PROPUESTA DE SOLUCIÓN. EJERCICIO DE ORTEGA Y GASSET. 11-12 La perspectiva es uno de los componentes de la realidad. Lejos de ser su deformación, es su organización. Una realidad que vista desde cualquier punto resultase siempre idéntica es un concepto absurdo. Lo que acontece con la visión corpórea se cumple igualmente en todo lo demás. Todo conocimiento es desde un punto de vista determinado. La species aeternitatis, de Spinoza, el punto de vista ubicuo, absoluto, no existe propiamente: es un punto de vista ficticio y abstracto. No dudamos de su utilidad instrumental para ciertos menesteres del conocimiento; pero es preciso no olvidar que desde él no se ve lo real. El punto de vista abstracto sólo proporciona abstracciones. Ortega y Gasset. ·”El tema de nuestro tiempo”, capitulo X ( la doctrina del punto de vista) NOTA: Se propone la solución de la parte 2. 2. Comentario del texto: Apartado a) Explicación de las dos expresiones subrayadas (1,5 puntos) Realidad. En Ortega, el término realidad tiene dos significados importantes para entender el concepto habitual de realidad como el conjunto de lo que hay o existe, que puede ser conocido y sobre lo que se puede actuar; en definitiva, lo que es real para el sujeto: -Uno, y fundamental, es referido a la realidad radical, la vida, como el ámbito en el que se manifiesta la interdependencia del yo y su circunstancia. Como realidad radical es la verdad indubitable, frente a las tesis escépticas que consideran imposible conseguir la verdad, y las tesis relativistas, que consideran que la realidad es una ficción humana: la circunstancia es algo dado al sujeto, éste no se la inventa, y la vida del sujeto debe hacerse desde y con el mundo o circunstancia. Además, es la realidad fundamental, la realidad a partir de la cual se fundan otras realidades: la realidad de los objetos (el mundo de las cosas), la realidad social, histórica. Este sentido de la realidad se opone a la visión racionalista de la realidad, en el sentido de mundo existente, como un dato objetivable, totalmente independiente del sujeto, abstraíble, separable del sujeto: La realidad es el mundo del sujeto, el mundo del yo, y como el sujeto siempre vive de una forma concreta, siempre conoce y actúa desde un punto de vista ( perspectiva), la realidad es perspectivista - la realidad de los objetos es el sentido de los objetos en la vida humana, los objetos como parte del mundo vital de cada sujeto. En este sentido, la perspectiva de cada sujeto conforma también la realidad de los objetos, su ser, y la realidad de los objetos es también perspectivista. De estos significados básicos de realidad surge la noción de realidad como el conjunto de lo que hay o existe, que para Ortega es algo concreto y cambiante, pues la vida lo es, y si queremos hablar de una realidad cósmica o realidad universal, siempre deberá ser a partir de cada vida. Cada sujeto tiene una perspectiva de la realidad, así que la parte de la realidad cósmica que se conoce no es una realidad 1 deformada, sino una realidad verdadera, aunque no sea toda la realidad, pero es la realidad que se manifiesta a un punto de vista, y la perspectiva está, por tanto, inscrita en la realidad. En ningún caso, como se señala en el texto, se trata de una abstracción, totalmente independiente del sujeto, separable de él, luego no puede pretender ser conocida desde un punto de vista abstracto. Una realidad por ejemplo, un paisaje, que fuera siempre idéntico, bajo cualquier punto de vista, es algo absurdo: la realidad es siempre algo concreto y cambiante, no algo abstracto e inmutable. Con Ortega aparece así un sentido no sustancialista de la realidad, sino relacional, que él consideró su aportación más importante para superar los errores del racionalismo y del relativismo vitalista. Punto de vista abstracto. Es el punto de vista postulado por el Racionalismo, que en Spinoza se expresaba como el punto de vista de la eternidad, el punto de vista fuera de la duración y del sujeto concreto (sub species aeternitatis). Un punto de vista abstracto supone un punto de vista separado de lo concreto ( un punto de vista absoluto) del sujeto y del tiempo ( un punto de vista ubicuo), un punto de vista fuera de la realidad, que siempre es concreta y temporal. Detrás de tal punto de vista existe el error racionalista, a juicio de Ortega, de que sujeto y realidad son términos totalmente separables, de que la realidad es un hecho captable por un yo puro, ultravital y extrahistórico para que permita pasar la realidad tal como es en sí misma. Ortega nos dice en el texto que tal punto de vista es realmente una ficción (no hay tal sujeto puro, abstracto, sino seres humanos concretos, con perspectivas concretas) y sólo puede proporcionar abstracciones, pero la realidad no se muestra bajo tal punto de vista, aunque pueda ser útil para ciertos objetivos del conocimiento ( la abstracción conceptual, como en el caso de las definiciones, puede ser útil en algunas funciones intelectivas), pero no puede confundirse la abstracción conceptual con una realidad abstracta que se corresponda con el concepto. Ortega propone, frente a este punto de vista abstracto, ver las cosas bajo el punto de vista de las circunstancias (sub species circunstantiarum), el único punto de vista real, existente, siendo ésta una tesis fundamental del perspectivismo o doctrina del punto de vista, pues supone situar al sujeto de conocimiento y de acción en su dimensión vital, hacer de la razón una razón vital y acabar con la ficción racionalista del sujeto como un yo abstracto y de una razón desligada de la vida, una razón pura. Apartado b) Exposición de la temática (1,5 puntos) La temática de este fragmento es onto-epistemológica. Ortega nos muestra cómo debe considerarse la perspectiva o punto de vista en relación con la realidad y el conocimiento. Sintetizando el texto, Ortega nos dice que la perspectiva conforma, organiza la realidad, no la deforma, de manera que una realidad vista desde un punto de vista ubicuo, absoluto, abstracto, no determinado, es una realidad ficticia, una abstracción, pues un punto de vista abstracto sólo proporciona abstracciones, no algo real. Este fragmento del capitulo X de “El tema de nuestro tiempo” presenta dos tesis referidas a la realidad y al conocimiento relativas a la doctrina del punto de vista, al perspectivismo (el capítulo X es la exposición de dicha doctrina).En dicho capítulo Ortega quiere mostrar la tarea de su generación, la Generación del 14, frente a la situación de una cultura excesivamente racionalista, que ha perdido el contacto con 2 los valores vitales. Ya que el conocimiento es el aspecto de la cultura en que más se observa el error del racionalismo, pero también el error del relativismos vitalista ( una vida sin cultura), Ortega pretende superar sendas “cegueras complementarias” con la doctrina del punto de vista o perspectiva. Hay una “ceguera” que Ortega examina más profundamente, la racionalista, pues es la que durante más tiempo ha influido en Occidente, y a la que hace referencia en este fragmento. Las tesis que mantiene el racionalismo sobre el conocimiento, la verdad, el sujeto de conocimiento y la realidad son importantes para entender este fragmento: para el racionalismo existe una realidad en sí, independiente del sujeto, y para conocerla, éste debe actuar como un medio transparente, ya que todo elemento del sujeto sería una deformación de la realidad e impediría alcanzar la verdad absoluta, inmutable. En este fragmento Ortega pretende exponer sus tesis perspectivistas y superar las tesis racionalistas, por lo que se destacan dos partes estructurales en el texto: una primera parte con la exposición del perspectivismo, una segunda parte con la crítica al racionalismo, a partir de las tesis perspectivistas. En la primera parte del texto, al exponer la tesis ontológica y epistemológica de la doctrina del punto de vista, hace alusión a algo dicho anteriormente, en referencia a la acción del sujeto en el conocimiento y a la realidad conocida, valiéndose de los ejemplos de la percepción, fáciles de entender El fragmento comienza (“La perspectiva….absurdo”) con una tesis ontológica del perspectivismo: la perspectiva no deforma, sino que constituye, organiza la realidad (la realidad es perspectivista). Esto le lleva a decir que una realidad idéntica desde cualquier punto de vista es un concepto absurdo, poniendo el ejemplo de la visión para mostrar mejor el carácter organizador de la perspectiva. Esta parte del fragmento nos remite a lo dicho con anterioridad: planteó lo absurdo que sería suponer que, si dos personas están viendo un paisaje desde distintos puntos, nos preguntáramos cuál era el paisaje real de los dos vistos: los dos son reales, no hay un paisaje arquetípico, modélico, visto igual desde cualquier punto de vista. A continuación, (“Lo que acontece…determinado “) Ortega plantea la tesis epistemológica del perspectivismo, que se funda en la ontológica. Antes de este fragmento, Ortega ya había expuesto que todo el psiquismo humano actúa como un órgano receptor, que el sujeto selecciona la realidad, como un cedazo o rejilla en una corriente deja pasar unas cosas y no otras, igual que los sentidos seleccionan los estímulos que serán captados (tal como nos enseñan la psicología y la biología). Ahora concreta esta selección mediante la acción de la perspectiva en el conocimiento, exponiendo así el contenido epistemológico del perspectivismo. Lo hace poniendo de nuevo el ejemplo de la percepción, para después ampliarlo al conocimiento en general., pues lo que se dice respecto a la visión es ampliable a todo tipo de conocimiento, de manera que aparece la tesis epistemológica del perspectivismo, derivada de la tesis ontológica anterior: “Todo conocimiento es desde un punto de vista determinado”. Desde estas dos tesis del perspectivismo Ortega pasa ahora a examinar el planteamiento del Racionalismo sobre el conocimiento como un punto de vista no determinado y las implicaciones metafísicas. Lo hace refiriéndose a Spinoza, a su 3 tesis del conocimiento como resultado de ver la realidad desde el punto de vista de la eternidad, sub species aeternitatis (“La species aeternitatis….abstracciones”). Al respecto, destacan las siguientes críticas de Ortega: - El punto de vista ubicuo, absoluto es una ficción, no es un punto de vista real, sino un punto de vista abstracto que sólo ofrece abstracciones, útiles para ciertas tareas cognitivas, pero que no accede a la realidad. - la realidad, lo real, no se muestra bajo este punto de vista abstracto. La realidad no es una abstracción, luego no puede ser obtenida bajo tal punto de vista. Apartado c) Justificación desde la posición filosófica del autor (2 puntos) Las dos tesis del perspectivismo que aparecen en este fragmento (la perspectiva es una dimensión de la realidad, todo conocimiento lo es desde un punto de vista determinado) y la critica a las tesis racionalistas sobre la realidad y el conocimiento encuentran su justificación en los planteamientos ontoepistemológicos de la filosofía raciovitalista de Ortega. Este filósofo denominó Raciovitalismo a la superación de los errores del racionalismo (una razón alejada de la vida) y del relativismo vitalista (una vida desligada de la razón). Aunque se denomina también Raciovitalismo al periodo de Ortega posterior a la fecha de publicación de “El tema de nuestro tiempo”, obra del periodo llamado Perspectivismo, observamos una continuidad entre ambos periodos, pues los problemas abordados en este periodo son los abordados y desarrollados en el periodo del Raciovitalismo, pues sus conceptos centrales, la vida y la razón vital e histórica, ya aparecen en la doctrina del punto de vista al plantear los problemas de la realidad, el sujeto, la razón y la verdad. Por lo tanto, el perspectivismo, como doctrina onto-epistemológica, es el centro de la filosofía raciovitalista de Ortega La Ontología presente en el perspectivismo y en el raciovitalismo. Que la realidad tenga como dimensión la perspectiva del sujeto, porque ésta organiza, no deforma la realidad, resulta de una visión ontológica diferente a la racionalista. Esta suponía la existencia separada del mundo y del sujeto, un yo transparente, fuera de la vida (ultravital), del cambio (extrahistórico), un yo puro dotado de una razón pura ante el cual la verdad, eterna e inmutable, se manifiesta de modo absoluto, bajo la forma de la eternidad, desde un punto de vista absoluto. La realidad perspectivista cambia la ontología estática y sustancialista por una ontología relacional, pues la realidad fundamental, a partir de la cual se fundan otras realidades, es la vida, la vida concreta de cada individuo, el ámbito en el que se manifiesta la interdependencia entre el yo y su circunstancia (“Yo soy yo y mi circunstancia, y si no la salvo a ella, no me salvo yo”). Yo, circunstancia y vida son los tres conceptos claves para entender por qué la perspectiva conforma la realidad. El yo y su circunstancia (circunstancialismo) rompen la idea racionalista de que ambos pueden existir de forma separada. Como los “dioses conjuntos”, el yo es siempre un sujeto inmerso en su circunstancia, que se hace desde ella, y la circunstancia o mundo es siempre la de un sujeto concreto, de lo que 4 éste se ocupa y en la que se halla, con lo que debe contar para crear su proyecto vital, su ser. La circunstancia o mundo vital es lo dado al sujeto, y en este sentido lo condiciona (el sujeto no lo elige), pero también es el marco de posibilidades para el conocimiento y la acción, y en este sentido, resulta la perspectiva, la situación ontológica desde la cual partir. La circunstancia es tanto el “mundo material” del que nos hablan las ciencias naturales, como la sociedad, la cultura, las creencias e ideas del momento, el propio cuerpo, el psiquismo (temperamento). El sujeto, como ser viviente, convive con la circunstancia, y la vida resulta el conjunto de vivencias. El sujeto no se inventa la realidad (la circunstancia está ahí, los objetos del mundo están ahí), pero sí la dota de sentido, y el ser de los objetos, en la vida humana, es el sentido que los humanos les dan. La vida nos es dada, pero no nos es dada hecha. No es, por tanto, un dato concluido, un hecho (factum), sino un hacerse ( faciendum). No se puede reducir a ninguna entidad tratada por la biología, la física, la psicología o la filosofía hasta el momento, no se puede reducir al alma o al cuerpo. No es posible una visión sustancialista y esencial de la vida, sino una visión dinámica e histórica: la vida es el devenir del vivir, la temporalidad es la dimensión constitutiva de la vida. Es algo concreto, no una entidad abstracta: es la vida de cada uno. No obstante, y a pesar de que cada vida es la de cada cual, hay unas categorías comunes a todo vivir: vivir es saberse viviendo, comprenderse (el sujeto es un ser para sí, tiene un mundo interior), es intransferible, se vive en el mundo y ocupándose de él (el sujeto es un ser para otro, activo, un ser técnico). La vida es fatalidad (la circunstancia nos es dada) en la libertad (proyecto o guión de vida creado por cada uno), y libertad (elección de posibilidades) en la fatalidad. Por ultimo, y aunque la circunstancia es tanto el pasado (el hombre es un heredero) como el presente, la vida es futuro, es futurización (el hombre es un novelista, escribe el guión de su propia vida, no tiene naturaleza, sino historia). Por este carácter dinámico de la vida, la de cada uno con su circunstancia, que constituye la perspectiva de cada cual, la realidad deviene multiplicada y enfocada. No existe una única realidad inmutable, estática. La epistemología presente en el perspectivismo y el raciovitalismo. Ortega nos dice que cada sujeto es un punto de vista insustituible sobre el mundo. La perspectiva, como dimensión de la realidad, supone una función selectiva en el proceso de conocer. Ortega nos dice que el sujeto actúa como un cedazo o redecilla, pues la perspectiva nos abre ante determinadas caras de la realidad y nos cierra ante otras. La perspectiva, como punto de vista en el proceso de conocimiento, cuenta con una dimensión individual y otra intersubjetiva (aspectos sociales, culturales, heredados), contiene elementos cognitivos (creencias e ideas), sensitivos, emocionales y valorativos (axiológicos). Estos elementos conforman tanto las experiencias anteriores del sujeto, sus necesidades, intereses, como el porvenir proyectado, y resultan ser el punto de vista desde el cual se conoce la realidad. Todo conocimiento, pues, es desde un punto de vista determinado. No existe un punto de vista ubicuo (que está en todas partes), absoluto (no parcial o relativo al sujeto, sino un supuesto punto arquetípico, que los refleja todos), y por tanto abstracto (fuera de la perspectiva determinada), Tal punto de vista es una ficción, produce “ficciones” de realidad, abstracciones. 5 El ser consecuente con el punto de vista propio (la fidelidad al punto de vista) nos permite captar fielmente la realidad. El único punto de vista falso es el punto de vista que pretende ser el único. Por eso, a cada perspectiva le pertenece una “congrua porción de verdad”. El racionalismo había postulado la existencia de una verdad única e inmutable, y el sujeto que la capture también debía ser inmutable, un ente racional, un yo puro. El relativismo, por su parte, consideraba que no existía la verdad. El cambio ontológico del perspectivismo nos lleva a un cambio epistemológico: la verdad no es única, hay tantas verdades como perspectivas, y las perspectivas múltiples no suponen ni contradicción ni exclusión, sino complementariedad. Ortega dice que cada individuo ( persona, pueblo, época) es un órgano insustituible para la conquista de la verdad. La verdad “absoluta” no es la verdad fuera del tiempo, de la vida, del sujeto (como la verdad racionalista) sino la integración de verdades, una verdad omnímoda porque recoge todos los modos parciales de la verdad, y se conquista en el tiempo. Este cambio epistemológico en el sujeto de conocimiento y de la verdad reclama también un cambio en la razón: Si la realidad resulta múltiple, cambiante, y la verdad sólo se puede alcanzar a través de la historia, la razón que acceda a ellas no puede ser una razón fuera de la vida y de la historia (una razón pura), sino una razón vital, y por tanto, histórica. La razón vital nos permite darnos cuenta de la dialéctica histórica entre creencias (convicciones dadas por sentadas, transmitidas culturalmente, en las que vivimos, generalmente inconscientes) e ideas (elaboraciones conceptuales, discutidas) a lo largo de las generaciones, nos permite comprender la realidad, su sentido, y nos permite recabar en la tarea, el tema del tiempo de cada generación. Ver la realidad no “bajo la especie de lo eterno”, sino “bajo la especie de la circunstancia” nos permite entender cómo se orienta el individuo, un pueblo, una época en el sistema de experiencias que es la historia, cómo resultan fieles a su circunstancia y generan un proyecto auténtico y excelente de vida (minoría selecta), o cómo no es así, y viven de proyectos pasados (de forma anacrónica) plagiados, o sin proyecto propio, diluido en lo colectivo (el hombre-masa). Estos últimos fenómenos (vida anacrónica, rebelión de las masas) los observaba Ortega en la España y Europa de su tiempo, y el cambio de racionalidad era imprescindible para hacer frente a ellos. 6