1 LAS REVOLUCIONES CIENTIFICAS DEL SIGLO XX UN DESAFIO A LA ANTROPOLOGIA Marina Juárez 1 Introducción La finalidad de este trabajo es la aproximación, desde una perspectiva filosófica, a las transformaciones de la ciencia contemporánea, originadas por las llamadas revoluciones científicas que aportaron la teoría de la relatividad y la teoría cuántica, provocando una reformulación de la imagen del Universo construida por la síntesis newtoniana en base a una inteligencia científica, entendida como universal, determinista objetiva y completa. La teoría relativista y la teoría cuántica provocaron tal impacto, que obligó a los científicos de los inicios del siglo XX no sólo a modificar sus conocimientos, sino también a cambiar sus hábitos de pensamiento. Ambas teorías preludiaron el camino de la metamorfosis de la ciencia actual. En esta exposición, se parte de la propuesta planteada por Ilya Prigogine en El fin de las certidumbres y de su planteo acerca de que en este siglo, tanto la mirada científica, como la filosófica y la sencilla del hombre cotidiano, advierten que hay indeterminación, que hay historia, que lo que nos sucedió antes no necesariamente determina lo que nos acontece hoy o lo que nos ocurrirá mañana. Esta nueva visión, vincula dos grandes problemas: el tiempo y el factor del indeterminismo. Desde la perspectiva que aquí se sigue, la posibilidad de que el tiempo no tenga comienzo, es decir, que sea anterior a la existencia de nuestro Universo, conlleva la idea de que previo a la existencia del mismo, existía una flecha del tiempo. Esta propiedad atribuible al tiempo, aparece cada vez más como una alternativa razonable en el pensamiento científico y filosófico. Vinculada a esta imagen del tiempo, tienen hoy también una enorme importancia los resultados a los que han llegado las ciencias de la naturaleza, tanto a nivel macroscópico como microscópico, a través de formulaciones superadoras de una concepción reductiva de la realidad objetiva, que negaba en sus principios la novedad y la diversidad en nombre de leyes inmutables y universales. Junto a estos aportes, encontramos dos elementos centrales en Física y Cosmología: la irreversibilidad y la 11 Marina Juárez de Ortiz: Dra. En Filosofía. Profesora titular de Antropología filosófica y Filosofía de la naturaleza en la Universidad Nacional de Río Cuarto- Universidad Católica de Córdoba e investigadora en el CEA de la Universidad Nacional de Córdoba. 2 probabilidad. De ahí que se considere que estamos en un momento crucial en la historia de la ciencia y la cultura, en un punto de partida de una nueva racionalidad que ya no identifica ciencia y certidumbre, ni tampoco probabilidad y azar con ignorancia. Conclusiones La ciencia busca explicar la naturaleza, pero también realiza un esfuerzo por comprenderla, por responder a algunas preguntas que de generación en generación los hombres no han dejado de plantearse. Uno de estos interrogantes constantes, desde los griegos hasta nuestra época, es la cuestión de la relación entre el ser y el devenir. Las debilidades del determinismo enraízado en una concepción inmutable del ser único, simple, ordenado y permanente y la riqueza del ser comprendido como en constante devenir, múltiple y complejo, que deja abierta la posibidad del desorden, del azar, esto es, del cambio. ya fue preludiada por Parménides y Heráclito : PARMENIDES HERACLITO UNIDAD MULTIPLICIDAD SIMPLICIDAD COMPLEJIDAD ORDEN DESORDEN DETERMINISMO AZAR PERMANENCIA CAMBIO Esta Tabla, expuesta por el matemático René Thom- en el Coloquio internacional sobre “Proceso al azar”, ( Langsberg, 1985, 68 )- ilustra las preferencias conceptuales de la escuela clásica y de la escuela moderna y contemporánea de epistemología. Alrededor de esta cuestión, determinismo o indeterminismo, gira toda la ciencia contemporánea y es el tema constante de los múltiples Congresos interdisciplinares realizados en nuestras dos últimas décadas. ¿Determinismo o indeterminismo? Ambas visiones no han quedado sólo como búsquedas y explicaciones de la transformación de la ciencia; ambas cuestiones nos dan también seguridades o incertidumbres, razones para vivir y para morir. 3 Para algunos, las razones deterministas de las ciencias les provocan desconsuelo y sufrimiento. Omar Kayyam, por ejemplo escribe ( Cf. Landsberg, Proceso al azar, 1996, 15 ): “La vida es tan sólo un tablero cuyos cuadros blancos son los días y los negros las noches con los que el Hado se divierte con los humanos. Como si fueran piezas de ajedrez nos mueve a su antojo. Y con penas humanas da sus jaques mate. Terminado el juego nos saca del encasillado para arrojarnos, uno tras otro, en el cajón de la nada”. Para otros, la misma visión determinista del mundo implica una garantía de libertad, de seguridad y de paz interior. El determinismo, para ellos, es fuente incluso de creatividad. Einstein, por ejemplo, extraía consuelo de la visión determinista del mundo ante la adversidad. Unas frases, sacadas de su célebre carta condolencias a la viuda de su íntimo amigo de Michele Besso, muestran esta concepción: “Michele se me ha adelantado en abandonar este extraño mundo. No tiene importancia. Para nosotros, físicos convencidos, la distinción entre pasado y futuro es una ilusión, aunque sea una ilusión tenaz.” Einstein murió tres meses después de escribir estas líneas. Su visión determinista le dio una razón y un sentido para la limitación de la existencia. El determinismo extremo, que afirma que todo lo que acontece, en el pasado o en el futuro, está escrito en alguna parte y su negación, que sostiene que existe el azar, que no todo lo que ocurre tiene una causa u obedece a una ley, oonfiguran una cuestión de la realidad humana: que la inteligencia busca razones donde acomodar la libertad, la creatividad, la responsabilidad, la ética, esto es, un ámbito que sea irreversible. Einstein se negaba a aceptar que únicamente el azar pudiese ser la respuesta a nuestros interrogantes. Del mismo modo que el determinismo extremo, el puro azar es una negación de la realidad y de nuestra exigencia de entender el mundo. Prigogine se pregunta si el fin de las certidumbres significa una derrota del intelecto humano; su respuesta apuesta a todo lo contrario. Para él “lo que hoy emerge es una descripción mediatriz, situada entre dos concepciones alienantes: la de un mundo determinista y la de un mundo arbitrario sometido únicamente al azar. Las leyes no gobiernan al mundo, pero éste tampoco se rige por el azar” . ( Prigogine, 1996, 211). La visión del orden pero también del desorden de la naturaleza, descubierta por los 4 científicos, hoy nos instala en un mundo de inseguridades, de incertidumbres, pero también desde el punto de vista antropológico nos descubre un horizonte abierto a la novedad, a la libertad y a la creatividad. Llegados a este punto, podríamos decir que hoy, esta nueva racionalidad, que ha introducido “lo posible”, quizás sea un nuevo ethos cultural que nos oriente a trasformar nuestro mundo. Referencias bibliográficas ASUA, M. 1996. El árbol de las ciencias. Una historia del pensamiento científico. FCE, BS. AS. BLANCHÉ, R. 1972. El método experimental y la filosofía de la física. FCE, México. BOIDO, G. 1996. Noticias del Planeta Tierra. Galileo Galilei y la revolución científica. A-Z editora, BS. AS. DAMPIER, W. C. 1992. Historia de la ciencia y sus relaciones con la Filosofía y la Religión. Tecnos, Madrid. DORIGA, E. 1985. El Universo de Newton y de Einstein. Introducción a la filosofía de la naturaleza. Herder, Barcelona. KUHN, TH. 1971 La estructura de las revoluciones científicas. FCE., México. LANDSBERG, P.T., THOM, R. , PRIGOGINE, I. 1996. Proceso al Azar. Tusquets, Barcelona. PRIGOGINE, I. / STENGERS, I. 1997. La nueva Alianza. Metamorfosis de la ciencia. Alianza, Madrid. 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