I.E.S. “Rodríguez Moñino” Departamento de Filosofía Historia de la filosofía. 2º Bachillerato TEMA 10 El IDEALISMO TRASCENDENTAL DE KANT 1. VIDA Y OBRA DE KANT. ......................................................... 2 2. CONTEXTO HISTÓRICO ......................................................... 3 3. EL USO TEÓRICO DE LA RAZÓN: EL CONOCIMIENTO ...................... 5 3.1. UNA CUESTIÓN PENDIENTE ......................................................... 5 3.2. LA POSIBILIDAD DE LA CIENCIA ................................................... 6 3.3. CRÍTICA A LAS FACULTADES DE CONOCIMIENTO ............................... 7 3.4. EL GIRO COPERNICANO DE KANT ................................................... 9 3.5. LA POSIBILIDAD DE LA METAFÍSICA ............................................. 10 4. EL USO PRACTICO DE LA RAZÓN: LA ÉTICA ................................ 10 4.1. EL VALOR DE LA HUMANIDAD ......................................................................................... 11 4.2. UNA ÉTICA TRADICIONAL .............................................................................................. 11 4.3. LA MAYORÍA DE EDAD DEL HOMBRE ............................................................................. 12 4.4. POSTULADOS DE LA RAZÓN ............................................................................................. 13 5. ANEXO: CONCEPTO KANTIANO DE ILUSTRACIÓN ......................... 14 I.E.S. Rodríguez Moñino Departamento de Filosofía Historia de la filosofía 2º de Bachillerato 1. VIDA Y OBRA DE KANT. Immanuel Kant nació el 22 de abril de 1724 en Königsberg, Prusia. Su familia pertenecía al pietismo, (tendencia religiosa que antepone la vivencia de la fe a las formas dogmáticas) A los ocho años ingresa en el Collegium Fridericianum, dirigida F. A. Schultz, quien había estudiado Teología en Halle con los pietistas y filosofía con C. Wolf, y que era amigo y consejero de la familia de Kant. El pietismo dominaba también toda la organización del colegio, lo que suponía una profunda religiosidad y un tipo de vida dominado por la austeridad. Allí adquirió Kant sólidos conocimientos de las lenguas clásicas, así como de matemáticas y lógica. En 1740 ingresó en la Universidad de Königsberg, centrando su interés en la Filosofía, las Matemáticas y las Ciencias naturales. La filosofía predominante en Alemania era el racionalismo de C.Wolff cuyo pensamiento había penetrado profundamente en todos los círculos culturales de mediados del siglo XVIII.; De la mano de M. Knutzen, wolfiano heterodoxo, se inició en el estudio de las obras de Newton y Wolff, pero también se puso al corriente de las tendencias empiristas inglesas y de los ideales de la Ilustración francesa. En 1747 termina sus estudios en la Universidad y en 1755 obtendrá el título de Doctor en Filosofía. A esta época pertenece la obra “Sueños de un visionario” donde rechaza la metafísica especulativa En 1770 toma posesión de la Cátedra de Lógica y Metafísica de la Universidad de la famosa Disertación "Sobre la forma y principios del mundo sensible e inteligible", punto de partida del "período crítico" ya que anticipa algunos de los temas de su obra “Crítica de la Razón pura” cuya primera edición es del año 1781. En 1783 publicó "Prolegómenos para toda metafísica futura que quiera presentarse como ciencia” en la que pretendía exponer con mayor claridad los principios de su filosofía. Más tarde, en 1787, publicará la segunda Edición de la “Critica de la Razón Pura” Entre ambas ediciones aparecen obras como “Idea para una historia general concebida en un sentido cosmopolita” (1784); “Respuesta a la pregunta ¿Qué es Ilustración?” (1784) manifiesto programático del movimiento ilustrado; "Fundamentación de la metafísica de las costumbres" (1785) En 1788 aparece otra de sus grandes obras: “Crítica de la Razón Práctica” en la que desarrolla el tema fundamental que sirve de trasfondo a toda su producción filosófica: la moral. Y en 1790 lo hará su tercera crítica: “Crítica del Juicio” en la que pretende mediar entre naturaleza y libertad o armonizar las dos cítricas anteriores. Nos muestra a un Kant interesado en el sentido placentero de lo bello. Kant mantuvo una tertulia con un grupo de amistades a lo largo de toda su vida; vida que se caracterizó por su sencillez, regularidad, y ausencia de perturbaciones, a no ser el conflicto que mantuvo con la censura bajo el reinado de Federico Guillermo II, a raíz de la publicación de su obra "La religión dentro de los límites de la mera razón". Probablemente el emperador se sintiera amenazado por la difusión de los ideales de la Ilustración en Alemania y el triunfo de la Revolución francesa, de los que Kant era ferviente admirador. Kant se vio obligado a firmar un escrito comprometiéndose a no volver a hablar ni a escribir públicamente de religión, promesa de la que se sintió Tema 10. El Idealismo trascendental de Kant. Pg. 2 I.E.S. Rodríguez Moñino Departamento de Filosofía Historia de la filosofía 2º de Bachillerato desvinculado a la muerte del emperador, ocurrida en 1797. Una vez restaurada la libertad de expresión Kant publica en 1798 “El conflicto de las facultades”, obra en la que defiende la libertad de pensamiento y expresión frente a las arbitrariedades del despotismo El 12 de febrero de 1804 moría en su ciudad natal. Para entonces la filosofía de Kant había alcanzado ya gran difusión y aceptación en los principales círculos culturales de Alemania y un considerable eco en el resto de Europa. 2. CONTEXTO HISTÓRICO La vida de Kant (1724-1804) transcurre en el siglo XVIII cuya parte central es de relativa tranquilidad entre las guerras de religión del XVII y las revoluciones de finales de siglo y principios del XIX. Esta tranquilidad explicaría la revolución demográfica que experimentó Europa a partir de 1850 llegando casi a duplicar la población. Este aumento de población potenció el desarrollo de la producción agrícola con la introducción de notables mejoras en la rotación de cultivos y en el uso de herramientas. Esta economía, eminentemente agrícola, contrasta con el desarrollo tecnológico que se evidencia en la aparición de inventos de gran interés como el pararrayos de Franklin, el termómetro de Fahrenheit y, en especial, la máquina de vapor de Watt que será aplicada a la producción a partir de 1850 pudiéndose hablar del inicio de la revolución industrial, al menos en Inglaterra, pues en el continente su aplicación será posterior. En este siglo también se va gestando en la élite intelectual una cierta mentalidad producida por la creencia compartida en un conjunto de valores que ha pasado a la historia con el nombre de Ilustración. Es un espíritu de emancipación intelectual y moral superando cualquier tipo de de constricción (religiosa o política). Esta emancipación se intentaba realizar ilustrando a los gobernantes y educando al pueblo; creando un clima de libertad de pensamiento y de justicia en el que el hombre pudiera ser maduro y feliz. Kant definió la Ilustración como la “la salida del hombre de su autoculpable minoría de edad”. La humanidad tiene que lograr su autonomía haciendo uso de la razón: “Sapere aude!” (“¡Atrévete a pensar!”). Existía también un fuerte optimismo en la idea de progreso, en la consideración del hombre como ser fundamentalmente racional, en la idea de igualdad entre los hombres y en el derecho fundamentado sobre bases racionales. Este espíritu ilustrado se manifestó con características y nombres diferentes. En Inglaterra, primer país en el que surgió, se denominó Enlightenment. Se caracterizó por la defensa de la libertad política y de la tolerancia religiosa, estando muy influido por el empirismo de Hume y Locke. El liberalismo político propone separar la política de la religión y de la moral. Se fundamenta en las ideas contractualistas de Locke que afirman la existencia de unos derechos naturales que el Estado debe proteger. El poder no se justifica por vía divina, sino mediante un contrato entre iguales por el que se cede a una asamblea el derecho a legislar. Para evitar los abusos del poder propios del Absolutismo, Locke promueve la separación del poder ejecutivo (gobierno) y el poder legislativo (Parlamento). De este modo los gobernantes quedarían sometidos a la misma legislación que el resto de los Tema 10. El Idealismo trascendental de Kant. Pg. 3 I.E.S. Rodríguez Moñino Departamento de Filosofía Historia de la filosofía 2º de Bachillerato ciudadanos en quienes reside la soberanía; soberanía popular que se expresa mediante elecciones y se organiza en un Parlamento. En Francia, tomó el nombre de “les lumiéres” y estuvo representada por los enciclopedistas. Se caracterizó por el desarrollo de la ciencia histórica, en contra de la tradición, y por la consideración del hombre culto como alguien menos ocupado de la teología y más atento a los avances de las ciencias y las letras. Se pensaba que la cultura debía ser clara y accesible a todo el mundo. Los ilustrados franceses están muy influidos por las ideas liberales inglesas que representan los intereses de la clase burguesa. La burguesía pretende completar su poder económico con un poder político al que no pueden acceder en un país cuya forma de gobierno es la Monarquía absoluta. Su máximo representante fue el rey Luis XIV en cuyo reinado las diferencias sociales y la crisis económica se habían acrecentado de tal modo que sus sucesores fueron incapaces de darle solución. Ante esta situación se inicia un proceso de protesta social que culminará con el levantamiento popular que tomó la Bastilla el 14 de Julio de 1789. Es la revolución Francesa que aportará, entre otras cosas, la Declaración de los derechos del hombre y los ciudadanos, expresión de la concepción política ilustrada. En Alemania, adoptó el nombre de Aufklärung. La figura más representativa fue Kant, sobre todo en lo que se refiere a la historia, la política, la religión y la ética. Las discusiones teóricas se centraban sobre todo en la ética, asunto que consideraban previo a cualquier cambio político. Kant considera que la libertad es el fundamento de la moral y hacer uso de esa libertad supone “avanzar en la Ilustración”. En este sentido afirma que no se vive en una época ilustrada, sino de ilustración: se están dando las condiciones para la emancipación del hombre. Lo llama el “siglo de Federico”. Se refiere a Federico II de Prusia, protector de la ciencia y de la cultura a las que impregnó de influencias de pensamiento francés e inglés y quien realizó una profunda modernización del Estado. Estas características le hacen una de las figuras más representativas del despotismo ilustrado: sistema absolutista que se sirve de las ideas ilustradas. Las decisiones tanto personales como sociales, han de estar guiadas por la razón. Se trata de la “razón de Estado” que permite al monarca seguir ejerciendo el poder sin tener que justificar sus acciones. Según esta orientación, la legitimidad del Estado reside en su capacidad para promover la felicidad y el bienestar del pueblo; los monarcas ilustrados ofrecen al pueblo una educación básica, pero no excesiva, que les permite aumentar su nivel cultural y sus posibilidades económicas. Este modo de hacer política se suele resumir en la máxima: “todo para el pueblo pero sin el pueblo”. Uno de los elementos culturales que más influyó en la formación de Kant fue el pietismo, religión de origen luterano, influida por el puritanismo inglés y fundada por Philipp J. Spener en el siglo XVII. El pietismo entendía la fe cristiana como una relación activa con Dios, más que como un conjunto de dogmas, y defendía que el mundo podía ser cristianizado a través de la práctica individual de los creyentes. Tenía una concepción de la Iglesia como un ente "invisible" del que formaba parte toda la Tema 10. El Idealismo trascendental de Kant. Pg. 4 I.E.S. Rodríguez Moñino Departamento de Filosofía Historia de la filosofía 2º de Bachillerato humanidad. Quizá podamos encontrar aquí el primer síntoma de la universalidad que Kant intentará suministrar a su pensamiento. Por último, desde un punto de vista filosófico el pensamiento de Kant representa la influencia de las dos corrientes de pensamiento vigente: racionalismo y empirismo. Influido por el racionalismo Kant trata de fundamentar racionalmente la metafísica. Pero tras conocer la física de Newton y el empirismo de Hume afirma haber “despertado del sueño dogmático de la razón” lo que se traduce en una revisión crítica de la metafísica. Newton había insistido en la necesidad de unir experiencia y razón para comprender las leyes que rigen el movimiento de los cuerpos. Su método se apoyaba en la observación de la naturaleza, pero partiendo de hipótesis matemáticas, de modo que los datos sensibles tienen que ajustarse al orden de la razón. Por sus grandes aportaciones, la física de Newton se convierte en el paradigma científico de la Modernidad. Kant, admirador de la obra newtoniana, trató de explicar su método como una síntesis de experiencia y razón. Con esta finalidad conseguirá que empirismo y racionalismo se conjuguen de un modo excepcional con el proyecto emancipatorio de la Ilustración dando lugar a lo que se conoce como su “filosofía crítica”. Según los principios racionalistas el conocimiento estricto (científico) debe ser universal y necesario, pero sólo se puede aplicar a los fenómenos de la experiencia. De ello se deduce la imposibilidad de un conocimiento científico de la metafísica (más allá de la experiencia). Desde la perspectiva de Hume esta imposibilidad hacía inviable también el conocimiento de la realidad física (los objetos están más allá de las impresiones y no puede haber una verdadera ciencia física). Kant, en su interés por salvar el carácter científico de la física newtoniana, concluirá que si la necesidad y universalidad no puede provenir de la experiencia, entonces ha de proceder del entendimiento; esto es, no todos los elementos que intervienen en el conocimiento tienen su origen en la experiencia; existen elementos a priori, independientes de la experiencia que son la forma o estructura a la que ha de acomodarse la experiencia para poder ser conocida. 3. EL USO TEÓRICO DE LA RAZÓN: EL CONOCIMIENTO Kant, consideró que la racionalidad no se limitaba al ámbito del conocimiento, sino que también era extensiva al ámbito de la acción. La razón constituye, por un lado, el instrumento del que nos servimos para conocer y, por otro, la facultad que guía y dirige nuestra acción Para cada una de estas funciones, Kant reservó un nombre especial: razón teórica (ámbito del conocimiento) y razón práctica (ámbito d la acción). En este apartado, nos ocuparemos de la teoría epistemológica de Kant, es decir, del análisis del uso teórico de la razón. 3.1. UNA CUESTIÓN PENDIENTE En las universidades alemanas, la filosofía que se enseñaba, y la que había recibido Kant, era el racionalismo académico de Wolff. Sin embargo, la lectura de Hume le llevó a cuestionar este optimismo dogmático. Esto sitúa a Kant en una encrucijada: la Tema 10. El Idealismo trascendental de Kant. Pg. 5 I.E.S. Rodríguez Moñino Departamento de Filosofía Historia de la filosofía 2º de Bachillerato filosofía en la que había sido educado y la que le había abierto nuevas vías de reflexión eran contradictorias. Por una parte, los racionalistas sostenían que la razón, partiendo de sí misma y de los contenidos innatos que posee, puede alcanzar un conocimiento universal; por otra, los empiristas defendían que la razón sol opera con el material de la experiencia: como éste es concreto y cambiante, nuestro conocimiento no puede superar la categoría de probable Kant, insatisfecho tanto con el dogmatismo de los racionalistas como con el escepticismo de algunos empiristas, adoptó como suya la cuestión pendiente de la Modernidad: ¿cómo es posible el conocimiento? Encontró la solución en una concepción del conocimiento que era una síntesis que aceptaba, en parte, lo que decían una y otra corriente. La idea es la siguiente: “Pero, aunque todo nuestro conocimiento comience con la experiencia, no por ello procede todo él de la experiencia”. Kant, l., Crítica de la razón pura, 38. Los empiristas tenían razón: sin experiencia no hay conocimiento. Ahora bien, los racionalistas tampoco estaban completamente equivocados: no todo es experiencia; el sujeto que conoce aporta algo imprescindible para que sea posible este conocimiento. El ser humano no se limita a recibir información, sino que construye él mismo su imagen del mundo. Pongamos un ejemplo. El hombre no es como un negativo que, pasivamente, se deja impresionar por la luz, sino que es más bien como una cámara fotográfica: la forma en que está diseñada (tipo y profundidad del objetivo, potencia del flas, velocidad de obturador ... ) condicionará la reproducción que lleve a cabo de la realidad. En definitiva, la constitución del sujeto que conoce le permite, pero al mismo tiempo le obliga, a ver y entender de una determinada manera aquello que le rodea. 3.2. LA POSIBILIDAD DE LA CIENCIA Dar una respuesta a la controversia entre racionalismo y empirismo tenía más importancia de lo que podamos imaginar. Pese a que la física de Newton era aceptada por ambas corrientes, en ninguna de las dos quedaba fundamentada. En el fondo, cada una a su manera cuestionaba la validez, objetividad y universalidad de la ciencia. Para los racionalistas, los enunciados de la ciencia eran «verdades de hecho», es decir, enunciados empíricos y contingentes. Para los empiristas, limitar el conocimiento al dato empírico comportaba negarle toda universalidad, y concederle únicamente el grado de probabilidad. Para Kant, un entusiasta de la física newtoniana, tenía que encontrarse la manera de validar y legitimar los progresos que, en su época, la ciencia estaba experimentando. Éste será uno de los objetivos de su obra magna: la Crítica de la razón pura. Las argumentaciones son relaciones entre enunciados o juicios. Por ello, para poder determinar cuándo son universales y necesarias (es decir, científicas), es preciso analizar primero si sus juicios lo son. Para llevarlo a cabo, Kant elaboró, en la Crítica de la razón pura, una teoría de los juicios en la que establecía las condiciones que tenían que cumplir para considerarlos científicos. Tema 10. El Idealismo trascendental de Kant. Pg. 6 I.E.S. Rodríguez Moñino Departamento de Filosofía Historia de la filosofía 2º de Bachillerato Kant considera que un juicio («El Sol es el centro del Sistema Solar» o «El todo es mayor que las partes») es un enunciado en el que se relaciona un sujeto («el Sol», «el todo») con un predicado («centro del Sistema Solar», «mayor que las partes»). Es decir, un juicio constituye la atribución de las cualidades o propiedades a un sujeto determinado. Si, además, pretendemos que sea científico, debe cumplir dos requisitos: Ser extensivo: ampliar nuestro conocimiento del mundo. Ser universal y necesario: válido en cualquier circunstancia y momento. 3.3. CRÍTICA A LAS FACULTADES DE CONOCIMIENTO La gran obra de Kant dedicada al conocimiento y la ciencia es la Crítica de la razón pura. Este título puede parecernos un poco enigmático; para entenderlo, hay que conocer mínimamente la terminología kantiana. Cuando Kant habla de criticar la razón se refiere a la tarea de analizar, críticamente, cuáles son la naturaleza, la función y los límites de la razón. Ésta es, ciertamente, una labor fundamental a la hora de establecer y fijar las posibilidades reales de obtener conocimiento científico. Sólo si sabemos cómo funciona la razón y hasta dónde puede llegar, podremos establecer por qué es posible la ciencia y cómo son posibles los juicios sintéticos a priori. De hecho, para ver lo que Kant dijo seguiremos, muy de cerca, sus propios pasos, es decir, avanzaremos por cada una de las partes en que analizó las facultades que intervienen en el conocimiento. La estética trascendental: un análisis de la sensibilidad En la estética trascendental, Kant analiza la primera facultad que interviene en el proceso de conocimiento: la sensibilidad. Ésta representa la capacidad de abrirnos al mundo, es decir, la receptividad necesaria para podernos construir una representación de la realidad. Todas las especies animales poseen esta capacidad, ya que todas se representan de alguna manera lo que les rodea. Ahora bien, esta imagen que nos formamos, ¿es idéntica en todas las especies? ¿Sienten el mundo de manera similar un ser humano, una abeja o un delfín? Nuestros conocimientos actuales nos permiten contestar con cierta seguridad. Sabemos que cada especie posee un aparato sensorial que le hace percibir el mundo de una forma particular. Así por ejemplo, mientras que los humanos vemos las amapolas rojas, las abejas, en cambio, las perciben violáceas. Cómo son en realidad las amapolas no puede ser captado ni por el hombre ni por las abejas. Kant fue uno de los primeros en intuirlo: la naturaleza y el funcionamiento de la sensibilidad que tenemos nos condicionan a ver el mundo de una determinada manera. La sensibilidad es como una ventana que nos abre al mundo, pero que, al mismo tiempo, nos condiciona a ver sólo un pequeño fragmento de él. Y es que esta facultad está constituida por unas estructuras que nos capacitan y nos limitan a recibir las impresiones de una manera determinada. Para Kant, la forma en que estamos diseñados no afecta tan sólo a nuestra percepción de los colores, también nos obliga a ordenar todo lo que percibimos en el espacio y el tiempo. Espacio y tiempo son las formas a Tema 10. El Idealismo trascendental de Kant. Pg. 7 I.E.S. Rodríguez Moñino Departamento de Filosofía Historia de la filosofía 2º de Bachillerato priori de la sensibilidad, porque son anteriores a la experiencia y determinan la manera en que podemos tenerla. Y es que basta que nos pongamos a pensar un poco para que nos demos cuenta de que es imposible representarnos alguna cosa si no la situamos en un lugar y un momento concretos. Cualquier representación es una impresión situada en el espacio y el tiempo. Por eso podemos decir que las intuiciones o impresiones del mundo son una síntesis del material sensorial y de las estructuras internas (espacio y tiempo) del propio sujeto. La analítica trascendental: un análisis del entendimiento En la estética, Kant trata de la primera facultad de conocimiento: 1a sensibilidad. Las intuiciones que aporta, si bien resultan imprescindibles para obtenerlo, todavía no constituyen conocimiento. Son impresiones estructuradas y ordenadas en el espacio y en el tiempo, pero todavía son inconexas y faltas de sentido. Para que proporcionen conocimiento, es preciso interpretarlas y entenderlas: ésta es, precisamente, la función del entendimiento. En la analítica trascendental, Kant analiza la segunda facultad cognitiva: el entendimiento. Éste se caracteriza por la facultad de pensar o realizar juicios a partir de las intuiciones de la sensibilidad. Lo hace mediante los conceptos. Los conceptos agrupan y subsumen la mutiplicidad de impresiones, dotándolas de sentido, con lo que se convierten en los instrumentos necesarios para pensar la realidad. Según Kant, existen dos tipos de conceptos: - Conceptos empíricos: provienen de la experiencia. Después de observar y comparar, se extraen las características comunes de diversos objetos y se forman conceptos como los de casa, animal o ser humano. - Categorías: Kant las llama también conceptos puros, ya que, a diferencia de los anteriores, no provienen de la experiencia, sino que muy al contrario, son estructuras a priori del entendimiento. Las categorías son creaciones espontáneas del entendimiento que servirán para agrupar y estructurar (conceptualizar) las intuiciones de la sensibilidad. Kant deduce, partiendo de los tipos de juicio, doce categorías: totalidad, pluralidad, unidad, realidad, negación, limitación, sustancia, causa, reciprocidad, posibilidad, existencia y necesidad. Cada una de las doce categorías constituye un concepto vacío de contenido; necesita, por lo tanto, el material que aporta la sensibilidad para llenarse y proporcionar conocimiento. Lo cierto es que, para que haya conocimiento, son imprescindibles tanto las intuiciones de 1a sensibilidad como las categorías del entendimiento. Las primeras, sin estar subsumidas en conceptos, son intuiciones inconexas y sin sentido; las segundas, sin el material de la sensibilidad, se quedan vacías y estériles. Sólo la conjunción de unas y otras permite entender el fenómeno u objeto de conocimiento. La dialéctica trascendental: un análisis de la razón En la tercera parte de la Crítica de la razón pura, Kant analiza la tercera de las facultades cognitivas. Una vez que el entendimiento ha subsumido las impresiones bajo Tema 10. El Idealismo trascendental de Kant. Pg. 8 I.E.S. Rodríguez Moñino Departamento de Filosofía Historia de la filosofía 2º de Bachillerato conceptos y los ha asociado formando juicios, la razón entra en escena relacionando estos juicios en argumentaciones o razonamientos que tratan de proporcionar conocimientos cada vez más generales. La razón es, por lo tanto, según Kant, la facultad de razonar o avanzar buscando principios más generales. Sin esta labor de la razón, el conocimiento sería fragmentario. Gracias a los razonamientos, englobamos los juicios y las leyes del entendimiento en principios cada vez más generales, que nos permiten explicar una mayor cantidad de fenómenos. Esta tendencia está marcada por las formas a priori de la razón: las tres ideas trascendentales. Existe un uso correcto y útil de estas ideas cuando se las trata como principios reguladores que orientan a la razón en su búsqueda de principios generales. En este sentido, la razón no constituiría una facultad de conocimiento, pero facilitaría los éxitos en este terreno, siempre que se limitara a entender las ideas trascendentales como objetivos ideales que es imposible alcanzar. Sin embargo, existe un uso fraudulento que no contribuye al avance del conocimiento, sino que aboca a contradicciones. Este uso resulta de considerar el Yo, el Mundo y Dios como realidades objetivas, es decir, considerar que estas ideas tienen un referente o correlato en la realidad. Considerar el Alma, el Mundo y Dios como realidades conduce a la razón a intentar conocer estas ideas; entonces es cuando traspasa los límites de lo que es posible conocer, y es víctima de ilusiones y de engaños. 3.4. EL GIRO COPERNICANO DE KANT En el terreno epistemológico las teorías de Kant fueron tan revolucionarias como las de Copérnico en el área de la astronomía. La comparación fue propuesta por el propio Kant, consciente del carácter innovador y decisivo de su planteamiento. Copérnico, viendo las dificultades para mantener la explicación de los movimientos planetarios si conservaba la teoría según la cual el universo giraba en torno a la Tierra (y, por lo tanto, alrededor del ser humano), invirtió la perspectiva. La Tierra, y juntamente con ella el ser humano, giran en realidad alrededor del Sol. Este sencillo giro hizo cuadrar de manera más simple la explicación de los movimientos de los astros. Kant, viendo que resultaba muy difícil justificar el valor universal y necesario de la ciencia en el caso de que supusiera que el sujeto era quien se adaptaba a las múltiples y cambiantes peculiaridades del objeto, invirtió el planteamiento. El conocimiento puede ser universal y necesario, porque es fruto de la imposición del sujeto (de sus estructuras o formas a priori) al objeto. Estas estructuras, de todos modos, a menudo se confunden con las propiedades de los objetos. En sentido metafórico, podríamos decir que las formas a priori son como unas gafas con cristales, por ejemplo, de color azul: por una parte, nos permiten ver los objetos del mundo, pero, por otra, nos tiñen la visión de azul. Por este motivo, es importante recordar que el azul no es una propiedad de lo que vemos, sino un filtro que nosotros ponemos. Esto es, exactamente, lo que nos recordará Kant. Tema 10. El Idealismo trascendental de Kant. Pg. 9 I.E.S. Rodríguez Moñino Departamento de Filosofía Historia de la filosofía 2º de Bachillerato Esta importancia que Kant reserva al sujeto y a las formas a priori en el proceso de conocimiento ha supuesto que su filosofía se conozca con el nombre de Idealismo trascendental. Idealismo, porque sólo las estructuras mentales del sujeto (espacio, tiempo y las categorías) permiten el conocimiento; y trascendental, porque estas ideas son universales y trascienden el caso concreto, ya que tienen carácter a priori 3.5. LA POSIBILIDAD DE LA METAFÍSICA Ya hemos visto que la teoría epistemológica de Kant le obliga a negar la posibilidad de conocimiento científico en el ámbito de la metafísica. Veamos por qué: La metafísica se ocupa de las ideas trascendentales (Alma, Mundo y Dios) como si se tratara de ideas que tienen un referente o correlato en la realidad. Es decir, no se limita a considerarlas principios reguladores que orientan nuestra investigación, sino que las concibe como realidades últimas que dan sentido y finalidad a todo lo que ocurre. Cuando la metafísica sigue este proceder, cuando emplea así estas ideas y trata de conocerlas, cae en falacias y contradicciones. Precisamente estas contradicciones y engaños demuestran el uso inapropiado que la razón hace de las ideas trascendentales. Kant ve en esta práctica la ambición desmesurada de la razón, que quiere ir más allá de los fenómenos y acceder a la realidad en sí o nóumeno. Este paso es ilegítimo, el nóumeno es inaccesible para el ser humano, constituye el limite de aquello que puede conocer. La metafísica intenta superar este límite. Precisamente esto es lo que la condena. De todas maneras, para Kant, aunque la metafísica esté más allá de las posibilidades de conocimiento, responde a una tendencia natural en el ser humano: avanzar hacia principios cada vez más generales. La metafísica no es una ciencia ni llegará nunca a serlo. Cuestiones como la libertad personal, la inmortalidad del alma o la existencia de Dios jamás podrán ser demostradas. La razón pura o teórica, como fuente de conocimiento, no puede resolverlas. Por este motivo, desde el ámbito del conocimiento, solamente se puede justificar con coherencia una posición agnóstica. Ahora bien, el ser humano no se limita a conocer, sino que también vive y actúa. Tal vez estas ideas trascendentales (Alma, Mundo, Dios) hallarán su lugar natural en el ámbito de la razón práctica. Tal vez lo que resulta imposible para la razón teórica será factible para la razón práctica. 4. EL USO PRACTICO DE LA RAZÓN: LA ÉTICA Kant ya ha contestado a la pregunta: «¿Qué puedo saber? Sin embargo, el hombre no tan sólo vive de conocimientos. Ciertamente, el hombre hace un uso teórico de la razón, pero también hace un uso práctico de ella. No solamente es un ser que conoce, sino que además es un ser que actúa y que se vale de su razón para guiar y orientar su acción. Así, la razón pura se convierte en razón práctica cuando se ocupa de guiar la propia voluntad. Por eso ha de responder a las dos preguntas que quedan: «¿Qué he de hacer?» y «¿Qué puedo esperar si hago lo que debo?». La respuesta se puede encontrar en la Crítica de la razón práctica y en la Fundamentación de la metafisica de las costumbres. Tema 10. El Idealismo trascendental de Kant. Pg. 10 I.E.S. Rodríguez Moñino Departamento de Filosofía Historia de la filosofía 2º de Bachillerato 4.1. EL VALOR DE LA HUMANIDAD Muy a menudo se valora la aportación epistemológica de Kant y se olvida, en cambio, la no menos revolucionaria contribución ética. No sólo asentó las bases de la filosofía del conocimiento posterior, sino que también dio un giro completo a los planteamientos de la filosofía moral. Y esto último, si tenemos en cuenta las palabras del propio autor, todavía tiene más valor: «Yo soy un estudioso y siento toda la sed de conocimiento que puede sentir un hombre. En un pasado creía que esto constituía todo el valor de la humanidad; entonces menospreciaba al pueblo en tanto que gente ignorante. Rousseau me desengañó. Esta superioridad engañosa se ha desvanecido; he aprendido que la ciencia en sí es inútil si no sirve para que se valore la humanidad». La ciencia o el conocimiento no son nada si no contribuyen a hacer más humano, auténtico y moral nuestro comportamiento. Y ello, ciertamente, ya no es responsabilidad de la razón teórica, sino de la razón práctica. Rousseau, según nos confiesa Kant, tuvo una importancia capital en su interés por la ética. Una de las anécdotas que se explican sobre Kant puede servir para imaginarnos la influencia que tuvo el ilustrado francés en este cambio de rumbo en la reflexión kantiana. Kant, protagonista de una vida profundamente ordenada y rutinaria (se dice que en Königsberg los habitantes ajustaban sus relojes cuando Kant salía a pasear), llegó tarde a sus clases sólo en dos ocasiones, una por el estallido de la Revolución Francesa y la otra cuando le llegaron las obras de Rousseau, cuya lectura le entusiasmó tanto que perdió la noción del tiempo. 4.2. UNA ÉTICA TRADICIONAL Después de reconocer que, por encima de las cuestiones teóricas, lo que realmente nos inquieta y nos interesa son las de orden práctico, Kant intentará responder a la pregunta «¿Qué he de hacer?». Responder a esta pregunta, o a otra parecida, es lo que ha motivado y estimulado la reflexión ética a lo largo de la historia. Kant, antes de ofrecer su propia respuesta, hará un análisis exhaustivo de lo que hasta entonces se había propuesto. Cuando analiza las éticas anteriores, Kant llega a la conclusión de que, a pesar de la enorme variedad de normativas éticas, todas presentan un denominador común: se trata de éticas materiales. Veamos en qué consisten. Éticas materiales Kant considera materiales aquellas éticas que acaban siendo una lista de normas o preceptos. Según el filósofo prusiano, muchas de las éticas tradicionales lo son y, por ello, adolecen de dos inconvenientes: - Son éticas empíricas, ya que tienen contenido. Nos dicen qué debemos hacer o evitar: «Has de decir la verdad», «Has de obedecer a tus progenitores», «No has de matar»... Su contenido proviene de la experiencia y en ella comprobamos qué conductas son adecuadas para alcanzar el objetivo que nos hemos propuesto. Son éticas que se fundamentan en un bien (la felicidad, la salud ... ) y que establecen el camino que hay Tema 10. El Idealismo trascendental de Kant. Pg. 11 I.E.S. Rodríguez Moñino Departamento de Filosofía Historia de la filosofía 2º de Bachillerato que seguir para alcanzarlo. Son, por lo tanto, éticas interesadas, ya que promueven determinadas acciones en función de la recompensa o gratificación que se sigue de su cumplimiento. Por ello, se componen de normas o preceptos que señalan la actuación correcta y que Kant denomina imperativos, a los que considera de tipo hipotético. Los imperativos hipotéticos ordenan o prohíben una acción en función del objetivo que nos hemos fijado. Así, una norma como «no bebas en exceso» sólo nos obliga si hemos aceptado que «conservar la salud» es un bien al que hemos de aspirar. Se trata, por lo tanto, de un imperativo condicional: «Si quieres conservar la salud, no bebas en exceso». Únicamente si aceptamos la condición, la segunda parte tiene sentido. - Son éticas heterónomas, porque nuestra voluntad se halla determinada por principios que no provienen de la razón propiamente, sino de alguna instancia externa a ella. Las éticas materiales justifican una serie de preceptos en función de fines (la felicidad, la salud, la perfección ... ) que dependen de intereses personales y ajenos a la razón. Estas dos características hacen inaceptables las éticas materiales. Para Kant, una ética auténticamente humana ha de ser universal ( válida para cualquier hombre, con independencia de cuáles sean sus intereses) y autónoma (basada en la libertad y la capacidad humana para darse una ley desinteresada y auténtica). Estas dos propiedades sólo son posibles en una ética racional. 4.3. LA MAYORÍA DE EDAD DEL HOMBRE Kant rechaza las éticas materiales (empíricas y heterónomas) porque considera que no son propias de un ser mayor de edad como el ser humano. Como ya vimos en la unidad anterior, la Ilustración es, sobre todo, una reivindicación de la libertad y de la emancipación respecto a cualquier sujeción o dependencia. Kant comparte esta idea, cree que ha llegado la hora en la que el hombre se haga cargo de su vida y decida por sí mismo. Esta emancipación exige una ética autónoma, en la que sea el propio hombre quien determine la ley moral, y ello es incompatible con una ética material; por eso Kant defiende la necesidad de una ética formal. Ética formal Kant considera éticas formales aquellas que carecen de contenido, es decir, que no nos dicen qué hemos de hacer, sino que sólo nos indican cómo lo tenemos que hacer. Son, por lo tanto, éticas de la forma: no nos ordenan «haz esto o haz aquello», sino que determinan la manera en que hemos de actuar. Los imperativos de esta ética no son hipotéticos, sino que son categóricos: obligan y exigen cumplimiento sin condiciones ni excepciones. Kant formula el imperativo categórico del siguiente modo: «Actúa sólo según aquella máxima por la cual puedas al mismo tiempo querer que se convierta en ley universal». Conocido también con el nombre de principio de universalidad, no nos dice qué hemos de hacer (beber o no en exceso), sino que establece la forma (ser universalizable) que ha de tener cualquier máxima para llegar a ser realmente una norma moral. En el fondo, es una especie de Tema 10. El Idealismo trascendental de Kant. Pg. 12 I.E.S. Rodríguez Moñino Departamento de Filosofía Historia de la filosofía 2º de Bachillerato reformulación de la antigua ley de oro: «Lo que no quieras para ti no lo quieras para los demás». Recoge una antigua consideración del hecho moral: creer que la acción correcta consistirá ni más ni menos en hacer lo que exigiríamos que hicieran los demás. Kant formuló el imperativo categórico de otra manera que todavía encaja mejor con su preocupación: «Trata a todo ser humano no como un medio, sino como un fin en sí mismo». Esto significa que hemos de tratar a los demás como lo que son, seres humanos con dignidad, que no pueden ser usados como instrumentos para satisfacer nuestros deseos. Actuar de modo que tratemos a los demás como fines y no como instrumentos significa actuar de manera desinteresada. Por ejemplo, si elogio a los demás porque deseo obtener un favor de ellos, no obro de una manera moral, sino interesada y egoístamente. Para Kant, actuar de manera ética significa actuar desinteresadamente, es decir, por respeto y amor al deber. Esto significa algo más que actuar externamente en conformidad con el deber; es imprescindible que haya un convencimiento y un respeto interno hacia él. Con un ejemplo entenderemos mejor esta distinción kantiana entre actuar, simplemente, de acuerdo con el deber (legalmente) y actuar, con convencimiento, por amor al deber (moralmente). Supongamos dos tenderos que se comportan de una manera honrada y legal, sin alterar los pesos y cobrando aquello que corresponde al valor de los productos. Uno lo hace porque sabe que, si no, a la larga perdería la clientela (irían a comprar a otra tienda); el otro lo hace simplemente porque considera que ése es su deber. A pesar de que externamente los dos se porten de un mismo modo, sólo en el caso del segundo tendero podemos hablar de comportamiento auténticamente moral. Sólo él actúa desinteresadamente y trata a sus clientes como fines y no como instrumentos para enriquecerse. 4.4. POSTULADOS DE LA RAZÓN Sólo cuando lo que nos mueve es la voluntad de cumplir con nuestro deber, podemos decir que somos morales. Ahora bien, hablar de moralidad presupone aceptar que somos seres con capacidad para decidir nuestra actuación. Si no pudiéramos escoger entre hacer esto o aquello, entre actuar de manera altruista y hacerlo, en cambio, egoístamente, ¿qué sentido tendría hablar de moralidad? La libertad humana, opuesta al determinismo predominante entre los fenómenos naturales, resultaba, según Kant, un atributo inalcanzable para la razón teórica. Concluimos el apartado anterior reconociendo que la razón teórica se vuelve impotente ante determinadas cuestiones que traspasan los límites de la experiencia. Además de la libertad humana, todo lo que nos obliga a hablar de ideas trascendentales como de realidades últimas choca con las posibilidades intelectuales humanas. Por este motivo, Kant recomendaba, como única posición coherente ante tales ideas, la posición agnóstica. Tema 10. El Idealismo trascendental de Kant. Pg. 13 I.E.S. Rodríguez Moñino Departamento de Filosofía Historia de la filosofía 2º de Bachillerato Sin embargo, aunque no puedan ser objeto de demostración científica, la realidad y la existencia del Alma, del Mundo y de Dios se convierten en imprescindibles para que podamos hablar de moral. Esto lleva a Kant a considerar que las ideas trascendentales de la razón teórica han de entenderse como postulados de la razón práctica. Los postulados son ideas de las cuales no tenemos ni podemos llegar a tener ninguna certeza, pero de las cuales hemos de presuponer la existencia. En definitiva, los postulados de la razón práctica resultan indemostrables científicamente, pero necesarios moralmente. Veámoslo: Primer postulado: la libertad humana A pesar de que los fenómenos naturales estén determinados por las leyes de la naturaleza, y aunque el ser humano forme parte de ella, hay que presuponer la libertad humana. Ésta implica la capacidad de escaparse del determinismo que las leyes físicas imponen a la naturaleza y poder decidir la propia acción. Y, por mucho que esto sea indemostrable, es necesario presuponerlo si queremos hablar de comportamiento moral. Segundo postulado: la inmortalidad del alma Aunque no podamos hablar del Alma, aceptar su inmortalidad se hace imprescindible para que tenga sentido la exigencia de moralidad. Resulta evidente que el comportamiento correcto pocas veces se recompensa: hacer lo que debemos suele protegemos de las injusticias y pesadumbres propias de la existencia humana. únicamente si suponemos la inmortalidad de nuestra alma, la supervivencia después de la muerte física, podemos confiar en que nuestra virtud será recompensada justamente con una existencia feliz. Tercer postulado: la existencia de Dios Dios, como el Alma, es una realidad de la cual no podemos tener ninguna experiencia y, por lo tanto, ningún conocimiento. Sin embargo, su existencia acaba siendo necesaria como última garantía del sentido de la existencia humana. Sólo Dios, en quien la virtud y la felicidad se identifican, puede avalar que los que se han hecho dignos de felicidad la alcancen. Todo esto puede considerarse una respuesta a la tercera pregunta kantiana: ¿Qué puedo esperar si hago lo que debo? Según Kant, si actuamos de manera desinteresada y sin esperar nada a cambio, podemos aspirar a la felicidad. Ahora bien, esta aspiración muchas veces no se ve justamente recompensada. A menudo observamos que, en esta vida, la virtud no siempre va acompañada de felicidad, y que los que, por su comportamiento, serían merecedores de ella padecen graves injusticias. Solamente la inmortalidad del alma y la existencia de Dios pueden garantizar que virtud y felicidad se llegarán a identificar algún día. 5. ANEXO: CONCEPTO KANTIANO DE ILUSTRACIÓN Kant ve la necesidad de de llevar a cabo una crítica de la razón (someterla a juicio) que aclare definitivamente qué es. Desde un plano teórico obedece a la Tema 10. El Idealismo trascendental de Kant. Pg. 14 I.E.S. Rodríguez Moñino Departamento de Filosofía Historia de la filosofía 2º de Bachillerato coexistencia de varias interpretaciones de la razón (racionalismo y empirismo); y desde el plano práctico, por el modo cómo los hombres de su época viven la vida: un modo no ilustrado, en minoría de edad. Para Kant “La Ilustración es la salida del hombre de su autoculpable minoría de edad”. El hombre ha permanecido, como en la infancia, bajo la tutela de otros, sin atreverse a servirse de su razón. Ahora, la época de las luces le permitirá abandonar esa minoría de edad y comenzar a pensar por sí mismo. “Sapere aude!” (“¡Atrévete a pensar!”). Sólo en la medida en que tenga el valor de servirse de su propia capacidad de razonar, la humanidad logrará su autonomía e independencia Las causas de esta minoría de edad deben buscarse en la pereza, el encerramiento en la individualidad, en la cobardía y, en definitiva, las constricciones1, es decir, la falta de verdadera libertad. La tarea de la crítica de la razón tendrá como objetivo primordial la realización de la libertad, la superación de sus constricciones: la civil y la religiosa (ya sea por la religión, ya sea por las normas social e históricamente recibidas). Estas constricciones de la libertad implican, por tanto, un uso de la razón al margen de una legalidad impuesta por ella misma. La emancipación es el proceso de liberarse de toda guía, tutor e impedimento para el uso propio y crítico de la razón. Este proceso es difícil pues supone pasar de una situación de comodidad en la esclavitud a la iniciativa in dependiente y acarrea peligro. Peligro para los pupilos y peligro para los tutores. Los tutores verían menoscabado su poder una vez que sus pupilos no precisen de su consejo y de su autoridad y puedan pensar y actuar autónomamente. Peligro para los pupilos, pues el comenzar a pensar por sí mismos cuando se está acostumbrado a pensar con ideas y sugerencias de otros puede acarrear graves equivocaciones. Sin embargo, las ventajas del uso libre de la razón son mayores que todos los peligros que puedan comportar. “Atreverse a pensar por uno mismo” exige, pues, valentía pero es la única manera de comportarse según la naturaleza, que a todos nos ha hecho racionales y libres. Y el único modo de que existan verdaderos ciudadanos responsables y emancipados. Pero, además de estas dificultades internas, para conseguir la emancipación (mayoría de edad) hay que hacer frente a las externas que podrían sintetizarse en la exigencia de la libertad de expresión y crítica: “a todo el mundo le debe estar permitido el uso público de su razón, y eso es lo que puede traer ilustración a los hombres”. Kant dice: “Entiendo por uso público de la propia razón aquél que alguien hace de ella en cuanto docto ante el gran público del mundo de lectores. Llamo uso privado de la misma a la utilización que le es permitido hacer en un determinado puesto civil o función pública”. El uso público de la razón es un uso ilustrado, un uso crítico, que previene contra el dogmatismo, contra la actitud sumisa a la autoridad que garantice el futuro progreso de la humanidad. Este uso público está permitido sólo a los hombres doctos cuando escriben y se dirigen al gran público. Exclusivamente ellos disfrutan de una total libertad. Los demás harán un uso privado de la razón; también los doctos cuando no sea 1 Cualquier cosa o instancia que nos obligue a hacer algo o limite nuestras posibilidades de hacerlo Tema 10. El Idealismo trascendental de Kant. Pg. 15 I.E.S. Rodríguez Moñino Departamento de Filosofía Historia de la filosofía 2º de Bachillerato su intención influir en ningún lector. Este uso está sometido a la estructura del Estado que debe permanecer inalterada para salvaguardar el bien común regulando el uso privado de la razón. Mientras tanto, se irá produciendo un cambio de espíritu en quienes dirigen la sociedad; cambio que facilitara que se pase de una situación de tutela a otra de libertad. Kant distingue el plano de la acción, que provisionalmente permanece igual, y el plano de la razón, donde se prepara el gran cambio: sólo en un ambiente de libertad puede aprender el hombre a obrar libremente. Por ello, a pesar de los esfuerzos para eliminar los obstáculos que impiden la salida de la minoría de edad y lograr la una emancipación de la razón, Kant afirma que en Alemania no se vivía aún en la época Ilustrada, sino en un época de Ilustración. La época de Federico, monarca del despotismo ilustrado, que favorecía una Ilustración dirigida desde el poder: un monarca que ejerce la autoridad de un modo justo y razonable, que deja “a cada uno en libertad de servirse de su propia razón en todas las cuestiones de conciencia moral”, sabe que será obedecido. Podríamos concluir diciendo que Kant recogiendo las ideas ilustradas centra su pensamiento en una razón crítica, que no sólo analiza los límites del conocimiento (razón teórica), sino que también trata de elaborar los principios o leyes (imperativos) que rigen nuestro comportamiento moral (razón práctica). Tema 10. El Idealismo trascendental de Kant. Pg. 16