PROPUESTA DE SOLUCIÓN

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PROPUESTA DE SOLUCIÓN. COMENTARIO DE TEXTO 4. KANT,
“RESPUESTA A QUÈ ES ILUSTRACIÓN”. TEMA 1
Elabora una composición filosófica en la que aparezcan:
1- Exposición de la temática
2- Justificación de la temática en relación con la/s parte/s implicada/s del tema
1 (La Filosofía y el mundo del saber).
3- Relación de las ideas de Kant en este texto con las ideas de Bertrand
Russell en su texto.
4- Valoración razonada de la actualidad de las ideas del autor del texto.
1- Exposición de la temática.
El texto de Kant tiene por tema la Ilustración. En concreto, aborda tres
cuestiones: qué es, por qué no se está dando y las consecuencias de no estar ilustrados.
La idea principal es que la Ilustración es el abandono de una situación de la que
somos culpables: no atrevernos a pensar por nosotros mismos cuando podemos
(minoría de edad) y dejar que otros piensen por nosotros. Como consecuencia,
surgen tutores que conducen nuestro pensamiento y lo sustituyen. Relacionadas con
esta tesis hay otras importantes: Para ilustrarse sólo es necesario valor; Existen
tutores en distintos ámbitos de la vida (conocimiento, moral, salud) que por dinero,
piensan por nosotros.
El texto contiene dos párrafos en los que encontramos las ideas de la siguiente
forma:
En el primer párrafo, el autor identifica qué es la Ilustración, centrándose en la
minoría de edad y terminando con la clave para ilustrarse.
El autor comienza con la definición de la Ilustración como un proceso: la salida
de la minoría de edad (“La Ilustración es….minoría de edad”). Lo que dice a
continuación es una explicación detallada de qué es la minoría de edad y a qué se debe.
Con ello, el autor nos da los elementos necesarios para que entendamos qué se necesita
para ilustrarse.
Respecto a la minoría de edad, Kant nos dice lo siguiente:
- es un estado del que somos culpables (“Él mismo….culpable de ella”)
- es la incapacidad para pensar por uno mismo y la necesidad de que otro dirija
mi pensamiento (“La minoría de edad…..sin la dirección de otro”).
Seguidamente, explica la causa de que seamos culpables de esa minoría de edad
(algo afirmado en la segunda línea del texto, pero no justificado entonces): nuestra
propia cobardía y pereza para pensar de forma independiente, no nuestra falta de
entendimiento ( “Uno mismo es culpable…..sin la conducción de otro”).
Tras explicar qué es la minoría de edad y a qué es debido, el primer párrafo
concluye con la clave de la Ilustración: tener valor de pensar por nosotros mismos. Kant
lo expresa en forma de imperativo: atrévete a saber. (“¡Sapere aude!....divisa de la
Ilustración”)
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En el segundo párrafo, Kant reflexiona acerca de por qué permanecemos
durante tanto tiempo en esta situación de minoría de edad y cuál es la consecuencia de
ello en distintos aspectos de nuestra vida.
Kant considera que la mayoría de los hombres permanecen en esta situación no
por influencia de la naturaleza, sino porque le hemos cogido gusto a la minoría de edad,
resulta cómoda (la pereza y la cobardía ayudan a ello) (“La mayoría de los
hombres…cobardía”).
Como consecuencia de ello, surgen tutores que fácilmente conducen el propio
pensamiento (“Por eso….tutores”).
A continuación, a partir de la clara comodidad que proporciona no pensar y que
otros piensen por nosotros (“¡Es tan cómodo no pensar!”), Kant expone tres ejemplos
en los que los tutores sustituyen el propio esfuerzo de pensar (“Si tengo un …fastidiosa
tarea”). Son tres ejemplos que afectan a tres ámbitos de la vida: el conocimiento (el
libro que piensa por mí), la conciencia moral (el pastor que la reemplaza), la salud (el
médico que me prescribe la dieta), aunque Kant señala que se produce de forma
sucesiva, dando a entender que se da en más aspectos.
Kant termina exponiendo cómo se produce esta relación de menor de edad y
tutor: por dinero, estos tutores asumen la tarea de pensar por nosotros, una tarea vista
por los hombres como pesada, fatigosa (“Con sólo poder pagar….tarea”). Da con ello a
entender que no es una relación desinteresada por ninguna de las dos partes.
2- Justificación de la temática en relación con la/s parte/s implicada/s del tema 1
(La Filosofía y el mundo del saber).
El texto de Kant sobre la Ilustración, qué es, por qué no se está dando (por qué
estamos en minoría de edad), y cuál es la consecuencia no de no estar ilustrado (la
consecuencia de ser menor de edad) permite hacer una reflexión sobre qué es la
filosofía, qué funciones cumple, y qué consecuencias tendría el olvido de la filosofía.
La Ilustración como salida de una situación de pensar conducido o
condicionado por otros, por los tutores, puede entenderse como la tarea de filosofar. La
filosofía es amor a la sabiduría, la búsqueda de explicaciones racionales, reflexivas y
críticas a las preguntas sobre la realidad, sobre el mundo que nos rodea (el conocimiento
que tenemos del mundo), sobre nosotros mismos, nuestra conducta, nuestra moral, el
sentido de la existencia. No se trata de una tarea ajena y extraña a las capacidades
humanas. Es una tarea, podríamos decir siguiendo a Kant, para la cual la naturaleza
nos ha dotado, pues la naturaleza nos ha librado de que seamos conducidos por otros,
al darnos la capacidad de pensar por nosotros mismos, de utilizar nuestro
entendimiento. Filosofar resulta del ejercicio de utilizar nuestros recursos racionales:
observación, reflexión, análisis, critica, razonamiento, síntesis, conceptualización…Por
ello, estar en minoría de edad es estar en una situación de la que somos culpables, no
usar nuestra razón es no usar nuestra capacidad humana de pensar y organizar nuestra
vida.
Kant da a entender que salir de la minoría de edad, ilustrarse, es algo que debe
extenderse a todas aquellas dimensiones sobre las cuales dejamos de ejercer el
pensamiento propio: sobre el propio mundo del saber, sobre la moral, sobre la salud.
El filosofar es una actividad reflexiva globalizadora, unitaria y sistemática que busca
una explicación total y coherente de la realidad. Pero asimismo busca orientar la acción
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humana. Se trata de una actividad que quiere recaer sobre el ámbito teórico (lo que
pensamos) para influir en el ámbito práctico (lo que hacemos). Desde sus inicios la
filosofía surgió como respuesta alternativa a la explicación tradicional basada en los
mitos (más fundados en la fe y la creencia que en el pensamiento autónomo) que
proporcionaban no sólo explicación de los fenómenos, sino modelos de conducta. Desde
sus inicios la filosofía fue una reflexión sobre cómo es el mundo y sobre cómo debería
ser, una mirada crítica a la sociedad y sus creencias. Hoy en día sigue habiendo “mitos”
en el sentido de ideas de dudosa verdad, admitidas como verdaderas, que se dan por
sentadas, son compartidas socialmente de forma inconsciente, y afectan ampliamente
nuestras acciones y nuestra vida. Sobre estos “mitos” la filosofía ejerce su función
crítica y liberadora. En este sentido, la filosofía puede entenderse como escuela de
libertad, ya que la reflexión sobre problemas universales que afectan a todos los seres
humanos, la reflexión sobre nociones como libertad, dignidad, justicia, paz, solidaridad
y otros valores morales contribuyen a la creación de espíritus resistentes a la
propaganda y defensores de los derechos de las personas, como la libertad de
pensamiento, de conciencia, de expresión.
¿Por qué, entonces, si ilustrarse (filosofar) es algo natural y ser menor de
edad algo adquirido, que va en contra de nuestra naturaleza racional, no estamos
ilustrados? ¿Por qué no filosofamos? El obstáculo para ilustrarse, dice Kant, es la
propia pereza y cobardía. ¡Es tan cómodo no pensar! Si puedo pagar, alguien
pensará por mí. Ilustrarse, o filosofar, requiere un esfuerzo, una actitud de asombro
ante la realidad, de reconocimiento del error y de afán por saber. Y nadie puede
asombrarse por ti, nadie puede reconocer tu error por ti, nadie puede perseguir tu afán
por saber.
Nadie puede pensar por ti, a no ser que sea sustituyendo tu propio pensamiento y
uno mismo persista en la comodidad de pensar lo que me dicen que hay que pensar.
Ilustrarse, filosofar requiere ánimo y decisión (¡Sapere aude! ¡Ten el valor de servirte
de tu propio entendimiento!), pero resulta algo pesado, trabajoso, fastidioso porque hay
muchos impedimentos: los propios ( la pereza, la cobardía, la comodidad, el gusto que
le cogemos a que otros dirijan nuestro pensamiento cuando por dinero nos podemos
desentender de nuestra propia vida) y ajenos: la propia presencia de los tutores, que
surgen como consecuencia de que estemos en situación de minoría de edad, pero que,
una vez que surgen, contribuyen a que permanezcamos en esta situación cómoda.
En efecto, la consecuencia de quedarse cómodamente en la minoría de edad,
dice Kant, es la constitución de otros como tutores del pensamiento, pero es una
consecuencia que refuerza aún más la situación de minoría de edad. Se trata no sólo
de personas, sino de todo aquello a lo que el hombre se aferra para sustituir su propio
esfuerzo por pensar. Kant cita un libro, un pastor de la Iglesia, un médico, y dice “así
sucesivamente”, es decir, una situación ampliable a todos los aspectos imaginables de
nuestra vida. En todos aquellos aspectos en los que uno no piensa por sí mismo, no
ejerce el filosofar como escuela de libertad, de pensamiento libre, independiente, los
tutores del fanatismo, la intolerancia, el dogmatismo, la superstición y del pensamiento
único conducirán mi pensamiento.
Lo que resulta de no ilustrarse, de no filosofar es la ausencia de pensamiento
propio. Estar en minoría de edad es lo mismo que pensar sólo con el saber común
acrítico, conformista y lleno de prejuicios. En palabras de Costa, es hacer masa con el
pensamiento masa; en palabras de Popper, es pensar según el sentido común acrítico,
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con prejuicios filosóficos, y vivir las consecuencias dañinas que eso tiene para la vida
diaria, pues hacemos según pensamos.
3- Relación de las ideas de Kant en este texto con las ideas de Bertrand Russell en
su texto.
Aunque Kant y Russell utilizan un lenguaje distinto para expresarse, los dos
hacen referencia a puntos comunes:
- a una situación deseable que no se está dando: la Ilustración (Kant), el
pensamiento libre (Russell)
- a una situación común en la que se encuentra el ser humano que afecta a la
vida entera: la ausencia de pensamiento libre, una situación de la que podemos salir
por el propio esfuerzo, y en la que colaboran condiciones propias de cada individuo (el
miedo) y externos (los tutores en el caso de Kant, los enemigos del pensamiento en el
caso de Bertrand Russell).
Empecemos por la situación a la que los dos autores les parece deseable
alcanzar: la Ilustración en el caso de Kant, el pensamiento libre en el caso de
Russell. En ambos autores, se trata del ejercicio de algo propio de todos y cada uno de
nosotros, pero que raramente ejercemos: pensar por uno mismo, pensar de forma
independiente. Kant dice que ya hace tiempo que la naturaleza nos ha librado de ser
conducidos, nos ha dotado de entendimiento para pensar. Russell dice que el pensar
libre ha de ser posesión de muchos, no privilegio de unos pocos. En los dos casos se
alude a la posibilidad de alcanzar ese ejercicio de pensar de forma independiente.
La cuestión clave es responder a por qué no lo hacemos. Los dos coinciden en
marcar una condición interna del sujeto: el miedo. Kant dice que por pereza y cobardía
nos instalamos cómodamente en la minoría de edad, en dejar que otro conduzca mi
pensamiento. Lo expresa en una frase contundente:¡Es tan cómodo ser menor de edad!
Pensar es una tarea fastidiosa, un esfuerzo. Russell considera que es el miedo el que
detiene al pensamiento, pues el pensar libre a afecta a todos los ámbitos de la vida y
puede destruir todo lo que habíamos considerado verdadero y bueno hasta el momento.
Russell insiste todavía más que Kant en el miedo como obstáculo para pensar, el miedo
a ver la realidad tal como es, el miedo a la verdad.
Aunque Russell insiste más en el miedo que Kant, y Kant alude también a la
pereza, la comodidad y el gusto por no esforzarnos, los dos observan que los
obstáculos para ejercer el pensamiento libre afectan a numerosos ámbitos de la
vida. Incluso coinciden en algunos de ellos. Russell explica detalladamente en qué
ámbitos se instala el miedo a pensar y a qué esferas afecta el carácter destructivo y
revolucionario del pensamiento libre: en el ámbito de las creencias acerca de la realidad,
de la tradición y la sabiduría transmitida (el ámbito del saber), acerca de la sociedad
(instituciones, leyes, autoridad, privilegios), acerca de uno mismo y su “calidad moral”
(la conciencia moral). Kant alude también al ámbito del saber y de la conciencia moral:
si tengo un libro que piensa por mí y un pastor que reemplaza mi conciencia moral,
puedo ahorrarme la fastidiosa tarea de pensar por mí mismo. Añade a ello algo no
presente en Russell: la existencia de un médico que juzga cómo debo cuidarme.
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Siguiendo con la relación entre los dos autores, Kant y Russell coinciden en
destacar un elemento para salir de la minoría de edad e ilustrarse (Kant), para
ejercer el pensamiento libre (Russell): enfrentarnos al miedo a pensar, superarlo.
Kant habla de atreverse a pensar (lo dice en forma de imperativo), Russell dice que
tenemos que habérnoslas con el miedo, tenemos que enfrentarnos al miedo.
No obstante, y aunque superar el miedo es imprescindible, hay otro elemento
que actúa de freno para la ilustración, para el pensamiento libre: la existencia de
agentes externos al propio individuo que sustituyen el propio pensamiento. En el
caso de Kant, los presenta como consecuencia de la minoría de edad: como no
queremos pensar por nosotros mismos, a otros les es muy fácil sustituir nuestro
pensamiento, se convierten en tutores. Les pagamos y ellos asumen esta tarea. Asumen
esta tarea, nos libran de esta tarea fastidiosa, y la mayoría de los hombres permanecen
con gusto y comodidad en la minoría de edad durante largo tiempo. Es decir, como hay
menores de edad, surgen tutores que a la vez colaboran en la prolongación y comodidad
de la minoría de edad. Pero Kant da a entender que si nos atreviéramos a pensar, estos
tutores no tendrían influencia (están porque nosotros los necesitamos, los hacemos
necesarios). Russell nos habla de los enemigos del pensamiento, aquellos grupos
sociales que no quieren que se ejerza el pensamiento libre, porque no quieren que el
orden de las cosas cambie. No dice expresamente que sean consecuencia del miedo a
pensar de los hombres, y que si el hombre se atreviera a pensar los enemigos del
pensamiento perderían su influencia, pero podría entenderse que sí. Russell dice que los
enemigos del pensamiento quieren que el pensamiento libre sea eliminado, porque el
pensamiento es subversivo y revolucionario, es terrible, destructivo y quieren que se
piense sólo con los fantasmas del prejuicio, y por eso actúan en las Instituciones
(Iglesias, escuelas, universidades), para que los prejuicios sean la forma habitual de
pensar, para que los hombres no salgan de su estupidez, su falta de personalidad y su
actitud tiránica (exactamente como un menor de edad kantiano). Los enemigos del
pensamiento libre creen que éste causaría un desastre, y hay que evitarlo a toda costa.
Cabría preguntarse si los tutores de los que hablan Kant son también
enemigos del pensamiento, que actúan para que los menores de edad no
abandonen nunca su situación. En este fragmento no se dice expresamente. Pero sí
indica que los tutores actúan a cambio de dinero. Es decir, hacen de nuestra minoría de
edad su negocio. Por lo tanto, no debe entusiasmarles mucho que los seres humanos
abandonen esta situación: la ganancia de ilustración es su pérdida de negocio y tal vez,
la pérdida de influencia, como dice Russell.
Aparte de la función de estos tutores y enemigos del pensamiento como freno
para la ilustración o pensar libre, podemos analizar si se trata de las mismas personas o
entidades, en los dos textos. ¿Quiénes son estos tutores y estos enemigos del
pensamiento? Kant identifica un libro, que podría representar el mundo del saber
controlado por las escuelas y universidades de las que habla Russell y que son la
plataforma desde las cuales actúan los enemigos del pensamiento. Kant no cita en este
fragmento a los ricos ni al ejército, Russell sí. Hay un tutor y enemigo del pensamiento
en el cual los dos coinciden y que afecta al mismo ámbito: el pastor de la Iglesia, que
controla la moralidad.
Observamos, pues, una gran coincidencia tanto en los puntos tratados como
en sus tesis. Los dos manifiestan una clara defensa a pensar de forma autónoma,
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pues es nuestra condición como humanos que no se está ejerciendo (la mayoría de los
hombres permanecen en minoría de edad, dice Kant, los hombres temen al pensamiento
y sólo unos pocos lo ejercen, dice Russell). Los dos nos exhortan a que pensemos
(¡Ten el valor de servirte de tu propio entendimiento!, dice Kant; ¡Libérate del miedo al
pensamiento, fuera los fantasmas del prejuicio!, dice Russell). Finalmente, los dos
denuncian la existencia de impedimentos para pensar: los propios (el miedo) y los
ajenos, los tutores que se erigen gustosamente en conductores del propio pensamiento,
haciendo de nuestra minoría de edad su negocio (Kant), los enemigos del pensamiento
que actúan para que los hombres sean estúpidos, amorfos y tiránicos.
4- Valoración razonada de la actualidad de las ideas del autor del texto.
NOTA: La valoración razonada es un trabajo personal. En todo caso,
deberían ser valorados los siguientes elementos, para que la valoración sea
completa:
- Valorar si la falta de ilustración (la minoría de edad) es algo presente en
nuestros días o no en la mayoría de los seres humanos. En la valoración aportar
argumentos, ejemplos.
- Valorar si la falta de ilustración se debe a una condición propia (el
miedo, la pereza y la cobardía), y si la superación de esta condición propia es
necesaria y suficiente para salir de la situación de minoría de edad. En la
valoración, aportar argumentos, ejemplos.
- Valorar si la presencia de tutores es consecuencia del miedo a pensar
por uno mismo, y a la vez contribuye a que se mantenga esta situación de
minoría de edad. En la valoración, aportar argumentos, ejemplos.
- Valorar si los tutores siguen siendo los que aparecen en este texto, si
son distintos, o son nuevos. En la valoración, aportar argumentos.
- Valorar si los tutores siguen actuando de la misma forma: presentando
su función como un servicio a cambio de dinero. En la valoración, aportar
argumentos, ejemplos.
- Valorar si es natural el ilustrarse, aunque no se esté dando. Aportar
argumentos, ejemplos.
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