delito. Además los protocolos ópticos que pretende impulsar la Corporación Augusta no son los mismos que la EMPSA promueve. ¿Qué pensás, Alma? Alma La EMPSA necesita el dinero japonés. Deben estar estudiando una manera de asociarse. Paulina El protocolo de Nitidez Submarina de Augusta puede llevar años de trabajo, eso no puede escapársele a la EMPSA. Róber ¿Pero Juan Segundo es gay? Rina Juan Segundo antes que nada es un diplomático. Estaría dispuesto a hacerle creer a Toshiro Makena lo que sea si eso aceita las relaciones empresariales. Lo que interesa es que Nitidez Submarina y Cordless Optical Fiber son protocolos incompatibles. Y el talento está concentrado en un solo espacio. Max ¿Qué suponés? ¿Que nos van a redistribuir? Alma O que van a agregar gente. Rina Que pensaron ambas cosas, estoy segura. Y no me extrañaría que quieran que nosotros carguemos con las consecuencias de sus especulaciones bursátiles. Julia Pero saben que somos un equipo. Rina Saben que tienen un problema. EMPSA no puede demorar el protocolo de las ópticas. Los estudios marcan una saturación de mercado en apenas cuarenta semanas si no antes. Lo cual quiere decir que ya es tardísimo. Augusta por su parte tiene agotados los recursos pesqueros. Los submarinos robotizados están casi listos pero los radares demostraron ser imprecisos. Necesitan con urgencia el modelo de Visión Hyperdeep. Japón no puede darse el lujo de tener a la industria pesquera ociosa durante los próximos seis meses. Róber Claro. Max Ah. Es eso. Rina (A Róber.) Avanzá. (Róber cliquea con el mouse. Todos miran.) Paulina ¿Y esos? Rina Unos amigos, visitadores de una droguería venezolana que me encontré de casualidad. Me dieron a probar unas pastillas fabulosas, después les cuento. Avanzá, avanzá. (Róber cliquea.) Max Pará. Pará. (Róber cliquea.) ¿Esa no es de Mónica de D’Almessi? Rina ¿Cuál? Max Retrocedé un poco. (Róber cliquea.) Ahí. Pará. (Róber cliquea.) Alma ¿Quién es esa? Max Vos la conociste, Julia. Cursaba Cuántica IV con nosotros. Después se perdió de vista. Julia Por supuesto que me acuerdo. Se cogía a todos los profesores. ¿Terminó la carrera? Róber ¿De D’Almessi? ¿Pero no me contaste que estuvo con vos en la demostración de Steve? Max (A Rina.) ¿Estuviste con ella? Rina ¿Con quién? Max Con de D’Almessi. Rina No sé ni quién es. Max No, no; es imposible. ¿Cuándo grabaron esto? Rina Ayer, ahí tenés la fecha. (Señala la proyección.) Max Es idéntica. Si no fuese porque estuvimos juntos en Bremen, juraría que es ella. Julia (A Rina.) ¿Algo más, Rina? Rina Creo que eso es todo. A ver, avanzá. (Róber cliquea.) Sí, es todo, es todo, es todo... Este fue el cocktail de despedida. (Ríe, algo avergonzada.) Ay, pero le dije que no filmara eso. (A Róber.) Bueno, basta. Ya está. Pará. (Todos miran la proyección y ríen.) Róber (Riendo.) ¡Pero Rina! Paulina ¡Epa! Rina Pará. ¡Pará ya! Ya está. ¡Róber, pará eso te digo! (Finalmente Róber cliquea y hace desaparecer la imagen.) Gracias. (A Max.) Prendé las luces, por favor. (Max lo hace. Rina mira a todos.) ¿Qué dicen? Silencio. Julia Perdón, pero todo esto me parece una idiotez. Rina ¿Qué? Julia ¿Qué estás tratando de hacer, Rina? Rina ¿De qué hablás? Julia (A los demás.) Perdón ¿soy la única que se da cuenta? Paulina ¿Que se da cuenta de qué? Julia Alma ¿qué decís vos? Alma Creo que sos vos la que quiere decir algo. Decilo. Julia Nosotros tenemos que trabajar para quién nos subvenciona y punto. No entiendo qué estás queriendo demostrar, Rina. Rina Yo no estoy queriendo demostrar nada. Julia ¿Es que creés que podemos elegir? ¿Alguno cree que de verdad podemos elegir? Rina Sentí la obligación de decirles qué pasó en la reunión. Julia No, no. Estás suponiendo cosas, que es diferente. No lo que pasó en la reunión. Rina ¿Por qué me hablás así? Julia ¿Cómo? Rina Como si yo estuviese intrigando. Julia ¿Estás intrigando? Róber ¿Pero qué decís, Julia? Julia Vos te callás. Ahora hablamos de intrigantes. Quizá estemos todos intrigando sin darnos cuenta. ¿Eso es lo que estás diciendo? Rina Creo que te lo estás tomando muy a pecho. Y por lo que se refiere a lo de la Fundación, deberías preocuparte. Que no quieras tener problemas no quiere decir que no los haya. Además te estás poniendo irónica y no te cuadra. (A Paulina, que desde el comienzo no ha dejado de jugar con un puzzle.) ¿Y vos querés parar con eso? (Paulina deja el juego.) Max Está bien, Rina. Creo que estamos todos un poco nerviosos. Julia Acá nadie está nervioso. Vos sos un cobarde que te cagás cuando tenés que decir lo que pensás, eso es todo. (A todos.) Hay fechas, hay protocolos con los que cumplir. ¿Adónde nos puede llevar suponer cosas? Tenemos trabajo, hay que trabajar. Nosotros no tenemos ningún poder de decisión. Rina ¿A qué le tenés miedo? Julia Alma, ¿no vas a decir nada? Alma Estás hablando vos. Julia Paulina. Rina No metas a Paulina en esto. Ni siquiera entiende tu planteo. Paulina Sí que lo entiendo. Se refiere a... Julia (Interrumpiendo a Paulina.) Yo no estoy haciendo ningún planteo. Vos estás haciendo un planteo, a ver si te enterás. Y nos preguntaste qué pensamos. Yo estoy diciendo lo que pienso. ¿Qué piensan los demás? ¿Nadie va a decir nada? (Silencio incómodo. Finalmente Julia toma unas carpetas de encima de un escritorio.) En una hora hay que empezar con la prueba. Estamos muy atrasados. (Sale ofuscada.) Permanecen en silencio durante un momento. Luego se echan a reír todos menos Róber. Reaparece Julia en el marco de la puerta. Los observa. Cuando los otros advierten que Julia está allí de nuevo hacen silencio. Julia (Impertérrita.) Róber ¿podés venir? Róber sale con Julia. Silencio. Rina Cómo estamos. Alma Bueno. (Hace un gesto como desestimando el incidente entre Rina y Julia.) El dieciocho me tiene algo preocupada. (A Max.) ¿Los prototipos te parecen confiables? Max Tendrías que verlos. Alma Rina, ¿me acompañás? (A todos.) Empezamos en cincuenta con el diecisiete, el dieciocho y el treinta y dos. Paulina ¿En ese orden? Alma Sí. Max (A Alma.) Preguntale a Róber en qué góndola los puso a enfriar. (Ofreciendo la caja de bombones.) Vamos, que no comieron ni uno. Alma No, no. Gracias. Paulina ¿Hago correr ya el programa? Alma Dame diez minutos. Rina ¿Hay café hecho? Paulina La máquina está lista pero me olvidé de encenderla. Y lo filtros también están a punto de terminarse. Alma Decile a Róber que le dé plata a Andy para que compre. Rina Y que compre papel higiénico también. (Rina y Alma salen.) Max No sé cómo voy a hacer para llegar al miércoles con esto. Paulina ¿La demostración de Steve? Dije que te iba a ayudar. Dejame ver. Max ¿Sos tan buena? Mirá. (Abre la carpeta.) Hay cuarenta y tres puntos que más o menos son obvios, nada más hay que darles un repaso, controlar que ningún argumento lógico esté salteado. Seguro que te va a entretener. Yo voy a revisar desde el cuarenta y cuatro que es a partir de donde se complica. Voy a tener que pedirle a Rina algo para poder trabajar de noche. Paulina ¿Vas a almorzar? Max No voy a hacer tiempo, voy a comerme un sandwich mientras hago las fotocopias. ¿Te las dejo en tu habitación? Paulina Como quieras. Max Mirá. (Le muestra la carpeta.) Tildás con lápiz lo que esté bien acá en esta columna. ¿Me pasás el lápiz que está ahí encima de mi mesa? (Paulina va hasta la mesa indicada y regresa.) Y la goma. Está en el cajón. (Paulina obedece y regresa junto a Max. Max le muestra.) Así, ¿ves? Y ponés referencias para las anotaciones que hagas al dorso de cada página. (Max le hace un gesto como dando a entender que ya le ha explicado todo. Paulina va a su asiento.) Paulina ¿Te acostaste con esa Mónica? Max No. ¿Por qué preguntás? Paulina Es linda. Max Sí ¿no? Lo pasamos genial en Bremen. Nos moríamos de risa por cualquier idiotez. Vos también estás muy linda, Pauli. ¿Te hiciste algo? Paulina Me corté un poco el pelo. Max Te queda precioso. A ver si hablás un poco con Julia. Con nosotros se mosquea por nada y el pavo de Róber no es capaz de ponerle un límite. Julia lo tiene de sirviente ¿viste? Róber vení para acá, Róber andá para allá, y ahí está Róber yendo y viniendo todo el día. Con vos se pone menos paranoica. Quizá sea porque sos Pasante. Hablale. De verdad que estás preciosa. Paulina Gracias. (Sonríe.) Max Al fin sonreís, mujer. ¿Estás celosa? Paulina ¿Celosa? Max De de D’Almessi. Paulina No, para nada. Max ¿Sabés qué se cuchicheaba por los pasillos del Palacio en Bremen? Que yo era el Físico más buen mozo del Congreso. No sabés lo excitado que me ponía eso. A ver si te llevo al próximo que me inviten. Hay que salir un poco de acá. Tomar aire. Verse con otra gente. Si no todos vamos a terminar como Julia. Paulina Se te va a hacer tarde. Ya escuchaste a Alma. Max Es verdad. Paulina Te veo en un rato. Max Sos un cielo, Pauli. Paulina Bonito. (Max sale. Paulina es presa de la angustia. Max regresa. Paulina intenta disimular.) Max Pauli. Paulina ¿Qué? Max ¿Vos conocías a de D’Almessi? Paulina Concursamos juntas para las Pasantías. Max También te pareció que era ella ¿no? Paulina ¿La del video? No me pareció. Era ella. (Max se queda en silencio.) ¿Qué pasa? Max Pero en Bremen estuvimos juntos casi todo el tiempo. Si hubiera estado en la reunión de la Fundación me lo hubiera dicho. Paulina Quizá fue sólo al cocktail. Max ¿Y después volvió a Bremen? Paulina ¿Por qué no? Max Pero son más de ochocientos kilómetros. Paulina Max, para algo se inventaron los aviones. Max (Piensa.) No entiendo. (Vuelve a pensar. Se ríe.) No entiendo. (Hace un gesto como quitándose el problema de la cabeza.) Nos vemos. (Sale. Paulina sigue con lo suyo.) Oscuro. 3 Mismo lugar. Desarrollo del protocolo. Alma, Róber, Paulina y Julia están atentos a una reacción entre sustancias y luz. Llevan antiparras. Julia está manejando un artefacto lumínico que apunta a la mesa de trabajo sobre la que están inclinados los otros. El Hyperdeep es protagonista absoluto del experimento. Julia ¿Lo subo? Róber Apenas. La luz que maneja Julia se mueve. Julia ¿Así? Róber Menos. Alma Menos, menos. Julia mueve. Julia ¿Ahora? Paulina El croma no termina de definirse. Róber Yo lo veo nítido. Alma Pongan la óptica. A ojo no sirve. Paulina obedece. Julia Si no se apuran se pasa de temperatura. Alma ¿A cuánto estamos? Julia Pasando los setenta. Alma Paulina, la óptica, por favor. Paulina Estoy en eso. Alma ¿Me secás la frente, Róber? (Róber la rasca.) Y rascame la oreja también por favor. (Róber lo hace.) Un poco más abajo. (Róber obedece.) Ahí. Gracias. Paulina Óptica lista. Alma Dame un número. Paulina Esperá. (Breve pausa. Paulina observa un monitor.) Ahora en cero ocho. Alma ¿Qué piensan? Róber Para mí está bien. Alma ¿No podés mejorarla? Paulina Dejame ver. (Lo intenta.) No. Julia. Mové ahí un grado. Julia Por favor, estamos cerca del ochenta. Alma (A Paulina.) ¿Ahora? Paulina Cero seis. Alma No es perfecto. Julia Se acaba el tiempo. Alma Vamos. Prepará, Róber. Róber Listo. Alma ¿Julia? Julia Cuando digas. Alma Paulina. Paulina Esperen, esperen. Se me fue a cero nueve. Alma Ayudala, Róber. Róber (Corre hasta donde está Paulina.) No; esto no está bien. Cae el nivel del Cuatro y sube el del Mapeo. Paulina El Mapeo es el que falla. Alma Pero tendría que bajar. Paulina Es que no baja. Róber ¿Qué tocaste? Paulina Pero yo no moví nada. Róber Corregí los tres vectores en simultáneo. Paulina ¿Los tres? Róber Sí, vamos. Paulina lo hace. Paulina Ahí. Creo que hay una falla en la lectora. Abríme el diafragma, Julia. Julia Se termina el tiempo. Paulina ¡Abrí te digo! Julia Abierto. Róber Rápido, Alma. ¿Estás lista? Paulina Voy con los tres. Mierda, me está temblando la mano. Róber Relajá, relajá. Respirá con la panza. Ahí va. Paulina Lo hago. Julia ¡Vamos! Alma ¿Destapo? Róber (A Alma) Esperá. (A Paulina.) ¿Tenés los tres, Paulina? Paulina Sí. Tengo los tres… Los sostengo… Los sigo sosteniendo. Destapá ahora. Alma destapa algo. Paulina Va. Va. Va… Un líquido de color recorre una delgada tubería flexible y transparente. Alma observa el indicador de nivel. Alma Veinte. Todos observan con tensión pero con entusiasmo el desarrollo hasta acá exitoso de la operación. Róber Tranquila, Paulina. Alma Estamos llegando a cuarenta. (Breve pausa.) ¡Cuarenta!... Cin… cuenta… Paulina Creo que voy a estornudar. Alma Aguantate. Paulina No puedo. Róber, por favor. Róber ¿Qué querés que haga? Alma Sesenta. Paulina Agarrá el pick. Róber No. Paulina Agarralo, por favor. Julia Agarralo, Róber. Paulina Suelto. En tres. Uno, dos, tres. Ahora. Paulina suelta el mouse. Lo toma Róber. Paulina estornuda. Alma Ochenta… Julia Bien, Róber. Alma Salud. Noventa... Paulina Gracias. Alma Ya casi estamos. Cúbranse. (Todos refuerzan la protección de sus antiparras. Se alejan del sector de la reacción, que es inminente. Alma continúa haciendo el conteo.) Noventa y dos… Noventa y cinco… Noventa y seis… Noventa y siete... Noventa y ocho... Noventa y nueve... Está por producirse la reacción final cuando aparece Andy. Al descubrirlo todos le gritan y le hacen señas. Andy parece no comprender nada. Julia ¡Andy! ¡Es Andy! Paulina ¡Andate, Andy! Andy Perdón, pero me preguntaron qué número de filtros necesitaba… Julia ¡Andy, cubríte! ¡No mires ahí! ¡No mires ahí! Róber ¡No mires ahí, Andy! Alma ¡Salí! Róber ¡Andate, Andy! Paulina ¡Andate, andate, Andy! Se produce la reacción. Un potentísimo resplandor invade el lugar. Andy cae al suelo enceguecido. La reacción se prolonga. Ruidos. Más resplandores. Finalmente todo vuelve a la normalidad. Todos se quitan las antiparras. Corren a socorrer a Andy. Julia Andy ¿estás bien? Alma ¿Pero cómo pudo entrar? Róber. Róber No sé. Alma ¿Quién dejó sin seguro la puerta? Andy Estoy bien. Alma ¿Quién fue el último en entrar? Todos miran a Róber. Róber ¿Y qué sabía yo que había más gente en la planta? Alma Eso no es una respuesta. (A Andy.) ¿Estás bien? Andy está sentado. Pestañea. Trata de hacer foco con su vista. Andy Sí. En simultáneo por un lado, Andy, Róber y Alma; por otro, Paulina y Julia: Alma (A Róber.) Que lo vea Rina. Julia (A Paulina.) ¿Me ayudás con esto? Róber Está bien. Paulina Sí, claro. No entiendo cómo pudo Alma No importa. Que lo vea igual. pasar. Róber (A Andy.) Vení. Julia Hace meses que vengo diciendo que Alma No; la buscás y que lo venga a ver tienen que idear un sistema. acá. Paulina Una chicharra ¿no? Andy (A Róber) ¿Hiciste algo malo? (A Julia Claro. Se pone una chicharra que Alma.) ¿Hizo algo malo? vale dos con cincuenta en una tienda de Róber No. segunda mano para que suene cuando la Andy ¿Te portaste mal, Róber? puerta queda sin seguro. Es lo más fácil Róber Te dije que no. del mundo. ¿Pero quién me escucha a mí? Alma No le grites. Querría ver si en Alemania pasan estas Andy Róber se portó mal. cosas. Alma (A Julia.) ¿Tenés el número y el código? Julia (A Alma.) Triple cero, noventa y seis, cuarenta y ocho, setenta y dos, ABB barra L. Alma ¿Ya empezamos con la L? (A Róber, saliendo con Julia.) Ah, y ya que ves a Rina, que te dé dos de los formularios verdes con copia rosa y me los dejás ahí. (Alma, Julia y Paulina salen.) Andy ¿Por qué no cerraste la puerta, Róber? Róber Vos me esperás acá. Andy Róber se portó mal. Róber Callate. Andy Róber es malo. Sí, sí. Róber Ahora vengo. Andy Hasta luego, Róber. Róber sale. Andy queda solo. Sufre una convulsión. Aparecen Rina y Julia; que ahora son Mariana y Celina. Van vestidas de calle aunque no sin cierta natural elegancia y vienen conversando animadamente. Estamos en la Mansión Urkel. Celina Ah, Dior mismo decís. Mariana Sí, Dior en persona me lo regaló. Celina Bueno, parece Armani. Mariana Es Armani. Cristhian lo compró. Celina ¿Cristhian Dior compró un Giorgio Armani y te lo regaló? Mariana Exacto. Cuando de vestidos se trata prefiere Armani. De toda su línea de producción, su mayor debilidad son los perfumes. Celina Armani. Mariana Dior. Celina Mirá vos. (De pronto, notando el lugar donde están y tras hacer una pausa.) ¿Es acá? Mariana Sí. Celina No está mal. (A Andy, que ahora es Ojeda.) ¿Qué pensás? Ojeda (Mirando hacia fuera por una de las ventanas.) Deberían taparse las ventanas. Cualquier francotirador podría hacer de las suyas desde el rosedal. Mariana Me parece que están exagerando un poquito… Ojeda ¡No! Como jefe de seguridad del concierto no puedo darme el lujo de dejarme deslumbrar por la belleza. Celina ¿Tenés cortinas? Mariana Debería buscar. Creo que en el altillo debe haber algo. Celina Tendrían que ser de un material grueso. Para que la luz no pase. (Silencio.) Mariana Estoy tan contenta de que estén acá. Las noches son espléndidas. Cuando no hay nubes aquel cielo es como un cuadro. (Señala.) Ya van a ver. Bueno, los dejo solos. (Está por salir. Regresa.) Por cierto. ¿Quieren tomar algo? Celina Yo nada, gracias. Ojeda ¿Tenés cerveza? Mariana Te traigo. Celina Y si podés ir viendo lo de las cortinas. Sino tendríamos que conseguirlas de algún otro modo y estamos un tantín ajustados de tiempo. Mariana Sí, sí; no te preocupes. Creo que algo voy a encontrar. Pónganse cómodos por favor. (Sale.) Celina ¿Creés que le va a gustar? Ojeda El lugar no está mal; pero vos la conocés mejor que yo. (Le hace un gesto a Celina.) Celina (Le arroja a Ojeda un celular.) Habrá que disimular las manchas de humedad del techo. Cuando canta levanta la mirada. No me gustaría que se encuentre con eso. Ojeda Todo depende de dónde se pongan las luces. Celina (Celina hace una seña dando a entender que Mariana se ha perdido de vista. Cambia el tono.) Ya está. Ojeda Vení acá. (Se besan breve y apasionadamente con Celina.) Cubríme. (Ojeda marca en el celular. Mientras aguarda ser atendido.) Hay que rediseñar algunos aspectos del plan; el parque… (Se interrumpe. Al teléfono.) Hola. (...) Yo. (...) El lugar es adecuado. (...) Pero hay que rediseñar. (…) Lo tengo en mente. (…) Perfecto. (...) Adiós. Muy bien. Bueno. Adiós. (Corta.) Celina, pienso en el siguiente equipo. Ayudame. (Sacan sendos anotadores.) Celina Decime. Ojeda Angie y Senillosa tendrían que pasar por matrimonio. El Sordo sería el chofer. Habrá que encandilar bien al pianista porque Andrade lo quiere vivo. El problema va a ser la gargantilla de Gina. Andrade no va a pagar si no se la entregamos. Celina No va a ser fácil. Habría que hacer el reemplazo antes de que Gina salga a escena. Ojeda Una réplica. ¿En quién pensás para que la haga? Celina Black & Carbajal. Son los mejores. Ojeda Esther trabaja con ellos. ¿Creés que va a poder tenerla lista en menos de cuarenta y ocho horas? Celina La llamo. Ojeda Si acepta, contactá al Sordo para que pase a buscarla. Celina Perfecto. Ojeda ¿Y el modelo? Celina En mayo Gina posó para la Elle en una mansión alquilada de Los Ángeles. Apostaría que llevaba la gargantilla. Ojeda Bien. La falsificación tiene que ser exacta. Quizá Angie pueda deslizarse en la habitación de Gina antes de que empiece el concierto y reemplazar la original. ¿En qué dormito/…? (Se interrumpe al ver a Mariana que regresa.) Mariana (Ingresando con una cerveza sobre una bandeja de metal. Tras un silencio.) ¿Iguana está bien? Ojeda Gracias. (Toma el porrón de la bandeja.) Mariana A veces me pregunto por qué tomamos cerveza mejicana estando tan cerca. Ojeda ¿Cerca? Mariana Nosotros. Ojeda ¿De dónde? Mariana ¿Qué? Ojeda ¿Tan cerca de dónde? Mariana Bueno… De todo. (Pausa.) Era un comentario. Ojeda Sobre cerveza. Mariana Sí. Ojeda Ah. Mariana (A Celina.) Celina ¿podés subir conmigo un momento? Hay unas rojas que están bien y otras negras. Pero me gustaría que las vieras vos misma. (Sale seguida de Celina. Su voz se va perdiendo.) Lo bueno del negro es que disimula los defectos de la tela. Están un poco viejas y… Ojeda (Hacia fuera.) Creo que van a quedar mejor las rojas. (Pausa.) ¡Y también deberíamos pensar en algunos manteles que hagan juego! Ojeda sufre una convulsión y vuelve a ser Andy. Rina reingresa presurosa con guardapolvo seguida de Róber. Vienen conversando. Rina ¿Y a cuántas descargas decís que estuvo expuesto? Róber Creo que a todas. Rina ¿A todas? (A Andy.) Bueno, vamos a ver, Andy. Sentáte acá. (Le indica una silla. A Róber.) ¿Pero cómo pudo pasar? Andy Róber se portó mal. Róber Sh. Ya le expliqué. (A Andy.) ¿Con quién hablabas? (Quitándole la cerveza de la mano.) ¿Qué hacés con esto? Dame. Andy (Mientras se sienta donde Rina le indicara.) ¿Eh? Róber Que con quién estabas hablando hace un momento pregunto. Andy No sé. Con nadie. Róber No mientas. Vos lo escuchaste, Rina. Rina Bueno, dejalo. Yo también hablo sola a veces. Róber Es que al final no sé para qué conseguí que entraras a trabajar acá. Todo mal hacés; todo mal. A la mañana entrás con la bordeadora prendida, ahora esto… Rina (A Andy.) No le hagas caso, Andy; no hacés todo mal. Andy Róber se portó mal. Róber dejó abierta la puerta. Alma lo retó. Lo retó a Róber. Pobre Róber. ¿Te van a despedir? Rina (Revisando los ojos de Andy.) Tiene muy dilatadas las pupilas. Andy Yo entré para preguntar el número de filtros para el café. Hoy hago los mandados. Esta mañana arreglaba el jardín. Rina (Pone el dedo índice delante de la nariz de Andy.) ¿Ves mi dedo? Andy ¿Cuál? Rina Este. Andy Sí. Y también veo los otros. Rina Muy bien. Andy Y los de Róber también los veo. Rina (Señalando un dedo índice con el otro.) Perfecto. Pero ahora vas a mirar este. Andy ¿Cuál de los dos? Róber (Señalando el dedo de Rina.) Éste. Andy (Señalando el dedo con que Róber señala el dedo de Rina.) ¿Éste? Róber No. Éste. El de ella. Andy ¿El dedo índice de la mano derecha de ella? Rina Ése, sí. Andy Pero ésa es la izquierda. Rina Bueno. Entonces mirá el dedo índice de mi mano izquierda. Andy Rina se equivocó, Róber. Se equivocó de mano. ¡Uh, uh! Rina Sí; Rina se equivocó. Ahora, mirá. Andy ¿Alma te va a retar? Pobre Rina. Rina No, Andy. Alma no me va a retar. Andy Yo no le voy a decir nada. No le voy a decir que confundiste la mano derecha con la mano izquierda. Porque eso a cualquiera le puede pasar ¿no es cierto, Róber? Vos dejaste la puerta abierta, y Rina se confundió la mano derecha con la mano izquierda y Andy no tiene la culpa de nada ¿verdad? Rina ¡Andy! Andy ¡¿Qué?! Rina ¡Basta! Andy Basta, Róber. Rina Ahora mirame el dedo y seguilo sin mover la cabeza. (Andy gira la cabeza.) Róber Que no muevas la cabeza, te dijeron. (Andy se toma la cabeza con las manos.) Rina Así. Bien… Bien… Ahora cerrá este ojo. El derecho. (Lo observa.) Ahora el izquierdo. (Lo observa.) ¿Sentís mareos? Andy No. Rina ¿Náuseas? ¿Ganas de vomitar? Andy No. Rina ¿Dolor de cabeza? Andy No, no, no. Rina ¿Sueño? Andy No. Rina Muy bien. A ver. Parate y caminá derecho para allá. (Andy lo hace. al pasar junto a Róber lo saluda.) Andy Róber... Róber Andy... Rina Ahora volvé. (Andy lo hace.) Róber ¿Cómo lo ves? Rina En principio bien. Lo de las pupilas es normal. Tendría que verlo dentro de un par de horas. (A Andy.) ¿Pasás a las cinco por mi consultorio? Andy Bueno. Rina Muy bien. Ahora volvés al mercado y traés los filtros. Número cuatro. Andy Número cuatro. Filtros número cuatro. Rina Y hasta que me vengas a ver a las cinco no tenés que dormir, aunque te dé sueño. ¿Está claro? Andy Sí. Rina Bueno. Podés irte. Andy ¿Ya está? Rina Sí. Andy ¿Lo hice bien? Rina Muy bien. Andy Rina, si querés puedo mirarte los dedos de los pies. Rina No, ahora no. Más tarde. Andy Muy bien. (Se marcha mirándose un dedo. Rina sonríe. Oímos la voz de Andy fuera.) Filtros número cuatro, filtros número cuatro, filtros número cuatro... Rina cambia su expresión y mira a Róber. Oscuro.