"DEL FANATISMO METODOLÓGICO A LA DIVERSIDAD EN LA INVESTIGACIÓN EDUCATIVA : LA COMPLEMENTARIEDAD EN LOS DISEÑOS DE INVESTIGACIÓN " Presentador Principal: Liliana Peña V. Copresentador: Francisco Valdivieso A. UPEL- Maracay VENEZUELA La irrupción en el campo de la Investigación Educativa del paradigma interpretativo, o también denominado cualitativo o emergente, tuvo en el siglo pasado, como punto de partida, el cuestionamiento a los modelos de investigación de corte empirista, mediatizados en su totalidad por el movimiento positivista que entronizado en la esfera de las ciencias sociales dominaba buena parte de la labor investigativa y que, inexorablemente, inclinaban el fiel de la balanza hacia los enfoques de carácter hipotético-deductivo, en los que se planteaba, y hay que reconocer que aún tiene gran número de partidarios, la supuesta neutralidad de las ciencias; la inmutable e inamovible dicotomía entre las ciencias naturales y las ciencias sociales; el empirismo como único enfoque de investigación comprobado y, por lo tanto, el único modelo incuestionable. El desconocimiento flagrante a todas las manifestaciones relacionadas con la interpretación por ser “subjetivas”; la negación misma de la subjetividad como proceso; la visión también inmutable que la investigación si quiere considerarse científica debe orientar sus objetivos al sólo propósito de crear leyes generales; la negación rotunda a considerar lo inductivo como proceso posible para conducir la investigación. Y de esta misma forma, un cúmulo bastante amplio de argumentos que sería muy largo de enumerar. Estas proposiciones fueron funcionando como el obstáculo perfecto para detener el avance con fuerza de la investigación educativa, y la social en general, en el entendido que era “científico” eliminar la característica más inherente al ser humano que es ser subjetivo, a favor de exaltar justamente aquella que reviste mayor dificultad para dibujarlo como es la objetividad. Hoy, con más propiedad sabemos y, es menos discutible por el concierto de la llamada sociedad del conocimiento, que la realidad social es compleja, heterogénea y sobre todo cambiante. El hombre como factor esencial de esa realidad es el que está en más continua transformación; la realidad que hoy conocemos puede ser comprendida en ambas dimensiones como objetiva y subjetiva, al tiempo que construye cada día; lo colectivo incide significativamente sobre lo particular y viceversa; como también lo individual influye altamente sobre lo social. Lo diacrónico y lo sincrónico se complementan mutuamente influyéndose; lo inconsciente ya no es la antitesis de lo consciente, sino que son estados que pueden fácilmente converger en un mismo fenómeno; lo objetivo ya no es lo puro, como tampoco lo subjetivo es lo intangible. Si se consideran estos nuevos argumentos, también se tendrá, que necesariamente, entender que los fenómenos tan complejos de lo social, no pueden abordarse desde una sola postura, y, mucho menos, desde un solo y único enfoque metodológico. Mantener la “cientificidad” sin perder de vista la diversidad, favorecer la creatividad investigativa sin deponer el rigor cognoscitivo, provocar la necesaria continuidad sin encadenar la invención, es lo que quiere ser nuestra plataforma. Desde esta perspectiva es de donde se parte para discutir lo que tiene ya muchos años discutiéndose, pero que todavía es un tema que no ha agotado su importancia. Como el objetivo central, es mostrar las potencialidades y la viabilidad de la diversidad complementaria en los diseños de investigación, se delimitan algunas inferencias o proposiciones que permitan hacer operativa las contribuciones conceptuales que hemos vertido en esta obra. Es indispensable también, reforzar y precisar como referencia obligada, que las mismas no podrán considerarse un protocolo a seguir de manera rígida, mucho menos una receta que puede amoldarse a cualquier situación de investigación. Por el contrario, son reflexiones que habrá que hacerse en su momento y con especial énfasis si son pertinentes de acuerdo a la naturaleza del fenómeno que deseamos estudiar. Tal vez, sea esta la mayor frecuencia de los casos que se les presenten a los investigadores; por lo tanto, se tendrá que optar por un único y determinado método para resolver la problemática procedimental de sus investigaciones. Lo importante de esta propuesta es que exploremos la complementariedad cuando sea oportuno y cuando el fenómeno en estudio requiera ser visto y, además lo permita, ser explorado desde diversas ópticas. La sorpresa estará en la obtención de información que por una sola vía no hubiese sido posible siquiera imaginar. A continuación se ofrecen once reflexiones que consideramos de vital importancia para iniciarse en la aplicación de la diversidad complementaria. Para evitar equívocos, manifestamos que no es un conjunto de pasos, ni prescripciones a seguir, ni mandamientos que hay que cumplir religiosamente, ni edictos contenidos en los manuales como reglas inamovibles. Son reflexiones o coordenadas que se consideran son cardinales y sugestivas a la hora de tomar decisiones metódicas y que pueden marcar diferencia significativa en la trascendencia de una investigación: Hay que comenzar por recordar que el método se refiere al conjunto de los procedimientos que se pueden seguir con la intención de alcanzar la concreción de datos o unidades de información que, procesados adecuadamente, permitirán llegar a determinar que se ha logrado el propósito y los objetivos propuestos en la investigación. Esto se puede interpretar como la vía que seguimos para dar respuesta concreta al problema que se identificó. En este primer punto, es importante solidificar la idea de que el investigador tiene completa libertad y autonomía para adoptar el o los métodos, o la combinación de ellos que resulte más ventajosa a sus intereses. Al momento de elegir el o los métodos, o la combinación de ellos, es oportuno pensar entre otras cosas: cuál es la naturaleza del problema; cuál es el producto final de la investigación; cuál será su espacio de partida y cómo se ha de iniciar el proceso metodológico de conocimiento. Si es una combinación de métodos complementarios, la decisión que se asumirá, convendría preguntarse cuál desde el punto de vista estratégico deberá operarse primero, y cómo los datos o la información que se derive de él, se combinará con la operación del siguiente y la composición de sus hallazgos con los primeros. Una vez realizada la labor de selección metódica, es momento entonces de reflexionar acerca de su experticia en el uso de los métodos. Deberá comenzar por revisar sus procedimientos y su conocimiento al respecto acudiendo a su experiencia personal, su compatibilidad con la dinámica misma del problema, compartiendo con los sujetos y los contextos vinculados al objeto de su investigación, advirtiendo y previendo los mecanismos de operación. Llegado a este punto, es indispensable pensar en cuál va a ser el punto de partida en la aplicación metódica. Es oportuno determinar qué se va a poner en práctica en primera instancia. Partiendo de que se operará bajo criterios de diversidad complementaria, reflexionar estratégica y tácticamente qué tipo de información es más útil recabar primero porque será data básica que permitirá sentar las bases para la recolección de información más compleja, o porque su análisis primario sirve de apertura para el encadenamiento y anclaje de otros datos más complicados de procesar. El siguiente movimiento reflexivo podría ser prever la naturaleza de la información que se recabará a partir de cada unidad metódica. A este respecto aparecen dos alternativas: si su aplicación aporta información que pudiéramos denominar “concreta”, es decir, que el producto informativo no requiere de análisis previo para convertirse en data (como es el caso de las cifras que aportan métodos cuantitativos); o si, por el contrario, la aplicación metódica tributará información que requiere un procesamiento precedente antes de incorporarla al proceso de análisis de data que toda investigación requiere en sus procedimientos metodológicos. Otro elemento de reflexión lo constituirá el determinar si la combinación metódica complementaria parte de situaciones concretas y espera encontrar información de las mismas para analizar con un marco teórico general. Este hecho inclinará la balanza hacia los procesos metodológicos de carácter inductivo. Ahora bien, si se parte de situaciones generales explicadas por un marco teórico general y va a aplicarlas en una realidad concreta (su objeto de investigación), hablaríamos en este caso de una tendencia hacia los procesos metodológicos de corte deductivo. Siguiendo los principios de la diversidad complementaria que se han venido delineando, no debería haber restricción alguna para combinar métodos y referirse a la inducción - deducción o viceversa. Lo que si es importante es que se tenga claridad de dónde emerge el conocimiento y a dónde se espera llegar. Es indispensable considerar la necesidad que se tiene de “explicar” o “comprender” el fenómeno que se estudia desde una óptica determinada o diversa. Pudiera entonces iniciar su estudio por la exploración y búsqueda de información de las partes más específicas que lo identifican o definen (lo que comúnmente denominamos los efectos) y, partiendo de estas partes o características especiales, intentar llegar a una “explicación” o “comprensión” total del problema y del fenómeno. En este caso, se perfila al uso de metodologías de naturaleza analítica. Desde otro punto de vista, si nuestra intención se concentra en querer “explicar” el fenómeno buscando relaciones e interrelacionando los efectos presentados en el análisis y así “construir explicaciones” a partir del problema, estaremos en presencia de la necesidad de utilización de metodologías de naturaleza sintética. En otro orden de ideas, si la finalidad se aglutina alrededor de particularidades tales que hacen indispensable o exigen el uso de la experimentación, y su objeto de investigación requiere la reclusión del fenómeno en laboratorios o en modelos empíricos construidos a tal efecto, entonces será necesario activar el uso de métodos experimentales. Y si además los datos o resultados de esta activación son procesados y evaluados de forma descriptiva – numérica, hablamos del uso de métodos estadísticos. Por último, si se aspira emplear otro método diferente de los mencionados anteriormente, y el fenómeno que se desea estudiar lo admite de acuerdo a su naturaleza y al producto final planteado en el propósito de la investigación hay que formularlo, de eso se trata la diversidad complementaria. Mientras sea coherente y tenga en cuenta que cuando señale el o los métodos, o la combinación de ellos que espera activar en la investigación, siempre deberá hacerlo pensando en el propósito y los objetivos propuestos en la misma. Se puede aseverar que los métodos cualitativos y cuantitativos definitivamente no son incompatibles y, por tanto, no está vedada su utilización complementaria en un diseño de investigación. Se puede dar la complementariedad sin obviar que existen diferencias muy marcadas entre sus naturalezas y que en algún momento, dentro de un mismo diseño de investigación, sirvan al logro objetivos diferentes, lo que no implica que no puedan complementarse armónicamente. Está comprobado que en el fenómeno educativo se dan con frecuencia múltiples e innumerables acontecimientos concernientes a procesos que destacan cuestiones estrictamente cualitativas y que sería una inconsistencia intentar reducirlas a expresiones cuantitativas. También es cierto que existen ciertas situaciones que pueden ser ponderadas cuantitativamente, y sería igual de inconsistente no tratarlas bajo ese criterio. Hoy también, se tiene la capacidad de comprender que, dentro de esa multiplicidad fenomenológica que supone el hecho educativo, hay incontables manifestaciones en donde coexisten con igual peso específico escenarios investigables, donde lo cualitativo y lo cuantitativo desdibujan sus límites. Es allí, donde la diversidad complementaria puede contribuir sólidamente en la búsqueda equilibrada de resultados sin tener que reparar en esas artificiales fronteras. Las metodologías cualitativa y cuantitativa tienen diferentes aplicaciones, el juicio y la mesura del investigador están en no hacerse dependiente de unas en menoscabo de las otras. El criterio del investigador con madurez está justamente en no depender de la metodología que utiliza, sino de aprovecharla sensatamente en aquellos casos específicos para los que es más apropiada, sin reducir sus rigurosos y sistemáticos procedimientos. A manera de conclusiones podríamos aportar los siguientes elementos, que como todo el contenido de este libro, son sólo apreciaciones que servirán para la discusión: Existe y posiblemente existirá por mucho tiempo más una indiscutible tirantez entre la investigación de naturaleza experimental, empírica o cuantitativa, y la llamada fenomenológica, interpretativa o cualitativa. Esto obedece naturalmente a que cada una tiene su propio contexto conceptual y, por supuesto, sus consecuentes requerimientos de consistencia y rigidez en cada uno de sus pasos metódicos. Una articulación entre ambas posturas conceptuales, que es lo que propone la complementariedad, deberá generar, a su vez, exigencias y necesidades propias para poder responder consecuentemente al rigor que toda investigación debe poseer. Si queremos que el investigador transite la complementariedad con seguridad y obtenga el reconocimiento científico, estas exigencias y este rigor hay que construirlo. Seguirá existiendo la rivalidad entre los investigadores ubicados en cada bando de lo dos estadios en la comunidad científica y académica. Por un lado, estarán los acérrimos defensores del cuantitativismo y, por el otro lado, estarán colocados los tenaces protectores del cualitativismo. Desde nuestra postura “híbrida”, abogamos por la necesidad de evitar más enfrentamientos, que consideramos inútiles. La estrategia que sugerimos en este trabajo, posiblemente no satisfaga a ninguno de los dos extremos, pero tampoco es nuestra intención abonar a la creación de un tercer bando, porque poco aportaríamos al crecimiento de la investigación si instigáramos a mayor rivalidad. El reto de los que creemos en la posibilidad de activar con buenos resultados la diversidad complementaria, será el de convencer a los incrédulos a partir de la solidez de los hallazgos de nuestras propias experiencias. No es nuestra intención desmeritar ninguna de las dos posturas originales, conscientes estamos de que las habilidades que desarrollan cada uno de los tipos de investigación son diferentes y útiles por igual. Sería muy fatuo, por no decir que prácticamente imposible, solicitar y esperar simplemente que un investigador las reúna. Mucho más iluso parece en este momento pensar que podremos lograr en lo inmediato, trabajar en equipo entre investigadores que se especializan en cada una de ellas. Creemos, con entusiasmo, que superando los problemas epistemológicos implícitos, la articulación de lo “empírico” con lo “interpretativo” favorecerá el crecimiento de ambas posturas por separado. Por último, no dejamos de alborozarnos por visualizar que el proceso de articulación entre ambas posturas metódicas es innegablemente una “aventura”, una propuesta por concluir y, evidentemente, plagada de vacíos procedimentales, de plataformas endebles y, por lo tanto, colmada de insuficiencias y de conflictos; pero ¿Qué avance metodológico no empezó así? Por eso consideramos que vamos por buen camino, y, aunque el reto es grande, este esfuerzo nos sirvió para profundizar en nuestros parámetros conceptuales. REFERENCIAS Barrantes, R. (1999). Investigación, un camino al conocimiento. San José: EUNED. Beltrán, M. (2000). Perspectivas sociales y conocimiento. Anthropos-UAM, Barcelona. p. 88. Filloux, J.C. (1983). 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