La Ciencia de la Reencarnación Introducción, El viaje del Alma , ¿Qué es Karma?, La Ley del Karma ,Reencarnación Lectura Introducción Para comprender La Ciencia de la Reencarnación, es necesario primeramente aceptar el concepto fundamental de que la Conciencia es una energía diferente y superior al cuerpo físico material, es decir que el Yo Consciente es independiente del cuerpo físico. En realidad, los científicos han sido incapaces de explicar la Conciencia por medio de leyes físicas que gobiernan todo lo demás dentro de su esfera de acción. Sin embargo, así como el Universo Físico está gobernado por leyes (la Ley de la Gravedad, por ejemplo), así el Universo Sutil también está gobernado por otras leyes, entre las que se incluyen la de la Transmigración del Alma y la Ley del Karma. De manera que, la Ciencia de la Reencarnación es parte de un Sistema mucho mayor, más elevado y complejo que gobierna la Transmigración de los Seres Vivos de un cuerpo material a otro, y el tipo de cuerpo que uno reciba en su próxima vida, estará determinado por el tipo de Conciencia que uno desarrolle en esta vida como también por la inmutable Ley del Karma. EL VIAJE DEL ALMA De acuerdo con el Mundaka Upanishad, el Alma atómica –anteriormente descrita- está situada en el corazón de cada entidad viviente junto con la Superalma (la expansión Paramatma del Señor Supremo), y es por ello que todas las energías del movimiento corporal emanan de esa parte del cuerpo. Los glóbulos rojos que acarrean el oxígeno desde los pulmones reciben su energía del Alma. Y cuando el Alma abandona esta posición, cesa la actividad de la sangre de generar fusión. Entonces el Alma individual transmigra a otro cuerpo de la misma manera en que una persona pasa de la infancia a la niñez o de la niñez a la juventud o de esta a la vejez; y luego, cuando ocurre el cambio llamado muerte, el Alma se muda a otro cuerpo renovando con ello su energía; tal como cuando nos cambiamos la ropa vieja por otra nueva. Todo esto es lo que se denomina La Transmigración del Alma o Samsara. Esto quiere decir que cuando el Alma desea disfrutar de este mundo material olvidándose de su Verdadero Hogar en el Mundo Espiritual; tiene que aceptar esta vida antinatural de repetidos nacimientos, enfermedades, vejez y muerte; pero que sin embargo puede detener de inmediato al acoplar su Conciencia Individual con la Conciencia Suprema mediante las prácticas del Bhakti Yoga o Servicio Amoroso a Krishna, la Suprema Personalidad de Dios. 1 Bhagavad-Gita Cap2 Verso 13 dehino ’smin yatha dehe kaumaram yauvanam jara tatha dehantara-praptir dhiras tatra na muhyati Así como en este cuerpo el alma encarnada pasa continuamente de la niñez a la juventud y luego a la vejez, de la misma manera el alma pasa a otro cuerpo en el momento de la muerte. A la persona sensata no la confunde ese cambio. ¿Qué es el Karma? Karma, es una palabra en sánscrito que significa: acción; y se refiere a una ley natural tal como es la Ley de la Gravedad; es la Ley de la Causa y Efecto cuyo principio es: “A cada acción le corresponde una reacción opuesta y de la misma intensidad”. Es muy semejante a la 3era. Ley del Movimiento de Newton. En la Biblia también se habla de la Ley del Karma, pero como la Ley del Talión: “Ojo por ojo, diente por diente” o “Con la misma vara que mides serás medido” o “Lo que siembres, cosecharás”. Así mismo, Jesús dijo: “No hagas a otros lo que no quieres que te hagan a ti”. Los científicos comprenden cómo esta ley física de acción y reacción se aplica a todos los objetos materiales; que no pueden existir acciones o acontecimientos sin sus causas correspondientes, pero la mayoría permanece inconsciente de que esta ley también opera en un campo más sutil que es el Reino de la Conciencia. Así, la Jiva o Entidad Viviente, desde tiempo inmemorial ha estado actuando en el mundo material y disfrutando o sufriendo las reacciones de sus propias acciones; las cuales conllevan a su transmigración de un cuerpo material a otro. Mientras ella transmigra, padece o disfruta los resultados de sus actividades pasadas o Karma. Karma es cautiverio. Aun “el buen Karma” o actividades piadosas, atan a una persona a la rueda de la transmigración. La Jiva crea su propio Karma con sus deseos particulares de disfrutar este mundo de diferentes maneras. De modo que, ni Krishna, ni la naturaleza material son responsables por el Karma de la jiva; ésta hace su propio destino. Y según sus actividades (bajo la supervisión del Supremo), la naturaleza material sencillamente le concede a la Jiva otro cuerpo para que lleve a cabo sus deseos. Si uno quiere trascender el Samsara o los nacimientos y muertes repetidos, uno tiene que estar libre de todo Karma. La liberación de la gran cadena del Karma llega a través del Conocimiento.“Así como el fuego convierte a la madera en cenizas, Oh! Arjuna, del mismo modo el fuego del Conocimiento convierte en cenizas todas las reacciones de las actividades materiales” (El Bg. 4 – 37). Este fuego del Conocimiento se refiere a la Conciencia de la Jiva de su propia posición constitucional como eterno sirviente del Supremo. Cuando uno se rinde a Krishna Bhagavan, trasciende inmediatamente todo el Karma pasado, presente y futuro. La Jiva no puede liberarse del Karma meramente con parar sus actividades. Los Vedas 2 enmarcan al Alma como eterna e irrevocablemente activa. “Es verdaderamente imposible para el ser corporificado abandonar todas las actividades. No obstante, se dice que aquel que renuncia a los frutos de la acción, es el que ha renunciado de verdad”. En otras palabras, uno tiene que aprender el arte de trabajar sin incurrir en Karma. En El Bhagavad Gita, el Señor Krishna explica en detalle este arte del Karma Yoga. “Aquel que ejecuta sus actividades como sacrificio al Señor Supremo evita el Karma, el cautiverio dentro del mundo material. Esta actividad de sacrificio tan refinada se llama Akarma, es decir, la acción sin reacción”. El Narada Pancharatra explica que el arte del Karma Yoga es: “Servir al Señor de los Sentidos con los sentidos de uno”. Es la función del Guru enseñar a sus discípulos este arte de actuar sin reacción. “La Jiva crea su propio Karma con sus deseos particulares de disfrutar este mundo de diferentes maneras.” Ejemplo : U n hombre comiendo un pierna de cerdo = nacerá como un cerdo Un hombre queriendo explotar y disfrutar a una mujer = nacerá como un perro. La Ley del Karma De esta manera, el tipo de cuerpo que uno recibe en su próxima vida estará determinado tanto por el tipo de Conciencia que uno desarrolle en esta vida como también por la inmutable Ley del Karma. En cuanto al desarrollo de la Conciencia, esta depende de nuestros pensamientos, deseos y acciones; lo que quiere decir que todo lo que hemos pensado, deseado y hecho durante toda nuestra vida quedan como impresiones en nuestra mente y estos son los que determinarán nuestros pensamientos o nuestro estado de Conciencia en el momento de morir. Así, la naturaleza material nos proporcionará un nuevo cuerpo conforme a estos pensamientos. En consecuencia, la clase de cuerpo que tenemos ahora, es la expresión del estado de Conciencia que tuvimos al morir la última vez. Y por supuesto que también ha dependido de nuestro Karma; es decir de nuestras actividades que han provocado las consiguientes reacciones; tal como las semillas que cuando las plantamos van fructificando con el transcurrir del tiempo. Estas reacciones del Karma son el polvo que cubre el espejo de nuestra Conciencia Espiritual Pura. Así, en el momento de la muerte, los elementos más refinados (tales como la mente, la inteligencia y el ego falso), llamados también el cuerpo sutil, crean la forma sutil del siguiente cuerpo burdo que ocupará la Entidad Viviente. Y a semejanza de la oruga que se transporta de hoja en hoja, cogiéndose de la siguiente antes de abandonar la anterior; así también la Entidad Viviente, mediante la mente que es el depósito de los pensamientos y deseos inicia la preparación de un nuevo cuerpo antes de abandonar el actual. Es decir que, la mente es el mecanismo que dirige estas transmigraciones, impulsando al Alma hacia nuevos y nuevos cuerpos. Y es mediante este cuerpo sutil cómo la Entidad Viviente sucesivamente se desarrolla, abandona y ocupa uno tras otro los cuerpos burdos. Y finalmente, es este cuerpo sutil el que precisamente hará de vehículo para transportar la pequeña partícula que es el Alma individual a otro cuerpo para que goce o sufra según sus acciones. De este modo, el nacimiento y la muerte son dos abominables experiencias de tortura. El Alma está tan habituada a vivir dentro del cuerpo que las leyes de la naturaleza 3 material tienen que forzarla a marcharse en el momento de la muerte. Las Escrituras Védicas nos informan que únicamente las Almas emancipadas, Conscientes del Verdadero Yo, son capaces de pasar sin angustias por la muerte. Y el nacimiento también es otra forma de tortura tal que llega a borrar cualquier recuerdo que uno pudiera haber conservado sobre su vida pasada. Sin embargo, podemos emanciparnos de este eterno ciclo de muerte y nacimiento llamado Samsara; pero para ello es necesario comprender muy bien la Ley del Karma. Es decir, que si en esta vida podemos preparar nuestro siguiente cuerpo mediante nuestros pensamientos y acciones; entonces, muy bien podemos usar nuestra mente para comprender el Conocimiento Espiritual y así obtener un cuerpo más elevado; porque de lo contrario, si utilizamos la mente únicamente para el logro del placer material recibiremos un cuerpo más bajo. Es decir que mientras la mente será impura, la Conciencia será oscura y quien esté absorto en las actividades fruitivas tendrá que ocupar un cuerpo material. Todo este gran complejo sistema que gobierna la Ley de la Transmigración de los seres vivos y la Ley del Karma, constituye la Ciencia de la Reencarnación. De modo que, la Conciencia es el eslabón perdido; pues, el Desarrollo de la Conciencia constituye la Verdadera Evolución del Ser. Por ello es preciso siempre actuar en el plano del Alma Espiritual que es el Verdadero Yo. Y el actuar en ese plano se llama: Bhakti Yoga o Servicio Amoroso a la Suprema Personalidad de Dios, Sri Krishna “Mientras la mente será impura, la Conciencia será oscura y quien esté absorto en las actividades fruitivas tendrá que ocupar un cuerpo material.” La Reencarnación De esta forma el Karma se encuentra íntimamente relacionado con el principio de la Reencarnación. Todos los seres vivos se someten a este proceso de Reencarnación, vida tras vida. Los Vedas explican que el Alma puede habitar cualquiera de las 8’400,000 especies que existen de cuerpos materiales. Las formas físicas de una compleja variedad comienzan con los microbios y amebas primitivos, continúan a través de las especies acuáticas, las plantas, los insectos, reptiles, aves y las especies de animales superiores, culminando en los seres humanos y los semidioses. Como consecuencia de sus propios deseos de disfrutar la materia, el Alma continuamente viaja a través de diversos cuerpos, dentro de una interminable cadena de nacimientos y muertes. Por consiguiente, el Alma que se encuentra situada en una forma de vida inferior a la humana, automáticamente evoluciona a las especies superiores de vida arribando por último a la forma humana. Pero debido a que el ser humano posee la libertad de escoger entre la materia y el espíritu, existe la posibilidad de que el Alma descienda de nuevo a las especies inferiores. Las Leyes del Karma se encuentran dispuestas y ordenadas de tal forma que, si un ser humano vive y muere con la mentalidad de un animal; de un perro por ejemplo, entonces en su siguiente vida él será capaz de satisfacer esos deseos perrunos a 4 través de los sentidos y órganos de un perro. Esto en verdad constituye un incidente muy desafortunado; más, tal destino le espera a una persona que se encuentra inmersa en la modalidad de la ignorancia. Tal como el Gita declara: “Cuando alguien muere en la modalidad de la ignorancia, nacerá en el reino animal” (14 – 15). De esta forma, puede que el Alma que se encuentra en el cuerpo de un animal haya habitado alguna vez una forma humana y viceversa. No obstante, aunque el Alma pueda ocupar sucesivamente cuerpos de planta, animal y hombre, su naturaleza intrínseca permanece siendo la misma. Debido a que el Alma es Energía Espiritual Pura, no puede ser alterada en ninguna forma por la materia. El Bhagavad Gita explica que el Alma Eterna es Inalterable e Inmutable; y que es únicamente la cobertura con su combinación particular de mente, sentidos, inteligencia y ego falso, la que temporalmente restringe o libera la Energía Consciente del Alma. De modo que es la acción de la mente la fuerza primordial que compele a la Entidad Viviente a transmigrar de un cuerpo a otro. Srila Prabhupada dice: “Todas las entidades vivientes tienen derecho a permanecer un determinado tiempo en un cuerpo particular que le ha sido asignado antes de ser promovidos o evolucionar a otro cuerpo. Al matar a un animal u otro ser vivo cualquiera que sea, simplemente estamos obstaculizando su sendero e impidiendo que complete el período de permanencia que le corresponde en determinado cuerpo. Por lo tanto, uno no debería matar cuerpos en aras de la complacencia sensual ya que esto le implicaría a uno en una actividad pecaminosa”.En otras palabras, al matar a un animal le estamos interrumpiendo en su Evolución Progresiva a través de las especies. En El Bhagavad Gita (cap. 8-6), el Señor Krishna, también dice: “Cualquier estado de existencia que uno recuerde cuando abandone el cuerpo, ese estado alcanzará sin falta”. Esto quiere decir que, nuestra mente constantemente está recordando nuestros pensamientos y deseos; y todas esas impresiones fluyen por nuestra Conciencia sobre todo en los últimos momentos de nuestra vida; de manera que, es la naturaleza de esos pensamientos en esos críticos instantes la que nos impulsará hacia el próximo cuerpo físico adecuado. Así es que si uno no practicó durante toda su vida este proceso de la Conciencia de Krishna o del Servicio Amoroso al Señor, no tendrá capacidad ni fuerza para recordar al Señor a la hora de la muerte y por lo tanto no podrá alcanzarlo. Y muy por el contrario, volverá una y otra vez a este mundo material. En cambio, si alguien practica y medita constantemente en el Señor, consciente de Su Posición Gloriosa, conseguirá recordar al Señor a la hora de la muerte y alcanzar sin duda alguna el Planeta Supremo, Krishnaloka o Goloka Vrindavana, la Morada de Krishna. “Cuando alguien muere nacerá en el reino animal” en la modalidad de la ignorancia, Si alguien practica y medita constantemente en el Señor, consciente de Su Posición Gloriosa, conseguirá recordar al Señor a la hora de la muerte y alcanzar sin duda alguna el Planeta Supremo, Krishnaloka o Goloka Vrindavana, la Morada de Krishna. 5 La Reencarnación en la Cultura Occidental Aunque las ideas sobre la Reencarnación están generalmente más asociadas a los grandes pensadores de Oriente, este concepto también tiene una larga historia en la Cultura Occidental. La ideas sobre la Reencarnación en Occidente pueden encontrarse en el siglo VI antes de Cristo, más o menos en el época de Orfeo y, un poco más tarde, de Pitágoras. Sócrates, a quien conocemos a través de los escritos de su discípulo Platón (siglo II a.C.), explicó el sentido de la palabra “Alma” haciendo referencia a los poetas órficos, que veían al cuerpo como una prisión para el alma que cumplía su pena, presa en el mundo de la materia. Pitágoras también se une íntimamente a la antigua doctrina de la Reencarnación. “Las Metamorfosis” de Ovidio contienen un discurso en que Pitágoras da pleno apoyo a la idea de la transmigración. Y Xenófanes también nos da una referencia sobre las ideas de Pitágoras acerca de la Reencarnación, cuando nos cuenta que: “Cierta vez, cuando Pitágoras caminaba por la calle, golpeaban duramente a un cachorro, y llenándose de piedad por él, dijo: ¡Dejen de golpearlo!, porque él es el alma de un hombre que fue mi amigo. Lo reconocí cuando lo oí llorar muy fuerte.” Diógenes también afirmaba que Pitágoras era capaz de recordar sus vidas pasadas. En la primera mitad del siglo V a.C. dos de otros filósofos griegos antiguos, aunque no tan populares, también son relacionados con la Reencarnación: Píndaro y Empédocles. Píndaro es famoso como uno de los mayores poetas líricos y sus poemas eran una fuente popular de material sobre la Reencarnación. Empédocles, que vivió más o menos en la misma época, enseñaba que las almas de este mundo habían sido originalmente dioses en un reino superior y que cayeron en este mundo corporificado debido a la realización de alguna acción inapropiada .Por tal ellos fueron condenados, a un ciclo de treinta mil nacimientos, en una variedad de especies, inclusive plantas y peces. Y al final, decía Empédocles, la persona era restaurada a su condición natural en el reino espiritual superior, para no renacer más. Cuando llegamos a la época de Platón (unos dos siglos más tarde), encontramos la culminación de esos pensamientos sobre la Reencarnación. El prominente filósofo griego y su maestro Sócrates eran, se puede afirmar, los más importantes defensores de la doctrina de la Reencarnación. La primera referencia clara de la Reencarnación en las obras de Platón, está en “Menón”, donde Sócrates acepta esta idea. Más tarde, en “Fedón”, la idea se desenvuelve más completamente y Sócrates la explica diciendo que el Alma es invisible, siempre la misma y eterna; que el Alma es inmortal y no deja de existir después de la muerte. Sin embargo, muchos de los argumentos lógicos a favor de la Reencarnación encontrados en “Fedón”, se encuentran en el antiguo clásico de la India: El Bhagavad Gita. De hecho, las doctrinas están tan íntimamente relacionadas que es probable que Platón tuviese conocimiento de esta obra clásica. Y esto se ve aún más claro en “La República”, “Fedro” y en el “Timeo”. El principal discípulo de Platón, Aristóteles, sin embargo, no participaba del entusiasmo de su maestro por la idea de la Reencarnación. Ni las escuelas posteriores del estoicismo y del epicurismo, la cuales disminuirían la importancia de esa doctrina. La era de la Ciencia y del 6 Materialismo trajo consigo una sensibilidad distinta de este mundo que casi acabó con la antigua idea de la Reencarnación. Sin embargo, hubo una premisa espiritual subyacente tanto en el estoicismo como en el epicurismo, así como también en muchas de las ideas promulgadas por Aristóteles, cuyas primeras obras, tales como el “Eudemo”, aceptaban la idea de una preexistencia y reencarnación; esas ideologías preparaban el campo para las filosofías más empíricas que luego vendrían. La ciencia y la tecnología, con su fase inmediata en el aquí y ahora, deben mucho al camino preparado por Aristóteles. Sería necesario señalar que Aristóteles, aun cuando fuese un pensador brillante, también ha sido severamente criticado por muchos filósofos a través de los siglos por su teoría de la “separación de ideas” o “la lógica de las categorías”, que propone que todo encaja en armonía en su compartimiento: religión con religión, ciencia con ciencia, historia con historia, etc. El problema es que la realidad no funciona de esa manera. La categorías se sobreponen. La religión se interrelaciona con la historia, y la ciencia con la religión, y así sucesivamente. La perspectiva de Aristóteles a ese respecto, fue la precursora de la actual desacreditada visión del mundo occidental, en la cual el funcionamiento armónico de varias categorías de existencia simplemente no acontece. Según Aristóteles, por ejemplo, la ciencia era capaz de desenvolverse sin el contrapeso de la religión y la religión sin el de la ciencia, volviéndose ambas categorías de existencia menos eficientes y menos representativas de la realidad tal como ella existe de hecho en el Mundo de la Verdad. Aún se debe señalar que, junto con la introducción de la ciencia y del pensamiento aristotélico, vino una tendencia de religiosos de comprometer sus convicciones más esotéricas a fin de retener algún grado de poder en un mundo que se modificaba con rapidez. El cristianismo como es practicado por la mayoría de los que hoy van a la iglesia, por ejemplo, no menciona la reencarnación, aunque la noción de transmigración había desempeñado un papel central en la primitiva teología cristiana. Las formas de cristianismo ampliamente aceptadas hoy fueron moldeadas en gran parte por Tomás de Aquino, que basó toda su visión del mundo en la lógica aristotélica y refutó los aspectos más místicos de su propia tradición, inclusive la idea de la Reencarnación. Los cristianos que tienen predilección por esa forma de su religión pueden tener interés en saber que la visión aristotélico-tomista es contrabalanceada por las tradiciones platónico-fransiscanas que son igualmente cristianas, pero q’ incluyen la Reencarnación. Ambos puntos de vista crecerán lado a lado, con defensores y opositores a lo largo de todo el camino. El imperio romano, poco después de la época de Jesús, vio un resurgimiento del pensamiento acerca de la Reencarnación. Plutarco (46-120 d.C.) escribió con autoridad sobre el concepto de transmigración, tal como lo hizo Porfirio en el siglo II. Porfirio citó muchas veces a los mitraístas como su fuente de información al respecto de la Reencarnación y eso también llevó a los eruditos a afirmar que la idea era dominante entre las primeras sectas cristianas. La Reencarnación tiene un papel poderoso en cada una de las cinco mayores tradiciones religiosas del mundo: hinduísmo, budismo, judaísmo, cristianismo e islamismo. Y para finalizar, debemos examinar las evidencias científicas y filosóficas presentadas por Srila Prabhupada en El Bhagavad Gita, que indican la realidad de la Reencarnación y llegar a conclusiones basadas en las implicaciones obvias de esas evidencias. 7