A comienzos de año, la bronca de los docentes se dejaba sentir porque la plata ya no alcanzaba. Sin embargo, los dirigentes de la CTERA-CTA, sin consultarnos, acordaron un mísero aumento que con la inflación ya se licuó. Lo hicieron a costa de garantizar el Pacto Social con el gobierno, con el eje puesto en asegurar que no haya paros y evitar las luchas salariales, integrando la Comisión Federal de Mediación de Conflictos ( una verdadera comisión levanta huelgas). Hoy, la inflación ya se "comió" los magros aumentos conseguidos por Moyano y la CTERA que no superaron el 19,5 %. Los alimentos de primera necesidad como el pan, la carne y la papa ya subieron un 40%. Además el índice de inflación de marzo, a causa del desabastecimiento agrario fué del 5 % y los rubros que más aumentaron son los alimentos, bebidas y la canasta escolar. El año lectivo sigue su curso, mientras nuestras condiciones de vida empeoran día a día. Qué lejos quedaron las grandilocuentes palabras de las “conquistas de la histórica paritaria nacional”! Ni siquiera con dos cargos llegamos a la canasta familiar que hoy asciende a $3.2000. La resolución de la problemática de infraestructura continúa en su “estado natural”, es decir: calamitoso en la mayoría de los casos. Y, por si esto fuera poco, los trabajadores de la educación nos enfrentamos cotidianamente a situaciones problemáticas en las aulas y a casos de violencia escolar, en el cual uno de los elementos causantes es la situación de pobreza y desamparo en el que viven un 30 % de los jóvenes argentinos. Pero mientras miles de trabajadores hacen malabares con el presupuesto para llegar a fin de mes, hay otros que en la Argentina están dando una pelea “por la rentabilidad”. Los empresarios del campo (grandes, medianos y pequeños) retomaron el paro, protagonizando un segundo round, cuyo móvil no es mas que la pelea por la distribución de la renta. Pero no para distribuirla entre los sectores pobres de la población sino para ver qué sector empresario se beneficia de la misma. La crisis financiera internacional demostró, en la "crisis del campo", la puja entre dos sectores de la clase dominante. Mientras los de “arriba” se pelean, los trabajadores perdemos con la creciente inflación. Es muy conocida la imagen de Baradel, secretario del SUTEBA Pcia, en el palco de la Plaza de Mayo junto a la presidenta, quién luego declaró: “fue necesario defender la medida para posibilitar la distribución de la riqueza” (Pagina 12, 5 de abril 2008). ¡Toda una caraduréz cuando ni un peso de las retenciones va para los salarios y menos para mayor presupuesto para nuestras escuelas! ´ El 2007 fue un año de importantes luchas docentes en muchas provincias. Los trabajadores de la educación ganamos las calles para reclamar por lo nuestro. En La Plata, junto a otras seccionales recuperadas, fuimos protagonistas de una lucha que duró más de 5 meses, en los que las asambleas y las movilizaciones fueron el ámbito para juntarnos, para discutir, para demostrar nuestras fuerzas. El ataque del estado a los que luchan no se hizo esperar y llegaron los descuentos y aprietes de directivos, que afectaron a miles de docentes. Un “castigo” para los que luchamos y peleamos cotidianamente por la educación pública. Hoy los “castigos” a los que luchan están a la orden del día. Los heroicos trabajadores textiles de Mafissa, que desarrollaron una pelea a brazo partido contra un colaborador de la dictadura como es Jorge Curi son castigados con la detención y el procesamiento de 18 de ellos, los mismos que resistieron adentro de la planta durante más de diez horas el embate de 700 efectivos de seguridad. En la ciudad de Buenos Aires, la justicia mostró su cara patronal al procesar a activistas del Casino, cuyo único delito fue pelear contra los despidos de Cristobal López, un empresario del juego y del petróleo que se beneficia con millonarios subsidios del gobierno nacional. Sobran ejemplos para afirmar que el estado, la patronal y la burocracia sindical conforman una poderosa alianza. Porque saben la potencialidad que tenemos los trabajadores y trabajadoras si nos organizamos, luchamos y pegamos como un solo puño. El gobierno de los “derechos humanos” es el responsable de la represión y la criminalización de la protesta social que hoy sufren con dureza los trabajadores que salen a luchar. Es por esto que es imperiosa la necesidad de la organización y que desde el Suteba La Plata y las demás seccionales opositoras se lleve adelante una gran campaña por el desprocesamiento de todos los luchadores. El sueldo no alcanza! Peleemos por un aumento general de emergencia y un mínimo igual a la canasta familiar Es el momento de reorganizarnos, intercambiar opiniones, discutir en cada escuela y en el sindicato. Debemos exigir a CTERA y Suteba Pcia. que rompan el acuerdo firmado con el gobierno en las paritarias y que se reabra la discusión salarial. Tenemos que pelear por: Escala móvil de salarios: aumento general de emergencia, mínimo igual a la canasta familiar y ajuste automático según los precios al consumo. Reclamemos la reapertura de las paritarias con delegados elegidos democráticamente en asambleas. Muchas maneras de matar Hay muchas maneras de matar. Pueden meterte un cuchillo en el vientre. Quitarte el pan. No curarte de una enfermedad. Meterte en una mala vivienda. Empujarte hasta el suicidio. Torturarte hasta la muerte por medio del trabajo. Llevarte a la guerra, etc... Solo pocas de estas cosas estan prohibidas en nuestro Estado. Los episodios de violencia en las escuelas se han transformado en algo común: alumnos que se agreden entre si, docentes golpeados por alumnos y por madres disconformes. Si bien no es un problema exclusivo de las escuelas más pobres, salta a la luz que cuantos menos recursos tiene la escuela, más expuestos están alumnos y docentes a una situación de violencia. En este primer artículo hablaremos sobre algo de lo que pocos hablan: la violencia que ejerce el Estado sobre los trabajadores de la educación. La violencia sobre los docentes La situación de los trabajadores de la educación -que tenemos hasta tres cargos y no llegamos a cubrir con nuestro sueldo el valor de la canasta familiar- es una situación violenta. Las pésimas condiciones en las que se encuentran las escuelas -muchas de ellas sin gas y sin agua potable y con una infraestructura totalmente deficiente- es una situación violenta. Los cursos superpoblados- que llegan a tener más de 40 alumnos en algunos casos- también son una situación violenta. Hay docentes, entre todos sus cursos, llegan a sumar cerca de 500 alumnos. ¿Cómo puede ese docente dedicarse especialmente a algún alumno que lo necesite si tiene otros 499 alumnos para atender? Otra forma de violencia que sufrimos los docentes es la institucional, donde actúan las jerarquías como mecanismos de control. (Como ejemplo, tenemos los aprietes que sufrimos el año pasado cuando salimos al paro por aumento de salario.) El Estado también aplica la violencia (a través de sus distintos gobiernos) a aquellos que se organizan para luchar, a aquellos que se rebelan contra lo arbitrario, a aquellos que luchan por lo que les corresponde. ¿Qué significa, si no, el asesinato del profesor Fuentealba, quien fue ejecutado por un policía neuquino bajo las órdenes del gobernador Sobisch? ¿Y cual fue su delito?: ¡Reclamar un sueldo digno! Los datos muestran una dura realidad que los docentes vivimos día a día en nuestros lugares de trabajo. Una encuesta realizada en 31 conglomerados urbanos muestra que: · El 34, 9% de chic@s de entre 14 y 22 años también es pobre · El 14% de los niños y adolescentes comparten una cama o colchón para dormir · El 32% vive en casas precarias. · El 23% se ve afectado por la tenencia irregular de vivienda · El 33% de los niños y adolescentes, por problemas económicos, dejaron de atender su salud Queda claro que no podemos ver estos problemas como casos aislados, pensándolos en términos psicológicos, sino que tenemos que verlos como un problema social y político. También queda muy clara la hipocresía de los funcionarios, que se llenan la boca hablando de “inclusión” e “igualdad” mientras destinan un presupuesto que resulta irrisorio para las necesidades educativas de la Argentina. El mismo Ministro de Educación de la Provincia de Buenos Aires - que en el año 2001 suspendió el pago de bonificaciones a docentes por trabajar en zonas rurales, zonas desfavorables y en escuelas de alto riesgo - opina sobre la violencia escolar como si el no tuviera ninguna responsabilidad. Nosotros luchamos por otra sociedad, en donde las riquezas y el conocimiento sean patrimonio de tod@s y no sea el hambre lo único para repartir. Otro mundo en donde gobiernen los trabajadores y las trabajadoras, y las relaciones entre todos sean fraternas. Sólo esta transformación social profunda traerá la solución definitiva, pero mientras tanto hay demandas que ya tenemos que exigir. En primer lugar la triplicación del presupuesto educativo: para que los docentes ganemos un salario igual a la canasta familiar en una jornada simple, y así vivir dignamente y gozar del derecho a descansar y recrearnos, porque eso es parte de nuestra salud mental. Así como hay docentes que tienen más de 40 alumnos, hay gabinetes que tienen 2 o 3 escuelas para atender, por eso debemos exigir más equipos de orientación escolar, más psicólogos, más asistentes sociales que puedan dedicar el tiempo necesario en cada escuela a cada alumno y su familia. Y por supuesto también debemos tener mejores escuelas, ¡no puede ser que en pleno invierno estemos temblando de frío porque no hay estufas o que se lluevan los techos y demos clases rodeados de goteras, entre otros males que todo@s conocemos! Por eso, cuando los medios masivos nos bombardean con “la violencia en las escuelas”, criminalizando a la juventud en la mayoría de los casos, debemos ponernos a pensar cuál es la violencia que nos esta golpeando y de dónde viene. Y como -en vez de resistir pasivamente, angustiadosempezamos a reflexionar buscando un camino de salida. Caro y Claudia son esposas de trabajadores de la textil Mafissa que se encuentran en lucha. Juntas, con otras mujeres como ellas, conformaron la Comisión de Mujeres, que desde el inicio se puso en la primera fila de la lucha de los trabajadores. Cuéntennos brevemente cómo empezaron a organizarse... ¿Cómo piensan seguir organizándose? Caro: Nosotras nos seguimos juntando. Hemos charlado que tenemos que movernos porque nuestros compañeros están complicados. ¿Qué les dirías a otras trabajadoras? Caro: Cuando los trabajadores estaban en la toma, dentro de la fábrica, las mujeres fuimos apareciendo de a poco. Cada una iba por su propio esposo. A mi costó mucho por mis hijos. Pero nos empezamos a organizar cuando nos dimos cuenta que nuestros esposos desde la toma no podían hacer muchas cosas que si las podíamos hacer nosotras desde afuera. ¿Cuáles crees que son las principales demandas que tienen que levantar las mujeres trabajadoras? Claudia: La pelea por trabajo, trabajo digno. No dejarse pisotear. Caro: Le diría que si una tiene que conseguir algo hay que buscarlo. Para nosotras, las mujeres, es mucho más difícil conseguir algo. A los varones les resulta más fácil. Claudia: Yo les diría que tenemos que levantar la voz y exigir que seamos escuchadas. Que no bajen la cabeza, que sigan para adelante y que hay que reclamar hasta los más mínimos derechos. Además quiero decirles que las mujeres podemos, y aún más si estamos organizadas.